𝟬𝟰
"WHERE DID WE ALL GO WRONG? LOVE, LOVE, LOVE, LOVE. LO-LO-LO-LOVE, LOVE, LOVE. LO-LO-LO-LOVE, LOVE, LOVE. LO-LO-LO-LOVE, LOVE, LOVE. WHERE DID WE ALL, WHERE DID WE ALL GO WRONG?"
Una semana después
NARRA ALAIA
— ¡Cariño, la cena ya está lista! — grito sirviendo los vegetales con pollo en el plato y las pongo en la mesa del comedor. Frunzo mi ceño al no oír a mi esposo. — ¡Peter, la comida!
Espero unos segundos pero nada que aparece, ¿qué está haciendo? dejo el delantal de cocina en la silla y camino hacia mi habitación para buscar al chico. Entro y no lo veo por ningún lado. ¿Dónde está? hace un minuto me estaba hablando. Miro la ventana abierta y suspiro al no ver su traje por ninguna parte. Otra vez se fue a hacer patrullas sin cenar. No me gusta que coma sándwiches de la calle teniendo su comida en casa muy deliciosa pero él es un poquito terco. Regreso a la sala donde tapo la comida con un plato encima, estoy segura que vendrá con el hambre de un león. Voy de nuevo al cuarto donde me veo en el espejo del baño comenzando a hacer mi típica rutina facial, un poco de crema refrescante y otras cosas. Me sobresalto al oír un fuerte golpe y me asomo un poco viendo a mi esposo en el suelo tumbado con su traje, me pongo a su frente de brazos cruzados.
— Oye, sé que te gusta mucho ir a patrullar en la noche pero tienes que avisarme para no esta un poco preocupada. Promete que no te irás más así. — le digo quitándome la banda de mi cabello dejándolo suelto
—Te lo juro. Lo siento, mi amor, pero es que con la nueva herramienta que me instaló EDITH, puedo saber cuando algo malo está pasando en la ciudad. — se disculpa levantándose. Se quita la máscara — de todas formas sabes que volvería rápido solo para probar tu comida
— Más te vale, quedarme una hora cocinando no es fácil y menos para una principiante como yo.
— No sabes cocinar porque te la pasas pidiendo comida a domicilio muy cara.
Ruedo mis ojos con mis manos en mis caderas y me voy de regreso al baño. Me hago nuevamente una coleta pero esta vez más firme, me coloco las pantuflas de noche. Vuelvo al cuarto donde no está Peter y supongo que está comiendo porque escucho ruidos no muy lejos de mi lugar. Decido ir hacia allá para ver qué hace. Lo veo buscando en la nevera. Me siento en la encimera al frente suyo.
— ¿Sabes dónde están los pepinillos? — pregunta con su cabeza metida en el refrigerador.
— Me los acabé, le eché un montón a mi hamburguesa de ayer.
Cierra la nevera comiendo su cena que le preparé.
— ¿Hay salsa de soya?
— No porque se la puse a mis fideos chinos de mi almuerzo del día de hoy.
— ¿Estás tratando de que me sienta mal porque te dije que no sabes cocinar por comer pura comida a domicilio?
— Sí.
Me mira con sus ojos entre cerrados, sonrío inocentemente. Molestarlo es divertido y sé que es algo que lo irrita un poco. Esta es otro de nuestros juegos de niños. Me bajo de la encimera para irme pero él es más rápido y me sube como un saco de papas a su hombro. Intento golpearlo.
— ¡Peter, bájame, ya! — grito dándole golpes en la espalda. Aunque no sirven de nada ya que ni los sientes por la extrema fuerza que tiene.
— No. — niega rotundamente sin parar de cenar. No está haciendo el mínimo esfuerzo para alzarme y eso es lo que me molesta un poco por no poder bajarme
Me muevo bruscamente dándole muchos golpes en su trasero como un bebé para que me deje en paz. Al final se cansa de que tanto me mueva y me deja en el suelo, arreglo mi pelo que está alborotado por haber estado de cabeza.
— No me toques, estúpido, tramposo.
Se ríe. Me toma de la cintura pegándome a él dándome un beso, al principio trato de resistirme pero al final cedo por su boca que me besa de una forma que increíblemente me encanta. Toco su pecho sintiendo sus músculos marcándose un poco por su camisa. Separo sus labios de los míos con la respiración un poquito agitada.
— Eres un idiota cuando quieres — susurro mirándolo a los ojos, él acaricia mi cabello
— Así me amas. — me guiña un ojo con una sonrisa conquistadora.
Iba a volver a besarme pero de un momento a otro nos quedamos a oscuras, me quedo un poco confundida en mi puesto. Él saca su teléfono poniendo la linterna. Llaman al celular fijo de la cocina, es de esos recargables que funcionan como sea, él contesta. Habla un poco y después cuelga.
— Se fue la luz. Están reparando la planta porque al parecer la sabotearon. No podrán repararla hoy hasta dentro de dos días porque cerraron la ferreteria.
— No podemos dormir sin luz, nos ahogaríamos en nuestro sudor. Además de que debo terminar una escritura de la empresa para mañana.
— ¿Y si vamos donde Pepper?
