𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝒄𝒖𝒂𝒕𝒓𝒐
—¡Ya voy!—gritó lo más fuerte que pudo para ser oído desde afuera cuando tocaron el timbre y puso la tele en mute. Agarró sus muletas y fue a abrir la puerta, se encontró con una castaña cabellera alisada y unos ojos marrones que le observaron con adoración—. Oh, ¿otra vez tu, TaeTae? No puedes estar un día sin mi, ¡por dios! Pasa, pasa.
El chico soltó una pequeña risita y negó con la cabeza, ingresando tras el menor.
—¿Que hacías?—preguntó, mirando extrañado los envoltorios de frituras en el suelo y varias latas de energizante. Ahora entendía el por qué su actuar… enérgico.
—Hmm… perdón por el desastre. Estaba mirando un concierto de mi cantante favorita, no tenía más nada interesante que hacer.
Lo cierto es que se sentía un poco triste desde el día anterior, había salido de compras al almacén y la vergüenza que pasó dentro de local gracias a una pareja de la tercera edad. Él solo estaba mirando la ruleta con cosas colgadas, quería un llavero con luces, pero un pompón rosa había llamado más su atención y el señor de unos setenta años había comenzado a decirle cosas como "maricón" y "mounstro", cubriendo la vista de su nieta. Él, por su parte, había intentado defenderse, diciendo que los colores no tenían ningún tipo de género, pero claro, Jeongguk olvidaba que vivía en Corea del Sur y no en América.
Por ello, en la misma tienda había comprado tantas cosas para llenar su estómago, y en su habitación tenía todavía más.
—Es el cumpleaños de una de mis hermanas, ¿te olvidaste? Se ofenderá si no vas, ya le hablé de ti y está emocionada por conocerte.
Oh, cielos. Casi lo había olvidado.
—Dame solo veinte minutos y estoy—con toda la rapidez que sus muletas le permitían empezó a subir las escaleras—. ¡Mira a Iu dar su show por mi, hazme ese gran favor!
—¡Ay Ggukie, eres todo un caso!—suspiró sentándose en el sofá para quitarle el silencio al televisor y, como le había pedido, observar a la chica cantar.
Sonrió al sentir el perfume delicioso del chico.
La cumpleañera lo abrazó al llegar, sin si quiera haberse presentado, y eso fue algo que le llenó el corazón de alegria y sorpresa a ambos chicos.
—SanA, el es Jeongguk—le dijo a su hermana con una sonrisa, señalando al pelinegro—. Bonto, ella es mi hermanita SanA.
—Un gusto bonita. Feliz cumpleaños—sonrió, sacando de un bolsillo una cajita pequeña para entregársela a la niña, rápidamente había buscado en su baño unos broches negros para cabello que había comprado en algún momento pero que no usó nunca, para obsequiarle. Ella nuevamente lo abrazó y salió corriendo a dejar el regalo en su cuarto.
El mayor le miró con reproche mientras caminaban lentamente hacia adentro de la propiedad.
—Te dije que no hacía falta el regalo, pero tú eres burrito.
—No podía venir sin regalo, Taehyung—rodó los ojos.
Caminaron en dirección a la casa en vez de pasar directamente al patio de atrás, ya que el mayor insistía en presentarle a sus padres y sus otros hermanos. El living era igual que el de su casa, y de hecho, estaba seguro que los demás ambientes de la misma manera eran similares a su propia casa. Las paredes estaban decoradas con algunos cuadros de pinturas pero no más que eso. Y más allá de la simpleza, le agradaba la sensación de armonía que le transmitía.
—Estás dos personas que ves aquí—dijo dejando de caminar frente al sofá, dónde un chico estaba sentado en la falda del otro mientras usaba su celular—, son mis hermanitos mayores.
Jeongguk lo miró incrédulo, pensando que era una broma. Esos dos chicos eran pareja, el los había visto antes en el parque besandose. ¿Cómo podía ser que fueran hermanos? Pero cuando Taehyung no se rió, supo que le estaba hablando en serio.
—O-oh, hola, soy Jeongguk, amigo de Tae—sonrió avergonzado. Los chicos le sonrieron también.
—Oh, si, te conocemos—asintió, lo habían visto en el parque antes—. Mi nombre es YoonGi y el es Seokjin. Un gusto.
Ok, eso sí que era incómodo. Jeongguk ya no quería estar ahí. No es que le diera asco, pero, simplemente el recuerdo de esos dos chicos besándose y ahora el saber que eran hermanos, le producía un malestar en el estómago.
—¡Jeon Jeongguk!—oh, había sido salvado. Se volteó hacia ella—, ¿cómo estás? ¿necesitas algo, hijo?—esa voz era la que más familiarizada tenía después de la de Taehyung, su madre. La señora Kim era mucho más bajita que su hijo, igual su esposo, en cambio sus hermanos eran más altos que Taehyung.
Negó con la cabeza, sonriéndole.
