• CAPÍTULO 46 •
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Podía escuchar el suave balbuceo de la pequeña cachorra, esta encontrándose recostada en su cunita y disfrutando del cálido día. El patio de la casa Min siendo el lugar indicado, para pasar la tarde bajo los árboles y el sol no resultara agobiante.
Algo que el alfa agradecía, pese a que estaba mucho más acostumbrado a ello que el resto del clan Min.
Era un Kima. Y su piel dorada solía adaptarse mucho mejor la brillante luz del astro. Mucho más que cualquier otro clan.
— Me alegro que decidieses venir Taehyung — señaló el rubio alfa a la vez que mecía la cuna, así mantener entretenida a la cachorra — Siempre es bueno tenerte de regreso en casa — la sonrisa del alfa Min siendo gentil. Con la cordialidad con la que el peliplata tenía costumbre ser recibido en aquel lugar.
Siempre era un agrado volver a Min.
Más cuando a él le había resultado tan difícil tomar esa decisión.
— También estoy feliz de volver Yoongi — le respondió con sinceridad y mientras procuraba mantener la tranquilidad. Pues había tomado una resolución días atrás y era por ello que había viajado hasta Min.
Las imágenes vívidas de su último celo, aún percibiendose tangiblemente sobre su piel. Días en los consideró su lobo podría haber muerto, de haber estado totalmente sólo en ello.
— ¡Diosa Luna, haz algo! — el grito de Seokjin se había escuchado en toda la casona, mientras el llanto le atravesaba la garganta — M-mi cachorro. Mi b-bebé... — su cuerpo ya no soportando el dolor y cayendo de rodillas a pasos de la entrada.
— ¡Señor Seokjin! — Hana había exclamado mientras se acercaba a él con preocupación, una de sus manos viajando hasta sobre su rostro en un gesto compasivo con el omega.
Los ojos del peliplata entintados en rojo, mientras eran ensombrecidos por las ojeras que delataban lo agotado que se hallaba.
— M-mi cachorro Hana... él se está tan mal — la mirada que el omega le había dado era suplicante. A lo que la peliplata percibió como su propio cuerpo reaccionaba ante la petición.
Ella sabía que podría ser capaz de ayudar a al alfa si éste sufría. Taehyung era ante todo su amigo y le amaba como tal. No soportaría verlo lastimado.
Sin embargo, sabía que este al final de su celo le acabaría odiando.
No podría soportarlo.
— S-señor Seokjin y-yo... — las palabras temblaron en su boca, mientras observaba los ojos plata del otro omega. Escuchando como asomaban rápidos pasos en la casona.
— Omega... — pronunció repentinamente una voz a sus espaldas, girandose de inmediato ambos para ver a Namjoon de pie en el umbral de la puerta. A lo que Hana percibió como Seokjin se soltaba suavemente se su agarre y en medio del estremecimiento de su cuerpo.
— Alfa... — respondió el omega, sin ser totalmente consciente del como le había llamado a través del lazo. Su estado siendo tan vulnerable en aquel momento, que no le resultó difícil dejarse ir en el abrazo del peliplata. A la vez que Hana se alejaba de él de inmediato, al percibir como el aroma del alfa se volvía posesivo — N-nuestro cachorro... — señaló Seokjin sin aflojar su abrazo y escondiendo su nariz bajo el cuello del alfa.
A lo que la omega sintió la fría mirada de Namjoon sobre ella, como si aquello hubiese sido orden suficiente, para que fuese con Taehyung.
Era un hipócrita.
Y es que el alfa siempre se había encargado, de hacerle saber cual era su lugar al interior del clan. No siendo inadvertido para ella, el como Namjoon se refería a su relación con su hijo. O el cómo su opción de vida, parecía enervar su lobo.
Namjoon había sido educado con un pensamiento del cual la omega discrepaba. Con esa autoridad que creía tener sobre un omega y más si era el suyo. Y si bien tenía entendido, jamás este le había puesto un dedo encima. El alfa sí solía creer en el deber de un omega en concebir cachorros, cuidar de ellos en casa y guardarse para el alfa con el cual compartiese un vínculo.
Hana rompía todo aquello.
Por lo que al alfa solía molestarle el que su hijo le brindase tanta importancia.
Tanto respeto.
Cuando parecía ser "una omega más" a los ojos de Namjoon. Que no parecía merecer el trato que Taehyung le otorgaba.
Era un idiota.
— Pensé que le tenías aprecio a mi hijo — indicó déspota y sin cuidado — ¿Es que no te das cuenta que en este momento necesita de tu ayuda?
Y la omega deseó emitir un chasquido, más tan solo esto se convirtió en una mueca de disgusto por la desfachatez del peliplata.
— Usted muy bien sabe que no es a mi a quién Taehyung espera — respondió la omega poniéndose de pie y mirándole desde arriba. Convencida a no dejarse intimidar por el alfa.
