• CAPÍTULO 36 •

Te recomiendo escuches "Loving You" de Seafret mientras lees este capítulo

- Come despacio o tu estómago lo resentirá - había dicho la anciana. Esta habiendo dispuesto una brillante bandeja, sobre la cama que le había acogido al llegar a aquel lugar. No teniendo tiempo de reflexionar, a la razón por la que había rechazado la comida que los alfas le llevaban. Pero que sin embargo ahora, no dudaba en prácticamente atorarse ingiriendo la que la mujer le daba.

Quizá encontrando un fundamento, en que el sabor de los dulces pastelitos ponían de buen humor a su cachorrito. Evitando por obviedad, aquellos que llevaban en la copa un poco del adictivo betún.

- ¿No te gusta el chocolate? Eres un omega raro - le había preguntado ella. Pero él poco prestó atención y más cuando sus ojos se apretaban ante el disfrute que aquello le provocaba. Lamiendo la punta de cada uno de sus dedos, pareciendo aislado de la risa que su actuar ocasionaba en la anciana - Sabes, haz lo que quieras - esta resignandose a persistir en su nula conversación, dejando al pelinegro tan solo deleitarse en su enajenación.

Habían llegado allí en lo que Jungkook contaba eran cinco amaneceres, sintiéndose tan cansado durante la primera noche y habiendo dormido hasta cuando el sol ya estaba demasiado alto. Asustando ante la lejanía de sus últimos recuerdos, desconcertandose e incluso sintiendo que su estómago había dolido.

Creyó volvía a estar con Taehyung. Sopesando de a poco aquella idea, al escuchar como la anciana le asistía con preocupación y llamaba a la otra mujer, avisando había despertado.

"No te asustes por favor " - la pelinaranja había pedido, necesitando de unos segundos para que su cabeza saliese del aturdimiento y comprendiese donde se hallaba -"Te hemos ayudado a huir" - agregando la mujer, a lo que el pelinegro asimiló que los recuerdos eran verdaderos y no resultaban ser una invención que había armado debido al encierro.

Comenzaba a sentir miedo de si mismo, pues su lobo comenzaba a crear imágenes ficticias para protegerse y no sentir la herida que la distancia con el alfa marcaba.

Apenas ya podía sentir su aroma, creyendo que aquel resultaba ser el que su cachorrito albergaba con recelo.

— ¿Tienes claro de cuanto estás? — había preguntado la anciana mientras él dejaba de lado la bandeja con dulces — ¿Me dejarías revisarte? — esta pidiéndole con gentileza y sabiendo el omega que aquello era necesario, para saber el momento en que su bebé decidiría llegar.

Tocando con sus dedos por sobre la tela de la ropa que habían entregado para él, palpando con suavidad el pequeño bultito cada vez más notorio.

Su pedacito de océano.

Si no quieres, no es necesario que... — la omega intentó decir, más el pelinegro había asentido con suavidad y aún perdido en acariciar su vientre con dedicación — Está bien, iré por algunos implementos. Esperame aquí.

Y Jungkook la vio salir de allí con la bandeja con restos de lo que no había comido, resintiendo no haber probado un poquito más. Soltando un suspiro suave, al reflexionar el cómo había llegado hasta allí y en la promesa que la beta había declarado a él.

Y es que si, Aiko era una beta y había enterado de ello, una vez llegando a su hogar la anciana reclamaba por el aroma a alfa que había allí y que ella decía no notar. Riendo y dejando que la mujer regañase, a lo que el pelinegro intentaba controlar sus náuseas. Ya que si bien el olor no era intenso, si era lo necesariamente notorio como para que su omega lo resintiera, más cuando no era ese preciso aroma lo que necesitaba.

Por lo que se sintió aún más cansado, a lo que ambas accedieron a sólo dejarle dormir hasta que se recuperase de la fatiga del viaje. Además de que suponían, que el llevar un cachorro lejos del su alfa podía estar agotandolo más.

Y el pelinegro había arrullado en aquella cama, agradeciendo estas no llevasen el olor de nada sobre ellas y pareciendo haber sido el recientemente lavadas. Frustrandole el hecho de no haber considerado, llevar una pieza de ropa de Taehyung una vez marchó de Kima.

Un trozo de ellas tan solo bastaría para sosegar a su lobo y así mismo, no debiendo recurrir al sueño para llamar a su peligris. Percibiendo su calor tras su espalda y el cómo este regaba besos sobre su cuello para apaciguar y hacerle descansar.

Duerme mi dulce jazmín.

Su cuerpo acurrucandose por naturaleza, recibiendo el tacto dulce de su mano sobre su vientre, adormeciendose cada noche entre las mantas vacías y la imagen fantasma de su peliplata.

