• CAPÍTULO 63 •



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Podía tantear con su dedo índice en medio de sus encías, corroborando allí como comenzaba asomar tan solo una pequeña punta, apretando sus labios al confirmar lo que había creído — Lo sabía — la boca de su cachorro formando una suave sonrisa apenas había retirado su dedo, gesticulando como si hubiese realizado una travesura — Claro que te hace gracia ¿verdad? — y este pareció haberle entendido porque había sonreído con más fervor.

Sus ya seis meses alejándole de la primera vez que había formado una sonrisa casi como un reflejo, descubriendo el omega como la forma de la boca de su cachorro, parecía haber heredado la sonrisa de su alfa.

No pudiendo ser de otra forma, cuando la personalidad de su bebé era más cercana a la de un Jeonu. Haciendo justicia a su otro padre, sabiendo que los rasgos más nobles de Orión debían pertenercerle a Taehyung.

— ¿Algo ha sucedido? Donghae preguntó entrando a la cocina con una gran bandeja de buñuelos para hornear, no desapegando la vista de ellos.

— Me ha apretado — el beta le observó con curiosidad por un segundo y no comprendiendo lo que decía — Le están saliendo los dientes — el pelinegro agregó, a lo que Donghae asintió y retomó su labor abriendo la puerta del horno e instalando la bandeja allí.

— Te he dicho que es bueno ese cachorro ya comience a comer otras cosas — Jungkook frunció sus labios en un puchero y acercó a Orión para oler bajo su cuello — No digo que dejes de amamantarlo. Pero ya esta necesitando de más alimento y debe desesperar cada vez que tu lo haces.

— Es que... — la angustia le había llenado el pecho, pues el vínculo qué llevaba con su bebé estaba tan unido a él, qué temía cualquier cosa que pudiese significar una amenaza.

Una llamada a la separación.

— Jungkook cariño — el beta había dicho para luego sentarse a su lado — Estás muy apegado a Orión, eso es algo que imagino debe ser hermoso para un omega. Pero también debes permitir que él crezca. Viajarás con el alfa Taehyung a Jeonu los próximos días, él y tu necesitan prepararse para la noche que pasarás fuera.

El pelinegro atrajo a su cachorro más cerca suyo, comprendiendo las palabras que Donghae decía y a su vez hallando la situación que existía bajo todo ese manto de miedo.

Habían acordado con Taehyung meses atrás visitar Jeonu, parecía dentro del Estado haber una inusual calma y los comentarios decían que todo allí había sido saqueado, por lo que el omega requería de ver aquello. Incluso cuando el alfa tenía sus aprensiones, por el dolor que podría agregar a Jungkook. Mas también respetando su proceso de duelo, esperanzado en que aquella visita podría ayudar al omega a sobrellevar todo lo que había perdido.

Sus aprensiones no solo perteneciendo a su bebé, si no también a asimilar el desarraigo y la pérdida de él mismo.

¿Qué hacía si él también estaba creciendo con ello?

Su madre no hallándose allí para explicar lo correcto de hacer. O contenerle cuando tenía unas enormes ganas de llorar cuando su bebé estaba inquieto, despertaba por las noches o simplemente también lloraba junto a él. Y aunque Taehyung permanecía a su lado, cuando ambos estaban solos en la habitación.

— Nadie alejará a ese cachorro de tu lado. Permite que también te ayudemos — el beta dijo para luego repasarle el rostro — ¿Quieres cocine algunas verduras para que luego intentemos las pruebe? — el peliplata preguntó con suma delicadeza, conocedor de lo territorial qué un omega podía volverse con su cachorro.

No obstante, Jungkook había asentido mientras sentía como Orión se removía en sus piernas, intentando girarse y abrazarse a él.

Y es que era certero. Su bebé se hallaba tan apegado a él, qué se mostraba reacio muchas veces a ser tomado por otras personas y solo accediendo a que el alfa lo hiciese, cuando ya él se hallaba demasiado cansado para poder hacerlo. Creyendo el pelinegro se debía, al fuerte lazo qué sólo los dos habían formado durante sus meses de gestación. Y por lo que también temía, el lazo con Taehyung no se esviese formando adecuadamente.

Aquello le aterraba.

La preocupación qué Yongsun había cargado sobre él, consciente de que Hyejin podría no haber estado protegida debidamente por Baekhyun, le hacían considerar que su cachorro podría también estar resintiendo el lazo con Taehyung.

El haberla visto tan frágil meses atrás, le había rotos a todos un poco allí. Sintiendo la cobardía al no saber como enfrentar a un cachorro herido.













