26

" 'CAUSE YOUR SEX TAKES ME TO PARADISE, YEAH YOUR SEX TAKES ME TO PARADISE, AND IT SHOWS, YEAH, YEAH, YEAH... 'CAUSE YOU MAKE ME FEEL LIKE, I'VE BEEN LOCKED OUT OF HEAVEN, FOR TOO LONG, FOR TOO LONG..."

NARRA PETER

Me despierto lentamente del sueño cuando comienzo a sentir una extraña sensación por mi cuerpo, inmediatamente veo Alaia dándome la espalda dormida, cierro mis ojos para seguir durmiendo pero los abro de golpe al sentir que algo se mueve. Bajo mi mirada viendo a mi "amigo" parado y la parte trasera de mi novia pegada a el. Mierda, ya sé por qué está así. Muerdo mi labio viendo los shorts cortos de mi esposa dejando a la vista un poco de su trasero y sus hombros descubiertos por la blusa de tirantes, empiezo a sentir calor. ¿La despierto? ¿la dejo seguir durmiendo? ¿me doy un baño de agua fría? ¡no lo sé! me da un escalofrío. Pero lo más seguro es que la única forma de que esta erección baje es con ella.

Me acerco más pegando mi pecho a su espalda, quito el cabello de su oreja y me acerco aspirando su aroma. Beso sus hombros y cuello. Mi mano derecha se mete debajo de su blusa y aprieto uno de sus pechos fuerte.

— Peter... — murmura despertando, suelta un jadeo cuando toco su otro pecho. — ¿q-qué te pasa?

— ¿Podemos tener un mañanero? — susurro en su oído, ella asiente mordiendo su labio. Baja su mano, acariciando encima de la tela del pantalón a mi "amigo"

Me restriega contra ella, moviendo sus caderas lentamente, dejo chupones en su nuca sin parar acariciar sus pechos que se excitan cada vez más. La volteo poniéndola boca abajo en la cama y me pongo encima de ella pegando mi cadera contra la suya, le quito su short junto con sus bragas de completo encaje y muerdo su trasero para después darle una nalgada muy fuerte dejándole una leve marca roja. Saco mi miembro erecto quitándome el bóxer, extiendo mi mano al mesón de noche y mi mano toma justamente un condón. Lo rompo y lo coloco bien. Abro sus piernas un poco y entro en ella, comienzo dándole embestidas duras y fuertes.

— Mierda, cariño... E-estás muy apretada... — murmuro en su oído sin detenerme.

Pongo mis manos en sus caderas para apoyarme, aprieta las sábanas sin parar de gemir alto. Sus piernas se cierran un poco haciendo que sus paredes se contraigan contra mí. Beso su espalda haciéndola erizar. Sigo con las penetraciones profundas, justamente tocando su punto. No sé ni cómo se volteó poniéndose boca arriba y me hizo rodar en la cama posicionándose ella encima. Me besa apasionadamente y comienza a ir de arriba a abajo. Me siento en la cama quitándole su blusa y chupo sus pechos mirándola saltar en mi regazo.

— P-Peter — grita apretando mi cabello

Lamo sus pezones tocando su trasero. Alzo mis brazos y me quita la camisa empezando a acariciar mi torso tonificado sin parar de besarme. Carajo, les juro que esta mujer me va a volver loco si me hace el amor de esta forma.

— Amor... Y-ya casi llego... — digo entre sus labios acariciando su clítoris para que ella llegue también.

No me presta la mínima atención y sigue besándome como si no hubiera un mañana. Se separa arqueando su espalda temblando cuando se empieza a correr, me acuesto en la cama tomándola de la cadera moviéndome más para acabar. Maldigo cuando llego a mi punto. Me besa por última vez y se acuesta a mi lado respirando ambos agitados.

[...]

— Muchas gracias. — agradezco al mesero entregándole el dinero del almuerzo.

Alaia y yo nos levantamos, salimos del restaurante, donde caminamos por el gran centro histórico para turistas. Son la una de la tarde, ya mañana nos vamos para Nueva York nuevamente, ha sido un viaje increíble. Por ahora todo va bien y no hemos tenido ningún problema. Para el día de hoy tenemos planeado que podríamos pasear en bote, después ir un rato a algún otro lugar para distraernos y por último cenar en un buen restaurante.

— Mira qué lindos. — me dice la chica mirándome sonriente mostrándome unos collares y pendientes de perlas que hay en una exhibición. — necesito cinco de estos en mi armario.

— ¿Ya no tienes muchos?

— Los accesorios nunca sobran. — se interrumpe a sí misma cuando el teléfono suena, contesta. — ¿hola?... Dios, Betty, claro que no, estoy en mi luna de miel... ¿Qué?... Bien, veré qué hacer, no prometo nada, adiós, te llamo en cinco minutos.

Cuelga y muerde su labio — ¿pasa algo?

