໒✦❫⋮ Delta (parte uno)

La puerta de la oficina de Hoseok se abrió de forma repentina aquel día miércoles. El Alfa miró hacia la entrada, levantándose de inmediato cuando miró a Yoongi parado en el lugar, con expresión seria y vistiendo ropa que podría considerarse casual. No necesitaba saber que no trabajaría aquel día porque era obvio, él acostumbraba a vestir traje cuando estaba en la oficina.

Habían pasado cinco días desde la fatídica cena a la cual habían invitado, Jimin y él, a Yoongi en su casa, y esta era la primera vez desde esos cinco días que habían tenido información alguna del Alfa. Había llamado a su padre, preguntando por la dirección del menor, pero solo pudo apretar sus ojos con fuerza, frustrado, cuando su progenitor solo acotó que «a Yoongi no le gusta que personas vayan a su casa sin su permiso». La desesperación de Hoseok y su Omega no hacía más que incrementar, preocupados por Yoongi y su ausencia.

Jimin al día siguiente preguntó por lo ocurrido, teniendo vagos recuerdos de lo que había sucedido. Su pareja tenía tan mala bebida que con un par de copas ya no estaba consciente. Así que saber lo que había ocasionado, y cómo terminó todo tiempo después lo hizo encerrarse en su habitación personal por un día entero, para luego salir en la noche, —gracias a las súplicas de Hoseok— y aferrarse a los brazos de su Alfa, llorando y lamentando completamente lo ocurrido, culpándose a sí mismo por imprudente. Hoseok solo lo sostuvo, apretándolo a su cuerpo con amor, y repitiendo una y otra vez que nada era su culpa. Lo sabía, algo así ocurriría.

Y es que Yoongi tenía razón, ambos habían estado apostando por él sin siquiera haberlo hecho partícipe.

—Yoongi... —se levantó de su asiento con rapidez, rodeando la mesa en grandes zancadas y posicionándose al frente, más mantuvo la distancia cuando la mirada pesada y nada feliz del menor lo miraron con detenimiento—. Pensé que no vol-

—Ten —alzó los papeles que tenía en su mano derecha—. Firma esto y me voy.

La presión de Hoseok bajó con rapidez, y sintió frío en cuanto miró la carpeta. —¿Renunciarás...? —preguntó con un hilo de voz, sintiendo sus pulsaciones demasiado rápidas para su propia salud. El miedo, la desesperación lo cubrían por completo, y lo merecía, sabía que sí, pero no quería aceptarlo, no quería dejarlo ir. Llámenlo egoísta, obsesivo, y un sinfín de adjetivos, pero Yoongi era su más grande sueño, y no se sentía capaz de dejarlo ir con facilidad—. No renuncies, por favor. N-no lo hagas, yo...

Sus palabras estaban atascadas en su garganta, seca de los nervios y la ansiedad. No quería dejarlo ir, no podía.

—No es una carta de renuncia —Yoongi frunció el ceño, y sacudió los papeles con apuro, una acción que instaba a tomarlos—. Solo fírmalos ya.

—No quiero —negó con la cabeza y lo miró con súplica—. No sé lo que es, no lo haré.

—¿Recuerdas el juego? Gané aquella vez, y dijiste que haríamos lo que el otro quisiese. Bien, quiero que firmes esto ahora. No tengo mucho tiempo y debo irme.

Insistió, moviendo la carpeta, y Hoseok volvió a mirarlo, indeciso. Levantó su mano vacilante, tomando finalmente lo que Yoongi le ofrecía. Sus manos se sentía sudorosas, pero aún así abrió la carpeta para mirar su contenido, reteniendo la respiración en cuanto comenzó a leer las primeras líneas de aquel escrito. Sus ojos se movían de izquierda a derecha, leyendo con atención lo que había redactado Yoongi. Sabía que lo había escrito él.

—¿Realmente quieres esto? —murmuró incrédulo. Si bien se sentía aliviado que no era su carta de renuncia, pero, ¿seis meses de vacaciones no era demasiado?

