🍬🚬⊹ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 07
ʚ Dance Macabre, Op 40 ɞ
-Lleva las maletas de tus abuelos al cuarto de huéspedes, luego baja para conversar con tus abuelos.- Pidió su madre con una sonrisa.
Yibo asintio devolviéndole la sonrisa y tomando las maletas de sus abuelos entre sus manos, realmente pesaban. Caminando con ellas entre sus brazos y con lo pesadas que estaban los saludo desde las escaleras.
El trayecto fue corto, dejo las maletas en su lugar y bajo corriendo hasta la sala donde se encontraban sus padres y sus abuelos conversando.
Al entrar se topo con su padre que tenía la caja de las cartas UNO en su mano. Lo rodeo, fue hasta el sillón donde estaban sus abuelos y los abrazo, estos hicieron lo mismo mientras su abuela le besaba la frente y su abuelo le besaba la mejilla izquierda, realmente los amaba y le hacia muy feliz tenerlo a su lado.
-Yi, ¿quieres jugar?- Pregunto su padre abriendo la caja de cartas.
-¿Para que les vuelva a ganar?- Dijo con una sonrisa socarrona.
-Oh, vamos que estos viejitos pueden patearte el trasero.- Su abuelo palmeo su espalda riendo.- Así lo dicen los jóvenes ¿verdad?
Yibo rió asintiendo.
-¿Cómo te ha ido en el colegio, hijo?- Pregunto si abuela.
Yibo trato de no ser obvio con la reacción de disgusto en su rostro, para que así sus padres no se dieran cuenta de lo angustiado que estaba por sus notas. Le habían amenazado con sacarlo de sus clases de boxeo y prohibirle salir, daban en la boca del estómago de Yibo.
-Uh, me está yendo bien, abuela.- Mintió sonriendo.
-Me alegro mucho.- Sonrió pellizcando una de sus mejillas.- Te compre dulces de Seul, no sería una buena abuela si no te trajera algo.
-Se compro toda la dulceria, yo creo que trata de matarte de diabetes, yo me cuidaría de ella.- Susurro su abuelo a su lado.
-Te quejas porque no quise daré ni uno de los dulces de mi YiYi.- Le saco la lengua mientras abrazaba a su nieto.
Una linda escena familiar que se destruiría en cuanto empiecen a jugar con las cartas, eras más despiadados con el otro, olvidando que tenían la misma sangre y el mismo apellido.
Después de unas rondas de prueba empezaron a ponerle más intensidad al juego apostando unos cuantos billetes por cada acierto y por cada error, todos mantenía la vista fija en sus cartas, de vez en cuando miraban a su lado para tratar de hallar nuevas alianzas.
Finalmente la rigurosa partida termino con Yibo como el ganador definitivo de la cantidad de dinero que se encontraba en la mesita de té.
- Nuevamente les he ganado.- Río tomando entre sus manos los billetes y las pocas monedas que estaban ahí.
-Nos pateaste el trasero.- Dijo su abuelo llevando sus manos hacia sus lentes para acomodarlos.
-BoBo tendrá otro premio también.- Hablo su abuela levantándose del sillón con ayuda de su nieto.
- Mamá, siempre lo has mimado mucho.- Regaño la madre de Yibo.
-Habla desde la envidia.- Murmuró su abuela en el oído de su nieto causándole una rosilla.
-Te oi mamá.
Ambos se rieron, su abuela le ordenó que se quedará en el sofá para que así pudiesen traer su segundo premio.
-Ire a terminar la cena.- anuncio su madre.
- Te ayudo.- Dijo su padre de forma inmediata levantándose junto a su esposa.
Yibo asintio mientras se apoyaba en el respaldar del sofá con su abuelo a su lado, el cual negaba divertido ante la escapatoria que había tenido su nuero.
-Tu padre siempre ha huido de mi.- Rió.
-Siempre lo he notado, no quiere estar ni un minuto cerca tuyo. ¿por qué? ¿Te tiene miedo o algo parecido?
-Mas o menos. Cuando tú madre era adolescente no me gustaba que saliera con tu padre, lo veía como un vago bueno para nada, siempre lo veía en la calle acompañado de sus amigos vagueando, realmente no le veía futuro al lado de tu madre. Pero pasando el tiempo cuando lo llegué a conocer de mejor forma, supe que era un buen muchacho que amaba a mi hija. Lo acepte como el amor de tu madre.
-¿Entonces por qué te tiene miedo?
-Es gracioso. Una vez el sé colo a la habitación de tu madre ya que estaba castigada y yo los descubrí.
