── 018
❝ MAROON ❞
HELAENA TARGARYEN ✗ FEM! oc
| menciones de suicidio |
HELAENA OBSERVO QUE T/N ESTABA RECOGIENDO LA MESA COMO SI AQUELLO LA TRANQUILIZARA, de alguna forma. Inclinó la cabeza como un cachorro mientras jugueteaba con sus dedos llenos de anillos. No estaba segura de si sería o no una buena idea ayudar; era sólo que su pelo era tan bonito y sintió una oleada de familiaridad cuando la vio, no pudo evitarlo. Se mordió el labio, indecisa de sus acciones, y se acerco despacio, tan silenciosamente que hizo que T/N diera un respingo cuando su mano quedó a la vista. La sirvienta levantó las cejas cuando ambas se miraron, el violeta chocando con el azul; Helaena juró que si seguía mirandola se derretiría, así que apartó la mirada rápidamente y soltó una mueca al ver una de sus arañas arrastrándose por el lateral. Debió de habérsele escapado de los bolsillos durante la cena.
La princesa dragón se sobresaltó cuando se oyó una voz suave a su lado.
──── ¿Es Aelar? ──── preguntó la muchacha, insegura si era buena idea hablar tan libremente con la hija del rey. La mente de Helaena burbujeó hasta que finalmente estalló con la comprensión. Ella asintió, sonriendo gentilmente como siempre.
──── Sí, mi dōna valītsos ──── ella no se da cuenta del deslizamiento en alto valyrio hasta que sale de sus labios, pintando su cara de un tono rosado suave, lo que solo hizo que T/N riera con ternura mientras asentia en comprensión.
──── Issa gevie ──── tararea. Es hermoso.
──── ¿Sabes valyrio? ──── ahora es el turno de T/N para enrojecer. Ella mira hacia abajo en la mesa y luego vacilante vuelve a mirar a Helaena.
──── Mi tía era una septa, mi familia no es de alta cuna, pero ella... ──── duda y luego traga saliva ──── Quería que tuviéramos alguna oportunidad de, bueno, encantar a alguien de estatus para mejorar nuestra posición ──── las dos muchachas se miran sonrojadas. Helaena intenta contenerse, realmente lo intenta como le dice su madre pero no puede evitarlo.
──── Lo haz hecho ──── asegura con torpeza. Una sensación de confusión la invade, como si Aegon le hubiera vuelto a llenar demasiado la copa aun cuando a ella no le gustara el vino. Espera que T/N tosa y se disculpe para retirarse, pero no lo hace, sino que se acerca. Siente el golpe de su corazón empujando contra su pecho, el sudor en sus manos solo se vuelve mas denso a medida que mas cerca se encontraba de la muchacha. Finalmente, el largo silencio se disipa cuando Helaena se ríe y toma la cálida pero áspera mano de T/N entre las suaves suyas. Se miran la una a la otra y las tonterías de deberes, maridos y estatus se ahogan porque el agua se ha calentado por el sol siempre presente del que ninguna se dio cuenta hasta que ellas también cayeron al mar.
La noche transcurrió entre risas y riesgos. Helaena recostó su cabeza en el regazo de T/N a la mañana siguiente. Estaban fuera, en los jardines de la Fortaleza, en uno de sus escondites. Mientras la joven doncella sostenía uno de los libros de la septa en la mano y leía tratando de apartar de su lengua las palabras mal pronunciadas, la princesa solo podia mirar con ternura como ella trataba de hablar su idioma.
──── Skori dārilaros Nȳhmēria llegó isse dorne, mazēdas- ──── "Cuando la princesa Nymeria llegó a dorne, tomó-"
──── Ri-Laros, no rylaros ──── ella corrige a la ligera, riendo. La chica la imita, pero continúa con aún peor pronunciación ahora.
──── ¿Cómo terminamos aquí? ────
──── El vino de tu marido, así es como terminamos aqui ──── Helaena arruga la nariz. De repente salta y extiende sus manos hacia ella, su vestido arrugado y algo sucio solo la hacia ver mas bella y radiante ante los ojos de la sirvienta.