— N-No. A Hyejin no — Jungkook creyó haber escuchado a la niña decir, tan despacio qué por un momento había considerado las palabras habían sido inventadas y jamás mencionadas por la cachorra — No me gusta eso — el llanto qué había seguido luego de ello, había comenzado como un diminuto sollozo qué el omega sintió podría calmar. Lo necesario para que la pelirroja no guardase el dolor para si misma y comenzase a enfrentar del modo adecuado el duelo de su padre.

— Hyejin, hija — no obstante, la desazón con la que la cachorra había reaccionado había dejado aturdido no solo al alfa, si no a cada persona que se hallaba allí — Mirame mi cachorra. Estoy aquí contigo — las manos del peliplata se habían ubicado alrededor del rostro de la niña, sin embargo, los ojos de la cachorra lucían distantes a lo que el alfa decía y solo parecía estar dejándose por el sentimiento efervescente de desesperación.

Jungkook comenzó a sentirse ansioso, percatandose como Jimin había decidido salir con su cachorra de allí y Taehyung había tomado el pequeño canasto donde dormía Orión.

No.

Apenas se habían saludado. La verdad es que el omega se hallaba demasiado pendiente de la niña y el como la presencia del alfa también le llegaría a afectar a él, qué la nitidez de la presencia de Taehyung allí, se volvía difusa y por instantes intermitente.

— Sal de aquí y lleva a Orión contigo — Taehyung le había señalado y el pelinegro obvió como había pesado la voz del alfa. Claramente eso habiendo sido una orden que el omega dudaba, este hubiese dado cuenta del todo como se había escuchado. Evidentemente, él también siendo invadido por la tensión y preocupación.

— Yongsun — Jungkook había pedido a la omega, decidido a permanecer allí y aún cuando el peliplata le había enviado una mirada crítica — Toma a mi cachorro — la verdad es que el pelinegro sabía que no estaba pensando con sensatez y es que su lobo se sentía aturdido por pedir a la omega cuidar de Orión, cuando se percibía abrumado y vulnerable por el aroma y sensaciones allí presentes. No obstante, en una parte de él persistía la necesidad de estar junto a la niña en aquel momento.

El dolor siendo suyo y tal vez, corroborando qué en él también urgía sentir compañía en un duelo qué también compartía con ella y el alfa que en ese instante le abrazaba.

Podía notar como el alfa evitaba en aquel momento quebrar frente a la cachorra, aún cuando Jungkook podía entrever cuán agrietado estaba al no poder calmar a Hyejin. Sabiendo el sosiego qué ambos ansiaban no lo encontrarían allí, ni en aquel instante.

— Jungkook no es seguro para ti.

— Nada es seguro para nadie Taehyung — el omega respondió al peliplata, acariciando fugazmente una de sus mejillas con la palma de su mano. Viendo el miedo en sus ojos y la desesperación por desear protegerle — Pero no me quedaré sin hacer algo. Ella me necesita. Nos necesita a t-todos — aquella última palabra asomando como un sollozo qué dejó para si mismo, girando se hacia donde Hyejin se hallaba y observándola tan frágil qué su corazón había adormecido para poder enfrentar a la niña.

Aquello ardía tan fuertemente, que el omega lo podría comparar con arañazos firmes sobre el pecho. Desnudo y expuesto, sin posibilidad de reuir a aquel ardor.

¿Cuánto tardaría en sanar una herida como esa?

Jungkook creyó que mucho.

Quizá demasiado.

Quizá nunca.

— Hyejin quiere ver a papá. Quiero v-verlo — la pelirroja estremecía en medio de los brazos de su padre, mientras el omega solo pensaba en como sacarla de allí y llevarla lejos de aquel sufrimiento.

— Mi cachorra. Papá está aquí y estará siempre para ti, solo que ya no le podremos ver. Pero él lo hace, él te ve mi preciosa hija. Puedo asegurar que es a-así mi Hyejin — la voz del alfa vació en quebranto, percatandose de la presencia del omega, dejando que se acercase a la niña cuando ya él mismo necesitaba de contención, siendo Taehyung quién había llegado hasta él y le había abrazado con fuerza — Mi Baek ¿por qué él?

Difícilmente el alfa tendría respuestas para ello, por lo que había optado por el silencio y solo dedicar a albergar la desazón del peliplata.

— Estoy aquí cariño. No te voy a soltar — Jungkook había dicho sobre la frente de la pelirroja mientras le acogía sobre su pecho en un arrullo y esta se sostenía de su camisa. Las lágrimas de la cachorra humedeciendo la tela, aferrándose a él en medio de su llanto desaforado — Deja que esas lágrimas te calmen. Voy a estar aquí hasta que pase.

