• CAPÍTULO 40 •
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Había despertado más temprano de lo habitual aquel día, como si algo estuviese manteniendo alerta a su lobo y este no lo dejase dormir. Habiéndose removido incómodo en aquel momento, percibiendo la extraña sensación de aletargamiento en sus músculos.
Levantando su torso para quedar allí sentado y con la mirada fija en el reloj sobre la mesita de noche. Corroboró así que aún restaba más de media hora para que le fuesen a despertar.
— Ah tonto lobo— se había corregido a sí mismo en un murmullo. Mientras con fuerza había rascado sus ojos, ante la pereza que sintió. Más la inquietud de su alfa lo había puesto intranquilo, percibiendo como la vista se le nublaba por la dilatación de sus pupilas.
Todos sus sentidos estaban despiertos.
Y si bien por un momento había considerado la llegada de un nuevo celo, aquello no parecía ser posible al escaso tiempo que había transcurrido del último que había experimentado.
Había quitado importancia. Tan sólo aprovechando los minutos de desvelo, para bañar su cuerpo y tomar desayuno antes que los demás.
Aquel día llegaría antes a clases. Por lo que pasar un tiempo en la biblioteca, parecía un aceptable panorama cuando el timbre no llamaría tan pronto.
Naoko estando allí como era costumbre, de seguro llegando junto a Aiko a una hora prudente antes de que iniciase la jornada.
Aiko.
Había sentido como su estómago había dolido ante el repentino pensamiento, recordando cuan fugaz había sido su último encuentro días atrás. Provocando que apretase sus manos, al evocar el suave perfume que la pelinaranja solía llevar y que adoraba desde el día de su primer beso.
— N-no Taehyung. T-tú estás confundido — habiendo ella apenas pronunciado en ese momento, sintiendo como los labios le hormigueaban aún por el tacto de los suyos. Percibiendo el aliento suave de su boca erizarle la piel, manteniendo sus ojos cerrados por un instante y tan solo escuchando el sonido de su respiración.
Tan suave.
Y ella había hecho el intento de alejarse, más le sintió titubear sabiendo que ésta le añoraba con el mismo anhelo. Por lo que había sostenido su rostro con las manos temblorosas, volviendole a besar.
Un beso suave y temeroso. Y que la chica había respondido con cuidado, ubicando una de sus manos sobre su cuello y donde Taehyung estaba seguro, podía sentirle el pulso.
¿Cuando había llegado a amarle de esa manera?
Su razón volviéndose agua cada vez que le miraba, aprovechando todos estaban pendientes de la lectura y grabando para siempre su sonrisa tímida. Contando los minutos para salir de allí y robarle un beso antes de salir a los pasillos. No arriesgándose a algo más en aquel lugar, sabiendo que esto podría afectar irremediablemente a su chica.
Suya.
— Encontrarás a un omega y te olvidarás de mi — ella había señalado mientras él le acariciaba la espalda desnuda. Ambos permaneciendo recostados sobre la desordenada cama y durante el tiempo necesario para descansar sus cuerpos.
Los párpados le habían pesado a Taehyung. Era la primera vez que intimaba con alguien, por lo que sentía en cualquier momento se dormiría extenuado.
— Eso jamás sucederá — apenas respondió, escuchando como esta reía dulcemente ante su cansancio. Abrazándose un poco más a él bajo las mantas y mientras este le besaba la nuca.
El aroma de su cabello relajandole hasta caer dormido, considerando en aquel momento que jamás nada podría distanciarle de ella.
Nada podría alguna vez separarlos.
Más había salido desde la biblioteca casi a tropezones, corriendo por los pasillos con desesperación, sintiendo como el aire le faltaba y las piernas parecían querer fallarle.
La garganta se le secó por su inadecuada respiración, más era consciente de que debía llegar allí y explicar todo.
Defenderle.
Ellos de seguro se formarían ideas erróneas y le atacarían. Y él a pesar de ser tan joven, debía demostrarles que era ya un alfa con la suficiente madurez, como para asumir lo que ambos habían compartido.
No sería un cobarde.
Y aunque las manos le sudaban por el miedo absurdo de sentirse intimidado, estaba dispuesto a incluso perder su rango de líder.
La amaba demasiado.
Y es que apenas Naoko le había informado, el corazón le había asaltado incontrolable.
"Ellos lo saben todo Taehyung", las palabras de la omega no debiendo explicar demasiado, cuando el comprendía exactamente a que se refería con aquella voz rota.
Temiendo al igual que él, que podría suceder con Aiko.
Habían hablado de ello tantas veces. Por ello no dudo en buscarle aquel día, asimilando el lugar en donde ella se encontraría. Hallando la puerta cerrada, más escuchando los gritos provenir de allí.