— Ya está. Ponte de pie por un momento — señaló la anciana, quién traía con ella artículos que Jungkook jamás había visto y por lo que le hizo sentir temeroso — Ey no, tranquilo — se disculpó — Nada de esto les hará daño. Solo es para ver como se encuentra tu cachorro.

Y el omega asintió aun dudoso, colocando sus pies sobre el frío suelo, lo que le hizo respingar un poco. Viendo como esta ubicaba un aparato sobre sus oídos.

— Muéstrame tu vientre por favor — pidió ella y a lo que Jungkook levantó la polera del pijama que llevaba. Asomando su estómago apenas pronunciado — Eso es, vamos a escuchar — su piel crispando ante el frío objeto, el que está movía por diferentes lugares de su piel expuesta. Mirándole el pelinegro con curiosidad y recordando todas las veces que acompañaba a su abuela a revisar a omegas en gestación.

Ella también intentando escuchar el corazóncito de los cachorritos, más utilizando una cuenca de una calabaza seca para poder hacerlo. Y tan sólo pudiendo hacerlo, cuando el cachorrito ya iba rumbo a las ocho lunas de concebido.

— Aún es demasiado pequeño para poder oírlo — había dicho la anciana retirando los utensilios de sus oídos — Recuestate un momento sobre la cama — pidió a lo que el omega hizo aquello, apoyando su cabeza contra la almohada y sintiéndose un poco cohibido cuando está comenzó a palpar por el costado de su vientre y bajo este.

El tacto siendo suave, pero aun así poniendo inquieto a su lobo ante el miedo de que quisiese lastimar a su cachorro.

Su barriga siendo una zona demasiado delicada en su estado.

— Tus caderas apenas comienzan a ensanchar — señaló la anciana, comprendiendo el omega lo necesario de ello para hacer el camino de su cachorro— Allí está — dijo esta repentinamente — Está bastante instalado ya, dudo quiera salir de allí — señaló esta riendo y Jungkook curioso había levantado su torso apoyado sobre sus codos, casi pudiendo imaginar cómo luciría su bebé — Tienes un poco más de cuatro meses — esta le había dicho haciendole sentir confundido — Tu cachorrito ya ha de estar decidiendo si será un niño o una niña.

Y el omega deseó preguntar como podría saber aquello, siendo escéptico ante ello y dudando de lo que la anciana decía.

¿Su bebé en serio estaba formando tan rápido?

Siempre habiendo considerado la idea de un cachorrito y no habiendo sostenido la imagen de que este tal vez podría llegar en forma de niña.

En serio él amaba ambas opciones, no pudiendo decidir cual le parecería más perfecta y sólo anhelando tenerle en sus brazos y llenarle de mimos.

Deseaba tanto sentir su olorcito.

— ¿Ya sabes cuando llegará? — interrogó la omega, haciendo que el pelinegro comenzase a hacer cálculos mentales. Relacionando el número cuatro, a las cuatro lunas llenas que el pensaba su cachorrito tendría. Encontrando el estimativo del día de su alumbramiento — Lo hará en el mes de marzo y apostaría ya ese día será primavera — y Jungkook le miró dubitativo por un momento — Cuando las flores vuelven a florecer — señaló esta, a lo que el omega comprendió.

Su cachorrito vendría justo en el punto vernal. Como él había creído meses atrás y cuando se percató que estaba en su panza por primera vez.

Un bebito de primavera.

Un pedacito de cielo, con un pedacito de agua.

Su pequeño florecimiento.

— Es una buena estación para nacer. Y por cierto será un cachorro sensible — añadió con una sonrisa la mujer, mientras se alejaba y permitía que este se sentase nuevamente sobre la cama.

Una de sus manos viajando por instinto hasta sobre su pequeña panza, cubriendo por completo con su palma la zona en donde está curvaba.

— Debes alimentarte con frecuencia y bueno, en lo p-posible — indicó la omega y Jungkook obvió el titubeo de sus últimas palabras — Hasta el momento tu cachorro parece tener un crecimiento más pequeño del normal, pero que aún puede recuperar con el tiempo que le resta allí en tu panza. Por ello debes evitar esforzarte demasiado y comer todo lo necesario para él. Además que no llevas marca y eso de por si ya es riesgoso para tu bebé — la sola mención de aquello le había hecho sentir escalofríos — Es más ahora mismo, prepararé un estofado — la anciana dijo poniéndose de pie rápidamente y ordenando todo lo que había traído consigo.

— ¿Y ustedes que hacen? — la aparición de la pelinaranja a través de la puerta les había tomado desprevenidos a ambos, por lo que no habían podido evitar saltar en sus lugares.

— Aiko por la Diosa Luna ¿cuando vas a dejar de intentar matarme? — la anciana había reclamado llevando una de sus manos sobre su pecho, a la vez acompasaba su respiración.

