• CAPÍTULO 2 •

Peinaba su cabello con mesura y delicadeza. Pues el peine de hueso de animal le tiraba las hebras de vez en cuando, siendo muy fácil que éste enredase y le provocara dolor.

Acomodar correctamente su pelo de estaba volviendo realmente complicado aquel día, debiendo aplicar un poco mas de fuerza al sentirse este tan rebelde.

Pero aquello dolió.

Dolió mas de lo normal. Percatandose al instante que aquel peine había arrancado su cabello de raíz, el que ahora se apreciaba en azabaches mechones que sostenía en una de sus manos.

Y el miedo le invadió de golpe, comenzando a gritar de forma desesperada, buscando su madre para decir lo que le estaba sucediendo. Recorriendo con sus pies descalzos sobre las piedras puntiagudas, las que parecían herirle y hacerle sangrar. Mas la angustia de hallarle siendo mas importante, como para prestar atención a ello.

Más no la encontró.

Ni a ella, ni a nadie.

Escuchando de pronto gritos desgarradores que venían de algun lugar, desorientándose un poco antes de comenzar nuevamente a correr. Intentando encontar el lugar de donde provenían aquellos gritos, descubriendolo al instante al apreciar a todo su clan al interior de la laguna en medio de las montañas.

Niños, adultos y ancianos clamando por ayuda, al parecer ahogándose en aquel lugar.

Y el chico comenzó a gritar fuerte, pues no entendía como ellos no salían de allí. Distinguiendo de pronto entre la multitud, como sus padres alzaban sus manos intentando mantenerse en la superficie.

Y se echó a correr hacia el interior de la laguna.

-¡Mamá! ¡Papá!- ignorando como sus pies se enterraban en el lodo y como su piel ardía por lo caliente que se hallaba el agua.

Sintiendo como su pecho se agitaba y comenzaba a faltarle el aire. Asfixiandose entre el llanto y el miedo.

Percibiendo de pronto como en uno de sus hombros se posaba un peso y alguien le llamaba. Aún él continuaba llorando sin poder contener su llanto.

-Ey...

-¡No!- no podía detenerse, a pesar de dolor debía llegar hasta ellos- ¡Mamaaaá!

Su cuerpo siendo ligeramente movido por algo que no comprendía.

-Ey, tranquilo - aquella voz sintiéndose demasiado cerca de él- Es una pesadilla, despierta.

¿Qué?

Los vellos de su piel crispandose y estremeciendole debido al miedo. Y sus ojos poniéndose pesados al intentarlos abrir.

-Vamos despierta. Es solo una pesadilla- su mejilla siendo acariciada de forma suave, solo con la intención de calmarle. Percibiendo como la luz le quemaba los ojos al abrirlos de golpe y como su corazón parecía a punto de estallar desde su pecho - Respira, ya está. Estás bien, relajate.

Aquella voz grave y desconocida, le hizo forzar su vista y hacer el esfuerzo de enfocar el lugar de donde procedía. Percibiendo de pronto como un aroma a sándalo llegaba hasta él, llenandole los pulmones y haciendo que un pequeño escalofrío le recorriera la espina dorsal.

Un alfa.

Distinguiendo como unos ojos pardos le observaban directamente, como si esperasen algo de él. Alguna respuesta.

Más él sintiendose demasiado atemorizado, cuando su mente le trajo memorias de aquel lugar. Allí donde había sido vendido, a uno de los tantos alfas líderes de los clanes del Estado.

Y él sólo pudo actuar de la única forma que sabía hacerlo. El unico modo que habían enseñado a cuidarse.

A no dejar que le tocaran.

Por lo que reaccionando rápido tomó a aquel alfa con fuerza desde los hombros, tumbandolo de espaldas sobre la cama y ubicando inmediatamente sus manos sobre su cuello. Y aunque se sintió débil por un momento, su instinto de supervivencia fue más fuerte que aquello, por lo que apretó el cuerpo bajo él con sus rodillas a cada lado.

Sintiendo como aquel aroma se volvía mas intenso y comenzaba a marearle.

Alfa.

Su lobo extrañamente incomodandose ante aquel hombre de larga cabellera platinada, quién no despegaba sus ojos de él y parecía haberse quedado perplejo ante el actuar del omega.

