𝑪𝒂𝒑𝒊́𝒕𝒖𝒍𝒐 𝒅𝒐𝒄𝒆
La señora Jeon dio el aviso de que Chae, Lee, posiblemente también su novio y sus hermanos, pasarían a cenar esa noche. E hizo la petición de que se dieran una ducha y estuvieran presentables.
Los chicos, perezosos, cumplieron con lo pedido. Usando cuartos diferentes se bañaron al mismo tiempo, y una vez vestidos con ropa informal, que consistía en remeras con estampados, pantalones de Jean y tenis negros, al mayor se le ocurrió lo más estúpido que Jeongguk hubiera podido oír pero que se le hacía divertido. Taehyung quería peinar sus cabellos con un cepillo que encontró en el tocador del baño, y el peli-negro no pudo negarse.
—Espero que sepas lo que haces—le señaló con acusación, ¿qué tal si terminaba como Pucca? Taehyung tenía cada ocurrencia y les quedaba poco tiempo para bajar.
—Confia en mí, tonto—rió. El peli-negro tuvo aún mas miedo pero se resignó a su destino, ya más nada podía hacer.
Kim cepilló un par de veces todo el cabello para desenredarlo, y aprovechando que el chico estaba de espaldas al tocador hizo algo que quería desde hace mucho tiempo. Recogerle el cabello con una liga, no era nada más simple que eso y le quedaba espectacular.
—¡Y listo! Puedes verte al espejo—dijo con una sonrisa de satisfacción,.curuzando los brazos sobre su pecho. Jeongguk rápidamente se puso de pié y se volteó—, te queda muy bien, deberías de empezar a usarlo así.
—Oh...—no dijo más, tocándose los mechones que quedaban sueltos sobre su rostro, moviendo el rostro de un lado a otro para comprobar que, efectivamente, le agradaba el resoltado—. Gracias, si... Me queda.
—Si, pareces cantante de rock. Aunque solo falta algo de eso que se ponen las chicas en los ojos, ¿cómo es que se llama?
—No sé—murmuró girando la cabeza para verle a los ojos—, ¿delineador? ¿O eso que va en las pestañas?
—Delineador, pero supongo que nos te quedarían bien.
—Hmm, quizá. Siempre quise ponerme del esmalte que usa mamá, ¿Sabes? A ella le quedan bonitas las uñas... Pero no podría salir a la calle.
—Es cierto, pero un día podemos... Probar, ¿no? Hacemos una pijamada, invitamos SanA,.y que ella nos... Haga esas cosas, he visto que aprendió a maquillarse.
El peli-negro volvió a mirarse en el espejo, pero en realidad, a quien miraba era a su amigo, pensando en porqué apoyaba las locuras que se le cruzaban por la cabeza.
Jeongguk bajó primero, un poco antes que tocaran el timbre y su madre abriera para recibir a su prima en brazos, mientras el peli-azul buscaba un perfume en su propio equipaje, a él siempre le gustaba oler bien en toda ocasión y envidiaba al menor que emanaba una fragancia natural y fresca como parte de sí mismo.
—¿Jeongguk?—el nombrado sonrió un poco avergonzado dejando las muletas a un lado, segundos luego cuando la chica se apartó de Jieun para recibirla con un abrazo también—. ¡Oh dios mío cuanto has crecido!. Te has cambiado el corte de cabello, y-y ya ca-casi me alcanzas en estatura.
Chaeyoung estaba tan emocionada que sus ojos estaban acuosos, lo había extrañado tanto. Y ni hablar de los orbes oscuros del chico, realmente se sentía feliz de verla otra vez.
—Tu no te quedas atrás, te ves en serio muy bien. Ha pasado tanto, echo de menos el tiempo que solíamos estar juntos.
—Lo sé, pequeño, yo también—sonrió,observando a ierto peli-azul que bajaba las escaleras. Llamó por completo su atención no solo por el tinte de su cabello, sino por lo amigable y hogareño que se mostraba al andar—. ¿Y ese chico quien es?—susurró para que solo su primo le escuchara—, la tía Jieun no me había dicho que vendrían acompañados.
Jeongguk se alejó de ella rompiendo el abrazo, justo cuando Kim llegaba hasta la par de ellos.
—Chae, él es Taehyung. Tae, ella es mi prima Chaeyoung—el menor los presentó sonriente.
—Un gusto Taehyung-ssi—el chico hizo una reverencia mostrándole respeto, por lo que ella sonrió para después mirar a su primo nuevamente— tú eres hermoso pero tu novio es muy guapo, lo admito.
Tanto Jieun como los dos chicos rieron ante el comentario de la mujer. Kim sentía calor en el rostro, y miró a Jeongguk que también se encontraba tan avergonzado como él. Sus miradas se cruzaron y ambos sintieron como si se frenara todo a su alrededor. Por mínimo que fuera. Taehyung le regaló una sonrisa y Jeongguk volvió a tomar sus muletas ya que era tiempo de pasar al comedor y sentarse a la mesa. No aclararon las cosas en ese momento, pues Jieun se adelantó y los apresuró a pasar al comedor.
