❁ཻུ۪۪🔖ꦿ 𝗣𝗔𝗥𝗧𝗘 𝗩𝗘𝗜𝗡𝗧𝗘.
❝ꓸ᭄ꦿ⃔𝐅𝐑𝐄𝐄𝐃𝐎𝐌 𝐎𝐍 𝐓𝐇𝐄 𝐑𝐀𝐌𝐏𝐀𝐑𝐓𝐒 ━━━━ 𝐞𝐫𝐞𝐧 𝐣𝐚𝐞𝐠𝐞𝐫.
ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ᴠᴇɪɴᴛᴇ: ʟᴀs ᴅᴜᴅᴀs ᴄᴏᴍɪᴇɴᴅᴏᴛᴇ ʟᴀ ᴄᴀʙᴇᴢᴀ.
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————— Artemisia. ——
No podía dejar de mirar la pelea cuerpo a cuerpo que llevaban Eren y el Titán acorazado, ni siquiera podía pasar por alto el uso de las lanzas relámpago que le daban en los ojos y nuca con tal de matarlo.
Es una tortura ver como la persona que me ha traicionado paga de esta manera.
Tal vez es por esto que Erwin no me mandó a pelear contra Reiner, el sabia con exactitud que dudaría al combatir incluso con Eren ahí presente.
Eren... También me siento angustiada por él, por cómo se ha de sentir ahora mismo.
No puedo dejar de darle vueltas al asunto...
Menos si mis amigos sufren por ello.
Un grito grueso y extenso me sacó de mis pensamientos, Orlando, Erwin y yo volteamos a ver que sucedía. Era el acorazado ya explotado, pero que ahora no paraba de alzar la voz.
¿Qué intenta hacer?
Y sin qué pudiera reaccionar, escuché claramente como él Titán bestia volvía a lanzar algo, pero con más precisión y larguez.
— ¿Qué es eso? —Orlando siguió con la mirada el extraño barril que volaba sobre nosotros.
— Eso... ¿En eso no vendrá Bertholdt? —me llevé una mano a la boca por la suposición que dije en voz alta.
No hubo explosión alguna, solo Bertholdt salió del barril gritando el nombre de Reiner.
— No entiendo... —Orlando estaba boquiabierto.
No lográbamos ver nada, era todo un misterio a estas alturas.
¿Qué está pasando allá?
¿Qué haremos Orlando y yo?
Fue cuestión de minutos para que una gran y resplandeciente luz opacara nuestra visión, provocando que nuestras capas desplegarán e hicieran retroceder nuestras capuchas, así dejándonos al descubierto las cabezas.
¿Bertholdt...?
Ahí fue cuando la gran explosión dio en su punto fuerte, dejando como rastro una cantidad de aire imaginable a los alrededores, junto a la enorme forma de un hongo amarillo.
Los tres nos pusimos de cuclillas, y tapamos nuestros rostros por las ráfagas de viento extremas.
— ¡Sostenganse bien! —Erwin nos miró de lado.
— ¡Sí!
Cuando culminó la explosión, me fijé con horror a los alrededores.
Todo estaba destruido, quemado, y destrozado. Era un escenario espantoso y que desearía no estar viendo.
¿Cómo estarán? Estoy perdiendo la cabeza desde aquí arriba.
— ¡Ah! —solté unas cuantas lágrimas al ver al famoso Titán colosal que había arrasado con la puerta de la muralla hace unos años.
El causante de la muerte de cientas de personas, el causante de la muerte de mi madre... El causante de que ahora yo tenga este poder a mis manos.
Orlando me abrazó por los hombros entristecido, notó como lloraba al ver el desastre que estaba provocando sin pudor. Tomaba lentamente entre sus manos las casas antiguas y destrozadas para hacerlas polvo.
— Mi hogar... —sollocé y apreté la mandíbula. Después miré directamente a los ojos al comandante y me le acerqué a paso determinado—. ¡Tengo que hacer algo! ¡No puedo estar aquí viendo como destrozan el lugar donde nací!