──── Baila conmigo ──── ella estaba segura de que nunca había sentido más confianza antes. T/N duda, pero el alcohol está tomando el control de su cuerpo y mente. Helaena la levanta y la empuja, algo tan íntimo en la forma en que giran la una con la otra. T/N suspira y se aparta suspirando del lado de la princesa; la cara de Helaena decae con tristeza, pero ella solo se limita a quitarse los zapatos y hacerlos rodar contra el árbol de hermosas hojas granates, del mismo tono que el vino que chapotea junto a ellas.
Helaena comienza a sonreír y la copia antes de volver a juntar sus manos y continuar sonriéndose la una a la otra. Ella mira al cielo con felicidad.
──── Cuando nos conocimos... ──── rompe el silencio. Vuelve su mirada hacia ella, el sol iluminaba sus facetas delicadas y suaves, y el aire fresco de la capital hacia volar sus cabellos marrones de un lado a otro con suavidad.
──── En realidad fue hace un año ──── murmura, sus dedos se entrelazan. Ambas se acercan demasiado para ser sólo amigas, solo confidentes.
──── Me sentí tan tonta porque derramé vino sobre ti. Estabas sosteniendo la jarra para Aegon y mi mano resbaló. Estaba tan asustada ──── T/N asiente con una suave sonrisa, recordando a la perfección aquel momento ──── Quise ayudarte pero madre estaba frustrada, y no quería hacerla estallar ──── el aire se vuelve incómodo luego de la revelación de la princesa, era bien sabido el caracter de la reina, todos en la Fortaleza lo sabían.
──── Sabía que te manché el delantal así que te compré otro especialmente, aunque nunca supieras quien te lo enviaba ──── Helaena presiona su dedo índice para juguetear con un dragón en la esquina del delantal que ahora usaba, aquel que ella mando a bordar para la chica ──── Sin embargo, estaba demasiado ansiosa por decirte que era yo ──── su cara se torna de un color rojizo totalmente diferente a su actual tono de piel blanquezino. T/N se inclina aún más hacia ella y ladea la cabeza, imitando a su amante, logrando que aquel color se volviese aun mas fuerte.
──── Lo sé, hermosa ──── susurra aun cerca de sus labios. Helaena traga saliva antes de darse cuenta de la gravedad de su enredo. Ya no puede permitirse sacrificar su felicidad, no puede seguir fingiendo tranquilidad en una familia donde todos eran egoistas y pretenciosos.
La joven princesa se inclina para capturar los labios de T/N en un suave beso, algo timido y delicado. Siente como si una ola de dulce azúcar se filtrara en su boca mientras sus dientes chocan ligeramente contra los labios granates que la hacen sentir tan cómoda.
Aquellos labios que la hacian sentir en casa.
[ ... ]
Helaena está inconsolable y por primera vez se permite estar enojada. Enojada con Aegon. Enojada con Alicent. Enojada con T/N porque fue ella la dejó.
La abandonó, dejandola sola. Rompiendo la unica promesa que le habia hecho hacer.
Alicent se frota la frente con cansancio mientras intenta atenuar el espectáculo de su hija. Helaena solloza de mala gana en sus propios brazos, todavía empujando a su madre lejos de ella. Ella se lo ha buscado, a fin de cuentas. Finalmente, Helaena se detiene y el silencio es ensordecedor, incluso más tortuoso de lo que cabría esperar.
La princesa dragón tiembla como una hoja y el pánico la hace sentirse mal. Nunca le ha importado mucho la guerra ni sus consecuencias, pero cuando mira a través de sus sueños, ve a T/N junto a Aemond. En un delirio, lo ve cogiendo en brazos el cuerpo inerte de su amante, los ojos inquietantemente huecos de los que sólo puede escapar en sueños la miran fijamente, culpándola.
