• CAPÍTULO 5 •
No estaba seguro de que hacer.
Su cuerpo apenas y bajaba su temperatura, cuando se percató de como el chico comenzaba a temblar bajo el suyo.
No.
Aquella noche quedaría grabada por siempre en él. Taehyung estaba seguro de ello.
Y aunque tuvo el impulso de salir corriendo de allí, pues sintió unas terribles náuseas. Su instinto le dijo que no debía dejar al omega.
No en ese momento.
Ni en ese estado.
Estaba en shock.
Lo notó por el modo en que empezó a llorar.
Siendo un sonido tan horrible, que él también creía lloraría allí mismo.
Perdóname, perdóname.
Y el alfa sabía que debía calmarlo, pues su respiración era tan rápida, que creía se ahogaría. Presionando fuerte su cuerpo contra el suyo, abrazandolo cuanto sus extremidades fatigadas se lo permitían.
Percibiendo como el aroma antes dulce del omega, ahora olía amargo. Muy amargo.
Por favor.
E intentó arrullarlo, tal cuál un niño pequeño. Esperando qué no se alejase de él y comprendiera que deseaba ayudarlo.
Que no le iba a lastimar.
Que su intención no había sido esa.
Nunca.
-Shhh...p-por favor, respira- le dijo suave, procurando sujetarlo sin poner todo su peso encima. Tratando de no dañarle. No más de lo que estaba haciéndolo.
Y Taehyung sabía que su celo seguía allí, pues su lobo estaba asustado y gimoteaba confundido. Arañandole ante la exigencia de saber que sucedía al omega.
- Estoy aquí- pronunció, acariciandole la espalda- Vamos J-jungkook respira conmigo - hubo posado su propia respiración sobre el oído del pelinegro. Marcando un ritmo constante para que el chico le imitase, más este no apaciguaba su angustia - Shhh tranquilo, no te soltaré.
Y es que Taehyung no tenía idea que tan profundo la había jodido. Temiendo mucho, haber herido irremediablemente al omega al no poder controlar a su lobo. Ya que si bien no lo había tocado y solo habían buscado calmar a sus lobos. La reacción que tuvo el pelinegro, le hizo saber que tal vez había invadido algo a lo que no había sido invitado.
-T-tengo miedo- la voz rota del omega apareció entre el ruido del mar. Y el alfa aseguraría que, jamás las olas había reventado tan fuerte.
También tengo miedo.
Y sus brazos lo atrayeron más hacia él, no dejando de intencionar su respiración. No sabiendo si ya lo hacía por el omega o por él.
O por ambos.
Espantandose mucho, por aquella sensación de intimidad que sus lobos estaban formando.
-Estás bien...estarás bien- le dijo casi inconsciente-Tan sólo respira. No te haré daño- su lobo estando presente, rozando su nariz por el cuello del omega. Ronroneando un poco, para hacerle saber a Jungkook que estaba allí, para él - Eso cariño, lo estás haciendo bien.
Y aunque el llanto no se iba, el alfa percibía como Jungkook dejaba de estremecer. Calmandose él mismo, encontrando la forma de llegar a su razón.
Debía salir de allí.
-Jungkook- le habló - Necesito sacarte de aquí, no...te sacaré de aquí ¿Está bien?-sin embargo, el chico no daba señales que le dieran la confianza de no asustarlo nuevamente. Por lo qué con sus dedos, comenzó a hacer círculos sobre la espalda del omega, sintiendo como la arena se inmiscuia fría entre ellos.- No he querido lastimarte - pronunció cerrando sus ojos- Necesito que estés bien Jungkook, por favor confía en mí.
Y el pelinegro suspiró entre sollozos, asintiendo sin soltarle y por el contrario, presionandose más fuerte contra él.
Por lo que con decisión se levantó con el chico aún en sus brazos, desbalanceandose debido a que su cuerpo se acostumbraba al peso sobre él.
Y su lobo estaba impaciente.
Por lo que comenzó a correr, eliminando enseguida la idea de cambiar a su forma para llegar más rápido.
Estaba en celo. Y aquello podría generar consecuencias graves, si su forma animal se hacía presente. Dañando a quién sea que se oponga, a que pudiese tomar al omega.
