𝟭𝟮
E S P E C I A L 1/5
"TAL VEZ NO TENGAMOS UNA RELACIÓN PERFECTA, PERO PODEMOS APRENDER A TENERLA"
NARRA PETER
— ¿Tú sabías que los bebés pueden tener erecciones? — pregunto, Alaia me mira confundida — oye, ese fue Google el que me lo dijo, no me mires así.
— Pet ¿no crees que sería raro ver al bebé con una erección? ni siquiera sé por qué estamos hablando de eso.
— ¡Porque es interesante!
Niega con la cabeza. — ¡es raro y escalofriante!
Aleja las sábanas de su cuerpo y se levanta yendo al baño, donde suelta su cabello y se arregló un poco para no verse tan mal en la mañana. Debo admitir que me encanta dormir con ella porque siempre se pone pijamas que son muy cortas cuando estamos solos, bueno, tengo la vista solo para mí. Regresa al cuarto con el cepillo peinando su pelo en el tocador. Por mi parte me levanto organizando la cama. Me quito mis pantuflas tirándolas a un lado para estar más cómodo. Estos días Alaia y yo hemos tratado de estar lo más tranquilos posibles por el bien del bebé, casi siempre hacemos la rutina de todos los días: levantarnos y bañarnos, hago el desayuno, me voy a trabajar, ella se queda trabajando desde casa algunas veces y en la tarde-noche nos vemos.
— Estos días tengo una reunión, bueno, más bien una cena. Con el jefe de una empresa nueva que llegará a la ciudad, vamos a hacer un contrato ¿quieres venir? — me pregunta.
¿Un jefe? estoy seguro que debe ser un caprichoso
— Sí, claro ¿cómo se llama? — respondo sentándome en la cama sacando mi teléfono
— William Bakers, creo que es hijo del dueño de empresas Francesas desde hace como 20 años en Francia, será increíble ¿no? — me sonríe.
No pierdo ni un segundo en buscar al tipo en Google y me salen un montón de búsquedas sobre él. Y sí, esta soltero. Sospechoso. Sigo investigando más y me encuentro que ha tenido mucha polémica por muchos temas, la verdad, ahora que sé esto, ya me da mala espina.
— ¿Lo buscaste? — me sobresalto al escuchar la voz de mi esposa a mi lado y escondo el celular detrás mía. — no debes estar celoso de él.
— Bueno, por la forma en que hablas de él, creo que sí debería estarlo.
— Ay, Pet... — dice, se coloca a mi frente poniendo sus manos en mis hombros para después pasar sus piernas por mi cadera sentándose en mi regazo. Me mira a los ojos con una sonrisa pícara. — yo solo te quiero a tí, mi hombre musculoso.
Me da un beso en los labios muy corto y después comienza a dejar varios en mi cuello. No, no, no debo dejarme llevar, siempre me convence de que no esté celoso, no puedo hacerlo... Pero... Mierda, me maldigo a mí mismo por dejarme mandar de ella siempre, no puedo negarle nada. Paso mis manos por su espalda alzando un poco su blusa de tela fina sintiendo una molestia en mi pantalón. La tomo de la cadera y en un movimiento rápido la pongo en la cama, posicionándome entre sus piernas.
— ¿Sabías que hacer el amor ayuda al desarrollo del bebé? — susurra cerca de mi rostro mientras su mano acaricia el bulto que hay entre mis piernas— sí, yo también estuve investigando.
Me río y vuelvo a besarla esta vez más apasionadamente.
— ¿Por qué no matamos dos pájaros de un tiro? — pregunto, ella me mira confusa.
Me quito de encima suya y tomo su mano para ir al baño, donde cierro la puerta y comenzamos a quitarnos la ropa. Se mete a la ducha y abre la regadera empezando el agua a caer encima de nosotros. La subo a mi cintura pegándola a la pared y vuelvo a besarla, mis manos acarician todo su cuerpo a medida que pasa el tiempo. Rasguña mi espalda. Decido no perder más tiempo y entro en ella sin pedirle permiso, suelta un pequeño grito clavando sus uñas en mi torso. Comienzo a embestirla bruscamente. Coloco mis manos en sus piernas para sostenerla de que no se caiga y pasa sus brazos por mi cuello quedando completamente enganchada a mí.