-No.me digas que...- Pregunto con una mueca de asco.
-Oh, no no, si hubiera Sido así yo estaría en la cárcel, lo hubiera ahorcado hasta la muerte.- Rió.- Ellos estaba recostados en la cama mientras escuchaban música y comia gelatina, pero mi rabia fue tanta que... Rompí un palo de escoba en su espalda.
-¿¡Que!?
-Mi error.- Siguió riendo aún más por la expresión sorprendía de su nieto.- Estaba borracho y pensé lo peor, no es excusa pero bueno.
- Entonces comprendo su miedo, yo también tendría miedo si alguien me hubiese hecho eso.
Comento riendo y robándole una risa a su abuelo, este reía mientras sostenía su estómago y daba palmadas en la espalda de Yibo.
- Hablando de eso...- Fingió limpiarse una lágrimas falsa.- ¿Cuando nos presentarás a una novia? quisiera escuchar alguna experiencia así por parte tuya.
Antes de responder Yibo escucho el llamado de así abuela, por lo que fue hasta el final de la escaleras para escuchar mejor.
-¿Tienes tijeras?- Pregunto asomándose.
- Ajá, están en mi escritorio, ahora subo para dartelas.- Dijo poniendo un pie en las escaleras y decidido a subir.
-¡No no! No subas, ya las encontré.
Yibo asintio y nuevamente fue hasta el sillón para sentarse al lado de su abuelo.
-Lo olvidaba, que tonto soy.- Golpeó su frente mientras reía.- Novia o novio, olvide que te gustaban ambos.
- Ya estás viejo, por eso se te olvida todo.
- Más respeto por la persona que te dijo mesada durante toda su vida.- Golpeó el brazo de su nieto de forma juguetona.- ¿Cuando nos presentarás a una pareja, BoBo? Ya me hago viejo.
Tumbo su espalda había el respaldar con una pequeña sonrisa, nuevamente estaba actuando raro. No podía estar sonriendo mientras pensaba en la palabra pareja y mucho menos podía estar ligando esa palabra a Zhan.
Ya había aceptado que Zhan le gustaba, lo había aceptado frente al espejo para ser más sincero consigo mismo, pero el gusto que tenía por el no implicaba para quererlo consigo mismo, pero el gusto que tenía por el no implicaba para quererlo como pareja, era un gusto y ya, pero se encontraba como un bobo sonriendo ante la idea de que algo entre el y Zhan pudiese pasar.
Mordió sus labios, no quería confesar a nadie más si gusto por el pelirosa, ni a sus abuelos a los que le tenía mucha confianza, el gusto por Zhan solo se debía de mantener para el y solo para el.
- Encontré esto en tu escritorio ¿que es?- Dió un salto en su lugar por la voz de su abuela tan cerca, estaba tan sumergido en su mundo que no supo cuando su abuela llegó.
Se irguio en el asiento y miro frente a el, su abuelo sostenía el folleto y la entrada del recital de Zhan, lo tomo entre sus manos y trato de esconderlo pero su abuelo fue más rápido quitándole de sus manos el papel.
-Desierto rojo.- Hablo en voz alta.- Es un recital de ballet... Y es para ¡hoy!
-¿Para hoy?- Pregunto su abuela poniéndose a su lado para leer mejor.-la historia de como los fantasmas del pasado persiguen y como llegan a atormentar, más heridas del ayer se abren en un presente confuso.
-¿Alguien te invito? Los asientos en la primera fila siempre soy muy difíciles de conseguir y muchas veces son caros.- Hablo sorprendido.
-Uhm...si, me invitaron.
-Seguro que la protagonista le invito.- Su abuela hablo con emoción sentandose a su lado.- Que malo eres, ah, ella te invita y tú ni tienes pensado en ir, eso no se hace.
-No es ella.- Respondió avergonzado de haber Sido descubierto.- Es el.
-Oh...
La sala se llenó de silencio, las mejillas de Yibo se tiñerom en rojo a lo que llevo sus manos hacia sus mejillas para cubrirlas, de repente sintió un golpe en la cabeza.
- Un bailarín te invita a su recital ¿y tú no quieres ir?- Regaño.- Ah, que desconsiderado eres.
-No es que no quiera, será grosero dejarlos aquí.- Se defendió frotándose la cabeza.
-Nada de eso.- Su abuela se levantó y lo tomo de las manos para que se levantará.- Tu ve al recital que el chico que te invito se pondrá triste si no te ve ahí.