¿Y qué?, acaso creía que se dejaría tomar así como así, pensó el pelinegro.

No. No sin antes pelear y al menos herirlo. Pues el omega tenía claro que su fuerza no sería suficiente, pues su cuerpo se encontraba demasiado aletargado, como para poder evitar que el alfa le tocara.

Terminaría haciéndolo igual.

Y lo vió alzar una de sus manos, por lo que ejerció mayor fuerza sobre su cuello, apretandolo y hundiendo sus dedos en el.

-Ey...d-detente- suplicó Taehyung, sabiendo por su aroma, lo asustado que se encontraba el omega. Más necesitando que le liberará de aquel agarre.

Le estaba asfixiando.

Pero el joven Jeonu no cedía, pues no dejaría que aquel alfa le lastimara. Por lo que presionó con más firmeza sobre la traquea del platinado.

-B-basta- y Taehyung sabía que debía hacer algo. Siendo bastante consciente de tener la fuerza necesaria para soltarse y salir de allí. Pero habiendo deseado que el chico confiase y le dejara a voluntad - He d-dicho que te detengas- su voz siendo rasposa por el poco aire que pasaba a través de su garganta, restandole solo una cosa para sacarse el castaño de encima- Ya basta omega.

Sintiendo como el chico rápidamente le soltaba y temblaba. Aprovechando aquella acción para tomarlo de las muñecas y girarlo sobre la cama, sentándose a horcajadas sobre él. Su lobo siendo aún quién mantenía el mando de su cuerpo.

Agitandose un poco al ver la imagen del chico bajo él, con su pecho subiendo y bajando debido a lo acelerada de su respiración. Con los ojos tan brillantes, que parecía ilogico que fuesen tan oscuros como el onix.

Hermoso omega.

Y es que no pasaba inadvertido para el peliplata, lo llamativo del chico. Con su piel pálida, que jugaba tan bien con su negra cabellera. Y aquellos labios rosas, que parecían una dulce cereza esperando ser mordida.

Y su lobo se impacientó, moviendo la cola para hacerle saber lo feliz que se encontraba. Como si hubiese hallado un preciado tesoro que deseaba para él

Tonto lobo.

Mas a él pareciendole ridiculo sentir aquello, cuando el chico solo le observaba con miedo y tiritando bajo su agarre.

Sin ninguna pizca de deseo en él.

Animal estúpido.

¿Y que pensaba? ¿Que el chico estuviese susceptible a recibir a su lobo?¿O qué se sintiese afectado por ello tanto cómo él?

No, claro que no.

-No te voy a lastimar - le dijo Taehyung, observando como el chico se removía inquieto - Pero debes quedarte quieto o no te soltaré- repitió confirmeza, apreciando como el omega aún permanecía con la ropa que había usado ayer. No deseando despertarle e incomodarle para ponerle un pijama, luego de haber llegado a su clan durante la noche- Liberare tu manos, pero no quiero que vuelvas a intentar matarme.

Y el corazón del omega era como un cataclismo. Comprendiendo las palabras de aquel alfa, pero ni deseando bajar su guardia para que este se aprovechara de él.

-¿Está bien?- insistió el peliplata, buscando una respuesta en él, por lo que intentando calmarse asintió. Percibiendo como sus muñecas eran soltadas y viendo como el alfa destensaba su cuerpo. Por lo que pensó era el momento indicado para patear sus bolas, más sus manos siendo nuevamente tomadas y el pecho del alfa sobre el suyo nuevamente, cuando apenas hubo hecho un ligero movimiento -No te atrevas Jeonu. Te lo estoy advirtiendo- y el aliento de aquel alfa le había chocado la boca, con sus ojos mucho mas cerca de los suyos esta vez - Tengo la fuerza suficiente para asesinarte, pero no lo haré, pues no me interesa. No me hagas atarte en esta cama para mantenerte tranquilo. Estás débil y debes comer. Ya basta de esta niñería y comportate- Taehyung le dijo serio, distinguiendo como el cuerpo del chico se relajaba. Tal vez un poco convencido, al decirle aquellas duras pero sinceras palabras.