Namjoon rió despacio a la vez que negaba con su cabeza — Él lo único que necesita en este momento es a un omega. Su lobo está tan desesperado, que dudo se ponga pensar en alguien en particular — las palabras siendo liberadas con tan frialdad, que la peliplata casi se queda estática ante ello.
— ¿Realmente usted es capaz de hacerle algo como eso a su hijo? — Hana preguntó, más negó enseguida — No. Usted claro que es capaz de hacerlo — afirmó con seguridad y sin alejar sus ojos de sobre los del alfa — Me da tanto asco.
— ¿Asco dices? — cuestionó con acidez Namjoon, mientras ignoraba el cómo su omega removía despacio entre sus brazos y seguramente luchando con su instinto. Quizá no deseando estar allí.
— Es lo que he dicho alfa Namjoon — repitió Hana sin miedo, sabiendo que aquello estaba doliendo al orgullo del alfa y este devolvería sus palabras con cólera.
No le importaba.
— Sucia zo... — su voz siendo interrumpida por una que resonó con fuerza y opacó la suya.
— Guarde sus palabras alfa Namjoon — los ojos del beta enjuiciandole, acercándose hasta donde la omega se hallaba de pie y entrelazando su mano con la suya — No creo que en este momento tan delicado para su hijo, tengamos la intención de escuchar su opinión. Más si no la hemos pedido.
Y Donghae sabía su posición al interior del clan. Él jamás en su condición de beta podría estar sobre un alfa, incluso de un omega.
Más el abuelo de Taehyung, le había acogido aún siendo un niño y jamás le había hecho sentir inferior.
No permitiría aquel alfa lo hiciese por primera vez.
— ¿Ha podido darle la infusión? — preguntó ignorando cómo las fosas nasales del peliplata se expandían en frustración, sólo enfocándose en encontrar respuesta en el omega. Viéndole tan sólo negar en silencio — Entonces lo haré yo — dijo tajante en medio de la mirada atónita de todos allí.
— P-pero señor Donghae eso es m-muy peligroso — le señaló con evidente temor Hana. A lo que le beta pudo ver el llanto contenido en sus ojos y seguramente debido al enfrentamiento reciente con el alfa.
Donghae le miró con comprensión, intentando sonreír ante sus palabras. Pues si bien no era indiferente a la situación en la que Taehyung se encontraba, sabía que aquella era la única opción.
De otra manera su lobo incluso podría morir.
— Es imposible que tú o el Señor Seokjin se acerquen a él en este momento. No sabemos cómo éste podría reaccionar a sus aromas y aún peor... — su mirada se dirigió hasta Namjoon —... Si un alfa va hasta allí, todo podría resultar aún peor — aún cuando sus palabras fueron sólidas, la omega no dejaba de cubrir su rostro de dudas — Por favor confíen en mi. En este momento soy el más indicado para cuidarle, al menos hasta que su lobo se calme. He pensado en algo que puede ayudar.
Y no pudo evitar su cuerpo se pusiese tremulo. Un alfa en sí, ya le parecía lo suficientemente intimidante desde su condición. Por lo que si éste se hallaba en celo y con la situación específica de Taehyung, no era algo que le fuese indiferente.
Sin embargo, no consideró escuchar allí algo diferente al sonido violento de cosas rompiéndose y que había sido la actitud que el peliplata había tomado en su último celo.
Más bien lo que allí se oían eran lamentos.
Como un suave alarido.
Tan lleno de dolor.
Por lo que curioso y lleno de preocupación, había entrado precipitadamente a aquella cabaña. Dejando de lado lo que traía en sus manos y encontrando como esperaba, todo destruido a su alrededor. No pudiendo divisar con claridad, a donde se hallaba el alfa.
— ¿A-alfa Taehyung? — preguntó despacio y sin desear ofuscar al peliplata.
Sabía esa a prácticamente invadiendo su sitio de celo. Algo tan sensible que el alfa podría por instinto lastimarle.
Más jamás creyó encontrarlo acurrucado en una esquina de aquella habitación.
Tan vulnerable y sumiso.
El brillante pelaje plateado, exponiendo de inmediato su naturaleza Kima.
Su fino linaje en forma animal.
— Diosa Luna alfa Taehyung — y los pies del beta se movieron por inercia, ignorando lo precipitado de su acción y solo actuando por la necesidad de constatar el estado del alfa.
Sus manos manchando enseguida, tenuemente huemdecidas por las heridas que él mismo paracia haberse provocado. Escuchándole gemir despacio de dolor.
Más no parecía un dolor físico y Donghae lo pudo corroborar al ver que sus rasguños lucían superficiales. Algo que hasta cierto punto le tranquilizó.
Más bien las lamentaciones del alfa parecían un pesar interno.
Del alma.
Del corazón.
