𝕮𝖆𝖕 19 ❱ 𝖛𝖊𝖗𝖉𝖆𝖉 𝖆𝖓𝖌𝖚𝖘𝖙𝖎𝖆𝖓𝖙𝖊 🌷༉

Los tres pasaron el resto de la tarde juntos, salieron a caminar un rato por el barrio, y luego estuvieron un rato mirando televisión en el cuarto de Hanji, el cual era muy distinto al cuarto de Misaki.

Hablando de Misaki, los chicos hicieron el máximo esfuerzo para no pensar en eso, principalmente Tsubasa, quien fue el que lo sintió más doloroso debido a que él sí pudo ver a Misaki, y recibió el cariño que ese niño, aun con el alma rota, supo dar.

Si Misaki no hubiera aparecido, seguramente Tsubasa estaría llorando, abrazando a su balón de fútbol en estos momentos, pero en vez de eso, tiene dos amigos geniales que lo respetan y lo valoran por lo que es, además de un maestro genial, compañeros tolerantes y otros amigos con los que pasa en la escuela.

─Chicos, ¿tienen algo que hacer mañana?─ les preguntó Urabe a los chicos mientras les servía la merienda.

─Tenemos entrenamiento con el equipo de fútbol apenas terminen las clases, pero ya para las tres estamos libres─ le respondió Ishizaki.

─¿Están entrenando?─ dijo entre risas─Si saben que su equipo no le llega ni a los talones al mío.

─¡Cállate, ahora que tenemos a Tsubasa podemos ganarles por cincuenta a cero! ¡Es más, él solo podría meterles cincuenta goles a ti y a todo tu equipo sin ninguna dificultad!

─Tsubasa es el único que sabe jugar, el resto de tu equipo sigue siendo igual de malo─ le habló en un tono burlón. A Urabe le encanta pelear a Ishizaki.

─¡Idiota, vas a ver! ¡No te voy a perdonaaaaar!

Tsubasa reía mientras veía a sus dos amigos "peleando", algo de lo que debía acostumbrarse, ya que ambos se tratan así desde que empezaron la primaria.

A las siete y media, cada quien se fue a su casa. Al día siguiente tenían que ir a la escuela desde muy temprano, y aun tenían que bañarse, cenar y alistar todo para mañana.

O bueno... uno de ellos no estuvo ni cerca de aprontar todo en la mochila y así.

─Qué pereza da meter los libros en la mochila─ Urabe bostezó, y se echó en la cama, totalmente desparramado, a mirar tele, y estuvo así hasta la hora de la cena. 


Ya es lunes, y Tsubasa está en un mood (como es comúnmente dicho al estado de ánimo) un poco agridulce. No por ir a la escuela, le encanta su nueva escuela, le encanta su maestro nuevo, le encantan sus compañeros, le encanta su salón, le encantan sus amigos, le encanta todo, pero justo este lunes no se siente capaz al cien por ciento para afrontar las clases, y todo por lo ocurrido ayer con la historia de Misaki.

Trata de no pensar en eso, y más bien pensar que Misaki, a pesar de que era un fantasma, pudo hacer feliz a un niño, y cambiar su vida por completo, sin embargo, una parte de él siente rabia, bronca, impotencia por el hecho de que un niño tan bueno como él haya sufrido de esa manera, mientras que mucha gente en el mundo que es despiadada hasta la médula, vive con lujos que anda a saber cómo mierda los consiguieron; no los merecen, pero Misaki se merecía el cielo entero, que de hecho ya lo tiene, ahora puede volar por las nubes, y seguramente pudo encontrarse con toda su familia. Está a salvo en el cielo, ya no va a sufrir más.

─Misaki está bien. Misaki está bien─ ha estado repitiéndose esa afirmación en su cabeza en toda la mañana.

─Tsubasa parece un poco desconcentrado─ le susurra Manabu a Ishizaki.

─Después te tengo que decir algo, Manabu─ voltea disimuladamente a ver a Tsubasa─, pero te advierto que no es una historia feliz.

Durante la primera hora de clases tuvieron Historia, y luego Biología. Tsubasa anotó todo lo que pudo, pero no pudo enfocarse al cien por ciento en su hoja como otras veces. 

─Está bien, no todos los días voy a tener la concentración al cien─ piensa─. Otro día voy a estar más concentrado.

Por suerte, en la siguiente clase, Geografía, van a hacer algo que Tsubasa sabe muy bien...

