• CAPÍTULO 54 •
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Taehyung no creyó en algún momento de su vida, algo tan pequeño le haría sentir tan vulnerable. Percibiendo cómo su cuerpo no respondía y se hallaba congelado allí bajo el marco de la puerta.
Sus ojos pendientes del diminuto canastito instalado sobre la cama, agudizando sus sentidos al escuchar un leve ruidito provenir de allí.
- Él ha estado alimentándose bien, es un niño bastante hambriento - el peliplata escuchó que la mujer le dijo, no habiendo necesidad de constatar si ella pudiese tener la oportunidad de estar mientiendole. No cuando su lobo le había reconocido apenas había puesto un pie en aquella habitación y el aroma del cachorro le había llamado.
Aquel era su bebé.
Su hijo.
El ansia haciendo a su alfa olisquear cada rastro, distinguiendo como el aroma de su omega pregnaba en el ambiente y ocasionando que una leve taquicardia apareciese en su pecho.
Todo, todo era tan irreal.
Los días que habían tardado en llegar allí, apareciendo en el rastro de dolor que el cansancio había dejado. Temiendo tanto, no fuese capaz de hallar al pelinegro con vida.
Berlín era mucho más frío que París y el alfa pedía porqué la costumbre de Jungkook a las bajas temperaturas, no le hubiese abandonado. Y que en su pequeño cachorro prevaleciese la sangre Jeonu, por sobre la suya para sobrevivir a ello.
- Les vamos a encontrar - Aiko había dicho a su lado horas atrás y mientras estacionaban momentáneamente en una gasolinera, en lo que Donghae había aprovechado bajar a la zona de servicios, para luego pudiesen continuar el largo trayecto.
Las ventanas del vehículo resintiendo la inclemencia de la lluvia, que de vez en cuando el limpia parabrisa volvía visible la imagen frente a él.
Era medio día, pero el cielo oscuro le hacía sentir era mucho más tarde. Por lo que con un largo suspiro, dio cuenta de cuán agotado se hallaba de recorrer diariamente y sin descanso, sin tener siquiera señales del paradero de Jungkook.
- Aún no entiendo cómo ha sido que Baekhyun ha llegado hasta acá - aquello le traía con el sueño ausente, ignorante de cómo ambos omegas habían coincidido en aquel espantoso sitio.
- ¿Chanyeol ni siquiera sospecha de esto verdad? - Aiko se atrevió a preguntar en lo que el alfa negó enseguida, conocedor de cuánto tiempo Chanyeol había dedicado a buscarle y que muy de seguro continuaba haciendo - Todo es una mierda - la beta señaló con frustración, en lo que Taehyung llevó una de sus manos hasta su sien.
Su pecho sintiendose apretado, ignorando las veces que le dificultaba respirar, creyendo por el recuerdo de haberlos tenido en su adolescencia, que su cuerpo seguramente luchaba contra un ataque de pánico.
Estaba aterrado.
- Voy a estar a tu lado, no te dejaré solo nuevamente - Aiko había dicho mientras ubicaba su mano sobre la del alfa, en lo que Taehyung ignoró el gesto aún cuando sus palabras le hablaban de aquel pasado entre ambos - Donghae ¿yo no le agrado a él verdad? - había preguntado como una afirmación extraña, confirmándole cuando no esperó por su respuesta - Quizá tenga razón en ese sentimiento.
Los ojos de Taehyung se habían dirigido de inmediato hasta ella, viendo como en su mirada habitaba la misma devoción en la que él había creído años atrás.
- Aiko... - intentó no asimilar la situación que se construía inclemente en su cabeza, deteniéndose cuando la vio negar y bajar su vista. Como si el peso de su corazón fuese demasiado como para sostener su mirada y le avergonzase exponer cuanto en ella dolía.
- Mentí aquel día... - la realidad golpeandole y estremeciendo su cuerpo, percibiendo como parecía el tiempo se había congelado en aquel pequeño espacio.
Afuera del vehículo aún lloviendo, ensordeciendo el exterior con el potente sonido de la lluvia.
De pronto había sentido frío. Mucho frío.
- Y-Yo...yo si te amé Taehyung... aún lo hago - la pelirroja dijo con los ojos brillantes y la punta de la nariz enrojecida, transparentando cuanto estaba soportando llorar delante de él - Si ese día he negado lo n-nuestro, ha sido p-para protegerte...
Para protegernos.
- N-No sabes cuanto me dolió... - la voz le había asomado rota, no pudiendo eludir la herida del pasado y que aún no creía del todo cerrada.
Una lagrima deslizó por la mejilla de la beta - S-Supongo que tanto como a mi... fui yo quien nos lastimé... - esta manteniéndose silenciosa por un breve instante, como si procurase controlar el desborde de sus emociones - Odié todo lo que t-te dije ese día y se será algo que nunca me perdonaré. Pero el miedo a que te hiriesen, era más grande que el miedo a perderte...
