Querido chico suicida:

Desde que Chifuyu habló conmigo sobre tus últimas palabras, mis pesadillas han aumentado.

Sueño contigo, ambos somos adultos y vivimos en el mismo apartamento, tenemos muchos gatos, casi al punto de parecer una tienda de mascotas.

Pero somos felices, lo se por la sonrisa que me muestras en aquellas pesadillas.

Muchos dirían que esas no son pesadillas.

Pero para mí lo son.

Se convierten en pesadillas desde el momento en el que despierto.

Al despertar siento aquella presión en la zona del pecho, mi garganta se cierra y mis latidos se aceleran de una forma espantosa.

Quien hubiera creído que ahora eres tú el motivo de mis ataques de pánico.

Ayer le pedí a Chifuyu que se quedara conmigo, para dormir a su lado, él no se negó, supongo que vió en mis ojos el terror ante la idea de tener otro ataque.

Su cuerpo es tibio, la cama era lo suficiente grande para estar cada quien por su lado, pero pude sentir su calor de igual forma.

No sabía cuánto deseaba sentir otra vez el calor de una persona hasta que dormí con él.

Tal vez se lo vuelva a pedir de nuevo otro día, no quiero acostumbrarme, pero realmente es algo que necesito.

No quiero pensar en el como un remplazo de tí, Chifuyu es todo lo opuesto a tí.

Y es por eso que lo necesito, para dejar de pensar en tí, al menos por las noches.

Se que Chifuyu aún te extraña, al igual que yo.

Tal vez esto nos ayude a ambos.

No sabes cuánto de extraño, Keisuke.

~Atte tú Yukio.