• CAPÍTULO 49 •
Te recomiendo escuchas "Boy Was I Wrong" de Talos mientras lees este capítulo ✨
La botella de licor yacía casi vacía a un costado, este nunca antes habiéndole llamado la atención cuando observaba a los adultos bebiendo fervientemente de el. El líquido les nublaba muchas veces el sentido y aquello, no era algo que creía poder disfrutar ante su manía por controlarlo todo.
Absolutamente todo.
Sin embargo, aquel día parecía ser la única escapatoria para lo aturdida de se sentía su cabeza.
Sus pies hundidos bajo el arena, mientras las palmas de sus manos se mantenían apoyadas allí. Percibiendo la boca amarga por el alcohol, apenas distinguiendo el sonido de aquellas risas que se aproximaban hacia él.
- ¡Taehyung! ¡Te estábamos buscando! - la voz reconocible de su hermano asaltandole por sorpresa desde la espalda, girando su rostro para corroborar se trataba de él. Más solo encontrándose con la figura a contraluz de aquel grupo, no siendo consciente de la sonrisa que su boca había dibujado.
- J-Jongin - su boca balbuceando con poca claridad. Percibiendo cómo la lengua le pesaba y su vista se hallaba un poco nublada. Sintiendo cómo de pronto su rostro era tomado con cuidado y aquellas manos frías le forzaban a enfocar su mirada sobre él.
- ¿Como es qué estás acá? - los ojos color plata pudiendo pertenecer a cualquier Kima. Más el sabiendo que la expresividad y preocupación hacia él, tan solo podrían provenir de una persona en aquel lugar - Han estado todos preguntando por ti Taehyung - el otro alfa le señaló esbozando una sonrisa que le permitió en la penumbra, ver sus dientes asomar de algarabía. Quizá también con el alcohol un poco sobre pasándole.
Jongin era su hermano menor, sin embargo, Taehyung siempre había creído que este debió haber nacido para ser más independiente y cumplir el rol que a él correspondía. Su pasado enfermizo manteniendo siempre a sus padres atentos a sus necesidades, en lo que él siempre había considerado en algún momento de su vida, estos habían descuidado a su hermano.
- Bueno. El alfa Kima no ha ido muy lejos, aún - respondió de manera irónica, mientras escuchaba como los demás reían a su alrededor y mantenían aquel ambiente festivo que marcaba el término del reciente año.
Su rostro volviendo a enfocarse en el oleaje del mar, sintiendo como su hermano se sentaba a su lado y le entregaba una lata de cerveza. Y si Taehyung nunca antes había bebido como aquella noche, aún menos había combinado licores como estaba a punto de hacerlo. Más eso era algo que pareció no preocuparle en aquel momento y sólo atinó a abrirla, percibiendo ante su en ese instante equivoca motricidad, como el líquido había chorreado por su quijada. De seguro también, habiendo manchado un poco su ropa.
Estaba siendo un desastre.
El alfa menor rió - No puedo imaginar los rostros de nuestros padres si te viesen así - Jongin había mencionado natural. A lo que Taehyung sabía no hubo intención de provocar su incomodidad, por lo que sólo se había mantenido silencioso ante sus palabras.
Tan sólo necesitaba enfriar su cabeza por un momento y ojalá también, olvidar lo que había experimentado durante las últimas veinticuatro horas.
Lo que había sentido.
- Yo lo lamento Taehyung - Jongin había agregado, mientras él percibía como la cerveza quitaba un poco el ardor de su garganta. Habiendo gritado tanto, que esta ahora se sentía desgastada e irritada - Sabes que no estoy de parte de nuestros padres, te hubiese apoyado si tu... - la oración vacilando momentáneamente, a lo que Taehyung pudo sentir que este parecía avergonzado por ello - Si t-tú hubieses huido con esa beta.
- Aiko - había pronunciado instintivamente, molestándole de alguna forma el modo en que su hermano se había referido a ella. No creyendo fuese a propósito y más consideraba él, se debía a su necesidad de hacerle entender, cuan significativo era su sentimiento hacia ella - E-Ese ese su nombre - finalizó titubeante, bajando su rostro avergonzado por su impulsividad. Sintiendo como Jongin apoyaba una de sus manos sobre su hombro.
Girando su rostro para verle y evidentemente curioso por su gesto - Es un lindo nombre - señaló con una suave sonrisa, al mismo tiempo que Taehyung percibía su pecho se sentía cálido.
Jongin a diferencia de él, siempre había sido especialmente afectivo, considerando que aquel modo lo debía a su padre Seokjin, quien solía mimar les con caricias cada vez que les tenía cerca. E ignorando, que ya hacía un tiempo que habían dejado de ser unos cachorros.