— Se pondrá bien. Todo estará bien — y aunque el beta lo había dicho en un susurro, éste lo hizo creyente en sus palabras mientras le tomaba el hocico al alfa y acariciaba allí. Observando cómo sus ojos plateados se hallaban casi cerrados, más aun siendo el cansancio el que los agotaba.
El beta levantandose de allí luego de ello, buscando lo que había traído consigo en una sencilla maleta. Abriéndola sin pulcritud y tirando todo su contenido a un costado. Escuchando de inmediato como el alfa parecía removerse en su lugar.
Le había olido.
— Alfa Taehyung, venga — lo llamó acuclillandose y así demostrarle a lobo, que no era su intención apropiarse de su espacio. Viéndole dudoso por un momento, hasta que sus ojos parecieron resplandecer momentáneamente mientras su nariz olfateaba el lugar — ¿Puede sentirle v-verdad? Venga aquí — y Donghae evitó que aquello le afectase, aun cuando su garganta dolía por la tristeza. Palmeando sobre las prendas y esmerandose en no tocar demasiado.
Su mirada enfocada en el cuerpo del lobo plateado, quien se comenzó a mover con curiosidad y a la vez ansioso por aquel aroma allí tan cercano a él. Su nariz siendo pasada por entre las ropas y aspirando con desesperación.
Y es que el beta sabía, que el peliplata prácticamente no ingresaba a lo que había sido la habitación de Jungkook. Siendo las prendas que había utilizado en su estadía en Kima, guardadas en un baúl que éste ni siquiera había tocado.
Donghae sabía aquello olía al omega, tan solo pudiendo reconocer en él su aroma natural debido a su condición. Cuestionandose cuan fuerte podría ser para el alfa, el percibir el aroma del lobo de Jungkook.
Era algo que desde niño se había preguntado. Aquel vínculo de alfa y omega que tan desconocido le resultaba.
Y que nunca podría llegar a percibir.
Un aullido roto siendo lanzado desde su garganta, mirando por un momento hacia el ventanal que daba hacia el océano. Como si allí se encontrase la respuesta a su desazón. Más solo luego arrullandose a sí mismo y cobijandose por la ropa que el beta había traído con él, percibiendo aquel suave aroma en flor mientras la voz de Donghae parecía desvanecer entre su pesado sueño.
— Él está aquí. Él aún n-no se ha ido — su cabeza siendo acariciada justo en medio de ambas orejas, calmado de a poco su angustia en medio del suave aroma de Jungkook.
De su omega.
Su cuerpo adormeciendose entre el sonido lejano del oleaje, creyendo po unos instantes que se hallaba allí, con su cabeza apoyada sobre el vientre del pelinegro.
Percibiendo como su cachorro le consentía con su sutil aroma, dándole delicados empujoncitos desde el interior de su pequeña cuna. Escuchando a Jungkook murmurarle entre sueños, repasando su propio rostro cuidadosamente con las frías puntas de sus dedos.
— Ella ha estado preguntando en qué momento del día llegarías — la afirmación de Yoongi había roto su ensoñación, recordando el motivo de su visita.
Su lobo habiendo caído en un sueño profundo al menos por tres días. Una especie de hibernación que a todos había alarmado al interior del clan, calmando sólo al saber que respiraba y su pulso parecía normal.
Era su descanso. Habiendo sido demasiados meses de tensión y que su lobo claramente había resentido. Escogiendo quedarse allí entre sueños y donde podía permanecer aún con su omega.
Las cicatrices sobre su piel, aunque tan sólo eran rasguños, tardando en sanar. Heridas que había propiciado a sí mismo, cuando la exasperación por no tener al omega a su lado le había quemado bajo ella.
— Está igual de temerosa que tú Taehyung — añadió Yoongi con una sutil sonrisa sobre la boca. Algo inusual en él, más el peliplata agradecía lo estuviese haciendo en ese momento — Y a la vez ansiosa por conocerte. Creo que te llamará la atención lo similar y al mismo tiempo, diferente que es a Jungkook.
Taehyung no supo cómo reaccionar ante ello, una parte de él aún sintiéndose asustada. No. Aterrada por el enfrentarse a la omega.
A la verdad.
Más había tomado la decisión en sus días posteriores a su celo. Pues de alguna manera había creído Jungkook le había estado llamando.
Tirando del hilo de su destino para que supiese aún estaba allí.
En algún lugar.
Y él iría por él.
— ¿Quieres que vaya por ella? — preguntó el rubio alfa, esperando que atinase a responder. Pues se hallaba tan nervioso, que ni siquiera había sido capaz de responderle.
— Oh, c-claro — respondió titubeante y viendo cómo Yoongi le volvía a sonreír, levantándose de allí.