— Te entiendo, Artemisia. —asintió—. Pero tu Titán se derretiria con la piel del colosal, ambos pueden derretirse, pero él te dobla bastante el tamaño. No puedes hacer nada por ahora, espera a mi indicación, por favor.
Apreté los puños y solté un corto grito de rabia mientras seguía derramando lágrimas.
Aunque no quisiera aceptarlo, tenía razón.
Soy inservible ahora.
Me senté sobre el suelo rocoso y tapé mis oídos rápidamente, a la vez en que cerraba los ojos. Luego sentí la presencia de Orlando ponerse a mi lado abrazándome.
— Vamos a terminar esto victoriosos, Artemis. —escuché a la lejanía su voz—. Haremos lo que tanto nos confió mamá.
Lo miré con los ojos llorosos y destapando lentamente mis orejas.
— Ori...
Cuando hablé unas piedras de tamaño considerables impactaron en la cima con nosotros, no de un tamaño que podría causarnos rasguños, pero igualmente era preocupante.
Alcé la vista molesta por la razón de aquellas piedras: el Titán mono había lanzado una enorme roca que terminó con la vida de muchos soldados.
— ¡Atacan desde el frente! ¡Escondanse a la sombra de algo!
Todos reaccionaron asustados, incluso Orlando y yo.
— ¿Puedo atac-... —intenté formular una palabra, sin embargo, nuevamente el Titán había aventado otra roca.
— Espera, Artemisia. Acompañenme. —nos dio un vistazo de reojo antes de lanzarse con su equipo 3D a donde los que quedaban de la Legión.
— Es una masacre... —Ori acomodó su equipo.
— Y ni siquiera sabemos cómo están los demás... —hice lo mismo—. Dudo que hayan muerto, son fuertes e inteligentes.
— Cierto. —suspiró—. Deberíamos estar más preocupados por Olympia, ella debe guiarnos después a Caria.
— Momento. —lo paré, logrando que no bajara aún—. No está en nuestros planes ir a Caria. No por el momento al menos.
Él se quedó en silencio por unos segundos, pero asintió.
— Vamos, tenemos que patearle el trasero a ese idiota. —tomó mi mano y nos guió de un salto—. Le demostraremos que no deben acercarse a estas murallas.
Asentí con determinación. Y cuando aterrizamos en el suelo sangriento, caminamos cerca del capitán Levi y el comandante Erwin.
— Están bien. —suspiró aliviado el Ackerman, y nosotros asentimos.
— Si continúa lanzando, dejará esta zona desierta. —Erwin prosiguió a hablar—. Nos dejará sin escondites.
— ¿No podemos huir al otro lado de la muralla?
— No. El Titán colosal se acerca hacia aquí mientras lo prende todo en llamas. Y aunque crucemos la muralla, los caballos no pueden seguirnos. Aunque aguantemos ahora, no venceremos.
— ¿Dónde está Hanji? ¿Eren está a salvo? —Levi me miró de reojo por la última pregunta.
— No lo sabemos... Pero muchos seguramente sufrieron por la explosión de antes. —hablé con la voz temblorosa.
— Sufrimos innumerables bajas. —el comandante siguió mis palabras—. El Titán bestia controló a los pequeños para reunirnos en un lugar. Los escuadrones de Dirk, Marlene, y Klaus se enfrentaban a los titanes menores y fallecieron en el primer lanzamiento. En otras palabras, en la parte interior de la muralla quedamos los reclutas, los mellizos, Levi y yo.
Una roca había sido lanzada nuevamente, enseguida los gritos de agonía se hicieron notar, junto al incontable humo rojo con grandes cantidades de sangre volando por ahí.
Esta vez me tocaba finalmente hacer aparición.
— Erwin, ¿tienes algún plan? —Levi y el comandante se inmutaron con el peligro que nos rodeaba.
Entre la conversación del posible plan inexistente, un estruendo en la cima de la muralla hizo que giraramos los ojos al cielo.
Mis ojos estaban fuera de órbita con lo que miraba.
— ¡¡¡Eren!!! —grité con terror cuando vi el Titán de Eren recostado en la muralla.
