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"LE HAS DADO INSPIRACIÓN A MI BOCA, IMAGINACIÓN A MIS MANOS Y SENTIDO A MI VIDA"

NARRA PETER

Me muevo nuevamente en la cama y me acerco más a Alaia abrazándola fuertemente. Veo un poco el reloj dándome cuenta que son las ocho de la mañana. Hoy es domingo, día de descanso para los dos, por lo general nos quedamos durmiendo hasta tarde pero dijimos que iríamos al gimnasio para no estar tan flojos todo el día durmiendo. Solo lo hago por mi esposa, ya que tiene que llevar una vida saludable, por mi parte como mucho y nunca engordo así que me es fácil no hacer ejercicio durante mucho tiempo. Pero tampoco quiero convertirme en un viejo gordo. Y dirán "si no lo necesitas, ¿por qué no la dejas ir sola?" ¿acaso están locos? allá lo que más habrá son chicos intentando conquistarla y mirándola sin pudor, eso nunca lo voy a permitir. Sí, lo sé, soy un celoso a extremos.

La alarma suena justo cuando se hacen las ocho y media, la chica se queja rascando sus ojos, apaga la alarma y se da la vuelta. Uno mi frente con la suya y cierro mis ojos un poco cansado. No pasan ni cinco minutos y la alarma vuelve a sonar, la apaga de nuevo y abre sus ojos que es lo primero que veo admirando su hermoso color verde.

— Buenos días cariño— susurro, los dos arropados con la sábana por el frío del aire acondicionado. Ella acaricia mis rulos desordenados.

— Buenos días Pet. — me saluda de regreso con una sonrisa. La beso suavemente durante unos segundos y me separo cuando estoy satisfecho.

— ¿Enserio debemos ir a hacer ejercicio? podemos quedarnos en la cama todo el día. Hay muchas otras formas de ejercitarnos. — bajo mi mano por el interior de la manta y la acaricio un poco con mis dedos, ella muerde su labio.

— Enserio me gustaría pero es obligación, si no voy, Betty me regaña horrible y tendré que quedarme sin almorzar mañana.

Hago un puchero y le doy una nalgada muy fuerte, ella me mira con el ceño fruncido, le dolió un poco ya que no lleva short. Siempre duerme con mis camisas.

— Peter

— Lo siento...

Le doy un beso para que acepte mis disculpas. Minutos después se levanta de la cama yendo al baño, donde se recoge el pelo y se acerca a mí dándome otro beso antes de irse a la cocina para hacer el desayuno. Por mi parte voy a la ducha a bañarme un poco antes del ejercicio, me pongo mi ropa que es una sudadera, una camisa y unos tenis. Algo cómodo. Salgo del cuarto y voy a la cocina donde está mi esposa sirviendo huevos revueltos con panqueques y té.

— Huele muy rico. — digo sentándome en la mesa con mi plato y comenzando a comer, ella igual lo hace a mi lado y le pone miel de maple a sus panqueques. — cocinas mejor que yo.

— Dios, no digas eso, nadie supera tus panqueques aunque algunos se te quemen.

— Se me queman porque tú me distraes

— Yo no hago nada.

— Por eso.

Rueda los ojos y continúa comiendo. Siempre termino de primero porque como mucho y muy rápido, ella se toma su tiempo. Mientras tanto intento quitarle un poco de panqueques pero fracaso en el intento.

— Tú ve a cambiarte, yo limpio.

Asiente y se va al cuarto para hacer todo lo que debe. Lavo los platos bien y los pongo en la lavavajillas para que se sequen. Me voy a la sala donde me tiro en el sofá jugando con mi teléfono para esperar a que mi chica termine de alistarse.

Media hora después ella aparece al frente mío con unos leggins que marca muy bien su parte trasera, un top azul, unos tenis y su cabello castaño suelto. A diferencia de mí, ella es más deportiva y se preocupa más por su cuerpo perfecto ya que dice que debe estar en forma si quiere salvar el mundo.
Me levanto tomando las llaves del apartamento y ambos salimos, entramos al ascensor y marcamos el último piso que es donde está el gimnasio privado. En el camino no puedo evitar besarla y toquetearla un poco, lo suficiente para que no se vea excesivo. Obviamente ella no se queja. Las puertas se abren y entrelazo mi mano con la suya entrando, hay pocas personas por ser el fin de semana, casi todos salen con sus familias y amigos para aprovechar. Me subo en un tubo comenzando a hacer flexiones mientras que ella está en la caminadora. Soy Spiderman, tengo más fuerza que todos aquí.

