𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝒄𝒂𝒕𝒐𝒓𝒄𝒆
Habían almorzado todos juntos en una larga mesa dentro de la casa, y al acabar todos los mayores se retiraron a dormir la siesta. Jeongguk y Taehyung quedaron envueltos en un silencio incómodo, ninguno sabía exactamente qué hacer o decir.
—Jeon Jeongguk—el menor rodó los ojos al oír su nombre y su apellido ser dichos repentinamente por Taehyung decir que no estaba un poquito irritable era mentir—, ¿qué es exactamente lo que hice anoche para que te comportes tan extraño conmigo ahora? ¿de verdad fue tan grave?
Taehyung se estaba equivocando de motivos por los cuales el menor le estaba tratando más distante que de costumbre, porque en realidad se debía a lo que había oído más temprano. Pero fue como si algo en Jeongguk se reactivara y le hiciera recordar toda la vergüenza que había tenido que pasar por culpa del peli-azul el día del casamiento.
—Dependiendo, ¿qué dirías si hubiera
sido yo el que intentara besarte frente
a todas esas personas, y—sus mejillas se encendieron en un leve tono rojizo y bajó la vista a su taza de café—, y ha-hacer eso que tu hiciste?
Le había dado un apretón en el trasero frente a su tía Lee, y ésta al contrario de enfadarse solo se había reído de lo rojo que estaba el rostro de su sobrino.
—No recuerdo mucho—confesó apenado—, pero si. Estuve mal y lo siento.
—No te preocupes—sonrió un poco, estirando un brazo para poner una mano en la mejilla del chico. Taehyung puso su propia mano sobre la del menor, cerrando los ojos—. Hyunjin dijo que te vió discutiendo con Yugyeom en los baños—susurró, volviendo a mirarlo a los ojos—, ¿porqué?
—Estaba ebrio.
—Empezaste a tomar después de las seis de la tarde Taehyung, y hablé con Jin a eso de la cinco.
—Yugyeom tenía varias copas por encima—aclaró—, y yo... cuándo él comenzó a decir que... el me hablaba como si fuéramos amigos cercanos de repente. Es decir, como si se hubiera olvidado de que me caía mal.
—Tae, no te entiendo.
El peliazul sostuvo entre sus propias manos la del menor, dejándole caricias.
—Él hablaba de ti como si fueras un
objeto, un juguete que quería usar para
satisfacerse, en menos de cinco minutos me contó el plan de seducción que tenía y que habría terminado de aplicar si yo no... bueno, si yo no le dejaba un ojo morado y un labio roto. Supuestamente le gustaste desde que te vio y quería acostarse contigo, ¡maldito bastardo!
Jeongguk se mordió el labio inferior, cayendo en cuenta de algo: esa era la razón por la que Yugye le coqueteaba tanto desde el momento en que se habían cruzado en la cocina.
—Tae...
—Ese chico dijo
tantas cosas ho-horrendas q-que yo solo... N-no me pude controlar—y calló, bajando la cabeza. Le daba escalofríos de solo recordar las palabras que habían salido de su boca—, n-no sé que me pasó, yo... Desde que los vi juntos esa mañana sentí un malestar en el pecho, me puse de malhumor..
—Esos son celos, Tae—comentó con diversión. Pero al ver el terror reflejado en el rostro del mayor, se preocupó—, ¿Taetae?
—N-no pueden ser celos. Yo no... Nunca...
—Escúchame—lo tomó por el rostro, acunando sus mejillas. Kim buscaba removerse incómodo, no por su toque o la cercanía, sino por qué tenía miedo. Miedo de sí mismo—, mírame. Tú no eres como él, ¿Okey? Está bien sentir celos, está bien hacer lo que hiciste por defender a quienes quieres. No eres alguien malo, Tae, no te compres con Hoseok.
—Pe-pero yo lo golpeé...
—No tiene nada que ver.
Taehyung miró hacia la derecha, pero a ningún punto en específico. Los cabellos azules del mayor se movieron cuando asintió enérgicamente con la cabeza, ninguno de los dos quería estar más tiempo sentados en esa sala. Además que debían aprovechar el tiempo que les quedaba ya que, por la noche regresarían a Seúl.
Al menos la mayoría.
Al llegar abajo su tía, su prima y su ahora esposo estaban chismeando de cosas randoms que habían tenido lugar el día de la boda, como lo fue un baile extraño entre dos señoras de avanzada edad que se habían excedido en la consumición de alcohol.
Jeon sentía que las manos le temblaban, sudaba frío, y su cabeza daba vueltas. Por una parte quería, pero por la otra no, hacerles aquella petición. Su parte que estaba de acuerdo le decía que sería lo mejor para él, y la parte que no, tenía el argumento de "se puede sanar y estar ahí al mismo tiempo".
—¡Oh, Jeongguk! llegas en buen momento—le sonrió amable, pero al percatarse de la expresión del menor se preocupó—. ¿Pasa algo malo?
—N-no se lo tomen a mal—susurró apenado—, ¿pero puedo pedirles algo a todos?
—Por supuesto, cariño—Lee asintió, siendo copiada su acción por los otros dos presentes.
Jeongguk tomó asiento junto a su prima, apoyó la cabeza en su hombro y suspiró.
—Chae, yo sé que acabas de casarte y es todo muy reciente—susurró, sintiendo los brazos de la muchacha rodearle por los hombros.
—Corazón, ¿qué te sucede?—le miró con preocupación, su primo parecía triste—, sabes que puedes decirme o pedirme lo que quieras.
El menor asintió con la cabeza, jugando con el borde de su ropa. ¿Era una decisión apresurada? Si, quizá mucho, pero lo había pensado durante toda la noche y estaba decidido.
Taehyung estaba en modo zombi, acababa de ser despertado hace menos de una hora por su alarma y de verdad ansiaba subirse a la camioneta y acurrucarse con Jeongguk. Pero algo no cuadraba, tal vez a causa de que se estaba durmiendo parado junto a la puerta de la casa.
—Te amo mamá—el peli-negro besó una mejilla de la mujer, y esta lo abrazó una última vez antes de caminar hasta el auto y subir en el lugar de co-piloto.
Kim restregó sus dos ojos, para observar al menor con una sonrisa y hacerse a un lado para dejarle pasar primero.
—¿Qué ocurre?—frunció el ceño al ver que no se movía.
—Tae...-suspiró, sus ojos brillaban amenazando con derramar lágrimas—, ve.
—¿Y t-tú?
—Tienes que irte con ellos. Yo te alcanzo luego.
—¿Regresas esta semana?
No podía mentirle, por lo que bajó la cabeza antes de negar.
—Ta-tal vez dos meses, Tae.
—Tu... ¿porqué no me lo dijiste antes?—se sentía traicionado—, puedo quedarme contigo, papá y mamá no se molestarán.
—Ta-Taehyung—hicieron contacto visual, el menor estaba al borde del llanto—, necesito pensar muchas cosas. Y cre-creo que tu igual.
—Está bien, esta bien, y-yo—se mordió el labio inferior y se dió la vuelta para emprender camino a donde la camioneta estaba estacionada esperándole.
No había una manera para despedirse, porque no querían hacerlo.
Jeongguk soltó por fin todo el aire retenido en sus pulmones, pero en cuanto vio al peli-azul dar media vuelta y con rapidez acercársele nuevamente sintió como si una opreción en el pecho volviera a quitarle la respiración. Aunque tal vez los causantes de su falta de oxígeno fueron los labios de Taehyung estampados contra los suyos.
©ʏᴏᴏɴɴɪᴇxᴊɪᴍɪɴɪᴇ5
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