04

"TODOS SOMOS ÁNGELES, DEMONIOS Y AVECES UN POCO HUMANOS"


Dos días después
NARRA PETER

— Sí, buena tarde, igualmente — le digo a mi jefe del contrato con una sonrisa mientras sale por la puerta

Terminar el contrato que tenía con otra empresa diferente a la de mi novia me hace sentir aliviado, ya que me quitaba mucho tiempo; me levantaba temprano, almorzaba casi corriendo y llegaba a mi hogar más o menos a las ocho. Y lo más importante, casi no veía a mi chica. Pero ahora tendré mucho más tiempo para ella y pasar más tiempo juntos, sobretodo ahora que también está un poco relajada de su trabajo debido a todas las cosas que adelantó.  La verdad es que me hace muy feliz estar trabajando aquí, prefiero estarlo que en otro lugar ya que tengo muchas ventajas como ver a Alaia casi todos los días en el, almorzar juntos y prácticamente ella es mi jefa de trabajo, pero también tengo otro jefe. Aunque así estoy bien.

Me quito mi bata de la laboratorio y la dejo en la silla, me voy a mi oficina para terminar unos papeles que me faltan. Cerré la puerta detrás mía y me senté en la silla giratoria poniendo mis pies encima del escritorio empezando con mi trabajo. No es tan divertido que digamos, más bien me la paso haciendo nuevas cosas para la empresa, llenando papeles de negocios y cosas así. Pero lo que más me gusta hacer cuando estoy aquí es hacer mezclas, reacciones químicas y todo eso con Ned. Me recuerda a cuando estábamos en secundaria. Tocaron la puerta en ese mismo instante.

— ¡Pase! — grito algo confundido, no espero visitas, ¿o sí?

Dejo de pensar cuando mi hermosa novia entra con una sonrisa en el rostro cerrando la puerta detrás suya. Tenía un lindo vestido celeste que era un poco pegado en el pecho y la falda era corta.

— Hola señor Parker, pensé que estaría aburrido así que vine a hacerle un poco de compañía — dice sentándose en la silla al otro lado mío, mirándome

— Piensas bien. Tengo algo de trabajo pero saldré temprano de aquí, ¿quieres ir a comer Burger King? — pregunto escribiendo en mi libreta de apuntos dándole leves miradas

— Me encantaría pero solamente si me dejas pagar porque justamente hoy me dieron cupones gratis durante todo el año por arreglarles la franquicia. Un buen regalo.

— Qué suerte tienes, yo intenté conseguir un cupón gratis un día y me echaron enseguida.

— Son simples ventajas que te dan, también empezarán a darte a tí cuando expandas muchísimo más tu trabajo.

Una idea llega a mi cabeza — oye, estuve viendo por ahí y me dí cuenta que estuviste trabajando con mecánica ¿intentaste hacer trajes nuevamente?

— Mmmm pues... Tal vez sí, ¿por qué? ¿no puedo hacerlo?

— No necesariamente pero si te digo que no de todas maneras no me harás caso ya que eres mi jefa y tú me mandas así que...

Ella ríe levemente y se levanta de su asiento comenzando a caminar hacia mí, cuando está cerca me quita los pies del escritorio, entra en el pequeño espacio que hay entre el objeto y mi cuerpo y se sienta en la mesa dejándome ver sus blancas piernas. No me dí cuenta en qué momento se quitó los tacones.

— No solamente vine para hablar de la cena, ¿sabes? — murmura. Su pie empieza a masajear mi pierna lentamente de arriba a abajo.

Muerdo mi labio inferior mientras mis brazos se erizan enseguida. Se baja de donde está quitándome la libreta de las manos y tirándola a otra parte. Mete sus piernas ágilmente por los lados de la silla y se sienta en todo mi regazo.

— He notado que últimamente estás tan ocupado que no me haces caso — susurra con un leve puchero

Sonrío y le beso con mucha lentitud empezando a pasar mis manos por su cuerpo, aprieto su trasero y ella gime en mis labios desabotonando los botones de mi camisa. Sus caderas se remueven y siento el bulto en mi pantalón creciendo poco a poco, sintiendo su humedad contra la tela de mi pantalón. Besa mi cuello.

— Alaia... — jadeo cerrando mis ojos sintiendo el deseo hacia ella creciendo

Se separa de aquella zona y me vuelve a besar, esta vez añadiendo más pasión al juego y yo lo hago igual. Beso su pecho y aprieto uno de ellos. Dirijo mi otra mano a su braga y empiezo a tocarla con mis dedos, haciendo que comience a gemir y moverse más contra mí. Mierda, me he dado cuenta que encanta tenerla así.

— P-Peter, ah... — cierra sus ojos

Nos besamos nuevamente. Pongo mis manos en todo su trasero comenzando a masajearlo por debajo de su vestido azul.

— ¡Peter! ¿has visto mi...? — ambos separamos nuestros labios y giro la silla un poco viendo a Ned con la boca abierta en la puerta.

— ¡Ned, maldita sea! — le grito molesto tapando a mi novia, tomo mi chaqueta que está en el espaldar y la coloco encima de sus hombros — ¿qué mierda no te enseñaron a tocar? ¡te lo he dicho millones de veces!

Se tapa los ojos — ¡No ví nada, lo juro! ¡sigan con lo suyo, chicos!

Sale rápidamente, suspiro dejándome caer en la silla y mi novia se ríe con mucha gracia. La miro.