El omega no dijo demasiado después de eso, solo permitiendo que la niña utilizase su cuerpo como un cobijo al mismo tiempo que sobaba su espalda con suavidad. Atrayendola hacia él y mientras Taehyung llevaba a Chanyeol hacia otro sitio. Y aunque Jungkook sabía el lazo de ambos de seguro pedía por su compañía, ninguno de los dos estaba en condiciones de contener al otro. Mas aún la cachorra siendo demasiado pequeña para tolerar la tristeza de su padre.

Un niño no debería cargar con ello.

La penumbra qué la cachorra llevaba sobre si, de seguro venía manchada desde las noches en la que Baekhyun pasó en vela lamentando la distancia con el alfa. Sabiendo que su nacimiento, marcaría definitivamente el final de su relación con Chanyeol. Por lo que también para Jungkook no resultaba tan ajeno, creer que la niña acarreaba con ella las tristezas y temores más profundos del omega. Llegando a crecer en un hogar donde el alfa, nunca había dejado tampoco de añorar a su pareja.

— ¿Papá se fue al cielo? — la cachorra preguntó con su voz bajita y mientras el alba asomaba aún mezquina por entre la colina. El omega la observó sentarse a su lado, su cabello pelirrojo suelto y alborotado, al no haber hecho entre toda la conmoción, intento alguno de prepararlo para su sueño.

Parecía que la niña había despertado hace un rato, esperando de seguro el también lo hiciese para dejar aparecer la pregunta guardada y que debió haber rondado sobre su cabecita hasta que le vio abrir sus ojos.

Jungkook había regresado calculaba hace menos de una hora desde la habitación qué había estado compartiendo con Taehyung y cuando su cachorro hubo saciado por completo su hambre. En ese momento la pelirroja aún había estado dormida, su cuerpo habiendo aletargado tanto por las emociones, que el omega no creyó esta fuese a despertar antes del medio día.

No obstante, sobre su pecho debió haber estado acumulado aún el miedo y la amargura.

Sanar eso en un niño. Jungkook sabía eso no sería sencillo.

La angustia con la que esta había llorado horas atrás provocaban temor a mencionar algo equivocado y que volviese a poner a la niña en un estado que ella no pudiese controlar. Habiendo tardado en tranquilizarle y hacerla dormir, no permitiendo esta se alejase de él cuando había aferrado con tanta fuerza a su ropa.

No quería que la dejasen.

Le necesitaba. A él y su lobo.

— Ven acá Hyejin — el pelinegro había pedido a la niña a lo que esta había obedecido de inmediato, metiéndose nuevamente bajo las mantas abrazándose al omega y donde este había hecho espacio para ella. El sonido de los pasos en la cocina haciéndole saber e Jungkook, qué Donghae ya debía estar allí — Hemos venido del cielo — el omega dijo — Tú papá Chanyeol. Tú papá Baekhyun.

— ¿También yo? — la cachorra preguntó con intriga y haciendo referencia directa a ella y sin utilizar su nombre, lo que habría reconocido con facilidad el pelinegro de no ser porque su atención estaba desviada a entregar consuelo a la cachorra.

— También tú. También yo — el omega señaló con cuidado a la vez que una de sus manos repasaba sobre su sien — Hemos venido de las estrellas y a las estrellas regresaremos. Tu papá estará esperando por ti, así como mamá espera por mi allí también.

— ¿Tu mamá también vive en las estrellas? — Hyejin se había alejado para poder mirarle mejor y entonces el pelinegro había continuado mimando sobre su cabeza.

— Mi mamá siempre perteneció a allí — el pelinegro señaló con pesar, procurando ocultar su propio dolor y asumiendo una verdad que aunque no estaba del todo dicha ya comenzaba a sentir de esa forma — Ella de seguro hizo su casa por un tiempo acá para poder conocernos.

— Como papá Baek — la niña aseveró esta vez no mirando al omega y solo permitiendose arrullar allí.

— Como él — respondió Jungkook sin dejar de acariciarle, en lo que ella parecía hundirse más en su abrazo.

— Le extraño.

— Siempre lo harás — señaló con suma delicadeza — Pero algún día nosotros iremos hacia ellos. Viajaremos a las estrellas y nos volveremos a encontrar.

La cachorra se mantuvo en silencio, como si sus pensamientos hubiesen quedado hilando por las palabras que Jungkook había dicho, levantando sus ojitos hacia él cuando había preguntado — ¿Me lo prometes? — y el pelinegro sabía la respuesta a esa pregunta, como una oración aprendida desde muy pequeño y que su madre había enseñado desde que había sido testigo cuando su abuela había dado un último suspiro.

— Tan real como la tristeza que ahora tienes o esas ganas que tienes de volver a abrazarle. Es una realidad que allí estaremos cariño — el omega sonrió para luego besar sobre la sien de la niña — Y seremos eternos junto a quienes hemos amado. Tu papá, mi mamá. Ellos estarán allí esperando por nosotros. Te lo prometo.