— ¡¿Sabes que lo que has hecho es un delito?! — la voz del hombre resonó con dureza y el peliplata podía oler el aroma agrio de su molestia — ¡No sólo el chico pertenece a un clan distinto al tuyo, si no que también...! — quiso replicar el alfa, sin embargo Taehyung había abierto de golpe aquella puerta.
— ¡Ella no me ha obligado a nada! — gritó con enfado observándola en medio de aquella habitación, con los ojos húmedos y rodeada de todas aquellas personas — T-todo lo que hemos hecho ha s-sido porque ambos lo hemos deseado — pronunció con vacilación, detestandose por sentirse débil en aquel momento — ¡Nosotros nos amamos!
— ¡Diosa Luna Taehyung. Eres un niño! — el alfa había replicado con fuerza, haciendo sobresaltar a varios allí. Aún así los ojos del peliplata estaban sobre Aiko y aquel pañuelo suyo que llevaba sobre su cuello.
Sus ojos dirigidos a los azulejos, seguramente avergonzada del juicio público.
Del como le miraban a ambos.
— P-pronto cumpliré dieciocho— insistió con molestia. Recordando el modo en que sus padres le resguardaban en Kima — Ya no soy un niño, estoy harto de que me traten como tal.
Una risa se escuchó provenir desde la boca del alfa, percibiendola ajena al ambiente y por ende ironizando a su defensa.
— Eres menor de edad Taehyung — el hombre negó con la cabeza, llevando ambas manos y suspirando casi compasivamente — Esto es estupro por donde se le vea.
El joven alfa no estaba de acuerdo en ello. No podía llamarlo de esa manera — T-tiene veintiún años.
— ¡Sigue siendo tu maestra! — el hombre había dicho, para luego llevar una de sus manos hasta su frente, posandola allí agotado — Ni siquiera quiero pensar que dirá el Consejo de todo esto ¡Puedes perder tu rango por ello Taehyung !
— Eso no será así — la respiración del peliplata se había tenenido ante su voz, pues Aiko se había mantenido en silencio desde que había llegado allí. Más ahora la observaba con la mirada determinada hacia al hombre frente a ella. Sintiendo como una desagradable sensación se le posaba en la garganta — Me he aprovechado de él. Taehyung no es culpable de nada.
Y el peliplata odio lo seguras que se oyeron sus palabras.
— ¡Eso no es verdad! — le había interrumpido Taehyung con el corazón desbocado, sin embargo, la pelinaranja parecía ignorarle.
— He sido yo quien ha permitido que el enamoramiento del estudiante llegase tan lejos. Por ende, aquí la única culpable soy yo — ella declaró con serenidad, a lo que el joven alfa avanzó hasta donde se encontraba, siendo detenido por el hombre.
— ¡¿Q-qué estupidez estás diciendo Aiko?! — preguntó Taehyung, sintiendo el pecho le dolía y el aire comenzaba a faltarle — ¡Nosotros nos a-amamos!— exclamó dolorosamente, mientras más lágrimas le caían a borbotones por las mejillas. Percibiendo cómo algo parecía romper en él, cuando le había visto negar con su cabeza.
— Ha sido divertido Taehyung, pero yo no te amo — esta le dijo mientras le miraba a los ojos y estos lucían incrédulos de su propia aseveración.
— ¡Estás mintiendo! — el joven alfa apenas había reconocido su voz, pues esta había salido en un hilo sollozante — ¡N-nosotros lo habíamos prometido! ¡Estás mintiendo para salvarme el pellejo y n-no necesito que lo hagas!
— ¡Yo no te amo Taehyung! — esta vez Aiko había gritado, a la vez que sentía su cuerpo entumecer y las manos se le encogían — Te he hecho creer que así era, pero solo he seguido el juego cuando te has mostrado interesado en mi — la frialdad con lo que aquello sonaba le hizo sentirse nauseabundo. Asimilando hasta donde podía llegar la terquedad de la chica — Jamás un alfa lo había hecho, solo sentí curiosidad. Pero ya lo he experimentado, ya no hay necesidad de seguir jugando — Aiko señaló casi sonriendo y el peliplata estuvo también casi a punto de reír junto a ella. Sin embargo, había acabado con una crisis de pánico y le habían sacado inmediatamente de allí.
Era un alfa débil y estúpido.
Sus padres habiendo llegado desde Kima horas después y encontrándole aún en al enfermería con los ojos hinchados de tanto llorar.
Y si bien lo habían llenado de preguntas, él se había negado a responder.
Estaba furioso.
El director encargando de mantenerlos al tanto de su situación, indicándoles que el alfa debía dejar el instituto y que Aiko ya había sido también desligada del establecimiento.