Y el alfa se quitó de sobre su cuerpo, extrañandose un poco al percibir como su piel enfriaba al hacerlo. Mas no le prestó mayor atención, pues observó como el omega se sentaba sobre aquella cama y sobaba sus muñecas.

-Lo siento por eso- dijo Taehyung con su voz sonando un poco avergonzada, ya que nunca fue su intención dañar al chico -Iré por algo para que te alimentes. Ya es medio día y debe haber ya un plato preparado para que lo hagas.

Y diciendo aquello, el peliplata tan solo salió de allí y el omega se detuvo un momento a observar el lugar en el que se hallaba.

Era una habitación luminosa, con elementos que le hicieron sentirse confundido pues se sentía extraño y desconcertado por la apariencia de aquel lugar. Porqué se sentía cálido, a pesar de lo distante que era de lo que el consideraba cómodo.

Más siendo demasiado diferente, a los fríos barrotes de acero que le habían rodeado por meses antes de llegar allí.

Y su pecho de pronto se entumeció, presionando su mano sobre el para calentarlo tan solo un poco. Pensando en lo mucho que intentó por escapar y luchó por ello en aquel lugar.

Y no importandole mucho que le castigaran por aquello.

Jeonu. Maldito Jeonu.

Aquellas palabras se habían grabado en él, pues jamás había recibido una voz que le reprendiera con tanto odio. Siendo demasiado joven como para comprender, la razón sin sentido por lo que lo hacían.

Y se detuvo a deslizar sus dedos por detras de sus talones, distinguiendo las pequeñas pero profundas cicatrices con las yemas de sus dedos. Y aunque estas ya no dolían tanto, comenzando a sanar. Las heridas parecían ser más profundas dentro de él, dudando si en algún momento se irían de allí.

Y suspiró, pues de verdad se sentía demasiado cansado, girando su cabeza por inercia hacia un lado y observando como sobre un pequeño mueble se encontraban unas pequeñas florecillas. Recordando que aquella beta las había cortado para ponerlas sobre su cabello y que seguramente aquel alfa había retirado durante su sueño.

Aquel alfa.

Era extraño el modo en que su cuerpo reaccionaba ante su presencia. No pasando inadvertido para él, la forma en que su piel se había erizado cuando este había hablado tan cerca de sus labios. Y el modo en que su lobo pegó un brinco, como si hubiese esperado por años la cercanía de él.

Y bueno, tampoco era como si antes hubiese tenido a otro alfa lo necesariamente cerca, como para comparar la sensación de ello.

Tonto lobo.

Y se reprendió, pues detestaba sentirse vulnerable. Molestandole mucho aquel instinto de su lobo por desear que le tocaran.

Por eso los evitaba y prácticamente no se acercaba a los alfas. Desconociendo muchas cosas con respecto a ellos y de lo que a muchos en su clan desconcertaba. Ya que a su edad ya debiese haber pasado siquiera alguno de sus celos con algún alfa Jeonu, mas eso no era de su interés.

No cuando él sabía que había tanto más de por medio, que un sencillo revolcón que calmase sus hormonas.

Él no era así. Jamás lo sería.

Omega ingenuo.

Y fue un pequeño ruido proveniente de algún lugar en aquella habitación, lo que le hizo tensar su cuerpo. Apoyando de manera inmediata las palmas de sus manos sobre la cama y levantándose para poder distinguir de donde venía. Entrecerrando sus ojos cuando el sonido fue más agudo.

Y casi imperceptible.

¿Qué era aquello?

Y curioso y tal vez un tanto temeroso, se levantó de aquel lugar, dejando sus pies desnudos sobre la madera y perdiendo el equilibro al erguirse totalmente. Mareandose al instante debido al hambre y el cansancio.

Caminando a pasos cortos al sitio desde donde aquel sonido salía, un poco perdido e intrigado por todos aquellos objetos que se encontraban dispuestos en todo el lugar. De apariencias desconocidas para él.

Extraño.

No acostumbraba a que la madera brillase tanto, casi como reflejando su imagen sobre ella. Así como esas grandes telas que impedían el ingreso de la luz del sol.

Es decir ¿quién no querría recibir aquella luz?