- No deberías prestar tanta atención a lo que dicen en el Consejo Taehyung - Jongin había señalado - Aquellos son todos unos alfas de corazón añejo. No saben, ni conciben el significado de amar a otra persona. Salvo por sus leyes intransigentes y llenas de telarañas.
Aquello le había hecho reír. Pues su hermano siempre era desafiante y poco le importaba lo que los demás pudiesen pensar.
Deseó ser un poco como él.
- ¿Pero que es lo que hacen aquí ustedes dos que no se acercan a la fogata? - el abrazo del alfa siendo efusivo, sintiendo como este se había lanzado en medio de ambos y les atraía hacia él - ¿Acaso quieren morir de frío? - Chanyeol añadió riendo, percibiendo cómo este le pinchaba las mejillas.
Lo alejó de él, volteando su cabeza y apreciando como el fuego iluminaba hacia el interior de las dunas. El cielo prestando la luminosidad precisa, para que esté destacase entre la oscuridad en matices anaranjados.
- ¿Vamos? - la mano de Jongin mostrándose abierta desde arriba, habiéndose ya puesto de pie y mientras le miraba esperando la respuesta a su invitación. Y a la cual el joven alfa, había accedido sin chistar.
El ruidoso ambiente no haciéndose esperar, percibiendo como la risa posaba sobre su garganta y no habiendo demasiada justificación a ello. Claro, salvo el ímpetu que el alcohol marcaba sobre sus cuerpos.
La música sobresaliendo entre el sonido de las olas volviéndose espuma. Apreciando cómo Jongin bailaba junto a su chica, a la vez que reía mientras le alzaba por sobre su hombro.
Taehyung sorbió un poco más de la lata de cerveza, la que ahora presentaba vacía y ausente de líquido. Dirigiendo enseguida, sus manos hasta la botella que se hallaba aún cerrada, al lado de la mochila de su hermano. No tardando en abrirla, mientras los demás lucían despreocupados a que la fuese a beber desde la misma boca de esta.
Parecía no importarles y eso resultaba perfecto.
Sus ojos arrugandose levemente en una mueca que daba a entender, los no menores grados de alcohol de la bebida. Lo adecuado pensó él, para vaciar sus pensamientos en ella.
La beta habiendo estado todo el día en su cabeza y desde que había regresado a Kima. No dejándose abatir por el llanto, aunque este acuchillara sobre su garganta. Optando por el silencio y abandonando la casona, aún cuando Donghae había implorando a que escuchase a sus padres.
- Abandonarás el instituto Taehyung. Nunca ha sido obligación continúes tus estudios, cuando ya tienes una responsabilidad como líder dentro de tu clan. Ya es suficiente de niñerías - Namjoon había señalado tajante, no permitiéndole continuase cuando había caminando rumbo a la salida y golpeando con fuerza la puerta cuando se retiró de allí.
Estaba furioso. El silencio de Seokjin tan sólo dándole la razón a su padre, haciéndole sentir frustrado y fastidiado por no defender los mismos principios que su abuelo había enseñado.
Se sentía traicionado. Y eso le resultaba desagradable, al punto de considerar renunciar a su cargo y más cuando este peso le estaba machacando tan fuerte sobre el pecho.
¿Por qué le juzgaban por amar?
¿Quiénes eran ellos para hacerlo?
Taehyung no creía haber hecho algo mal. Más aún cuando sus padres no le habían enseñado, una razón para errar al momento de ello. Y él había estado tan seguro del inocente sentimiento hacia la pelinaranja.
No era un error.
Él le amaba.
Su corazón habiendo acelerado el día en que está había llegado al instituto. Con una sonrisa que el alfa podía describir como suave y similar al algodón. Y tan dulce como la miel, aunque su condición no detallase un aroma en particular.
El peliplata jamás se había sentido de esa forma. El sentimiento había ardido en su corazón de manera diferente a la de un niño, descubriendo cuan ajeno había estado de la realidad del anhelo. Tan distante a lo que Aiko comenzaba a provocar en él.
El amor. El deseo.
Una cercanía que comenzaba a ser fiera y poderosa.
Y tan peligrosa, que ninguno fue consciente de cuánto luego les dolería el corazón.
- M-Me gustas - su boca había susurrando aquel día y cuando le hubo besado por vez primera. La ambrosía del escosor aún permeando en sus labios, ni siquiera percatadose de lo aturdido que aún se sentía.
- Estás confundido - ella le había respondido sincera, observando como sus ojos tan cercanos y contrario a sus palabras, parecían no desear alejarse de los suyos. Mientras sus dedos acariciaban con dulzura una de sus mejillas.
- Creeme que no es así - respondió para volver a rozar su boca, hundiéndose despacio y a medida sentía esta le invitaba a quedarse allí, junto a ella.
