iii. do i wanna know.

capítulo tres !
end of beginning

LA NEVADA CONTINUABA cayendo suavemente sobre el sendero mientras los hermanos Pevensie y Kaliyah caminaban junto al castor, siguiendo el curso del río con la promesa de un refugio cálido y seguro. Los árboles cubiertos de nieve se mecían suavemente con el viento, creando un ambiente mágico y sereno.

Kaliyah caminaba con gracia a través del paisaje invernal, su cabello plateado brillaba bajo la luz del sol filtrándose entre las ramas cubiertas de nieve. Sus ojos verdes reflejaban la curiosidad y la emoción de seguir siendo aún una afortunada de apreciar un lugar tan extraordinario como Narnia.

Dato no menor, su vestimenta oscura, con telas de diferentes texturas pero de la misma colometria de grises y negros, resaltaban en aquel fondo blanco, al igual que su gran abrigo, protegiéndolo del frío al que era sensible.

Peter, Susan, Edmund y Lucy intercambiaban miradas asombradas mientras escuchaban al castor contar pequeñas historias y datos curiosos de su alrededor. La emoción se palpaba en el aire, mezclada con un ligero temor por lo desconocido y la incertidumbre sobre su papel en ese mundo encantado.

A medida que avanzaban, el sonido de la nieve crujiente bajo sus pies se mezclaba con el murmullo del río cercano, creando una sinfonía natural que acompañaba sus pensamientos y emociones. Kaliyah se maravillaba ante cada detalle del paisaje, como si estuviera descubriendo un nuevo mundo dentro de otro mundo, nunca antes se había adentrado tanto en Narnia, solía pensar que no era necesario, ella era feliz en las montañas.

El castor los guiaba con confianza, su pelaje oscuro contrastando con la blancura del entorno. Sus palabras eran reconfortantes y llenas de sabiduría, infundiendo esperanza en los corazones de los Pevensie y de Kaliyah.

A medida que se acercaban al hogar del castor, el aroma a humo de chimenea y comida caliente llenaba el aire, haciéndoles anticipar el calor y la hospitalidad que encontrarían dentro.

En su campo de vista desde una no muy alta colina, una linda presa se hizo visible, no tardaron en halagarla, sobre todo Lucy, en donde un modesto castor agradeció, asegurandoles que en un tiempo más, estaría mejor.

⸺¡Castor! ¿Eres tu? ⸺Una voz de tal cual madre salió del interior de la presa, angustiada pero sin perder su toque dulce.⸺Si descubro de que estabas con tu amigo el tejón...

Su voz disminuyo al notar las presencias que permanecian al lado del recien nombrado.Era lo que se suponía por su tamaño y imagen, la esposa del castor, una encantadora castora con un delantal floral y una sonrisa amable que iluminaba su rostro.

La castora tenía un pelaje suave y marrón, con ojos cálidos que reflejaban la gentileza y el amor por su hogar. Sus manos, hábiles y diligentes, acariciaron el pelaje de su esposo con ternura antes de dirigirse hacia los invitados con sorpresa.

⸺Wow, no es lo que pensé... ⸺La emoción crecía en su voz⸺Jamás creí que viviría para ver este día.

Los más altos, miraban a la esposa del castor con una expresión difícil de descifrar; Si bien tenían una media sonrisa en sus labios por amabilidad, sus ojos demostraban confusión por la repentina emoción del animal al verlos, como si se tratasen de algo importante.

⸺Castor, ¡Mira mi pelo! No me diste ni 10 minutos para arreglarme.

⸺Ni una semana hubiera servido de nada.

Aquel chiste causo risas en su alrededor, los amistosos castores les causaban al instante un sentimiento de hogar, eran tal cual marido y mujer.

⸺Porfavor, pasen, necesitan algo de comer y calentarse.⸺Luego de dirigirle una mirada filosa a su esposo por aquel chiste, su rostro risueño invitó a los humanos a entrar.

Kaliyah espero que los demás actúen a tal invitación, la primera en entrar fue Susan, seguido de Lucy y Edmund, cuando espero que el mayor siga los pasos de su hermano, el solo se quedó al lado de la pequeña puerta, dejándole paso libre a la platinada, como un acto de caballerosidad.

Esta agradeció con una corta mirada, tomo los costados de su abrigo y solo tuvo que agacharse apenas para entrar, debido a que su altura baja, no le causaba incomodidad en el hogar de los castores.

