Èr shí liù.
Laaaa canción. ↑
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•Pv.JM
El agua caía tibia sobre mi cuerpo, salí de la ducha y luego de secarme me coloqué la enorme camisa que Jeon me había ofrecido, era lo único que tenía por ahora y estaba bien, no me sentía incómodo.
Mañana traería un poco de ropa pero por ahora quería estar en la cama con Jungkook, quién por cierto, no me dirigió la palabra después de que todos se marcharan, no comprendí bien su actitud, tan neutra, sin embargo lo dejé pasar.
Salí del baño y noté que mi lindo castaño estaba con sus brazos detrás de su cabeza, mirando el techo como la cosa más interesante del mundo.
— Terminé — dije acercándome de a poco.
— ¿Te sientes mejor? — preguntó palmeando el lugar vacío a su lado.
— Mucho mejor — sonreí, me subí a la cama y entre gateos me acurruqué en su pecho — tengo la sensación de que estás molesto — me animé a decir.
Sí, quizá no éramos una pareja del todo, pero nuestro plan era intentarlo y ahora que me sentía protegido creo que aceptaría ser su novio, aunque estoy seguro de que terminaré pidiéndole yo aquello.
— Para nada, solo... Que tú hermana pidiera de repente que vivieras con ellas en Chicago, es... — rodeó su brazo en mi cintura y mi cuerpo reaccionó al instante, no llevaba nada puesto debajo y su movimiento hizo que la camisa me subiera un poco, así que decidí meterme en la obscura sábana.
— Owm, yo supongo que es una buena idea — dije sin pensar un poco.
— ¿Lo dices enserio? — Jungkook buscó mi mirada, yo también lo hice, parecía herido, más herido de lo que yo estaba.
¿Por qué no podía ser tan fácil hablarlo?
— Si — contesté.
Por un momento pensé que Jungkook se iba a voltear e ignorarme como hasta ahora lo hizo. Pero todo lo contrario, pasó sus brazos dejándome arrestado entre la cabecera de la cama y su gran cuerpo.
Sus labios se curvaron en una sonrisa sin mostrar sus lindos dientes, mi corazón latió tan rápido cuando Jeon me regaló un beso.
Solo era un casto acto donde mis labios tocaban los suyos, sin embargo cuando él iba a separarse yo lo detuve y metiendo mis manos entre su bonito cabello lo acerqué de nuevo, lo vi profundamente y entonces me animé a besarlo de mejor manera.
Él no se opuso, me correspondió casi tan rápido en cuanto le di paso a mi cavidad, donde esperé con ansias su lengua para juguetear un poco.
Decidí acostarme mientras el beso seguía su ritmo, Jungkook ahora estaba encima de mi, acariciando con una mano la silueta de mi cuerpo sobre la camisa, recargándose un poco en su brazo libre.
Sonreí entre sus labios al necesitar aire, el entreabrió sus ojos y puedo jurar que no había visto algo más hermoso que el rostro de Jungkook, todo en él me hacía quererlo de maneras inimaginables.
Acerqué mi mano a su mejilla, contemplándolo, él me besó la punta de mi nariz, solté una risa nerviosa, luego besó mis labios fugazmente.
Descendió por mi barbilla, para luego llegar a mi cuello, donde sentí como sus dientes mordían un poco mi piel, era tan tonto a veces.
Se puso de rodillas y con lentitud metió sus manos acariciando mi torso, yo claro que suspiré al ver como la camisa era despojada de mi cuerpo.
Quedando completamente desnudo frente a Jungkook.
No dijo nada, solo regresó a mi cuello, dando besos húmedos, la punta de su nariz recorrió un poco mi pecho, sus manos llegaron a mis pezones donde solo los acarició.
— K-Kook — suspiré, sintiendo como mi miembro comenzaba a llenarse aún más.
Jungkook respondió, pero no entendí nada puesto que su lengua jugando en mi vientre me hizo soltar un montón de gemidos.
Las caricias no cesaron, sus manos delineaban mis piernas mientras su rostro seguía perdido en mi vientre.
— Kookie — chillé cuando los leves toques llegaron a mi pene. Su mano subía y bajaba, sus labios regresaron a los míos, respiraba de forma errática, dejó caer un poco su peso sobre mi y pude sentir su miembro contra mi pierna.
Era fantástico lo que estaba haciendo, pero yo también quería darle mucho placer, así que suspiré y con demasiada fuerza de voluntad lo alejé un poco.
— Me voy a preparar — susurré cuando sus ojos llenos de desconcierto me vieron.
— Yo lo haré Jiminnie — contestó.
Bajó de la cama y fue a un cajón que tenía en uno de su ropero, suponía yo.
Cuando venía de vuelta sonreí, pues se quitó sus pantalones de algodón y su estorbosa camisa.
El cuerpo más perfecto y solo para mí.
No tenía bolas como músculo, pero tampoco era un fideo, realmente estaba bien, en un punto intermedio.
Sus piernas marcadas y Dios, su miembro me dejó con la boca seca.
— Disfrutas mucho de la vista — rio Jeon.