—Iba a pedir cinco, pero luego recordé que tengo acumulado treinta días de mis vacaciones que no usé —Hoseok lo miró interrogante—. Su padre se encontraba enfermo, así que me hice cargo por ese tiempo.

—Yoongi, yo-

—Mi vuelo saldrá dentro de poco, firma ahora para poder irme.

—¿Te irás? —volvió a mirarlo completamente asustado—. ¿A dónde irás?

—Eso no es de su incumbencia —lo miró con enfadado—. Ya déjate de juegos y firma el puto papel. Mira que estuve considerando traer mi renuncia, así que no hagas que realmente la traiga ahora mismo.

La firmeza de aquellas palabras fueron una sentencia firme en Hoseok, quien solo bajó la cabeza y se acercó hasta su escritorio, tomando un bolígrafo y firmando aquel permiso para ausentarse del trabajo por los próximos seis meses. Rió amargamente, volvería a ver a Yoongi hasta el año entrante. Cuando por fin pensó que nada lo alejaría de su precioso, sus propias acciones y las de su pareja fueron las causantes de volver a tenerlo lejos.

Dejó el bolígrafo en la mesa, y volvió hasta Yoongi, entregando la carpeta con los papeles dentro. El menor dejó salir un suave "gracias", y dio media vuelta para poder salir, pero Hoseok es egoísta, Hoseok es posesivo, Hoseok lo quiere todo. Hoseok pasó años lejos de Yoongi, amándolo desde la distancia y sin que supiera de su existencia, y cuando ya sabe lo que es tenerlo cerca, no quiere saber lo que es la lejanía aún cuando ya la conoce.

Porque mirar de cerca los ojos de Yoongi, su rostro, su cuerpo, sus manos, su olor. Mirar en persona lo decidido que es, apreciarlo día tras días. Hoseok era tan egoísta y lo quería para él.

Así que sin pensarlo mucho tiró de la mano de Yoongi y lo apoyó contra la pared de su oficina, dejando sus rostros a escasos centímetros, compartiendo el aire, y uniendo sus aromas con intensidad. Apretó su cuerpo con el contrario, agarró ambas muñecas para apretarlas a un lado de la cabeza de Yoongi, quien se removía sin parar.

—Hoseok, suéltame —masculló furioso.

—Vete a donde sea que hayas comprado tu boleto, pero no te olvides de una cosa, precioso —habló bajo, su voz rozando con suavidad la de mando. Acercó sus narices y las acarició juntas, y disfrutó cuando el contrario retuvo la respiración—, Jimin y yo te amamos, no importa cuán lejos estés, nosotros te llevaremos en nuestros corazones, esperando día tras días tu llegada. Lo hemos arruinado, hemos apostado contigo sin tú saberlo, pero nunca dudes de nuestros sentimientos hacia tí.

Yoongi apretó la mandíbula. —¿Ya terminaste?

—Aún no. No olvides lo que te dije, y tampoco esto...

El beso que llegó a los labios de Yoongi fue fuerte, abrasador, y calaba profundo en cada parte de su ser. Hoseok lo sintió, quiso separarse de él, pero no lo permitió, mordiendo su labio inferior con algo de fuerza para lograr que abriera la boca e introducir su lengua en la cavidad. Era un beso demandante y un poco castigador, y Hoseok solo bajó su intensidad cuando sintió al contrario corresponderle. Sus labios se movían frenéticos, y luchaban por tener el mando, y aunque era un poco desastroso, Hoseok se encontró a sí mismo disfrutando.

El aire los hizo separarse, jadeantes y débiles, pero Hoseok no necesitó más para ocultar su rostro en el cuello de Yoongi y oler a profundidad el maravilloso olor de la miel. —Regresa, por favor, no nos abandones. Te esperaremos, y hablaremos, te daremos el tiempo que necesites... pero vuelve, Yoongi, te lo suplico.