Por lo que tomó como pudo una de esas telas y tiró de ella hacia abajo, ocasionando que rompiese un listón de madera y este chocase contra el piso. Más a él no preocupandole demasiado y continuando su trayecto hacia el lugar de donde aquel raro sonido.

Era agudo, muy agudo. Lo que le ponía un poco nervioso y estuviese a punto de correr de regreso desde donde se había levantado. Escondiéndose bajo las mantas para no salir nunca más de allí.

Pero no, no sería un cobarde.

Por lo que temblando se aproximó al pequeño espacio, afirmandose sobre una de las paredes para no caer. Sintiendo de pronto sus pies demasiado fríos en aquel lugar, donde todo era demasiado blanco que le desconcertaba.

Aún asi avanzó, sabiendo que el tenue chillido no acababa y él debía llegar a el en caso de que se tratase de una amenaza y quisiera hacerle daño.

Como los demás.

Por lo que decidido dio pasos más rápidos, quedando justo sobre aquel perturbador sonido. Mas su atención deviandose totalmente al ver a un joven chico frente a él. De tez pálida, ojos oscuros y cabello corto.

Y que pareciera imitara cada uno de sus movimientos, sin poder escapar de ello y sin despegarle la mirada. Por lo que inevitablemente soltó un grito de pavor ante la situación, intentando torpemente huir de aquel lugar al tropezar y caer de espaldas en el sitio. Percibiendo como algo le tocaba los tobillos e iba subiendo de a poco por sobre sus piernas.

No.

Por lo que su cuerpo estremeció, levantando de golpe su cabeza y observando aquella cosa extraña y peluda, intentaba bulliciosamente llamarle frente a sus ojos.

Y quiso llorar, golpeando de paso a aquel ser siniestro y desconocido que le provocaba confusión. Deteniendose al instante en el que duros pasos llegaban hasta él.

-¿Pero que mierda?

-No entiendo porqué has hecho esto Taehyung -había dicho duramente su padre, al llegar por la noche con el omega en sus brazos y prácticamente inconsciente de cansancio y fatiga.

¿Y que le diría él? si tampoco tenía muy clara la respuesta. Sólo sabiendo que su lobo le había implorado sacar al chico de allí, sintiendose demasiado enfermo por la cantidad de alfas que le miraban como una simple ofrenda hacia su clan.

Lobo tonto.

Aquello le perturbó, sobre todo cuando pudo sentir el dulce aroma a jazmín que desprendía el omega mientras dormía durante el viaje. Siendo agradable y a la vez intoxicante, pues su lobo se removió y alzó para olisquearlo como si estuviese reconociendolo.

Y eso no era posible, absolutamente no. Aún cuando no pudo evitar apoyar su nariz sobre el cuello del omega para atrapar su olor, percibiendo como una punzada le golpeó el estómago y le hizo temblar de ansiedad.

-Ya Nam, creo que estás exagerando- le había defendido su padre, más aún él creía no poder defenderse de su actuar. Aunque fuese un adulto y el alfa líder del clan Kima, las reprimendas de sus padres siempre le calaban los huesos.

-¿Exagerando Seokjin? ¿Crees que todo lo que ha costado ese omega es una broma para nuestro clan?- no, claro que no lo era pensó Taehyung. Aquel chico había valido días de comida para su gente, los que ahora debería enmendar con mas jornadas de caza y pesca.

Días de sacrificio que había adjudicado gratuitamente, por el solo hecho de haber traído al chico con él.

-Pero Nam, no ves que lo ha hecho por compasión-rebatió su padre- El chico estaba expuesto a que cualquiera de esos alfas se lo llevase a su clan y quizá para que tipo de cosas deseaban hacerlo.

-Es un jeonu- le respondió seco- Ni siquiera se que podrán pensar de ti los ancianos en este momento Taehyung, podrías incluso perder tu rango por esto - eso era certero- ¿Y cómo se yo que tu objetivo con ese omega no es el mismo que todo el resto de esos alfas?- y eso no-Es decir, eres un alfa joven Taehyung ¿Acaso también lo quieres como tu muñeco de cama al igual que esa omega?

Y aquello fue suficiente.

