⃟⃟🥀 ¡TRES! 」final

Ishizaki y los demás fueron a la estación de trenes a esperar al tren que los llevará a la casa de Sanae.

─Oigan, chicos. Me siento mal por gritarle a Tsubasa, bueno, mejor dicho a la ilusión de Tsubasa─ se lamentó Ishizaki.

─Tal vez debimos haber hecho de cuenta que era el verdadero Tsubasa─ dijo Misaki.

─Pero es imposible que vuelva de la muerte. Ya está. Se fue de este mundo, y tenemos que olvidarlo para seguir adelante. No ganaremos nada en la vida si seguimos aferrándonos al pasado. Hay que pensar sobre el futuro─ dijo Wakabayashi.

─¡No te hagas el maduro! ¡Sabemos que también quieres llorar!─ lo acusó Sanae.

Genzo bajó la mirada, y comenzó a sollozar.

─¡TSUBASAAAA!─ gritó. Las personas lo observaban extrañados.

─Ya, Genzo, tranquilo─ Misaki trató de consolarlo.

Sanae tampoco resistió las ganas de llorar, y se recargó en el hombro del de rasgos delicados para liberar todo el llanto.

─Los padres de Tsubasa fallecieron en aquel accidente automovilístico hace dos años. Bebieron de más por la depresión antes de subir al auto, y al final los arrolló un camión─ dijo Ishizaki.

─¡Si no se hubieran distraído, él seguiría con nosotros!─ acotó Genzo, sin dejar de llorar─¡Maldita sea!

─¡TSUBASA, POR FAVOR REGRESA!─ gritó Ishizaki al cielo, hasta que...

Un chico encapuchado lo empuja hacia las vías del tren. Salió corriendo para no ser atrapado.

─¡OYE, REGRESA AQUÍ, HIJO DE PUTA!─ le gritó Genzo al joven desconocido.

─¡ISHIZAKIIII!

El joven rapado ya estaba en el aire, listo para ser embestido por el tren que estaba a centímetros de él.

─¡AAAAAH!

En ese momento...

─¡ISHIZAKI!

─Tsu-tsubasa...

El azabache lo toma de la cintura, y lo empuja hacia atrás, salvándolo de ser arrollado.

Ishizaki cayó encima de él.

─¿Pe-pero qué pasó...?

─Te salvé la vida, Ishizaki─ sonrió.

─Una ilusión no te puede salvar así, entonces...─ Genzo quedó anodadado.

Tsubasa sonrió, y lo abrazó con todas sus fuerzas. Wakabayashi tuvo una corriente cálida que hizo que su piel se erizara, y su corazón latiera rápido.

─Tsu-tsubasa ... ¿En verdad eres tú? ─ Sanae se tapó la boca, y las lágrimas le surcaban el rostro.

─Jeje─ rió.

─¡TSUBASA!─ los cuatro lo abrazaron como si el mañana no existiese. 

Se olvidaron del tren, pero no importaba. Lo importante ahora era que estaban al lado de su mejor amigo.

─Amigos. Por fin se dieron cuenta de que estaba con ustedes─ comenzó a llorar.

─Lo lamentamos mucho. Pensamos que eras una ilusión─ se disculpó Misaki.

─¿Cómo que una ilusión?

─Después de que moriste, creímos que habías aparecido de nuevo como una ilusión─ le explicó Ishizaki.

─¿A qué se refieren con que me morí?

─¿No lo sabías?─ preguntó Wakabayashi.

─N-no... No recuerdo nada desde hace como... cuatro años.

─Bueno, te lo diré rápidamente─ le dijo Sanae.

Y así le explicó lo del camión, que perdió la vida después del choque, que sus padres fallecieron en un accidente automovilístico, que ahora era un fantasma vano...

El azabache rompió en llanto al saber que ya no estaba vivo. Ya no podía ser el campeón del mundo, ya que no puede estar en la Tierra mucho tiempo. Su alma ya no pertenecía a este mundo. Tenía que aprovechar el tiempo que le queda para cumplir lo último que quería.