— Cuida de Seulgi por mi un momento. Parece tranquila ahora, pero puede en cualquier momento estalle en llanto — le pidió el rubio antes de desaparecer hacia la casona, a lo que Taehyung había asentido y caminado hacia la cunita donde la cachorra se hallaba.
Sus manitos moviéndose con suavidad, entre las sombras que las hojas de los árboles hacían sobre ella y mientras su boquita se movía como jugueteando con el movimiento de sus labios. A lo que el alfa sonrió, cuando sus mejillas sonrrosadas sobresalían esponjosas de su dulce carita.
— ¿Te has alimentado bien verdad? — preguntó a la bebé despacio, más esta pareció desconocer enseguida su voz y llevó sus ojitos azules hasta él.
Su boquita con gorditos labios balbuceando sonidos inentendibles para el alfa, quien sólo le había respondido sonriente al verla tan curiosa a su presencia. Luciendo poco temerosa al aroma desconocido y moviéndose con sus bracitos estirados como si quisiese que le sacara de allí.
— ¿Estás aburrida allí? Papá Yoongi te ha sacado de sus brazos — le preguntó el peliplata, escondiendo los mechones de cabello que querían cubrírle el rostro, detrás de su oreja y así no molestasen a la cachorra — Oh está bien, ven conmigo — señaló estirando sus manos hasta tomar con una tras su espaldita y con la otra apoyando su aún inestable cabecita.
Y el alfa pudo percibir el suave aroma de la cachorra, mientras le mantenía firme contra su pecho y sentía como ella acomodaba su cabecita sobre su hombro.
— Realmente eres una mimada ¿verdad? — esta manteniéndose allí tranquila, como si el calor del día no fuese suficiente y buscase percibir también el calor que el cuerpo del peliplata generaba — Así es como se siente ¿no? — preguntó mientras tanteaba su espalda con suavidad, constatando esta no enfriase bajo su vestidito.
Su lobo acurrucandose junto a la cachorra, reconociendo que tristemente no estaba allí el olor que tanto anhelaba.
El de su bebé.
— Tan solo dejame tenerte así alguna vez — pronunciando en medio de un terso suspiro, cerrando sus ojos por un momento mientras llevaba su nariz sobre el cabello de la cachorra. Siendo consciente, de cuan próximo podía estar el alumbramiento de Jungkook — Tan sólo una vez...
— Mi cachorra siempre se encarga de que alguien ceda a sus peticiones. Nadie puede resistirse a sus pucheros — la voz de Jimin hizo que abriese los ojos, llevando su mirada hacia él en medio de la luminosidad vibrante al haberlos mantenido brevemente cerrados. Observando cómo Yoongi le acompañaba a su lado y al otro una negra cabellera le miraba con aquellos ojos tan oscuros, como los que había conocido meses atrás — Él es Taehyung, Yongsun — la boca del rubio omega había señalado, a la vez que pudo percatarse como ella comenzaba a dirigirse hacia él con lentitud, mientras tiraba de la mano que le unía a Jimin.
El corazón del alfa latiendo con rapidez, corroborando por su aroma, su color de piel. Sus ojos y su cabello. Que aquella omega compartía linaje con Jungkook. Temiendo poder intimidarle, al ser conocedor de lo que había experimentado y que Chanyeol había dado aviso.
La violencia de la que había sido víctima y la crueldad de la que había sido testigo, le hacía temer ésta desconfiase de su condición de alfa.
De su pertenencia a un clan distinto al suyo.
Más no supo si había sido la presencia de Jimin. O quizá la de la pequeña cachorra y que aun se mantenía sobre su pecho, la que le había hecho a la omega acercarse a él con sus ojos expandidos, a la vez que le miraba con profunda curiosidad.
Sus manos frías tocandole deliberadamente el rostro, mientras sus cejas se movían acorde a la intriga que parecía el alfa provocarle.
El sonido de las hojas de los árboles, tenue sobre sus oídos. No pudiendo despegar sus ojos de sobre los oscuros de la omega.
— Jungkook tenía razón... — diciendo ella despacio y pareciendo le era indiferente que todos le escuchaban. Por lo que el peliplata hizo caso omiso a como su pecho había removido, a la mención del nombre de su omega — Tus ojos... tu cabello. Son como el cielo nocturno.
❀
Podía escuchar el sonido del mar y percibir su salinidad, cubriendo su rostro con el dorso de su mano y por donde la luz del sol ingresaba curiosa entre las ramas del árbol.
Su cabeza recostada sobre las piernas del alfa, viendo como el cabello le brillaba plata y las hebras le hacían cosquillas sobre la frente.
La mano tibia del peliplata acariciandole el vientre con dulzura, habiendo escabullido su mano bajo la piel desnuda que ocultaba su camisa.
Y rió con suavidad, pues la yema de sus dedos le habían rozado causándole escalofríos. Sintiendo que su cachorro movía al encuentro de su tacto, recibiendo el beso gentil de su alfa sobre la frente. Sus manos enseguida viajando hasta enconderse sobre su nuca, percibiendo el aroma intenso de su lobo como si buscase marcarle de esa manera.
