4 | ɢᴜʏᴛᴏʀᴀ#1
Guy se encuentra en una situación embarazosa en medio de una batalla. Tora le ayudará.
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¡Atención!
Este escrito es +18.
Guy usa palabras del español de España típico de las ediciones de zinco y está inspirado en los cómics de la JLI.
Tora es golpeada por el dichoso extraterrestre con el que la liga está luchando, de manera que acaba siendo expulsada hacia los brazos de Guy y ahora su espalda se pega contra el pecho del linterna verde.
Tora frunce el ceño y Guy ni siquiera sabe qué acaba de ocurrir, pero se encuentra al instante en una situación incómoda para él.
La acción de la batalla siempre es peligrosa en su persona, pues la euforia suele traer un estado altísimo de sensibilidad a sus propias emociones; básicamente, no ayudaba eso a que su novia, por accidente, hubiera presionado esa parte baja de su cuerpo con la entrepierna de Guy.
En el mismo momento en el que Guy se da cuenta de lo ajustados que son los trajes de superhéroes, se maldice sobre lo mismo en silencio.
—¡Guy, ayúdame con tu anillo a dejarle inconsciente! —le grita Tora, ayudándole a no caer de forma irrevocable en otro tipo de pensamientos.
La mujer invoca un gran carámbano y Guy materializa un camión recogedor de hielo para lanzarlo hacia el monstruo. Aquello, más unos cuantos golpes de Scott y Barda, hicieron que la liga de la justicia resultara victoriosa.
Sin embargo, Guy ahora no puede pensar en eso, no. Está más ocupado observando la figura de Tora, y nunca le ha gustado ser ese tipo de persona, pero ahora no puede apartar la mirada de ella.
Gardner examina cómo el traje de su novia se pega a su cuerpo; un crop top cubre su pecho, y más abajo su abdomen y sus piernas se alinean en un traje de una fina tela. Guy piensa en lo que sería poder quitarle a Tora ese traje, ahora mismo, lentamente con sus manos, mientras la llena de besos en todas las partes de su cuerpo que ama de ella, que son todas.
Después, se imaginaría el siguiente paso, y escucharía esos dulces sonidos que saldrían de la boca de Tora mientras se dedica en cuerpo y alma a complacerla. Primero bajaría, sabe que es algo que ella ama como prólogo de todo lo que está por venir, y él siempre está más que dispuesto a-
—¡Guy!
Otra vez, un grito de Tora le saca de sus pensamientos. Las mejillas de Guy se vuelven coloradas al instante, ve cómo Bea y el marciano J'onn les mira a los dos, tenuemente confundidos por la exclamación de Nora. Siente que todo el mundo puede ver lo que estaba pasando por su imaginación.
—¿Sí, muñeca? —le pregunta, queriendo adoptar un tono algo más coqueto pero burdo también, más Guy, para evitar que salga a la luz su nerviosismo. Falla por una gran parte.
—¿Se puede saber en qué estabas pensando? Te estaba hablando, pero parecía que no me escuchabas.
—Uh, Tora... —Guy se acerca un poco más a ella para así poder susurrarle en el oído— he tenido un problema. Quizá necesite estar a solas.
Tora no entiende de lo que está hablando Guy hasta que capta unas señales que le está haciendo con la mano y mira hacia abajo. Al ver que hay una erección creciendo entre los pantalones de Guy, entiende a lo que se refería.
Por suerte para el linterna verde, Tora estaba de muy buen humor. La emoción de la batalla también puede tener efectos positivos en ella, y se decanta por no dejarle completamente solo.
***
Tora besa a Guy con un romanticismo y una pasión extremadamente calurosos mientras masturba el pene de su novio con movimientos rápidos pero cuidadosos.
Con la excusa de que tenían que ir a algún lugar, Guy ha llevado a Tora a los baños de un restaurante y ahora los dos se esconden en unos de los cubículos del lugar. Tora se ha desabrochado la parte superior de su traje, dejando únicamente en su pecho un sujetador blanco, y Guy se ha deshecho de su camiseta y la ha dejado en el suelo, además de dejar su anillo en la tapa del váter.
Al encontrarse en un baño público, Guy intenta reprimir los gemidos que salen de él por la técnica de Tora, lo cual es fácil cuando sus labios se encuentran jugueteando con los de la otra mujer. No obstante, a pesar de sus esfuerzos, se le escapa un leve grito cuando finalmente se corre en el abdomen de Tora, por cercanía. Al menos, según han escuchado, nadie, menos ellos, estuvo en el baño en ese justo momento.
—Joder, nena, me pones a cien.
Tora le sonríe, finalmente apartando la mano de su miembro.
—Qué romántico que eres, cariño.
Guy le sonríe en aquella forma tan dulce, incluso para Guy, en la que Ice jamás puede resistirse.
—Déjame intentarlo de nuevo —dice Guy, adoptando una posición diferente, y quizá más adecuada— Te quiero, Tora.
Ella le sonríe de vuelta.
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