— Ven aquí — dije evitando la vergüenza.
El ya había mojado sus dedos con lubricante, así que luego de darme otro beso, hundió su primer dígito en mi, lo metió y saco un par de veces, cuando metió el segundo mi espalda reaccionó, su respiración y la mía chocaron.
— Ngh~ — mordí mi labio inferior al sentir su tercer dedo — Kook — gemí.
Realmente tenía muchas ganas de que ese castaño me deshiciera, pero era consciente de que Jin también se hallaba en la casa y aunque ésta era grande no quería ser indecoroso.
Jungkook seguía con aquellos movimientos y yo rasguñé un poco sus espalda, era un placer inmenso el que mi cuerpo sentía y aunque aún estaba algo mallugado no podía parar a Jungkook, no cuando me estaba haciendo sentir como en el paraíso.
— Jiminnie — susurró en mi oído y yo respiré con pesadez.
Lo besé rápidamente, incluso nuestros dientes chocaron un poco en la desesperación.
Giré nuestros cuerpos y en menos de dos minutos me encontré subiendo a horcajadas en el regazo de Jungkook.
Él me miró con deseo, acarició mis piernas y mi torso, yo alcé mi trasero y con cuidado bajé sobre su miembro.
— ¡Oh, Kook! — gemía al descender.
Cuando estuve lleno comencé a moverme con pequeños círculos, recargando mis manos en sus ligeros pectorales.
— Así, muévete más así Jiminie — jadeó Jungkook y entonces me enamoré aún más de aquel hombre sobre el que estaba.
La cara de Jungkook solo representaba placer, sus ojos nunca dejaron de verme, sus labios tan rojos y sus jadeos tan varoniles me incitaban a otorgarle lo que él pedía.
— Nngh~ — eché mi cabeza hacia atrás al sentir su mano bombear mi pene. Me sostuve de sus muslos y comencé a dar leves brincos dándonos un maravilloso placer.
Así estuve unos minutos hasta qué Jeon amasó mi trasero, abriendo un poco mi carne, entonces yo lo abracé y como si su vida dependiera de ello, dio estocadas certeras y llenas de fuerza.
— ¡Ah, ah! — soltaba gemidos dejando mi rostro hundido en el cuello de Jungkook, el sonido de nuestras pieles y los gruñidos que hacía me llevaron al orgasmo más rico de toda mi vida.
Con la respiración acelerada, Jeon siguió arremetiendo en mi trasero, hasta que sentí su espesa semilla dentro de mi.
— ¡Joder, Jimin! — gruñó dándome una nalgada que seguro se tornó color rojizo.
Levanté mi rostro y lo besé sintiendo con mucha suavidad sus labios, él rodeo mi cuerpo con sus brazos.
Tuve bastantes encuentros con él de este tipo, sin embargo, por alguna razón sentí que hoy no solo tuvimos sexo, habíamos hecho el amor, algo qué hizo que una alegría inundara todo mi ser.
Yo quería a Jungkook e incluso me atrevería a decir que lo estaba amando a una velocidad luz.
— Dime qué te tiene así — susurré entre sus labios.
Jungkook jaló la sábana y nos cubrió, yo nunca bajé de su regazo, ambos estábamos muy cómodos en esa posición.
— Si te lo digo, promete que no cambiarás de decisiones... — contestó igualmente entre mis labios.
Esa forma de comunicarnos me comenzaba a gustar.
— Está bien, lo prometo —.
— Bueno, yo... — acarició mi espalda sin detenerse — no quiero que te vayas con Bo Young, quiero que estés conmigo, que te quedes aquí, a mi lado.
Aquellas palabras inundaron mi corazón de algo que nunca había sentido.
Mis ganas de llorar y abrazarlo, eran todo lo que tenía.
Quería darle una infinidad de besos, quería tenerlo para siempre.
— Jungkook — dije — prometo no cambiar mi decisión.
Jeon asintió y mordió mi labio.
Jodido idiota, ni siquiera preguntó cuáles eran mis planes.
— Te quiero, ¿sabías? — soltó de repente.
— Yo te quiero más —respondí.
— Claro que no —.
— ¿No? — enarqué mi ceja, dejé un camino de besos en su pecho y sin dejar caer de nuevo la sábana, me metí debajo.
— ¿Qué haces Jimin? — alzó un poco la oscura tela.
— Nada, queriéndote más — tomé su miembro y en segundos se comenzó a poner rígido, fue cuestión de tiempo cuando estuvo erguido, listo para mí.
Jungkook suspiró con pesadez y yo lamí la punta rosada, sonreí y metí lo que pude a mi boca.
— Jimin — jadeó Jungkook.
Eso me hizo sentir aliviado puesto que nunca había hecho eso antes, con más valor, saboreé toda su extensión.
Jeon quiso mover sus caderas, pero se detuvo para observarme, saque y metí su pene de mi boca un montón de veces más, hasta que entre maldiciones y mi nombre él se vino sobre mi lengua.
Probé cada gota de Jeon Jungkook.
Sí, de ese idiota castaño que se había robado todo de mi.
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