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"LOS MOMENTOS PERFECTOS VIENEN DESPUÉS DE CASI HABERTE MUERTO DE TRISTEZA"

Dos días después
NARRA PETER

Estos dos días donde Alaia ha estado dormida por completo, la he cuidado bastante, procurando que siempre esté bien y revisando su salud. Me he recuperado mucho, tengo menos ojeras por dormir más, el hambre ha vuelto a mí haciendo que suba a mi peso corporal de siempre, es un gran avance ya que estaba demasiado delgado. Pepper y May vienen a visitarnos siempre, nos hacen una muy rica cena a mí y a Harley que la verdad disfruto demasiado.

Tocaron el timbre por lo que me levanté del sofá, fuí a la puerta y recibí el domicilio que había hecho de pollo. Me serví en un plato en la cocina yendo hacia mi cuarto, donde entré y me senté en una silla al lado de la cama de Alaia. Desde que nos mudamos, Alaia y yo hemos comido juntos para platicar cómo fue nuestro día, se volvió una costumbre para nosotros. Puede sonar extraño pero es una pequeña parte de nuestro día que no quisiera perder.

— Hoy fuí a patrullar un poco, la verdad es que las calles estaban muy feas por culpa del Doctor Octavius pero todavía hay personas que me necesitan, aunque trato de no meterme tanto en los asuntos de ellos para no tener problemas — le cuento

Le doy una mordida a mi muslo de pollo. Brais se sube a la cama y se acerca a ella, acostándose en a su lado, muy acurrucado y cómodo. Suspiro y miro mi plato.

— Sé que no puedes escucharme, y mucho menos responderme pero... Quiero que sepas que te amo mucho y pase lo que pase con nosotros, yo siempre estaré aquí.

Mordí mi labio un poco triste. Terminé mi almuerzo y me regresé a la cocina para lavar mi plato. Hoy May tenía que ir a trabajar a FESTÍN por lo que no vino y Pepper tiene asuntos urgentes con la empresa mientras Alaia está en descanso. Sequé mis manos mojadas de agua y en ese mismo momento tocaron el timbre de nuevo, fuí a abrir encontrando al doctor de Alaia.

— Hola, vine por la revisión de Alaia, ¿se puede? — me dice amable

— Sí, claro que sí, pase. Está en el cuarto todavía. — dije haciéndome a un lado, entra y camina a donde le dije

— Supongo que ha estado muy bien desde que la dejé a tu cuidado. — asentí, ambos entramos al cuarto otra vez — ¿ha hecho movimientos de manos, dedos o algo así estando dormida?

— Emm... No, que yo sepa... — murmuré.

El doctor saca de su bolso médico un estetoscopio, el cual utiliza para oír los latidos de la chica, después saca un termómetro y lo pone cerca de su boca, minutos después lo saca. Empieza a andar la pequeña máquina que hay a su lado, son muchas cosas que no entiendo y no sé explicar, soy muy tonto con estas cosas de los médicos y eso pero sé lo básico.

— Sus latidos están normalizados, su temperatura está baja por lo que tiene frío, si la ves temblando, es por eso, sin preocupaciones — me cuenta mientras presiona varios botones — Alaia ya completó su proceso que le apliqué para la desnutrición por lo que ya estará mejor.

Le quita el tubo que tenía en su boca y el tapabocas echándolo en su bolso. Harley ya estaba aquí desde hace rato para estar al pendiente de la situación.

— En unas horas despertará, está bien, solamente necesita reposo en el yeso.

— ¿Tan rápido? — preguntó Harley confundido, aunque yo también lo estoy.

— Sí. Decidimos que le daríamos el tratamiento más rápido posible ya que como saben o no, estos procesos tienden a durar muchísimo, hasta unas semanas en terminar.

Toma su bolso y camina a la salida donde nosotros le seguimos, antes de irse por la puerta nos mira.

— Cuando despierte debe tomar todos los medicamentos que le mandé, así podrá estar mucho más estable. También tiene que tener una temperatura alta para que pueda regresar a la normal ya que también tenía un poco de hipotermia. Regresaré dentro del horario asignado, tengan buen día.

Asentimos y el doctor se fue de una vez. Harley regresó a su cuarto, yo por mi lado no sabía qué más hacer que tirarme en el sofá de la sala a ver películas.

[...]

Cogí unas papas de mi bolsa y me las metí a la boca. Puse una película de acción, comí muchos nachos y refresco viéndola. La tarde se fue rápido debido a mi concentración al televisor. También he estado yendo a la puerta del cuarto para vigilar a mi novia que no ha hecho ni un solo sonido o movimiento desde que el doctor le quitó todas esas cosas de medicina. Ni siquiera sé si llegará despertar pero quizás todavía hayan esperanzas.

La película se terminó de una vez por todas y encendí mi celular viendo que eran las siete de la noche. Las noticias no tardaron en aparecer diciendo lo mismo de siempre, los ataques violentos de las personas, mis enemigos atracando bancos para conseguir dinero y otras cosas más. Quiero olvidarme de eso por ahora, solamente quiero estar pendiente de mi chica, poder cuidarla y estar para ella sin tener problemas de superhéroes. Eso es lo que voy a hacer.