─Muy bien, clase, en la clase de hoy de Geografía vamos a hacer algo muy divertido─ el maestro saca una caja de tamaño mediano, y la abre─. Vamos a jugar un juego sobre países y capitales.

─¡Wooow!─ todos los alumnos se sorprenden, nunca han jugado algo así antes.

─Les voy a explicar cómo funciona. Van a formar equipos de a tres, y de a uno van a pasar a marcar con este lápiz─ mostrando un "lápiz" negro que viene con el globo terráqueo─, las capitales que el globo les pida. No va a ser difícil marcar la capital, porque son las que tienen el circulito más grande en cada país. Si se equivocan en una, les va a pedir que busquen otra, y tienen dos minutos. El equipo que encuentre más capitales, gana.

─Uy, y yo apenas me sé la capital de mi país─ comenta un compañero de Tsubasa, y el resto del salón se ríe.

─¿Lo hacemos nosotros tres?─ pregunta Manabu a Ishizaki y Tsubasa.

─Supongo─ ríe Ishizaki─, aunque no sé casi nada de capitales. A ver... Buenos Aires es la de Argentina, Berlín es la de Alemania, París es la de Francia, Río de Janeiro es la de Brasil...

─No, es Brasilia. Río de Janeiro fue la capital hasta 1960─ le corrige Tsubasa.

─... Ay, madre. 

─Se ve que eres muy bueno─ dice Manabu con asombro.

─No se preocupen, yo me encargaré─ les guiña el ojo con una sonrisa que denota confianza.

En total fueron diez equipos. En general encontraron entre siete y nueve capitales, porque el globo terráqueo preguntaba capitales muy difíciles para la gran mayoría.

El único equipo que encontró más de nueve capitales fue el de Tsubasa.

Capital de Moldavia: Chisinau; capital de Senegal: Dakar; capital de Corea del Norte: Pionyang, decía el globo terráqueo, y Tsubasa marcaba la mayoría de las capitales que pedía.

─Qué agilidad, Tsubasa sabe absolutamente todas las capitales.

─Incluso de países que ni siquiera sabía que existían─ comentaban sus compañeros, atónitos por la capacidad de Tsubasa de marcar todas las capitales.

Literalmente encontraron cuarenta y tres en los dos minutos, pero de no ser por el límite de tiempo, Tsubasa hubiese marcado las capitales de los ciento noventa y cinco países con reconocimiento internacional.

─Tsu-tsubasa... eres asombroso─ le dijo el profesor─. Esto es insólito, ni siquiera yo sabía todo esto.

─¡Eres increíble, Tsubasa!─ todos sus compañeros se acercaron a él a expresar su fascinación por el azabache. 

Es la primera vez en años que Tsubasa tiene el respeto de toda una clase. Qué sensación tan hermosa.

Esa clase de Geografía fue una de las mejores clases en toda su vida.


Al término de la jornada escolar, los miembros del equipo de fútbol tuvieron el entrenamiento de los lunes, y después cada quien fue a su casa. Tsubasa, Urabe e Ishizaki hicieron la tarea (mentira, Urabe no hizo nada y prefirió dejar una tarea que podía hacer en tres minutos para hacerla a las diez de la noche), y se aprontaron para salir a comer a McDonald's en la tarde, sus madres les dieron dinero para comprarse todo lo que quisieran.

El trío de amigos está caminando por la calle con destino a McDonald's, hasta que se topan con dos personas indeseables para Tsubasa.

─Ah, mira, Remina, es el perdedor que se fue de la escuela como el cobarde que es.

─Y mira, ahora hizo otros dos amigos, seguramente igual de subnormales que él.

Remina Kansaki y Yuboi Miyazawa, dos ex compañeras de la ex escuela de Tsubasa. Esas chicas son recordadas por haberse referido a Tsubasa como alguien que no es normal, cuando Tsubasa iba bajando de las escaleras.

─¿Quiénes son ellas, Tsubasa?─ le pregunta Ishizaki.

─No tengo idea, ya que no ando con gente que desperdicia su vida criticando a los demás.

─Ja, ¿ahora te crees que puedes contestarnos? Una vez perdedor, siempre perdedor─ dice Yuboi.

─¿En serio? ¿Entonces quiere decir que una vez abandonada por sus padres, siempre abandonadas por sus padres, por ejemplo?

─¿Q-qué...?

Remina y Yuboi son ignoradas por sus familias, porque ellos no soportan la actitud quejumbrosa de sus hijas.