La beta rió — Ah, en serio Chaerin. Estas siendo nuevamente una exagerada — refirió mientras ignoraba los refunfuños de la anciana y caminaba hasta donde el pelinegro se encontraba — ¿Qué tal Jungkook? ¿Has pasado una buena noche? — preguntó, a lo que el omega asintió con suavidad — Entonces ¿que hacían? — preguntó con insistencia.

La anciana negó con su cabeza — Estábamos corroborando que todo anduviese bien con el cachorrito.

La pelinaranja se sorprendió — ¿Es en serio? ¿Y me lo he perdido? — preguntó junto a una sonrisa que dirigió al omega, haciéndole sentirse avergonzado.

Ella era muy bonita.

— Si, pero Jungkook puede estar tranquilo porque su bebé está bien alojado en su panza — añadió la anciana, acariciando con cariño y cuidado el cabello del pelinegro — Ahora iré a preparar el almuerzo, para que se alimente adecuadamente.

Y Jungkook quiso agradecer, diciendo que aquello no era necesario y aún cuando su estómago pedía por algo calentito.

La pelinaranja le sonrió — ¿ Eso te ha dejado más tranquilo verdad? — preguntó ella, recibiendo un asentimiento de parte del omega — Creo eso es un bueno motivo para que podamos hoy salir al patio — dijo para luego voltearse y urgar en una gran cajonera a un costado de la cama — Se que debo tener algo por aquí que te acomode usar. Tenemos casi la misma contextura y se que no tengo tan bien vestir pero algo podremos hacer — señalaba ella, a lo que el pelinegro se detuvo a analizar su violeta vestido entallado y sus grandes zapatos de cuero color café. Mientras que un lazo ataba su cabello naranja hacia atrás.

Según él ella vestía muy alegre. No entendía porque aquello significaría un mal vestir.

— Acá está — dijo sacando un colorido pantalón, pero que se veía muy cómodo — Según Chaerin afuera el ambiente está húmedo, así que es mejor utilices esto — indicó acercándose a él y entregando la vestimenta.

— G-gracias — respondió despacio el pelinegro, tomando la ropa y apretandola con sus dedos— sintiendo como esta agachaba y acercaba a su altura.

— Se que te he prometido algo y lo voy a cumplir — había dicho de pronto esta, casi en un susurro — Tan solo dame unos días más ¿está bien? — y el omega asintió con lentitud, comprendiendo a que se refería — De verdad como ese alfa estúpido no te ha marcado — aquello desconcertandole, más no prestando atención cuando unos gritos provenientes de afuera de la habitación le alarmaron.

Su lobo inmediatamente encogiendo para proteger a su cachorro.

— ¡Aiko! — el grito de la voz de un hombre acercándose hasta allí — ¡Sal enseguida de donde estés!

La beta se puso de pie chasqueando la lengua y girando sus ojos claramente molesta por lo que estaba presenciando.

— Pon esta ropa y esperame aquí. Y no se te ocurra por nada del mundo asomarte por esa puerta – señaló al pelinegro en una orden y siendo por primera vez dictatorial en lo que se había relacionado con ella. Pareciendo intencionar su voz para que el omega no faltase a su petición. A lo que asintió en silencio y con su cuerpo temblando un poco al percibir el hedor molesto del alfa afuera de la habitación.

Sus ojos perdiendo de vista a la pelinaranja, quien se perdió tras la puerta.

— ¡Vaya, hasta que te dignas a aparecer! — recriminó el alfa de cabello anaranjado y rostro pecoso al igual que ella. A lo que esta se mantuvo erguida y sin dejar que este le intimidase.

Los alfas eran unos idiotas al creerse superiores.

— Yakata que inoportuno de tu parte no anunciar tu venida. Para la próxima podrías llamar antes y te espero con una taza de sulfuro — indicó esta ubicando sus manos a los costados de su cintura, escuchando como el alfa reía de mala gana.

— Te recuerdo que esta también es mi casa y veo que continuas con el mismo humor de siempre mi adorada esposa...

— Ex — rebatió ella.

— Yo aún no he firmado nada — el pelinaranja respondio mientras apretaba los dientes, evidenciando su molestia.

— Terminarás cediendo de todas maneras. Recuerda que es la líder quien ha enviado la petición para que nuestra unión se anime — la beta moviéndose hacia el comienzo de las escaleras, instando a que este le siguese.

Sin embargo, este pareció ignorar su invitación — ¿Le tienes aquí no es así? — aquello hizo que la beta tensara en su lugar — Puedo sentir su aroma sabes, tan dulce y atrayente como dicen que es — Observando como este se acercaba hacia la habitación y tomaba con una de sus manos la perilla de la puerta. Sacando en un rápido movimiento, lo que traía oculto bajo su vestido.

— No te atrevas a abrir — ordenó al alfa, mientras este se giraba y veía como ella apuntaba con aquella arma.

