ℭ𝔞𝔭 5. 𝔡𝔢 𝔠𝔬𝔪𝔭𝔯𝔞𝔰 ゞ 🍃
Ha pasado media hora y Deuter no ha logrado conciliar el sueño a pesar de que la lluvia y los truenos le han dado tranquilidad. Está muy preocupado con respecto a Günter. Lo desobedeció, dejó inconclusa la cacería de las mil rocas y se escapó de la pequeña casa en la que se estaba quedando con él para irse a vivir a esa casa hermosa donde está ahora con sus nuevas amigas, siendo que su maestro le prohibió expresamente tener contacto con otras personas. Tiene miedo de perder su casa por culpa de que se lo lleve la policía por haber generado disturbios entre las personas que viven cerca de las montañas, por eso no le permite a Müller salir del bosque, sin embargo, eso no fue suficiente para evitar el encuentro entre él y las chicas.
Si se llega a encontrar a Günter en algún lugar, no sabe qué es lo que pasaría. Si su maestro lo ve con otras personas, se enojaría demasiado con Deuter, y seguramente no le permita volver a salir de las montañas, lo tendría entrenando arduamente como "castigo", aunque en realidad es lo que hacía siempre con él.
Y lo que menos quiere él es que Günter encuentre a las chicas, principalmente a Ichika, porque es más pequeña y más fácil de capturar, además le encanta secuestrar niños pequeños. A Erika tampoco le haría muchas cosas malas. Günter será un ladrón y secuestrador de niños, pero no es una persona cruel hasta el punto de hacerle lo peor a una mujer, así que Erika no corre tanto peligro. De todas formas no quiere que ese tipo les ponga un dedo encima.
─No puedo dormir─ piensa, un poco frustrado. Tiene a la nipona durmiendo en su pecho y a la germana a su lado, totalmente sumergida en un sueño profundo─. Tal vez si doy vueltas por la casa sin hacer ruido me dé sueño. Puede ser que me esté pasando lo que dijo Ichika hace un rato, que no estoy acostumbrado a dormir en casa ajena─ se deshace de la más pequeña sin despertarla y la coloca en la cama para luego cubrirla con las sábanas. Se levanta de la cama y camina hacia la puerta de la habitación. La abre sin hacer ruido y sale para caminar por el interior de la casa.
Está caminando por el pasillo que lleva a la sala de estar, cuando es interrumpido por una voz femenina.
─¿A dónde vas?
Es Liesel, que al parecer se despertó para ir al baño o a la cocina, y se topó con el gigante.
Müller se gira y la mira con algo de seriedad.
─Ya te dije que si quieres puedes quedarte conmigo todo el tiempo que quieras. No sientas pena. No me gusta compartir mi casa con otras personas, pero tú no eres una molestia.
─¿Lo dices en serio, Liesel?
─Sí, tesoro. Se lo debo a Erika y a Ichika. Ellas te quieren mucho y quieren verte feliz y a salvo. Yo también.
A Deuter le brillan los ojos por esas palabras. Liesel está dispuesta a sacrificar su paz, o eso es lo que piensa él, con tal de darle un hogar mucho mejor que el que tenía hasta ayer.
─Justo estaba pensando en Günter, Liesel.
─¿Ah, sí? ¿Qué estabas pensando exactamente? ¿Puedo saber?
─Seguro. ¿Podemos ir a la sala?
─Claro, tesoro. Si gustas puedo prepararte un té de manzanilla para que puedas dormir.
─Sería maravilloso─ dice con una sonrisa.
Deuter va a la sala y prende la lámpara para no estar a oscuras, mientras que la señora Werner le prepara un té en la cocina.
Unos diez minutos después, aparece en la sala y le entrega el té al titán. También se hizo un té para ella.
─Muchas gracias.
─No me des las gracias─ se sienta a su lado─. Está tranquilo por la lluvia, ¿no lo crees?
─Sí, dormir con lluvia es una sensación placentera.
─Y dime, ¿te sientes cómoda durmiendo con las chicas en la misma cama?
─Por supuesto, son muy tranquilas, a diferencia de Günter, se la pasaba roncando como un oso.
Ambos ríen en voz baja para no despertar a las chicas.
─Ahora cuéntame, ¿en qué estabas pensando?
─Yo... pensaba en la posibilidad de encontrarme al maestro en alguna parte del bosque. Yo tenía que recolectar mil rocas y traérselas en un corto plazo. Pensé que al ser demasiadas podría demorarme mucho, pero supongo que sospechará al ver que no regresé con él aunque sea para dormir.
─Entiendo. ¿Pero te has quedado durmiendo en el bosque solo alguna vez? Porque puede que haya pensado en que tomaste esa alternativa para continuar más rápido con la cacería de rocas.
─Quizás, ¿pero y si en determinado momento sale a buscarme y me encuentra con ustedes? Me pondría en problemas, ya que él es el que está al cuidado de mí, y no me permite hablar con nadie por temor a que pida ayuda y la policía le quite la casa.
Liesel le da un sorbo a su taza de té.
─Ya veo. ¿Y piensas que si te encuentra te llevará de vuelta con él y no te dejará salir más?