Taehyung no dijo nada por un largo rato, creyendo en cualquier momento Donghae ingresaría al vehículo y les hallaría en aquel extraño ambiente. Aquello no siendo conveniente para nadie, sobre todo cuando su mano aún permanecía bajo la de Aiko.
- ¿Por qué me dices esto ahora? - Taehyung ni siquiera se preocupó de ocultar la inquietud que le machacaba. Conocedor de que algo removía sobre su pecho, aún cuando sus sentimientos hacia ella eran claros.
No podía evitar que aún así doliera.
La beta pareció sopesar sus palabras, presionando sus dedos sobre su mano en lo que él alfa respondió.
- No quería mi vida se a-acabase y jamás haberte revelado lo que he guardado tanto tiempo - su corazón latía desbordado, percibiendo que incluso temblaba ante los recuerdos olvidados que aquello había traído - Siempre he anhelado tu felicidad T-Taehyung y si tu sonrisa hoy en día pertenece a alguien m-más, velaré porqué nadie nunca la vuelva a arrebatar de tus m-manos.
Y el peliplata no había dado cuenta que comenzaba a llorar, hasta que una de sus lágrimas rozó sus manos unidas.
Creía la lluvia había tocado aquel sitio.
Fría. Inclemente.
- Jungkook te m-merece mi dulce alfa Kima - esta señaló en medio de un sollozo y en ello Taehyung le atrajo hacia él. Sintiendo cómo su cuerpo sacudía entre sus brazos con emoción contenida - N-Nunca quise hacerte daño...
Él lo sabía. Siempre lo había hecho. Aún cuando su corazón había salido lastimado y le había detestado por haber negado lo que ambos habian forjado.
Se había sentido insuficiente.
Si tan solo hubiese sido más fuerte. Más valiente. Pasaron años en los que se preguntó si aquello hubiese cambiado su destino.
El de ambos.
Así tal vez Aiko no habría buscado protegerle. No habría cedido a sus propios sueños por resguardar su maldita condición de líder.
Habría sido él quien les habría cuidado a ambos. Así es como debió haber sido.
Más aún era un niño y pese a todo, fue aquel proceso doloroso y que le hizo crecer, lo que ahora le hacía tener el temperamento y coraje para no acobardarse y luchar por Jungkook.
Ahora, ahora él si estaba listo para impedir perder a la persona que amaba.
- T-Te voy a apreciar y mantener en mi por siempre Aiko... - Taehyung le susurró aun cuando sabía nadie allí les podría oír. Quizá en su recuerdo aún habitando las oraciones silenciosas y que alguna vez habían sido dirigidas al otro - Y eso es a-algo que jamás alguien nos va a poder quitar.
La pelinaranja se abrazó a él y Taehyung se permitió llorar junto a ella en aquel momento. Percibiendo cuánto su corazón había anhelado por aquella despedida, corroborando que para ella había sido de la misma manera.
El destino había atrevido a unirles en algún momento de su vida y el peliplata sabía de que aquellos lazos no eran una coincidencia y no desvanecerían fácilmente.
No tenían porqué hacerlo.
Ella había sido parte importante de su vida. Y lo sería siempre.
La lluvia habiendo menguando mientras ambos se separaban y el alfa dejaba un suave beso sobre su frente, demostrandole que ya no había nada que perdonar. Y que deseaba ella también algún día pudiese obtener su propia felicidad.
Donghae habiendo ingresado momentos más tarde y al haber esperado la lluvia cesara para correr nuevamente hacia el vehículo. Algo que el alf agradeció y asi este no confundiese la situación y acrecentara su desconfianza hacia Aiko.
El tiempo de viaje transcurriendo lento, haciéndose notar en como los músculos de su cuerpo se hallaban fatigados y su espalda dolía de sobremanera. Tomando pequeños descansos una vez habían cruzado la frontera y se habían permitido unas cuantas horas.
Taehyung jamás había estado en Alemania y por ello agradecía la experiencia de la pelinaranja, quien había pasado gran parte de sus años en el continente europeo. Siendo de gran ayuda una vez habían encontrado el lugar que el médico Zhang les había indicado.
Estaban cerca. Aquello poniéndole ansioso y con el pecho acelerado. Temeroso de lo que podría hallar allí.
Y también de lo que no.
Su preocupación inicial por encontrar a su omega y su cachorro, ahora también extendiéndose hasta llevar consigo de regreso a Baekhyun y a todas aquellas personas que viajaban junto a ellos.
El dinero que traía consigo temiendo no fuese suficiente, sabiendo de que aquella sería la única manera de obtener una vez más, la libertad tan ansiada de Jungkook.