— Aiko, Aiko. Maldita sea ¿de qué lado estás? — el pelinaranja dijo riendo y a la vez que negaba con su cabeza — ¿Acaso no sabes a lo que te arriesgas protegiendo al salvaje? Ya todos rumorean se encuentra en Ishi, no tardarán en descubrir que lo estás escondiendo.

La voz del alfa salió con arrogancia, más aquello no le haría flaquear — ¿Y que me dices del genocidio? ¿También encarcelarán a quienes han estado tras de esto?

— Aiko por favor, te estás desviviendo demasiado por un simple animalito — y el alfa se volteó hacia ella, sin importarle que el arma aún estuviese apuntandole — ¿O en realidad es porque le quieres a él? — y al beta sintió repulsión cuando el hombre le tocó el rostro — ¿Crees el alfa Kima vendrá hasta aquí buscando al omega?

La mención hizo que su corazón sobresaltase, oponiéndose a ese tipo de pensamientos y procurando mantener claras sus prioridades — Esto no tiene que ver con Taehyung — respondió con enojo y ofuscada por la actitud del alfa.

— Taehyung ¿que nombre más maldito no? — insistió este, mientras no dejaba de provocarle con su mano y delineando la curva de su mentón — Si no fuese por ese alfa tu y yo podríamos aún tener un buen acuerdo. Y ahorrado los malos momentos en la cama – aquello le hizo reaccionar, por lo que sin dejar de apuntarle se alejó de golpe para que no pudiese tocarle.

Sentía asco.

— Sabes lo nuestro era solo un trato. No habría funcionado de todas maneras — la pelinaranja sólo deseando este se fuese de allí, apenas soportaba su presencia — Sabes que no suelo acostarme con alfas cobardes y manipulables, esos no son para nada mi tipo Yukata.

Y el alfa enfureció, más en medio del oscuro sentimiento hechó a reír — Eres patética — señaló claramente molesto — ¿Crees que por ser líder me quedaré callado? No olvides eres una simple beta y que si no fuese por mi, nadie te habría tomado como esposa. Pues nadie quiere a una pareja infertil que no pueda darle cachorros, eso es inservible — este se acercó a ella, sin embargo, la pelinaranja retrocedió una vez más deseando evitar su cercanía — Y ahora mirate, cuidando al omega que el maldito Kima ha tomado ¿Crees así lo traerás de regreso? — y el corazón comenzó a machacarle por dentro, ignorando una vez más el dolor y sólo apuntandole — ¿Es que no has imaginado acaso, lo que ha de haberle hecho a ese omega?

— Ya basta Yukata — la voz de la anciana interrumpió al pelinaranja, quien retrocedió riendo con sorna — Y tu baja esa arma Aiko — la orden había sido lanzada con suavidad, más lo frágil que se sentía en ese momento le había hecho seguirla.

— Chaerin, tanto tiempo ¿que estas cocinando que huele tan bien? — el alfa dijo irónico, aun así esto no intimidó a la mujer.

— Creo que es bueno se retire en este momento. Recuerde que se encuentra en la casa de la líder y no creo quiera que le saquen por al fuerza de aquí.

El pelinaranja rió — ¿No me invitarás a almorzar?

— Vete Yukata — esta vez había sido Aiko quien había hablado, no dejando de observarle con la mirada ensombrecida. A lo que él hombre le había mirado detenidamente por unos segundos, cosa que ella hubiese preferido no hiciese pues le había hecho sentir miserable.

— Esto no se quedará así ¿lo sabes no es verdad? — respondió el pelinaranja, mirando a amabas mujeres y para después girarse y bajar las escaleras. A lo que la beta ni siquiera tenía el ánimo, para corroborar que hubiese salido de la casa. Sintiendo su cabeza dolía y los ojos le quemaban.

Hace bastante no lloraba y le frustraba que un ser tan nefasto como Yukata, haya sido capaz de resquebrajar su coraza.

Lo detestaba.

Siempre lo había hecho.

— Aiko — había hablado la anciana a su lado, seguramente conmocionada al oírla sollozar despacio. Esta tomando una gran bocanada de aire para contenerlo y no permitirse aquello. A lo que está se acercó hasta ella — Ya, sueltalo — viendo cómo entre la negación de su cabeza, la pelinaranja comenzaba a llorar despacio. Tan solo sosteniendola y brindándole suaves caricias por la espalda.

Su corazón latiendole dolorosamente, rompiendo en nudo por su garganta — S-sólo abrázame P-por favor— pidiendo casi en un ruego, para que esta no le dejase caer.

Las manos de la niña se movían con torpeza, más ella intentaba llevar el ritmo a lo que horas atrás Hana había enseñado para ella. Sabiendo quizá no estaban quedando tan bonitas, como las que la omega solía poner sobre su cabeza cada vez que iba al mar. Y que cada tanto, el entramado solía desarmar.