— ¿Ese es Eren? —Orlando estaba sorprendido igual que Levi—. ¿Lo envió volando hasta lo alto de la muralla?
— Tengo que... —iba alejándome de ellos, pero el capitán me tomó del brazo.
— Si Eren está peleando, eso quiere decir que los demás también, o al menos algunos. —removió su mano de mi brazo—. Haz caso a Erwin, ahora no puedes preocuparte por algo más que sobrevivir.
— Pero...
— Artemis. —Orlando me llamó—. Si terminamos esto rápido, podremos ir con Eren y nuestros amigos.
Entre abrí mis labios, desorientada.
Así estaba desde hace un buen rato. No sabía exactamente qué hacer, sólo sabía que Eren y mis amigos debían estar bien.
Pronto subiré por ti, Eren. Espera un poco más.
— ¡Huyeron unos caballos! —alguien gritoneó, y fue una voz que pude reconocer con facilidad—. ¡Tú estabas a cargo!
— ¡Cállate! ¡Ya no sirven de nada!
— ¡¿Cómo dices?!
— Los más fuertes de la Legión murieron en un instante. ¡Tú también lo sabes! Aunque protejamos a los caballos, ¡no quedará nadie que vuelva a casa en ellos! Entendía la lógica...
Floch estaba hablando con Marlowe, solo que era entre lágrimas y más gritos.
Los miré apenada, pero no quise acercarme.
— ¿Qué harías tú, Levi? Si es que nos dispersaramos en los caballos. —dijo Erwin.
— Enfrentarme al Titán bestia. Si lo atrai...
— Imposible. No podrías ni acercarte.
— Lo acompañaré. —me acerqué—. Mis armaduras pueden derretir las rocas y piedras de cualquier tamaño, esta no será la excepción.
— Son de gran tamaño, y tus armaduras no cubren toda la piel, serían cuestión de segundos para que tu cuerpo titan dejara de soportar el peso, además de que lanzaría a los Titanes en tu contra. —me contradijo.
Solo me pone ataduras...
¿Por qué no me quieres arriesgar, Erwin?
Después de unas palabras por parte de Levi, el comandante pensó mejor en una posibilidad para salir victoriosos en lo que consta del Titán bestia.
— Sacrificando mi vida y la de los reclutas.
Esa era la manera en que él pensaba que podría acercarme con Levi y Orlando en mis hombros.
Pero... Marlowe...
Lo miré desde mi posición.
Nadie merece morir así...
— Dejalos hablar solos. —susurró Orlando contra mi oído y guiándome más lejos de ellos.
— Pero... ¿Sabes las cosas que podríamos haber evitado si Erwin me hubiera permitido transformarme? —me senté en una roca.
— Siempre tuviste la opción, pero no la aprovechaste. ¿Sabes por qué? —eso me ofendia—. Porque sabias que Erwin tenía la razón, y porque él te daría una mejor responsabilidad que las que te querías poner encima.
Enredé mis dedos fríos entre mis cabellos azabaches cortos y di una masajeada a mi cuero cabelludo para quitarme algo de estrés.
— Te rompes demasiado la cabeza, Artemis. —me abrazó con fuerza—. Tienes que aprender a controlar tus impulsos y emociones, porque siempre debes estar preparada para cualquier cosa desagradable. Ya conoces este mundo miserable de mierda que nos ha mostrado mamá y que hemos estado descubriendo poco a poco, ya deberíamos saber sobrellevarlo de mejor forma.
Todos tienen razón.
Siempre me quiebro por mis emociones inestables. Tengo que ser más fuerte mentalmente para poder acabar con mis enemigos con la cabeza bien fría.
— Entiendo... —rocas cayeron a nuestros costados.
— No moriremos, ya te lo he dicho muchas veces, así que grabatelo bien. —me dio un ligero golpe en la cabeza.
— Lo sé. Somos demasiado fuertes. —me levanté y acomodé mi capa de la Legión—. Lucharé por los soldados caídos, porque sus muertes no serán en vano.
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