Siempre sería más fácil manejar a su parte humana, que a su parte animal.
-Alfa- la voz empalagosa de Jungkook casi le hizo tropezar. Sabiendo que su lobo también luchaba por salir como el de él. Distinguiendo como su tibio aliento, enviaba corrientes eléctricas a los lugares menos indicados.
Y se propuso apresurar su paso, alarmado por no llegar a tiempo y ya no fuese capaz de contenerse.
Esta vez lo tomaría.
-¡¿Taehyung?!-reconociendo aquella voz, buscó en su dirección, encontrandose con su padre Seokjin -¡Taehyung!
¿Le estaba buscando?
Y caminó hacia él, con su pecho palpitando fuerte ante el cansancio y gravitante aroma desprendía el omega.
-¿Él..?
-Está en celo- respondió sin esperar su pregunta - Maldición papá, por favor busca a un beta que me pueda ayudar con él - dijo, a lo que Seokjin asintió retrocediendo por donde venía.
Percibiendo como Jungkook sollozaba, mientras refregaba su nariz sobre el costado de su cuello. Volviendo a sentir como su aroma se tornaba dulce nuevamente.
Dulce, dulce. Tan dulce.
Creía que iba a enloquecer.
Y apreció que su padre le guiase a la entrada trasera de la gran casona de su clan. Pues no quería a los ojos sobre ellos.
Sobre él.
-¡¿Pero qué ha pasado?!- exclamó Namjoon al verle llegar. En su rostro los claros signos de la preocupación y confusión.
Y Taehyung no pudo evitar asomar sus colmillos, su lobo resistiendo la presencia del alfa frente a el y con el chico en celo.
-No te acerques Nam- le advirtió Seokjin, acercándose hasta donde el pelinegro para hablarle con suavidad- Vamos Jungkook, ven conmigo- pronunció, más el chico se aferró más firme al cuello de Taehyung y éste le sujetó desde la cintura-Taehyung hijo, sueltalo.
Y el peliplata sentía su piel arder.
No quería que se lo llevaran.
Que lo alejaran de él.
¡Maldita sea!
-Jungkook cariño, m-mirame- pronunció Taehyung alejando una de sus manos de su cintura, para luego llevarla hasta su mentón y girar su rostro hacia él. Mostrando sus ojos negros tan rojizos como sus mejillas, sus pestañas húmedas del constante llanto- D-debes soltarme o te haré daño y...yo no quiero hacerlo omega, jamás haría algo así - la garganta le dolió- Papá te llevará a un lugar seguro y estarás bien te lo prometo.
Y el peliplata lo vio asentir. Con el atisbo de duda flotando en el aire para ambos. Liberando de a poco la presión de sus músculos y escuchando como el omega dejó caer sus pies sobre el suelo.
-Muy bien Jungkook. Ahora ven conm...- había comenzado a articular Seokjin, tomandole del brazo. Sin embargo el pelinegro tiró de su agarre.
-¡No alfa, no!- gritó de forma rota, como si su garganta doliese al hacerlo. Intentando avanzar hasta donde Taehyung, más siendo sostenido por Namjoon quién intentó ayudar a su pareja.
No.
-¡No lo toques! - hubo reaccionado el peliplata, quién tironeaba sujetado por dos betas.
Su corazón a punto de explotar de ira ante la cercanía del alfa al pelinegro.
Quería desgarrarle la garganta.
-¡Reacciona Taehyung maldición!- Seokjin dijo enérgico, intentando aplacar al lobo de su hijo - ¡Es tu padre!- aquello hizo que el peliplata acallara un poco, aun con su respiración agitada. Observando como su padre indicaba algo a un beta a su lado, quién tomó en ese momento al pelinegro entre sus brazos.
-¡No! ¡Por favor noo!-Jungkook persistía dando golpes al beta, mientras que gritaba entre sollozos.
Una mezcla entre rabia y tristeza, que estaban machacandole por dentro a Taehyung.
Teniendo claro solo una cosa en aquel momento.
Por lo que se giró rápido y determinado. Sin detenerse a pensar en otra cosa y solo esperando dejar de torturar a su lobo.