El alfa recordaba las creencias acerca del destino y el cómo los habitantes más ancianos del clan, mencionaban esto como un algo preciado. Un beso cándido de la Diosa Luna, sobre dos personas destinadas a pertenecerse.
Creyó haberle encontrado. Asumiendo que su camino había sido trazado, para encontrarse en algún momento con la beta. Ignorando no tan sólo la diferencia de edad y lo que en aquel momento podría a traerles problemas.
Si no también, el rango de la chica en aquel lugar y lo más importante, que no llevaba ni el cabello, ni los ojos plata. Y su piel a diferencia de la de él, estaba pintada de suave rosa, a la vez que manchaba sutilmente con naranjas constelaciones.
Aiko no era una Kima. Más poco le importaba a él, cuando él sentimiento crecía indómito bajo su pecho. Sosteniendose de la idea, de que ambos pelearían por lo que habían forjado.
Cuando ella de seguro era aquello que llamaban destino. Su Ananké.
Y cuan equivocado estuvo, cuando días atrás ella lo había negado todo. Con una frialdad que al joven alfa le provocaba náuseas, luego de todo lo que ambos habían compartido.
Y como si nunca hubiese existido.
La inexperiencia del quiebre, frustrandole y haciendo saber que seguía siendo un niño. Un maldito y estúpido cachorro que no sabía gobernar su corazón. Lo que le había hecho arrastrar por alguien que le negaría al final de todo.
Aún cuando no había creído ni una sola palabra, que la beta había pronunciado aquel día.
- Alfa Kima - una dulce voz había pronunciado sobre su oído, deteniendo sus pensamientos y haciendo intentar enfocar sus sentidos. Percibiendo su mano era acariciada con cuidado, alertando de inmediato a su lobo al sentirse mimado.
El afecto necesario para hacerle sentirse querido y luego de días de negarse a la idea de haber sido rechazado.
-Ven conmigo - la petición indicada en un susurro, y él ni siquiera dudando en acceder a ella. Y aún cuando su cuerpo, se había trasladado tambaleante hacia aquel lugar.
Podía sentir el frenesí de su lobo, incapaz de no verle mover la cola. Como si este hubiese estado dormido por un gran tiempo y recibiese gustoso la atención de aquella persona.
- ¿Q-qué hacemos aquí? A-Aaah - su pregunta orbitando en el aire de la habitación, cuando percibió la humedad sobre su cuello, apenas entrecerrado sus ojos ante la confusión que aquello le provocaba.
Al mismo tiempo que le entusiasmaba.
Sus manos deseando llevar por instinto el control de la situación, tomando las caderas contrarias y empujando contra ellas.
- Alfa - aquel sonido ocasionando algo rompiese dentro de él. Reconociendo por el terciopelo de su voz, que allí había un omega junto a él.
Y no preocupó de su identidad, cuando su boca le había consumido aún cuando su visión era borrosa y las manos le temblaban entre lo indispuesto de su cuerpo. Y la ambición por explorar más de aquellas sensaciones.
Se había sometido a su propio lobo.
Percibiendo como la humedad de la chica le recibía sin recelo. Su cuerpo habiendo perdido el dominio y siendo primitivo. Tan desconcertante que no había percatado de la situación, hasta que la puerta de la habitación, había abierto y golpeado con dureza contra la pared.
Aquel grito quedaria para siempre grabado en su memoria.
- ¡¿Qué mierda es esto?! - el cuerpo le había temblando ante el rugido, no reaccionando hasta que el impacto del puño le había dado sobre la mejilla.
Sus manos habían conducido de inmediato a sobre su cuello, enardeciendo en él la furia repentina ante sus palabras. Escuchando como éste reía y aún cuando le había hecho golpear su espalda contra la pared. Deseando en ese mismo momento, hacer sentir su propio dolor.
- ¿Qué sucede hermanito? ¿En serio te has encariñado con ese salvaje? - y no se pudo controlar, pegándole con fuerza sobre el mentón. Ignorando las consecuencias de levantar siquiera la mano a un militar.
Ya nada le importaba.
- ¿Donde lo tienes? - preguntó en un susurro áspero, no deseando que alguien más diese cuenta de su altercado e impidiese, obtener aquella información de su hermano. Este volviendo a reír y en lo que Taehyung creía su mirada parecía perdida.
Acaso aquella persona frente a él
¿Continuaba siendo quien durante años le había cuidado?
- Estás curioso ¿verdad? - preguntó el otro alfa con soberbia, mientras Taehyung se negaba a aflojar el agarre de la tela de su cuello - No puedo creer que el alfa Kima. El elegido por el abuelo. Se haya atrevido a ensuciar el nombre de su clan, preñando a alguien que hace meses atrás no conocía ni el pudor - la respiración salía desde su pecho acelerada e irregular. Estremeciendose ante el sentimiento de querer golpearle hasta el cansancio - Por tu bien, espero que ese omega ya haya perdido al bastardito mestizo.