Busca a tu papá allí.

Jungkook era consciente que restaba mucho tiempo para que la niña pudiese asimilar la pérdida de su padre. Entendiendo muy bien el sentimiento, cuando él mismo aún debía aceptar la pérdida del suyo.

Y quizá también la de su madre.

Su estómago se sentía inquieto con solo concebir al idea, aún cuando los recuerdos de Yongsun aún permanecían incógnitos y el desenlace de su madre aun se hallaba entre la nebulosa de los recuerdos de la omega.

— Su majestad — Taehyung había señalado luego de haber dado suaves golpecitos en al puerta de la habitación, habiendo asomado su cabeza allí y con su cabello aun esponjado, lo que había hecho sacar una risita desde los labios del omega — Hemos preparado su desayuno, por lo que quiero saber si bajará o prefiere lo traiga para usted.

Jungkook no dejaba de sonreír, aturdido por la dedicación del alfa por consentir a la cachorra en aquel momento tan vulnerable. No pudiendo eludir como su pecho revoloteaba, observando como movía su boca para modular bajito qué Orión había quedado a cargo de Yongsun.

Hyejin había saltado de la cama, lo que había llamado la atención de ambos pues la acción inesperada les había tomado por sorpresa.

Ella había entrado en el ambiente lúdico y Jungkook sabía el peliplata había sido el causante de ello.

Jamás dejaría de enamorarse de ese alfa.

— Príncipe Taehyung — la cachorra dijo corriendo hacia el alfa y sacándole de su escondite tras la puerta cuando le había abrazado las piernas como si estuviese agradeciendo — ¿Papá aún está triste? — la pregunta de la niña había hecho un silencio entre los adultos, creyendo que una mentira no podría ser lo indicado para la niña. Mas si la situación de duelo, podría alargarse.

Quizá toda una vida.

El peliplata se agachó hasta quedar a su altura — Tu papá, Hyejin. Y también nosotros. Todos puede que estemos tristes por un buen tiempo — Jungkook observaba la imagen afligido, no deseando provocar más dolor a la cachorra — Pero vamos a estar todos juntos para ayudarnos a estar mejor. Así que si su majestad me ve triste, sabe que me vendría bien un abrazo — Taehyung sonrió — Yo prometo hacerlo cuando su majestad también lo esté.

Y la niña había sonreído y abrazado nuevamente al alfa, lo que había tranquilizado momentáneamente al pelinegro. Apreciando el como el peliplata hubo acogido a la cachorra, aquellos días en los que su padre estuvo aislado y recuperándose del como el encuentro con Hyejin le había afectado.

La pelirroja habiendo estado ansiosa de verle, por lo que apenas este había podido levantarse, ella había sido la primera persona en llegar a su lado. Habiéndole asistido y cuidado llevándole fruta picada, tal como Taehyung había enseñado qué sería adecuado para sobrellevar la tristeza.

— ¿Puedo abrazar a papá Chanyeol durante todo el día? — la niña había preguntado mientras se enganchaba al cuerpo del alfa, este habiéndose recostado sobre uno de los sillones y sosteniendo a su cachorra entre sus brazos como si temiese la pudiesen arrancar de allí.

Jungkook no creía alguna vez hubiese visto al alfa más vulnerable, entendiendo las razones que le habían llevado a sentir un miedo tan grande que le había flagelado la piel. Y también la confianza de considerarse capaz de cuidar a la niña.

Un cachorro resultaba ser lo más delicado dentro de una familia y en el omega también había persistido la idea de no ser lo suficientemente valiente para proteger también al suyo, por lo que comprendía muy bien el sentimiento que en aquel momento el alfa podía estar percibiendo.

Habían sido demasiados días lejos de ella. Meses en los que la angustia le había corroido desde el interior y donde se había aferrado a la esperanza de formar una familia junto a Baekhyun. Deseando cachorros qué luciesen como él y hubiesen disfrutado del meloso actuar de Hyejin.

Chanyeol habría estado jugando a imaginar el día en que unirían sus vidas para siempre, albergando y aferrando consigo solo el recuerdo que su hija había dejado para ellos. Una promesa que el alfa habría jurado delante de todos y así el omega supiese cuán importante era para él.

Tan vital.

Habiendo sido el miedo y el dolor lo que le habían llevado lejos del pelirrojo años atrás, pero que habían hecho crecer la urgencia de tenerle a su lado y aún cuando el orgullo de su lobo había sido demasiado grande como para asumirlo a tiempo.

¿Qué tanto de su historia habría cambiado si aquel día se lo hubiese llevado con él a Kima?

¿Habrían tenido más cachorros?

¿Hubiese estado el omega allí con él en aquel momento?