─Uuuuuh─ comentan Urabe e Ishizaki por lo bajo.

─¡N-no sabes con lo que te estás metiendo! ¡Eres un idiota!

─¿Saben? Ahora entiendo a sus padres, las hacen a un lado totalmente porque ustedes son como moscas, por eso yo siempre cargo insecticida.

─Ja, lo único que cargas es con estupidez.

─¡Bien, Yuboi!

─Voy a poner tu opinión en mi cuenta bancaria, a ver si algún día me genera algún interés.

─...

─¡JAJAJAJA! ¡ME MATÓ!─ Urabe se empieza a tentar.

─Es una pena que ustedes sólo sepan criticar a los demás y no verse a ustedes mismas en un espejo. Sus madres no las tuvieron en la panza nueve meses para esto.

─...

─Ahora, si me disculpan, tengo mejores cosas con las que perder mi tiempo─ pasa por al lado de dos chicas que quedaron shockeadas por lo que acaba de pasar. Es la primera vez que Tsubasa se defiende de los insultos ajenos.

─¡OOOOOOOH, JAJAJAJAJA! ¡FUE GENIAL!─ sus amigos lo siguen y se le tiran arriba.

─¡Ni yo les hubiese dicho algo así!

─¡Ay, esperen! ¡Me están aplastando!─ ríe.

─¡Pero les diste una lección a esas engreídas!

─Me lo enseñó mi psicólogo de confianza, a quien también le debo todo lo que hizo por mí. Él, mis padres, mis abuelos y Misaki me hicieron lo que soy hoy, además de ustedes, claro.

─Te volviste alguien muy fuerte, Tsubasa─ le sonríen, orgullosos.

─¿Saben? Fue gracias a Misaki que nos hicimos amigos.

─Awww, amigo─ los dos lo abrazan con fuerza. Tsubasa siente la calidez de una amistad verdadera por medio de ese abrazo.

Esas casi dos semanas que pasaron fueron las mejores dos semanas en toda su vida.


La mamá de Urabe deja a Tsubasa en casa. Son las ocho de la noche, y los chicos disfrutaron de una linda tarde en McDonald's.

Natsuko ve a Tsubasa despidiéndose de sus amigos a través de la ventana, y no puede evitar sentirse feliz al ver a su hijo siendo feliz con otras personas.

─Hijo...─ sonríe con los ojos brillosos.

Tsubasa entra a la casa y se encuentra con su mamá en la cocina.

─Hola, mamá. Me divertí mucho hoy.

─Me alegro, hijo, ¿estuvo rica la hamburguesa?

─No te imaginas. Urabe se pidió una triple, y aun así se quedó con hambre─ ríe.

─Hanji sí que es comilón, jaja. Si un día los invitas a comer a casa, tendré que hacer mucha comida.

─Supongo, porque el estómago de Urabe no tiene fondo, jaja.

─Oye, Tsubasa, ¿estás feliz con tus amigos?

─Demasiado. Son los mejores amigos que pude haber tenido, en realidad, fue gracias a Misaki que me hice amigo de ellos...

─Ah, Tsubasa, ahora que mencionaste a Misaki...─ se va al living, y luego regresa.

─¿Qué pasa, mamá?

─Mira, estuve todos estos días buscando una foto o algo en lo que estuvieras tú y otro niño, para ver si realmente tuviste un amigo hace años, y por fin encontré esta foto─ le entrega una foto a Tsubasa.

─¿Y esto?─ ve la foto detenidamente, y se da cuenta de que el niño con el que está Tsubasa es muy parecido a Misaki, y la casa de fondo es igual a la casa de Urabe (ex casa de Misaki)─E-esto es...

─Ver esa foto me hizo recordar que cuando tenías cuatro años, conociste a un niño que vivía en esa casa, y nosotros te llevábamos los fines de semana de tardecita para que pudieras jugar con él, y tu papá y yo hablábamos con sus padres, hasta que un día dijeron que se iban a ir de ahí, y nunca se nos pasó por la mente pedirles su contacto, lo mal que hicimos... Pero tú no dejabas esa foto de tu amigo, hasta que simplemente lo hiciste, y nunca más volvimos a saber nada de él.

Tsubasa da vuelta la foto, y atrás hay texto.

Tsubasa y Taro, mejores amigos por siempre :)

Al azabache se le erizan los pelos del cuerpo de la sorpresa que se llevó.

─¡Misaki!


