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"EL SECRETO, QUERIDA ALICIA, ES RODEARSE DE PERSONAS QUE TE HAGAN SONREÍR EL CORAZÓN. ES ENTONCES Y SÓLO ENTONCES, QUE ESTARÁS EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS"

NARRA ALAIA

Hice una mueca sintiendo mi cabeza a punto de explotar y me quejé un poco por el mal sabor de boca que tengo. Abrí mis ojos viendo el techo de la habitación, me senté lentamente en la cama sin quitar la expresión de mi rostro. Miré a mi lado encontrando a mi novio tapado de la cintura para abajo con una sábana, la parte descubierta mostrando su espalda desnuda. Me dí cuenta que yo también lo estaba. Y también que la lámpara de al lado de la puerta está rota en el piso. ¿Qué mierda había pasado anoche?

Salí de las cobijas poniéndome mis pantuflas, comencé a colocarme mi ropa interior que estaba en el suelo y por alguna razón extraña mis bragas están rotas. Fruncí el ceño confundida y decidí buscar unas nuevas. Me cambié con una pijama formal. Me fuí del cuarto peinando mi cabello que está realmente alborotado. Por alguna razón rara estaba cerrado nuestro cuarto con seguro. Abrí mis ojos un poco al ver todo hecho un desastre, el pasillo lleno de soda en el suelo. Avancé un poco más llegando a la sala, donde habían botellas de cerveza vacías, brillantina en el suelo y mucha suciedad, la cocina estaba igual o peor. Ah, y casi lo olvidaba; Harry, Ned y Betty tirados en el piso durmiendo muy ebrios.

Me devolví por mis pies regresando al cuarto, cerré la puerta detrás mío con cuidado y le eché seguro por si acaso. Me acerqué al chico esquivando las botellas de cerveza que habían en el suelo vacías. Apenas me acabo de dar cuenta que mi vestido que tenía puesto ayer estaba del otro lado de la habitación tirado. Me agaché al lado de mi novio.

—Peter, despierta, vamos — murmuré moviendo su hombro, él simplemente se quejó — Pet, por favor, hay un desastre afuera que enserio no querrías ver.

Hice una mueca tratando de pensar. Y el dolor de cabeza no me dejaba hacerlo. Seguí insistiendo en despertarlo pero solo conseguía quejas o movimientos para cambiar de posición en la cama, enserio que es pesado.

—Peter... Por favor, ven... —rogué ya cansada —sé que me estás escuchando. No sé qué hacer con todo esto, ayúdame ¿sí?

Balbucea como un bebé para después bostezar. Abre sus ojos cafés mirándome para después fruncir su ceño mucho. Sé que tiene dolor de cabeza. Se sienta en la cama. Busqué una caja de pastillas en el cajón a mi lado y cuando las encontré le entregué el agua que hay en el mesón.

—Gracias... — agradeció como pudo, se la tomó de un trago. Yo me tomé una igual para evitar el dolor.

A los pocos minutos ambos nos fuimos nuevamente del cuarto hacia la sala. Peter tuvo la misma reacción que yo al ver todo muy desordenado como un chiquero de basura. Hizo una mueca. De un momento a otro Harry se levantó y nos hizo dar un susto.

—¡Chicos, regresaron! — gritó al vernos, talló sus ojos y le dió una patada a Ned en las costillas — gordo, despierta, ya son las once de la mañana.

— ¿Qué? — musitó el chico gordito sentándose con sus ojos cerrados. También le dio una patada a Betty.

—¡Auh! ¿qué acaso no te enseñaron a respetar a las chicas, idiota? - le reclamó enojada

Los tres se veían como si no hubieran dormido durante tres días enteros. Los ayudamos a reaccionar ya que estaban un poquito desorientados, les dimos pastillas para el dolor y les prestamos un poco de ropa ya que la que tenían olía a alcohol puro. Pasó media hora en donde hicimos todo eso. Me senté al lado de Peter después de tomarme un vaso de jugo, él descansó su cabeza en mi hombro. Los chicos estaban al frente de nosotros en el sillón.