— Dejenla en paz — el peliplata pronunció con los dientes apretados y ante la insistencia de sus padres a levantar una demanda de estupro — Si tanto les preocupo, dejenla tranquila — sus manos siendo empuñadas sobre la delgada manta que le cubría, permaneciendo aún sentado en la camilla de aquella habitación.
Seokjin se había acercado a él, sin embargo Taehyung no se había atrevido a mirarle a los ojos. Sin tener claro si era la vergüenza o la rabia lo que le impedía hacerlo.
— Está bien cariño. S-será como tu quieras — este le había dicho y el alfa se detestó por hacer llorar a su padre. Escuchando como Namjoon le recriminaba su obstinación por estudiar y cuando no había necesidad siendo ya el líder de su clan. Su frustración tan solo siendo menguada meses después.
Ojalá para él hubiese sido del mismo modo. Pues luego de ello se había sumido en una depresión que tardó años en sanar y donde en medio de ésta había cometido más de un error.
Lastimado a más de alguien.
— ¿Así que usted es la nueva líder de Ishi? — Jimin preguntó con naturalidad, mientras dedicaba a servir el agua caliente sobre cada taza ubicada sobre la mesa. Taehyung admirando su prestancia, cuando él sentía su cuerpo rígido y ansioso a la vez.
Creía iba a hiperventilar.
— Si, he asumido meses atrás. Pero ha sido un caos al no ser alfa y ordenar los papeles para poder asumir el cargo — la pelinaranja respondió con mesura y a la vez que uno de sus dedos repasaba el borde del platillo de loza. Observando con atención a los ojos del omega.
Para el alfa había sido inevitable el analizar, el cómo esta parecía no haber cambiado nada en todos esos años. Ya que si bien era evidente sus facciones se habían marcado con madurez y una pequeña arruga se hacía con su sonrisa. Aiko se movía con la misma fluidez que cuando le había conocido y con aquella seguridad que él tanto admiraba de ella.
Siempre había mostrado liderazgo.
— Y es que el Consejo está lleno de vejestorios, si me disculpan los líderes aquí presentes — respondió el rubio con despreocupación, ocasionando Yoongi llevara avergonzado una de sus manos a su rostro y los demás riesen ante ello — Creo hay muchas cosas que deben cambiar — Jimin añadió alzando su dedo índice — Como el derecho de omegas y betas también a ser líderes. Y también a permitir los enlaces entre personas de diferentes clanes.
Las palabras del omega haciendo un silencio por un momento, notando Taehyung que Aiko casi por reflejo le había mirado una fracción de segundo.
— Si, bueno. Hay muchas cosas en las que avanzar — señaló Chanyeol carraspeando e intentando disipar la tensión que se había formado entre su amigo y la beta. Y del cual era él único conocedor en aquella mesa.
O al menos eso creyó.
La beta sonrió — Eso es certero omega Min. Pero creo que lo más importante en este momento es resguardar la seguridad de los Jeonu, junto a los omegas y cachorros mestizos que han sacado de cada clan — indicó enfática, acomodando un mechón de cabello tras su oreja — Es por ello que he venido aquí, hay cosas que me gustaría estuviesen enterados — esta dijo relamiendo sus labios, teniendo la atención de cada uno de ellos — Estoy en conocimiento del lugar donde están los Jeonu.
La información haciendo que Taehyung levantase de su lugar, ubicando ambas palmas de sus manos sobre la mesa.
— ¿E-eso es verdad? — preguntó el peliplata incrédulo, mientras esperaba la respuesta de Aiko. Todos observándola atónitos en aquella mesa.
— Lo es — dijo tan solo prestándole atención por un momento, hasta llevar sus ojos nuevamente hacia los demás alfas — Es algo de lo que tenía conocimiento hace un tiempo, pero el no estar en el Consejo era un impedimento para darla a conocer — dijo sorbiendo un poco de té — Además que no confío de todos allí, por ello tampoco quise comunicarlo el día de hoy.
Taehyung aún se mantenía estático en su sitio, mientras su cabeza iba decantando aquella información.
¿Su Jungkook estaría allí?
— ¿P-pero como usted ha obtenido aquella información? — esta vez fue siendo Hoseok quien preguntaba. Recibiendo la sonrisa de la beta.
— Mi padre — respondió con sinceridad — Para ustedes no ha de ser un secreto el que el ex líder Ishi esté inmiscuido en todo esto. Pero les aseguro no es el único — agregó de forma severa — Esto ha sido organizado por varias personas y estas provienen de diferentes clanes.
— Incluso mi padre — resopló Taehyung con decepción, llamando la atención de la chica.
— Incluso él — Aiko dijo reafirmando su atención, ésta vez sosteniendo su mirada — También he tenido la oportunidad de conocer al omega Jeonu — agregó — ¿Saben a quién me refiero verdad? — y si bien pareció preguntar a todos, Taehyung sabía que por el modo en que le miraba, ésta iba dirigida a él.