Me detengo al ver a mi esposa hablando con un chico, frunzo mi ceño ¿en qué momento se fue? se están riendo mucho. Me bajo del tubo quedando en el suelo nuevamente y tomo un poco de agua. Cálmate, quizás solo sea un socio de sue empresa, conoce muchas personas, es normal que hable con chicos. Ella le sonríe como despedida y viene hacia mí, iba a seguir con su caminata pero la tomé de la mano deteniéndola.

— ¿Quién era él? — pregunto sin rodeos mirando al chico rubio de ojos azules

— Ah, es un amigo. Es muy lindo conmigo, deberías conocerlo, te caerá muy bien.

— Créeme, no me caerá bien.

— ¿Estás celoso?

— Obviamente. Ver a un chico que te tocaba no se me hace una buena acción para ser simplemente un "amigo"

— Me estaba preguntando dónde había comprado el conjunto.

— Mmm... Bueno... Tampoco me gustaba cómo se reían, así te ríes conmigo.

— Peter, es gay. Pensé que lo notarías fácilmente — señala al chico, quien está con otro hombre más que se ven muy acaramelados. Abro mis ojos un poco y me cruzo de brazos por el error que acabo de cometer. Alaia me mira de nuevo. — su novio vive en este edificio y nos invitó a pasar una noche en su yate con los chicos porque no me ve ni a mí o a Betty desde hace tres años. Era mi maquillador personal.

— Uh... Lo siento tanto, cariño, enserio

— No importa, de todas maneras me acabo de dar cuenta que eres un poco ciego con los temas de los homosexuales.

Rueda los ojos riéndose y se va a hacer ejercicios a otra parte. Yo me voy a levantar pesas no muy lejos. Ahora mismo admito que me siento un imbécil, ¿cómo no pude notar que le gustan los chicos con su caminata femenina y su cabello perfecto? realmente soy un fiasco. Aunque de todas maneras debo ser precavido, aveces pueden resultar ser bisexuales.

Un rato después de terminar mi sección de bíceps lo que hago es ver qué hace Alaia, quien todavía sigue con los ejercicios y hace un poco de yoga para distraerse. Me dirijo a las máquinas expendedoras donde meto un dólar y saco un bebida energética verde empezando a tomarla. Vuelvo donde mi esposa y me siento en el suelo mirándola tranquilamente con sus ojos cerrados en posición de tranquilidad. Miro a mi alrededor dándome cuenta que está llegando poco a poco más gente. Termino mi bebida y la boto en el cesto de basura que hay a mi lado.

— Bebé ¿ya podemos irnos?

— ¿Por qué, Pet?

— Bueno... Están llegando personas y sabes que no me gusta que me vean tanto...

— Un minuto, estoy terminando mi sesión.

Sigue haciendo sonidos extraños, frunzo mi ceño un poco confundido y empiezo a pensar en otra cosa mirándole. Si les soy sincero, estoy completamente seguro de tener hijos a pesar de que pueda llegar a ser difícil para ambos por nuestro trabajo y el tipo de vida que tenemos. Ya estoy pensando en nombres, si es niño me gustaría Charlie y si es niña puede ser...

— Bien, ya podemos irnos. — anuncia levantándose, toma su toalla poniéndola en el hombro y cojo su mano comenzando a caminar ambos a la salida — ¿qué haremos ahora?

— Mmmm, no lo sé... Podríamos llamar a los chicos para salir o ir con Pepper a visitarla.

— Pepper está trabajando hoy en Seattle y nuestros amigos estarán ocupados en sus cosas. Sabes que solo salimos los fines de semana juntos. Pero... Podríamos estar en casa.

— ¿Preparando galletas de avena con leche y después ver películas de acción?

Asiente. Paso un brazo por sus hombros y nos metemos en el ascensor poniendo nuestro piso, en el camino le doy unos besos. El elevador se detiene y caminamos a la puerta, la cual abrimos y entramos enseguida.

— Iré a darme una ducha con mucho jabón para quitarme el olor a zorrillo que tengo... ¿Vienes? — pregunta al final con una sonrisa pícara.

Sonrío de igual forma,, entrelaza mi mano con la suya guiándonos para ir al baño. Pasamos por el cuarto y entramos al baño donde cierra la puerta. Abre la pluma de la bañera y la llena echándole un montón de jabón de olor a vainilla haciendo que se haga un poco de espuma. Se empieza a quitar la ropa, yo lo hago igual, ambos nos metemos en ropa interior y comenzamos a jugar con el montón de espuma.

Y sí, simplemente nos quedamos ahí una hora jugando. 































































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