— Recuerdo que siempre nos interrumpía cuando estábamos en la escuela o en casa de May, era muy divertido. Pero ya, no te pongas amargado. — dice con una sonrisa

— Es que tenemos un mes sin hacerlo por el trabajo y ahora que por fin estamos desocupados, no tenemos ni privacidad.

— Tranquilízate, si eres paciente, mejores cosas vendrán. Prometo que te tendré una sorpresa que te gustará mucho — me guiña un ojo atrevida

Me saca una sonrisa y me da un beso corto para después levantarse de mi regazo y comenzar a acomodar su vestimenta. Yo lo hago igual. De un momento a otro estornuda y la veo confundida, nunca la había visto estornudar.

— Descuida, solamente fue un estornudo — me dice para calmarme — ¿vamos a comer algo?

Asiento y le entrego su bolso, el cual toma. Ambos salimos de mi oficina para dar una pequeña merienda.

[...]

— Definitivamente no fue solamente un estornudo. — digo mirando el termómetro en mis manos viendo una temperatura de 26 grados centígrados.

Después de comer un poco decidimos venir a casa a relajarnos, nos dimos baños y mi novia iba a ayudarme con algunas cosas de mi traje pero empezó a sentirse mal. Sé que no soy doctor ni nada de eso pero la revisé y tiene una temperatura muy baja. Al igual que tiene frío.

— Estoy bien. — afirma.

— ¿Enserio? pues no lo parece. Tienes una temperatura que no es normal, tu nariz está roja de tanto estornudar y tienes dolor de cabeza. Obviamente estás resfriada.

— Peter, siempre me enfermo así, no interesa y no es importante, ¿sí? vamos a comer que me muero de hambre — quiso levantarse pero la acosté nuevamente

— No. Nada de Burguer King hasta que te sientas mejor y se te pase el resfriado. No puedes salir de noche si no quieres ponerte peor.

Ella frunce el ceño — bien, señor JEFE.

Se da la vuelta en la cama dándome la espalda. Suspiro. Sé que está molesta, es la mujer más terca que he conocido, pero no puedo dejar que salga así porque no quiero que se ponga peor. Creo que el resfriado le hizo muy mal.

— De acuerdo... Si no te molestas conmigo como una niña pequeña, te compraré sushi de Maki que es tu favorito. Pero solamente si me haces caso y no sales.

Se sienta en la cama sonriente y asiente repetidas veces. Le doy un beso en la frente y me voy de la habitación dejándola viendo televisión con Brais. Llego a la cocina y decido hacerle una sopa de champiñones que le encantan, para que tome un poco de fuerzas. La hago rápidamente después de pedir al restaurante chino. La verdad es que cuidar a Alaia no se me hace difícil, aunque ella ya tuvo que cuidarme una vez.

Tocan el timbre y de inmediato pienso en el sushi, no tardó ni diez minutos en llegar, quizás solamente hacen pedidos rápidos. Dejo la sopa tapada y camino a la puerta. Donde la abro sin ver antes quién es. Elena.

— Ah, eres tú— dice con una leve cara de asco al verme — ¿dónde está mi hija?

— Está en su cuarto. — quiso pasar pero no la dejé, ella me mira con seriedad — creo que no le quedó muy claro lo que dijo ella, ¿verdad? no quiere volver a verla.

— No digas mentiras estúpidas, necesito hablarle quieras o no.

— ¿Pars convencerla de que se vaya? pues no, no creo que lo haga. Usted no puede abandonarla y volver ocho años después como si nada.

— ¿Y tú qué sabes de eso? — se cruza de brazos

— Estuve con ella cuando la llamó, también viéndola llorar todos estos años solo porque usted no tuvo el valor suficiente de madre para cuidarla. El señor Stark la cuidó muchísimo más que usted.

— Soy su madre.

— Una madre no quiere lo mejor solo para ella, también para sus hijos. Y usted prefirió una gran vida de lujos en vez de cuidar a una chica que se sentía sola e indefensa.

Se queda callada mirándome. Tomo el pomo de la puerta.

— Ahora váyase y no vuelva. Alaia está enferma y necesito cuidarla, además de que no voy a tolerar de que tenga ese comportamiento como si ella hubiera sido la que arruinó todo.

— Te vas a arrepentir.

Le cierro la puerta en la cara rodando mis ojos con enojo. Enserio que me da mucho coraje verla hacer lo que le plazca como si no le interesase nada. Escucho que mi novia me llama por lo que voy a responder su llamado, entro al cuarto y me mira con curiosidad desde la cama.

— ¿Quién era? ¿era el sushi? tengo muchísima hambre, enserio — pregunta viendo mis manos por si había algo

— No, era... Tu mamá — respondo, ella baja su mirada un poco. Me acerco más y me siento a su lado — vino a hablar contigo pero no la dejé entrar, le dije que no volviera y le expliqué muy detalladamente que no querías verla más.

— Gracias. Realmente lo siento si es muy pesada.

— Oye, no tienes que disculparte. Ella es la que debería por todas las cosas que te hizo, pero no dejaré que te haga nada otra vez.

Me mira y asiente sacando una pequeña sonrisa. Me abraza fuertemente y le correspondo cerrando mis ojos sintiendo su agradable compañía.





























































PREGUNTA: díganme, para los protagonistas, ¿hacer el amor duro contra el muro o lento contra el pavimento?



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