─Lo más seguro es que no. Me mantendrá aislado, entrenando en las montañas.
─¡Es un desgraciado! ¡Sigo sin perdonarlo por haberme robado la bicicleta y habérmela dejado en mal estado.
─Eso es tan propio de él, le encanta robar cosas, secuestrar niños por un rato para asustarlos y luego liberarlos, y algunas veces ha atacado a gente que se acercó demasiado a su casa, pero no los hirió de gravedad. De hecho, tengo miedo de que venga a esta casa y les haga algo a ustedes.
─Que venga si quiere, yo tengo una escoba para espantar a ese viejo feo.
Müller se ríe, pero inmediatamente vuelve a su expresión seria.
─Él no es capaz de hacer cosas graves, como apuñalar a alguien, matar o incluso violar mujeres, él odia a las mujeres y más desnudas, así que en ese sentido no les hará nada a ustedes, pero no es una persona que te relaje mucho; da miedo cuando está enojado. Lo peor que puede hacer es secuestrar a Ichika y mantenerla cautiva por un rato para asustarla.
─Pobrecita, le daría mucho miedo.
─Entonces solo estoy preocupado por eso.
─¿Eso quiere decir que no has dormido nada?
─¿Eh? N-no.
─No te preocupes, yo me haré cargo. Tenemos que darle pruebas a la policía de que es él el que ha atemorizado a la gente del pueblo, irán a llevárselo, y tú serás libre.
─¿En serio harás eso por mí?─ pregunta con los ojos bien abiertos como dos platos.
─¡Pero claro! Hay que ponerle un alto a ese delincuente. ¿Dónde están tus padres, Müller?
─En Stuttgart. Ellos aceptaron que el maestro me llevara a las montañas por el tiempo que sea necesario para poder desarrollar mis habilidades como guardameta. Yo no sabía que Günter era así de exigente y aterrador, y no puedo avisarles que ya no quiero estar con él porque no tengo teléfono.
─¿Dijiste Stuttgart?
─Bueno, ellos viven ahí, pero se la pasan casi todo el día trabajando en Colonia.
─Claro. ¿Recuerdas que Erika e Ichika viven en esa ciudad?
─Sí...
─¿Te imaginas obtener tu libertad de Günter y volver a tu casa, para poder estar con Erika e Ichika más tiempo?─ pregunta con una sonrisa ancha.
Al más alto le brilla el rostro.
─Sería maravilloso.
─Está bien, yo me encargo. Tenemos que esperar a que Günter haga algo que pueda servir como evidencia de que ha sido él todo el tiempo el causante de esos robos y secuestros de niños. La policía se lo llevará y tú volverás a tu casa. Pero por mientras te quedarás aquí con nosotras.
─¡Te lo agradezco mucho, Liesel!─ la toma de las manos─¡Prometo que mañana cocinaré yo como agradecimiento!
─¿Sabes cocinar?
─No─ una gota resbala por su sien derecha, acompañada de una sonrisa inocente.
─¡No me hagas ilusionarme en vano!
Vuelven a reír, pero esta vez Deuter está más relajado. Realmente es muy afortunado al haberse encontrado con estas chicas, lo han hecho un chico mucho más feliz.
─Liesel, gracias por toda tu ayuda─ le dice con una sonrisa sincera.
─De nada. Ahora toma tu té antes de que se enfríe─ señala su taza, que todavía sigue echando un poco de humo.
─Uy, cierto.
Después de esa charla con la tía de Erika, regresó a la cama. Se acomodó al lado de Ichika, sin interrumpir su sueño. Ahora que ya sabe qué va a hacer la señora Werner, puede estar tranquilo. No va a permitir que la presencia de su maestro le arruine la hermosa experiencia que está viviendo con sus nuevas amigas.
Gracias a esa plática, al té de manzanilla y a la lluvia, finalmente logró entrar en un sueño profundo.
Son las diez de la mañana, y todos ya están despiertos. Deuter fue el primero en ir al baño, luego la nipona, y por último Liesel y Erika juntas, porque demoran una eternidad, porque no solo se bañan por las mañanas, tienen su rutina de skincare, maquillaje, plancharse el cabello, las cosas que hacen las mujeres. Ichika no hace todo eso porque aun es muy pequeña.
─Las chicas de mi clase ya se están maquillando, a mí no me gustan esas pestañas que se ponen, parece que tuvieran arañas en los ojos─ le comentó Ichika a Müller en la cocina, mientras las otras dos se hacen su rutina de maquillaje en el baño. El gigante se ríe por sus comentarios.
─¿Tú te haces algo en la cara? ¿Algún labial o sombra?
─Muy de vez en cuando, cuando tengo fiestas. No me gusta andar poniéndome cosas en la cara, parezco una payasa, sino.
─Jajaja, está bien. A mamá le encanta maquillarse, siempre se compra máscaras de skincare y rímel.
─¿Extrañas a tus padres, Müller?
─Yo... te mentiría si te dijera que no. Tampoco es que compartía mucho tiempo con ellos, porque se la pasan viajando a Colonia para trabajar, entonces los veía muy poco. Pero me gustaría volver a verlos después de tantas semanas.