Necesitando estuviese bien.
Implorando porqué continuase con vida.
- Es aquí - Aiko había señalado, deteniendo el vehículo cuando una gran casona de piedra se presentaba frente a ellos y en medio de la gran ciudad.
Taehyung recordó la noche en la que el omega le había pedido dormir con él por primera vez, con la angustia palpable de sentirse en medio de un lugar tan diferente a lo que él conocía.
¿Cuán asustado estaría entonces allí?
¿Y cuánto habría necesitado de un abrazo por las noches?
No teniéndole en aquel momento para cobijarle y resguardarle, impidiendo que llegasen a hacerle daño. En aquel entonces no pudiendo prever el horrible miedo que el omega cargaba consigo, el cual no había logrado impedir le arrastrase.
- Tranquilo - la pelinaranja le dijo al momento de ingresar a allí, percatandose de cómo todo su cuerpo había palidecido y en cualquier momento las rodillas se le doblarían.
Habían sido nueve largos meses y no sabía que esperar de toda su ausencia. De aquella distancia que había estado magullando dentro de él y le había herido irremediablemente.
Es para siempre, había prometido al omega y aquel juramento había sido guardado dentro de él durante cada día. Durante cada noche que había pedido al cielo, verle aunque sea una última vez.
- ¿Es su bebé verdad? - la mujer le había sacado de su ensoñación, mirándole con enternecida atención y de seguro percatandose de cómo sus ojos se habían vuelto brillantes de anhelo.
- S-Si - su garganta pronunció con sequedad, aún con la respiración atascada y seguro de que era su pequeño cachorro quien se encontraba allí. Aún cuando ni siquiera había podido verle.
Habían accedido a su visita gracias a la intervención del médico Zhang, donde les habían contado que allí tenían a un bebé de poco más de un mes de nacido y que tenía una particularidad en especial.
El alfa no había podido comprender, pero luego de verle ellos parecían haber confiado del lazo que tenía con el niño. Cuando su otro padre, no estaba allí para corroborarlo.
- Y-Yo... ¿puedo?...
- Oh, claro - la mujer respondió de inmediato y aún cuando él no había completado su pregunta. Moviéndose hasta el lugar donde su cachorro se encontraba - Ven aquí, alguien ha venido por ti.
Y el suave quejidito había llegado hasta él, percibiendo como cada parte de su cuerpo se sentía frágil y como si fuese a comenzar a desmoronar.
Había ansiado tanto por ello.
Su mirada encontrándose con sus ojitos bicolor apenas abiertos, los que parpadeaban con lentitud aturdidos de seguro por el movimiento de su pequeño cuerpecito.
Aquel manchón plata en su cabecita azabache, mostrándose como una orgullosa coronita que le decía que había estado esperando por él.
Que era su bebé.
- Tómelo, puede cargarlo - ella le dijo y Taehyung le había mirado con espanto, aún cuando moría por tenerle junto a su pecho y aspirar el aroma dulce que percibía desde que había estado albergado en el vientre.
Había tenido en más de una ocasión un cachorro en sus brazos, siempre sintiéndose cobarde y torpe al hacerlo. Sin embargo, el sostener a su propio bebé le hacía sentir el deseo de arroparle tan fuerte como el oceano.
- Hola c-cachorro mío... - pronunció sin dejar de mirarle, apreciando cada detalle de su rostro y sonriendo al observarle bostezar con esmero. Su cuerpo estando abrigado de un enterito de color blanco, que se hallaba doblado en sus bracitos. Acompañado de una mantita que le rodeaba por completo, alejándole del frío que en la ciudad había.
Miró con atención un delicado pañuelito que se hallaba sin amarrar alrededor de su cuello, observándole con intriga un breve instante hasta que sus ojos se movieron deseando descubrir más de su bebé.
Su cabecita ya con frondoso cabello daba cuenta de su naturaleza Jeonu, diferente al escaso cabello con el que los cachorros solían nacer en Kima. Aquello haciéndole sentir una apacible sensación, al saber que en su pequeño bebé no parecía haber marchitado su linaje.
- Orión - la voz de la mujer se escuchó decir y Taehyung levantó su rostro buscando comprensión - El niño ha dicho que su bebé lleva por nombre Orión.
El alfa alejando su mirada de ella, volviendo a admirar la imagen de su cachorro.
No podía ser de otro modo. No cuando parecía que aquella constelación los había unido a ambos y había marcado el camino a través de los mares, para que él pudiese llegar hasta ellos.
- Ya es hora de su comida ¿Quiere usted alimentarle? - la mujer le preguntó mientras él ni siquiera era capaz de responderle a viva voz, tan sólo asintiendo y mientras tomaba una de sus pequeñas manitos con sus dedos, al mismo tiempo que la mujer salía de allí presurosamente.