Más la obstinada cachorra no se permitiría rendir, cuando la idea había cruzado tan clara por su cabeza antes de dormirse y había tomado forma antes de levantarse de la cama.

Sería su tarea del día.

Por lo que apenas y había tomado su vaso de leche con miel, era que había insistido con imprudencia a los adultos a que le acompañasen a orilla de la playa.

— ¿Ya están listos? — había preguntado a sus padres, quienes la miraban con curiosidad y debido que habían pasados demasiadas semanas desde que no le veían con tanta energía. Además de que ya Chanyeol, sabía de las ocurrencias de su traviesa cachorra.

— ¿Qué es lo que Hyejin planea? — él le miró con atención, entre cerrando ambos sus ojos la par. Sabiéndo el padre algo está ocultaba y la niña asimilandose descubierta.

— Hyejin prepara una sorpresa, por lo que es secreto de su reinado y nadie puede saber — diciendo con ahínco y poniéndose de pie — Pero ambos papás deben estar, es una petición real.

Y el alfa deseó reír, más vio que su cachorra se veía demasiado seria y no parecía estuviese diciendo todo aquello para hacerles reír.

— Estaremos ahí su majestad — había indicado repentinamente Baekhyun, levantándose de allí y comenzando a ordenar la loza que acababan de utilizar — Tan solo esperenos un momento y partiremos donde se nos ordena — y aquello había sido necesario para que Hyejin comenzase a aplaudir y correr en círculos.

– Hyejin debe preparar todo. Irá por su mochila y guardará fruta para merendar — el alfa negando con su cabeza, mientras le veía subir por la escalera.

— ¡Ve con cuidado bebé, no vayas a tropezar! — pidió al sentirse preocupado del cómo la niña poco medía el peligro — ¡Aprovecha de buscar también tu bañador! — exclamó pasando una de sus manos por sobre su rostro. Escuchando de pronto como el omega reía, mientras ubicaba la loza bajo el agua que corría.

El suave aroma a durazno en flor llegando hasta su nariz, haciendo que una sonrisa picara sobre sus labios. Acercándose hasta el omega y abrazándole desde la espalda, hundiendo su nariz por la curvatura de su cuello.

— Hyejin es igual a ti, tan ruidosa y valiente. Eso me alegra — Baekhyun dijo, mientras no interrumpía su labor. Cosa que cambió al momento que el peliplata cerró el grifo, instando a que este se girarse para que recibiese su abrazo.

— Ella también lleva tu corazón. No creo sea el mío el que le haga ayudar a quien se le cruza por delante — señaló el alfa, mientras una de sus manos inmiscuía bajó la camisa del pelirrojo. No habiendo otra intención, más que el mimarle un momento más antes enfocarse nuevamente en su cachorra. Sintiéndose satisfecho al sacarle un tibio ronroneo — Quisiera hubiera más como ella.

Y si bien la petición había sido intrínseca, esta había hecho que el omega alejase para poder observarlo con detenimiento y así corroborar, lo que el aroma del peliplata le estaba diciendo.

Quería más cachorros.

— Chan... — sus manos rodeando le el rostro, viendo como este le observaba atento y esperando de seguro su respuesta —... sabes algo así sería muy repentino, nosotros apenas estamos retomando lo nuestro y...

—Lo se, lo se — le había interrumpido el peliplata a la vez que resoplaba con resignación — Es s-solo la ansia de mi lobo, me ofusca la razón y desea tanto consentirte lo que no pudo hacer cuando esperábamos a Hyejin.

La alusión del "nosotros" incluida allí le hacía desear llorar, percibiendo como en el centro de su estómago parecía comenzar a sanar.

— S-sabes siempre estuviste allí para mi — había indicado el omega, mientras le rozaba los labios y al ver como unas tímidas lágrimas bajaban por sus mejillas.

— No como quisiera — respondió con sequedad, pasando saliva despacio para tranquilizarse y no romperse frente al pelirrojo — Debí haber sido más valiente y haberte sacado de allí. Debí haberte traído conmigo aquel día, pero estaba tan cegado en la rabia — y Baekhyun comprendía se refería al día que había ido por la cachorra a Jung — Tu lugar siempre fue aquí, con n-nosotros.

El omega se mantuvo por un momento en silencio, tan sólo dedicando a besarle superficialmente el rostro y deslizar la yema de sus dedos por detrás de su cuello. Buscando sosegar a su lobo y que el aire amargo que les rodeaba, evaporarse con sus caricias.

Necesitaba su café tostado de regreso.

— Estoy aquí, pese a todo estoy aquí — había susurrado el omega — Si la Diosa Luna nos hubiese querido antes juntos, lo habría hecho posible. Necesitaba que aprendiesemos, sobre todo yo Chan — el alfa negó — Era demasiado joven y estaba tan asustado.