¿Acaso ella lo sabía?
— ¿J-jungkook? — Jimin había cuestionado repentimante, a lo que Aiko llevó sus ojos hasta él.
La beta asintió — Sí — aquella aseveración haciendo el corazón del peliplata acelerara — He podido sacarlo de donde lo tenían y le he llevado a mi casa por unos días — Taehyung le miraba perplejo, percibiendo como su lobo se alarmaba al no saber las condiciones de ese encuentro — Sin embargo, han dado aviso que se encontraba allí y he debido dejarlo junto a su clan.
El peliplata respiró con agitación, siendo notorio como su pecho levantaba y sus fosas nasales abrían y cerraban. Deseando hacer tantas preguntas, pero temiendo tanto aquellas respuestas no fuesen las esperadas.
Estaba asustado.
Y Jimin parecía haberlo notado, pues levantó de allí acercándose a ella — Jungkook, é-él estaba en cinta — el omega manteniendo una expresión de incertidumbre sobre el rostro, igual de nervioso que el peliplata. Siendo tomado desde la cintura por Yoongi que instaba a que se tranquilizase.
— El cachorro está bien — respondió Aiko en medio de una sonrisa, escuchando como el omega agradecía — Él estaba muy delgado y era evidente no le tenían una adecuada higiene — las manos de Taehyung se hicieron puños ante aquello — Fue por eso que nos preocupaba mucho la condición del cachorro, pero al parecer es más fuerte de lo que pensamos — los ojos de la beta nuevamente habiendo enfrentado los del alfa peliplata — Ya está sobre los cuatro meses.
Taehyung le miró detenidamente deseando agradecerle, desconociendo si ésta ya estaría al tanto de que era su omega de quien hablaban.
— ¿Cuando podemos ir a allí? — Yoongi preguntó con calma, mientras Jimin se abrazaba a él encontrado regocijo para su lobo.
— Lo más pronto que podamos — le respondió la beta — Deben saber el lugar es resguardado por militares estatales — todos asintieron mirándose entre si, sabiendo las implicancias de aquella información — Por lo que es difícil de entrar al menos de día — Aiko levantó su dedo índice y luego miró a los alfas — Pero conozco una entrada poco resguardada. Pero debemos entrar por la noche y llevar refuerzos si es necesario.
— No hay problema para eso — interrumpió el alfa pelirrojo — En Jung disponemos de muchos alfas preparados para un enfrentamiento. No dudaré en disponer de mi clan para ello.
Aiko asintió — Lo importante es que les liberemos lo más pronto de allí, pues muchas cosas están sucediendo en aquel lugar y...
— ¿C-cosas cómo cuáles? — Taehyung preguntó no soportando la angustia de su lobo y que también él mismo estaba sintiendo en aquel momento. Viendo cómo la mirada de la pelinaranja se tornaba sería y su boca se convertía en una línea recta.
— Jeonu fue un clan prácticamente violentado al momento de ser invadido. Deben saber que han asesinado a la mayoría de los alfas de su linaje — cada uno allí guardó silencio, no sabiendo que decir ante lo horrendo de aquel acto — Y los omegas jóvenes bueno — Aiko negó con su cabeza, con su mirada enfocada en la taza de porcelana. Levantando su mirada solo cuando estuvo lista para hablar — Ellos han estado siendo tomados por alfas de la Milicia Estatal.
— ¿Han estado abusando de ellos? — se atrevió a preguntar Hoseok, mientras se oía el grito ahogado de Jimin y quien cubría su boca con una de sus manos. La pequeña cachorra removiendose en su cunita instalada a su lado.
— Ha sido de esa forma — confirmó la beta, a lo que Taehyung se movió de allí caminando de un lado a otro sin decir nada.
Quería matarlos.
— Lo peor de ello y es una de las razones por la que debemos apresurarnos — aquello era lo que resultaba más doloroso para la beta — Es que le han inducido el aborto a cada omega gestante, incluidos los que han resultado de esa manera luego de
cada violación.
Un estruendo les hizo saltar en su sitio, observándo como Taehyung había golpeado con su puño la pared.
— ¡Maldita sea! — exclamó el alfa con furia, ignorando el cómo su mano dolía en aquel momento y tan sólo escuchando como Jimin comenzaba a llorar a la par de su cachorra.
— Vamos Taehyung debes tranquilizarte — Chanyeol le pidió mientras intentaba limpiar la herida que se había provocado, con una servilleta de género.
— E-es mi cachorro — le respondió el peliplata, percibiendo como su cuerpo temblaba sin poder controlarlo.
Tenía tanto miedo.