Y su cuerpo le había empujado en un impulso instintivo. Reconociendo su lobo allí, a quién había alejado a su omega de su lado. Desconociendo cuánto podría haberle lastimado.
Quería matarlo.
- Eres un imbecil si crees conseguirás algo con tus provocaciones. No soy como tú - las manos le temblaban ante la lucha interna que mantenía con su lado animal, sintiendo como sus caninos pinchaban sobre sus labios.
El ansia de morder y desgarrarle la piel, obviando el lazo sanguíneo y de crianza que les unía.
Olvidando que era su hermano.
- ¿Estás seguro de eso? - Jongin lanzó la pregunta al aire, mientras se levantaba desde el suelo y sacudía su uniforme. Y Taehyung podía ver como su piel, comenzaba a amoratar en la zona del golpe - Cuando decidiste llevarte a mi novia esa noche a la cama, creo fuiste el mismo imbecil de mierda que crees que soy ahora.
Y allí estaba.
Y el peliplata mayor lo sabía. Pues Jongin guardaba un rencor hacia él, que jamás olvidaría. Y era a fin de cuentas, lo que había fracturado su relación para siempre.
Lo que les había roto a ambos.
- Te dije que algún día te arrepentirías de lo que me habías hecho - añadió el alfa observándole con exasperación - Te dije que era algo que jamás...
- Sabes que esa noche yo estaba muy mal y...
- ¡Era tu maldito hermano Taehyung! - intervino Jongin a sus palabras y el otro alfa percibió el aroma amargo y territorial - Y estabas al tanto de cuan enamorado e-estaba de ella.
Y el pecho le dolió. Pues al otro día la realidad le había caído no solo con una intensa migraña, si no también con la ausencia de su hermano. Asumiendo las consecuencias de sus acciones, al enterar que este había tomado sus cosas y había reclutado a la Milicia Estatal.
Se sintió asqueado. Más aún cuando su padre no dejaba de llorar, no habiendo deseado jamás ese fuese el destino de su hijo menor.
Lo había jodido todo. Habiendo cometido el peor error de su vida. Pero siendo en aquel entonces, demasiado joven para percatarse de ello. Y más bien fueron los años, los le hicieron saber cuanto había herido a su hermano.
- Yo se que fui un hijo de puta ¿Crees me he olvidado de ello? - Taehyung le dijo con sequedad - Pues no. Es algo que cargaré por siempre Jongin. Porqué ese día he causado un daño, a la única persona que me escuchaba. La que me entendía y que no me juzgó jamás, dentro de todo el maldito clan - los ojos quemandole y a medida, que una de sus manos se agitaba enérgica. Siendo consciente de lo humillado que aquello le hacía sentir, pero sabiendo que era algo que debía hacerle saber -Pero no puedes pedir a qué mi omega enmiende los errores que yo cometí. Él no tiene la culpa de que y-yo, haya permitido que mi inmadurez hiriese a mi hermano.
Y el silencio aunque había sido breve, fue suficiente para que Taehyung sintiese el pecho se le vaciaba allí. Considerando la idea incluso, de ignorar su estatus de ex líder con tal de que Jongin le informase del paradero de su omega.
Un alfa líder siempre debía ser respetado, aún cuando este no estuviese ya ejerciendo su cargo. Pues aquel rango le convertía en una persona honorable, de la que incluso la Milicia Estatal debía de rendir honor.
Honrarle.
Más Taehyung no necesitaba de aquello. No cuando Jungkook dependía ahora, de que no volviese a cometer los mismos errores del pasado. Y si tenía que pedir perdón cada día de su vida a su hermano, con tal de tenerle nuevamente a su lado, lo haría sin dudar.
Jungkook, él estaba siendo la oportunidad para reparar el daño causado.
Algo que Jongin nunca había merecido.
Sus rodillas flaqueando y chocando contra la tierra, inclinando su cabeza frente al otro alfa, a la vez que apoyabaas palmas de sus manos sobre sus rodillas.
- Ey ¿Q-Qué haces? - Jongin le preguntó con consternación, no permitiendo este le deteniese ante su decisión. Cerrando su ojos con fuerza y esperando, el alfa accediese a su petición.
- Vamos, golpeame - pidió silencioso, anticipando el dolor y aun sabiendo no se opondría él.
- ¡¿Q-Qué mierda estás diciendo?!
Taehyung suspiró - Qué descanses tu dolor en mi. Golpeame si es la manera de que me perdones - su garganta pasando saliva y negando con su cabeza para luego corregirse - Hazlo. Pero p-por favor...dime donde está Jungkook.