Las preguntas habían rondado la cabeza del alfa, todos los días en los que había refugiado su perdida en la desdicha qué creía había caído sobre ambos. Reproduciendo en sus recuerdos el instante en que había atrevido acercarse a Baekhyun, preguntándose cuanto habría incidido en el descenlace del omega, si nunca hubiesen coincidido.

Chanyeol no habría de creer nunca en el destino, por lo tampoco esperaría se hubiesen encontrado en algún momento de su vida de todas formas. Si no le hubiese hablado al omega aquel día, el alfa podría asegurar no habrían cruzado entre sí alguna vez.

Aquello le habría salvado la vida. Aunque ello significase jamás hubiese existido su historia.

Ni tampoco su cachorra.

Los ojos de su pequeña hija le observaron apenas había decidido levantar de allí, con su cabello rojo desordenado y con la apariencia de que sus días también habían oscilado entre la cama y el dormir. Habiéndole tomado el costado del rostro con una de sus manos y para asegurarse qué esta no hubiese continuado perdiendo peso. Constatando en su sonrisa suave, que esta parecía hallarse de mejor ánimo que el de días atrás y cuando le había vuelto a ver.

"Papá ya no vuelva a enviarme mejor" Hyejin había señalado como si estuviese rogando y el alfa le había llevado hasta él, abrazándole con fuerza, sin poder evitar sentirse culpable por provocar aquel sentimiento en su niña.

El aroma de esta siendo natural, lejano al de cachorro y qué su lobo hubiese reconocido meses atrás.

Chanyeol estaría bien con eso. Le bastaría sentirla como su hija, independiente si el instinto le pidiese marcarla como suya.

Era suya, aún cuando su lobo ya no se hallaba allí para protegerla.













— Alfa Chanyeol — el ser llamado le había hecho girar su cabeza hacia un costado. Había estado allí bajo uno de los árboles del patio y mientras todos compartían al interior de la casa luego de la comida del medio día.

Los ojos del omega le habían observado aquel día titubeantes, como si no estuviese seguro si era o no bienvenido allí.

Y lo certero era qué Jungkook le había estado buscando durante toda la mañana.

La sensación de ansiedad al enfrentarse al peliplata había hecho que las manos le hormigueasen, mientras su omega olisqueaba temeroso tras suyo, intentando hallar el aroma qué le había atemorizado durante su tiempo en Kima. Alarmado a su vez, porqué era su primera vez luego de su secuestro, qué compartía a solas con un alfa que no fuese Taehyung.

— No te lastimaré — Chanyeol le había dicho con la voz inusualmente baja — Si eso es lo que está pensando tu lobo.

El desconcierto había pasado por el rostro del pelinegro momentáneamente, manteniéndose precavido aún cuando el alfa se mostraba cancino y casi indiferente a él.

— ¿Por qué el olor de tu lobo...

— Ha desaparecido — el peliplata le interrumpió — Fue luego de que mi lazo con Baek se rompiera.

El nombre del omega había agujereado sobre su pecho, recordando el motivo que lo había hecho llegar hasta allí con el peliplata. Percibiendo como el cuerpo entero comenzaba a temblarle y los ojos se le humedecían ante la tibia sensación de percibir todo tan reciente.

Una herida tan húmeda.

Jungkook consideró la idea de lanzarse de rodillas ante el alfa, deseando solicitar el perdón que exonerara la culpa que ahogaba justo en medio de su garganta.

Quizá deseando eso adormesiese en algo su dolor. Y que no le mortificase el hecho de no haber impedido, su omega y su lobo fuesen arrebatados.

— Perdón — el silencio había tomado a ambos — Eso es algo que he debido decir desde hace mucho tiempo.

— Alfa Chanyeol — Jungkook atrevió a acercarse a él tan solo unos pasos, lo necesario para quedar de pie frente al alfa y prestar más atención a como sus ojos lucían la atmosfera qué le había rodeado los últimos días.

— Cuando has llegado a Kima junto a Taehyung, creí que la vida estaba burlándose de mi — la vista del alfa había desviando hacia la copa de los árboles y mantenido allí — No pensé debería enfrentarme nuevamente a mi historia y la de Baek — los ojos plateados del alfa se habían posado nuevamente en él — Verte fue como revivir la cólera que sentía por mi omega. Pero también sentí una envidia enorme por verles tan felices — Chanyeol señaló mientras bajaba su mirada —Taehyung fue más valiente qué yo, así como tu también lo has sido más que Baek.

El pelinegro negó, creyendo que Chanyeol erraba en sus palabras.

— Huí del lado de Taehyung y me he llevado egoístamente a mi cachorro. No se como e-eso significaría valentía — Jungkook dijo con rapidez y torpeza, no dejando de sentir como sus manos temblaban.

— Solo pretendías lo mejor para tu clan.