—Te debí haber dado el coraje...

— No habría sido suficiente... yo no estaba preparado para cuidar a mi bebé — la mirada del peliplata viajando hacia abajo, pareciendo resignarse y aceptar lo que señalaba — Tu fuiste muy gentil en no exigirme y Hyejin, tan noble en esperarme. Yo no habría podido disfrutar del mismo modo, si tan solo consideraba el miedo a mi padre y el daño que este podía causar. Amaba demasiado a mi cachorro como para exponerle a vivir así, escondido y sin saber en que momento el pudiese lastimarnos — sus manos habían temblado casi imperceptibles, más el peliplata pudo sentirlas a través de la piel que le tocaba — Te amaba y aun lo hago demasiado, como para haber sido así de egoísta y arrastrarte junto a mi miedo.

El alfa había cerrado sus ojos con suavidad, cuando Baekhyun le había besado despacio la boca — Me hubiese quedado en el miedo si me lo hubieses pedido.

—Lo sé — señaló suspirando — Pero Hyejin merecía algo mucho más que eso. Eso le hace no temer ahora, pues ella no ha crecido en el temor.

Chanyeol le besó los labios, en un beso que compartieron despacio y mientras sus manos le aprisionaban desde la cintura — Te amo — le dijo con delicadeza y el omega se abrazo a él, hundiendo su nariz por el costado de su cuello. Aspirando el aroma calmo del peliplata — ¿En serio debes viajar a Jung? — la pregunta siendo formulada en medio de un puchero y que Baekhyun tan solo alcanzaba a imaginar, pues no podía verle el rostro.

Asintió — Hoseok partirá a Min durante los próximos días y quiero estar allí cuando lo haga. No se en cuanto más le veré y a pesar de ser nuestro líder, continúa siendo mi hermano pequeño — y el peliplata no pudo rebatir a ello, tan solo dedicando a abrazarle fuerte y disfrutar de aquello por un momento más. Sabía la fuerte devoción que el pelirrojo sentía por su hermano y que a pesar de que no lo dijese, aquella debía ser una de las razones por las que de seguro el omega se había mantenido en Jung.

— ¿Prometes regresar pronto? — se separó un poco de su pecho para mirarle, chocando la punta de su nariz con la suya y provocándole pequeñas cosquillas sobre el estómago.

— Estaré de regreso antes de que te des cuenta, lo prometo — y en alfa esbozó una ligera sonrisa, ocultándose tras la incipiente necesidad de besarle. Más guardando aquel beso para después, al oír como los pequeños pasos de la pelirroja se escucharon bajar por la escalera. A lo que el alfa se despegó rápido de Baekhyun, quien le miró enternecido con una sonrisa.

Chanyeol preocupado de que su cachorrita no cayese por las escaleras, sosteniendole de una de sus manos y mientras llevaba una pequeña mochila colgando desde uno de sus hombros.

— Ya Hyejin tiene todo preparado ¿ustedes ya están listos para ir con ella? — había señalado y preguntado a ambos adultos.

— Lo estamos bebé — Lo estoy, queriendo decir el omega. Deseando responder a sí mismo al sentirse preparado, para aquello que más de siete años no pudo estarlo. Percibiendo cómo la cachorra alzaba sus brazos para que le cargara.

Hyejin ya no era una niña pequeña y su peso era evidencia de la fuerte contextura heredada de los Kima y que estaba formando. Sin embargo, el omega no se opuso a sentir a su bebé entre sus brazos. Percibiendo su suave aroma, mientras esta se abrazaba de su cuello y cerraba sus piernecitas alrededor de su cintura. Cerrando los ojos momentáneamente y disfrutando de aquello que no se había dejado permitir años atrás.

— Papá huele tan dulce — había dicho la cachorra casi para su misma y como si un pensamiento se le hubiese escapado por la boca. Tan sólo provocando la sonrisa sobre los labios del pelirrojo, mientras ambos esperaban que Chanyeol buscase lo que necesitarían fuera de casa.

Y Baekhyun pensó, en cuanta similitud habría entre la sensación de tener a su cachorra allí entre sus brazos. A la del regocijo que le provocaba el abrazo de su madre, recordando cuanto él también disfrutaba de las cosas que llevaban su olor.

El deseaba ser como su madre.

Más sin tener aquel miedo, que tanto él como ella alguna vez habían sentido.

Él necesitaba ser una nueva persona para su cachorra.

Hallarse a sí mismo.

Rescatarse.

¿A papá Baek le gusta el mar? — la preguntó Hyejin mientras caminaban hacia la orilla de la playa, está habiéndose bajado de su abrazo más manteniéndose unida a él sin soltar su mano. Viendo cómo su cabellera roja movía en el aire debido a la tenue brisa, a la vez que escuchaba como el oleaje rompía con suavidad — Porque Hyejin ama el mar.

