𝑪𝒂𝒑𝒊́𝒕𝒖𝒍𝒐 𝒐𝒄𝒉𝒐
Seokjin y SanA aparecieron esa mañana en la puerta de su casa con el desayuno de Starbucks, y él no pudo objetar absolutamente nada por que se le hacía agua la boca por lo que sea que hubieran traído. A pesar de que se encontraba en pijama los invitó a pasar; tenía hambre, mucha hambre y pocas ganas de preparar algo para llenar sus estómagos.
—Lamentamos haber aparecido de la nada—se disculpó el chico—, primero íbamos a decirles si querían ir a desayunar con nosotros a Starbucks pero sinceramente no tenía ganas de caminar hasta allá con cierta personita en mi espalda. Así que mejor pedimos el delibery.
—No hay ningún problema—le sonrió—, y de hecho me hicieron un favor por que no tenía ganas de preparar el desayuno y tal parece que tu hermano menos.
Ambos rieron. Atravesaron el living hablando de cosas más triviales y no tan importantes, pues al no conocerse demasiado era de lo único que podía mantener una conversación.
Dejando a la pobre SanA en el olvido.
La menor tiró de su ropa para que le prestara atención.
—¿Y Tae oppa dónde está?
El peli-negro indicó hacia arriba con el dedo indice.
—Está en mí habitación, ¿quieres ir a despertarlo?—la menor asintió sonriente y salió corriendo escaleras arriba.
Como su habitación era la primera, y tenía la puerta abierta, no se preocupó en explicarle.
—¿Taehyung y tú duermen juntos?
—la curiosa voz del otro chico lo hizo voltear.
Asintió con la cabeza, sintiendo más calor del normal en su rostro. Podría haber mentido y decir que Taehyung dormía en otro colchón al lado de su cama, pero nada de eso pasó por su mente.
—Hmm, s-si.
También se la pasaban todo el día echados como dos morsas haciendo absolutamente nada, dándose de comer en la boca o comiendo del mismo plato, abrazándose todo el tiempo y disfrutando del calor que les proporcionaba el otro. Y no se metían a duchar juntos por que eso si sería vergonzoso.
—Es extraño, Taehyung nunca fue amante de dormir acompañado—se rió—, recuerdo que cuando éramos pequeños solíamos tener que dormir los tres juntos con YoonGi, pero Tae terminaba en su bolsa de dormir en el suelo porque decía que necesitaba más espacio. Lo he escuchado decir que eres suave como un conejo, supongo que es eso…
—Oh, y-yo, realmente no sé que decirte, para mí ya es un tanto normal… He dormido con mí madre hasta cerca de los quince por mis problemas durante el sueño, pero me daba tanta pena que finalmente mí madre aceptó que cada quién tuviera su habitación. Y TaeTae es como un osito, te da calor—rió avergonzado de su última frase—. Vamos a sentarnos—murmuró haciendo lo que decía, para cambiar de tema—, hasta que tus hermanos bajen.
El mayor dejó las cuatro bolsas que dentro contenían los desayunos, y copiando las acciones del menor, ttomó asiento en una silla.
—Es extraño que se tard—y cerró la boca cuando oyó el sonido que hacen los peldaños de la escalera al ser pisados. Jeongguk sonrió levemente.
—Buenos días Jin hyung—la adormillada voz de cierta personita, que también había optado por dejarse la ropa de dormir, se dejó oír y segundos luego la pequeña apareció también. SanA se sentó junto al peli-negro y Taehyung al lado de su otro hermano—. ¿Qué trajeron?. Muero del hambre.
—Desayuno dinámico, mi querido hermanito.
Iba a ser demasiado gracioso.
El juego impuesto no era tan difícil, únicamente consistía en adivinar a quién correspondía cada bolsa con solo ver su contenido. Eso les había explicado SanA. Aunque lo cierto es, ni siquiera ella recordaba el orden en el que había hecho los pedidos.
La niña le dió el primer desayuno a Seokjin, y cuando éste lo abrió un poco para solo poder ver él puso los ojos en blanco. Más aún así sonrió.
—SanA, ¿sigues pidiendo submarino en Starbucks? ¡Ya estás grande!—Jeongguk rió al ver a la menor encogerse de hombros mientras le quitaba de un manotazo su desayuno al rubio—. Tu abrirás éste, y espero que sea el mío.
Los otros dos presentes reían por lo bajo, pues ver como peleaban sin sentido era muy gracioso.
—Es tuyo Jin oppa—suspiró, ¿de verdad tanta suerte tenía que había escogido el suyo?—, ¿cierto?. Malteada y una porción de tarta de ricota.
Jeongguk no tardó en reaccionar al oír qué era.
—¡Ese es tuyo, Tae!—tres pares de ojos lo miraron, había levantado un poquito la voz sin querer—. Di-digo, po-porqué a ti te gusta la tarta de ricota..
Jeongguk había perdido ya su turno de adivinar, pues en sí debía hacerlo la niña, entonces la ronda continuaba y volvía a tocarle al mayor de todos.
—A mí no me gusta esa tarta, así que definitivamente es de él—afirmó el mayor en la sala. La niña seleccionó otro desayuno y se lo entregó al rubio—. SanA, ¿segura que no me diste el mío?—preguntó ceñudo despues de ver qué tenía dentro la bolsa. Taehyung se acercó un poco más, dejando de lado su desayuno por un momento, y sonrió.