Taehyung desconocía aún era demasiado pequeño para notarle, pero su cuerpecito parecía reconocer su aroma. El cómo olía a hogar, por ello no había mostrado incomodidad alguna estando entre sus brazos.
- Orión, m-mi bebé - y sucumbió ante el dolor adormecido, acercando sus labios hasta su diminuta manito mientras lloraba despacio. Como si así evitase su cachorro percibiese cuan débil había sido.
Cuanto les había fallado.
No había estado allí para murmurar a través del estómago del omega, ni acariciarle cada vez que su cuerpo se sintiese demasiado cansado por cargar a su bebé.
Aún menos había tenido la oportunidad de sostenerle en el doloroso momento de su alumbramiento.
- P-Perdón - su piel humedeció bajo sus ojos, sintiendo como los deditos de su cachorro le rozaban en aquella zona. Este manteniéndose calladito y tan sólo de vez en cuando, respirando más profundamente, en lo que aspiraba el olor recién descubierto del alfa.
Taehyung sintió podría dormir y descansar si el aroma de su bebé acompañaba siempre, percibiendo que su corazón estremecía caótico al distinguir que la fragancia de su omega, aún permanecía allí.
Los pasos de la mujer quien se acercaba de regreso hacia él, hicieron prestarle atención. Viendo cómo está sacudía con una de sus manos un pequeño biberón para su bebé.
- Está tibia, me he asegurado antes de venir.
- Gracias - Taehyung agradeció diciendo aquello con claridad, esperando ella entendiese cuán significativa era aquella palabra y cuanto por él había hecho. En lo que acomodó correctamente a su cachorro recibiendo el biberon, viendo cómo este no desprendía sus ojitos de su imagen y aun cuando había ubicado el chupete sobre su boquita - Es hora de comer mi vida - había dicho con suavidad sintiéndose tranquilo al ver el gesto correcto en su bebé, el cual comenzaba a chupar con dedicación y adormilaba sus ojitos de satisfacción.
Taehyung sintió la mujer caminaba con lentitud de una lado a otro y como si tuviese la intención de decir algo, que por respeto a su momento no atrevía a hacer.
- É-Él apenas nos ha recibido la fórmula - ella dijo con vacilación, esperando por su aceptación para que continuase hablando y como muestra de lmello Taehyung se mantuvo en silencio - Ha llorado bastante el día que le hemos traído y pensábamos por momentos no podríamos calmarle. Evidentemente, él ha resentido como se ha roto su apego...
El alfa respiró en profundidad, mientras levantaba más el biberón a medida su cachorro iba consumiendo casi todo el contenido. Algo que le hacía mantener la serenidad, al saber que su cachorro se estaba volviendo más fuerte y no se había dejado amedrentar por la situación en la que se hallaba.
Buscaba sobrevivir.
- No ha sido facil para él, pero fue lo que debimos hacer para no poner su vida en riesgo. Allí estaba húmedo y frío, si no se lo quitabamos podría enfermar. O en el peor de los casos él... - la mujer detuvo sus palabras fijando sus ojos en el bebé, buscando la respuesta allí de que la opción que habían tomado era la correcta.
- ¿E-En el peor de los casos? - el peliplata cuestionó con intriga, observándo como esta parecía nerviosa y lo que hizo que su lobo se pusiese inquieto.
- Podría haber muerto en manos de su progenitor... - el peliplata se congeló en su sitio, sintiendo como una corriente le recorría la columna - Él se ha mostrado agresivo, además que no ha sido capaz d-de...de regresar a su forma humana.
- ¿D-Desde cuanto lo tienen aquí? - el alfa preguntó con miedo, consciente de cuánto podría estar hiriendo a Jungkook la lejanía de su cachorro. Aquello era de peligro vital para un omega.
Se esforzó en mantener la templanza, sabiendo que nada ayudaría el que se pusiese ansioso y alarmado. Por lo que sólo permaneció atento a la respuesta de la mujer y mientras percibía su cachorro se había dormido al acabar su biberón. Recordando como luego de cada comida, Chanyeol ubicaba a Hyejin sobre su pecho para golpear su espalda con suavidad.
Intentó replicar la acción.
- No mas de siete días, desde que él ha atacado a aquellos hombres... - aquello le hizo crispar y levantar de inmediato su rostro para mirar a la mujer con atención. Sintiendo como algo adentro de él comenzaba a crecer como fuego.
Estaba molesto.
- Él ha intentado proteger el cuerpo del otro chico y ha reaccionado de la p-peor manera... - ella señaló con desazón y algo rompió dentro de Taehyung.
- ¿É-Él otro chico? - y si bien el alfa creía saber a quien se refería, el miedo en aquel momento intentaba rehuyese de aquel sombrío pensamiento.
