20 E.Ñ
E S P E C I A L ❄ N A V I D E Ñ O
"EL AMOR ME ENSEÑÓ DOLOR Y EL DOLOR ME ENSEÑÓ EL AMOR PROPIO"
Días después
NARRA PETER
Ha pasado tiempo, no hay ningún rastro de Alaia, no sé si estará bien. Hoy es navidad, la verdad es que no me emociona para nada ya que mi novia está desaparecida pero aún así espero que las demás personas la disfruten. Yo todavía no pierdo la esperanza de que aparezca. Hoy May me dijo que vienen de visita Pepper con Morgan para la cena navideña de todos los años, yo le dije que no importaba, que disfrutaran si querían. También me dió una pequeña charla de que hay que pasar la navidad con las personas que están conmigo.
Estacioné el auto de Alaia al frente del edificio una vez que llegué. Me bajé del coche hundiendo mis pies en la nieve y me puse mi capucha mientras los copos caían. Pasé al edificio sacudiendo mis pies y saludé a Stan como siempre. Subí por el elevador llegando a mi piso y me acerqué a mi puerta, la cual estaba abierta por las diferentes investigaciones que está haciendo la policía. Habían varias personas recogiendo pistas nuevamente. El oficial me dijo que no han encontrado nada interesante por el momento, solo cosas rotas y sin valor. Bueno, para mí.
— Oh, qué bueno que llegó. Lamento molestarlo el día de navidad y más a esta hora, son ya las nueve— se disculpó el policía acercándose a mí
— Descuide, no es nada, no estaba haciendo nada — me encogí de hombros — ¿para qué me llamó?
— Mmm, bueno, encontramos esto en la parte baja del armario de su habitación y la de su novia, suponemos que es de usted — avisó sacando algo de su chaqueta
Era una caja mediana envuelta en un papel de regalo de Spiderman, también tenía un lazo color azul muy lindo que lo amarraba y una pequeña hoja de papel. Lo tomé confundido.
—Eh... Gracias por dármelo— agradecí en un murmullo sin saber qué más decir—¿eso es todo?
—Sí. Se lo hubiera llevado yo mismo a la casa de su tía pero es que como verás, hay mucho trabajo y tratamos de ir a casa rápido para ir con nuestra familia. Ya sabe cómo es eso de sagrado pasar navidad con ellos. —me da una sonrisa sincera
—Sí, es muy importante... —pausé
—Debo irme a seguir con la investigación. Feliz navidad.
El oficial se fue dejándome solo en la entrada del apartamento, yo por mi parte miré el regalo. ¿Encontró esto en el armario de mi cuarto? ¿por qué no me dí cuenta de que estaba ahí? Alaia lo tenía bien escondido al parecer. Hice una mueca pensando cuándo habrá tenido tiempo de hacerlo, supongo que lo tendrá guardado como hace medio mes más o menos.
Me dí la vuelta yéndome de una vez por todas para regresar a mi hogar, caminé rápido hasta que llegué al coche y me subí en el asiento del piloto. Puse el regalo en mis piernas y me lo quedé mirando. ¿Lo abro o no? después de todo es para mí, pero quién sabe, quizás Alaia no me lo quiera dar el día de hoy, pero entonces ¿cuándo lo hará? mordí mi labio decidido y le quité moño, tomé la nota.
"Para el mejor superhéroe del mundo, mi Spidey ❤🕸🕷"
Una sonrisa salió de mis labios sin evitarlo y comencé a quitarle el papel decorativo para tratar de no dañarlo. Al terminar lo eché para un lado. Alcé la tapa de la caja mediana y saqué lo que había en el interior mirándolo. Era un suéter navideño con estampado de Spiderman. Era muy suave. Lo olí un poco y tenía un leve aroma a mi novia el cual traté de absorber durante unos segundos. La extraño. La extraño mucho.
Pasaron unos minutos y me decidí por irme por fin a casa, conduciendo por las calles con esta vez un poco más de alegría por el regalo de mi novia. El tráfico no está tan pesado como ayer. Al llegar al edificio de mi tía me bajé y entré subiendo por las escaleras para el piso indicado, busqué la puerta y abrí con ayuda de mis llaves. Dejé mis botas en la entrada.
— ¡Peter! — exclamó la pequeña Morgan corriendo hacia mí, me abrazó
— Hola — la saludé abrazándola igual, después de unos segundos me separé — ¿y te dieron tu regalo de navidad que te mandé?
— Sí. Gracias por el guante electrónico que hiciste, pero mamá se asusta mucho porque cree que voy a explotar la casa. Pero sé que puedo manejarlo.
Asentí. — Desde que Alaia se fue no la veo ni hablo con ella, ¿sabes si vendrá? — preguntó
Yo me quedé callado. Morgan no sabe que Alaia está desaparecida, todos en la familia acordamos en no decirle porque se pondría mal y no queremos eso, simplemente le contamos que está de viaje haciendo cosas de la universidad y está muy ocupada. Cuánto daría porque fuera así.