— Lo se amigo, lo sé — Chanyeol comprendía más que nadie allí el sentimiento de Taehyung , pero necesitaba que el alfa conservase la calma para poder afrontar todo adecuadamente.
— Lo siento Jimin — pronunció despacio Taehyung, observando como el omega negaba con la cachorrita entre sus brazos y aún con sus ojos llenos de lágrimas.
El lobo del rubio sintiéndose temeroso y vulnerable por lo que la beta había contado, siendo abrazado por Yoongi quien desprendía su aroma para que sosegara sus emociones.
— Son unas b-bestias — dijo entre sollozos, abrazándose más hacia su alfa y sin dejar de apretar a su cachorro contra su pecho.
— Lo son bebé, tranquilo — Yoongi tan solo le besó la frente mientras acariciaba su espalda — Debemos ir allí cuanto antes — añadiendo casi en una orden, observando a todos allí y quienes asintieron de inmediato.
Aiko suspiró ante eso, enfrentandoles a todos una vez y más procurando que todo aquello no le afectase más de lo que ya lo estaba haciendo.
— El alfa Min tiene razón, debemos actuar rápido pues dentro de los próximos días se dará una orden — la beta dijo sin titubear, asimilando la importancia de informarles lo que estaba por suceder.
— ¿Qué quiere decir con eso? — Hoseok atrevió a preguntar, percatandose del espantoso silencio que había formado en el lugar.
— La Milicia Estatal tendrá autorización a asesinar a los Jeonu y si alguno escapa... — Aiko respondió centrando sus ojos en Taehyung, implorando este se mantuviese fuerte —... incluso pagarán por cada una de sus cabezas.
❀
Sus pies movían intranquilos sobre la fría humedad de la noche, escuchando como la lluvia caía inclemente afuera de aquel lugar. Esta filtrandose por las paredes de piedra, obligándoles a permanecer lo más juntos posible y así abrigarse entre ellos.
Deteniéndose a mirar desde allí, el cómo su madre removía tosiendo entre los brazos de Yongsun, dando cuenta que entumecía y no podía conciliar el sueño por ello.
Había enfermado.
Sus dedos tocando el nudo que ataba la túnica que le cubría, siendo consciente del como la prenda podría ser útil para ella en aquel momento. Por lo que decidido la había desatado acercándose hasta donde ambas estaban acurrucadas.
Acomodando con cuidado el ropaje sobre ellas y distinguiendo como su madre abría con suavidad sus ojos.
— El cachorro... — dijo ella con preocupación y notando seguramente, el abandono del abrigo de su cuerpo.
Jungkook le sonrió — Estará bien— susurró mientras veía cómo la omega volvía a dormirse y este le tanteaba la frente para constatar su temperatura.
Ardía en fiebre.
Por lo que levantándose de allí, se dirigió hasta donde se encontraba aquel agujero que daba hacia el cielo y donde el agua de la lluvia caía libre por allí. Colocando ambas manos bajo esta y juntando el agua suficiente para humedecer la frente de su madre.
Un pequeño quejido salió desde la boca de la omega al dar cuenta del cambio sobre su piel, a lo que Jungkook deslizó sus dedos por su rostro con más suavidad y así no incomodarle demasiado.
Su madre yacía con su cuerpo recostado, siendo abrazada por Yongsun desde la espalda y a lo que él se ubicó delante de ella, sintiendo como esta le envolvía con uno de sus brazos.
Su cuerpo sintiéndose pequeño, acurrucado junto a la omega tal cual cuando era un niño, calmandole la sensación del calor de su cuerpo sobre el suyo.
Deseó llorar.
La sensación de angustia instalada en su pecho desde hace días, impotente al no saber que hacer para ayudar a su clan. Viendo cómo de a poco iban enfermando y allí no había ni una sola hierba que le pudiese ayudar a aliviar el dolor.
¿Como podrías siquiera llamarse su líder? Si veía como su gente iba cayendo. Su historia y sus antepasados dependiendo de la misericordia de unas cuantas personas.
¿Qué los hacía tan distintos?
Su cuerpo sacudió debido a los sollozos contenidos, ubicando una de sus manos sobre su boca para no despertar el descanso de los demás.
— Ya cachorro mío — su madre resopló despacio sobre su oído, mientras acariciaba su brazo desnudo buscando menguar su desazón. A lo que Jungkook encogió bajo su abrazo y dedicó a llorar con más angustia.
Le dolía todo.
Agradeciendo esta no le pidiese que calmara, cuando necesitaba tanto vaciar lo que sentía.
Tanta frustración y dolor.
Su abuela diciendole tantas veces que lo que nos hacía sentirnos terrenales era el sufrimiento. El dolor siendo lo único que nos hacía vulnerables como cualquier otro ser vivo, siendo el símil del amor en cuanto a enseñanza y sabiduría.