Yibo asintio rendido, siendo escoltado por sus abuelos hasta las escaleras supervisando que entrara en su habitación para alistarse e irse lo más posible al recital. Cerro la puerta a su detrás dándome una última mirada a sus abuelos quien haciendole un gesto con la mano le deciamos que se apurara.
Suspiro cerrando la puerta y recostando su espalda en ella, estaba muy nervioso y sus mejillas ardían en un tono rojo. Nunca en su vida había sentido aquello. Sentir todo ese nerviosismo y ese avergonzamiento jamás lo había sentido, se sentía ahogado en todo.
Camino por su habitación, llenándose de valor.
¿Cómo irá después de haberse peleado con Zhan? ¿Que le diría después de haberlo tratado como un entrometido mentiroso? Estaba en un gran dilema.
Un dilema que era resuelto con una llamada de YuChen.
Tomo su celular de su bolsillo y fijándose antes en la hora, marco rápidamente al número de su fiel amigo.
-hallo.
-Yu, necesito tu ayuda.
-Was kann ich für Sie tun?
-¿Que? Dios, Yu, sabes que no entiendo alemán.
Escucho un suspiro a través de la línea y a continuación una puerta siendo cerrada.
- Estás interrumpiendo mis clases, sabes que en mi instituto no tenemos permitido hablar en otro idioma que no sea alemán ¿Que quieres?
- Quiero ir al recital de Zhan, pero siento que sería muy caradura ir después de nuestra pelea.
-¡¿Para eso me llamaste?!
-Si, ayúdame y dime qué hacer.- Lloriqueo tirándose de espaldas a su cama.
-No puedes hacer nada sin mi.- Escucho la risa de su amigo a través de la línea.- Solo ve y punto, a Zhan le gustará verte ahi, le había mucha ilusión que vayas a verlo a su recital, así también puedes pedirle perdón por tu actitud de cabron impaciente y también le agrddeces por el pastel.
-Pero ¿Y su no quiere hacerlo? Le dije cosas feas...
-Sie sind en sturer idiot, ich Will Sie schlagen.
-Dios, YuChen deja de hablarme en alemán.
-No me jodas más y ve al recital de Zhannie, grandísimo idiota. - Y fue así como la llamada termino.
Fue lo único que necesito oara arreglarse de forma inmediata, sacando sus típicas prendas negras que traían alguna aura de "formales" pues si era en un teatro la mayoría de las personas irían de la misma forma que las familias aristocratas iban a las obras del rey.
Rió por su comparación, había leído mucho de historia francesa.
Ya listo e impecable se dió un vistazo en el espejo, vaya que su sonrisa parecía destellar miles de estrellas, se encontraba muy feliz por el simple hecho de ir a ver a su pequeño amigo. Se dió una bofetada por ellos.
Tomando sus pertenencias y la llave de su moto bajo las escaleras encontrándose con sus abuelos que aún le esperaban al final de estas, pedía al cielo no haberse tardado tanto ya que me dió pena dejarlos ahí parados mientras le esperaban.
Su abuela con una sonrisa le tomo de la mano escondiendo unos cuantos billetes en su palma.
- Cuando regreses y nos cuentes que tal te fue te daré los dulces que te traje, ve y diviértete.- Sonrió pellizcando una de sus mejillas.
Yibo asintio metiendo el dinero e su chaqueta, despidiéndose de sus abuelos fue hasta la puerta, pero la voz de su madre a sus espaldas le hizo detenerse.
-¿Y tú a dónde creer que vas?- Espeto con la voz firme y cruzada de brazos.
- Eh... Voy al teatro.
-¿Con el permiso de quién?- Pregunto acercándose más a Yibo.
-Oh vamos, Minjee, déjalo que vaya, por lo menos el te da la cara, no como tú qué en cuanto te descubriamos salias corriendo.- Regaño su abuelo en dirección de su madre.
-Lo invitaron a un recital de ballet, sería muy feo que no asista, ¡tiene asiento en la primeras filas!- Comento su abuelo emocionada.
Su madre parecía pensarlo, inspeccionadolo de pies a cabeza, tratando de hallar algo fuera de su lugar y tratando de descifrar las expresiones de su hijo, termino cediendo, aligerando su celo fruncido y con una sonrisa permitió que Yibo salga por la puerta principal no sin antes oír un muy estruendoso "¡Si llegas borracho o pasado de las dos no te abriré la puerta!'
Aún con los nervios a flor de piel se puso su casco para así emprender su viaje hasta el teatro centrar, tenía cierta emoción en su pecho.
