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Saliendo del baño se encuentra el corredor, comienza a caminar con sus amplios y toscos hombros confrontando el pasillo por delante. Su son es imparable, exquisito, sádico y confiado. Sobre todo confiado como si ya esto fuera un simple juego de cacería. Aunque no por algo los cerdos se parecen tanto a los humanos.
Sale del largo e pequeño pasillo para ir arriba las escaleras de la enorme casa. Sube sonando las suelas de sus botas con toda intención. Después de todo no le iba a importar que fuese oído o descubierto en plano acto los degollaría. No hay tiempo que perder en especial para un asesino.
Se nota la familia es adinerada tal vez no a un nivel “Tope del Mundo”, pero a un nivel de tener sus escaleras decoradas en alfombra Roja pasión de estampados dorados. Por los laterales de tal corre un bordado oro mientras que en su amplitud hay unas pétalos oro. Todos dibujados como siluetas. Con cada pisada siente cómo van quedando menos escalones aún. Cada vez menos y menos. Eso crea emoción en el individuo y de cierta forma; excitación por lo que viene como siguiente.
Camina por el amplio espacio que divide a las dos escaleras a los laterales de la entrada de la casa. Toma el camino izquierdo por dónde hay una única puerta. Entra por ahí. La entrada es sorprendentemente más alta que ese individuo haciéndolo ver un chin minúsculo.
Cuando entra a esa habitación blanca cuya noche opaca las paredes a un sombreado azulejo, ve a los padres Attanut durmiendo hombro con hombro en su lecho matrimonial. Ambos en sus pijamas de mayores que de no ser las personas que son cualquiera diría «Aww» sin embargo, ese no es el caso.
Aquel sigiloso individuo rondea la cama hasta quedar al lado del esposo. Se le queda viendo al tipo. Tal vez pensando cuál de todas las macabras cosas que ya ha imaginado iba a hacer con él. Toma una decisión que lo hace cubrirle la boca, claro que eso despierta al hombre de inmediato. Sus ojos se abren como enormes bolines de mesa de billar, jadeos idos a la mierda bajo esa mano cubierta en cuero negro. Su cuerpo se altera aunque no por mucho pues el villano va directo al grano. Le hace unas cinco apuñaladas seguidas en el pecho. La sangre rebotando como lava en erupción justamente ahí. Tras cada apuñalada sale aún peor que los chorros de una fuente acuática.
Una vez terminado con esa parte, el cuerpo del hombre anda débilmente convulsionando pero sigue vivo así que el asesino apuñala su costado izquierdo. Con fuerzas brutales comienza a rajar esa carne. Sintiendo las capas de tejido batallar por no abrirse. Llamemoslo Instinto Defensivo por naturaleza. Aparte la grasa corporal existen los tejidos, capa curiosa con la que Dios nos creó. Puede ser que para salvarnos de cosas como esta. O bueno, intentar salvarnos.
Los gritos de dolor silenciados incrementan a por montón. Nada de sus reacciones son suficientes para detener al asesino, es más, lo impulsaban a seguir haciendo lo que hacía. Sigue rajando hasta estar debajo del ombligo. La carne abierta en mitad y mitad brotando mucha sangre e dejando paso a ver sus órganos.
Sigue rajando como bajar la cremallera de un pantalón solo que más dificultoso. Hasta que llega al otro costado. El hombre deja de convulsionar cuando sucede. Sus ojos muertos fijos en el techo. Estático como muñeco de porcelana... Tageado como tercera víctima del asesino. Vaya matanza en una sola noche.
Suavemente pone el cuchillo a un lado del cuerpo. Adentra sus manos por la separación de las mollas tan delicado como si fuese a coger un bebe. Lo que coge entre sus manos son los salivosos, rojizos intestinos del hombre, agarrando esos enormes trozos de carne tan alargados como cuerdas gruesas. Los saca de su lugar poniéndolos bajo el abdomen del hombre para que cuelguen de él como un candelabro.
Admira su bello arte macabro. Moviendo de lado a lado sus hombros como un niño o una niña tímida.
Hora de despertar para la esposa. Esta abre sus ojos poco a poco tras arrugar su ceño. —¿Walter?— Pregunta con acento dado a su origen tailandés, milagrosamente tiene buen acento. Recomponiendose para sentarse, el asesino agarra el pomo de su navaja y rondea la cama todo rápido.
Ella desploma la mano izquierda en el lado de su cónyuge. Al desplomarla su mano se empapa de sangre. Alza esa mano para ver el liquido rojizo, brilloso, en esta. Pega un grito que hasta los siete mares la pueden escuchar. Totalmente aterrorizada. Mira a su cónyuge para presenciar lo feo que ha sido asesinado.