—Tae, hijo, ¿podrías ir a la cocina a buscar la jarra con jugo de naranja?—pidió la peli-negra dejando una bandeja en el centro de la mesa—, Chae no puede traerla con los vasos.
El chico asintió y sin más caminó hasta el lugar. La mujer se encontraba buscando un par de vasos más en la alacena, pero no alcanzaba.
—¿Quieres que los baje?—preguntó señalando hacia arriba. Ella lo miró un momento, Taehyung era un poco más alto por lo que asintió—. Chaeyoung noona, nosotros no somos pareja—le comentó el peli-azul mediante un susurro cuando le entregó dos vasos plásticos.
La mujer se rió, negando con la cabeza. Le estaba mintiendo, ¿cierto?
—No juegues, los he visto melosos durante todo el rato—soltó una risita traviesa para darle confianza, pero al ver que el chico no hacia comentario alguno y solo bajaba la cabeza con vergüenza, decidió creer en sus palabras—. ¿En verdad no eres su novio? Esto es... extraño, se nota que tienen una conexión especial.
El peli-azul sonrió, claro que lo sabía muy en el fondo.
—Tal vez algún día, no lo sé... Somos muy buenos amigos—se encogió de hombros, sintiéndose repentinamente un poco incómodo—, yo... Lo quiero mucho.
Y tras una sonrisa por parte de la mayor, ambos regresaron al comedor hablando de cosas más triviales.
Jeongguk al verles entrar no pudo evitar sentirse feliz de ver lo bien que ambos habían congeniado, aunque era sabido que Taehyung caía bien a todos por su carisma o lo interesante que se volvía charlar con él.
—Su jugo señor Jeon-bromeó entregándole la jarra, pues estaba más que claro que todos exepto ellos dos beberán algo sin alcohol. Se sentó en la silla que el peli-negro había dejado a su lado reservada para él y comenzaron a cenar con una charla amena sobre el viaje y demás para ponerse al día.
La señora Lee, Jieun y el futuro marido de Chaeyoung charlaban entre ellos. El muchacho, de nombre Jooheon, había llegado a la casa poco tiempo después de que terminaban de cenar ya que volvía del trabajo, y traía consigo a sus hermanos menores, quienes se habían pasado, para el criterio de Kim, mirando demasiado a Jeongguk. A él parecía no interesarle en lo más mínimo la presencia de los dos, primero por qué no los conocía en absoluto y segundo, por qué por alguna razón le habían caído bastante mal. Eran bastante groseros y se notaba un poco que a Joheon le incomodaba que estuvieran con ellos pero según había dado a entender, no tuvo más opción que llevarlos a la casa.
—¿Cuánto le debo por sus servicios, señor Kim?—le siguió el juego que hace casi una hora atrás el peli-azul inició, usando su marcado dialecto de Busan. Taehyung lo miró llevarse el pomelo que acababa de traerle momentos atrás a la boca mientras lo apretaba con las manos para sacarle jugo.
—Puedes pagar compartiendome, es una de las opciones—el menor frinció el ceño, aún con los labios en la fruta, ¿porqué querria algo repleto de su saliva?
Poco después comprendió la indirecta y se avergonzó notoriamente.
—No me gusta compartir— murmuró, encogiéndose de hombros evadiendo sus ojos marrones. Observó a su alrededor por si alguien más le había oído, pero cada quién estaba sumergido en otra cosa.
—Oh, es una pena—hizo una mueca con gracia apoyándose contra el espaldar de su silla. Se notaba tan tranquilo que Jeongguk sonrió un poco con solo verlo.
—Pero...—habló de repente, llamando la atención del peli-azul.
—¿Pero...?—insistió con esperanza.
—Puedes comer otra fruta si quieres—le sonrió inocente.
—¡Dejá de jugar así conmigo, tonto!—se rió, empujándolo por el hombro—, eres malvado.
Los hermanos del novio pronto a casarse habían salido al patio trasero, la sobremesa se estaba volviendo algo aburrida para todos los menores. Sin embargo, Taehyung y Jeongguk no sé movieron de sus lugares pues el cansancio no se los permitía, solo estaban apoyados en el cuerpo del otro observando en silencio a Jieun, Lee
—¿Ambos van a la escuela?—preguntó Jooheon curioso, tratando de incluir en la charla a los dos menores que parecían algo aburridos.
—Yo si—sonrió a penas.
—Yo estudio en casa con una maestra particular, en la escuela Digital de Gangnam-gu—bostezó, acomodándose más sobre el hombro del peli-azul.
—Y ustedes supongo ya no estudian ¿verdad?—Taehyung preguntó con curiosidad, apretando levemente la rodilla del chico a su lado.
Resultó ser que Chaeyoung trabajaba como niñera día por medio de una pequeña de nueve años y estaba siguiendo estudios de arquitectura en una universidad en línea. Por su parte Jooheon era un abogado recibido hace menos de un año, uno de los más jóvenes con veintiocho años, y por lo que Jeongguk había entendido ganaba bien en su trabajo.