Encontrándose con Chanyeol de camino, quién llegaba allí debido a loa gritos que había escuchado y que llamaron la atención de muchos.
-Dios Tae ¿qué ha pasado?- le preguntó, apreciando su imagen desaliñada y su cuerpo estremeciendose en escalofríos. Percatandose de pronto del intenso aroma que desprendía el alfa-Amigo- dijo con preocupación- ¿estás bien?
Y Taehyung pasó saliva a través de su garganta, sintiendo como afiebraba y sudaba de temor.
Sabiendo que necesitaba solo una cosa en aquel momento.
Y la única que sabía hacer.
-¿Donde esta Hana?- preguntó. Con su piel sintiéndose fría y el pecho quemandole de frustración.
❀
Tibio.
El aire era tibio.
La luz entrando sin miedo por la ventana, haciéndole entender que ya era pasado el mediodía.
Su cuerpo aún sintiéndose perezoso, por los días que llevaba en aquella habitación y preparándose para salir de ella.
No quería.
En su cabeza vagando ideas confusas de que es lo que debería hacer.
Que decir.
Por donde empezar.
Dudando si él estaría dispuesto a escucharle. Si sabría entender lo sucedido. Lo que hizo.
Lo que ambos hicieron.
El pecho le latía ante la idea, sin saber si era verguenza o el miedo lo que le hacía acelerar.
Quizá ambas.
Y es que jamás había hecho algo así, sintiéndose realmente repugnante por haberse dejado llevar de esa manera.
Asqueado de sí mismo, por haber desencadenado todo aquello.
Por haberlo deseado como lo hizo.
Su cuerpo aún temblando con solo pensarlo.
Por imaginarlo.
Pero es que no podía negarlo. Él lo había querido, habiendo deseado tomar al chico aquella noche y hacerlo suyo.
Y sabía que para el omega también había sido de ese modo.
Claro que sí.
Aquello le hacía descansar un poco su culpa. Habiendo visto su propia necesidad, en los ojos del omega.
Ese omega.
El sabor de su piel aún permanecía sobre su boca, pareciendo haberse metido en su organismo como una pandemia. Su mismo lobo habiendo enfurecido al ver como lo llevaban lejos de él.
-Ya deja de pensar Tae- pronunció la omega a su lado. Su cuerpo desnudo pegándose al suyo, abrazandole y pasando uno de sus dedos sobre su pecho.
Y el le besó la nuca, aspirando el aroma de su cabello plateado. Admitiendo lo mucho que le reconfortaba en aquel momento, a pesar del jazmín aún grabado en su memoria.
Y su respiración subió y bajó en un suspiro- Lo siento - dijo, resignandose a asumir que la chica ya se había percatado de lo ido que estaba- Es sólo que...
-Lo sé Taehyung, te sientes culpable- intervino ella- Pero tampoco es como que hubieses hecho algo que él no quería. O al menos su lobo.
Y tenía razón en eso. Pues aquella noche había hecho solo lo que el chico le había permitido, no exigiendo más otra cosa que lo hubiese lastimado.
O al menos eso quería pensar.
Sin embargo, su miedo iba más allá del mero instinto de su lobo. Aquel que siempre le pedía el saciar sus necesidades más básicas y entregarse a ello para complacerle.
Pero él había querido más.
Su cuerpo perdiéndose tanto al momento que ambos llegaban al clímax, que no soportandolo tuvo que alcazar su cuello. Lamiendolo y chupandolo para contener el deseo de morderlo.
-Lo se Hana- habló con su voz aún pesada- Se qué él lo quería, digo...lo quiso. Ambos....-dudó un poco ante lo que iba a decir- ...es solo que yo...
-¿Qué tu qué Tae? -le preguntó ella con el timbre de su voz tranquilo. Pidiendo que soltara aquello que le preocupaba.
Y aunque se cuestionó si sería correcto confiar aquello a la chica. Sabía que en aquel momento era lo único que le quedaba.
Lo que necesitaba.
-Yo quise marcarlo -lo liberó sin más, percibiendo como la chica levantaba su torso y se acomodaba para mirarlo.