Unas velas, chimenea, y tazas de té los recibió, por un momento, tanto Lucy como Kaliyah, tuvieron un deja vu tan cálido de su amigo el fauno.
Todos se sentaron en la mesa, excepto un inquieto Edmund que permaneció en las escaleras, atento a lo que sucedía en su alrededor.

⸺Entonces, ¿que podemos hacer algo para ayudar al señor Tumnus?

⸺Debe estar en el castillo de la bruja⸺Le contestó el castor a Peter⸺ Y ya saben lo que dicen...solo algunos han cruzado sus puertas, y han podido salir.

Kaliyah formó una mueca en su rostro ante eso, se permitió perderse en sus pensamientos mientras la esposa de castor servía algo de cena. Se dejaba llevar por un mar de pensamientos turbulentos, sus ojos se perdían en la danza de las llamas de las velas, mientras su mente se adentraba en los recovecos más oscuros de su preocupación por su amigo el fauno.

El rostro de Tumnus, con su expresión afligida, se superponía con el de su hermana mayor, prisionera de la cruel Bruja Blanca. Una sensación de impotencia se apoderaba de ella, recordándole la urgencia de su misión, la necesidad de liberar a su ser más querido de las garras de la oscuridad.
El rostro de su hermana desaparecida se alzaba como un faro en la oscuridad. Kaliyah recordaba cada detalle de su no despedida, el dolor y la incertidumbre que habían marcado aquel día fatídico. Desde entonces, su vida se había convertido en una búsqueda desesperada, una misión que la llevaba a recorrer cada rincón de Narnia en busca de cualquier pista que pudiera llevarla de vuelta a su hermana perdida.

Cada noche, cuando el cielo se oscurecía y las estrellas se alzaban en su esplendor, Kaliyah se sumía en la soledad de sus pensamientos, recordando el brillo de los ojos de su hermana, la suavidad de su risa, la fuerza de su espíritu. No podía permitirse olvidarla, no cuando su memoria era la única fuerza que la impulsaba a seguir adelante, a enfrentarse a los peligros que acechaban en cada esquina de su camino.

Pero entre la niebla de sus pensamientos, emergían destellos de otro tipo. Su cruce con los Pevensie. La memoria de Lucy, con su inocencia y calidez, provocaba un suave estremecimiento en su corazón. Estaba segura que había encontrado en ella una amistad pura y sincera, una conexión que desafiaba las barreras del tiempo y del reino, sin importar la diferencia de edad, podía encontrar con ella su rol de hermana mayor.

Sin embargo, al pensar en los otros hermanos Pevensie, la paleta de emociones se volvía más compleja, ya que apenas los conocía. Susan, demostrando ser alguien con gracia y sabiduría, podía despertar una futura admiración en Kaliyah, quien encontraba en ella un reflejo. Edmund, despertaba cierta cautela en sus pensamientos, una sombra de desconfianza que se permanecía lentamente con cada interacción, no podía descifrar aún quien era realmente por el poco tiempo conviviendo, pero Kaliyah era una persona muy observadora, le bastará solo un poco más de tiempo para saberlo.

Y luego estaba el mayor, Peter. Kaliyah apenas lo conocía también, pero algo en él la intrigaba un poco más que los demás. Su mirada firme, su voz segura, despertaban en ella una curiosidad que apenas comenzaba a comprender. Se esforzaba por mantener una actitud reservada, ocultando las emociones que bullían en su interior, pero la presencia de Peter parecía querer desarmarla, revelando capas de su ser que ni siquiera ella misma conocía.

A medida que la cena avanzaba y la conversación fluía, Kaliyah se encontraba cada vez más intrigada por el misterio que era Peter Pevensie y sus hermanos, preguntándose qué secretos y emociones se ocultaban detrás de sus apariencia.

Se intrigaba el por que había humanos en Narnia.

Si bien conocía ciertas profecías, siempre fueron eso, profecías de diferentes versiones viajando a través de los años sin cumplirse.

⸺Hay esperanza, claro que la hay.

Nuevamente la voz del castor, hizo que vuelva a su alrededor, fijo sus ojos en el y sus oídos en sus próximas palabras.

Aslan esta en camino.