-No tienes porqué referirte a Hana de esa forma padre- le respondió serio -Se la decisión que he tomado y tal vez si, me arrepienta de ello. Pero has sido tu quien me ha enseñado a que no permita jamás, que se abuse del más débil. Además, soy yo quién dirige éste clan, así que agradecería que se respete lo que hago. Ahora debo retirarme para que el chico descanse, con permiso.

Eso era todo lo que les había dicho en aquel momento, más en su corazón claro que dolían las palabras tan duras de su padre.

¿Y es que cómo podría creer aquello?

Y es que por más que él disfrutase de su libertad y la satisfacción que podía darle a su lobo, el nunca abusaría de una persona. Jamás lo haría, ni siquiera se acercaba a lo él era.

-Come despacio o te atragantaras- le dijo al omega.

Y es que luego de encontrarlo de espalda y tirado en el baño, decidió que sería bueno de que el chico comiese.

Y si, claro que le había llamado la atención la actitud del pelinegro, pues se había aferrado a él fuertemente como si le temiera a su imagen frente al espejo. Además de no poder ignorar la cortina rota, creyendo que sería mejor preguntar luego sobre ello, pues el chico ahora solo estaba empecinado en casi ahogarse con la comida.

¿Hace cuanto que no lo haría? se preguntó el platinado, observando como el omega tomaba con sus manos el trozo de carne, la ensalada y fruta a la vez. Ignorando totalmente los cubiertos a su disposición.

Y Taehyung consideró que sería inútil insistir en que los ocupase, siendo evidente que el chico no sabría como usarlos.

-¡Ey con cuidado, te vas a atorar!- levantó sin querer un poco su voz, al ver como el chico comenzaba a toser y golpear su pecho con una de sus manos- Bebe un poco de agua- le dijo apuntando el vaso sobre la charola encima de la cama, a lo que este comenzó a beber el líquido rápidamente y no despegando la vista del animal sobre su cama y que parecía deseando robarle su comida.

-¿C-como te llamas?- le dijo el alfa sonando un poco tímido, pareciendole muy extraño el sonido de su voz. Más no recibió respuesta alguna ante su pregunta - Su nombre es Marea- insistió- Lo he encontrado hace días atrás y a orillas de la costa deambulando solo. Y bueno, le he puesto así porqué es demasiado inquieto - finalizó y sin embargo el omega le miraba sin comprender mucho lo que hablaba.

Pero claro, el chico vivía en las montañas y era muy probable que desconociese a lo que se refería.

-¿No conoces el mar cierto?- el chico solo se mantuvo en silencio- ¿Quisieses ir conmigo por la tarde a verlo? Creo que te podría parecer agradable - y Taehyung suspiró, pues el pelinegro omega parecía más pendiente de que el animal no le tocase, a la conversación que intentaba mantener con él - No te lastimará, tan solo desea que lo acaricies - y se aproximó hasta él, apreciando como sus oscuros orbes se expandían antes su acercamiento- Hazlo de este modo, mira- le dijo pasando su dedos por el pelaje del animal y arrastrandolos hacia atrás, repitiendo la acción.

Y el omega miró curioso, ya que jamás había visto algo así. De colores naranjas, negros y manchas blancas, pareciendo desear hipnotizarle con sus cristales ojos turquesas.

-Vamos, no te hará daño- le envalentonó el alfa, tomando su mano entre la suya y él retirandola de golpe casi por inercia. Diciéndole con la mirada que no le tocase y que él lo haría solo.

Por lo que con precaución apoyó sus yemas sobre el pelaje, tocando y alejando cada tanto para acostumbrarse a la nueva sensación. Viendo como el animal se movía empalagoso buscando más de sus caricias.

Está bien.

Por lo que adquiriendo confianza presionó con mas seguridad e imitando el movimiento que el peliplata le habia enseñado. Provocando que el animal emitiera una extraña vibración y él corriera su mano con fuerza y con un grito.

Viendo como el pequeño animal le miraba extrañado y la risa del alfa le llenaba los oídos.

El viento chocó frío sobre su rostro, dejando entrever que el sol ya bajaba y la noche comenzaba a aparecer.

Noche.