Su bonito rostro con el cabello desordenado y ojos cansados. Vestigios de sus días en aquel lugar.
-¿Estás seguro? O sea...- ella miró hacia abajo, meditando lo que agregaría. Levantando su cabeza para mirarle nuevamente, mientras lamía sus labios- ....tú nunca lo has deseado
Y no, jamás lo había querido.
Taehyung se consideraba demasiado independiente como para pensar en una marca.
Aquello que le uniría para siempre a alguien, más encima por el simple instinto.
No creía en ello. Que funcionase.
No al menos en él.
Y tampoco estaba dispuesto a herir a alguien, por el hecho de luego romper aquel lazo.
Al no poder respetarlo.
Más tampoco nunca lo había sentido. Y era eso lo que le causaba un pánico horrendo.
-No- dijo tajante- Y sigo sin considerarlo, es solo que mi lobo se ha puesto impaciente y eso me ha descontrolado- suspiró con pesar y negó - Apenas y pude dejar que se lo llevasen y dios... no se que mierda me ha pasado.
Y la chica se quedó pensativa, sin dejar de mirarle como si buscase alguna respuesta en él - Taehyung y si él es...
-No. No lo digas- le interrumpió rápido. No deteniendose a esperar que ella dijese algo como eso.
Tan estúpido como eso.
Y la vió fruncir el ceño, tensandose sobre su cuerpo- ¿A qué le tienes miedo Taehyung?- allá vamos de nuevo, pensó él- Es decir,...no te estoy diciendo que lo marques, pero...- ella se levantó enrostrandolo, sin el pudor de su torso desnudo- ...vamos Tae, te niegas a la posibilidad de siquiera conocerlo. Podrías encontrar algo en él que nunca has hallado y quién sabe.
-No puedo hacer algo así- le respondió pasándose una de sus manos por el rostro, sintiéndose de pronto cansado. Muy cansado.
-¿Por qué? - dijo ella, cruzandose de brazos y bastante enfurruñada-¿Por qué temes ilusionarle? ¿Lastimarlo?- le desafió - Carajo Tae, eres tu mismo quién se pone trabas. No todos esperamos un cuento de hadas.
Y el alfa quiso reír. Sin embargo su expresión solo volvió una extraña mueca.
La chica a veces le sacaba de sus casillas.
- No tan solo es eso Hana, el chico es un Jeonu ¿Lo olvidas?- y ella lo miró como si fuese el ser más extraño en la faz de la tierra.
Para luego largar una sonora carcajada.
-¿Acaso ahora te pondrás moralista?- y aunque el volteó sus ojos, ella continuó- Por dios Taehyung, tienes veintinueve años- le dijo enfática- No puede ser que siquiera estés considerando, no fijarte en alguien y del cual estás evidentemente atraído. Y todo por esta cosa de los clanes - sus últimas palabras siendo pronunciadas con ironía.
-Soy el líder del clan Kima Hana- ella asintió, como si no hubiese ninguna sorpresa en lo que decía- No puedo darme el lujo de saltarme las normas que el Estado ha impuesto.
Y ella sonrió-Entonces asumes que te gusta- y eso no era una pregunta. Percibiendo Taehyung como el calor tentaba a subirsele por el rostro.
-No he dicho eso.
-No. Lo has hecho con otras palabras - y él negó, a lo que ella rió- Esta bien, está bien. Pero Tae...- la omega hizo una pausa- ...pretendes ver que ha pasado con su clan ¿Es así? Abolir lo de no considerarlos parte del Estado ¿Cierto?-y el alfa asintió dudoso, no sabiendo hacia donde iba el rumbo de esa conversación- Y entonces ¿Por qué no intentas eliminar esa tonta ley que prohibe que podamos estar con alguien que no sea de tu clan?
Y ahí estaba.
-Eso no va al caso Hana. Por favor ya detente- respondió con una pizca de amenaza en el tono de su voz.
Más ella insistió.
- ¿No va al caso? Pero Tae sabes muy bien que podríamos estar hablando de tu ananké.
Y ella sabía que no debía tocar aquel terreno.
Sin embargo en su terquedad, desesperandole mucho el pensamiento del chico.
