¡LITTLE THING!

AEGON II TARGARYEN ✗ FEM! oc

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     AEGON PODRIA SER UN INSUFRIBLE BORRACHO IDIOTA, que amaria burlarse de la legitimidad de tus hermanos y de cualquiera que pudiese ser llamado hijo ilegítimo o bastardo, pero cuando se trataba de ti, aegon se volvia una persona completamente diferente.

 Aegon de niño era dulce y suave contigo, atento y siempre respetuoso cuando se trataba de ti. Eras su unico soporte en ese lugar, encontraba consuelo en tus brazos cada vez que su madre lo regañaba y perdia su paciencia llegando a los golpes, o cada vez que su padre lo ignoraba y lo hacia sentir menos. La mayoria ignora todo el maltrato y los traumas que el joven principe llevaba sobre sus hombros, siendo tu la unica que se mantuvo a su lado, evitando que se descontrolara y causara aun mas problemas.

 Aegon de adulto se volvio aun mas demandante contigo, y no ayudo que luego de años cortejandote te hubieses vuelto su esposa en vez de su hermana, Helaena. Aegon vivia pegado a ti, no habia forma ni razon que lo hiciese separar sus manos de tu cuerpo, y no inocentemente.

 Aegon te amaba, era consciente que gracias a ti era un mejor hombre; su vicio por el vino habia disminuido al punto de ya casi no tomar, o solo una copa en algun festejo importante, habia abandonado a sus "amigas" en la calle de seda tan pronto tu te enteraste de lo que hacia alli cuando sus deberes lo sobrepasaban y necesitaba una atención especial. Era un hombre completamente diferente, irreconocible a los ojos de su propia madre incluso.

 Gracias a ti, el habia dejado todo tipo de adiccion. Con la consecuencia de volverse adicto a ti.

 A cada hora de cada dia, Aegon estaba a tu lado, como si su mundo giraba a tu alrededor tal y como el te habia expresado en cierta noche donde sus pesadillas lo exasperaban. Ya te habias acostumbrado a su insistencia, y hasta te habias encariñado con la idea de que el te necesitara tanto al punto de seguirte hasta al baño cada mañana.

 Si le preguntasen que momento del dia amaba compartir contigo el diria que definitivamente eran las mañanas o las noches, especificamente el momento en el que ambos podian descansar en la comodidad de la gran cama que habia en su enorme recamara.

 Aegon sentia que ese era su lugar en el mundo, con su rostro enterrado entre tus pechos desnudos y sus manos en cualquier parte de tu cuerpo, tus suaves caricias lograban destensar cualquier musculo de su cuerpo mientras repartia chupones y mordidad en tu sensible piel. Eras intoxicante, lo habias vuelto adicto con tu aroma y tu calor.

 Aegon era el hombre mas feliz del mundo cuando te veia jadeando y gimiendo, tu cuerpo sudoroso temblando sobre o debajo de el, su miembro profundamente enterrado en ti mientras tenia una magnifica vista de tus pechos moviendose con el fuerte impulso de sus caderas contra las tuyas. Una parte sadica de el disfrutaba enormemente hacerte llorar... en la cama, claro. Su miembro siempre se endurecia cada vez que te veia extasiada por el placer que te daba, le enorgullecia saber que su amada estaba siendo satisfecha, su ego se iba por las nubes cada vez que su nombre se escapaba de tus labios en gritos que, seguramente, recorrerian cada pasillo de la Fortaleza Roja.

 Aemond en la habitacion de al lado no estaria muy contento, creo.