—Esta todo perfecto, señora Kim. No se preocupe
—No dudes en buscarme si necesitas algo—sonrió una última vez, antes de marcharse por las escaleras al piso de arriba.
—Jeonggukie, vamos a fuera—puso una mano en su hombro para llamar su atención. En silencio comenzaron a caminar hacia el patio trasero—, mí familia es algo peculiar, ¿sabes?
—Tienes una linda familia, Tae—susurró, para que solo él oyera cuando salían finalmente al patio—. Todos me caen bien, tranquilo.
Se sonrieron.
El aire de la tarde estaba cálido. El sol les daba un poco en la cara pero era tolerable si con solo estirar un brazo podías comer cualquier tipo de chucherías. Y la música infantil no estaba tan mal como pensó en un principio.
Había varios infantes corriendo de un lado a otro, algunos saltando en el castillo inflable o comiendo como ellos dos. Jeongguk estaba encantado con todo pues en su infancia no asistía a cumpleaños de niños, siempre eran todos de personas lo suficientemente mayores como para terminar aburrido y dormido en una esquina.
—Soy una serpiente, que anda por el bosque, buscando una parte de su co-o-la~—Taehyung cantaba con una voz graciosa, moviendo los brazos como si fueran una serpiente.
—Oh, Taehyung—se carcajeó fuerte y alto—, creo que mezclar azúcar con sal te hace muy mal.
Y sin importar las quejas del menor, Kim continuó cantando, bailando al ritmo de la música y haciéndole cosquillas al peli-negro
—¿Quiere ser usted, una parte de mi cola?~
—Yah, hyung ¡Me ha-haces cosquillas!—los dos rieron cuando Jeon terminó con las manos en la cara del mayor, intentando alejarlo de esa manera.
—Tío Tae—un niño pequeño interrumpió sus jueguitos, cuando se acercó hasta la mesa para agarrar más caramelos. Jeongguk nervioso y avergonzado se separo un poco de Taehyung y acomodó su playera—, ¿el chico rarito es tu novio?
Jeon quería saber por qué todo aquel que les veía, preguntaba si ellos eran novios. No estaba acostumbrado a la normalidad con la que trataban la sexualidad de Taehyung, o la de las personas con las que se relacionaba. Él solo había podido hablarlo a duras penas con su madre, EunHa, e inevitablemente su doctor de cabecera.
—¿Disculpa?—la voz molesta del mayor, sacó a Jeon de sus pensamientos—, ¿llamaste rarito a mí amigo?
—Le fa-falta una pie-pierna, ti-tio—se rascó la nuca nervioso, el peli-negro abrió los ojos asombrado por la respuesta del niño. No es que nunca le hubieran llamado raro por la falta de su pierna, pero... ni Jeongguk sabía a decir verdad por que le había asombrado tal cosa.
Taehyung se puso de pié, cruzándose de brazos.
—Jeongguk no es raro ni mucho menos, mocoso inrespetuoso, ¿por qué discriminas?, ¿caso alguien te anda diciendo tus defectos?
El pequeño no parecía tener ni una pizca de vergüenza ni miedo a lo que su tio pudiera decirle. Parecía seguro de si mismo.
—Bueno, tío, yo…
—Piérdete si no quieres que le diga a tu madre—amenazó. El peli-negro se mantenía al margen, diciéndole en susurros a Taehyung que dejara en paz al niño.
—Creo que fuiste muy duro con el—golpeó juguetonamente su hombro. Taehyung negó con la cabeza, dejando el vaso con jugo sobre la mesa y volviendo a tomar asiento.
—Nadie tiene derecho a llamarte así, yo no voy a permitir que te falten el respeto—el corazón del menor literalmente quería salirse de su pecho—. Y M-me arrepiento por lo del otro día, ¿si? Yo debería haberle dicho a Hobi pero…—pero le tengo miedo. Se mordió la lengua para no hablar de más.
—No, Tae, no te preocupes por eso. Ya dije que no pasaba nada—tocó su mejilla, dejando una caricia—, no sé cómo es posible que seas mí amigo.
—¿Dijiste algo?—la música no dejaba oír claramente las voces a pesar de que estubieran sentados juntos.
Jeongguk lo miró.
—No comprendo porqué te sigues juntando conmigo. Dices que te doy paz, pero, ¿qué tan bien te puedo hacer yo?
—Oye, dejá de decir esas cosas. Eres mi amigo, y a pesar de que nos conocemos hace muy poco yo te quiero mucho.
El menor sintió una calidez inexplicable en el pecho, algo que pasaba seguido estando con Taehyung. Le sonrió, dejando en evidencia sus dientes de conejo, apoyando la cabeza sobre el hombro de su amigo.
—Yo también te quiero mucho, TaeTae..
Holiii, lxs amo<3
©ʏᴏᴏɴɴɪᴇxᴊɪᴍɪɴɪᴇ5
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