—Es batido de fresa con galletas de avena, grita Jeongguk por todos lados. Le encanta la fresa.
—Si, es cierto—se estiró un poco y atrajo el desayuno hacia sí mismo. Sus ojitos brillaban deseosos mirando la comida, y no dudó en destapar el sorbete, pues tenía un seguro para no volcarse, y tomar un par de tragos. Parecía que se le había congelado hasta el cerebro, pero estaba delicioso.
Seokjin entonces abrió el último paquete, encontrándose con licuado de banana y leche con un alfajor de frutas artesanal. Sus favoritos.
—Tus labios son de color fresa, Tae—la menor de la nada, dejando por un momento su submarino, señaló dicha parte del cuerpo de su hermano y con inocencia volteó a ver a quien estaba a su lado—, ¿entonces también te gustan, Gguk oppa?
—¡Hey, Kim SanA!
—Niña maleducada, ¿¡cómo se te ocurre!?.
El peli negro miró a la chiquilla, ignorando las voces de Seokjin y Taehyung. Le sonrió, y se inclinó hacia ella para hablarle en un susurro.
—Me gusta un poco tu hermano, bonita. Pero a él...
—¿Pero a él qué, oppa?—insistió en saber, y se arrepintió de haber preguntado cuando notó sus ojos tristes, a pesar de que seguía manteniendo una sonrisa, por que la respuesta ya estaba dicha sin decirse.
Y dolía de las dos maneras.
—A él nunca le gustaría yo.
Los dos chicos se marcharon arrastrando consigo a Taehyung, irían al parque a distraer la mente y a "bajar el desayuno", como dijo SanA, y aunque habían insistido en que les acompañara prefirió no ir.
Él le había llamado y su primo vendría a buscar un abrigo que se había dejado olvidado alguna vez que estuvo en la casa. Entonces, el peli-negro no podía perder oportunidad, muy en el fondo sabía que lo más probable era que aparecieran los tres juntos pero de ser así, le daba lo mismo.
A las once y treinta, como bien le había dicho más temprano, golpearon la puerta. Jeongguk estaba ansioso por ese momento, por lo que sonrió y con las muletas bajo los brazos fue a abrir.
Un chico bajito, o al menos unos centímetros menos que él, peli castaño y de rasgos definidos, parecidos a los suyos por obvias razones, que vestía un overol de mezclilla, estaba parado ahí.
Y venía solo.
—¡Hey, primito!—sonrió, en verdad alegre de verlo—, tanto tiempo.
—Es cierto, ha pasado bastante ya. ¿Gustas pasar?
—No, pero gracias. Mamá quiere que vaya al súper para preparar el almuerzo. ¿Me das mi abrigo, hyung?.
Y aunque la respuesta fuese negativa, no lo iba a dejar ir fácilmente.
—Oh, espera, tu y yo tenemos que hablar antes un poco—su primo le sonrió, pareciendo inocente y angelical.
Dos cosas que no era del todo, por supuesto.
»—Cuéntame de ti, Youngjae, ¡no hablamos casi nunca y yo no sé nada!
Y eso no era mentira. Eran primos, si, pero jamás se juntaban ni tenían demasiada relación.
El chico se apoyó en el umbral de la puerta, su mirada parecía perdida hasta que por fin se dignó a hablar.
—Mamá tiene nuevo novio y me cae muy mal, él es... raro y un tanto a-asqueroso. Papá ha estado algo enfermo estos días pero no es nada grave, y como mis notas en la escuela fueron altas me dieron una beca—una sonrisita asomó por sus labios—. Ta-También conocí a alguien, desde hace un tiempo ya por qué Jisung es su amigo, pero ahora comenzamos a… andar.
Y ahí era donde él quería llegar.
—Te felicito por lo de la beca, eres inteligente—se sonrieron—, y, ah, ¿quién es la afortunada?.
—Es un chico, hyung—rió—; se llama Hoseok.
—¿Jung Hoseok?—el menor asintió con la cabeza, siendo consciente del semblante repentinamente serio de su primo—, ah, lo conozco, soy amigo de Taehyung —el menor se puso nervioso repentinamente, pero xontinuó hablandp—, a mi parecer es un idiota, pero, si tú lo quieres…
—Él es bueno—murmuró entre dientes, cabisbajo—, pero tiene actitudes… raras.
—¿Es celoso?
—No, claro que no, pero… se molesta por cualquier cosa insignificante, y trata de controlar su enfado, pero yo puedo notarlo de todos modos—hizo una mueca.
Era igual con Taehyung cuando estaban en el parque.
—Escucha, primo, yo lo conozco. Quizá—tragó saliva—, qui-quizáno tanto, pero… Jisung no es tu amigo, y Hoseok no te está tomando en serio. Puedes creer que estoy diciendo tonterías pero ya lo entenderás luego—sin esperar alguna respuesta se volteó hacia su izquierda y tomó del perchero la campera del menor—. Aquí tienes. Cuídate mucho, Jae.
—Gra-gracias… tú igual—un poco avergonzado, hizo una reverencia y se marchó. Casi que corriendo, con el pulso acelerado por qué muy dentro suyo, el creía en las palabras de Jeongguk.
El peli-negro suspiró, apoyándose en la puerta tras cerrarla. Su primo no tenía maldad alguna, esperaba que se diera cuenta en donde lo estaban metiendo quellos otros dos chicos.
©ʏᴏᴏɴɴɪᴇxᴊɪᴍɪɴɪᴇ5
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