CITA DE TINDER

ʕ⁠´⁠•⁠ᴥ⁠•⁠'⁠ʔ el edit está más abajo

🍂 Don Migue descargó Tinder después de ver que todos sus amigos ya tenían pareja o familia, mientras que él solo tenía un gato

🍂 Al principio, la idea de tener citas le emocionó, pero cuando se sentó a crear su perfil, las inseguridades comenzaron a surgir: ¿No se veía raro que un hombre de su edad estuviera buscando algo serio en una app de citas? ¿Quién querría hacer match con un señor como él?

🍂 Después de pensarlo, Don Migue decidió embellecer un poco la verdad. Editó su cabello canoso, algo que jamás le había molestado antes, suavizó algunas líneas de expresión y redujo unos cuantos años a su edad, presentándose como un treintañero. Al final, parecía otro hombre en la pantalla, aunque no dejaba de preguntarse si aquello estaba bien

🍂 Pasaron unos días en la aplicación hasta que finalmente hizo match con una chica llamada Amelie. En su perfil, ella contaba que era fotógrafa para una revista y vivía en una ciudad cercana, a pocas horas del rancho. Físicamente, todo en ella le gustaba, pero había un pequeño detalle: Amelie tenía solo veintiocho años

🍂 Al principio consideró rechazar la conversación, pero conforme intercambiaban mensajes, sentía que cada vez tenían más en común. Amelie también parecía disfrutar de sus charlas, y pronto, los mensajes se volvieron diarios. Hasta que, inevitablemente, llegó el momento en que ambos supieron que querían verse en persona y finalmente decidieron planear una cita para conocerse cara a cara

[...]

🍂 Don Migue decidió acudir a la casa de su amigo Leonardo en busca de una segunda opinión y de paso, algunos consejos. Después de contarle cada detalle de su situación, guardó silencio, esperando la reacción de su amigo con algo de vergüenza y mucha expectativa

🍂 "Miguel… ¿no crees que…?" comenzó Don Leonardo, mirándolo seriamente. "No sé... ¿tal vez sea muy joven para ti? 🤨"

🍂 "Pues para tu información, investigué y encontré la regla de la edad mínima para salir con alguien: la mitad de tu edad más siete años 😌" respondió Don Migue con aire de experto

🍂 "...Estás pero si bien wey, Miguel"

🍂 "Cabrón, yo también tengo derecho de enamorarme 🥺"

🍂 "Pero habiendo tantas opciones..."

🍂 "Es que tenemos muchas cosas en común" insistió Don Migue. "Y le gustan los gatos... y además es muy guapa. Mira" dijo mientras sacaba su teléfono y le enseñaba la foto de Amelie

🍂 Leonardo se llevó los dedos al entrecejo, suspirando de nuevo. "A ver, ya que mi opinión parece valerte madre, tengo el presentimiento de que viniste por otra cosa, ¿no?"

🍂 Don Migue asintió con una sonrisa. "Sí… Bueno, quedé de verme con ella en un restaurante y quería que me acompañaras a la cita"

🍂 "¿Para qué quieres que vaya?"

🍂 "Pues en caso de que no llegue ella y en su lugar aparezca un señor que quiera secuestrarme… como tú eres una madrezota... pues me defiendes, ¿no?"

🍂 Leonardo negó con la cabeza, sin saber si reírse o preocuparse. "¿Y ya pensaste en qué sucederá cuando ella vea que no eres el mismo de tu perfil?"

🍂 "Pues que Migue del futuro se preocupe"

🍂 Y Don Leonardo: 😐

🍂 "Ándaleeee" insistió Don Migue. "Y aprovechas para llevar a cenar a Cass"

🍂 Muy a su pesar, Don Leonardo aceptó

[Ese día...]

🍂 Don Migue, Don Leonardo y su esposa ingresaron al restaurante, que estaba ubicado entre el rancho y la ciudad donde residía Amelie. Don Migue, apenas disimulando los nervios, se acomodó en una mesa. Don Leonardo y Cass, procurando no llamar demasiado la atención, tomaron asiento en una mesa cercana desde donde podían observar a Don Migue sin ser muy evidentes

🍂 Esperaron y en poco rato, apareció  Amelie. Esta se acercó a la mesa de Don Migue, llamando suavemente su atención con un "Disculpa... ¿eres Migue?" Su expresión era una mezcla de nervios y desconcierto mientras miraba la foto en su teléfono, comparándola con el hombre frente a ella. Don Migue, sin poder disimular su propia sorpresa, asintió, examinándola también