— ¿Qué pasó anoche? — preguntó mi novio tratando de evitar no dormirse. Y él también tenía ojeras.

—¿Enserio quieres que te diga toda la mierda que hicimos anoche? ¡esa fiesta estuvo fenomenal! —exclamó Harry emocionado

—Aunque obviamente terminamos como perros abandonados en la calle pero bueno... —agregó la rubia

— ¿Ustedes se acuerdan de algo? —preguntó Ned mirándonos. Yo negué en señal de que ninguno de los dos lo hacíamos. — qué mal.

—Bueno... Bebimos mucha cerveza juntos, obviamente todos terminamos borrachos a la media hora de la primera botella. Alaia bailó encima de la mesa conmigo— presumió sonriendo mi amiga

— Mientras que Peter se perdió como durante una hora donde no lo vimos y después regresó muy ebrio porque se llevó dos botellas para no sé dónde. Ah, y el tal Harley nunca apareció en toda la noche. — completó Ned

—Se hicieron las cuatro de la mañana y ustedes dos se fueron al cuarto a "hacer sus cosas". Y si se preguntan cómo lo sabemos, puedo admitir y decir que sus gemidos no son del todo bajos. —dice Harry sonriendo pícaro— después no volvieron en toda la fiesta porque al parecer se quedaron dormidos.

Rodé mis ojos. Oh, esperen un segundo... Peter se separó en un instante de mi hombro y nos miramos al mismo tiempo pensando lo mismo. ¿Habremos usado condón? sí, estábamos muy ebrios por lo que quizás no le dimos mucha importancia. Mordí mi labio asustada.

— Y yo me tengo que ir porque al parecer tenía universidad y me hice el loco y no fuí. — habló el chico sacándonos de nuestros pensamientos —¡hasta la próxima fiesta!

Los tres se despidieron de nosotros, Betty también me dijo que estuve toda la noche muy amorosa con mi novio. Bueno, esa parte me gustó. Peter cerró la puerta una vez que salieron y me puse detrás de él, volteó a mirarme.

—¿Enserio no recuerdas si usamos condón? - pregunté, él niega y pasa sus manos por su cabello— ¿y si estoy embarazada?

—Tenemos que averiguar primero si sí usamos o si no para saber, quizás... En la habitación esté tirado o en la basura, algo así.

Asentí. Ambos nos fuimos casi corriendo al cuarto para buscar el dichoso condón sucio si es que lo hallamos. Peter buscó en la basura y yo en el suelo, simplemente encontré ropa tirada de ambos al igual que la interior de mi novio, estaba hecho un desastre, y ni rastro del condón. Mi novio suspiró mirándome, negando con la cabeza, indicando que no había encontrado nada. Ni siquiera el empaque donde viene el plástico. Me tiré de espaldas en la pared mordiendo mi uña. ¿Y si estoy embarazada?

—Tengo que hacerme una prueba por si acaso - dije precavida, Peter me miró — no puedo quedarme así. Si no usamos condón, hay un setenta por ciento de posibilidades de que esté embarazada así que debo hacerlo.

—¿Segura? —asentí —bueno... Mandaré a comprarla.

Salió del cuarto. Fue a la cocina tomando el teléfono fijo para llamar a recepción para el servicio de tienda, que es una que queda al frente del hotel. Peter les dijo que trajeran una prueba de embarazo efectiva ya que como muchos sabemos, algunas no suelen ser del todo. Pasaron unos minutos donde mi novio estuvo parado en la puerta. Sé que él está aunque sea un poquito asustado pero no del todo ya que como me había dicho antes; él quiere un bebé. Y en una parte me da tristeza decirle que no porque enserio quiere. Tocaron el timbre y el chico recibió el pedido, se acercó a mí regresando a la habitación y lo sacó de la bolsa entregándome la caja.

—Oye, bonita... — llamó mi atención, lo miré — sea lo que sea que salga en esa prueba, te prometo que estaré a tu lado siempre. T-te amo mucho. — sus mejillas se sonrojaron al decir lo último

Sonreí levemente y me acerqué a él — yo también te amo, Pet.