— Es que... Los de la revista The New York Times viajaron esta mañana aquí a Brasil, Betty se enteró de ello así que los llamó pidiéndoles un favor, aceptaron. Tengo una sesión de fotos en menos de una hora.

— ¿Y? ¿no vas a ir?

— Me gustaría negar la invitación y quedarme a seguir con la luna de miel... Sabes lo mucho que he estado tratando de conseguirlo... Pero si no quieres, no lo haré, primero eres tú.

— No, no, esta es una gran oportunidad y hay que aprovecharla. Es de las mejores revistas de nuestro país, te verías muy bien en una de sus portadas.

—No quiero estropear la luna de miel por culpa del trabajo ¿estás seguro? — asiento— de acuerdo... Pero tendrás que venir conmigo, si no, no sabré qué hacer.

— ¿Creíste que te dejaría sola en una ciudad diferente? primero muerto.

Ella sonríe y toma mi mano jalándome para ir a tomar un taxi que nos lleve a donde es la sesión de fotos. No me molesta para nada que Alaia tenga estos compromisos, después de todo esta es su vida y sabe que nunca podrá estar completamente tranquila, lo entiendo, mucho más de lo que piensa. En el camino al lugar ella se va arreglando un poco y hablando con Betty sobre las cosas, también me cuenta un poco sobre lo que habitualmente hace ya que es la primera vez que la acompaño a este tipo de deber que tiene. Llegamos a un edificio muy elegante, subimos el ascensor hasta el último piso llegando hasta una terraza muy amplia con flores y una piscina. Hay una pequeña zona de fotos. Apenas se dan cuenta que estamos aquí, casi se les salen las tripas al verla. 

— Bien, quédate aquí, volveré en unos minutos. Por favor no hagas ninguna locura, mantén un perfil bajo a los demás para que no te hostiguen los reporteros y no me hagas tratarte como un niño de diez años ¿sí? — pide juntando sus manos en señal de "por favor".

— Estaré aquí hasta que vuelvas.

Me da un beso en la mejilla y se va para cambiarse de ropa. Yo, por mi parte, como soy un niño muy curioso, me pongo a dar vueltas por la terraza. Encuentro una mesa de comida y dulces, me como algunos con precaución de que nadie me vea, me llevo algunos en un plato. Voy a otro lugar donde veo gente hablando entre sí, creo que son reporteros, me vieron y empezaron a murmurar entre sí. Mierda, me van a reconocer y me harán preguntas. Recuerda lo que dijo Alaia, Peter, un perfil bajo. Me siento en una banca al frente del lugar donde será la sesión de fotos y sigo comiendo los bocadillos, al poco tiempo Alaia regresa ya lista, veo cómo comienzan a tomarle muchas fotos. Si no la conociese, diría que es modelo. Otros periodistas también le toman fotos desde la distancia, paparazzis, supongo. Pasa media hora, la chica camina hacia mí con su ropa de la sesión, sentándose a mi lado. Al parecer es un descanso.

— ¿Te aburriste? — pregunta.

— En realidad, no. Hay una mesa de bocadillos increíble allá atrás, tienen bollos rellenos, son deliciosos.

Ríe levemente limpiando mi mejilla levemente por estar sucia. Hablo un poco con ella sobre otras cosas. Al poco tiempo se hace casi de noche ya que estas sesiones duran mucho porque después de tomarse las fotos, tienen que mostrárselas a Alaia para que ella pueda aprobarlas. Miro mi reloj viendo que son las seis y treinta de la tarde.

— Ya nos vamos. — anuncia la chica acercándose a mí, con su ropa normal. Tomo su mano levantándome — ¿a qué restaurante iremos?

— ¿Vamos a comer?... Bueno... Yo estoy muy lleno por los dulces.

— Okey, no te preocupes, vamos al hotel y ahí pediré algo para cenar. — dice sin complicación

Asiento. Ambos nos dirigimos a la salida del edificio, nos quedamos afuera entre las personas esperando a que llegue el taxi que pedimos.

— ¿Me veo bien? — pregunta mostrándome su teléfono con una foto.

Un hombre pasa al frente de nosotros y se lo arrebata para después irse corriendo, Alaia se le queda mirando muy molesta.

— Ese idiota me las va a pagar. — habla llamando a su traje, el cual después de unos segundos aparece en su cuerpo yéndose a atrapar al ladrón.

Me quedo solo esperando el taxi mientras mi esposa cobra venganza por su celular. El taxi llega y le digo que espere porque es una emergencia, pasan unos minutos y Alaia aterriza a mi frente, se quita el traje y este se va. Ve su celular con una sonrisa y después a mí, yo alzo una ceja en señal de pregunta.

— Lo mandé a la cárcel no sin antes darle una cachetada.

Ruedo mis ojos divertido y abro la puerta del auto para ella. Y eso pasa si te metes con Alaia Stark en otra parte del mundo.












































































Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top