Ya no puede mirar las flores, no lo soporta, ni siquiera cuando su hermano intenta animarla. Aemond nunca entendió por qué llamaba rosas a los claveles, no sabía que por un día T/N sabía algo que Helaena no, y menos aún las miradas secretas que las dos mujeres compartían tan a menudo. Al acercarse a ella, vacila y duda. No estaba completamente despistado, sabía del afecto de su hermana por la sirvienta, sólo que no se daba cuenta de cuán profundo era, de hasta donde llegaba la amistad y cuando comenzaba algo mas que afecto.
Él sabía que Helaena lo culpaba, si él no hubiera perseguido a Lucerys ese día entonces Daemon nunca habría luchado por tal derramamiento de sangre de su sobrino.
T/N no se habría lanzado delante del pequeño príncipe Jaehaerys y alertado a los guardias demasiado tarde. Para su tío, esta muerte significará poco para él, no es suficiente, no entiende cuánto castigará esto a Helaena. Nadie lo sabía.
──── ¿Qué es lo que quieres? ¿Que su muerte sea en vano? ──── Alicent finalmente suelta un chasquido. Helaena le fulmina con la mirada, y la reina solo puede contemplar sorprendida como su hija, aquella asustadiza y delicada niña, hoy es una mujer que la mira con furia y resentimiento en sus ojos.
──── Quiero que se sacrifiquen. Aman a la corona más que a cualquiera de nosotros, quiero que se rindan ──── sabe que no lo harán, sabe que los ojos de Aemond parpadean culpables por la habitación; ni siquiera él aceptaría un intercambio así. Ella era sólo una tonta sirvienta para ellos. Para Helaena ella es el sol... su sol.
Pero ellos no lo entienden. La princesa decide que ahora odia el tiempo pasado, odia sus recuerdos, odia sus momentos felices, odia su capacidad de ver lo que vendrá.
Helaena mira dentro de las cámaras en las que se negó a entrar horas antes. Está mal, sin ella ahi es demasiado morboso: estaba entrando en una tumba de arrepentimiento. El amor que había albergado con tanto cuidado no se le escaparía.
Sólo una semana después permitió por fin que sus criadas la bañaran y vistieran. Su vestido de antes estaba empapado en sangre mientras aullaba con el cuerpo de T/N yaciendo inerte contra su regazo, su piel fria y sus ojos inertes, sin ese brillo caracteristico la perseguian con constancia.
Ahora era su turno de recostar la cabeza en su regazo y susurrarle historias lejanas. Fue culpa suya que su amada falleciera, pero al menos podría unirse a ella con un solo movimiento de su mano.
Helaena bajó a la bañera con los ojos cansinamente cerrados. Levantó una mano vacilante para presionar la sensible marca de su clavícula con el filo del cuchillo. La exhibía con orgullo, tal como su madre le habia enseñado desde pequeña.
Un dragón nunca baja la cabeza, un dragón debe mantener su frente en alto y el orgullo intacto.
Pero ahora le daban ganas de sollozar, ganas de olvidarse todo aquello que aprendio con los años, de todo aquello que su familia habia hecho y todo lo que, por consecuencia de sus egoistas acciones, le habian arrebatado.
Más tarde se despertó con la pesada sensación del arrepentimiento quemándole la sangre. Debería haber huido con ella a Essos, como había prometido luego de una de las tantas lujuriosas noches que habian pasado juntas, pero ¿y los niños? Sus pequeños principes aún no habían crecido, no podian llevarlos con ellas, y auunque pudiesen, no se irian tranquilas sabiendo que su familia las buscarian por cielo y tierra.
Con mano pesada, toma de mala gana pluma y pergamino. Si va a tener su propio legado, al menos puede asegurarse de que el amor de su vida sea recordado. Su temblorosa mano escribe con prisa sobre el papel manchado de sangre y lagrimas, pero una sonrisa decora la cara entristecida de la princesa.
Pronto todo su sufrimiento acabará, pronto vera de nuevo a su verdadero amor.
───── 𝐖𝐑𝐈𝐓𝐓𝐄𝐍 𝐁𝐘
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