Y él fijó su vista en las estrellas, apreciando los primeros astros que aparecían dibujandose en el cielo. Preguntándose cuan lejos estaría de su hogar y cuanto se le dificultaría poder regresar, si tomara la de decisión de aquello.

Más entendiendo lo imposible de su pensamiento.

-Ven, vamos - pronunció el alfa a su lado, quién le había prestado ropa abrigada y necesaria para tolerar el frío de la tarde.

Y se sintió extraño, pues aquellas prendas se percibían pesadas y él sentía entorpecían sus movimientos. Casi cayendo al dar un primer paso con el objeto que envolvía sus pies.

-Eres demasiado lento, si no nos apresuramos no alcanzaremos a ver la puesta de sol.

¿Puesta de sol? pensó el pelinegro, ignorando a que se refería el alfa y a qué sitio le llevaría. No pudiendo negar la desconfianza y temor que sentía en aquel momento. Teniendo claro que si éste intentaba lastimarlo, él se defendería hasta al menos hacerle sangrar.

-Pagaría por saber en qué piensas tanto- le dijo de pronto el peliplata, mientras no dejaba de caminar y él intentaba seguirle los pasos, apretando con sus dedos la tela de la prenda que llevaba sobre su cuerpo. Escuchando un sonido extraño que parecía desvanecerse y aparecer interminete sobre sus oídos.

Y le vio sonreir, distinguiendo como el plateado del largo cabello del alfa, contrastaba con su piel color caramelo. Sintiendo un poco como sus mejillas se calentaban y en su vientre se formaba un nudo, asimilando la evidente belleza del chico.

Ya basta lobo.

Comprendiendo que aquello solo se debía a la cercanía que estaba teniendo con el chico y que nunca había aceptado de otro alfa. Su cuerpo reaccionado por instinto a nuevas situaciones, las que si bien le desconcertaban, las respondía a su naturaleza animal que como siempre, pedía salir a luz.

-Suelo venir siempre a éste lugar cuando necesito pensar- le señaló el alfa, a la vez que ambos caminaban por entre arbustos con pequeñas flores de color amarillo y hojas que a veces le picaban a través de la ropa- Es una especie de lugar secreto así que sientete afortunado.

¿Afortunado?

¿De qué modo estar en aquel lugar podría cosiderarse fortuna? Pensó el omega. Cuando todo se sentía tan diferente e incorrecto. Tan distante de lo que él era.

O de lo que fue.

-¡Ey, con cuidado!- le gritó el peliplata una vez le apreció resbalar en un pequeño cúmulo de lodo, mientras comenzaba a bajar por entre los arbustos y estos le pasaban sobre la cabeza en altura. Aquel sonido tornandose más fuerte y claro, asimilandose mucho al chapoteo del agua cuando solía nadar en la laguna - Debes sostenerte bien o si no caerás- añadió el alfa mientras estiraba una de su manos con intenciones de que él la tomara. Más él solo escondiendola y bajando por si mismo. Escuchando como el peliplata reía y retomaba su andar.

Ni lo pienses lobo.

No dejaría que lo tocara. Eso nunca.

Y sus manos ardieron al sujetarse con la frondosa hierba, pinchadose con las pequeñas espinas que salían de ella, quejándose silenciosamente por su opción de no tomar la mano del alfa.

Aún así no lobo.

Y suspiró pesado, llamando la atención del alfa quien le miró enseguida.

-Ya falta poco, llegando abajo te darás cuenta que lo que has caminado valió la pena- le dijo, sin detenerse mientras él hacía el esfuerzo de no caer enrredandose con alguna raiz o resbalando por lo inclinado del sendero. Angustiandole un poco la poca luz que en el cielo prevalecía y como el viento se volvía cada vez más frío e intenso.

Estarás bien, estarás bien.

Se repitió mentalmente, tratando de sopesar sus posibles ideas de que el alfa intentará herirlo o sobrepasarse con él. Apretando los dientes resultado de su nerviosismo.

No pienses, no pienses.

-Casi llegamos - dijo el peliplata, a la vez que sus oídos se saturaban de algo parecido a la lluvia.

Era agua, podía concluir. Sin embargo esto le parecía un modo más poderoso de ella.

Percibiendo un aroma diferente a cualquiera que alguna vez hubiese conocido. Frunciendo su nariz para intentar distinguirlo.