—Debo irme... —susurró Yoongi, y Hoseok se alejó, mirando su rostro sin expresión alguna—, así que suéltame.

Haciendo caso a lo pedido, Hoseok soltó las manos de Yoongi y lo miró irse definitivamente del lugar. No supo realmente en qué momento sus ojos se llenaron de lágrimas, ni mucho menos supo en qué momento había llegado su Omega para abrazarlo y decirle que había sentido por el lazo cuán triste estaba. Se refugió en Jimin, su hermosa pareja, y el olor a la manzana logró calmarlo nuevamente. Aquel muchachito de cabello negro, y sonrisa preciosa era su rayito de luz día a día, y sin saber si había perdido a Yoongi, sabía con firmeza que si llegaba a perder de igual modo a Jimin estaría destrozado, porque lo amaba a él también.

🖤

La vena en la frente de Hoseok explotaría en cualquier momento, lo sabía, pero alguien tan perfeccionista como él necesitaba de gente comprometida a trabajar a su lado o se volvería la peor versión de sí mismo. En la empresa tenían a Hoseok como un ogro, un ser maligno, alguien sin corazón, pero si todos hiciesen un buen trabajo a la primera, el sucesor de Ruiji Wang no tendría porqué pegar cuatro gritos al aire y ser el desgraciado del cual todos hablaban.

Salió de su oficina en dirección a la que ocupaba el torpe pasante que había aceptado, y que en aquel momento se estaba arrepintiendo como nunca antes. Era un jovencito de a penas y veintiún años, y aunque tenía conocimientos en el área y en varias ocasiones se había desempeñado con agilidad, también se equivocaba a cada momento, agendando mal sus reuniones, imprimiendo mal los contratos para los nuevos accionistas, o como en aquel momento, agregando propuestas ilógicas a lo que sería su material de trabajo para el nuevo lanzamiento de su nueva línea de celulares inteligentes y de tecnología innovadora en el mercado.

—Jungkook —llamó con fuerza poco controlada, logrando hacer saltar al chico que se encontraba sentado en su escritorio escribiendo en la computadora. El recién nombrado se levantó de su asiento con rapidez, haciendo una reverencia en cuanto lo miró—. ¿Se puede saber qué es esto?

—Uh, s-su presentación para el evento del próximo mes —balbuceó, intimidado por completo con la aura de Hoseok en aquel momento.

—Oh, sí, eso ya lo sé, pero me puedes explicar porqué en la presentación que redacté están nuevamente ideas que no pedí —arqueó una ceja—. Es un total abuso de tu parte anexar tus propuestas cuando no me has consultado antes, incluso no eres capaz de decirme que lo hiciste.

Las mejillas de Jungkook se calentaron con fuerza y bajó la cabeza avergonzado. El aire se llenó del aroma del Omega, y Hoseok rodó los ojos cuando pudo oler perfectamente lo mal que se sentía el chico en aquel momento. Solo lograba hacerlo molestar más. No era momento de arrepentirse de lo que hacía, solo debía corregir la idiotez que hizo y ya. Gruñó fastidiado, alterando más al Omega que no hacía más que encogerse en su lugar con pavor.

—¿Sucede algo aquí?

Hoseok casi rompe su cuello cuando escuchó aquella voz. Estaba tan ensimismado en lo enfadado que estaba con el pasante que no notó aquel aroma que añoraba tras su partida. Estaban a finales de enero, por lo que se había resignado a que Yoongi no volvería cuando debía haberlo hecho a principios de mes. Su boca estaba seca por completo, y es que mirar de nuevo al Alfa, vestido con un traje en su totalidad negro, y luciendo su cabello de un rojo fuerte, logrando que su piel se volviera aún más pálida, era una imagen que no asimilaría pronto. Su corazón latía desbocado, y su cuerpo entero picaba por tomar al contrario en brazos para apretarlo contra sí en un desesperado abrazo.

Estaba de vuelta, y su lobo solo podía gimotear de felicidad al mirarlo.