-He dicho que basta Hana- le dijo él levantándose de la cama y paseandose desnudo hasta el ventanal de aquella habitación. Con sus manos apoyadas en el marco de ésta y los largos mechones color plata, cayendole sobre éstas.
-¿Por qué?- le preguntó la omega, ignorando por completo la petición del alfa- ¿Es por ella?-dijo burlandose- ¿Por eso te niegas a que él lo sea? ¿Por qué te lo ha prometido y ha dicho que ella sería tu...
-¡Ya callate Hana!
Y aquel grito sonó encolerizado y doloroso, a causa del manto de tristeza que también había en él.
Idiota.
Y la escuchó sollozar. Tan silenciosa como si quisiese que no la oyese.
Sus ojos cerrándose, mientras apretaba con intensidad sus manos vacías y vuelta puños.
-Lo siento cariño, yo...- suspiró pesado, moviendo su cabeza en negación y deseando remover aquello que se clavaba sobre su garganta-...soy un i-imbécil.
Y se giró hacia ella. Quién le observaba con sus ojos rojos, a la vez que su cuerpo ligeramente se sacudía.
Con sus mejillas húmedas debido a las lágrimas escondidas.
Y caminó hasta chocar con la cama. Arrastrándose sobre ella para envolver a la chica en un abrazo.
-Lo lamento. No ha sido mi intención hacerte llorar pequeña. De verdad que lo siento- y Taehyung se retiró un poco para tomarle el rostro con una de sus manos.
Rozandole con sus dedos, el borde de la mejilla.
-T-también lo siento- dijo la omega con su voz quebrada- No he debido decir eso-y él asintió, aceptando aquellas disculpas - Pero tu sabes que te quiero Tae y siempre he esperado que te abras a alguien que de verdad te valore.
El se mantuvo quieto, solo escuchandole y mirandole.
-No tienes que ser perfecto Taehyung, es decir, mirame. Miranos a ambos. No somos para nada algo conveniente y aún así somos tan buenos en ello- y él rió- Imaginalo entonces ahora, con alguien que quizás tiene las mismas preguntas que tú, el mismo miedo. Pero también la misma necesidad de verte Tae. Porqué no me puedes negar que has estado pensando en él durante los últimos cinco días.
Y él claramente negó, sin poder contradecir a ello.
Su celo se había basado en eso prácticamente.
Y ella le sonrió, dejándole un pequeño beso sobre la boca- Te conozco tan bien - lo miró sugestivamente, pegandole un codazo- Estoy segura que para él ha sido igual. Dime ¿Lo quieres ver?
Maldita sea que si quería.
-Eres tan...- y la observó expectante, esperando a que respondiese su pregunta- ...demonios, sí.
Su lobo pedía por ello.
Y la escuchó reír, soltandose de su agarre para levantarse y dar saltos sobre aquella cama. Lanzandole una almohada sobre el rostro -¡Rayos! ¡Te gusta!- y él solo se cubrió el rostro, tendiendose de espaldas- Realmente no pensé vivir para esto ¡A Kim Taehyung le gusta alguien!
Oh dios mío.
Sabía que no debía confesarle algo así a la chica. Más siempre había sido ella quien guardaba cada parte de él.
Y la escuchó bajar de la cama, tomandole una de las manos para tirar de él - Ey ¿qué haces?- le preguntó confundido al ser sacado de la cama por la chica.
-¿Qué es lo que hago? - respondió ella sin detenderse - Vamos a bañarnos Tae. Debemos salir de aquí lo antes posible - señaló para correr dando saltos fuera de la habitación.
Ay dios.
❀
Sus manos estaban frías. Y podría asegurar que la punta de sus pies también.
Lo odiaba.
Detestaba la sensacion de que su cuerpo se estuviese acostumbrando a estar arropado. Debiendo cubrirse lo necesario aquella mañana, pues su piel se sintió demasiado fría.
El gran cúmulo de agua presentandose frente a él.
El mar. Recordó, deteniendose a mirar como éste se asomaba y escondía al llegar a la orilla.
Tan bonito.
