𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝒏𝒖𝒆𝒗𝒆

—¡No me jodas!—gritó con asombro después de abrir la puerta y dejarle pasar—, ¿¡no que solo se iban a la plaza!?

Taehyung bajó la cabeza, rascándose el brazo con una mano, avergonzado.

»—¿Qué le hiciste a tu color castaño? Ah, dios. Azul, ¡azul! ¿justamente tenía que ser ese color de todo el arcoíris?, ¿¡por qué el universo está en mi contra, eh!?—exclamó mirando hacia arriba, y luego situó su mirada en el mayor para seguir gritando como toda fangirl lo hace por su ídolo—; ¡El azul te queda muy bien!. No, espera. No es "bien", ¡te queda fabuloso!.

—Jeonggukie, calma—pidió con una risa, Jeongguk parecía estar a punto de tener un colapso.

—Tampoco es fabuloso—continuó hablando, ignorando a Kim por completo. Su tono de voz volvió a ser normal, y cuando reaccionó, el mayor lo tenía envuelto con los brazos por la cintura. Inevitablemente sus propias manos estaban en el pecho del chico—, simplemente te ves hermoso, TaeTae.

—Yah, tonto—carcajeó avergonzado, echando la cabeza hacia atrás por un momento—, ¿pero de verdad crees que me queda bien?

Jeongguk ignoró su absurda pregunta.

Sus miradas conectaron por cortos segundos; los ojos del menor sin querer cayeron en los labios del ahora peli-azul, y viceversa. Taehyung se mojó los labios con saliva cuando el menor mordió su belfo intñferior por inercia.

—Bésame—Kim le miró con duda—, por favor, Tae. Bésame ahora—casi rogó.

Bésame antes de que me arrepienta, pensó. No sabía bien porqué, pero lo necesitaba.

Una de las grandes manos del mayor subió a su mejilla, sus dedos acariciando sutilmente la zona. Los dos sentían a sus corazones latir desesperados en el pecho, quizá nervios, temor, cariño.

—Jeonggukie, confundes a mi pobre corazón roto—susurró apoyando su frente con la del menor, cerrando los ojos. Sus narices se tocaban sutilmente—. No creo que sea lo correcto, porque no entiendo lo que siento. Te quiero, de eso estoy seguro, pero n-no sé...

—No, Tae, es mí culpa—murmuró—. No debí decirte algo como aquello. Solo es que tú te ves muy adorable hoy, pero no quiero incomodarte con mis tontos... Ya sabes.

—¿Gay panics?—preguntó alejándose considerablemente de el menor, para verle el rostro rojo por un inminente sonrojo.

—N-no, no es eso—en verdad no lo era. El peli-negro no quería comportarse como un fanboy chillón, pero ver a Taehyung con cabello azul alteraba todos sus sentidos.

—¿Tú estás...—se acercó de nuevo, pero en vez de juntar sus coronillas cómo hace un momento, los labios finos del peli-castaño casi que tocaban los del menor—, muy, muy seguro de eso?

Un movimiento en falso y se terminarían besando, por lo que Jeongguk estaba tieso como pan de hace una semana en su lugar. Ansiaba huir, quería su espacio personal, pero a la misma ve no necesitaba nada de eso. Las manos le temblaron al igual que las piernas, se sentía como una gelatina. Joder, qué ganas de besarlo que tenía Jeongguk en ese momento.

La puerta principal se abrió tomándolos por sorpresa, inevitablemente se separaron de inmediato, asustados por la repentina aparición de otras dos personas en la casa.  Taehyung no soltó el agarre en la cintura del peli-negro a pesar de todo.

Jeongguk pensó para sus adentros que ambas mujeres eran unas inoportunas, y Taehyung por su parte, solo podía pensar que la cintura de su amigo era pequeña.

—¡Hey, hola niños!—la señora Jeon frunció el ceño al ver a Kim con el rostro rojo de lo que deducía como vergüenza—. Bonito color de cabello cielo—halagó a Taehyung, mientras se quitaba los tenis—. Ah, Jeongguk hijo mío, tienes tarea que hacer con la señora EunHa.

La mujer nombrada ingresó a la casa cerrando la puerta tras de sí, y se quitó los zapatos, para después mirar a ambos menores y acercarse a ellos con una sonrisa.

—Hola Taehyung, qué gusto verte.