— Sabes que está ocupada pero seguramente vendrá en un tiempo. Ya lo verás. — mentí con tristeza
Ella sonríe y se va con su madre, la cual tiene ojeras al igual que yo. Todos estamos muy preocupados pero hay que estar unidos en navidad, al menos una vez. Saludé a todos como de costumbre y me fuí a mi habitación. No tengo ganas de hacer nada. Me quité mi abrigo dejándolo en la cama y me tiré en ella. Brais se subió en mi abdomen.
— También es tu primera navidad sin ella, ¿verdad? — murmuré viendo el techo — no se siente igual, espero que esté bien... Solamente estoy esperando que Venom aparezca para hacerlo hablar pero... Ni siquiera lo he visto desde que Alaia desapareció.
Suspiré. Eso era muy obvio. Ahora que se llevó a mi novia, no tiene más nada qué hacer ya que sabe que no tendré ganas para salvar la ciudad y mucho menos de vivir. Supongo que este fue su plan desde un principio de todo esto. Me senté haciendo que el gato se pusiera en el colchón y me miró con sus grandes ojos.
— ¿Qué? me miras igual que ella cuando quiere decirme algo — murmuré, intenté ignorarlo pero no apartó su vista nunca. Lo volví a mirar.
Brais se acerca y se tumba en mi regazo sin decir más nada empezando a acariciarse en el. Después se quita y sigue mirándome.
— ¿Enserio te diste cuenta? — pregunté sorprendido. Él ronronea. Dios mío, este gato es más inteligente de lo que creo. — lo siento, llevo días sin ella y es que... Se me hace difícil no tenerla. Pero entiéndeme, ¿okey? si tuvieras una novia a la cual no ves durante un tiempo, lo harías. Aunque no puedes hacerlo, eres un gato. Pero me refiero a que lo harías si fueras humano.
Y si se preguntan de qué le estoy hablando, es que Brais sabe que en plena madrugada me voy a dar un baño y no es precisamente para eso. Ustedes entienden.
Sacude su cola y se acuesta en el piso. Tendré más cuidado con el ahora que sé que se da cuenta de las cosas. O quizás me estoy volviendo loco. Tocaron la puerta y dije un "pase", entró Happy.
— Hola. Ya vamos a empezar la cena de las doce, ¿no vienes a acompañarnos? — dice ofreciendo mi compañía
— No tengo hambre... — susurré
Hace una mueca pensando unos momentos, cierra la puerta, avanza hacia mí y se sienta a mi lado. Ninguno dijo nada durante los próximos segundos. La verdad es que no tengo ganas de hablar porque no me siento tan bien para hacerlo pero en algún momento debo, ¿no?
— Oye... Sé que es difícil la situación que estamos viviendo, créeme, May se está volviendo un poco loca. Pero... Hay que seguir adelante hasta que se pueda hacer algo.
— Sí, lo sé... Es que simplemente no siento que pueda hacerlo. No puedo seguir adelante.
Pensó — ¿Sabes? cuando era adolescente como tú, estaba en el reclutamiento para seguridad y conocí a una chica. Era inteligente, astuta, bonita... Nos llevábamos muy bien, hasta tuvimos algo durante un tiempo pero después se tuvo que ir a Miami porque le ofrecieron el trabajo allá y a mí aquí en Nueva York. Cuando se fue estuve triste porque pensé que no la vería más, aún así seguí adelante. Unos cinco años después la volví a ver, ya era una gran mujer. ¿Y sabes lo mejor? que no me rendí, seguí con lo mío para que cuando ella regresase, me viera mejor y no sintiera pena por mí. Pero estaba casada así que no tuvimos nada.
— ¿Y eso qué tiene que ver conmigo? — pregunté confundido frunciendo mi ceño sin entender
— Te digo, Peter. Que si Alaia estuviera aquí, le gustaría que siguieras tu camino en la vida. Porque eso es lo que piensa alguien que enserio te quiere.
Coloca una mano en mi hombro mirándome con una sonrisa sincera, me da unas palmadas y se levanta para irse
— Gracias, Happy. — agradecí
— No es nada. Además, ya extrañaba tener estas conversaciones que no sean de superhéroes.
Asenti. Él sale de mi cuarto dejándome nuevamente solo con el gato.
Por inercia giré mi cabeza al colchón donde estaba mi abrigo y saqué el suéter navideño del bolsillo. Es cierto lo que dijo Happy. Si Alaia estuviera aquí, estaría diciéndome que siguiese. Me quité mi camisa y me puse el suéter que me quedó justo a la medida. Salí de mi cuarto llegando al comedor donde estaba la familia y me senté al lado de mi tía, la cual tomó mi mano con una sonrisa.
— ¿Y ese suéter, Peter? — preguntó Pepper al frente mío con una sonrisa
— Un regalo. — respondí
Ella asiente. Mi tía empieza a servir la cena con ayuda del guardaespaldas el cual me guiña el ojo sonriendo al poner el plato a mi frente y yo le sonreí.
Quizás esta navidad no fue de las mejores pero sé que la próxima lo será solo por Alaia. Y seguiré esperando a que regrese.
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