Èr shí.
Ya había pasado media hora y Jimin no llegaba a la oficina del castaño.
Tocaron la puerta y Jeon supuso que era su secretario.
— Pasa YeonJun — dijo mientras terminaba de teclear algo en su laptop.
— Buenos días S-Señor — habló el peli azulado.
— ¿Qué sucede Choi? — preguntó Jeon viendo a el chico.
— Verá... Park Jimin y su padre están afuera esperando poder conversar con usted unos minutos, querían ver también al joven Kim y Hwang pero ellos están muy ocupados —.
Jeon se llevó una enorme sorpresa al escucharlo.
— ¿L-Los hago pasar? — titubeó YeonJun — por cierto, su viaje está listo, el vuelo es mañana temprano, a las ocho y media —.
— Gracias Yeon, deja que pasen y sobre lo otro, haz llegar a mi casa los papeles que necesito —.
— De acuerdo — el peli azulado hizo una reverencia y salió del lugar.
Ni bien suspiró Jungkook cuando su oficina nuevamente se hallaba habitada.
— Muy buenos días — se puso de pie el castaño — ¿A qué debo el honor? — preguntó.
— Buenos días joven Jeon — el Señor Park se veía intimidante, era casi tan alto cómo Jungkook, su cuerpo no era como el de un anciano aunque sus canas lo delataran.
Jungkook trató de mantenerse en calma sin embargo, la mirada de Jimin le pedía disculpas y él no supo cómo transmitirle tranquilidad.
— Buenos días Jungkook — fue lo único que soltó el peli rubio y Jeon les ofreció asiento.
Cuando todos estuvieron relativamente concentrados el señor Park comenzó.
— Hemos venido aquí puesto que sabemos que cada cierto tiempo haces este tipo de donaciones, resulta que a nosotros nos interesó bastante esta campaña y queremos seguir colaborando, dejaré todo en manos de mi hijo... Por supuesto, si es que lo deseas. — Entrelazó sus propias manos — Jimin hará todo lo que le pidas —.
—¿ Y usted? — cuestionó Jungkook, de sobra estaba decir que el mayor no quería involucrarse ni un poco.
— Oh, yo ya estoy viejo, mi hijo es el presidente de COT así qué-
— Si él es el principal representante, ¿por qué es que viene usted? — volvió a cuestionar Jungkook.
— Y-Yo— el padre del peli rubio se estaba irritando y Jimin pudo notarlo así que con un poco de pánico le suplico mentalmente a Jungkook que parara.
— Escuche — soltó Jeon — haré un contrato en el cuál su empresa pueda ser uno de los colaboradores —.
Una sonrisa apareció en el rostro del Señor Park.
— A cambio, necesito que usted también tenga participación, no solo aparecerá el nombre de su empresa, también deberá aparecer su propio nombre —.
Y se esfumó.
Los minutos pasaron en silencio, Jimin supo que Jeon solo quería molestar a su padre.
Se sentía un tanto humillado, su padre tenía mucho orgullo y ahora estaba en duda aquello.
— Si le resulta difícil responder le puedo dar unos cuantos días — Jeon esbozó una linda sonrisa, una que dejó a Jimin embobado — entonces... no quiero sonar grosero pero tengo cosas qué hacer — extendió su mano.
— Claro — fue lo único que pudo articular el mayor para después darle un fuerte apretón en forma de despedida.
Jeon llevó su mano ahora con Jimin y cuando ambos la entrelazaron, el dedo pulgar del castaño acarició un poco.
Nada pasó desapercibido por el Señor Park.
— Estamos en contacto —.
YeonJun apareció justo a tiempo para escoltarlos al elevador donde antes de que el peli rubio subiera, habló:
— Te espero abajo padre, regresaré rápido por unos documentos — y fue a la oficina, entró, puso pestillo y se acercó rápidamente a Jeon.
Lo tomó de los bordes de su sacó planteándole un beso con mucha fuerza.
Confundido, Jungkook sonrió entre aquel acto y mordió un poco su labio.
— Hoy en mi casa — susurró Jimin — vamos a tener una cena —.
Ambos se miraron y Jungkook besó su frente con suavidad.
— Me llevo esto — dijo Jimin tomando papeles al azar y volver con su padre a recepción.
Jungkook soltó una carcajada pues su peli rubio se había llevado archivos de recursos humanos.
Probablemente Jimin tendría problemas con Hwang.
→←
Jungkook tocó la puerta del lugar, pronto un peli rubio lo atendió.
— Hola — dijo tímido.
— Hola Jimin — saludó el castaño.
— P-Pasa — se hizo a un lado para recibirlo — ¡No, mejor no! — puso sus pequeñas manos sobre el pecho de Jungkook.
— ¿Por qué no? — sonrió con malicia. A empujones Jeon logró pasar.
El panorama era tan romántico que no sabía si reír o sentirse conmovido.
Las luces del departamento eran tenues, la mesa con dos copas y un vino adornaban a la perfección. El mantel y los platos indicaban que realmente cenarían pero aquellos pétalos de rosas por todo el suelo lo hacían contradecirse.
— Sal Jungkook — Jimin se cubría su rostro sonrojado — arreglaré esto y puedes entrar de nuevo —.
— Claro que no — Jungkook giró para encarar a Jimin y llevando sus manos atrás de sus muslos lo levantó.
— Hago cosas ridículas desde que te conozco — se escondió en la curva de su cuello y aferró sus piernas a la cintura del castaño, abrazándolo.