Aquello no podía haber sucedido.
La mujer presionó sus labios entre sí, como si así la cruda verdad suavizase y no aconteciese como un frío vendaval sobre su pecho.
- Él chico quién le acompañaba a fallecido y él ha a-asesinado a ambos hombres que le han ido a visitar más tarde... - Taehyung apretó contra si a su cachorro de manera inconsciente, mientras sobre la garganta se le posaba un punzante dolor.
❀
La respiración le pesaba por lo que sentía debía tomar el aire casi a bocanadas, provocando que su pecho emitiese un sonido profundo y áspero. El ambiente siendo húmedo y frío, oyendose cada tanto como las gotas caían resbaladizas a través de las paredes y formaban pequeños charcos al tocar el suelo.
Sus ojos abriendo con letargo, recibiendo con desgano los rayos de sol y que comenzaban a tocarle la punta de la nariz. Distinguiendo que nada parecía haber cambiado y el desazón de la pérdida le seguía manteniendo sin ánimos de vivir.
Su cachorro. Se lo habían arrebatado.
Un gemido salió desde lo profundo de su pecho, percibiendo como su hocico estilaba abierto ante el cansancio y el ayuno. No deseando recibir alimento, ni teniendo la fuerza ni las ganas para consumir algo de ello.
Su nariz olfateando con lentitud, ansiando hallar un resquicio de su cachorro. Algo que le hiciese creer que él continuaba allí consigo, a su lado. Y aquella tormentosa noche no había resultado ser, más que una horrible pesadilla y de la que despertaría en cualquier momento.
- Vengo por el chico - la voz de aquel hombre se escuchó a través de las paredes de madera y Jungkook sintió su lobo rugió, erizando parte de su lobo al saber a aquella persona tan cerca de su nido.
- ¡Usted no le va a hacer daño! - escuchó al cachorro gritar con ira, sintiendo como este parecía forecejar con alguien más.
- ¡Mantente callado mocoso entrometido! - Dongwok dijo con exasperación, al mismo tiempo que el pelinegro arrulló más sobre sí mismo y envolvió con más ímpetu el cuerpo de su cachorro. Y el ya sin vida del otro omega.
Las emociones le habían atiborrado una vez asimiló Baekhyun dejó de respirar, sintiendo un pánico tan grande que su lobo había asomado para protegerle. Manteniéndolo en un estado de hibernación para evitar el dolor desgarrador del suceso.
Jungkook ya había estado demasiado cercano a la muerte, para permitir la pérdida de un ser apreciado fuese a dolerle con tal magnitud.
Sin embargo, sus pensamientos habían oscilando entre lo injusto que aquello sabía, conocedor de cuánto el omega había ya sufrido y cuanto había costado recuperase la vida que alguna vez había perdido. Y si bien, estaba seguro que volver a ver a Taehyung, Chanyeol o Hyejin resultaba ya casi un velo de ilusión para él. Haber perdido a Baekhyun, le alejaba rotundamente de la esperanza de en algún momento nos recuperasen lo que habían perdido.
Era la sentencia de ambos.
El destino a no regresar.
- Vamos a abrir esa puerta - el alfa dijo en lo que se escuchó el sonido del cerrojo, acción por la que tanto había implorando el omega horas atrás y ahora amenazaba con la vida de su cachorro.
No lo permitiría.
Sus colmillos habiendo asomado al momento que oyó la puerta deslizarse y observó a aquellos dos hombres asomándose, alzando la parte superior de su cuerpo para mirarles con mayor claridad.
- ¡¿Pero qué mierda?! - el hombre gritó con impresión y Jungkook mantuvo su mirada atenta a él, sus ojos habiéndose coloreado brillantes entre él onix. Anunciando que allí su lobo había anunciado que rasgaría a quien se acercase a él.
A quien creyese podía tocarle.
- ¿J-Jungkook? - Luhan apareció por detrás de ambos adultos, abriendo su boca con sorpresa al apreciar la apariencia animal del pelinegro.
El omega gruñó para espantarle, no queriéndole allí en aquel momento. Por lo que avanzó desafiante para espantarle, emitiendo un sonido que había escuchado hacer a los lobos para ahuyentar a sus cachorros.
- M-Maldito omega - Dongwook murmuró con la mandíbula tensa, evidenciando en su rostro cuanto le había molestado hallarle en esa condición. Desviando su mirada hacia un costado, donde se hallaba el cuerpo inerte del omega junto al cachorro - T-Tú has..
Ante aquello Jungkook rugió con fuerza, percatandose de cómo el alfa parecía creer él había quitado la vida del otro omega.
Lo odio.
Sus pasos avanzando sin siquiera un atisbo de temor, cubriendo con su cuerpo la imagen de Baekhyun y su cachorro a sus espaldas.