Jongin avanzó hacia él, pudiendo ver sus botines negros delante suyo. Creyendo podría en cualquier momento romperle el rostro con ellos - ¿Eres capaz de humillarte con tal de que te diga el paradero de ese omega? ¿Tan importante es para ti ese Jeonu? - el alfa había señalado y Taehyung podía sentir la incredulidad pregnar en el ambiente.
- Jungkook, él es... él es quién me ha permitido ser un mejor ser humano. Puedo asegurarte que no sólo es motivo de su vida, el inclinarme hacia ti. Se también él creería correcto, pedir a mi hermano que algún día me perdone por todo el daño que le ocasione - el alfa indicó con sinceridad, mientras percibía como la suave brisa le golpeaba el rostro y el sol le hacía quemar tras su espalda - Es lo correcto Jongin. Tu no debiste sufrir algo así. Nunca.
Sin embargo y ante sus palabras, el alfa se había mantenido silente. Como si ellas, no hubiesen sido comprendidas.
Su corazón impacientó.
- Jongin, por favor...
- É- Él... - su hermano dijo vacilando, a lo que Taehyung alzó su rostro enceguecido con la luz y sólo distinguiendo su silueta -... Tú omega está muy lejos de aquí.
❀
Le acariciaba el cabello con cuidado, procurando desenrredarlo a medida sus dedos se inmiscuían entre las hebras. La punta de la nariz rozandole la panza, abrigada sólo con la tela de la túnica, creyendo que el aroma de su cachorro parecía calmarle.
Sus ojos permaneciendo cerrados, marcandose el cansancio debajo de ellos. Oscurecidos por las noches sin dormir y el agotamiento de su cuerpo. El ruido de las risas de aquellas personas, rodeando le ajeno a la calma que requerían.
La marca al costado de su cuello, apreciandose oscura y descuidada. Encogiendo bajo su pecho, todo el miedo que llevaba cargando durante días y que temía demostrar al otro omega, cuando este más le necesitaba.
- Baek... - había pronunciado aquella mañana al interior de su pequeña tienda, sintiendole acurrucarse a su lado y abrazarle. Hundiendo su cabeza en su pecho, como si desease enconder allí.
El pelinegro no había pronunciado ninguna palabra, al menos por un momento. Sintiendole temblar intermitente a su lado y percibiendo aquel aroma, tan desagradable sobre él.
Olía a alfa.
- ¿Dime que está s-sucediendo? - el pelinegro se atrevió a preguntar. La duda habiendole rondado durante días en la cabeza, negándose a la idea de que lo le estaba sucediendo al omega.
El sollozo siendo casi inaudible, más bien como un quejido suave y doloroso que Jungkook creyó no trataba del pelirrojo, si no de su lobo manifestándose sobre su lado humano.
La congoja no tardando en llegarle, a la vez que el intenso pavor que le hacía sentirse mareado.
- ¿Q-Qué te han hecho? - insistió aunque la verdad palpitaba sobre sí mismo. Ansiando el omega dijese incluso las palabras erradas. Equivocas a lo que estaba aconteciendo - N-No... no B-Baek... - y la voz se le quebró en medio de la negación. Acercando al omega más hacia él y abrazándole en un movimiento que parecía ser conducido por el pánico.
Estaba aterrado.
- No, no, n-no... - su voz pronunciaba rompiendo en un llanto que compartían ambos, escuchando como el pelirrojo intentaba calmarle en medio de su propia angustia.
- Shhh, shhh... t-tranquilo - este había dicho mientras le acariciaba el rostro y las mejillas se le volvían húmedas. La garganta doliendole ante la necesidad de desgarrar su sufrimiento, sin embargo, conteniendole al no hallarse solos en aquel lugar.
Jungkook percibía cómo el pelirrojo le secaba las lágrimas, pasándole la yema de los dedos por la línea de sus ojos. Mientras sus labios se mantenían presionados entre sí, como deseando controlar sus propias emociones.
Reprimiendo aquel dolor que estaba adormeciendo a su lobo.
De a poco perdiendo aquel vínculo con su alfa.
- E-Ese alfa... - Jungkook pronunció con la voz seca - ¿Te ha m-marcado? - preguntó con miedo, consciente de que no podía tranquilizarse, aún y cuando Baekhyun había negado.
- É- Él... él sólo.... - y el pelinegro se acercó más a él, tomando las manos que estaban sobre sus lágrimas y sosteniendolas con las suyas - Él m-me ha tomado y y-o... - Baekhyun desahogó su llanto, quebrando frente a él mientras le sujetaba con firmeza -... Y-yo me siento t-tan c-culpable. T-tan sucio Jungkook...
Y el pelinegro le atrajo sobre su pecho, abrazándole a la vez que este sacudía entre su cuerpo. Cerrando sus propios ojos en señal del dolor que estaban compartiendo.
Un alfa había ejercido su fuerza contra él.