Yoongi tragó saliva, ignorando por completo al Alfa y mirando al joven que no se movía de su lugar. Sonrió de lado. —Tú debes ser Jeon Jungkook, ¿no? —el Omega alzó la mirada y asintió con timidez—. Soy Min Yoongi, y tengo conocimiento de tu pasantía en la empresa. Muchas gracias por elegir a Wǒmen de wèilái como el lugar donde empezar a desarrollar tus conocimientos aprendidos.

—¡Muchas gracias a ustedes por aceptarme! —Jungkook se inclinó para reverenciar, y miró a Yoongi con ilusión—. WDW es la empresa a la que siempre aspiré ingresar, así que estar aquí es un sueño hecho realidad.

Yoongi sonrió, mostrando sus blancos dientes y aquella encía rosa que lucía adorable. Hoseok se encontró a sí mismo admirándolo.

—Creo que escuché algo de lo que Wang estaba reclamando, ¿es cierto lo que hiciste, Jeon?

Jungkook volvió a bajar la cabeza. —Lo lamento, pensé que podía aportar nuevas ideas para la presentación, pero ha sido un abuso de mi parte.

El Alfa pelirrojo sintió algo de lástima cuando el aroma a coco se hizo presente en el lugar, denotando lo triste que se encontraba el Omega. Miró a Hoseok, y tomó el papel entre sus manos, leyendo con atención lo que había en el. Frunció el ceño con algo de gracia mezclada con interés. Miró a Jungkook, quien estaba al pendiente de su respuesta. —¿Sabes lo costoso que sería esto? No podemos invitar a cualquier artista o grupo, deben ser los más populares últimamente.

—Por eso mismo vale la pena el esfuerzo —agregó Jungkook, tomando confianza por la suavidad con la cual lo trataba Yoongi—. La popularidad de un grupo más la que de por sí tiene WDW sería un plus para la venta de este nuevo equipo que se venderá. Será costoso, sí, pero las ganancias serán mucho más que el capital aportado. Los jóvenes seguimos las cosas por moda, y ver a nuestro artista favorito hablar sobre lo increíble que es un teléfono nos dará ganas de tener el mismo.

A Yoongi le gustó la idea, aunque se sentía algo vacilante con ella. —¿Ya has visto el nuevo W Energy X Plus? —Jungkook negó—. ¿Y cómo estás tan seguro que vale la pena el gasto por algo que no has probado?

—Porque sus productos son líderes en el mercado, y el mismo empeño que le colocan a un celular de baja gama es el mismo que usan para una laptop costosa y para diseñadores profesionales —se encogió de hombros—. No necesito probar el producto para saber que es bueno, tienen reputación.

—Me haces recordar a mí cuando llegue a Wǒmen de wèilá, ya que también llegué como pasante —Yoongi miró a Hoseok—. Un pasante que respetaba la empresa por lo que es, y que hacía que naciera en mí las ganas de ser el mejor. Presidente Wang, los empleados se les respeta, y cuando se equivocan se les enseña. Si se hubiese tomado un tiempo mínimo para escuchar la propuesta del pasante no habría reaccionado como lo hizo, porque aquí Jeon Jungkook no quiere otra cosa que no sea el porvenir de nuestra empresa. Así que analizaremos esta propuesta y la discutiremos con el equipo de Marketing, y tú, Jeon Jungkook —volvió a mirar al joven—. Tengo entendido que te graduarás pronto en ingeniería informática, así que esta área de trabajo no es la tuya. Te asignaremos una nueva dentro de poco para que puedas desarrollarte donde corresponda.

—¡Muchas gracias! —Jungkook volvió a reverenciar, soltando ahora un aroma mucho más dulce, haciendo notar a ambos Alfas que estaba feliz.

Yoongi sonrió, y miró a Hoseok, desapareciendo su sonrisa de inmediato, y regalándole una mirada acusadora. Lo estaba regañando, y Hoseok solo pudo permanecer en silencio, aceptando su error. Ver nuevamente aquella actitud de Yoongi, tan firme y llena de conocimiento solo logró que su corazón se llenara de orgullo por el Alfa.