Encontrar algún estacionamiento le había tomado un buen de tiempo, se encontraba corriendo de bajada para así lograr llegar a las boleterías, se ahorcaria ahí mismo si no conseguía entrar.
Para su suerte, sus largas piernas le llevaron a tiempo hasta las boleterías que gustosos recibieron sus boleto indicándole dónde exactamente se encontraba su asiento.
El lugar era bastante elegante, había oído por parte de su abuela que aquel teatro era el más antiguo de Busan, tenía mucha historia y que había visto pasar un montón de obras y recitales en aquellas paredes de gaza color rojo. El conocía bastante de esas cosas, ya que su abuela fue una ex bailarina que quiso que el también siguiese sus pasos, quiso inculcarle la danza ya que su hija no había permitido aquello en ella, su madre era más de las ciencias. Durante toda su niñez su abuela se dedicó a hablarle sobre los distintos tipos de arte, ella era muy sabía respecto a los temas de música, pintura, literatura, cine y danza, tenia la certeza que gracias a su abuela el estaba tan metido y enamorado del dibujo.
Se maravilloso aún más al entrar al lugar, pequeños cristales adornaban las paredes mientras estás estaban cubiertas de flores pintadas pudo reconocer el estilo rococó que tenían, candelabros colgaban del techo, los sillones cubiertos de gaza fina y el escenario cubierto por una seda roja. Estaba maravillado.
Encontró su asiento y si creía que no podía maravillarse más pues estaba muy equivocada, su asiento le daba la vista perfecta para ver hacia el escenario. Vería perfectamente a Zhan desenvolverse nuevamente ante las notas musicales.
Y tal vez el pueda verme a mi.
El tiempo parecía eterno, la sala seguía llenándose casa vez más y parecía que las luces jamás se iban a apagar, recostado en el dorso de su mano siguió esperando.
Las luces fueron apagadas y el escenario se iluminó, la orquesta espero a tocar una melodía melancólica y angustiante. Los bailarines iban apareciendo de a poco, uno por uno postrandose a los lados del escenario, todos tenían una vestimenta blanca opaca, de repente dos bailarinas empezaron a corretear por el escenario trayendo entre sus brazos a Zhan quien era el único que vestía de negro.
Se irguio en su lugar en cuanto Zhan se postro en medio del escenario, levantando sus brazos, siguiendo las notas del violín, hipnotizando a toda la audiencia por sus pasos tan delicados y firmes. En sus movimientos podía demostrar toda la angustia que la melodía transmitía, en sus expresiones y en su cuerpo sentías la pena del protagonista.
Nunca imagino llegar a conmover tanto por un recital de ballet, siempre creyó que aquello solo era para demostrar la belleza y la agilidad de las bailarinas siempre le desacredito y creyó fielmente que solo las obras de teatro podrían transmitirte algo. Pero están muy equivocado.
Viendo a Zhan desenvolverse en el escenario contando una historia mediante el baile y la música, con sus compañeros que eran parte de la historia y ayudaban a sentir toda esa carga, toda la pena, la angustia, la melancolía y la rabia, lo sentías a flor de piel.
Zhan era un gran bailarín, un gran intérprete que te hacía sentir todo lo que debía, q su lado se encontraban unas mujeres llorando por lo conmovidas que estaban.
Cuando el punto de quiebre en la obra llegó, anunciando el triste final del protagonista, sintió su corazón estrujarse, mirando en los ojos de Zhan quien danzaba perdido en el escenario, las últimas notas del violín junto al piano fueron cada vez más agudas y llenas de soledad, de una forma delicada Zhan se dejó caer al piso mirando a ambos costados demostrando lo perdido que estaba su personaje y lo adolorido, miro por última vez al público para mostrar toda la pesadumbre en sus bellos ojos, en el acto encontrándose con los ojos de Yibo, envolvió sus piernas con sus brazos y dejó caer su rostro en sus rodillas.
El telón cayó, finalizando el recital.
Yibo limpio una lágrima que se le había escapado por lo conmovido que se encontraba, el lugar se llenó de aplausos una vez que el telón se volvió a abrir con el elenco tomados de la mano y habiendo una reverencia ante el público, el director de la obra subió al escenario para darle un ramo de flores a Zhan que con una sonrisa las sostuvo mientras el director pedirá que se le dé un fuerte aplauso al protagonista.
Las piernas de Yibo actuaron por si solas y se levantó de su asiento para aplaudir con todas sus ganas a Zhan, el pelirosa lo miro con una sonrisa mientras sus mejillas se tenían de carmín al ver la acción de Yibo fue imitada por todo el público.