El omega sonrió, sabiendo desde antes que su respuesta habría sido asertiva. Más la personalidad tan especial de la cachorra, le hacía desear consentirle — A Baekhyun entonces le gusta aún más. Porque él ama lo que Hyejin ama -— respondió sin percatarse mucho del modo en que lo hacía, acostumbrándose de a poco a la dinámica de la cachorra, quien sonrió ampliamente y mientras daba pequeños saltitos sobre la arena.

Las personas suelen saltar cuando están felices decía su mamá, porqué su felicidad es tanta que parece se les va a escapar de la piel.

Sus pies descalzos agradeciendo aquel día no hubiese tanto sol, así que este calentaba solo lo necesario. Aunque no había podido evitar, el alfa llenase su rostro y el de la cachorra con bloqueador antes de salir.

¡Aquí es el lugar papá! — gritando la niña una vez habían llegado lo suficientemente cerca del mar, justo al comienzo de una duna que se llenaba de flores púrpuras — ¡Mira que bonitas! ¡Está llena de ellas! — añadió Hyejin, acuclillando y observando con más cercanía el colorido espectáculo.

Esta habiendo permanecido durante toda la tarde anterior junto a Hana en aquel lugar, necesitando de la compañía de alguien más que no fuesen sus padres. Dejándola estos, permitiendo su cachorra sosegara parte de su tristeza al extrañar demasiado a Jungkook.

Y si bien, esta aún no había llorado por ello. El alfa podía escucharle sollozar entre sueños, nombrando más de una vez al pelinegro. Arropandole hasta que esta nuevamente se calmase.

Su cachorrita estaba resistiendo la lejanía, no explicandose él el cómo ambos habían formado un lazo en tan poco tiempo. Y encontrando la respuesta, en la necesidad que Hyejin siempre había tenido por la imagen de un omega a sí lado.

Su lobo sin querer, le había otorgado este vínculo.

Le había visto como un padre.

Por lo que tanto él como Baekhyun, propusieron ayudar a su cachorra a apaciguar aquello. Y para que su lobo no resintiese tanto la lejanía, recibiendo ayuda de Hana, Seokjin e incluso Donghae.

El día de ayer había sido de Hana y la verdad es que Chanyeol se sentía agradecido de que la omega brindase una instancia para acompañar a la cachorra. Ya que esta y a diferencia de sus dos anteriores cuidadores, era más lúdica y mucho más similar a la dinámica que Hyejin mantenía con Jungkook. Por lo que la pelirroja había regresado feliz y motivaba a cada, entusiasta por algo que el alfa aún no comprendía, pero que estaba a punto de descubrir.

— Ustedes esperen a Hyejin aquí — había indicado la niña, mostrando con sus manitos el lugar exacto donde les quería ubicados — Papá Chanyeol mientras puede sacar las galletas que ha traído — aquello provocó una risa en el alfa.

— ¿Quién ha dicho que he traído galletas? — preguntó con sinceridad, no sabiendo en qué momento la pelirroja se habría percatado de ello — ¿No pondrás tu bañador para ingresar al mar?

La pelirroja tan solo gritando un "ya luego", no prestándole mayor atención y mientras dedicaba a arrancar algunas de las flores que nacían por entre las dunas.

— Hyejin pide permiso, tan solo tomará algunas para un bonito regalo — hablando al aire y recordando con mucha claridad lo que Jungkook había enseñado para ella. Tomando con cuidado con sus manos e intentando en lo posible no romperlas o dañarlas. Llevándolas consigo de regreso a donde sus padres se encontraban y ubicándolas sobre su toalla y que Chanyeol recién había instalado.

— Ya está — diciendo y logrando que sus dos padres giraran su rostro hacia ella, mirando con atención como esta ordenaba minuciosamente las flores que les rodeaban y que solían crecer como maleza entre el arena. Luciendo concentrada y como si tuviese muy claro lo que iba a hacer.

Chanyeol amortiguando una pequeña risita, al ver la seriedad con la que la cachorra se instalaba en aquel lugar. Pero sin embargo, silenciadose inmediatamente al ver cómo esta le daba una mirada a modo de corrección por su "inadecuado" comportamiento.

— Shhh, papá debe ser respetuoso— pidió la pelirroja mientras sus manos se movían con torpeza, pero si embargo enérgica por lo que estaba realizando.

— ¿Deseas que te ayude? — le preguntó el omega, queriendo cooperar con la niña y al ver cómo las flores caían o rompían. Y aún así, sin desear incomodarle demasiado e importunar en lo que ella había tomado como su labor.

Sin embargo, la cachorra asintió sentándose entre medio de sus piernas. A lo que Baekhyun ayudaba a ir enlazando las flores con cuidado, mientras esta le iba asesorando — Papá lo está haciendo bien — diciendo Hyejin, mientras sonreía. A lo que Chanyeol se preguntaba si él, tendría también la misma sonrisa sobre sus labios.