Tan similar a su gran laguna. Pero a la vez tan diferente. No pudiendo olvidar el sabor salino de aquella primera vez que le vio.
Y si bien temía un poco, sabía que solo debía al respeto que como Jeonu debía tener, a un ser tan superior e importante como el.
Y es que en sus días ya en aquel lugar, se había percatado de lo valioso que era para el clan Kima. Entregando el sus alimentos para abastecer a gran parte de los omegas, betas y alfas que allí habitaban. Con una personalidad indomita que rugía y a veces se volvía calmo.
Le admiraba.
-Jungkook- dijo una voz a su lado, girando el su cabeza para encontrarse con la bonita chica- ¿Ese es tu nombre no es así?- le vio sonreir. Con sus ojos claros y su tez morena. Su cabello plateado atandose en un ligero lazo, deslizandose por uno de sus hombros.
Y él solo atinó a asentir, demasiado intimidado por la personalidad de la omega. Evocando de pronto la imagen de Yongsun en ella.
Tan alegre y chispeante.
Su corazón poniéndose ansioso ante la idea de volver a verle algún día.
-Taehyung dice que la embarcación ya está lista- y él aunque no comprendía del todo a lo que la chica se refería. El solo hecho de escuchar el nombre del alfa, le hizo temblar.
Taehyung.
Sus mejillas ruborizaron, percibiendose demasiado avergonzado por lo que había sucedido días atrás.
Aun cuestionandose cuál era la razón de haber actuado así.
Tan impulsivamente y sin detenerse a pensar.
Él no era así.
Sin embargo su cuerpo se había sentido demasiado agasajado en compañía del chico.
De aquel alfa.
Su razón culpando a su celo por haberle incentivado a acercarse al alfa aquella noche. En la que viéndolo salir de allí, no pudo evitar seguirle.
Con su vientre quemandole y ya bastante seguro de lo que le estaba pasando.
Tonto, tonto lobo.
Durante sus celos anteriores habiéndose aislado de tal manera, que ningún alfa fuese capaz de acercarsele.
De tocarlo.
Más siendo ahora él, quién prácticamente había forzado al chico a que le tomase.
Dios. Había sido consciente de ello. Y aunque su cordura había estado pidiéndole a gritos que se detuviera. El aroma que el alfa desprendió fue tan intenso, que su lobo había saltado
enceguecido.
Yongsun no lo hubiese creído.
El apenas lo podía aceptar.
Habiendole costado días y encerrado en un lugar desconocido y alejado del alfa. Percatandose de ello desde su primer instante allí. Pues el aroma del chico no estaba en ninguna parte.
Estúpido lobo.
La decepción y la tristeza volviendo su aroma amargo. Sintiéndose caliente y frío a la vez. Su lobo haciéndole encorvarse sobre la madera, arrullandose así mismo ante el rechazo.
Y su corazón durante aquellos días latió silencioso. Apabullandole el sentimiento de deseo y agonía. Sintiéndose demasiado vulnerable como para alimentarse correctamente. Negándose todo ese tiempo, a recibir aunque sea un poco de alimento de parte del omega mayor.
No quiero, por favor no quiero.
Y quiso vomitar. El crudo sentimiento de su inocencia siendo rasgada, aun pregnandose en su memoria. Temeroso por lo que hubiese sucedido.
Y sin embargo, también agradeciendo porqué el alfa no se llevase aquello tan valioso para él. Y lo único que iba quedando.
Delirando entre la amargura y el deseo, intentando no tocarse pensando en él. Pero fallando tan fácilmente, cada vez que recordaba como había probado su piel.
Su cuello.
Y se odiaba, pues su naturaleza había llorado perdida solo por una mordida. Y estaba segura de no haber sido distanciado de él, habría rogado por ella. Y aquello le provocaba miedo, mucho miedo.
Confundido al no poder compararlo con alguien más. Algún sentimiento vago que hubiese existido alguna vez. Pues su nula inexperiencia, no le daba la opción de entender si aquello que le estaba pasando, se debía solo a la necesidad de su lobo o quizás había algo más.
Necesidad.
La palabra ananké se asomaba transparente sobre su pecho. Recordando las tantas veces que la escuchó salir de la boca de los ancianos. Curioso él de su existencia.