Brais se subió al sofá y empezó a rascarse contra mis pies maullando, enseguida entendí lo que quería. Me levanté descalzo yendo hacia la cocina y le eché un poco de comida con atún en su plato el cual se lo comió con mucho gusto. Al terminar me fuí de la cocina y entré a mi cuarto. Alaia seguía dormida, solo se escuchaba su leve respiración cuando te acercas lo suficiente. Me senté en la silla de al lado viendo mi teléfono para encontrar algo más interesante por hacer, podría hacer la cena. Harley se fue un rato así que estoy prácticamente solo.

Salí de mis pensamientos al escuchar un quejido, dejé mi celular en el mesón mirando a Alaia atentamente. Quien abrió sus ojos con mucha lentitud pero no del todo, acostumbrándose a la luz de la habitación. Se veía muy agotada. Observé cada uno de sus movimientos con atención, se sentó en la cama al frente mío llevando la sábana consigo, hizo una mueca. Se dió cuenta de mi presencia, por lo que se quedó mirándome también. Después me dió un fuerte golpe en la nariz.

— ¡Auh! — me quejé echándome para atrás levantándome de la silla y poniendo mi mano en el lugar golpeado. Se acercó y comenzó a darme manotazos, la verdad me quedo sorprendido con la fuerza que tiene — ¡Alaia, soy yo!

— ¡Mentiroso! — gritó molesta

Me tiró al suelo, corrió y tomó la lámpara con la cual me apuntó con ella. Me levanté tambaleándome un poco por el golpe, traté de acercarme pero se puso en posición de pegarme. Me fuí corriendo del cuarto y ella vino detrás mío.

— ¡Alaia, detente, soy Peter! — le dije tratando de hacerla entrar en razón pero solo ocasioné que me tirase la lámpara en la cara

Entré a la cocina y le dí la vuelta al mesón, cogió mi espada yedi que tenía en la silla y comenzó a pegarme con ella. Me regresé al cuarto pero me tropecé con la alfombra al entrar por lo que aprovechó y se subió encima mío pegándome muy fuerte,

— ¡Te odio! — exclamó. Estoy más que seguro que no tardará en romper mi espada.

— ¡Ya basta, escúchame!

La tomé de los brazos con mucha fuerza e hice que diéramos la vuelta en el suelo, quedé encima de ella. Intentó zafarse del agarre pero no puedo ya que la tenía sujeta de las muñecas. La miré a los ojos, se veía enojada, frustrada, destrozada.

— Suéltame, no eres Peter ¡suéltame, ya! — dijo moviéndose

— Alaia, por favor, escúchame. Enserio soy yo. ¿Quieres que te lo demuestre? — dejó de moverse, me miró y se quedó callada — en tu cumpleaños número dieciocho viajamos con nuestros amigos a Chicago, allá nos bajamos en un hotel y celebramos juntos.

— Eso todo el mundo lo sabe, salió en las noticias que estábamos en Chicago y es por eso que fueron varios reporteros por mí— afirmó.

— Harry compró cerveza porque es mayor de edad, por eso bebimos mucho. Después de eso se hicieron las dos de la mañana, decidimos estar solos e... Hicimos el amor en el armario— dije lo último bajando mi mirada un poco con un sonrojo en mis mejillas al recordarlo

Ella se quedó sin expresión mirándome, la solté lentamente y esta vez no hizo nada. Me quité de encima suyo levantándome del suelo y ella lo hizo igual, quedándose al frente mío callada. De pronto sus ojos se aguaron.

— N-no sé qué decir, yo... — murmuró, mordió su labio — pensé que eras Eddie, lo siento tanto...

Se acercó y me abrazó con fuerza, yo también lo hice cerrando mis ojos. Ya lo necesitaba. Nos quedamos unos segundos así. Después de unos minutos hice que se sentara ya que hizo demasiado esfuerzo tratando de golpearme, le dí sus respectivas pastillas tal y como me dió órdenes el doctor. También le preparé algo fácil de comer que fuera rápido.

— Alaia... ¿Me podrías decir qué te pasó después de nuestra pelea? — pregunté un leve susurro. Ella simplemente se quedó viendo el piso, quizás pensando. Me acomodé en la silla a su frente.

— Estaba acostada en mi teléfono cuando llegó Eddie pero... En forma tuya. Obviamente pensé que eras tú pero supe que no, peleé con él por toda la casa, no pude detenerlo... Y me llevó con el doctor Octavius, todo este tiempo estuve encerrada ahí. También estaban Kraven, Quentin y un hombre que es de arena— murmuró sin mirarme

— ¿Cómo escapaste? — seguí preguntando.

— Fue por Eddie, él llegó donde mí, dijo que quería divertirse, e... — pausó de un momento a otro, una lágrima salió de su ojo — i-intentó violarme.

— ¿Qué? — digo cambiando la expresión de mi rostro. Empuñé mis manos.

— P-pero no lo logró, te lo juro, no pudo. Lo detuve y me fuí, después no sé qué pasó cuando salí. Creo que me desmayé. — negó enseguida mirándome al ver que me molestaba

Suspiré para tranquilizarme. Pero todo mi enojo se fue en un instante cuando tomó mi mano suavemente y me miró a los ojos, yo también a ella.

— Al menos estás bien — susurré, asiente.

Apreté su mano fuertemente. Me incliné hacia ella acercándome a sus labios pálidos, no tardó mucho cuando los sentí encima de los míos con suavidad y amor. Puse mi mano libre en su mejilla y ella la suya en mi nuca para acercarse más. Me separé debido a la falta de aire, pero los volvió a juntar besándome con una pequeña rapidez que era muy dulce.

Y lo único que deseaba en ese momento, era que nunca terminase.































































































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