— El omega Baekhyun y usted...ninguno de los dos dejó de pensar en Hyejin en ningún momento — el pelinegro insistiría, sabía que lo haría — Ambos buscaron a su modo lo mejor para su cachorra. Quizá Baekhyun siempre supo que lo mejor para ella sería estar a su lado y no dentro del clan Jung. Por favor no diga que no han sido valientes, cuando ambos han velado por el bien de ella antes que mantenerse juntos — Jungkook llevó una de sus manos hasta su boca, acallando un sollozo — Baekhyun ha salvado mi vida, n-no podría considerarle un cobarde después de eso.

Los ojos de alfa vacilaron en mirar por un instante al omega, considerando el hecho de que el sacrificio que Baekhyun había hecho por su cachorra, había sido mucho más grande que el mismo dolor que él había sentido al dejarle aquel día. Y si bien había intentado creer durante mucho tiempo que su omega había sido un cobarde por no enfrentar a su padre, lo cierto era que Baekhyun estaba lejos de serlo.

Aun cuando sus herramientas habían sido casi nulas, él había procurado llevar su gestación a término no solo porque él se lo había pedido. Si no porque su omega verdaderamente había anhelado a ese cachorro.

— ¿Él se ha ido en paz? — Chanyeol atrevió a realizar la pregunta que más sabía dolía, pues había angustiado el haber sabido a su omega sufrir en sus últimos momentos.

El pelinegro creyó en aquel momento, no oportuno nombrar los detalles que habían llevado a Baekhyun a aquel descenlace. Sabiendo si, el alfa debería de saber a algún momento cuando estuviese preparado para hablar de ello.

— Él ha sido inmensamente feliz junto a usted alfa Chanyeol — el omega presionó sus manos entre sí, esmerandose en que las emociones no se lo llevarán con ellas — Sus últimos pensamientos han estado con usted y su cachorra. Él ha dicho sentirse muy agradecido de q-que le haya amado.

El soplido del viento había movido el cabello del omega, observando como el propio del alfa tan diferente ahora al de Taehyung, había también ondulado mientras el silencio le mantenía allí profundamente expectante a su acción.

Y aunque Jungkook había estado respirando junto al dolor durante todos esos meses, en los que el abandono de su propia identidad, su familia y su gente, le habían llevado a rondar el miedo y la oscuridad. El omega desconocía cuán lacerante podría resultar perder a su pareja.

— Debí haber estado allí para él.

— Estoy seguro que lo estuvo — el omega respondió, vergonzandose de haber entrometido lo que parecía ser un pensamiento del alfa — El ha de haber sentido su compañía hasta que se marchó de este mundo — Jungkook pronunció despacio, no deseando incomodar al alfa con las ideas que el atesoraba. Creyendo podría estar pasando a llevar su propio duelo.

— Gracias – sin embargo, el peliplata se mostró distante a la molestia — Por estar a su lado y no dejarle solo.

El pelinegro apretó sus labios, aún demasiado cercano a los recuerdos frescos de aquel momento.

— No p-podría. Él no lo hizo ni por un instante — sus ojos cabizbajos apreciaron sobre el césped, deteniéndose a observar una pequeña mariposa blanca que allí se posaba — Y yo he hecho solo lo que debía, Baekhyun nos cuidó a mi cachorro y a mi, n-no ha sido un sacrificio para mi.

El peliplata le había observado y Jungkook creyó haber visto en él una ligera sonrisa, que se extinguió cuando volvió a hablar. Pasando a una expresión hundida y totalmente avergonzada.

— Y también perdón — el omega le miró confundido — Por la forma en la que te he tratado cuando has estado en Kima. No has sido merecedor de nada de lo que has recibido de mi parte, mientras todo lo que has hecho ha sido ayudarme con Hyejin. Ella vió en ti alguien similar, qué quizá no encajaba en como debía lucir un Kima pero que eso no le quitaba valor. Mi cachorra no había tenido un lazo tan fuerte con un omega, ni antes, ni después de Baek.

El pelinegro comprendió, negando con la palma de una de sus manos, levantada frente al alfa — No tiene porque agradecer. Lo mío con Hyejin ha sido totalmente sincero.

Chanyeol asintió — Lo sé. Es por eso que siempre debiste recibir más que un buen trato de mi parte. Y Taehyung el apoyo que un amigo merece cuando me he enterado del interés hacia ti. Mi rencor, mi dolor. Ambos me han cegado y me he comportado de mal modo con ambos.

— Todos hemos venido a aprender alfa Chanyeol. No sea tan juicioso consigo mismo — Jungkook sonrió por primera vez y luego de haber sentido por mucho rato su cuerpo tenso — Qué reconozca esto ante mi, ya le da mucho valor. Aunque la crianza de Hyejin me han hecho saber desde antes, que usted era una buena persona.

