❝ Decimoseptimo Episodio ❞
Las gotas de llovizna caían al suelo, siendo el anuncio de una pronta tormenta.
Quizás Kagura no lo pensó mucho cuando abandonó la comodidad de su cama para vestirse y salir a este frío del diablo. Su estado va a empeorar y lo sabe. Le picaba la garganta como nunca, quiso abrir su cuello y rascarse hasta morir.
Llevaba puesto su cubrebocas y abrigada como si saliera de excursión al polo Sur.
El viaje hasta llegar a la ubicación fue eterno, pero había llegado.
No había un plan exacto para esto, pero estaba lista para afrontar cualquiera de las consecuencias. Cualquiera de los escenarios.
Menos este.
Había llegado al segundo piso de las oficinas del lugar donde en un pasillo estaba él, Sesshomaru, pero no estaba solo. Su amante estaba con él. Que estúpida ¿Como no lo predijo?
Los dos la miraron como si fuera una extraña, como si ella estuviera de más ahí. Posiblemente tengan razón.
La mujer mayor no encontró que decir, ni siquiera un saludo. Se quedó con las palabras atoradas en su boca, no encontró remedio alguno que sólo dar la vuelta y largarse.
Que ridículo. ¿Por que estaba ahí en primer lugar?
─ Kagura ¿A donde vas? ─ La voz de su ex sonó detrás de sí, ella se detuvo sin mirar atrás. Tosió antes de responderle.
─ ¿Donde crees? Ni siquiera sé porqué vine. Mejor dejame.
─ ¿No puedes tomarte unos minutos sin que te controlen tus impulsos salvajes? No estábamos haciendo nada.
─ ¿Qué estás insinuando? ─ Kagura murmuró entre dientes, volteó a verlo, mientras trataba de hacerle caso y no explotar ahí mismo. ─ Ahora que recuerdo no me pediste que viniera─ tosió─ , yo quise hacerlo, así como ahora quiero irme a menos que me des una razón para seguir viéndote la cara de culo.
─ ¿Porqué te cubres? ¿Tienes algo en el rostro?─ Preguntó cambiando de tema.
─ Estoy enferma, pedazo de idiota. Tu, luces muy bien para haber sufrido un accidente que hizo puré a Sacro. ─ escupió.
Sesshomaru la miró como si ella hubiera dicho la peor de las blasfemias. Se contuvo ¿Y si era un truco para distraerlo? Comenzó a dar algunos pasos mientras que ella lo esperó ahí, cruzada de brazos.
─ Fue porque no estuve ahí cuando ocurrió.
─ ¿Qué ocurrió?
─ Te voy a pedir que te quites la mascara.
No hubo espacio para jugar hacerse la desentendida, aún guardaban un metro de distancia, algo prudente si Sesshomaru no quisiese contagiarse. Kagura estaba tan segura de si misma. Nada que ocultar. O lo está ocultando muy bien. Muy bien.
─ Alguien ─ el hombre comenzó. ─ Se tomó la molestia de saber dónde y a que hora dejaría estacionado a mi auto, y esperó pacientemente a que no hubiera ningún policía en la zona. Robó a Sacro ¿Cómo logró meterse adentro y encenderlo? Todavia no lo sé. Un ladrón cualquiera se lo llevaría como un gran premio debido a su valor, pero, este ladron fue un maniatico, lo estrelló.
Sesshomaru grabó en su memoria las expresiones faciales de Kagura a medida que avanzaba su relato, como si aquella información fuera nueva para ella. Quiere creer que es así. El silencio de Kagura fue luz verde para proseguir.
─ Lo estrelló, ese era el objetivo.
─ Matarse más bien. ─ Kagura rió con sarcasmo.
─ Esa es la parte más interesante de todo este asunto. Para cuando la policía acudió al accidente, no había nadie allí. No había cadáver o heridos, ni siquiera restos de sangre. Ni huellas digitales, ni un pelo. ¡Nada!
Sesshomaru quiere volver a enojarse de solo recordarlo. Además del valor económico, Sacro era algo significativo, un recuerdo vivo, una obra de arte. Y así, sin aviso, como lo narró, lo robaron para hacerle el más impuro de los daños.
─ Este... ─ Kagura puso cara de no poder creer todo el relato. Haciendo un esfuerzo por no reír, delatarse así sin más.
¿Sesshomaru, me estás probando?
─ Este fantasma realmente se tomó la molestia de cuidar esos pequeños detalles. No hay testigos hasta ahora.
─ ¿Y las cámaras?
─ La cereza sobre el pastel. Estuvieron fuera de servicio.
─ No...