—Presidente Wang, vayamos a su oficina.

Hoseok espabiló un poco cuando miró a Yoongi encaminarse a su oficina, dejándolo atrás. Tragó saliva y caminó detrás de él, con el corazón en la garganta del miedo. Yoongi no daba indicios de lo que sentía o diría, y eso lo volvía ansioso, pero dejando eso de lado, solo podía estar feliz, solo podía mirar a Yoongi con anhelo, porque pensó que no lo volvería a ver jamás, y ahí estaba, portando una seriedad que solo lo atraía de sobremanera. Sin ser consciente ya estaban ambos dentro de su oficina a puertas cerradas, y solo se detuvo a mirar al contrario, sin tener las palabras exactas que podía soltar en aquel momento.

—Pobre chico, lo estuviste torturando todo este tiempo por hacer las cosas mal cuando no estaba dentro de su campo laboral —Yoongi lo miró con enojo—. Es un ingeniero, no puedes ponerle trabajo de otra índole porque es obvio que se equivocará. Además de que es un Omega, ¿puedes darte una idea de todo el trauma que le estás causando por tu ignorancia? Eres un Alfa muy imponente, Hoseok, le estabas haciendo pasar un mal rato todo este tiempo, sin embargo, es tan humilde que aceptó todo tu maltrato porque tiene aprecio por la empresa, incluso quiere que este lanzamiento sea un éxito en ventas. Yo sé que a los pasantes no se les paga nada, pero le vas a remunerar tu estupidez y lo cambiarás al área correspondiente. ¿Entendido?

Hoseok asintió. —Entiendo.

—Y los otros empleados, caray, ¿era necesario también tratarlos mal? Me voy por unos meses y cuando llego solo hay una mierda de jefe que todos odian —lo miró incrédulo—. ¿Es algún gusto culposo ser un hijo de puta con tus subordinados o qué?

—No estaban haciendo su trabajo bien —intentó defenderse.

—Hablando con calma se entiende mejor. Si tus empleados no están haciendo las cosas bien, entonces se les motiva a mejorar. Quizás están teniendo un mal día, o tienen problemas en casa, para eso está la oficina de recursos humanos, envíalos allá y averigua porqué no están trabajando correctamente.

Yoongi tenía su mirada fija en Hoseok, sin flaquear ni un poco, y es que enterarse de todo lo malo que estaba haciendo el Alfa le enervaba la sangre, ¿por qué todo lo estaba mandando al carajo? Sabía cuán laborioso era el mayor, y sabía que cuando las cosas no salían como quería era tajante con sus decisiones, pero nada le costaba ser amable con sus empleados, y eso le molestaba aún más.

—Debías haber vuelto hace mucho...

Lo miró por simples instantes antes de desviar la mirada hasta el ventanal de la oficina. Si era sincero, había extrañado Seúl y Wǒmen de wèilái. —Y tenía planeado regresar, pero se me antojó hacer una parada en China para visitar a su padre. Ahí estuve durante todo el mes. Conocí a su madre y a sus hermanos. Todos muy agradables. Tienes una familia bonita.

—¿Por qué no me avisaste?

Yoongi volvió su vista a Hoseok, encontrando una expresión algo desesperada detrás de aquellas facciones fuertes. Sintió lástima, igual que aquel día. Por alguna razón el ver a Hoseok fuera de su usual expresión de confianza, con una vulnerable era algo que no le gustaba. Ni a él ni a su lobo.

Pero estaban resentidos, y poco harían por ello.

—¿Por qué tendría que hacerlo? Tú y yo no somos nada —aquellas palabras lastimaron dos corazones, el de Hoseok y el de Yoongi, pero ya estaban dichas. Bajó la cabeza, y sacó un sobre que estaba dentro de su traje, colocándolo sobre el escritorio de Hoseok—. Antes de que llegara acá, su padre me había ofrecido el puesto de vicepresidente en esta sucursal, y no lo había aceptado durante todo este tiempo. Tampoco lo iba a hacer... pero él me ha suplicado, y me ha convencido de hacerlo. Están firmados, es legal.