El peliplata agradeció las palabras del omega con una sonrisa honesta, levantándose de allí y acercándose al omega, lo que a Jungkook habría llenado de ansiedad tiempo atrás cuando aún se hallaban en Kima.

— Podría pedir muchas veces perdón Jungkook, por todas las cosas que a ti, tu gente y mi Baek hicieron — la mano del alfa estiró hacia él en un gesto qué el pelinegro había encontrado por sorpresa — Mas solo lo que pido en este momento, es que me permitas presentarme nuevamente — el omega llevó también su mano hasta encontrar la del peliplata — Soy Chanyeol, habitante de Kima. Espero puedas sentirte allí alguna vez como en tu hogar.

Aunque los ojos de Jungkook habían escarchado, contuvo el llanto para no marcar ese momento con dolor. Ansiando solo en ese instante, un nuevo comienzo para ambos.

— Soy Jungkook de Jeonu. Mucho gusto alfa Chanyeol.





















— Yo creo que si le ha gustado la zanahoria — Donghae señaló sonriendo al ver como el pequeño cachorro comía con mucho esmero la verdura molida. Dejando un gran círculo qué rodeaba su boca de un tono naranjo, qué solo le volvían más adorable a la vista de ambos adultos.

El omega rió, limpiando con cuidado y con un paño húmedo, el borde de la pequeña boca de su bebé — También lo creo ¿Verdad que si mi vida? — preguntó si esperar respuesta, mientras Orión alzaba sus manitos intentando regresar allí el platito vacío que el beta se llevaba lejos de él.

Alguien acercando a la cocina, había abierto la puerta y entrado allí — Jungkook, amor — el alfa sonrió al verlos a ambos, no negándose a alzar a su cachorro cuando este al escucharle, había desviado la atención y ahora levantaba sus bracitos hacia él — Cachorro eres un mimado ¿qué has estado haciendo?

— Ha comido zanahoria — Jungkook dijo luego de recibir un pequeño beso de parte del alfa sobre su nuca, pareciendo por la expresión del peliplata qué la información le había tomado por sorpresa — Ya está saliendo su primer diente.

El alfa sonrió ante ello, llevando a su cachorro hacia un costado y haciendo cosquillas sobre su cuello mientras preguntaba — ¿Mi bebé está creciendo? ¿Es verdad lo que dice papá? — Orión solo respondía risueño, liberando carcajadas qué rebotaban en su garganta y hacían qué a Jungkook se le calentara el pecho al oír a su cachorro reír. Siendo el origen de ello la mayoría de las veces, Taehyung.

Si alfa. Su amado alfa.

Si cabello qué apenas le pasaba de los hombros, ahora atado en un moño. Pudiendo sentir el perfume de su aroma, más intenso en aquellos días. Reconociendolo su lobo y arropandolo como suyo. Habiendo ya dejado de lado, la ansiedad qué aún provocaba sentirle tan cerca suyo.

Ahora le quería nuevamente y no menos que pegado a él.

Taehyung habiéndole quedado mirando para luego dejar un nuevo beso, pero esta vez en sus labios. Dando cuenta de cómo su letargo le había dejado allí mirándole embobado — Él ya ha llegado — aquello le hizo sentir de inmediato tremulo y vaporoso, como si en cualquier momento fuese a desmayar — ¿Quieres cargar a Orión contigo? — la pregunta del alfa había sido una clara muestra para hacerle entender que todo estaría bien y que lo más importante para él, sería su comodidad ante ese encuentro.

Jungkook habiendo asentido con determinación, había recibido a su cachorro entre sus brazos. Este apoyando sus manitos sobre su pecho y acercando su nariz cobijandose allí.

— Y-yo quiero envolverle — había pedido al alfa, llamando la atención también del beta qué le miraba de reojo mientras secaba algo de loza. Percibiendo también quizá, el ambiente tenso qué había allí.

— Lo que mi jazmín desee — el alfa había señalado ayudando luego a enredar la tela sobre su torso. Apreciando como los ojos despiertos y curiosos de su cachorro apreciaban con atención sus movimientos.

Su pequeño rostro dejando con los meses asomar sus rasgos Kima, mostrando en su boquita los labios qué había heredado del alfa, los que con facilidad redondeaban cada vez que le encontraba la sorpresa.

No obstante, en sus ojos y a pesar que su naturaleza Kima también se marcaban allí, delineaban con el linaje misterioso de los Jeonu, al igual que en su frondoso cabello.

— ¿Él ha llegado hace m-mucho? — preguntó procurando esconder del alfa el como sus nervios le atrapaban.