Jungkook jamás había entendido aquello. Y jamás creería lo haría.
Cuando no existía el consentimiento y un omega era tomado contra su voluntad. Esto sólo acarreaba dolor, por más instintivo que esto fuese.
- Y-Yo lo amo a él, p-pero le he fallado y se l-lo estoy lastimando pues puedo s-sentirlo. Todo es m-mi culpa Jungkook, y-yo debí ser más fuerte y-yo... - la angustia con la que el pelirrojo lloraba le hacía temblar a ambos, a la vez que Jungkook le tomaba el rostro para que le mirase.
- No ha s-sido tu culpa. N-nunca pienses que algo así pueda serlo - el pelinegro le señaló con entereza, aun cuando su pecho dolía por dentro.
- P-pero él me ha tocado J-Jungkook y mi lobo n-no ha podido con ello...
- Él ha abusado de ti Baek - y el omega sabía debía hablar con claridad, utilizando todas las herramientas que de niño y para lo que significa a su rango, debía de aprender - Él ha pasado por sobre tu voluntad de decidir, te ha hecho daño y ha tomado algo que tú lo le has entregado. No permitas que nadie te convenza de que no ha sido de ese otro modo. N-Ni siquiera tu mismo p-por favor - estas últimas palabras pronunciadas entre el sollozo repentino, permitiendo el pelirrojo dejase su amargura sobre él. Besándola con suavidad los párpados y deseando con ello desterrar su desazón.
Su cachorro removiendo en su vientre, como si percibiese que algo le sucedía. Que algo le estaba lastimando.
El recuerdo de Yongsun fulgurando en sus pensamientos, haciendo que su lobo tiritase de miedo al hallarse tan vulnerables en aquel lugar.
Jungkook lo odiaba. El sentimiento desconocido, brotando desde lo más profundo. Cuestionandose si este sería inferior o superior, a la desdicha que sentía.
¿Por qué un ser humano podía causar tanto dolor a otro ser humano?
La comprensión de ello siendo algo inconcebible para él, hiriendole el modo en que el omega ahora se aferraba a él. Con una fragilidad que él sólo había visto en un niño pequeño, que corria a los brazos de sus padres cuando había sido lastimado.
La necesidad de proteger al omega, frustrandose en la condición en la que se encontraba. Su pancita habiendose puesto dura los últimos días, sintiendo la presión en su vientre bajo y que le mantenían despierto mayor parte de la noche.
Los pechos le dolían, habiendo hinchado un poco ante la pronta llegada de su cachorro. La necesidad de anidar siendo ahora, un instinto recurrente a diario.Apenas levantándose y caminando lo necesario, de acuerdo a las recomendaciones de aquel alfa y lo que a Dongwook le molestaba en demasía.
Aquel día habiendo sido cargado por el alfa hasta donde se hallaban todos, percibiendo cómo las manos le sudaban y el pecho estremecía como un pequeño aleteo de un ave.
Nunca se había sentido así. Y estaba asustado.
- ¡¿Qué le has hecho?! - Jungkook en aquel momento no lo había podido reconocer, pero Luhan había gritado con rabia, a la vez que se acercaba a Dongwook con la evidente intención de quitar al omega de sus brazos.
El alfa le gruñó. Y Luhan detestó una vez más ser aún un cachorro.
- Está teniendo un ataque de pánico, eso es todo - Dongwook le había respondido con despreocupación, ocasionando el chico se molestara aún más - ¡Saca a este niño de aquí! - pidiendo con furia al hombre a su lado y a la vez que dejaba a Jungkook sobre la cama de su propia tienda.
El omega no había entrado antes allí. En realidad no habían estado solos desde aquella última situación en la embarcación.
- T-Taehyung - su voz suplicó entre la sensación de desolación. Estando seguro que estaba muriendo.
Dongwook chasqueó con su lengua, siendo consciente de que no era la primera vez que oía aquel nombre - Estarás bien ¿Crees que te dejaría morir sabiendo de toda esas personas solo vienen a verte a ti? - el omega no comprendía a lo que se refería, solo dedicándose a batallar contra la intensa agitación de su cuerpo. Llevando sus manos hasta sobre su vientre, procurando cubrir a su bebé si es que su destino era cerrar sus ojos por última vez.
Un aroma ya conocido provocando se adormilase, reconociendo cuan fatigados se hallaban sus músculos cuando el cansancio le había vencido. Durmiendose arrullado y con su pancita arropada por su propio abrazo.
Sus pies percibiendose repentinamente fríos, como si la humedad les hubiese alcanzado y esta le había hecho crispar la piel. Hallándose de pronto de pie y observando de inmediato hacia abajo, consternando al ver el el agua cubriendo le hasta los tobillos.
¿Qué estaba sucediendo?
Su vientre mostrándose desnudo, con el ombliguito apuntandole hacia el frente y percatándose que nada le cubría.