—Lo mismo digo, Ahgassi—hizo una reverencia para mostrarle respeto a la mauor

—Y-yo... iré a casa, Gguk—habló separándose de su cuerpo antes de que la maestra dijera nada, mirándolo a los ojos—. A-así puedes estudiar.

—Son vacaciones de invierno, Tae—se cruzó de brazos—, y solo debo cuatro trabajos.

Si, cuatro trabajos que podían costarle la reprobación de tres asignaturas y el no disfrutar las vacaciones de verano completamente.

—Es cierto, pero con él en la misma habitación te distraes demasiado—acotó EunHa, el peli-azul asintió a sus palabras con cierta vergüenza.

—De acuerdo.

Pero por la expresión en su rostro, no lo estaba tanto.



Media hora más tarde, se encontraba aún comportándose como niño pequeño mientras su madre buscaba ropa sucia para meterla en la lavadora.

La euforia aparentemente se había apoderado completamente de su ser, tanto que parecía haber bebido un pack de seis red bulls con alguna droga incluida.

—¡Mala madre!—le lanzó un almohadón—, ¡mala noona!-otro más para la señora EunHa-, ¡tonto Taehyung!—y dicho eso enterró la cabeza en su almohada súper blandita, lloriqueando.

—¿¡Ustedes se estaban por besar!?—EunHa negó sonriendo divertida ante tal pregunta que no tenía absolutamente nada que ver con la situación actual, y el menor no contestó; ni siquiera le estaba prestando atención.

—¡Mamá, no digas tonterías!—la mujer dio un respingo, él chillido de su hijo la había tomado por sorpresa—, solo... ¿¡tú viste su color de cabello!?. El maldito escogió azul, ¡mi color!

—Hijo, solo se pintó el cabello—suspiró rodando los ojos, harta de oírle—. Ya deja de gritar, y supera eso.

Abrió la boca ofendido.

¿Superar? ¿Acaso era una comida o algo parecido?

No, no, a eso no lo podría hacer jamás.
Ese color era su favorito desde que tenía memoria, cada vez que iba a comprarse ropa y le hacían escoger un color caía en la tentación y acababa por llevarse a casa ropa de diferentes tonos de azul. A medida que fue creciendo su paleta de colores se fue ampliando cada vez más, volviéndose así el rojo, el negro y el blanco los tonos más usados. Y si bien, todos los colores eran agradables a la hora de vestir o pintas, continuaba teniendo una obsesión por el dichoso color azul.

—Estás loca mujer, ¡loca de remate!—su madre desapareció por la puerta, riéndose.

Quedaban únicamente la señora EunHa y él en la habitación.

—Ven a hacer esos trabajos, jovencito.

Suspirando caminó hasta estar sentado con sus útiles escolares para terminar con los trabajos que por holgazán no había hecho.

La maestra sacó sus agujas y lanas de diferentes colores para ponerse a tejer, supervisando como segundo propósito de estar ahí sentada que el chico trabajara el cerebro.

Jeongguk sabía que si una duda surgía ella podría ayudarle, pero podía solo.

Intentó meterle nitro, como dirían algunos, para así poder ir en busca de su vecino. Pero por más que se apresuró, seis horas después, tenía terminado hasta el tercer trabajo. EunHa se había retirado a su casa a la tercer hora, justo cuando el sol cayó, con la promesa del menor en que dejaría de estudiar y continuaría al día siguiente.

Jeongguk a veces, solo a veces, no cumplía con su propia palabra. Pero ansiaba acabar con todo el mismo día y así estar libre.
A su madre le había dejado claro que no quería cenar y que "se acostaría a dormir", lo que claramente era mentira.

Desgraciadamente cuando el reloj dio las doce de la noche, sus párpados pesaban demasiado, su escritorio parecía tan cómodo como una almohada y veía una realidad creada por su cabeza que le causaba aún más ganas de cerrar los ojos.

Lo mejor de todo era que Taehyung aparecía ahí sonriendo. Y él.. Él caminaba.




Seokjin junto a los señores Kim habían salido a cenar a un restaurante, Yoongi dormía en su habitación, y Sana estaba mirando una película junto a su hermano peli-castaño en el living.

Estaban aburridos, era la tercer película y morían de sueño. Una vez que acabaran la peli que se reproducía en la tele seguramente ordenarán todo el desastre. Finalmente sus planes se vieron interrumpidos por que tocaron el timbre.

—¿Puedo atender yo, oppa?—preguntó juntando las manos frente a su rostro.