— Me parece de lo más perfecto Jiminie — susurró Jungkook acariciando lo poco que podía de sus piernas.
Park salió de su escondite y miró a Jungkook.
— ¿S-sí? — cuestionó.
— Si —.
Ambos cerraron los ojos y se regalaron un beso lleno de amor y cariño.
La lengua de Jungkook juegueteó con la de Jimin mucho tiempo, los chasquidos de ese beso retumbaron por el departamento y Jimin suspiró.
— Vamos a mi habitación — soltó con la mente nublada.
Jeon asintió y caminó automáticamente y luego con delicadeza dejó al peli rubio en el suave colchón.
— Realmente haremos esto — dijo Jungkook con la voz entrecortada.
Jimin sonrió llevando su propia mano sobre el bulto que crecía debajo de sus jeans.
— ¿Puedes hacerlo por mi? — preguntó dulcemente.
Oh, jodidamente si.
Jungkook se sacó su camisa, después acarició aún de pie la silueta de Jimin para hacer desaparecer su molesto pantalón.
Su pulso se aceleró al ver la piel tan preciosa de Park, sus piernas tan apretables lo llevaron a la locura cuando pasó su mano por aquellos muslos tan suaves y delicados.
— Algo hice bien para tener semejante cuerpo frente a mi — dicho esto, se recostó sobre Jimin y lo besó duro.
El peli rubio acunó su rostro y entre movimientos supo que Jungkook ya estaba más que excitado.
Más caricias, más besos, más palabras sucias llenaron aquella habitación.
Jeon safo sus pantalones y regresó al pequeño cuerpo de Jimin para tomar su entrepierna, dándole placer mientras lo masturbaba.
— Mmgh~ Kook — gemía Park.
— Te gusta tanto como a mi — respondía sobre sus labios, intentado admirar su rostro, mejillas color carmín, labios hinchados, ojos cerrados, con sus pestañas reposando sobre sus lindos mofletes — me vas a volver loco — dijo para morder bruscamente su labio y luego fundirse en un beso tan mojado y caliente que sus cuerpos ardieron al instante.
La ropa desapareció por completo y ambos admiraron sus cuerpos, Jeon era tan grande y Jimin era pequeño sin embargo, su cuerpo era maravilloso. El corazón del castaño sintió que ahí era el lugar.
Incluso si antes no tuvo alguna pareja, pensó que Jimin era el indicado con todo y su genio de los mil demonios.
Park acarició el torso de Jungkook, llevó sus manos a la trabajada espalda de Jeon e hizo que se recostaran.
— Comienza — dijo el peli rubio y besó la punta de la nariz de Jungkook.
El castaño asintió, hizo que Park lamiera uno de sus dedos, dejándolo encantado.
Hurgó en su entrada para meter el primer dígito de repente, Jimin soltó un respingo. — Intenta con otro — pidió.
Jeon no se hizo del rogar y metió el segundo dedo, ahí la espalda de Jimin se curvó de una manera tan sensual.
Jungkook se entretuvo con los bonitos pezones del peli rubio mientras sus dedos arremetían el culo de Jimin.
Minutos después el peli rubio estaba preparado, Jeon besó fugazmente al joven debajo de él y le dio la vuelta, dejándolo boca abajo.
Separó con ansias sus nalgas, disfrutando de lo que Jimin le ofrecía y si ya estaba duro, enseguida estuvo aún más.
— Todo en ti es algo hermoso Jimin — Jungkook dejó un pequeño beso sobre su hombro y guío su miembro a la linda entrada de Park.
Jimin suspiró al sentir como el falo de Jeon estiraba su interior, quiso empinar el culo pero Jungkook lo mantuvo bajo.
Pronto sintió como el cálido cuerpo de Jeon lo cubría por encima evitando aplastarlo.
— Ngh... muévete — dijo Jimin con un claro gemido.
— Di por favor — jadeó Jungkook tratando de no hacer algún otro movimiento.
Se sentía tan bien la manera en la que ambos estaban, Jimin lloraría si Jungkook no lo partía en dos.
— P-Por favor, muévete — suspiró Jimin mordiendo después la almohada.
Jungkook sonrió, recargó sus antebrazos en la cama y poco a poco comenzó a embestir con fuerza.
Jimin gemía lleno de placer puesto que las estocadas de Jungkook eran tan certeras y el roce de las sábanas con su miembro no hacían más que hacerlo delirar.
— Ah, Jimin — gemía Jungkook ofreciéndole más rapidez a sus penetraciones.
— Mmmgh, Kook, m-más — Jeon obedeció y dio cada vez más fuerte.
El peli rubio era un mar de gemidos y el olor a sexo inundó toda la habitación. Estaban a nada de correrse, el trasero de Jimin se sentía como el paraíso.
Tan suave.
Tan bueno.
— ¡Jimin! — jadeó Jungkook cuando los anillos del mencionado apretaron el miembro de Jungkook, ocasionando que este se viniera en chorros dentro.
— Kook — gimió embriagado de placer, apretando la almohada mientras su falo se descargaba sobre las inocentes sábanas.
— Te quiero — dijo Jungkook para luego separarse de Jimin, limpiarlo y abrazarlo — te he llegado a querer tanto que no dejaré que te vayas de mi lado —.
Jimin se aferró al pecho de Jungkook y unas diminutas lágrimas de felicidad cayeron.
— También te quiero — besó su fornido pecho y ambos descansaron un poco antes de tener una segunda ronda.
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