─ Si. ─ Sesshomaru asintió. ─ Desde hace ocho días.
─ No puedo creerlo. No te creo. Estás inventando.
─ ¿Te parece que puedo estar a estas horas de la noche en este lugar inventando estos disparates?
─ ¡No sé qué decirte! ¡Es tan bizarro!
─ Si, bizarro. ─ él acortó su distancia. ─ Qué no se sepa quién fue. Si era hombre o mujer, si fueron uno o varios los involucrados. Dijeron en las noticias que se trataba de un fantasma... o que se lo llevó el viento. ─ Aquel tono ya había descendido a ser irónico. ─ ¿Tú que crees que haya sucedido? ¿Sabes algo?
─ Espera, espera un momento. ─ Kagura captó de inmediato a dónde quería ir, ¡Si lo conocía mejor que nadie! Antes de responder sacó un pañuelo de su bolsillo y se limpió la nariz. ─ Mira, no se si estás tratando de insinuarme cosas. No me andes lanzando indirectas, si me quieres decir algo. Me lo dices ahora, a la cara.
─ Tú eres de las contadas personas que saben hay otras llaves. Y Qué casualidad que no apareciste en todo el día.
─ Hombre... además de estar tosiendo, se me están cayendo los mocos. ¿O quieres un certificado medico también, estúpido?
─ ¿Esa es tu coartada?
─ ¡Si hay algo que realmente que odio es son estos jueguitos! ¿O qué? ¿O qué? ¿No te quedan los pantalones?
─ ¿Tú lo hiciste? ─ finalmente preguntó. Entonces si así lo quería, tomar la verdad en sus ojos a cambio.
Buscó y buscó la mentira, la mascara, la burla. No la encontró. Encontró la llama que caracterizaba los ojos de esa mujer. Aquella que conseguía todo lo que quería. Veía el desafío en sus ojos, la seriedad. No flaqueó en ningún momento.
Quiso sentir alivio.
─ No, no lo hice. ─ clavó sus ojos en él como si quisiera perforalo.
Suspiró de alivio, dejando salir todo ese aire contenido.
─ Es todo lo que quería escuchar.
─ Yo vine por que pensé que por alguna razón te estabas muriendo o algo así. Pero me equivoqué, estás bien, bien, bien acompañado. Oh jaja estás invirtiendo bien de tu tiempo. ─ rió con sarcasmo.
─ No me andes lanzando indirectas, si me quieres decir algo... ─ Sesshomaru replicó las palabras anteriormente dichas por Kagura, claro, sarcastico también
─ Te odio. Vete al diablo. ─ Dijo Kagura, aún si estaba sonriendo, estaba molesta.
Ahora si podía borrarse de la escena. No era muy buena señal si ni siquiera había pasado un día y ya la estaba señalando. O bueno, no contó con la parte de que Sesshomaru realmente era de los tipos que odiaban los problemas. Entonces, su lista de enemigos era bastante corta.
Anota eso mentalmente. Que ni siquiera piense en volver a provocarla.
Aunque el señorito se le vio bastante tranquilo ante semejante cosa. O lo superó demasiado rápido o solo fue una fachada ante ella.
Para cuando llegó hasta la puerta principal y salió se percató de la tormenta que se había desatado. Maldijo por lo bajo mientras se volvía a colocar el cubre bocas.
Bien, era esperar a que se detuviera la lluvia. O esperar a que Sesshomaru se fuera para encontrarse con Bankotsu aunque seguramente su turno haya terminado. El viento helado danzaba por donde pasaba. Tosió de nuevo.
─ ¿Esperas a alguien? ─ Sesshomaru se apareció detrás suyo. Ya estaba abrigado y listo para salir.
─ Achis~─ estornudó─ y Si esperara a alguien, ya no te incumbe.
─ ¿Donde esta tu auto?
─ No lo traje, no me sentía bien para conducir.
El hombre asintió. Pensaría que es un hermoso modelo de revista así como estaba, ese rostro, esa piel, y su vestimenta solo realizaba su belleza. Lo halagaria, si no fuera por aquella horrorosa situación entre los dos. ¿Porqué no se va?
─ ¿Qué hay de tus sirvientes?
─ Ya se fueron, todos.
Por algunos instantes solo se escucharon las gotas de lluvia caer mientras el viento se las llevaba.
─ Empeorará tu estado si sigues aquí afuera.
─ Ah, no me digas.
─ Dejame llevarte.
─ ¿Por qué de repente tan amable? ─ apenas terminó de preguntar tosio, tosio casi violentamente.
─ Vamos. ─ Dijo él, mientras consiguió llevarsela.
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