🍂 "¿Amelie?" preguntó él, y al ver que ella asentía, añadió con sinceridad. "Ay, te ves un poco diferente"

🍂 La joven mostró una mueca incómoda, y se pasó la mano por la mejilla, consciente de que la gran mancha de tono rojizo, que cubría casi la mitad de su rostro como un gran lunar, la hacía lucir diferente de sus fotos. En ninguna de ellas mostraba ese detalle. Con una mezcla de humor y honestidad, le contestó. "Bueno, tú también te ves muy diferente"

🍂 Amelie tomó asiento frente a él, y Don Migue, sintiendo que debía ser honesto, respiró hondo antes de hablar. "No quiero hacerte perder el tiempo… La verdad es que no tengo treinta y tres; tengo cuarenta" confesó con una sonrisa apenada. Luego, tratando de suavizar el momento con su toque habitual de humor, añadió. "Y la canicie prematura… ya sabes, cosa de genética"

🍂 Amelie rió suavemente. "Tranquilo, no te ves de cuarenta… más bien, diría que de treinta y nueve y medio" bromeó con una sonrisa juguetona, y Don Migue sonrió, relajándose un poco. "Bien..." continuó ella, señalando con suavidad la marca en su rostro. "Como habrás notado, tengo esta mancha... Pero no te preocupes, no es contagioso"

🍂 Ambos rieron y comenzaron de nuevo, esta vez sin mentiras ni máscaras. Amelie, al final, no le dio importancia a la edad de Don Migue, y él, por su parte, dejó de lado el detalle de la mancha en el rostro de ella; en sus ojos, eso no le restaba a su belleza

🍂 Don Migue se sintió cada vez más seguro y relajado. Después de todo, allí estaban, dos personas en busca del amor. La conversación fluía con naturalidad; se complementaban de una manera sorprendente y, tras un rato, comenzaron a hablarse como si se conocieran desde hacía años

🍂 Desde su mesa, Don Leonardo y Cass los observaban disimuladamente. Al principio, pensaban que la cita sería un desastre, pero al ver a Don Migue y Amelie congeniar tan bien, decidieron dejar de prestarles atención y enfocarse en su propia convivencia. Sin embargo, cuando Cass comenzó a sentirse cansada, los dos se levantaron. Don Leonardo le hizo una seña a su amigo, despidiéndose y Don Migue asintió

🍂 "Seré sincera" dijo Amelie en tono juguetón, inclinándose un poco hacia él. "Te ves muy conservado"

🍂 Don Migue soltó una carcajada y negó con la cabeza. "Nah, lo dices nomás para quedar bien"

🍂 Ella negó rápidamente. "Es mi forma de coquetearte"

🍂 "Nombre, muchas gracias, me siento halagado" respondió él, sonriendo ampliamente

🍂 Don Migue notó un pequeño tic en Amelie: cada tanto, se acomodaba el cabello para cubrir parte de su rostro o apoyaba su mejilla sobre su mano. Con una expresión suave y sincera, dejó a un lado su tono bromista. "Oye... no tienes por qué cubrirte"

🍂 Amelie bajó la mirada, un poco apenada. "¿No te molesta? ¿No es incómodo a la vista?"

🍂 "Para nada" respondió Don Migue con firmeza y sin titubear. "De hecho, cada vez que te miro, esa manchita solo te hace ver más linda"

🍂 Ella soltó una risa, algo sonrojada. "Eres pura labia"

🍂 "Hablo en serio" respondió él, riendo también. "¿Cuántos piropos quieres para que me creas?"

🍂 "No es necesario..."

🍂 "Ahí te van todos los que me sé"

🍂 Pasaron las horas y su conversación parecía no tener fin... hasta que el personal del restaurante les informó que ya era hora de cerrar. Antes de que Amelie se marchara, Don Migue se ofreció a acompañarla, ya que ella se había alojado en un pequeño hotel cercano

🍂 Al llegar a la entrada del hotel, Amelie, que se sentía tan cómoda en su compañía, lo miró con una sonrisa juguetona. "¿Te gustaría pasar a mi habitación? Tal vez podamos continuar platicando"

🍂 Don Migue, encantado, aceptó sin pensarlo mucho... y bueno, lo que sucedió después que se los cuente él en otra ocasión 😌

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