El día estaba blanco y frío, las ramas sin hojas adornaban el lugar junto a los pequeños copos de nieve que caían sutilmente sobre nosotros. A pesar de ello, no sentía frío, ya que era más un tipo de calidez. No por el agua donde nos sumergiamos ambos, sino por el sentimiento que nos rodeaba.Es algo difícil explicar en palabras lo que sentía en ese preciso momento, porque como tal no lleva un nombre de alguna emoción que se haya registrado en algún lado, tampoco llevaba el nombre de una estación la cual te podía dar recuerdos, pero si con algo lo tuviera que llamar seria Jumin.

No había palabra ni persona más perfecta para mí, más que él. Amaba su ironía, sus ojos y su mirada neutra y penetrante que, cuando se acercaba a mi, ese semblante serio cambiaba. ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Cuándo? ¿Acaso merecía yo tanta perfección? Aún sin ver, sentía su cuerpo junto al mío, nuestras manos entrelazadas bajo el agua y mi cabeza en su hombro, había algo en Jumin que me hacía sentir segura a pesar de lo que alrededor había, tal vez era por aquellas experiencias en las que él quedaba despierto velando mi sueño, o por su constante preocupación sobre mí.

No importa que fuera, me daba una vibra positiva de comodidad que no pensaba estar en otro lado sino en el suyo. De la nada una vibración logró dispersar esa nube de recuerdos, Jumin tarareaba. Mi pequeño corazón se encogió y mis ojos comenzaron a sudar, únicamente para levantar mi mirada y verlo sereno.

⏤¿Te hice despertar? Lo siento ⏤abrió sus ojos lentamente para verme sonriendo.

⏤Para nada, en realidad, me gusta que tararees.

⏤¿Así? ⏤comenzó de nuevo con la melodía mientras movía su cabeza suavemente siguiendo el ritmo. Independientemente de si mi cuerpo quería o no, solo me acurruque en su pecho de nuevo para rodearme de él y la tenue vibración que emanaba su torso.

⏤Justo así ⏤lo rodeé con mis brazos al mismo tiempo que sentí su barbilla sobre mi cabeza. Estar ahí mismo era el cielo, una nube de confort que te hacia olvidar todo menos él. En serio lo necesitaba.