- Si no puedo llevármelo a él, m-me llevaré al niño - el hombre señaló y la mirada del omega fue a parar hasta él, distinguiendo como este lucía decidido y caminaba hacia donde su bebé se encontraba - ¡Noo!
Y no dudó en impulsarse con rapidez hacia él y lanzandole hacia un costado, abriendo su hocico y clavando sus colmillos por sobre su cuello. El sabor de la sangre asqueandole, pero no permitiendo aquello le impidiese acabar con la vida de aquel hombre.
Su respiración notándose en profundas exhalaciones, escuchando como el alfa tras suyo comenzaba a oler más intensamente.
El pelinegro giró su rostro hacia el costado, viendo a aquel lobo de ojos prístinos observándole colérico.
Le iba a matar.
Pero él lo haría primero.
Su cuerpo siendo empujado por sobre su estómago, por lo que rodó por el frío suelo de piedra golpeando su hombro. Sintiendo como el alfa subía sobre él y abría su boca en intentos de mordele.
El omega sentía la presión de Dongwook sobre su vientre, procurando deslizarse bajo él para quitarlo de encima. Causándole extrañeza cuando el alfa emitió un fuerte alarido y se retiraba de sobre su cuerpo.
Sus ojos enfocando a Luhan abrazado al cuerpo del alfa y mordiendo con dedicación una de sus piernas.
- Sueltame - la voz de lobo salió furiosa y profunda, por lo que el omega se levantó rápidamente y con los ojos encendidos al saber que este podría lastimar al chico. Corriendo hasta alcanzar por sobre su cuello y presionando sus dientes sobre la carne - Omega malnacido - Dongwook dijo mientras le pateaba y rasguñaba sobre su piel, en lo que procuró obviar aquel dolor y el que se había posado sobre su panza. No permitiendo el alfa se moviese, inmovilizandole con el peso de su cuerpo - ¿Qué mierda e-eres?
Escuchó cómo el alfa luchaba, negándose a entregar su destino a la oscuridad. Y aunque el omega se sentía enajenado a sí mismo, sabía que en ese momento ya no podía detenerse y debía dar fin a su vida.
- Soy uno y todos a la vez... - su lobo murmuró cuando sintió Dongwook cedía, alejándose con la boca entintada y las extremidades temblorosas. El pecho aún sacudiendo la reciente adrenalina, distinguiendo como el cachorro ahora le veía con los ojos manchados en miedo, por lo que se alejó cojeando hacia dónde su bebé y el cuerpo del pelirrojo se encontraban.
- Jungkook... - Luhan pronunció mientras le veía caer poco antes de llegar, en lo que emitió un leve gimoteo de dolor, no teniendo la fuerza suficiente para voltear y ver la zona donde se originaba su dolor - E-Estás herido - el cachorro se acercó a él, tocando un costado por sobre sus costillas y en lo que el omega se quejó con un gruñido.
Sus ojos sintiéndose pesados y su respiración siendo rápida, necesitando descansar aún cuando sabía debía llegar hasta donde orion se hallaba.
Mas no tenía la fuerza.
Su cuerpo no le respondía.
Los gritos del chico volviéndose difusos a medida perdía la consciencia, percibiendo pequeños escalofríos que le entumecían la piel.
Sus patas enterraron en algo blando y resbaladizo, sintiendo como un tibio líquido le mojaba hasta el comienzo del pecho. Desviando su mirada hacia abajo y percibiendo como su cuerpo se hallaba sumergido bajo el agua.
— Has tardado en llegar — Jungkook reconoció enseguida su voz y volteó aún en su forma animal para mirarle, apreciando la figura de la omega de pie y a la entrada del gran lago. Su cuerpo desnudo hallándose manchado de lodo, con las líneas precisas para dar la bienvenida a la nueva venida del astro del cielo diurno.
Y caminó hacia ella, dando cuenta que no sentía dolor y que su cuerpo ya no tenía el cansancio como momentos antes. El aroma de la oemga guiándole a medida asomaba a la orilla, recibiendo la suave y acogedora caricia de la mujer.
— He esperado tanto por verte de esta manera — la anciana le tocó las orejas con ambas manos y Jungkook cerró sus ojos pasando su nariz por sus piernas. Anhelando el arrullo y consuelo que recibía cuando cachorro, algo que había extrañado luego de haberle perdido cuando el cielo decidió llamarle.
Su abuela. Ella había sido quien había visto aquella estrella antes de su nacimiento.
Aquello que lo haría líder de Jeonu.
Esta agachó a su lado, empujando su frente contra la suya y abrazándole con mimo. Percibiendo cómo la sencilla caricia le hacía sentirse adormilado, deseando recostarse en aquel lugar y tomar descanso allí.
