𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝒅𝒐𝒔
Soltó un suspiro cuando terminó de acomodar su habitación. Era una tarea algo complicada y que le provocaba mucho cansancio, pero estaba acostumbrado. Ademas que su madre estaba en el trabajo y regresaría exhausta, por eso se había tomado el mismo la molestia de hacer el aseo de su habitación.
Quizá no lo era, pero el se sentía una carga para Jieun y no quería generarle mas problemas con su habitación desordenada.
Una vez acabado su labor, se dejó caer de espaldas a la cama. El edredón lo absorbió unos centímetros hacia dentro y cerró los ojos disfrutando la sensación.
Un recuerdo llego a su mente. «Si quieres un día podemos ir al parque a alimentar a las palomas»
Era poco probable, pero quizá podía llegarlo a encontrar si iba, ¿cierto? No perdía nada con mover su trasero hasta el parque y podía llegar a matar a dos pájaros de un tiro. Salía a tomar aire como su madre quería, y veía al vecino, que según su rápida y astuta madre, se llamaba Taehyung.
En su imaginación eso era tan simple y posible por que Finde semanas antes veía como el parque a pocas cuadras de su casa se llenaba de personas. Decidió finalmentese cambiarse de ropa para estar mas cómodo y salir de casa para caminar hasta el lugar.
Después de todo, en caso de no ver al peli-castaño por ninguna parte, utilizar la salida para despejar la mente no era mala idea.
Como ya era costumbre, en el trayecto algunas personas solo lo miraron con lastima y no dijeron nada, otros al menos le dijeron “Buenas tardes”. Pero el saludo que, consiente o inconscientemente, esperaba, nunca llego a sus oídos.
Y llegando al dichoso parque, fue que se dió cuenta de su idiotez. Taehyung tenía una vida, novio, amigos, familia, y no siempre que el saliera de su casa (que mas que casa era una cárcel, en donde le agradaba estar encerrado) su vecino andaría por allí también. Al menos aquel pensamiento tonto que había tenido en su casa, había servido como motivación para estar donde ahora lo hacía.
Se sentó cerca de una fuente de agua, en medio del parque, el poco sol que había no era una molestia para sus ojos por que se estaba ocultando y los niños no andaban tanto por allí.
El trino de los pájaros, el sonido del agua cayendo, el colorcito del contrapiso que rodeaba la fuente, la risa de pequeños y adultos, funcionaron como miorelajantes para él. Tanto así que sus orbes oscuros se cerraron por varios minutos. Tal vez unos quince o veinte, su cuerpo estaba comenzando a relajarse.
—¡Hey, vecinito!—a lo lejos escuchó esa voz grave que supo reconocer al instante. Sonrió inconscientemente, pero aun así continuo con los ojos cerrados. Sintió la mano del chico en su hombro, le envío un par de descargas eléctricas a sí cuerpo—. ¿Jeongguk-ssi? ¡Despierta!
¿Porqué él sabía su nombre? Nunca se lo había dicho, exepto que… oh.
Su madre, por supuesto.
—Hmm, ¿ho-hola?—rió nervioso, abriendo los ojos. Su mirada viajó por el brazo izquierdo del mayor que estaba sobre su hombro, topándose con el cuerpo de alguien más junto al chico. Y su sonrisa se esfumó al ver a su acompañante, supuso que era su novio. El mayor de los dos notó ese cambio en el peli-negro cuando lo vio, pero no dijo nada—. ¿É-el es tu novio, Taehyung-ssi?
El peli-castaño le sonrió mientras asentía con la cabeza.
—¡Si! Él es Hoseok—ahora miró a su novio—. Hobi, amor, él es Jeongguk.
Hoseok se mantuvo callado la mayor parte del tiempo, reía a la par de los dos menores en algunas ocasiones, pero la seriedad estuvo muy presente en su semblante. Llegaba a ser intimidante por momentos, Jeongguk le tenía respeto por ello.
—Lo siento mucho Taehyung, nunca qu—murmuró después de un largo silencio. El chico giró la cabeza en su dirección, le sonrió apenas.
—No te preocupes, él es… un poco celoso con todos, pero es que tú... eres como un conejito bebé, y no me pude resistir a abrazarte. A Hobi... ya se le pasará—dijo con simpleza, encogiéndose de hombros.
Se quedaron otra vez en silencio observando cómo la tarde iba cayendo de a poco en el cielo frente a sus ojos. El aire caliente pasó a ser más fresco cada vez, Jeongguk era un poco sensible a ello y había olvidado tomar un abrigo al salir de casa, pero auqne podía, no le pidió al mayor si por favor le prestaba el abrigo sobre el que estaba sentado. Se sentía mal, realmente no sabía que había echo mal para que Hoseok se enojara tanto con Kim y se marchara.
“Despues de las típicas presentaciones, los tres chicos fueron por algo de comer al carrito del parque. Galletas y refresco, con algunas gominolas a pedido de Jeon.
Tomaron asiento nuevamente junto a la fuente de agua, y sin poder evitarlo, como los adolescentes que eran, comenzaron a bromear y hablar de cualquier cosa.
La estaban pasando bien, divirtiéndose. Jeongguk se sentía feliz de poder tener, lo que creía que eran, dos amigos nuevos.
—Jeongguk-ssi, ¿hace cuánto llegaste a Seúl?—Taehyung quiso saber, mientras mordía una galleta.