Y otra vez, aquella magica melodía inexistente, pareció envolverlos en una burbuja. Aquel nombre, causo eco en cada interior de cada ser en aquella presa, se podría expresar como un inmenso regalo abierto, que causo una curiosidad por saber más sobre el tema, por saber más sobre quien les estaba provocando esa inexplicable sensación en sus corazones.

Edmund, se levantó de su lugar, preguntando lo que todos querían preguntar⸺ ¿Quién es Aslan?

Como si se hubiera tratado de un chiste, el castor soltó carcajadas al compás de golpear su mesa por tanta gracia, sin creer que habia escuchado aquello.

⸺"¿Quién es Aslan?"⸺ Repitió las palabras del niño, riendo una y otra vez, pero al notar que era el único presente haciendo tal acción, sin ser acompañado por su esposa, sello aquellas risas, mirando confuso a los humanos⸺ ¿Enserió no lo conocen?

⸺Bueno, no hemos estado mucho tiempo aquí, señor...⸺Expresó el rubio.

⸺Pues es solo el rey del todo el bosque, ¡El gran jefe!⸺ Aún notaba las miradas incomprendidas de sus invitados, a excepción de una, que ahora parecía que volvía a meterse en sus pensamientos buscando alguna respuesta⸺ ¿Kaliyah? ¿Salvadora?

Ahora todas las miradas caían sobre ella, no obstante no se intimido, solo las devolvio para finalizar en el castor nuevamente antes de responder. Quiso ignorar el último apodo que el castor le puso, ya habían sido suficientes durante esos días, uno más iba a causar caos en su mente.

⸺Yo solo he vivido la mitad de mi vida en las mont...

Castor interrumpió⸺En las montañas, sí. Aslan se habrá asegurado de que tus dragones te cuenten sobre el.

La mención de sus aliados causo asombro en la habitación, y sonrisas por parte de la pequeña Lucy, que ya había conocido esa parte de la historia de Kaliyah.

⸺¿Dragones?⸺ La voz asombrada, y tal vez con algo de terror, salió de Susan, mirando a la platinada, quien asintió jugando con sus dedos.

⸺¿Existen los dragones?⸺ Su hermano mayor la acompaño, imitando sus acciones.

⸺Existen muchas cosas aquí en Narnia, muchacho. ⸺Respondió el castor.

⸺¿No te sorprendía que el castor y su esposa hablen?

⸺Pues claro, pero ⸺Miro a Kaliyah⸺ ¿Dragones? ¿No son peligrosos?

La platinada nego antes de contestar sin dudas⸺Solo si los haces enojar.

⸺Siempre quise ver uno, hace tiempo que no vuelvan por los cielos de Narnia⸺ Una emocionante Castora hablo, tomando la mano de Kaliyah que permanecia en la mesa, esta correspondio demostrando una dulce sonrisa al animal.

⸺Hace tiempo no se les permite volar por aquí⸺Hablo la que se apellida Frostoak⸺ Siempre hacen el mismo recorrido en las montañas, ya están agotados de ello.

⸺Todos los Narnianos lo están, querida, están cansados del mandato de la bruja.

⸺Por eso están aqui, para acabarlo.⸺Volvió a hablar el castor.

⸺¿Nosotros?

Los animales asintieron con solemnidad mientras los rostros de los Pevenise y Kaliyah reflejaban confusión y preocupación. El castor suspiró, sintiendo el peso de la responsabilidad sobre sus hombros, y se preparó para continuar.

⸺El regreso de Aslan, el arresto de Tumnus, la desaparición de una de las princesas de las montañas, la policía... ⸺enumeró, con un gesto señalando cada acontecimiento⸺. Todo está sucediendo por una razón, y ustedes están involucrados en ella.

⸺¿Nos está culpando?⸺inquirió Susan, levantando una ceja con incredulidad.

⸺¡No! No los culpamos, todo lo contrario ⸺aclaró la castora, su tono suave intentando calmar los ánimos.

El castor se aferró la cabeza con las manos, buscando las palabras precisas para transmitir el destino que les aguardaba.

⸺¿Cómo sabe de mi hermana? ⸺interrumpió rápidamente Kaliyah al escuchar la mención de la desaparición de su hermana. Sus ojos, que normalmente irradiaban determinación, ahora reflejaban una mezcla de sorpresa y desconfianza. No esperaba que su problema personal trascendiera hasta este mundo nuevo al que acababan de llegar, especialmente considerando su vida apartada en las montañas junto a sus dragones.

El castor la miró con simpatía, reconociendo la confusión en su rostro.