Y no es que pusiese en duda aquello. Jamás jugaría a los astros.
Era solo que el concebir que existiese algo preparado ya para él. Una vida. Desde antes de ser engendrado, le parecía tan llamativo y causaba un enorme deseo de poder indagar allí.
Sin ser visto. Sin ser dañado.
Pensando en cada noche cuando aún era un niño, si sería adecuado para él, ilusionarse con la existencia de su ananké. Su complemento, su destino, su inevitable necesidad.
Imaginandoselo de miles de formas, emergiendo de la tierra y mimandolo hasta hacerlo dormir.
Más a medida que crecía, no creyó en la posibilidad de tener uno. Su idealizado sueño, no permitiéndole a ningún alfa Jeonu acercarse a él.
Y no era que su exigencia rozara las cumbres de la perfección, pues no buscaba una idolatría en su complemento.
Tan solo añoraba la suficiente necesidad de sentirse valioso y amado. Trascendente para alguien y no solo en la sencilla necesidad de la carne.
Algo menos terrenal.
Algo más cercano a las estrellas.
Por eso que cuando su cuerpo percibió al del alfa sobre el suyo y ansió sentir su piel. Con el calor y la humedad vaciando bajo sus piernas y el corazón golpeando firme sobre su pecho. Tuvo la inercia de llorar.
Porqué jamás había percibido la exigencia de su cuerpo por fundirse con alguien.
De disolverse en el cosmos siendo uno solo.
Con aquella palabra guardada, antes de erróneamente ser pronunciada.
Tenía tanto miedo.
Pero él había sido tan dulce. Murmurando sobre su oído palabras que le hicieron calmar, temiendo a que su pecho repiqueteara fuerte ahora por aquello. Percibiendo como el suyo también latía con fuerza, como si hubiese esperado por años aquel inevitable encuentro.
Tal vez tantas vidas.
-Mira, ubica tu pie aquí- le dijo la chica, indicándole el borde del extraño elemento. Pero muy similar a lo que en Jeonu, se fabricaban con árboles- Eso, ahora salta. Hazlo con cuidado- agregó, para incitarle a subirse allí. Distinguiendo como el aroma del alfa le chocaba la nariz.
-S-se llama lancha-la voz profunda del Kima hizo que su estómago se apretara como un nudo, doliendo de forma extraña- Esto, en lo que estamos ahora- le dijo, a lo que él alzó un poco su vista, encontrándose con los ojos del peliplata. Desviando enseguida su mirada hasta donde el felino.
-¿Era necesario traer al gato?- preguntó de pronto la omega, sentándose en los asientos dispuestos en una de las puntas. Moviendo su mano para indicar a Jungkook para que también se sentase.
-Sí, era muy necesario- respondió el alfa, mientras en el otro extremo encendía un ruido que al omega pelinegro llamó la atención- Y se llama gatito, no gato Hana.
Y el pelinegro sabía que no era correcto sentir que el rostro se le calentara, pero no podía evitarlo si percibía la mirada del alfa sobre él.
Los sueños que había tenido noches atrás, en los que el chico de cabellos platas era su protagonista, ahora tornandose tan reales.
Tan nítidos.
Donde le sonreía y murmuraba oraciones que no alcanzaba a entender, tomando de su mano y palpandola demasiado cálida, como para que fuese algo irreal.
-Debemos ir más profundo-dijo el peliplata con su vista sobre el océano y una sonrisa sobre sus labios. A la vez que el viento envolvía sus cabellos en una fina danza- Pero allá es increíblemente más tranquilo- señaló.
Y Jungkook se sentía embelesado por la inmensidad del mar. Sorprendiendole como este no acacaba, a pesar de ir pisando la línea del horizonte.
Tan infinito y majestuoso.
Sujetandose con firmeza con una de sus manos, mientras que con la otra apretaba contra él al pequeño animalito que luchaba con salir bajo su ropa. Percibiendo como las gotas de agua salada, le salpicaban la cara.
-¿Es lindo cierto?-preguntó la omega a su lado a lo que el asintió- Y espera a que lleguemos - le dijo entusiasmada. Afirmandose también, del borde de la embarcación.