Todo esto sin dejar sus irritantes gritos. El asesino posa a su lado diciendo: «Boo.» con una voz gruesa. Ella voltea a su derecha para pegar un tercer grito.
—¡AHHHHHH!— Ella se echa para enfrente para gatear a ver si sale de esa cama, pero el asesino le agarra el cabello de un puñado, acostando la cabeza de tal sobre la cama, dejándola entonces de rodillas con el trasero alzado y la mata de igual forma que con su hija: por ese pequeño ano.
Le da una segunda apuñalada que inmoviliza el cuerpo de la mujer. Esta expulsa sangre por la boca, pero sigue viva, con los ojos desfalleciendo, sus irritantes cantos de ayuda totalmente callados. La vuelve a jalar del cabello para hacerla quedar sentada.
—Para que vayas al cielo...— El asesino la degolla. Creando una perfecta línea sangrienta sobre la garganta. La sangre chorrea de inmediato. —y le cuentes tus pecados a tu Dios con una cruz.— Él finaliza creando una línea vertical sobre la horizontal. Creando una cruz sangrienta en la garganta de la mujer. Ahora sí que queda sin vida mirando el tejado únicamente. Cuarta víctima; cuarto muñeco de porcelana para su colección mental.
Suelta su cabello para que la víctima se desplome sobre la cama así como si nada. —A alguien le va a agradar mucho sus muertes.— Dice el asesino con su siniestra voz ronca, pasando de la cama a la salida del cuarto.
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Al siguiente día, un jueves rutinario, el Sheriff llamó a Gulf para que este fuese a la estación de policía ahora el moreno estaba sentado frente al Sheriff aún con heridas no del todo cicatrizadas de su rostro. Viste una sudadera gris con algún zorrito de diseño, pantalones deportivos grises y crocs. Sherif Dew porta uniforme.
—Ya te dije por qué te llame aquí.— Recalca Dew.
Gulf parpadea demasiado para no llorar la muerte de Suttatat. Tal vez no eran los mejores amigos ni hablaron bien brutal, pero ella lo estaba apoyando. Saber que ella era la única apoyándolo y creyendo en él dentro de esa familia dolía. Dolía en el alma de ese moreno cabizbajo que ni los ojos podía alzar. Se le partía el corazón en pedazos. Aparte de destruido se sentía impotente.
—Yo no hice nada.
—Pero piensalo: Te acusan de asesinato, tú los resientes y de repente los matas a todos. Creando una masacre enorme. ¿Quién no pensaría en ti como el maldito asesino?
—¡USTEDES VIERON EN LAS CÁMARAS QUE YO SOLO FUI UN TESTIGO! ELLOS FUERON QUIÉNES QUISIERON ACUSARME CUANDO YO ESTABA DEL OTRO LADO DE LA VENTANA OBSERVANDO CÓMO ASESINABAN A ESE CHICO — En los gritos Gulf expulsa saliva. Apuntando a la pared a su lado aunque sea irrelevante. —CÓMO CARAJOS VOY A SER YO EL ASESINO, Y LUEGO, ¡LUEGO TE PAGARON A TI JUNTO A UNA BANDA DE MATONES PARA QUE ME GOLPEASEN SOLO PARA GANAR DINERO DE ESOS MALDITLS! TODOS EN ESA FAMILIA ERAN UNOS HIJOS DE PUTA EXCEPTO SATTATAT. YO NO TENGO NADA QUE VER.
—Le pido se calme.— Dew pide parpadeando bastante aunque manteniendo un semblante serio. Gulf se le queda viendo mientras sus hombres suben y bajan agitados.
—Tienes razón. Puede que tú no hicieras nada, pero eso solo te hace ver como cómplice. Es decir: no darte cuenta de ¿un asesinato? Gulf... Eso se cae de la mata.
—De todos modos, usted no tiene prueba ni evidencia suficiente como para acusarme de un puto asesinato que no hice. Tengo derechos. Uno de ellos es largarme a la mierda de aquí.
Su cuerpo se levanta tan bruscamente que la silla truena con el retroceso. Parte fuera de la habitación dejando a Dew suspirar agotado, solamente pensativo de toda esta situación.
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Tarda una hora en llegar al club homosexual, pero llega a este con los ojos rojos. Quiere llorar. Quiere llorar tanto. Sube los primeros escalones hasta abrir la puerta. Con solo asomar mitad de su cuerpo puede ver a Mew sentado ahí cómo prometió.
«No creas que no te esperare sentado.» Sus palabras se repiten en la cabeza del moreno. Parece que sí iba en serio entonces. Ahora mismo está riéndose con el bartender de algún chiste entre ellos, bebida en mano. Aquel galán mira a la puerta casualmente. Luego mira de nuevo prestando total atención cuando nota que es Gulf.