Lo besé suavemente, él me siguió. Me separé después de unos cuantos segundos. Después me dió un dulce beso en la frente.

Entré al baño cerrando la puerta detrás mío. Hice la prueba como normalmente se hace, también tuve que esperar unos cinco o diez minutos a que estuviera lista, mientras tanto estaba sentada en la tapa del inodoro muy preocupada. ¿Y si sale positivo? ¿qué voy a hacer? ¿cómo será la reacción de Peter? no, no, él lo tomaría muy bien, él es muy bueno conmigo.

Mi reloj sonó indicando que el tiempo había pasado y la prueba está lista, la tomé viendo el resultado. Tragué en seco con un nuevo en mi garganta. Me fuí del baño llegando a la habitación otra vez, donde estaba Peter sentado en la cama, se paró rápidamente al verme y se acercó.

— Negativo... No estoy embarazada — murmuré.

Él suspiró para después abrazarme dulcemente, yo le correspondí de igual forma. Cerré mis ojos. Ambos habíamos tenido un susto de muerte si esa prueba salía en positivo, prácticamente sería un nuevo paso a seguir que no teníamos planeado por el momento. Lo miré separándome de su cuerpo.

—Sé que querías tener un bebé por ahora, lo siento... —me disculpé apenada

—No pasa nada, después de todo, tú misma me dijiste que no iba a ser por ahora y tampoco te voy a obligar a que lo sea.

—¿Seguro?— hice una mueca no muy decidida

—Por ahora soy feliz teniéndote solo a tí. — respondió, sonreí leve —además, podríamos tener más oportunidades para tenerlo si eso quieres. Eso implica más privacidad de pareja.

Asentí sonriendo sintiendo cómo tomaba mi mano suavemente. Se inclinó hacia abajo un poco besándome, le seguí colocando mis manos en su cuello. Las suyas se metieron en mi camisa lentamente, acariciando mi espalda.

—Peter...

—¿Quieres? — preguntó mirándome a los ojos, asentí — está bien...

Me besó nuevamente. Comenzó a retroceder hasta que chocó con la cama cayendo sentado en ella, me puse en su regazo quitándome la camisa y lo besé otra vez. Puso sus manos en mi trasero apretando hacia que leves jadeos salieran de mi boca. Lo ayudé a quitarse la camisa comenzando a acariciar sus músculos que, Dios mío, me traen loca. Sus dedos desabrocharon ágilmente mi sostén tirándole por otra parte, besó mi cuello.

—P-Peter... —susurré cerrando mis ojos, mordí mi labio

En movimiento rápido me tumbó en la cama colocándose encima mío. Me besó. Los siguientes minutos se basaron en besos y caricias. Cuando íbamos a pasar a lo próximo, en el peor momento tocaron el timbre del apartamento. ¿Por qué siempre nos interrumpen?

Se separó de aquel beso gruñendo muy molesto, se quitó de encima mío y me coloqué su camisa. Mi novio se cruzó de brazos enojado como un niño pequeño.

—Ve a abrir tú, no tengo ganas de gritarle al idiota que nos interrumpió, ¿sí, bonita? — dijo mirando hacia otra parte

Rodé mis ojos divertida y le dí un beso en la mejilla. Salí de la habitación yendo a la entrada, pero Peter se asomó por el cuarto para ver. Abrí la puerta encontrando a Harley con telarañas en sus manos, cuerpo y boca, entró al apartamento y lo miré con el ceño fruncido.

—¿Qué...? — pregunté confundida. Se quitó la tela de su boca para hablar.

—Peter me dejó atado en el Empire State desde las tres de la mañana, tuve que tomar un taxi para venir y pedir ayuda a los paramédicos para que me bajaran.— respondió

Suspiré volteando mi mirada hacia mi chico, que simplemente sonríe culpable desde el cuarto. El rubio se fue a su cuarto para darse un baño. Voltee hacia Peter dándole una mirada de regaño, él se encerró en la habitación lentamente. Enserio que este chico no se detiene.





























































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