—No llevo la cuenta en realidad—respondió avergonzado—, pero creo que… dos meses. Más o menos. ¿Recuerdas que fuí a tu casa con mí madre? Ese sábado a la mañana nosotros llegamos aquí.
Hoseok frunció el ceño, dando un leve apretón a la rodilla de su novio. Taehyung sonrió, ignorándole.
—Claro, yo les hice el pastel de bienvenida. Mamá el día anterior me dijo que llegaban vecinos nuevos, así que me puso a cocinar. Pero cuando ustedes llegaron a casa después del almuerzo, yo iba saliendo de casa.
—¿Pastel de bienvenida?—murmuró el peli-rojo—, ¿qué mierda, Tae?
El tono que usó… simplemente daba miedo. Taehyung lo ignoró, otra vez, pero al menor no le estaba gustando nada su manera de actuar.
—La idea fue de mamá—se excusó riendo—, esa casa ha estado a la venta desde que soy pequeño, y los vecinos del otro lado son unos viejos gruñones. Obvio que estábamos contentos y esperanzados en que ellos fueran buenas personas. ¡Y mira! Jeongguk es un sol.
Taehyung rodeó con sus brazos al chico sentado a su izquierda, apoyando la cabeza en su hombro. Por la repentina acción, Jeongguk se sonrojó violentamente hasta las orejas, cruzando miradas con el peli-rojo que parecía arder también, pero del cólera.
—Qué infantiles—susurró entre dientes, tirando de la ropa de su novio para que volviera a sentarse bien, cerca de su propio cuerpo—. ¿Y por qué tenías que hacerlo tú? Tienes una docena de hermanos.
—Hobi, ya—hizo un puchero en su dirección—, ¿qué te pasa?
—¿Qué me pasa?—lo miró con molestia, alejando de un manotazo la mano del peli-castaño que quizo tocar su mejilla. Jeongguk tragó saliva, removiendose incómodo—. Taehyung, jamás hiciste nada de eso para mí en tres años que soy tu novio, pero llega un niñato nuevo al barrio ¿y tú ahí vas y le haces un pastel?
—Estás malentendiendo todo Hobi—suspiró, negando con la cabeza—, piensa antes de hablar.
—¡No vas a decirme qué hacer!—sin más se puso de pié con intenciones de marcharse, siendo seguido por el peli-castaño. Taehyung lo abrazó por la espalda, recibiendo solo un empujón que lo hizo retroceder casi un metro—. Joder, Kim, no me toques. Me voy, que te cuide el pata de palo hasta tu casa.
Hoseok se marchó a pasos apresurados sin mirar atrás, importandole poco si había jodido la tarde de dos chicos que solo querían pasarla bien y conocerse para ser amigos.
Taehyung estaba acostumbrado al temperamento de Jung, pero un sentimiento de impotencia lo recorrió al voltear y ver al pequeño peli-negro intentando ocultar sus lágrimas. Nadie le había enseñado que hacer cuando alguien lloraba por su culpa. Por qué si, el culpable era él, sino hubiera querido quedarse junto al chico desde un principio, nada de eso estaría pasando.
—Jeongguk-ssi, hey, no llores—se hincó a su lado, no sabía qué hacer con sus manos, ¿acariciar su cabello, ponerlas en sus hombros?—, siento mucho lo que te dijo, él no es así nunca…
—Estoy a-acostumbrado, no importa—sorbió su nariz, secandose la cara con el borde de su remera. No lloraba porque el peli-rojo le hubiera llamado "pata de palo", sino, porque juraba que el chico estuvo a nada de golpear a Taehyung y el miedo que su cuerpo experimentó en menos de diez minutos era mucho qué soportar—. No entiendo por qué te quedas conmigo.
—Porque me das paz, Jeongguk-ssi”
—Cre-creo que ya debería volver a casa—murmuró, rompiendo el silencio. Habían visto el atardecer juntos, y ahora el cielo estaba oscuro, le habría encantado quedarse un poco más con la compañía de Kim a su lado, pero tenía dos problemas: Moría de frío y no había avisado a su madre que saldría por tanto tiempo.
—Si, yo igual—se puso de pié—. Dejaré estos envoltorios en el bote de basura y vamos—y como dijo, recogió los envases de refresco y los paquetes vacíos para dirigirse al primer cesto que encontró. Cuando regresó, Jeongguk estaba de pie listo para marcharse.
Caminaron en silencio las únicas seis cuadras que les separaban de sus hogares. Taehyung se pasó de su entrada unos cuantos metros para acompañar al menor, justo cuando Jeongguk estaba tras la reja se dignaron a hablar otra vez.
—De verdad quiero disculparme contigo por el mal rato que te hice pasar, Jeongguk-ssi.
—Oye, no fue tu culpa.
Y eso era lo peor, que era solo culpa de Hoseok.
—Lo sé…
—Entonces, no hay nada que perdonar—timidamete sacó una mano por fuera de la reja, apoyándose con el cuerpo en ella, y tocó la mejilla del mayor. Una leve caricia inocente que provocó un sonrojo en ambos. Taehyung lo miró a los ojos, y después sin querér su vista bajó a los labios de Jeon—. N-no me mires así, Kim—murmuró entre dientes.
—¿Y cómo es que te miro?—preguntó con gracia, volviendo a clavarse fijamente en esos bonitos orbes negros.
—Como si quisieras besarme.
©ʏᴏᴏɴɴɪᴇxᴊɪᴍɪɴɪᴇ5
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top