— Recuerda que está de viaje otra vez... May debe estar despierta a esta hora ¿por qué no vamos para allá? después de todo nos dijo esta mañana que fuéramos a visitarla en algún momento.
Asiente y saca su teléfono para llamar a su tía. Por mi parte me voy al cuarto con una lámpara para meter ropa en una mochila, llevo todo lo necesario por si acaso pasa algo. Peter me avisa que May nos aceptó con mucho gusto y también guarda algunas pertenencias suyas. Me cambio de ropa poniéndome una más decente a mi pijama, amarro mis tenis y subo mi bolso a mis hombros. No tardamos mucho en salir del apartamento yéndonos en la camioneta de mi esposo. En el camino cantamos un poco las canciones de la radio para distraernos mientras comemos las golosinas que Peter tiene guardadas aquí desde hace un tiempo.
El auto se detiene de una vez por todas cinco minutos después, bajo con mi "maleta" y caminamos al interior del edificio. Subimos hasta el piso indicado, nos acercamos a la puerta y entramos. Inmediatamente May aparece y nos da un abrazo de bienvenida. Entramos y lo primero que noto es todo el apartamento desordenado, con juguetes y zapatos tirados al suelo. Will esta jugando con sus carros.
— Se ha adaptado bien, ahora es menos impulsivo —nos cuenta la tía de mi esposo con una sonrisa. Claro, menos impulsivo es que haya dejado la casa patas arriba — Peter, cariño, tendrán que dormir en la habitación de invitados porque de ahora en adelante Will tiene tu cuarto...
— Pero... Ahí guardaba mis colecciones antiguas de hace muchos años, ¿dónde están?
— Él las... Rompió. Todas.
Peter hace un puchero decepcionado. Will se acerca sacándonos la lengua con mucha gracia. Mi esposo frunce el ceño enojado.— Escuchame enano, yo soy el hombre de esta casa y tu no. No tienes el derecho de sacarme la lengua porque soy tu hermano mayor y puedo regresarte al orfanato si quiero ¿entiendes?
Vuelve a darle una patada en la entrepierna y se va corriendo. Pet se queja.
— Iremos a desempacar. — aviso a la mujer, ella asiente y se va a la cocina.
Ayudo al chico a irnos hasta el cuarto de invitados que no es tan grande, se sienta en la cama maldiciendo en voz baja. Comienzo a sacar mis cosas del bolso colocándolas en el pequeño armario que hay en la pared.
— Maldito rubio estúpido con cabello de muñeca, me las va a pagar por lastimar mis armas.
— Peter, el es solo un niño...
— ¿"Un niño"? ¡un niño no te insulta y te pega en las bolas de un momento a otro solo porque sí!
— Tal vez estas celoso porque ahora él es el niño de May y tu no. Si es asi, ya estas muy grande para esas cosas.
— ¿Celoso de ese niñato? ni loco.
Se tira en la cama boca arriba mirando al techo. Ruedo mis ojos y sigo con lo mío para no continuar escuchando las absurdas boberias que dice mi esposo.
[...]
Me sobresalto de un momento a otro escuchando un fuerte sonido muy cerca, levanto mi cabeza adormilado viendo a Will con un silbato, Peter se cae de la cama por el susto y se levanta muy enojado, el niño se va corriendo cerrando la puerta detrás suya. Miro la hora en teléfono viendo que son las seis de la mañana. Me recuesto de nuevo para seguir durmiendo cinco minutos más. Ha sido un poco difícil la convivencia de ellos dos desde que estamos aquí, no lo entiendo, quizás porque Morgan y yo nos llevamos bien desde siempre pero ahora está en su etapa de adolescencia. Por su lado Peter nunca había tenido que lidiar con un hermano, creo que se está estresando mucho con ese tema.
El chico en mis pensamientos vuelve a la cama y se tira en el colchón arropándose con las sábanas. Comienza a murmurar con su ceño fruncido intentando dormir. Estoy segura que Will se va a meter hasta en sus sueños. Acaricio su espalda un poco para darle "ánimos".
— Pet, tranquilo, verás que Will dejará de molestarte en algún tiempo...
— Es inútil, cariño. Definitivamente ese niño me odia con su vida, por mi culpa y la suya no nos deja la vida en paz y por ello también tienes que pagar las consecuencias.
— No es nada, de verdad. Aunque tienes que ser comprensivo, duró su vida en un orfanato solo con otros niños que ni siquiera le hacían caso porque él les molestaba mucho. Tal vez lo que necesita es un tiempo para intentar acostumbrarse a tener padres nuevos y un increíble hermano mayor. Además... Podrías demostrarle que no eres un perdedor.
Él se queda unos segundos callado mirándome
— Sí, quizás tengas razón... — susurra. Se acerca más a mí y pasa su brazo por mi cintura pegándome a él. Me da un beso algo duradero. — gracias bebé.
Se separa levantándose, va al armario y busca una camisa poniéndosela. Su teléfono suena por lo que lo miro un poco y es una señal "hay que salvar el mundo siendo Spiderman". Me mira y después a su traje que está escondido en el armario
— No, juré que no iría más desprevenidamente, prefiero estar aquí.
Río un poco rodando los ojos. Se tira nuevamente a la cama y ambos nos abrazamos para seguir con nuestro descanso.
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