La omega sonrió como usualmente lo hacía — ¿Tus hombros están pesando verdad? — su pregunta siendo retórica, pues no espero respuesta — Ha sido demasiado para ti cachorro, aun demasiado joven para tan enorme dolor — Jungkook se mantuvo quieto, deseando responderle aún cuando su voz no salía — Hubiese tomado mil veces tu destino si hubiese podido. Pero eres tu quien venía marcado para cumplir con el. Eres tu quien ha sido elegido.
El joven omega sintió que el pelaje le ardía, creyendo en un punto que se quemaría, por lo que comenzó a gemir mientras sus ojos abrían y veía la gran luz que le iluminaba.
La anciana le abrazó con más energía — No temas. Es el cielo nocturno... — ella dijo con calma y Jungkook procuró mantenerse en su sitio, aún cuando percibía como cada parte de él parecía elevarse — El se está quedando a tu lado.
¿A su lado?
El omega deseó estar al lado de ella, permanecer allí y donde todo ya no duela. Donde Jeonu seguía existiendo como lo había conocido y él volvía a ser el cachorro que su abuela había cuidado.
— Aún no es momento — ella señaló con gentileza, alejándose de él para repasar sus dedos por sobre su pelaje que ahora resplandecía en puntos luminosos — Tienes un deber con tu cachorro. Proveer de tu conocimiento, sembrar en él lo que alguna vez fuimos.
Lo que seremos.
Y la parte humana del omega sollozó ante el miedo y la desesperanza, cuestionandose el como ella seguía creyendo en ello, cuando su cuerpo se sentía tan cansado.
— Vas a poder porqué llevas contigo a todos nosotros — su abuela dijo con firmeza — Eres hijo de las montañas y el protegido del cielo, nada es más fuerte que la energía de lo que crece en la tierra. Eres el orgullo de tus ancestros Jungkook y tus raíces firmes serán lo que nos vuelva infinitos.
Y el silencio había caído precipitadamente luego de aquellas palabras, desconociendo la sensación de vacío que había sobre su cuerpo, sintiendo como algo desvanecía desde él y le abandonaba.
El dolor de su vientre regresando poco a poco, sintiéndose entumecer por la brisa que le había tocado la punta de la nariz.
— J-Jungkook — la voz sollozante de alguien le hizo remover, en lo que abrió sus ojos despacio e inmóvil. Apreciando cómo la imagen borrosa del cachorro aparecía frente a él — Has d-despertado... — Luhan le dijo y el presionó sus ojos entre sí una vez más, así salir completamente del aturdimiento.
Sus patas delanteras apoyándose sobre el frío suelo de piedra, sacudiendo su cabeza despacio y para recuperar la claridad de su pensamiento. Olisqueando en medio de ello y mientras buscaba inconscientemente aquel aroma de su cachorro.
No.
Un remezón le había sobresaltado el pecho, llevando de inmediato su visión hacia donde le había dejado la última vez, corriendo con desespero cuando el sitio parecía vacío y sin ningún rastro de él.
— S-Se los han llevado... — Luhan dijo entre hipidos, apenas siendo capaz de modular sin que el aire le faltase — A Baekhyun y a O-Orion...
Y Jungkook comenzó a arañar el frío suelo, como si eso le llevase a hallar el cuerpo de su cachorro allí. Hiriendose con la fricción y no importando le cuanto aquello hacía que la piel le ardiera.
— J-Jungkook... Te vas a lastim-mar— el cachorro le dijo suplicante a su lado, sin embargo, el omega parecía ensimismado en su dolor — D-Detente — Luhan volvió a pedir al mismo tiempo que su llanto descendía por sus mejillas, atreviendose a tocarle para calmarle. Que le escuchase.
Aquello siendo una acción equivoca, cuando el omega había reaccionado a la defensiva con un tarascón, rozandole parte del antebrazo.
El grito del niño se había oído en todo el lugar, algo que Jungkook desconoció y solo aulló en desconsuelo.
Los ojos del cachorro observándole con pánico y desconcierto, no deseando le sacasen de allí cuando escucho las pisadas acercándose.
— ¡Noo! — gritó con fuerzas, mientras veía que alguien corría a alejar a Jungkook de él con un grueso palo de madera.
— Tomen al niño — el hombre que intentaba controlar al omega dio la orden a los demás y Luhan sintió como le tomaban de los brazos y tiraban de él.
— ¡D-Déjenme con él! ¡No le hagan daño! — su cuerpo sacudiendose mientras le sacaban de allí, no cediendo aunque su fuerza era visiblemente menor a la de los dos hombres.
El lobo negro respiraba con rapidez, detestando que todos ellos hubiesen ingresado a su nido. Por lo que se había abalanzado sobre aquel hombre y había arrebatado de sus manos la madera. Este observándole con los ojos alarmados, viendo como la mirada del animal le indicaba que en ese momento era su presa.