— No. Tan solo hace unos minutos — Taehyung le respondió con naturalidad, al mismo tiempo que ataba la tela que envolvía a su bebé — Ahora se encuentra con los demás en la sala de estar — Jungkook asintió, deteniendo al alfa de cerrar con mucha firmeza la tela, al saber no le tendría demasiado allí — Todo estará bien amor. Aunque sabes si no estás del todo seguro de esto...

— Está bien — Jungkook intervino — Orión merece tener a su familia y yo necesito enfrentar esto por él — el alfa tomó una de sus manos y la llevó hasta su boca — Se lo debo a él y también a ti Taehyung.

— Gracias — el alfa señaló, finalmente dejando un beso sobre el dorso de la mano del omega, para luego entrelazarla con la suya.

El camino allí habiéndole hecho sentir mareado, percibiendo por el aroma del peliplata y aunque este había intentado esconderlo, también se encontraba nervioso.

La imagen del omega destacándose entre todos allí, permaneciendo sentado sobre uno de los sillones y donde al igual que él parecía haberle sentido desde lejos.

Si razón de haber llegado a Kima, estaba ahora allí. Ansiando conocer a su cachorro.

— J-Jungkook — y el omega desconocía qué podría haber visto el peliplata en él, pues la expresión de su rostro le había observado interés y aflicción.

— Señor Seokjin — Jungkook sonrió sincero, aún cuando el estómago le dolía y las manos le temblaban. Comprendiendo como había marcado el destino de ambos aquella última noche en Kima. Y como se había llevado a mucha gente también consigo.

Los ojos del peliplata habiéndose desviado hacia abajo, dando cuenta del cabello negro que daba la espalda.

Si nieto. Su sangre.

— Orión — Seokjin le había regresado la mirada al escucharle hablar, desconociendo la información que oía y por lo que entendió el alfa no había revelado eso a él — Es su n-nombre.

Jungkook sintió la presión de Taehyung en su mano, sintiéndose feliz al ver como los ojos del alfa brillaban por ese momento.

— Es un bello nombre — Seokjin sonrió, no alejando la vista del cachorro, quien aún daba la espalda — Yo... ¿puedo cargarlo? — Jungkook miró con sorpresa ante la pregunta del omega, ya que para él no había razón aparente para negarse a su petición y cuando el lazo qué tenía con su cachorro era tan fuerte.

Sus ojos se habían quedado inmóviles sobre la imagen del omega peliplata, reparando en como aquellos meses también habían afectado y como ahora las líneas de su rostro le hacían ver de mayor edad.

El dolor como una sombra sobre él.

Taehyung se había mantenido en silencio a su lado, como si estuviese dando la posibilidad a que dicha elección fuese suya. Mas asintió sin dudar siquiera un poco, solo solicitando la ayuda del alfa con su mirada y así este ayudase a desenredar la tela que ataba a su bebé contra su pecho.

— Claro — el peliplata dedicó a sostener a Orión quién con su mirada abierta y curiosa, solo dejaba su padre le des acurrucara de allí. Al mismo tiempo que este percibía como le sudaban levemente las manos por la tensión qué aquella visita traía consigo. Y también por como las emociones que se habían acumulado desde aquella noche, ahora parecían tomar forma y querer reventar dentro del él — Ven mi amor. Tu abuelo te desea conocer.

Los ojos de Seokjin habían alumbrado, sonriendo en grande cuando el omega había entregado a sus brazos a su cachorro. Queriéndole observar un poquito más, pero no pudiendo evitar atraer al cachorro hacia él y abrazarle mientras un sollozo escapaba de sus labios.

— Es h-hermoso — el omega dicho sonriendo en medio de las lágrimas, al mismo tiempo que Jungkook secaba las suyas — Eres hermoso Orión — esta vez dijo alejando un poco al cachorro de si, distinguiendo cada detalle de su cuerpecito — Y eres amado. No sabes cuanto — dijo en medio de la mirada del cachorro perdida también en él, como si estuviese reconociendo su imagen y dando sentido a sus rasgos también suyos.

Al mismo tiempo que Jungkook sentía que aquello que había creído perdido, se le había devuelto un poco en aquel reencuentro. 









Desde ahora en adelante cada capítulo que publique, será un dolor de panza. Estamos a nada de finalizar esta historia ( 6 capítulos sin contar epílogo), por lo que la cuenta regresiva ya está inserta en mi cabeza y aún no se bien como sentirme.

Ya era hora de que Seokjin conociese a su nietecito hermoso.

Por otro lado, Jungkook pretende viajar con Taehyung a Jeonu ¿Qué creen sucederá allí?

Finalmente quiero señalar cuanto he amado construir el personaje de Chan. Lo quiero mucho y estoy tremendamente orgullosa de su crecimiento dentro de la historia.


Nos vemos pronto. Espero antes que la vez anterior.

Besito en la nariz ✨✨






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