¿Qué tendría él que aprender de todo ello?
— ¿Qué ha hecho llorar a mí bebé? — preguntó su madre con admirable sosiego, ubicando las palabras de modo respetar su momento de desahogo.
Deseaba tanto volver a ser aquel niño.
Sin miedo.
Siendo su más grande preocupación, el cómo la luna podía seguirle a cualquier lado. O el porqué el cielo cambiaba tanto durante la noche.
— T-tengo miedo mamá — dijo entre sollozos, con su voz apagada y sofocante. Percibiendo cómo la omega le atraía más cerca de su pecho.
— ¿A qué teme mi cachorro? — le preguntó ella, mientras Jungkook sentía cuan apacible era el aroma de su madre.
Como el color de la nieve.
Y el pelinegro quería responder que en ese momento temía a tantas cosas. Darse la libertad de sentirse débil y no exigirse a poner su coraza de confianza y valentía, que parecía haberle abandonado minutos atrás.
— A n-no poder huir de aquí. A no volver j-jamás a Jeonu— sus labios pronunciaron tartamudeando — A p-perderte también a t-ti mamá — reconoció percibiendo como la omega le apretaba contra su pecho y le besaba la nuca.
— ¿Quién ha dicho que me perderás vida mía? — Jungkook estremecía bajo su cuerpo, escuchando como el sonido de la lluvia les acompañaba — Eres mis huesos, mi carne. Nunca me iré de ti mi amor — ella le susurraba, a la vez que una de sus manos entrelazaba a la suya — Y si alguna vez llego a faltarte, tu más que nadie sabes dónde debes buscarme Jungkook.
El omega negó con suavidad — El cielo está tan distante de mis manos, y-yo querré sentirte — el pelinegro apretando con fuerza la mano de su madre y llevándola sobre su corazón. Ignorando el cómo ésta sonreía para él.
— Nos quedamos en el sonido del agua que cae por las montañas. En la primera brisa del alba. En las hojas de las copas de los árboles más altos — su madre señaló con devoción, percibiendo la vibración de su pecho — Nos quedamos en las estrellas cachorro mío ¿recuerdas?
El omega asintió, recordando el cómo sus ancestros resguardaban a Jeonu permaneciendo en cada elemento que les daba la vida. Desapareciendo del plano físico, más inmortalizado en la tierra y volviendo a germinar en ella.
— Tengo miedo no volver a estar a tu lado m-mamá — añadió el omega doblando sus rodillas, cubriendo su vientre con ellas. Esforzando en no permitir que su cuerpo comenzase a temblar.
— ¿Has oído la historia de demeter Jungkook?
— ¿Las flores? — preguntó dudoso, percibiendo cómo su madre asentía — No mamá — le dijo seguro de que no había oído de ello alguna vez.
— Cuando tu, ni yo ni siquieras eramos concebidos. Habitaban sobre la tierra donde hoy se encuentra Jeonu, dos grandes clanes — su madre contaba mientras le acariciaba el cabello con ternura — El clan del sol que vivía cercano a la gran laguna y vivía de los peces que hallaba allí. Y el clan de la luna que habitaba en la montaña y recolectaba frutos que los árboles les entregaban.
— ¿Eran amigos? — preguntó el omega sintiéndose curioso al relato. Sin embargo, su madre negó.
— Por el contrario, eran enemigos y ni siquiera se hablaban entre ellos. Hasta que sucedió lo impensado.
— ¿Qué pasó mamá? — Jungkook se giró hacia ella, mirándole a los ojos entre la tenue luz que alcanzaba a ingresar en la oscuridad.
— "Dem"el hijo mayor del líder del clan sol, de cabello dorado y ojos oro. Un día decidió subir hacia la montaña, embelesado por un punto luminoso que había visto durante la noche — su madre indicó, ubicando la punta de su dedo indice sobre su frente.
— ¿Qué era?
— "Éter" la hija del líder del clan de la luna, quien llevaba su cabello del color del astro del cielo nocturno. Y su piel brillaba tanto como ella. Esta le había mirado curiosa por días, por lo que le había atraído hacia la montaña — la omega sonrió, mientras chocaba su nariz con la suya haciéndo reír a Jungkook — Ambos se conocieron aquel día y con el pasar del tiempo se enamoraron.
El pelinegro formó un círculo con sus labios — ¿P-pero sus clanes se odiaban?
— Así es — su madre le suavizó el ceño que había fruncido en medio de sus cejas — Y al enterarse de su prohibido romance, han enojado muchísimo. Sin embargo, ni Dem, ni Éter cederían a detener sus sentimientos — la omega suspiró mientras acariciaba su rostro — Por ello sus clanes decididos a separarles comenzaron una batalla, más ellos se han abrazado en medio de esta negándose a renunciar a su amor.