— Hueles a mi — señalando el peliplata, mientras él se sentía ronronear al percibir como le recorría el cuello con aterciopelados besos. Sus pies descalzos hundiendo en el arena, no evitando que estos moviesen inquietos por las sensaciones que su cercanía le hacía sentir.
El sonido de las risas de los niños, quienes parecían chapotear a orilla del mar.
— Me haces cosquillas — susurró risueño y sin dejar de acariciarle el cabello, tan solo dejándose mimar mientras sentía como la respiración del alfa le olisqueaba la piel.
Su lobo reconociendo el calor de su alfa, lloriqueando y ubicándose de espaldas y a sus pies, para que le sobase un poco la pancita.
— Me has faltado tanto mi alfa... mi Tae — su corazón sacudiendose con fuerza sobre su pecho, intentando tomarle el rostro y poder guiar su boca hasta sus labios.
El calor del día de pronto abandonadole, percibiendo como el cielo teñía de gris y el sonido del oleaje se volvía difuso.
Su cuerpo temblando sin poder evitarlo, sintiendo como sus muñecas eras sostenidas con fuerza mientras el alfa le sonreía.
Un alfa que no era el suyo.
El color plata de su cabello volviéndose oscuro.
— Hueles a mi — su boca soltando en medio de una estruendosa risa. Deseando él empujarle con fuerza, pues sentía le aplastaba el vientre. Sintiendo el aire le era escaso, hasta que finalmente fue capaz de abrir sus ojos.
Su piel sintiéndose fría por donde el paño húmedo rozaba, encogiendo sus piernas mientras se acomodaba un poco más cerca del omega. Su cabeza esmerando alejar el mal recuerdo de aquel sueño.
— ¿Puedes limpiar un poco m-más aquí? — le preguntó al pelirrojo y sintiendo aún que el cuerpo le temblaba. Inclinando su cuello y quitando los mechones de cabello que se enrredaban allí.
El pañuelo con el aroma de su alfa, siendo sostenido por una de sus manos y llevado hasta su nariz para aspirar su olor.
— Claro que si cariño — respondiendo Baekhyun con dulzura, continuando recitando una melodía que el pelinegro creyó hacía para relajarle. Escuchando como este sumergía la tela en el cántaro de agua y estrujaba para volver a pasar por la zona indicada. Mientras una de las manos de Jungkook, se encontraba cubriendo su vientre desnudo y donde distinguía como su cachorro parecía haberse dormido luego de todo lo sucedido .
¿Ya estás bien verdad?
Su nariz picando a la vez que sus ojos, sintiendo como el aire parecía escapar y el pecho comenzaba a dolerle. Rompiendo en un sollozo reprimido que hizo sacudir sus hombros, percibiendo a la vez como el pelirrojo la atraía a sí mismo.
— Jungkook, cariño. Está bien — las lágrimas cayendo silenciosas por sus mejillas, siendo cubierto en un abrazo por Baekhyun — Shhh, está bien, está bien. Permítete llorar.
Y el pelinegro escondió su rostro sobre el pecho del omega, sintiendo como éste le cubría nuevamente con su túnica. No tardando en sentir como sus labios ardían y recibían el sabor salado de las lágrimas.
— Huelo a é-él Baekhyun, n-no quiero su a-aroma en mí. No lo quiero — su voz casi siendo inaudible.
Rasposa y entrecortada.
Creyendo que ni siquiera era merecedor de la mano gentil del pelirrojo sobre su cabello, sintiéndose asqueado de sí mismo al no ser capaz de alejar a aquel alfa.
Y sintió a Baekhyun suspirar con congoja, intentando eludir la sensación de lástima que había en el sonido — Lo necesitabas Jungkook. Tu c-cachorro lo hacía... — sus palabras ocasionando que su llanto acrecentara, cerrando sus ojos y comprendiendo el peso de a lo que el omega se refería.
Y es que había despertado aquella mañana con un dolor horrendo bajo su vientre, el que le había hecho gritar y enrrollarse en su nido hasta que los demás acudieron a él.
Su lobo sintiéndose mareado, entre el agobio de la exposición de su refugio. Y el dolor lacerante que se posó sobre él.
Justo donde su cachorro se hallaba.
La anciana mujer señalando como podía que el omega requería ayuda. Su lobo considerando la distancia del padre de su cachorro como abandono y que se veía acrecentado al ser su ananké.
Su cuerpo lo estaba rechazando.
Iba a abortar al cachorro.
— Él n-no puede venir aquí — ordenó mientras percibía su vientre tornarse duro bajo su tacto — Ese alfa no entrará en mi nido — en sus ojos vertiendose el dorado de su omega, siendo consciente entre el dolor de lo que todos habían acordado.