—Gulf.— Llama apoyando su vaso cristalino en la barra. Brinca fuera de la silla para trotar hacia el amante de músicas clasicas y investigaciones novatas. Llega a él vistiendo una camisa negra abotonada, pantalones al estilo tabla de ajedrez y tenis. —Oye, ¿qué te pasa?
—Murió — Llora el moreno. Su mentón arrugandose al igual su ceño. Todo de él se ve misero en este instante.
—Quién-- ¿Quién murió?— Mew cambia su semblante póker-majo a un semblante totalmente preocupado.
—Sattatat. Al igual murió toda la familia Attanut, pero ella, ella murió. No lo merecía ¿Por qué...?
—Oh, Gulf...
El amante de canciones clásicas niega la cabeza cabizbajo. Cediendo a las lágrimas. El galán lo abraza en su reconfortante pecho. Tan caliente e acolchinado. Sus grandes brazos lo rodean como las mismísimas alas de un ángel. Gulf solloza con su rostro en el pecho contrario. Se abraza a su compañero detectivesco. Ambos cediendo a ese tipo de calidez.
Gulf reduce los sollozos tras un buen rato en su pecho. Inmovilizado en el abrazo. Retrocede su rostro de áreas sonrojadas para mirar al galán. Este mira hacia abajo solo un poco para poder ver al pequeño koala sufriente. Le presta toda la atención.
Bajo las cambiantes luces neón, Gulf va dando el primer paso entre ambos. Cabeza va acercando implicando agachar su cuello para adelante. Ligeramente. Su movimiento es lento, pero en significado delicado. Va acortando todo espacio entre ellos. A decir verdad no es que hubiera un espacio enorme.
Mew solo observa con sus ojos. Esperando con absoluta voluntad la arribada de esos labios carnosos aunque pequeños. El musiquero se va acercando más, más, hasta que sus labios se pegan.
No hacen más que adjuntarse sin movimiento alguno, y se siente de ensueño. Las hormonas crean un sabor dulce de donde no lo hay. Simplemente se siente tan bien que hasta un correntazo los golpea a ambos. Un correntazo exquisito. Ambos con sus ojos cerrados, aunque Gulf teniendo lágrimas rodando bajo sus pómulos.
Se separan de ese beso sin movimiento para verse a los ojos. Mew sobretodo listo para preguntar:
—¿Me estás besando porque quieres o porque quieres distraerte? Por favor, contesta con honestidad.
Gulf escanea los labios carnosos de enfrente antes de escanear los ojos del dueño. —Te estoy besando porque quiero.— Murmura casi sin aliento como si Mew lo hubiese usurpado.
—Bien.— Mew accede entonces, ya que es consensual.
Se vuelven a besar. Permanecen unos segundos acoplandose al beso. Los largos dedos de Mew sujetando el lateral del cuello contrario. Gulf haciendo el mismo gesto con su cuello. Relajan sus labios en la culminación de ese beso para abrir paso a otro. En ese tercero comienzan las rondas de varios besos en uno. Solo que despacio.
—Deberíamos irnos ¿no?— Mew pregunta ronco. Separando su cabeza. Se miran a los ojos ahora ambos sintiendo sus párpados pesados. Dándoles un delicioso estilo a jóvenes cachondos. Demasiado cachondos como para sostenerse de pie.
—Mjm.— El otro asiente con la cabeza varias veces pareciendo un lindo borrachito aunque está más sobrio que nada. Por ese hecho es que Mew ríe un poco.
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Van a la casa de Mew, directo al dormitorio, una vez ahí Mew está sentado al final de la cama teniendo al chico parado enfrente suyo. Ambos con sus ropas puestas aún. Aunque hace sol afuera decidieron mantener las ventanas cerradas con la luz apagada por lo que solo entra poca luz. Lo demás luce oscuro.
Mew le alza la sudadera sobre la cabeza. Ve su abdomen con pancita de coco, pero piel tersa que es imposible de creer, él acerca su rostro a su ombligo y lame alrededor de ese circulo.
—O--Oye, no hagas eso ahí — Gulf ríe a la vez que siente placer. —da cosquillas.— Mew sube el abdomen con besos hasta las clavículas. Vuelve a separarse. Agarra los bordes de los pantalones contrarios con miradas sensuales al contrario. Hasta que baja los pantalones junto a los boxers. Inclina todo de sí sobre sus rodillas hasta llevar las prendas a sus tobillos.
Gulf sale de ellas alzando un pie tras pie. Quedando completamente desnudo. Una de sus nalgas rebota con la bajada de un pie. Se vuelven a mirar con sonrisas de labios anonados. Se vuelven a besar una tras otra vez.
*N/A: Ya creo que el prox será el final aunque la continuación de esta escena es probable que me tome mitad del cap 💋, ¡Nos espera la revelación del asesino! 😻😘
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