─Tsubasa, ya no llores─ Misaki lo abrazó.

─Yo sólo quería ser el campeón mundial de fútbol. Quería seguir jugando junto con mi amigo, mi balón...

─Tu balón fue lo único que sobrevivió del choque─ añadió Genzo.

─¡¿Enserio?! ¡¿Mi balón sigue aquí?!

─Así es. Tus padre me lo dieron antes de su muerte─ dijo Misaki.

─¡Amigos!─ abrazó a Taro─El saber eso me hizo decidir mi último deseo.

─¿Un deseo?─ preguntó Sanae.

─Verán, quiero cumplir un deseo antes de irme al cielo. Como no puedo ser el campeón mundial, al menos quiero tener un último partido entre mis amigos y mi balón.

Todos lo miraron.

─Tsubasa, cumpliremos tu deseo. Haremos lo que sea por un amigo─ dijo Genzo.

Tsubasa sonrió.

─Muchas gracias.


Estaban en una cancha de fútbol. Sanae miraba desde un banco, Genzo estaba en la portería, y Misaki e Ishizaki tenían que evitar que Tsubasa se acerque a la portería.

El azabache observaba el balón que tenía en las manos. 

─Mi amigo... Cuánto te extrañé─ se emocionó─. Este será nuestro último partido juntos, y pienso dar todo de mí mismo─ miró con determinación la portería.

─¡Prepárate, Tsubasa!─ Ishizaki corrió hacia él e intentó quitarle el balón de una barrida, pero Tsubasa lo esquivó de un salto.

Ahora le tocaba a Misaki.

─¡Ahora verás!─ se pone en frente de él, sin dejarlo pasar.

─Eres bueno, Misaki.

─Tú también, ¡y no me pienso dejar vencer!

Tsubasa eleva el balón por encima de su amigo, y lo hace a un lado para recibir el balón para correr a la portería.

─¡Wakabayashi, prepárate!─ dispara un cañonazo.

─¡Nadie me anotará desde fuera del área!─ atrapa el balón con las dos manos.

─¡Fue un muy buen intento, Tsubasa!─ lo animó Sanae.

─¡Gracias!

Todos al centro de la cancha.

─Bueno, querido amigo, este fue nuestro regalo de despedida─ le dijo Ishizaki, rodeando sus hombros con su brazo.

─Estoy muy agradecido, amigos. Esto era lo que yo quería: jugar con ustedes una vez más.

─Si pudieras quedarte por siempre, jugaríamos mucho más─ dijo Wakabayashi.

─Lo sé, pero eso es imposible─ sonrió apenado.

─Siempre estarás en nuestros corazones, Tsubasa-kun─ Sanae le dio un beso en la mejilla.

─Muchas gracias, Sanae─ sonrió, y los cinco se dieron el abrazo de despedida.

Tsubasa tomó su balón y lo miró con los ojos brillosos.

─Amigo, gracias por jugar mi último partido conmigo. Te recordaré desde el más allá como mi héroe─ lo abrazó.

Caminó un poco lejos de sus amigos. Se puso a mirar el cielo, y se dio vuelta para decirles la frase que lo caracteriza:

─Recuerden: el balón es tu amigo.

Esa frase los puso sentimentales, y volvieron a romper en llanto.

─¡EL BALÓN ES NUESTRO AMIGO, POR SIEMPRE!

Tsubasa sonrió, y una lágrima corrió por su mejilla.

─Cuídense mucho, por favor─ cerró los ojos, y un par de alas gigantes de ángel nacieron de su espalda.

Sus amigos miraron sorprendidos esa escena.

Tsubasa despegó directo al cielo, desprendiendo algunas plumas de sus alas.

─¡Adiós, Tsubasa!─ los cuatro saludaron agitando el brazo.

─¡ADIÓOOOOOS!

El azabache desapareció de este mundo. 

FIN

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