Necesitaba del calor de un alfa. Y aunque el pelirrojo había sollozado mientras se negaba a aceptarlo, sabía que si no accedía Jungkook podría perder al cachorro.
Los recuerdos de su propia gestación y el cómo había sufrido del mismo modo ante la distancia de su alfa. Resguardando sólo a su bebé, la mordida que llevaba sobre su cuello.
Algo de lo que carecía el pelinegro.
— ¡No quiero que me toque! — su garganta rompió entre el abrazo de Baekhyun y Luhan, quien no podía evitar su expresión de molestia. Gruñendo al momento que vio al alfa aparecer tras la puerta — ¡Él n-no puede tocarme Baekhyun! — Jungkook le dijo suplicante, mientras sentía como el pelirrojo le tomaba el rostro entre sus manos.
— Lo se c-cariño, lo se — el omega le respondió sin ser consciente de que se encontraba temblando — Tan solo d-deja que se acurruque junto a ti — y Baekhyun no sabía cómo podía pedirle aquello, cuando podía percibir el cómo Jungkook le imploraba no le permitiese — Así tu b-bebé estará bien y d-dejará de doler. Prometo que a-así será.
El pelinegro no dejando de negar, mientras una fuerte nueva punzada se le posaba bajo el ombligo — Me d-duele...Tae me duele — dijo en un quejido a la vez que encogía sobre su nido — Alfa, quiero a m-mi alfa — su voz suplicante entre sollozos, tan solo implorando su cachorro no decidiese salir antes de tiempo. Conociendo lo que solía acontecer cuando eso sucedía.
Aún era demasiado pequeño.
El aroma que me resultaba amargo de aquel hombre había aparecido en el lugar, alertando a su lobo a la vez que este emitía un sonido de complacencia.
— N-no Baek, no quiero que venga a mi n-nido — le pidió al otro omega, sintiéndose sofocado debido al dolor — Solo mi alfa puede estar a-aquí.
La risa del alfa no se hizo esperar.
— Me han traído a aquí para ver si puedo a hacer algo por ti, cuando no es mi deber hacerlo ¿Aún así te pones receloso con un maldito nido? — el hombre chasqueó la lengua, a la vez que entrecerró sus ojos por un momento mientras se detenía a observar al omega. El cual siendo consciente de que el alfa estaba allí, se negaba a mirarlo.
— Llevenló a mi habitación — ordenó con firmeza, algo que hizo a Jungkook sentir náuseas.
— No, n-no Baekhyun — Jungkook se había girado para observar al omega, mientra alas lágrimas mojaban sus mejillas.
— T-tranquilo cariño — pidió el pelirrojo sintiendo como sus propios ojos humedecían.
No quería permitir eso.
El cuerpo temblandole, al ser consciente de los riesgos que Jungkook corría al estar allí. Más no sabiendo que más hacer cuando en cualquier momento el cachorro podría morir en su interior.
Aquello podría también llevarse consigo al omega.
La habitación del alfa siendo pequeña, acorde a las dimensiones de la embarcación. Más mucho menos húmeda y acondicionada para el descanso que en la que todos pernoctaban y que se encontraba a casi el nivel del mar.
— Vaya molestia — había pronunciado el alfa y a lo que Luhan no pudo evitar solar un leve gruñido. Éste acompañándole a sostener al pelinegro y llevarle hasta aquel sitio — Tiendanlo allí — apuntó hacia un costado de la cama y donde algunas prendas habían tendidas. Seguramente negando la intromisión del omega en su propia cama.
Y Baekhyun escuchó al pelinegro sollozar cuando le tendió allí. Éste hallándose tan ido en su dolor, que él creía estaba casi inconsciente.
— Me quedaré tras la puerta — susurrandole sobre el oído, desconociendo si Jungkook había alcanzado a oír sus palabras. Escuchando reír por lo bajo al alfa, cuando Luhan había asomado sus colmillos.
Jungkook percibiendo su cuerpo estremecer, percatadose y desconociendo de inmediato el aroma de aquel alfa.
— Mantente quieto — su corazón acelerando debido al miedo, cuando percibió este colocaba una de sus manos sobre su vientre y se ubicaba tras su espalda.
No, por favor.
Deseando empujarlo, golpearle y salir de allí. Más su cuerpo estaba fatigado y su vientre dolía tanto, que apenas podía responder con gruñidos de molestia. Disgustadose aún más cuando escuchó cómo el alfa reía tras su cuello.
— ¿Crees que tengo interés de tomar a un omega en estas condiciones? — le preguntó irónico y sin intención respondiese a su pregunta — Más bien procura aliviar, pues a ninguno de los dos nos conviene que pierdas a tu cría — el alfa señaló y a la vez Jungkook sentía su vientre iba calmando la intensidad del dolor. Intrigado por saber a que se refería.