Miró a Hoseok, y este solo mantenía una expresión lastimada, logrando que apretara sus labios, desviando la sensación de culpa. Es decir, él era la víctima de todo eso, y un par de palabras duras no debían hacerlo flaquear. Había sido usado, burlado, él y su lobo, el cual estaba oculto entre las sombras, sintiéndose humillado por entregar demás a personas que solo jugaron con él para ponerlo a prueba. Era un animal adulto, pero eso no quita lo inocente que fue al caer bajo los encantos de una pareja que solo quería saber a dónde podían llegar por él. Y Yoongi, que nunca había visto a su Alfa interesarse por alguien más, no podía evitar proteger a su lobo para que más nadie le hiciese daño.

Durante el tiempo que se había ido a Daegu, hizo las pases con su animal. Jamás había sido afín con el lobo, y es que este al estar siempre dormido o poco interesado en otras personas no le había dado la oportunidad de conocerlo. Cuando llegaron ellos, sintió por primera vez lo que era reprimir a su animal para que no hiciese cosas de las que luego se arrepentiría, enojado la mayor parte del tiempo por ser tan malcriado e intenso. Pero todo era tan inocente, porque su lobo jamás supo lo que era atraerle alguien, y actuaba por puro instinto, por eso es que verlo y sentirlo ahora tan apagado, avergonzado y lastimado, provocaba que formara un muro a su alrededor para que nadie llegara a él.

—¿Yoongi?

El nombrado giró su rostro hasta la entrada, encontrando a Jimin de pie ahí, cubriendo su boca son su mano y mirándolo como si no fuese real. Su estómago se revolvió cuando sintió la canela y la manzana verde en el aire, receloso por la combinación.

—Jimin —saludó, subiendo su cabeza.

Miró al joven correr hacia él, pero caminó hacia atrás los mismos pasos que dio el contrario, logrando que el Omega se detuviera, mirándolo con dolor. Aquello también lo lastimó, pero nuevamente no hizo nada.

—E-estás aquí... esperamos noticias tuyas durante t-todo este tiempo —balbuceó nervioso, y Yoongi supo que quería acercarse a él, pero se retenía—. Luces saludable, m-me alegro mucho por eso.

—Gracias —suspiró, mirando a Hoseok—. Veré mi nueva oficina, está a un lado. Me encargaré del traslado de Jeon, y atenderé personalmente el problema que haya con los trabajadores para saber si enviarlos a un curso de capacitación. Cuando termine con eso me gustaría saber sobre el nuevo W Energy X Plus, todo lo que se tiene planeado para el evento, además de proponer la idea de Jungkook con el equipo de Marketing y mercadeo.

Hizo una respetuosa reverencia hacia ambos, y se encaminó hasta la salida, pasando en medio de ambos pero sin detenerse a mirarlos.

—¡Aguarda! —la exclamación de Jimin hizo que detuviera sus pasos, y se giró a verlo. El Omega lucía completamente desesperado—. Lamento lo que sucedió aquella vez. Nunca quisimos que te enteraras de esa manera.

Yoongi arqueó una ceja, sonriendo de lado burlonamente. —¿Tenían pensado siquiera decírmelo? ¿o esperarían a que tuviera una marca en el cuello y un lobo incapaz de volver a lo que era?

—C-claro que te lo diríamos —insistió Jimin—, pero sería de mejor forma, no así.

—Igual ya el daño está hecho —se encogió de hombros, girándose para irse nuevamente.