Teníamos semanas sin hacer el amor y ya lo necesitaba para desestresarme un poco por el trabajo. Acaricio su cabello que está levemente mojado y beso su cuello dejándole varias marcas. Ya que no va a salir de casa por ahora por el embarazo, nadie la va a ver ¿verdad?. Cierro mis ojos disfrutando del interior de mi esposa que es más cálido que nunca. Ella parece estar disfrutándolo demasiado. Leí en internet que en el embarazo, tener relaciones es mucho más placentero, creo que esto sirvió de mucha ayuda porque podremos hacerlo más sin andar preocupados o algo así.
Gruño cuando me corro en su interior, doy varias embestidas más hasta que ella acaba y sus piernas tiemblan a mi alrededor. La sostengo para que no se caiga. Cierro la regadera y salgo del baño, tomo una toalla grande cubriéndonos a ambos. Camino a la cama y me acuesto boca arriba todavía con Alaia pegada a mí.
— P-Peter... — me llama sentándose en mi torso, la miro — te amo mucho.
— Yo también.
La abrazo fuertemente y ella a mí. Oliendo su olor a jabón de fresa. Me separo y acomodo su pelo que está en su rostro.
— No te vayas.
— Créeme que me quedaría todo el día así, los dos juntos pero debo ir al trabajo, cariño. — susurro, ella hace un puchero y se quita de encima acostándose al lado
Me levanto y me voy a cambiar de ropa rápidamente. Me coloco cualquier muda de ropa que veo de primero y termino de amarrar mis zapatos marrones. Acomodo mi corbata y miro la hora. Voy algo tarde. Vuelvo al cuarto y miro a Alaia que tiene una expresión triste. Ay, esta es la parte mala del embarazo, la bipolaridad.
— Mi amor, no estés así.
— Es que siempre haces lo mismo. Te quedas un rato y después te vas a trabajar hasta la noche, casi no estás conmigo. Ni siquiera hacemos nada desde hace como dos semanas. — murmura bajando su mirada.
Suspiro y me acerco a ella, acaricio su mejilla.
— Mira, no puedo estar contigo las 24 horas del día por culpa de mi jefe pero... ¿Te parece si salimos hoy a comer? podríamos comprar sushi de tu favorito.
Hace una mueca pensativa y al final asiente estando de acuerdo. Le doy un beso en la frente y me levanto yéndome. Sé que el trabajo últimamente es muy pesado por lo que ya casi no pasamos tiempo juntos, desde hace días entro al trabajo a las diez de la mañana y salgo a eso de las siete de la noche, añadiendo también las patrullas por la ciudad que ahora son más pesadas, llego como a las once y siempre encuentro a Alaia dormida.
[...]
— Quiero una entrada rápida porque sé que se demoran un poco en traer la comida, después dos Makis con doble de salsa, una sopa de verduras extra grande y una botella de agua saborizada de limón. Gracias. — dice Alaia pidiendo sonriendo. El mesero me mira con una ceja alzada.
— Embarazo.
Él asiente y se va llevándose las cartas. Alaia me mira apenada por pedir tanta comida. Son las ocho de la noche y venir a comer a un restaurante no fue tan buena opción. Antes de salir, Alaia se comió un hot dog, dijo que solo comería algo ligero y ahora se pidió muchas cosas.
— Y... ¿Cómo te fue en el trabajo? Betty me contó que hablaste con tu jefe — pregunta jugando con su cabello, un tanto desanimada.
— Bueno, en realidad él hablo conmigo. Me dijo que llegara a la hora que quisiera y que si tenía problemas con los papeles y los experimentos le dijera. Fue muy extraño, jamás de portó así de amable conmigo.
— Sí, raro ¿verdad? — se ríe nerviosa. — cambiemos de tema. La doctora me llamó esta tarde, dijo que el bebé va en muy buen estado, y también que era recomendable seguir tomando las pastillas.
— Creo que esas pastillas son las que te tienen así, tan... Bipolar.
— ¿Bipolar? claro que no... ¿Por qué esa tipa te está mirando? — frunzo mi ceño confuso y miro a donde mira ella, donde una chica nos mira y al darse cuenta que la miramos a ella, se va. Volteo a mi esposa con una ceja alzada. — lo siento, quizás tengas razón ¡pero no puedo evitarlo! en un segundo me siento feliz, al otro triste, al otro con ganas ¡soy muy tonta!
— Mi amor, es una fase difícil de embarazo, no por esa razón eres tonta.
— ¿Estás diciendo que soy tonta para otras cosas?
— ¿qué? ¡no, Al!
Llega la entrada y ella felizmente comienza a comerla con mucha felicidad. Definitivamente este será un largo y exhausto embarazo.
ASI EMPEZAMOS EL ESPECIAL
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top