Más no logrando hacerlo.

-¡¿Crees que puedes saltar? Ya hemos llegado!- le dijo el alfa en lo que parecía el final del camino, percatandose de como se formaba un pequeño monticulo no muy alto, desde el cual debía saltar.

Y no respondiendo imitó el movimiento que el alfa había hecho para llegar allí y desquilibrandose al pisar el suelo. Apreciando como una especie de piedrecilla muy fina y de color amarilllento hundía un poco sus pies, deteniendose momentáneamente a analizarla.

¿Esto?

-Es arena- la voz del alfa apareció de repente y entre todo el bullicioso sonido que se agolpaba en él - ¿Es bonita cierto? Y eso no es todo, mira hacia allá- le dijo a lo que él levantó su cabeza, viendo como el peliplata apuntaba hacia un lugar al horizonte. Provocando que su corazón pareciera haberse detenido, al apreciar como una gran cantidad de agua se presentaba frente a ellos en ese lugar.

Caminando lentamente a medida que apreciaba como aquella agua, se acercaba y retiraba, dejando un sonido que rompía y desvanecía a la vez.

-Es el mar- pareció pronunciar el alfa, pues el apenas y se percataba de su voz. Ensordecido y perplejo ante lo que veía. Con su pecho calentandose, tan pronto distinguió los colores que rodeaban al astro más imponente del cielo y el cuál parecía comenzar bajar para fundirse en el gran campo de agua.

Y sintió de pronto su cuerpo quemar, asumiendo lo que este pedía de él.

Entendiendo lo que debía hacer.

Mientras el alfa apreciaba la inmensidad de aquella costa a sus espaldas, admirando cada silueta que las olas dejaban al romper. Y pareciendole que fuese ayer cuando descubrió aquel lugar por primera vez.

- Es un lugar hermoso¿Te ha gustado no es verdad? - le dijo Taehyung, girando su cabeza hacia un costado y sintiendo que su garganta se secaba de repente -E-ey ¿q-que se supone que haces? - su voz temblando ante lo que veía.

El omega retirando su última prenda y quedando desnudo frente a él. Sintiéndose ruborizado y con el corazón latiendole con fuerza, desviando nuevamente su mirada. Intentando evitar no ver la figura del pelinegro.

Más parecía que al omega poco le importaba la presencia del alfa en aquel momento, incluso el peliplata podría asegurar que le ignoraba. Sobre todo cuando con determinación caminó hacia la orilla mojando sus pies y arrodillandose frente al oleaje.

-Ey... e-enfermaras. Lo mejor s-será que te cubras- pronunció nervioso el alfa, claramente afectado por el bonito cuerpo del chico, el cual en estiraba sus manos bajo la arena y la arrastraba sobre su pecho, piernas y brazos. Manchando con las yemas de sus dedos, puntos perfectos sobre su rostro. Tarareando suave el sonido de algo similar a una canción.

No te escondas.

Levantándose rápidamente, una vez la luz sobre el horizonte se hundió demasiado veloz bajo el agua. Doliendole el pecho al pensar que no le alcanzaría a pedir por él.

Por ellos.

Traerlos de regreso o ir él hasta donde se encontraban.

Pues sabía que solo las brillantes luces del cielo le escucharían y ayudarían a volver.

Y que todo fuese como antes.

Sintiendo como un sollozo involuntario escapaba de su boca y él comenzaba a correr. Mientras la fría agua le mojaba los tobillos e iniciaba su ascenso hasta sus rodillas y muslos. Bastante despreocupado como para percibir como le empezaba a cubrir de a poco el cuerpo.

Por favor.

Determinado a solo alcanzar el último rayo de luz que se perdía bajo el salado líquido y que ahora le chocaba la boca. Llorando desgarradamente al sentir que fallaba una vez más y no podía ayudar en nada a su gente.

Deseando solo desvanecer en aquel lugar y hundirse bajo el agua. Percibiendo como de pronto unos brazos le aprisionaban y parecían no querer soltarle - Ey tranquilo. Te tengo...te tengo - relajando su cuerpo en aquel instante y con su garganta hiriendole, aferrandose al alfa solo para continuar llorando.

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