Apreciando lo dulce que se sentía, ver las similitudes que la niña tenía con él omega. Recordando todas las veces que le habían señalado, lo parecida que esta era a él. Más sabiendo que gran parte de sus actitudes y rasgos, las llevaba marcadas sobre ella por Baekhyun.

Una pequeña parte de él.

¡Está terminado! — dijo de pronto la cachorra, poniéndose de pie rápidamente y mirándole a ambos — Hyejin necesita que papá Chan esté más cerca de papá Baek — la niña indicando con sus manos y a lo que el alfa tan solo se acomodó siguiendo sus instrucciones. Sonriendo al verla tan alegre por aquello — Ahora entrelazen sus manos.

– P-pero Hyejin... — había intentado decir Chanyeol.

—Es el mandato de la reina — y nadie quería oponerse a ello, por lo que el pecho del alfa golpeteó suave cuando fue el mismo omega quien había tomado primero la suya — Papá Baek es obediente. Será premiado con besos de Hyejin después de la ceremonia — y el omega sonrió, deseando decir que él se sentiría tan feliz de recibir aquello. Más ambos con el peliplata permanecieron en silencio, mientras la cachorra enrrollaba la larga tira de flores que había entramado y las ubicaba alrededor de sus muñecas.

Ni Baekhyun, ni Chanyeol comprendían demasiado lo que la cachorra pretendía. Pero aun así, el ver sus manos unidad y atadas con aquellas flores, provocó un silencio en ambos.

Sintiendo como la niña levantaba y suspiraba — Ahora ambos deben prometer amar a Hyejin para siempre — y aquello les descolocó, asumiendo que esto trataría de alguna especie de juego para profesar se amor mutuo y que de seguro Hana había enseñado.

Sin embargo, la cachorra les hacía juramentar ese amor hacia ella.

— Darle abrazos, cuidarla si tiene miedo y enseñarle a ser una buena Kima. O una buena Jung como papá Baek — esta hablando determinada y consciente de cada palabra que decía. Algo que más que una orden, sonaba cómo una petición.

Por favor.

— Papá Baekhyun lo hará. Incluso aunque alguna vez deje de existir, su amor será eterno — había señalado el pelirrojo, sintiendo el alfa como este apretaba su mano contra la suya. Considerando que aquella promesa, no tan sólo estaba siendo hecha hacia la cachorra.

Viendo cómo este recibía un suave besito sobre una de sus mejillas de parte de la niña. Una especie de bendición que ella otorgaba a su juramento.

— Papá Chanyeol también lo promete. Hará que Hyejin tenga una vida muy feliz — sonriendo al cerrar sus ojos y sentir como la cachorra le besaba también a él. Escuchando como el sonido del mar parecía adormecerle y la pequeña brisa les refrescan a él rostro.

— Hyejin también promete amor, ella jamás dejará de amarlos a los dos — ella dijo tomandoles las manos a ambos — La ceremonia ha terminado. Ahora Hyejin quiere ir al mar — diciendo de la nada y mientras urgueteaba en su mochila y seguramente buscando su bañador. Mientras sus padres le miraban desconcertados y sin saber que hacer.

— Hyejin, cariño — llamó el alfa — ¿Qué hacemos ahora? — indicando con el dedo índice de su mano libre, el lugar que le unía a Baekhyun.

— Cuando estemos en el mar, Hyejin lo desatará y lanzará las flores al mar — dijo como si nada, mientra el alfa veía como comenzaba a despojarse de su ropita, pero con dificultad. Por lo que como pudieron ambos y dentro de sus propias limitaciones por llevar las manos unidas. Ayudaron a la niña a colocar el bañador.

Esta mostrándose ansiosa como cada vez que entraba al mar.

Su medio natural.

— Hyejin está lista — señalando el alfa mientras se levantaba y ayudaba a ponerse de pie al pelirrojo. Comenzando a correr inmediatamente, al ver cómo la cachorra daba partida a su entusiasmo y corría hacía el comienzo del oleaje.

Percibiendo como de a poco el arena se volvía húmeda bajo sus pies y la risa de Baekhyun a su lado le picaba sobre el estómago. Robandole un pequeño beso de los labios, para luego sentir como la cachorra comenzaba a desatar las flores sobre sus muñecas.

— Esto ya no es necesario —dijo la cachorra tirando de la cuerda de flores y dejándola en la orilla del mar. A lo que está alzaba y bajaba en cada ola — La promesa se ha vuelto eterna, sus manos siguen atadas.

Y es que el alfa apenas y había dado cuenta de ello, sintiendo como el omega continuaba allí entrelanzado sus dedos a los suyos, sonriendo y sin parecer desear soltarle nunca más.


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