—¡Nos equivocamos! ¡sabemos que lo hicimos, pero eso no le quita ni un poco de validez a nuestros sentimientos! —exclamó Jimin, con las lágrimas en los bordes de sus ojos, su Omega gimoteando de desespero y tristeza, y el corazón destrozado. Hoseok no se giró a verlo—. Hoseok te ama, mucho antes de conocerme a mí, y te ama de igual forma luego de conocerme. Cuando supe de tí, causaste que mi Omega se emocionara de solo verte. Te amamos, y es tan real que duele, porque quizás podemos vivir solo siendo nosotros dos, pero siempre nos harás falta tú, y ese amor que tenemos por tí jamás se irá, siempre será tuyo.

—Jimin tiene razón —habló Hoseok, acercándose a su Omega para abrazarlo a él y cubrirlo con su aroma, odiando su estado tan deplorable—. Él es mi Omega, y yo soy su Alfa. Puede que no nos hagas falta, y que vivir sin ti sea una posibilidad, pero no lo queremos. Te amamos, y tu lugar no lo ocuparemos nosotros mismos. Estás en mi corazón, y en el corazón de Jimin. Ten consciencia de eso.

El silencio que cubrió el lugar fue sepulcral, y la pareja solo podía ver la espalda de Yoongi, ya que el Alfa no se había girado en su sitio. Yoongi relamió sus labios, y asintió, girándose por fin y mirando a Hoseok y a Jimin, sorprendiéndolos al ver aquella expresión dolida y resentida en su rostro.

—Mi lobo también los ama —confesó—, y él jamás había mostrado interés por alguien más antes de que llegaran ustedes. Le gusta el aura de Hoseok, posesiva y dominante, y también le gusta el aura de Jimin, cálida, suave. Felicidades, lo lograron. Si su meta era que mi lobo los aceptara a ambos lo hicieron... pero justo ahora está dolido, y no quiere salir porque está avergonzado consigo mismo.

»Mi lobo es muy inocente, y todo lo que sintió por ustedes fue genuino, pero enterarse que solo estaban probándolo para saber si caía... eso destrozó su orgullo. ¿Me aman? Está bien, pueden hacerlo, pero a mí no me obliguen a hacerlo. Desde que llegaron a mi vida no se han tomado el tiempo de conocerme, ni siquiera de hacer que yo los conociera a ustedes. Desde el primer momento en que llegaron solo han estado tirando indirectas y provocaciones, queriendo que aceptara a las fuerzas lo que ustedes ya habían planeado para mí. ¿Realmente eso es amar o es solo un capricho?

Sonrió amargamente. »Sus acercamientos siempre fueron intensos. Hoseok me tocaba y me dominaba a su antojo, y Jimin coqueteaba conmigo como si no tuviera Alfa. ¿Saben todo el revuelo que tuvo mi mente y mi vida entera? Levantarme para venir a trabajar era un martirio, mi moral, mi ética, el sentido que tenía mi vida, todo lo cuestionaba por una pareja que "me ama" —rió sin quererlo realmente—. No me jodan, si eso es amor no lo quiero porque es una mierda egoísta.

»Quizás mi lobo sí los acepte, aún cuando se sienta avergonzado consigo mismo, y puede que en un futuro los perdone, porque, lo repito, es inocente, es dulce, y ama sinceramente, pero no me obliguen a mí porque lo que le hicieron a mi Alfa no se me olvidará con facilidad, y lo protegeré día y noche para que no vuelvan a dañarlo.

Les dedicó una última mirada y salió de la oficina con paso firme, entrando tiempo después a la que sería suya. Era de un tamaño similar a la de Hoseok, y se encontraba completamente vacía. En la soledad del lugar, suspiró, llevándose una mano al pecho, sintiendo a su lobo sacar un poco su cabeza, rozando con suavidad su pecho. Sonrió de lado, sabiendo que era una expresión de agradecimiento.

«Tranquilo, Alfa. Jamás dejaré que vuelvan a lastimarte». El animal lloró bajito, y Yoongi hizo una mueca. «Sé que los amas, pero ellos no han demostrado que también lo hacen, y no dejaré que vuelvan a burlarse de tí», sentenció, prometiéndole seguridad.

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