⸺Kaliyah, el destino de tu hermana y el tuyo están entrelazados con el de Narnia más de lo que podrías imaginar ⸺explicó con solemnidad.⸺ Pero antes de que puedas comprender completamente, debes embarcarte en esta aventura y descubrir tu papel en esta tierra mágica.

Kaliyah se quedó en silencio por un momento, absorbiendo las palabras del castor mientras su mente luchaba por comprender la magnitud de lo que acababa de escuchar. La sensación de incredulidad se mezcló con una chispa de esperanza, sabiendo que esta nueva revelación podría ser la clave para encontrar a su hermana y desentrañar los misterios que rodeaban su desaparición.

⸺Deben saber, majestades, que hay una profecía.

⸺¿Una profecía?

El castor asintió, preparó su garganta antes de relatar lo mencionado⸺ "Cuando el hijo de Adán en carne y hueso, en el trono de Cair Paravel, este sentado, los malos tiempos...se habrán ido."

⸺Señor, eso no rima.

⸺No no se que no rima, ¡Pero eso no es lo más importante!⸺La forma en que movía con exageración sus pequeñas manos el castor a todo lo que acotaba, le causaba gracia tanto a Kaliyah como a Lucy, quien no dudaron en mirarse una a la otra, compartiendo aquella pequeña sonrisa risueña.

El castor casi rindiendose a la confusión y negación de los humanos, miró a su esposa en busca de ayuda, esta posiciono sus pezuñas en la espalda baja de su marido, dándole una sonrisa tranquilizadora antes de hablar.

⸺Una antigua leyenda dice, que dos hijas de Eva, dos hijos de Adán y dos hijas de Draak⸺Una emoción crecía nuevamente en la castora parlante⸺ Van a derrotar a la bruja blanca, y restaurar la paz en Narnia.

Los rostros de los Pevensie seguían reflejando una mezcla de incredulidad y confusión mientras absorbían las palabras de los castores, se miraban entre ellos, todos con los mismos pensamientos.

Kaliyah, con su porte noble y mirada penetrante, observaba atentamente la escena, su mente luchando por aceptar la idea de una profecía que parecía sacada de un cuento de hadas.

Finalmente, Peter rompió el silencio, su voz firme resonando en la habitación.⸺ ¿Una profecía que habla de nosotros? ¿De verdad creen que somos nosotros?

Su mirada buscó el apoyo de sus hermanos, quienes asintieron con gestos de acuerdo, aunque el brillo de intriga en sus ojos sugería que la idea no los dejaba indiferentes.

⸺Pues, ¡Más vale que lo sean! Por qué Aslan esta preparando sus tropas.

Lucy finalmente se atrevió a hablar, con su característica dulzura.⸺¿Nuestras tropas?

Susan negó, y se dirigió a su hermano mayor para expresarse.

⸺Mamá nos alejo de una guerra, y ahora estamos en otra, Peter.

Peter asintió⸺Si, cometen un gran error, no somos héroes señor.

⸺Mi única profecía, es encontrar a mi hermana.⸺Apoyo la platinada a un lado.

⸺Y nosotros somos de Finchley, no tiene nada de especial.

La pareja de castores se miraron entre sí, expresándose confusión por las palabras de sus invitados, y apoyo en la vez, se les estaban escapando de las manos.

⸺Agradezco su hospitalidad⸺dijo la hermana de ojos azules, levantándose de su asiento con elegancia⸺. Pero ya debemos marcharnos.

⸺¡No se vayan! ¿Por qué?⸺exclamó el castor, con una mirada suplicante dirigida a sus invitados.

⸺Tiene razón, debemos ayudar al señor Tumnus⸺respondió Lucy, compartiendo una mirada de complicidad a sus hermanos.

⸺Está fuera de nuestro alcance⸺sentenció el hermano mayor, poniendo fin al debate⸺. Lo siento, castores, pero los cuatro debemos partir.

Kaliyah, observó a su alrededor con agudeza. Notando la ausencia del cuarto hermano, Edmund, frunció el ceño y preguntó.

⸺¿Los cuatro?

Peter asintió hacia ella, pero al llamar a Edmund y darse la vuelta, se percataron de que ya no estaba junto a ellos en la presa de los castores. Se había escapado, sumiendo a sus hermanos en la preocupación y la incertidumbre sobre su destino.

⸺Lo mataré.

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