Realmente le habían encantado verle bailar, sobre todo mirar lo feliz que se encontraba de hacerlo.
-Espero que le gusten.- Susurro viendo el ramo de flores.
Ersnnun ramo de rosas rosadas y unas cuantas amapolas del mismo color, sabía que ese era el color favorito de Zhan -algo obvio- pero aún así está nervioso.
Se había sentado cerca de un árbol esperando a Zhan por fin salida del teatro, de vez en cuando echaba un vistazo hacia la enorme puerta. Nuevamente hizo su trabajo de ver la puerta cada dos segundos y por fin se encontró con el pelirosa saliendo acompañado de su familia.
Era muy tierno. Estaba vestido con un abrigo afelpado rosado con blanco, tenía puesta la capucha que mostraban dos bonitas orejitas al igual que las de osito.
Zhan le sonrió cuando lo vio, extendió los ramos de flores que le había dado en el teatro hacia su madre para empezar a ir hacia Yibo. El pelinegro se levantó rápidamente limpiando sus prendas y sonriendole al más pequeño.
-Hola.- Saludo ondeando su pequeña mano.
-Hola.- Le sonrió mientras balanceaba el ramo de flores al lado de sus muslos, olvidando la existencia de este.- Estuviste genial.
- Gracias.- Sonrió.- Me alegra que hayas venido, creí que no lo harías.
-Si, yo también creí eso.- Rasco su nuca dándome una media sonrisa.- Pero estoy acá.
- Ya lo veo.- Asintio.
- Realmente me gustó mucho tu recital, la forma en la que te mueves por el escenario es encantadora ¿Cuando tiempo llevas en el ballet?
- Toda la vida.- Rió.- Prácticamente desde que tengo memoria he estado en ballet.
- Que genial.
Un breve silencio les rodeo, algo incómodo, ya que se sentía fuera de lugar sin sus charlas confianzudas. Yibo no pudo evitar admirar a Zhan delante suyo, desde su rostro con sombras negras y un brillo en sus labios, hasta sus contorneadas piernas cubiertas por su abrigo afelpado, podría estar hofas perdido en esos contorneados muslos.
-Uhm, ya me tengo que ir, si ed todo yo creo que...
Yibo salto en su lugar, apretando el ramo de flores que tenía en su mano y extendiendolo enfrente de Zhan.
- Te traje estás flores. Bueno, te las compre.- Sonrió.- Espero que te gusten.
Zhan tomo el ramo entre sus manos con una sonrisa y acerco su oequa nariz es estás para oler la fragancia que desprendían, cerrando sus ojos mientras dejas que su olfato se llene del olor de las rosas y amapolas.
- Me encantan, muchas gracias, BoBo.- Hizo aquella sonrisa que había que el corazón de Yibo se agutara de sobre manera, sus ojo estás convertidos en dos medias lunas mientras que sus mejillas eran suavemente teñidas de carmín.
Vaya que es lindo.
-De nada, rosita. También... Quería pedirte perdón.
-¿Perdón? ¿Sobre qué?
-uh, el día que me suspendieron el examen me porte como un idiota contigo, tu solo querías ayudarme y yo solamente explote. De verdad lo siento.
-Oh, no te preocupes, no soy rencoroso.
-Y también quería agradecerte por el pastel, estaba delicioso.
-¿Verdad que sí?- Soltó una rosilla.
-Verdad que si.- Sonrió.- Oi que fuiste tú quien lo horneo ¿Es cierto?
-Aja, soy muy bueno con la repostería.- Aplaudió alegre.- ¡Se me olvidaba! Hablé con el señor Choi y lo convencí de que te diera otra oportunidad para dar el examen.
-¡¿Enserio?!
-Sip, solo que tendrás que hacer un trabajo de investigación, consúltalo con el.
Yibo salto de la felicidad, queriendo abrazar a Zhan por ser tan bueno con el. no se contigo y lo tomo entre sus brazos para abrazarlo mientras reposaba su cabeza en la cabeza rosada del más pequeño.
-Muchas gracias, Zhannie.- Susurro.
-D-de nada.- Sonrió en el pecho de Yibo mientras sentía como si cara se volví del color de una manzana.
Se tuvieron que separar del abrazo por el llamada de la madre de Zhan quien le pedía subir al auto, con unas últimas sonrisas ambos se despidieron. Yibo vio como Zhan entraba a su auto mientras sostenía entre sus brazos el ramo de flores.
Se despidieron ondeando sus manos.
-Ay, dios.- Murmuró llevándose las manos al rostro mientras soltaba un suspiro.
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