El sol apenas comenzando a asomar. Iluminando lo necesario en aquella madrugada. Con el agua de pronto siendo tan cristalina, que el omega juraría que era incluso transparente.
-Creo que acá ya es suficiente - mencionó Taehyung, deteniendo el motor y el andar del bote - Solo mantengamonos en silencio- y se deslizó con cuidado, sentándose frente a él con su espalda curvada, dejando sus manos entrelazadas sobre sus rodillas.
Y si bien el omega sabía que el peliplata, mantenía sus ojos sobre el mar. No podía evitar sentir que su cuerpo temblaba, al saberlo tan cerca de él.
Envuelto en su aroma.
Aquello le avergonzaba. Por lo que se escondió bajo la manta que le habían entregado, sólo sacando la punta de su nariz por entre ellas. No permitiendo que el alfa observase sus rosadas mejillas.
No, no, no.
Un fuerte sonido le hizo detener sus pensamientos, apreciando como ambos Kimas abrían sus ojos expectantes a lo que en el mar sucedía.
-Creo que allí está- mencionó la omega casi en murmullo. Por lo que Jungkook movió sus ojos orbitandolos hacia donde observaba ella. Apreciando como pequeñas burbujas subían desde el lo profundo, hasta reventar en la superficie. Su rostro mostrando la confusión que tenía en aquel momento- Mira Jungkook.
Y el pelinegro no apartó su mirada del agua. Manteniendose respetuoso al sonido y movimiento tenue, que en aquel momento realizaba el mar.
Saltando casi de su asiento, al oír como un gran resoplido llenaba sus oídos. Liberandose desde la calma, una gran explosión de agua, similar a un estornudo.
Y escuchó la risa de la chica, girando su cabeza para verla sacudir sus hombros mientras cubría su boca.
-Está allí- le dijo el alfa, apuntandole con su dedo índice, por donde había subido el agua- No tengas miedo, tan solo está respirando.
Y Jungkook le miró consternado.
¿Aquel animal respiraba?
Y agudizó sus ojos, distinguiendo como algo se movía bajo ellos.
Algo lo suficientemente grande, como para formar pequeñas olas sobre la superficie.
Y su corazón palpitó como si estuviese anticipando algo poderoso y sublime, observando como una cola similar a la de un pez, asomaba sobre el agua.
Mas ésta siendo considerablemente más grande, que la que una vez hubiese visto.
Golpeando con fuerza y remeciendo la pequeña embarcación.
-Tranquilo- pronunció el peliplata al percatar su miedo- No tiene interes en lastimarnos- le dijo con su voz tranquila. Haciéndole saber, que todo estaría bien - Esperemos si se atreve a saludar.
¿Saludar?
Aquello le hizo aturdirse, a la vez que veía al alfa sonreir meciendose entre el movimiento del leve oleaje. Con sus ojos más claros que aquel amanecer, que el omega estaba seguro nunca dejaría de compararlos.
Tonto lobo.
Negando con su cabeza, al sentirse apabullado por la belleza del alfa. Y de la cual recién, estaba siendo conciente. A la vez que pegaba un enorme sobresalto con un pequeño grito, con su corazón casi subiendole hasta la garganta. Escuchando el ensordecedor sonido de algo rompiendose, percibiendo como el alfa se acercaba casi corriendo a su lado.
La clara sensación de quererle proteger.
Sin embargo él, buscando con su mirada el origen de aquel estruendo y casi por inercia. Aprenciando como un enorme animal similar a un pez, aparecía sobre el mar.
Mas siendo lo bastante grande como para deducir, que no se trataba de uno.
Sacando más de la mitad de su cuerpo, salpicando agua a sus costados y asomando finalmente su cola. Mientras el apretaba firme su mano sobre su pecho, considerando la posibilidad real de que su corazón se fuese a escapar de allí.
-Que afortunado eres Jungkook- dijo el alfa casi sobre su oído- El animal más grande del océano, se ha asomado a saludarte.
Y el omega sintió sus ojos picar, bastante seguro de que deseaba llorar.
Más sus lágrimas estando bastante lejos de significar pesar.
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