Taehyung nunca quería que ella abriera por miedo a quien pudiera estar fuera, pero, si él estaba ahí a su lado, ¿qué podía pasar?

—Está bien, ve.

—Oh, hola oppa—saludó un tanto desanimada, y juntando un poco la puerta se volteó hacia su hermano—. Tae oppa, te busca Hoseok.

Oh.

—Bien—murmuró. Se puso de pié y caminó los dos metros que le separaban de su hermana—. Ve arriba Sana.

—Pe-pero...

—¡Es una orden!—elevó un par de tonos la voz, impaciente de solo ver por la fina abertura a su novio—, ve a tu cuarto hasta que yo te busque. Solo será un momento.

La menor, aunque por o convencida, se dió media vuelta y con prisa corrió escaleras arriba para encerrarse en su cuarto con molestia. Se sentía impotente por no poder ser de ayuda.

Taehyung por su parte tomó una bocanada de aire y agarró el pomo metal para tirar de ella, dejando a la vista al peli-rrojo. Salió fuera y juntó la puerta tras su espalda, el aire fresco de la noche golpeó su rostro y se metió por debajo de su remera causándole un escalofrío.

—Hola, Taehyung—rompió el incómodo silencio.

—¿Qué quieres? Es muy tarde, ¿a qué viniste?

—Quería pedirte perdón. Me porté muy mal contigo el otro día.

—¿Por besarte con Youngjae y dejar que Jisung lo subiera a instagram? ¿De eso hablas?—el mayor se quedó en silencio—. Hoseok, esto ya no tiene sentido. Creo que deberíamos...

—¡No! No, Tae. Estamos bien, ¿si? So-Solo olvídalo y perdoname. Te prometo que voy a cambiar.

Pero llevaba tanto tiempo haciendo la misma promesa y jamás la cumplía. Kim negó con la cabeza.

—¿Acaso escúchas tus palabras? ¡De verdad no comprendo! Ya no quiero seguir con esto.

—Por favor, te lo suplico—susurró acercándose. Puso sus manos en las mejillas del menor y fue bajando hasta tomarlo por los hombros—, no me dejes. ¿Sabes que oasará si lo haces? Mañana seré tapa en todas las revistas del pueblo.

Taehyung estaba decidido, no podía aceptar ser manipulado de aquella manera. Hoseok solo jugaba con sus sentimientos, aquello que acababa de decir era solo una amenaza. Él no iba a quitarse la vida por que tampoco era la primera vez que lo decía, sin embargo a diferencia de las veces anteriores, Taehyung esta vez no iba a caer en su juego y no iba a abrazarlo.

De hecho, lo empujó con fuerza para alejarlo. Y no se arrepintió ni siquiera cuando vió su rostro endurecer de rabia.

—¡Lárgate de mí casa! Y no quiero saber nada de tí, deja de buscarme.

Hoseok le devolvió el empujón, el doble de fuerte. La espalda de Kim chicó duramente con la puerta y el picaporte, soltó un quejido alto, y cuando vió que el peli-rrojo tenía intensiones de tomarlo del cuello, le golpeó la naríz.

—Taehyung, piénsalo bien—se rió, parecía psicópata—. ¿En verdad estás seguro de lo que haces? ¡Todo por culpa de ese idiota de tu vecino!—volvió a carcajearse, sin importarle que le sangraba la nariz.

—Jeongguk no tiene nada que ver aquí—esquivó un manotazo que le era propinado por el mayor—, ¡vete de una maldita vez! Llegarán mis padres en cualquier momento y no quieres encontrarte con ellos.

Hoseok asintió, dándose media vuelta. Aparentemente estaba dispuesto a marcharse para no tener problemas más serios por lo que Taehyung se relajó apoyándose en la pared, las palizas del mayor siempre lo debilitaban. Pero de un momento a otro, la mano de Jung apretaba con determinación el cuello del peli-castaño.

El oxígeno no llegaba en su totalidad a los pulmones de Taehyung, por lo que sentía sus músculos débiles. En vano trataba de que lo soltara, pero el mayor tenía más fuerza.

—Recuerda esto—murmuró cerca de su rostro—. Nadie puede amarte como yo, idiota.

El maldito lo soltó finalmente para marcharse, sin importarle si caía al suelo inconsciente.


A hobi le tocó ser el malo en la historia pero lo amamos igual jsksjajjsjs

©ʏᴏᴏɴɴɪᴇxᴊɪᴍɪɴɪᴇ5

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