Su lobo cediendo a dormirse entre las toscas caricias del alfa, esmerado en ignorar el dolor que había pisado en su garganta y las inmensas ganas que tenía de llorar.
Mi Tae.
Intentando imaginar y por el bien de su bebé, que aquella persona a su espaldas no era aquel alfa.
— Dong Wook... — más él encargándose de hacerle saber, cuan distante se encontraba de su peliplata — Puedes llamarme así a partir de ahora.
Y su cabeza había dolido al despertar, seguramente ante las horas de tensión que su cuerpo había sentido. Parpadeando despacio ante la luz que ingresaba por la ventanilla. Corroborando los sucesos al percibir el aroma desconocido y que sosegaba a su lobo. Levantando su torso y comenzando a constatar que su cuerpo no hubiese sido tocado por aquel alfa.
Cerrando sus ojos con fuerza, mientras sus manos cubrían a su cachorro en medio de un quejido doloroso. Éste ya no siendo físico, más bien sintiendo que le atravesaba sobre el pecho. Detestando sentirse agradecido, al percibir que el hombre no parecía haberle lastimado.
— L-lo siento tanto bebé — su boca seca pidiendo, observando su pancita oculta bajo la túnica. Calmando en algo su pesar, el sentir el movimiento de su cachorro bajo su piel.
— Has despertado — escuchando como alguien pronunciaba, levantando su rostro para encontrarse con la mirada de Baekhyun en el marco de aquella puerta. Habiéndose mantenido allí por horas y tal cual lo había prometido.
Su cuerpo aún sintiéndose agotado cuando le llevaron de regreso a su nido, durmiendo allí por un par de horas más hasta que el pelirrojo le había hecho despertar, para comer algo que le recomponiese.
Tragando con recelo aquella sopa, aun percibiendo la sensación nauseosa sobre su estómago. Batallando al mismo tiempo, por los pensamientos de asco hacia sí mismo, al sentir el aroma del alfa sobre su piel. Desatando de inmediato la túnica en su cuello y rogando al omega le ayudase a sacar aquello.
— ¿M-me puedes limpiar? — había preguntado a Baekhyun con timidez, mientras repasaba con una de sus manos por detrás de su cuello. Sintiendo aún como el tacto del alfa, quien había pasado su nariz y labios allí, parecía haberse quedado.
El pelirrojo asintiendo silencioso y buscando el pequeño balde con agua que habían entregado para limpiar sus cuerpos.
La vieja tela humedeciendo y estrujando, produciendole escalofríos y abriendo el dolor sobre su pecho cuando sentía aquel aroma no le abandonaba.
— Lo has hecho por tu bebé Jungkook — repetía el pelirrojo una y otra vez, cuando ya no había sido capaz de guardar su desconsuelo y había roto en llanto. Percibiendo cómo el omega le cubría en un abrazo y le aprisiona a contra él cubriendo con su túnica — L-lo has hecho por él.
El cuerpo pesandole y en su cabeza martillando la sensación de estar haciendo algo mal.
De estar traicionandole.
Se sentía avergonzado.
Una de sus manos encogida sobre el pecho del pelirrojo, sintiendo como los ojos le ardían y estos claramente debían de estar hinchados por tantos episodios de llanto.
— ¿Crees q-que él me odie? — sus labios moviéndose despacio, ante la necesidad de que solo Baekhyun le oyese.
— ¿Quién? — respondiendo con una pregunta el pelirrojo, y sin dejar de sobra su espalda en la búsqueda de calmarle.
Jungkook manteniéndose pensativo por un momento, como si estuviese ordenando sus ideas o se encontrase demasiado cansado para responder con rapidez.
— Tae... y-yo he soñado con él — su voz haciéndose pequeña al final de la frase, a la vez que presionaba sus ojos y negaba con su cabeza — Él parecía haber venido a n-nosotros... pero luego ya no era él que estaba c-conmigo... — su corazón latiendo acelerado por la angustia, escuchandose allí tan solo sus sollozos y el sonido de las olas rompiendo en la embarcación.
Todos brindándole privacidad y retirándose fuera de aquel lugar, mientras se les tenía permitido.
— T-tengo miedo... — señaló sincero al pelirrojo, permitiéndose doblegar ante aquel sombrío sentimiento.
— ¿A qué cosa? — Baekhyun le preguntó con sus labios apoyados sobre su frente y a la vez que parpadeaba pausadamente. Creyendo sabía que aquel cuestionamiento, podía tener miles de respuestas.
Más intentando alargar la respuesta, por su propio temor a hacer tangible la realidad que experimentaban.
Desconocía sus destinos.