Jungkook pensativo preguntó — ¿Qué les ha sucedido mamá?
La omega hizo un breve silencio — Ambos alcanzados por las flechas, han muerto en medio del campo de batalla abrazados el uno al otro. Y no fue hasta aquel momento cuando sus clanes comprendieron, el costo de sus diferencias y como estas habían arrebatado la vida de uno de los suyos.
— Eso es triste — señaló el pelinegro, bajando su mirada pero que su madre hizo levantase tocandole el mentón.
— Así es. Pero a pesar de su muerte, ambos sobrevivieron a ella convirtiéndose en una bella flor — Jungkook sintió como la omega le besaba una de las mejillas, para luego volver a mirarle — Eso quiere decir que pase lo que pase hijo mio, el lazo que nos une es tan fuerte, que hallaremos siempre el modo de volvernos a encontrar — esta le indicó con dulzura, sin embargo el omega sollozo aferrándose a su pecho.
— No quiero eso m-mamá— dijo abrazandole con firmeza, percibiendo como esta le olisqueaba el cuello tal cual un pequeño cachorro.
Esta dejando pequeñas caricias por sobre su cabello, guardando el dolor que pudiese estar sintiendo.
También temía, pero jamás se lo diría a él.
— Mi pequeña estrella — pronunció con delicadeza — Has crecido en mi vientre, escogiendome entre todos los omegas y te has prendado allí. Sabes tu destino siempre ha sido ser la luz de Jeonu — la omega le tomó el rostro entre sus manos secando sus lágrimas con tersura — Aunque intenten hacerlo, nada nunca podrá hacerlo.
— ¿Cómo e-estás tan segura de eso? — cuestionó el pelinegro con su nariz húmeda y ojos rojizos. Recibiendo la sonrisa de su madre.
— Porqué la diosa luna me lo ha susurrado cuando te ha regalado a mí. Y fueron tantos los años que te esperé, que llevo conociendo a mi cachorro mucho antes de haberlo concebido — Jungkook asimiló las palabras de su madre, sabiendo cuanto a ésta le había costado gestar un cachorro y lo que le había hecho envejecer en el proceso de ello. Teniéndole mucho mayor a la mayoría de los omegas en Jeonu.
— Te amo mamá — le dijo mirando a sus ojos cansados, para luego dejar que ésta le arrullara y le escondiese bajo su cuello.
El aroma de su madre siempre adormeciendo su miedo, dejándose ir allí mientras la omega le cantaba, lo necesariamente despacio para no despertar a los demás.
Volvía a ser un pequeño cachorro.
— M-mamá — habló con cuidado Jungkook, interrumpiendole.
— ¿Si, mi vida? — respondió ella retirándose un poco para poder observar su rostro y continuar mimandole con caricias sobre el.
El pelinegro pareció reflexionar por un momento, entre cerrando sus ojos levemente por inercia — ¿Recuerdas lo que me hablaste sobre la creencia de Ananké? — ella sonrió a la vez que asentía — Y-yo creo que Taehyung, mi alfa. Es mi ananké — sus mejillas calentandose inevitablemente, debido al pudor que le provocaba contar eso a su madre.
Nunca antes había contado algo así.
— Lo se mi cachorro — la omega respondió con naturalidad, algo que hizo que el pelinegro abriese sus ojos muy grandes y enderezara su postura para verle.
— P-pero como tú... — intentó decir Jungkook, más de pronto su madre había llevado su mano sobre su vientre en un gesto cálido.
— Ésta pequeña lucecita, no sabes cuanto ha tardado en llegar del cielo. Trae consigo paz, benevolencia y resistencia — su madre alzó su mirada para observarle — Tu cachorro es las flores que hemos perdido en Jeonu Jungkook, nuestra nueva demeter. La unión de las personas.
Y el pelinegro pudo ver como lágrimas caían desde los ojos de su madre, sin embargo, esta sonreía. Como si la dicha le hiciese hacerlo.
¿Unión?, se preguntó el omega mientras observaba detalladamente su pancita. Comprendiendo cuan pequeñito debía ser aún su cachorro y el cómo podría éste traer consigo algo tan grande como ello.
Y quiso preguntar más a la omega, temeroso del destino trazado para su bebé. Más había quedado paralizado cuando percibió como desde su vientre, golpecitos casi imperceptibles asomaban para saludar.
Jungkook abrió su boca — E-eso fue... — su madre riendo ante su expresión, extendiendo más su mano para poder sentirle.
— Alguien ha dado cuenta que hemos estado hablando de él — la omega digo mientras sonreía, a lo que Jungkook no dejaba de mirar con curiosidad el sitio donde su cachorrito dormía.
Aunque en ese momento parecía no hacerlo.