Un tibio abrazo desde su espalda contrario a asustarle, habiéndole acogido en un arrullo, dejando que sus ojos cerraran al reconocer su toque.
- Cachorro mío - había susurrando sobre su oído, sintiendo que su cuerpo entibiaba y dejaba poco a poco de temblar.
- M-Mamá... - Jungkook le dijo con la voz desvanecida y no reconociendola del todo. Moviendo su rostro para apegarse más a ella y presionando a que le mimase como siempre lo hacía.
- Tranquilo mi cielo - señaló tan calma, que el omega no percató de su pérdida en aquel momento. Y solo permaneció allí, como si estuviese junto a su madre en el mismo lugar. Su rostro inclinado hacia arriba, abriendo levemente sus ojos hasta encontrarse con las tenues luces brillantes sobre el techo.
Aquella caverna de luminosas piedras, dándole a entender que se hallaba allí, en su amado clan.
Estaba en Jeonu.
- ¿Lo puedes ver allí verdad cariño? - ella preguntó mientras sus ojos no dejaban de apreciar, como el manto cósmico parecía aparecer sobre ellos.
Nebulosas, perseidas y auroras. Esparciendose desde la parte superior de aquella cueva, hasta rodearles por completo. Sintiendo como su madre le besaba la frente, permaneciendo allí por un momento.
Jungkook cerró nuevamente sus ojos. Hasta que la omega había retirado de él.
Su vista encegueciendo un poco ante la luz, distinguiendo claramente los pequeños puntos que se marcaban en el cielo y se comenzaban a trazar para llegar a él.
- ¿Lo ves allí? - su madre volvió a preguntar y al omega recién percataba de la humedad de sus ojos - Tu cachorro está por llegar - y Jungkook comprendió en aquel momento a que se refería, distinguiendo cómo la omega le tocaba la pancita desnuda, posando sus manos allí y mientras su bebé parecía dormido.
El sonido suave de un cántico Jeonu oyendose a lo lejos, bajando su vista y dirigiendola al frente. Su cuerpo habiendo temblado al verles a todos allí de pie, con sus cabellos trenzados a un costado y la piel manchada de la suave pintura.
Dibujos que denostaban el respeto por su líder. Y que daban la bienvenida a su pequeño cachorro.
- P-Papá... - su boca dijo rasposa, viendo al viejo alfa acercarse a él y con una sonrisa en sus labios. Desviando su mirada por un momento detrás de él, al oír las risas de los cachorros corriendo por entre las piernas de sus padres.
Tan felices. Tan libres.
Y el omega recordó algo, a lo que enseguida miró sobre su pecho de su padre, pendiente que no hubiese allí herida que le dañara, ubicando la palma de su mano y asegurándose de aquello.
Mas nada había allí.
No había dolor.
Y su padre se arrodillo ante él, a la vez que le tomaba las manos entre las suyas y juntas las dejaba sobre su pancita.
Un gentil beso, siendo depositado sobre su pancita - No temas que siempre estaremos a tu lado - el alfa había susurrando sobre su piel - En el trinar de las aves, el agua que cae por las montañas y en el viento libre que corre por el valle. No temas, que las estrellas te han escogido mi dulce bebé.
Y Jungkook había acariciado el cabello blanco como el invierno de su padre. Apenas inmiscuyendo sus dedos allí, cuando todo había desvanecido en medio de la oscuridad.
Su corazón latiendo tan fuerte que podía sentirlo sobre sus oídos, percibiendo su cuerpo agotado y las lágrimas mojandole el rostro hasta el cuello.
Una de sus manos viajando hasta sobre su vientre, no evitando sentir miedo ante el significado de aquel sueño. Y lo palpable que se había sentido, creyendo que el aroma de su madre aún permanecía sobre él.
Y su voz. Agradecía tanto no olvidarla.
- ¿Quieres un poco de agua? - el pelinegro le había preguntado a Baekhyun, este asintiendo con lentitud debido a la condición de su cuerpo. Ayudándole a levantarse y acercando el pocillo de madera que contenía el líquido.
Aquel día haciendo un poco más de calor de lo habitual, a lo que Jungkook deducía que la estación estaba por cambiar, por los pequeños brotes sobres los árboles de aquel lugar.
Olvidando un poco el paso del tiempo, al no poder apreciarlo con claridad en medio de la ciudad. Guiándose solo de las aves, las que se inmiscuían entre los árboles ocasionalmente.
- Con cuidado - le indicó al pelirrojo, quien se había precipitado a beber con entusiasmo, evidenciando cuanta sed tenía.
Jungkook le tomó los mechones que le caían sobre el rostro, llevándolos hasta ubicarlos detrás de su oreja. Este pareciendo haber quedado satisfecho, alejándose del objeto y volviendo a recostarse sobre sus piernas.