─Entiendo. Descuida, la salida que vamos a hacer hoy hará que te sientas mejor─ le da pulgar arriba y una guiñada en el ojo. Deuter le dedica una sonrisa tierna.
─Gracias, Ichika─ le acaricia la cabeza, haciendo que la niña ría de manera cariñosa─. Me encanta que seas tan chiquita. Por favor, no crezcas más, me gustan tus menos de metro y medio de altura.
─Pareces un papá diciéndole eso de que no crezcas más a su hijo.
─¿¡E-eh?!
Ahora los dos tienen un rojo inmenso en sus mejillas. Ichika no se imagina a ella como hija de Müller y Müller no se imagina como el padre de Ichika.
Por fin salen Liesel y Erika del baño, ya "producidas".
─Otra cosa que me quiero comprar es ese juego de maquillaje completo que vi y que estaba en oferta─ comenta Liesel.
─Mi tía ya tiene un montón de maquillaje, jaja.
─Muy bien, ahora vamos a desayunar, y luego iremos al centro comercial, así aprovechamos más el día. Ya en la noche podemos pedir una pizza y mirar una película, ¿les parece?─ propone Liesel.
─¡Qué bieeeen!─ responde Ichika, con mucha emoción.
─Me parece fantástico─ contesta Erika.
─Suena divertido─ dice Müller─. Ojalá este tipo de planes no terminen nunca─ piensa esto último.
Erika lleva a Liesel en la bicicleta, y Deuter a Ichika, en su espalda. El pueblo no es muy grande y no tiene mucha población, cosa que les gusta más a ellos. Finalmente, llegan al centro comercial.
─Ponle candado a la bicicleta, Erika─ le pide Liesel─. Que no me la vayan a robar de nuevo, porque no creo que esta vez tenga la misma suerte de encontrarla tirada en alguna parte.
─Sí─ asegura la bicicleta con el candado.
─Deuter, cariño, imagino que no eres de comprar ropa.
─No.
─Pues tendrás que tener mucha paciencia, porque nosotras estamos horas mirando todo tipo de prendas y precios, jaja.
─No se preocupen. La paciencia es una virtud y hoy la voy a aplicar.
─¡Así se habla, mi muchacho!─ le dice Ichika─. Ahora solo espero que haya algo de tu talla, porque eres enorme─ se burla en broma.
─Muy graciosa, pulguita.
─Bueno, ¿entramos?
─Sí, tía.
Los cuatro ingresan al inmenso centro comercial, y el gigante se sorprende al ver un lugar así después de mucho tiempo.
─A Günter no lo verán en un lugar así ni estando ebrio─ comenta.
─Que ni se aparezca porque lo haré pagar por mi bicicleta─ le contesta Liesel.
─¿Viste qué lindo que es este lugar, Deuter?─ le pregunta Erika.
─Así es, me hace recordar a mi infancia...
─Oh, te pusiste nostálgico.
─No te preocupes, estoy bien─ le dedica una sonrisa, y rodea sus hombros con un brazo para acercarla más a él mientras ambos caminan─. Quiero que me ayudes a elegir mi ropa, ya que tú tienes buen gusto.
A Erika le brillan los ojos. Nada le gusta más que elegir ropa.
─¡Cuenta conmigo!
─Ustedes dos se ven tan lindos juntos─ comenta Liesel─, ¿para cuándo las bendiciones?
Ambos quedan como un par de tomates por esa palabra.
─¡N-no digas esas cosas, tía!
Un rato después, los chicos salieron de esas tiendas con bolsas y bolsas de compras. Con la ayuda de Erika, Deuter compró siete camisetas de manga larga, cuatro pantalones, dos sudaderas, dos suéteres, seis pares de calcetas, diez bóxeres y tres pares de zapatos.
─Me encantó todo.
─¿También la ropa interior?─ le preguntó Ichika.
─Es una forma de decir, enana.
─Ah pero te encanta resaltar mi baja estatura, ¿eh?
─Muchas gracias por pagarme todo esto, Liesel. Es demasiado.
─Por favor, el dinero me sobra. Bueno, no soy millonaria, pero mi trabajo me da buen dinero, y como vivo sola, me dura más.
─¿De qué trabajas?
─Soy secretaria de un empresario, lo que pasa es que ahora tengo licencia de dos semanas.
─Entiendo.
─Bueno, ¿vamos a almorzar? Hay una plaza de comidas en el tercer piso con de todo un poco.
─¡Al fin! ¡Me muero de hambre!─ exclama la nipona.
─¿Te estás divirtiendo, Müller?─ le pregunta la germana.
─Por supuesto. Muchas gracias, Erika. Me has hecho el hombre más feliz del mundo...
─¡Uuuuh, eso sonó a amor!
─¡Cierra la boca si no quieres que te pise, hormiga!
Liesel e Ichika se ríen a carcajadas. Erika también se ríe un poco.
Pero en el fondo, razón no le falta a las palabras de la japonesa.
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
el bello fanart multimedia fue hecho por la fantástica mayi__xx ¡muchas gracias! ♡
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top