Aquel lobo le mataría.
— ¡Al suelo! — una voz dijo y eso fue todo lo que se escuchó antes de que un zumbido se posarse sobre los oídos del omega.
Un duro golpe aturdiendole la visión, cayendo con todo su peso al suelo y sintiendo algo ubicarse alrededor de su cuello.
— ¿Crees n-necesario tenerle así? — la pregunta vagó en su mente, sintiendo cómo la consciencia le abandonaba y la puerta se cerraba dejándole solo en aquel lugar. No recordando ya, cuantos días llevaba allí ni cuántas veces había negado a comer.
La zona del cuello doliendole por todas las veces que luchó contra el collar que el retenía, lastimandose en intentos fallidos por liberarse. Permaneciendo recostado y en silencio, ansiando que llegase el momento en que su cuerpo ya no pudiese soportar y el sueño se lo llevase con él.
¿Como su abuela pudo haber creído en él?
¿Como pudo aquella estrella haberle elegido?
Cuando sentía que lo había perdido todo.
Nada quedaba del niño Jeonu que alguna vez había sido. Que no sentía vergüenza de su desnudez y corría libre por entre el bosque. Sus pies descalzos sin percibir el como la nieve quemaba durante la fría estación y su única afición siendo la de llegar escuchar a los ancianos cantar durante las tardes.
Su voz cristalina de acuerdo a su edad, intentando imitar cada gesto y sonido. Ignorando cómo Yongsun reía a su lado y le hacia cosquillas para llamar su atención, cediendo cuando la tentación del juego era demasiada para su cabecita de niño.
Deseaba volver allí.
Solo una vez más.
El ruido seco de pasos acercándose le hizo abrir por inercia sus sus ojos, cerrandolos enseguida cuando se percató que nuevamente alguien intentaría que comiese, decidiendo que ya ni siquiera se negaría a ello.
La debilidad mermando su capacidad de escuchar con claridad, por lo que no había percatado cuando el cerrojo del candado había girado y abierto. Sintiendo el escalofrío del aire exterior y estremeciendo ante la sensación de sequedad sobre su boca.
Creía estaba muriendo. Aquello curiosamente le hizo sentir una tranquilidad que no había sentido durante meses.
Estaba preparado para ir con ellos. Tan solo el desconocimiento del paradero de su cachorro, llevándolo consigo hacia la oscuridad. La culpabilidad de no haber sido capaz de cuidarle, marcando por siempre los últimos momentos de su vida.
— ¿L-Le tienen encadenado? — aquella voz resultandole agradablemente conocida, mas no teniendo ya la fuerza suficiente para voltear su rostro hacia donde provenía.
— Ha s-sido la única manera de asegurarnos que n-no fuese a atacar a alguien m-más — alguien más respondió, tan alejado de donde su cuerpo comenzaba a sentirse.
Como si flotase.
Percibiendo cómo repentinamente alguien se acercaba a él y se arrodillaba a su lado, tomando su rostro dormido entre las palmas de sus manos.
— A-Amor... — la palabra susurrante y agónica a su lado, cociendo cada parte suya para que volviese a mirarle. Abriese sus ojos para él, aunque sea una última vez — Mi preciado d-dulce jazmín — el ruego calando su pecho, reconociendo entre sueños aquella única persona que le trataba con tal dulzura — Amor m-mío estoy aquí — el peliplata dijo llorando con desconsuelo y mientras apoyaba sus labios sobre la frente del omega.
Su cuerpo volviéndose vaporoso y escuchando como su lobo aullaba a lo lejos, abandonandole al sentirse seguro y sin el miedo a que le lastimasen. Aún cuando Jungkook aún no comprendía del todo que sucedía, sintiendo el frío de su piel desnuda y acurrucado inconscientemente más cerca del alfa.
El cabello largo y oscuro cayendole por el cuello, intentando mover una de sus manos para secar su rostro, recibiendo la caricia tibia de Taehyung cuando este había comprendido su intención.
Llevó su mano junto a la suya y ubicandola sobre una de sus mejillas, arrastrandola hasta besarle los dedos.
— A-Alfa Kima... — dijo con la voz rasposa y anhelando aquel sueño fuese real — Mi T-Tae... — sus ojos cerrando con suavidad cuando este había sollozado, llevándoselo junto a él en un abrazo que presionó tan fuerte contra si, que creía podría estar volviendo a vivir.
Volviendo a germinar.
Noviembre 19 del 2020
Fue la fecha en que por última vez se tuvieron cerca, él uno para el otro nuestros protagonistas.
Gracias por soportar tanto y por acompañarme en esta travesía.
Aún nos queda historia.
Un abrazo ✨
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