- G-Gracias - el pelinegro negando, haciéndole saber que no era de que agradecer. Su pulgar mimandole una de las mejillas, permitiendo que este se arrimase más a su vientre.
- Jungkook... - los ojos de Baekhyun permaneciendo abiertos. Silenciosos y pensativos, que al pelinegro le resultaba imposible dilucidar que estaría pensando.
- ¿Si Baekhyun...?- respondió a su llamado, apreciando como el otro omega tomaba una profunda respiración.
Una brisa tibia pasando por sobre su rostro.
- ¿Cómo crees se encuentre mi cachorra? - el pelirrojo había preguntado despacio, a lo que Jungkook de inmediato había sonreído con suavidad.
La sensación abrigadora del recuerdo de la niña, provocando su cachorrito empujara con suavidad bajo su piel.
- ¿Hyejin? - dijo su nombre el pelinegro, no esperando que el otro omega respondiste y más que nada siendo su inconsciente quien había hablado por él - De seguro ella no ha dejado de crecer ¿Verdad? Tal vez cada día su risa sea más fuerte y se parezca un poco más a ti.
Baekhyun había suspirado, cerrando sus ojos por un instante y frunciendo entremedio de sus cejas - Yo tengo miedo Jungkook.... Tengo miedo de que mi cachorra deje de ser una niña, se enamore por primera v-vez. Cumpla sus sueños y... y-yo no tenga oportunidad de volver a verle... Y tampoco pueda abrazar una vez más a mi hermano... N-Ni pueda sentir n-nuevamente el aroma de Chan...
El pelinegro se había quedado callado por unos segundos - No digas eso... - habiendo señalado con rapidez presionado una de sus manos, sobre la tela que le cubría las rodillas - Eso no s-sucederá... - se mintió a sí mismo. No pudiendo negar todas las veces que él, había imaginado que jamás volvería a encontrarse con Taehyung.
Su madre. Yongsun.
Su clan.
También tengo miedo.
- Volverás a v-ver a Hyejin lo prometo... - había pactado anhelando la misericordia del destino - El alfa Chanyeol debe estar buscándole, así como el alfa Jung. Ellos no se cansarán hasta encontrarle - pasó saliva a través de su garganta. Abrazándose a él mientras le acurrucaba sobre su pecho. Guardando así su propia angustia y deseando enterrarla bajo tierra, cubrirlas de piedras y que nadie pudiese sacarla de allí.
Y claro que tenía miedo, pero debía mantenerse en pie y así no condenar también al pelirrojo a la desesperanza.
Aún más, cuando su cachorro no requería ese pensamiento en él y significado de su llegada, cargaba un peso tan solemne. Debiendo honrar con ello no tan sólo a su bebé, si no también a todo su clan.
¿Había sido siempre esa la decisión de la Diosa Luna?
Dotándole de su condición de omega, así poder engendrar el futuro de su linaje en su vientre.
A su pequeña constelación.
- ¡Ey tú! - el grito de aquel hombre le habia hecho estremecer a ambos, quien había entrado sin aviso a la tienda que ambos compartían - ¡¿No te piensas levantar el día de hoy?! - preguntó de manera tosca y Jungkook sabía se estaba refiriendo al pelirrojo. Quien apenas parpadeaba, hallándose demasiado cansado como para responder siquiera algo.
- É-Él no se encuentra del todo bien... - se atrevió a intervenir el pelinegro, bajando su mirada cuando él le había visto como reprendiendole por involucrarse — Está cansado y su t-temperatura está un poco baja...
— No te metas y mas bien agradecele a Dongwook que te permite estar aquí de perezoso — dijo con sequedad, acercándose hasta ellos y estirando su brazo para alcanzar al pelirrojo.
— ¡N-No! ¡Déjalo! — pidió Jungkook en un ruego, sintiendo sus ojos aguarse e ignorando el fuerte dolor que le atravesó por la espalda.
El hombre le ignoró, intentando quitarlo de encima para llevar a Baekhyun frente a la zona de exhibición. Levantandolo de allí y con su cuerpo fatigado, por lo que el pelinegro se puso de pie para no permitir le sacara de la tienda.
— ¡Él e-está muy enfermo! — vocoferó en medio del llanto y la presión de su pecho — ¡Por favor n-no lo lleves! — y aquello había sido suficiente para causar la ira del hombre.
— ¡He dicho que no te metas! — empujandole con fuerza para quitarle de encima, mientras apoyaba su mano sobre el vientre del omega. Este tambaleándose hasta caer de rodillas.
No por favor.
Un desgarrador grito saliendo desde su boca, algo que Baekhyun había creído era la voz de su lobo. Girando su rostro para verle aferrado a su vientre y con sus piernas mojadas en agua.
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