Jieun estaba contenta de ver a su sobrina tan radiante y feliz junto a ese muchacho que parecía ser de corazón humilde y buen mozo. Y Jeongguk de igual manera.
A eso de las doce de la noche en la casa quedaron únicamente tres personas, pues al día siguiente se realizaría el festejo y todos debían descansar. Pero los dos chicos por más sueño que tenían no lograban quedarse dormidos.
—¿Tae, estás despierto? Pensé que dormías—habló en un susurro, cuando vio la luz del teléfono del mayor encenderse cerca de su rostro—, ¿qué hora es ya?
—Son las dos de la mañana—suspiró, dejando el celular bajo la almohada para acercarse un poco al menor.
—¿Cuanto tarda en sanar un corazón para aceptar otro amor?—preguntó después de un largo silencio, su cabeza cada ves estaba más cerca del pecho de Taehyung.
El mayor acarició los cabellos contrarios, parsimonioso, entrelazando sus largos dedos con las gruesas hebras.
—Depende—susurró después de un largo silencio. Taehyung cerró los ojos y dejó salir un suspiro—, del daño que le hayan hecho antes.
La voz del mayor hizo eco en la cabeza de Jeongguk, y quiso preguntarle cuán dañado estaba el suyo. Sin embargo, no tenía las hagallas para hacerlo.
—¿Quieres ir afuera?—murmuró—, a ver si así nos da sueño.
—Me parece bien, Jeonggukie—asintió con una pequeña sonrisa.
Se encontraban sentados no muy lejos de la puerta por donde habían salido al patio trasero, en el frío suelo de concreto observando el manto de estrellas que brillaban en la oscuridad del cielo. No hacía demasiado frío ni tampoco calor, podía decirse que estaba normal, pero aún así ellos tenian puesta encima una fina y ligera manta que le habían quitado a la cama.
Jeongguk estaba recostado en el pecho del peli-azul, siendo rodeada su cintura por los largos brazos del mayor. Los grillos y otros insectos nocturnos producían una melodía hermosa y relajante, la silueta verdosa de los árboles que rodeaban la casa hacían de la noche una especial. Jeon sentía que estaban metidos en un cuadro de algún pintor nocturno.
—¿Sabes? La otra noche, cuando salimos a ver las estrellas... Fue la primera vez desde hace tiempo, pero no te lo dije. Me gusta mirar el cielo, puedo estar horas. Solía subir al techo de la casa y recostarme ahí, siempre se mantenía caliente en verano y primavera por el sol de todo el día.
—Suena peligroso—susurró. No pudo evitar pensar en la imagen del mayor recostado como si nada en el techo solo observando el manto azul.
—Un poco—aceptó, riendo—, pero ya lleva tiempo desde que no lo hago. Casi siempre duermo contigo, y an-antes a él no... le agradaba que subiera. De hecho me acusó con mis hermanos para que ellos le dijeran a mí madre, y se enfada a mucho si se enteraba por alguna razón que había vuelto a subir.
Oh, tal vez eso era en lo único que Jeon podía coincidir con el peli-rojo.
—¿Te ha vuelto a hablar?—miró hacia arriba, buscando conectar con los ojos del mayor, pero se arrepintió de inmediato—, l-lo siento, yo sé que no debería preguntarte.
Kim apoyó suavemente su barbilla sobre la cabeza de Jeongguk.
—Me llamó más temprano y-y dijo que me extrañaba—suspiró—, que necesitaba verme una vez regresaremos a casa.
—Y... ¿qué le dijiste?—Jeongguk no debió hacer aquella pregunta, porque la respuesta posiblemente lo lastimaría.
—Y-yo todavía... todavía lo quiero—murmuró. Al menor se le escapó un casi inaudible "oh" en un suspiro de lamento.
El envolvente silencio de la noche se hizo notorio entre ellos, como una tortura que los desesperaba.
Entonces era ahí, donde las dudas llegaban a joderle la cabeza nuevamente al menor. ¿Porqué Taehyung se comportaba de la manera en que lo hacía siempre con él, siendo que aún guardaba sentimientos por Jung? ¿Porqué el mayor jugaba así con su corazón, y porqué Jeongguk mismo dejaba que así lo hiciera?
Taehyung sintió al menor despegarse de su cuerpo.
—Ggukie, oye, ¡espera!—lo apretó contra su cuerpo, aferrándose a él en un abrazo, no quería dejarlo ir—. Dije que aún lo quiero, no que vaya a volver con él. No puedo hacerlo, él no...
—Él no te merece—soltó por impulso, pero no sé arrepentía, después de todo, era así como pensaba. Volvió a echarse hacia atrás, volviendo al lugar que ocupaba hace unos momentos atrás.
—Lo sé—murmuró contra su hombro—. Solo no me dejes.
Jeongguk no podría dejarlo, pero quien no tenía que alejarlo en realidad era el peli-azul. Después de todo eran amigos sin importar si estaban confundidos o no.
La cama (como para que se den una idea):
©ʏᴏᴏɴɴɪᴇxᴊɪᴍɪɴɪᴇ5
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