Montones de flores de muchos colores, un clima muy agradable, y unos niños que estaban en el patio de la casa de uno de ellos, jugando a la pelota, mientras el padre estaba pintando un cuadro a unos metros de ellos, y la madre tendía la ropa mientras cantaba una dulce melodía que a ambos niños les encantaba, la cual llamó Cielo de Santa Claus.

https://youtu.be/MmGBj7kWNC4

A Taro le encantaba esa canción, pero no le salía cantarla.

─Maldición, sueno muy chillón─ se quejó.

─A mí esa canción me dan ganas de dormir─ rio Tsubasa.

─Mamá la canta en Navidad para que yo pueda dormirme, y así al día siguiente encontrar los regalos de Santa Claus.

─Me encanta su canción, señora Misaki.

─Gracias, Tsubasa, con gusto se las puedo cantar un día cuando te quedes a dormir.

─¡Síiiii!─ ambos niños levantaron los brazos.

─Bueno, ya terminé la ropa, ahora voy a hacerles la merienda. Jueguen un ratito más afuera, que ya se está empezando a poner oscuro y frío.

─Sí, mami.


Era él...─ dice Tsubasa, al borde del llanto.


─Oye, Misaki, eres mi mejor amigo, ¿sabías?

─Tú también lo eres, Tsubasa─ arrancó una flor del césped y se la puso detrás de la oreja─. Ten.

─¿Para mí?

─Sí, para que tengas un recuerdo de mí cuando te vayas a casa─ sonrió.

─Pues en ese caso, yo también quiero darte un regalo de mi parte─ también arrancó una flor y se la puso detrás de la oreja.

─Oye, la flor es mía, no vale─ los dos rieron─. Pero de todas formas aprecio tu regalo, Tsubasa. Eres mi mejor amigo, y no quiero separarme de ti jamás.

─Yo tampoco. ¿Prometes que seremos amigos por siempre?

─Sí, lo prometo, vamos a estar juntos para siempre, y ambos seremos los mejores futbolistas cuando seamos grandes.

─Así será─ se sonrieron entre sí, y se dieron un abrazo.

─¡Niños, entren ya!─ les ordenó Yumiko.

─¡Ya vamos, mamá! Vamos, Tsubasa─ lo tomó de la mano.

─Sí─ le sonrió a su primer y mejor amigo, y los dos corrieron adentro, tomados de la mano, como los buenos amigos que eran.


Al azabache se le vuelve borrosa la vista.

─¿Tsubasa...?

─A-amigo...─ deja caer lágrimas sobre la foto, y finalmente rompe en llanto, abrazando a su mamá.

Esta es una verdad muy angustiante. Ese niño que ayudó a Tsubasa con su desarrollo personal, no era nada más ni nada menos que el primer amigo de este mismo, y él no lo recordaba. ¿Cómo pudo haber olvidado algo como eso? 

Misaki apareció como un fantasma frente a él, para ayudarlo a superar las adversidades de su vida, pero no sólo eso, sino algo mucho más profundo: Misaki no pudo cumplir su promesa de ser su mejor amigo por siempre, debido a todo lo que pasó en su vida, y cuando Tsubasa se empezó a sentir abandonado por todo el mundo, el fantasma de Misaki apareció, condenado a revivir los mismos recuerdos una y otra vez hasta que finalmente pudiera ir al cielo a descansar en paz, y para eso sólo había una manera: que Tsubasa lo perdonara por haberlo abandonado, lo que finalmente sucedió. Ahora Misaki está en paz, en el cielo.

Y también tiene sentido que solo Tsubasa pudiera verlo, porque era la única persona con la que tenía algo pendiente que no pudo cumplir en vida.

─Te conozco desde hace años─ esa fue la pista más clara que le dio Misaki cuando se conocieron.

─Todo este tiempo estuviste con tu primer amigo de toda la vida─ le dice su madre.

Tsubasa se separa del abrazo, y mira a su madre con la mirada rota.

─Mamá, tengo que decirte algo...

─¿Eh? ¿Qué?

Tsubasa le contó toda la historia. Estuvo con el fantasma de Misaki, se encontró con un amigo de él, que les contó toda la historia, y todo el misterio que lo rondaba. Su mamá quedó con el alma por los pies.

Y su hijo le pidió que lo dejara solo por el resto de la noche para pensar en todo esto. Se encerró en su habitación, abrazó su balón de fútbol y lloró por el resto de la noche.

─Tsubasa... No puede ser...

https://youtu.be/IG6qyBUpe40

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top