— Y-Yongsun — murmuró despacio tocando el hombro de la omega — Y-Yongsun despierta — insistió, viendo como la pelinegra se removía y abría lentamente sus ojos. Enfocando de a poco la imagen de Jungkook.
— ¿Sucedió algo? — preguntó ella con intriga, al ver a ambos omegas aún despiertos en medio de la noche.
Por lo que Jungkook sonrió tirando de su mano — Ven acá — le llamó. A lo que Yongsun se arrodilló junto a él y dejó que éste guiase su mano hasta su vientre — ¿Lo has sentido? — preguntó el omega al ver que la chica sorprendía ante las pequeñas vibraciones.
— ¿S-se ha movido? — Yongsun les miraba incrédula provocando Jungkook riese mientras aseverava, llevándose su mano libre hasta su boca al hacerlo más alto de lo esperado — ¿Puedo...? — Yongsun había dejado su pregunta casi en el aire, pues el pelinegro había comprendido enseguida haciendo espacio sobre su pancita. Y a lo que está se había abrazado de inmediato a ella, esmerando en no lastimarle.
El suave ronroneo de la omega le hizo relajar, pasando sus manos por sobre su cabello a la vez que su madre se acurrucaba sobre su hombro. Escuchando como el sonido de la lluvia, no menguaba en aquella noche.
Su cachorro quedándose quietito, pareciendo entender la fragilidad de aquel momento.
Cómo una estrella fugaz.
— ¿Qué prefieres que sea? — preguntó Yongsun y Jungkook le había observado confudido — El cachorrito — añadió ésta ante su mirada.
El omega se mantuvo por un momento en silencio, considerando cuan bonito podría ser un pequeño de ojitos color luna. Más también hallando dulzura, al imaginarla como una cachorrita de corazón cálido al igual que la pequeña Hyejin.
Estaría bien con cualquiera. Tan solo su lobo exigiendo una sola condición y que era lo que esperaba su cachorro fuese.
— Libre — diciendo el pelinegro, ocasionando que ambas omegas se mantuviesen en silencio y le abrazasen con más fuerza.
Su madre entrelazando su mano a la suya, haciendo presión a ella con suavidad.
Confía.
— También quiero eso. Y que se parezca a su tía Yongsun — agregó la omega mientras dejaba un pequeño besito sobre su vientre, esto provocándole cosquillas y haciéndole reír.
El sonido de la lluvia repentinamente calmando, tan solo dejándose oír un constante goteo que caía desde el techo y sobre un pequeño charco a uno de los costados del lugar. Manteniéndose allí observando, cómo la gotera oscilaba en círculos sobre el agua.
Sus pensamientos llevándole al recuerdo del pequeño oleaje que formaba la laguna en Jeonu y el cómo ésta golpeaba con suavidad la piedrecilla. Escuchando como el sonido de los árboles provocado por el viento, rugía por entre la montaña.
La luz de Jeonu, murmurando su abuela en aquel entonces y mientras le tocaba la frente al apenas andar. Con sus manos intentando alcanzar las brillantes luces de las cuevas, dejando su padre le cargase para poder alcanzarlas.
— Mantente fuerte cachorro mío — resopló su madre sobre su oído, haciéndole girar hacia ella. Más viéndose interrumpido, cuando oyó cómo un sonido que llamó su atención, parecía provenir desde afuera.
Su cuerpo tensandose y poniéndose en alerta enseguida, por lo que se había levantado de allí junto a su madre y Yongsun. Instando a que se quedasen en silencio, ubicando su dedo índice sobre su boca.
El sonido de la puerta intentando ser abierta, haciéndole entre cerrar sus ojos para lograr definir de quién trataba. Sintiendo cómo su lobo olisqueaba el ambiente y distinguía aquel aroma que tan bien conocía.
¿Qué hacía allí?
Moviéndose inquieto cuando la puerta abrió, observando al alfa peliplata de pie en aquel lugar. Este caminando con rapidez hacia él tomándole desde los hombros.
— ¿Por qué estás desnudo? — preguntando de la nada y con su ceño fruncido. Dando cuenta que éste debía su pregunta, a la túnica que no llevaba puesta. Detallando cómo su ropa lucía mojada, debiendo de seguro al haber estado bajo la lluvia.
— ¿J-Jongin que haces aquí? — Jungkook le dijo ignorando su pregunta, notando qué el alfa respiraba con agitación y sus ojos miraban nervioso para todos lados.
Aquello alertó a su lobo.
Su aroma volviéndole ansioso y haciendo el pecho le latiese más rápido. El peliplata enfocando su vista sobre él y tragando saliva.
— Necesito sacarte de aquí ahora mismo — señalando a modo de orden y que hizo por reflejo sus manos cubriesen su vientre.
Su lobo sabía, algo estaba por acontecer.
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