— A qué T-tae me deteste por lo que e-estoy haciendo... d-deje de quererme... — sus palabras siendo pronunciadas entre cortadas al sentir el aire le era escaso — A q-que me olvidé, cuando yo, n-no creo p-pueda ser capaz de olvidar le alguna vez — los labios del pelirrojo se presionaron sobre su sien en un suave beso, cerrando sus ojos para considerar lo que era correcto decir.
Lo que el omega deseaba escuchar.
— No estás haciendo nada malo, él jamás te odiaría por cuidar de su cachorro — el recuerdo de su misno temor en diferentes circunstancias, años atrás cuando su bebé crecía en su vientre — Y el afecto Jungkook. El amor. Es algo que dudo desaparezca, incluso cuando las personas ya no nos es posible volvernos a sentir — su mano entrelazandose a la del omega, sosteniendola entre sus dedos y mientras podía observar como las lagrimas brillaban sobre sus pómulos — Es algo eterno.
Y Jungkook pensó en las estrellas y en cuando su abuela le decía que la inmensidad del cielo, se quedaría en quien decidiese amar. Porque no había algo más eterno, que las luces que aparecían cuando el cielo oscurecía.
Taehyung se había quedado en él.
¿Se habría quedado él también junto al alfa?
— Q-quiero cubrir mi cuello — dijo repentinamente el pelinegro al percibir aquella zona más sensible. Levantando su torso de sobre Baekhyun y buscando con su mirada aquel preciado trozo de tela.
El cabello azabache cubriendole parte del rostro y cayendo libre sobre sus hombros.
— Deja que yo vaya por él — pidió el otro omega, a lo que Jungkook le miró temeroso al saber el lugar donde este se hallaba. Más sintiéndose tan cansado, que ir allí por si mismo le resultaría un sobre esfuerzo. Por lo que asintió con lentitud, mientras veía como el pelirrojo se ponía de pie.
Una de sus manos sosteniendole con la palma abierta contra la madera, mientras la otra repasaba el costado de su cuello, sintiendo un extraño ardor en aquel lugar.
Como si algo quemara allí.
Los pasos del pelirrojo haciéndole mirar hacia él, quien acuclillandosé pasó la tela por detrás de su cuello, atandola con suavidad allí. A lo que Jungkook pudo percibir el sutil aroma a sándalo desprender de el, cerrando los ojos por inercia para disfrutar un poco de la cálida sensación.
No te vayas de mi.
El sonido rápido de pisadas aproximándose a allí, provocando girasen su rostro hacia donde provenía el sonido. Viendo como el chico asomaba a través del umbral de la puerta.
— Luhan... — pronunció el pelirrojo ante la sorpresa de su aparición.
— Jungkook, Baekhyun. Deben ver esto — diciendo el cachorro de manera agitada, consecuencia de su carrera hasta aquel lugar.
Una de sus manos estirada y apuntando en dirección hacia el mar, a lo que el omega pelirrojo entrecerró su vista al sentirse confundido. Mientras Jungkook aún se hallaba lo suficientemente cansado, como para considerar cuál podría ser la razón del alboroto del niño.
Más viéndole tan entusiasta y con los ojos brillantes de ilusión, que creyó podía hacer el intento de ir hasta a allí.
— ¿Me ayudas a levantarme? — pidió esmerandose en sonreír. Recibiendo la mirada curiosa de Baekhyun y que no había soltado una de sus manos. Apreciando cómo Luhan había prácticamente corrido hacia a él, ayudandole a poner de pie.
El pelirrojo cubriendo adecuadamente su cuerpo y constatando la túnica que cubría su cuerpo no abriese y enfriara su piel.
— Gracias — señalando a ambos. Caminando despacio y con sus pies descalzos sobre la madera, reconociendo los dolores en algunos músculos de su cuerpo y al haber pasado horas acurrucado.
Sus ojos encegueciendo por un breve instante y cuando asomó a la cubierta, sintiendo como la brisa del mar chocaba sobre su rostro y le producía un pequeño escalofrío.
— ¡Miren, es allí! — el dedo índice del cachorro apuntando en dirección al océano. Más el omega, podía asegurar en el horizonte parecía haber algo más.
Todos allí intentando dilucidar de que trataba aquello, mirando curiosos lo que comenzaba a asomar delante de ellos.
— Eso es... — Baekhyun había atrevido a decir, como si comenzase a comprender de qué trababa.
— El viejo continente — pronunció la voz de aquel alfa a sus espaldas y Jungkook ni siquiera se había molestado en voltear para mirarle. Aún cuando su lobo había gimoteado ante su presencia — En unas cuantas horas llegaremos a la ciudad de la luz, espero disfruten de ello.
Y el omega se sintió confundido, tan solo atinando a buscar respuesta en los ojos del pelirrojo. Más éste luciendo perdido y pareciendo, desconocer tanto como él lo que allí hallarían.
Una de sus manos no dejando de cubrir a su cachorro, como si su lobo estuviese dando aviso de resguardarle.
De protegerle.
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