𝗏𝗂𝗂.
LOS PILOTOS DE LA FÓRMULA UNO estaban acostumbrados a experimentar emociones fuertes pero para el neerlandés nada era comparado como ver al amor de tu vida tenía enfrente a su antiguo amor que esperaba marcharse junto a ella.
La música empezó a inundar sus oídos mientras mantenía su vista fija en su compañero Jaden que se encontraba bailando con una castaña quien supuso que era Kelly Piquet. ─ Las luces neón empezaron a inundar el lugar mientras las caderas de aquella mujer se movían al compás de música de The Weeknd, no podía apartar la vista de ella y cuando finalmente mantuvieron contacto visual la brasileña volteo su rostro hacia el estadounidense y lo beso apasionadamente.
Un extraño escalofrío recorrió su columna vertebral mientras quitaba su atención de aquella pareja al sentir una necesidad de estar en la misma posición, en un intento de ahogar aquella necesidad se dirigió a la barra de bebidas sin saber que la castaña había permanecido en el lugar.
Tenía toda la intención de hundirse en alcohol para disfrutar de su miseria, para olvidar el hecho de que creía que su novia aun amaba a su antiguo amor Y todo está situación había sido su culpa, había exagerado con su reacción hacia ella cuando lo único que a Laya le preocupaba era el, solamente el.
Después de cinco años de relación nunca habían discutido y solamente en un par de horas había perdido la compostura por el monegasco, su seguridad en si mismo se disminuye cuando se trata de el.
No había competencia las posiciones estaban claras pero después de el día de hoy había arruinado la carrera, nuevamente tenía la incertidumbre si seguiría en primer lugar o había bajado. ─ el neerlandés se negaba a perder, no iba a permitir que la castaña buscara suerte con su compañero mientras el se sentia lamentable por la actitud que había tenido con ella.
Perdió la noción del tiempo cuando la botella de whisky que pidió bajo hasta la mitad, a este punto sus pensamientos dejaron de ser claros y solamente se dejaba llevar por el instinto.
La oscuridad reinaba en aquel rincón y solamente llegaban algunos destellos de luces pero en medio del bullicio de la celebración pudo ver a una figura femenina acercándose a el, distinguió sus característicos ojos azules de la brasileña y le sonrió.
─Espero que no te moleste tener compañia lo que resta de la madrugada. ─ menciono la castaña mientras lo observo fijamente. ─ Tu debes ser el famoso Max Verstappen.
El neerlandés sonrió mientras estudio fijamente su rostro se dio cuenta que realmente era hermosa, su aliento golpeo su nariz y pudo identificar que también era víctima del sobre exceso del alcohol.
─Y tu la inigualable Kelly Piquet, novia de mi compañero de equipo. ─ respondió mientras la brasileña hizo una pequeña mueca pero asintió.
─¿Como esta la linda Laya?
─Perfectamente. ─ enfatizó haciendo que la brasileña sonriera.
─Muy bien creo que lo entiendo.─ admitió. ─ Tuvieron una discusión y por eso ahora te encuentras solo.
─Bingo.
─¿Algo te atormenta no es así?
─Demasiadas cosas. ─ admitió.
─Eres uno de los mejores pilotos de la Fórmula uno, no deberias dudar de ti mismo. ─ declaró mientras ponía su mano derecha arriba de la del piloto.
─Estoy seguro de lo que valgo. ─ corrigió. ─ pero Laya me hace perder el control.
─¿Como te puedo ayudar a sentirte mejor? ─ cuestionó mientras tomó el vaso de whisky de sus manos. ─ quiero ayudarte.
La brasileña se levantó de su asiento y se sentó en las piernas del piloto neerlandés, sabía que su pareja estaba muy ocupado para ser testigo de aquella escena.
─No creo que sea posible. ─ susurro mientras la hacia a un lado para ponerse de pie. ─somos prohibidos.
─Lo prohibido es más atractivo.─ admitió mientras intento tomar sus manos entre las de ellas pero fallo en el intento.
─Amo a Laya y tu a Jaden. ─ respondió con la poca cordura que le quedaba.
─Un pecado de una noche, no tiene porque ser más.
Aquellas palabras fueron suficientes para tentar al piloto de red bull que mantenía su vista fija en la brasileña, solto un gruñido que revelaba el gran esfuerzo que estaba haciendo para mantener la cordura.
Un abismo de deseo sexual estaba por arrastrar a ambos hasta que una risa llamo su atención, ambos voltearon y pudieron ver a ambos hermanos que se encontraban sorprendidos por aquella escena.
Todo se había jodido.
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