Ꮺㅤ 𝟖𝟎. fantasmas del pasado
80. FANTASMAS DEL PASADO
—Aún no entiendo por qué me seguiste—grita Kate mientras abre la puerta de su apartamento.
—Porque claramente estás enojada conmigo—responde Jess como si fuera obvio, cerrando la puerta cuando ella también entra a la residencia.
Llegaron hasta el final en esta pequeña discusión. El lugar donde todos se conocieron por casualidad no estaba muy lejos de su apartamento, por lo que cuando Kate decidió que no se quedaría para saber qué le diría Maximoff a esa chica, no contaba con que Jess la siguiera durante todo el camino. .
—¿No estoy enojada contigo? Me enoja que nunca me hablaste de la existencia de esa mujer—responde en tono muy disgustado.
—Porque no era importante—la pelirroja intenta defenderse—A decir verdad, ni siquiera pensé en ella en todo este tiempo.
—¿Qué tan bueno es eso?—pregunta retóricamente la arquera, quitándose el abrigo que llevaba y tirándolo sobre el sofá.
—Es enserio, Kate—continúa recogiendo la prenda que la morena dejó tirada por ahí y colgándola cerca de la puerta de salida—No te hablé de ella porque no significaba nada para mí, y no iba a contarte todo sobre la persona con la que me he acostado en mi vida—se forma un ceño en el rostro de la arquera, y Jess lo repite sin querer.
—Parecía reclamar mucha intimidad para alguien con quien solo dormías, Jessica—murmura cruzándose de brazos mientras se sienta en el sillón.
La pelirroja necesitaba estar de acuerdo con Kate, Skye seguía siendo tan atrevida como en el momento en que estaban en una relación.
—Dices eso como si no te hubiera visto en el mismo lugar con tu prometida—responde yendo a la cocina a buscar un vaso de agua, sintiendo su garganta seca de solo recordar la escena—Por si no lo recuerda, ¡Estás comprometida!
—No señorita, no intentes cambiarme de tema—Kate se levanta siguiendo a la otra, colocándose al otro lado del mostrador en el que estaba Jess.
La pelinegra le aclararía su situación con Annie a Jess más tarde, en ese momento estaba muy interesada en saber más sobre esa Skye y por qué pensaba que tenía derecho a besar a Jess incluso después de qué... ¿Al menos cuatro años?
Y al contrario de lo que decía la pelirroja, Kate sabía muy bien que había algo más ahí. Se abrazaron durante demasiado tiempo, demasiado íntimamente... Skye no era sólo una aventura.
—Quiero saber quién es ella—su voz era firme, y la pelirroja pensó en insistir que no importaba. Sin embargo, Maximoff conocía demasiado bien a su arquera como para saber que la mujer no dejaría que este asunto pasara tan rápido.
No es que la bruja estuviera mintiendo, realmente no había más sentimientos que deseo entre ella y Sky, al menos de su parte. Fue solo... Todo terminó tan rápido en aquel entonces, que Jess no sintió la necesidad de compartirlo.
—Es una súper soldado—comienza su explicación viendo cómo la sorpresa se desvanece en los ojos de Kate—¿Recuerdas lo que te conté cuando Stefan y yo nos separamos?—pregunta esperando que el otro asienta para poder continuar—Entonces , le dije que la conocí en ese momento... Skye fue una de las pruebas que le estaban haciendo con el suero, funcionó, sobrevivió y empezó a entrenarse. Nos hicimos dúo en los entrenamientos y con el tiempo empezamos a involucrarnos en secreto, nada romántico, solo era un arreglo para tratar de encontrar algún tipo de placer en ese lugar.
Kate normalmente estaría celosa al escuchar todo esto, pero siempre había algo en saber más sobre el pasado de Jess que le impedía sentir algo más que dolor por la pelirroja. No por lo que decía la pelirroja, aunque el arquero casi siente dolor físico por los recuerdos de esa mujer casi besando a su esposa... Pero siempre le dolía escuchar su vocecita de brujita cuando recordaba esas cosas.
—No tienes que continuar si no quieres—deja sus celos a un lado, no queriendo poner a Jess en una situación incómoda.
—Está bien...—suspira, continuando—De todos modos, estuvimos involucradas por un tiempo, pero a diferencia de mí, Skye terminó desarrollando sentimientos—esta siempre sería la peor parte para Maximoff—Pero con la falta de reciprocidad, empecé a sentirme mal y no sabía cómo decírselo.
Era difícil creer que alguna vez hubo un momento en el que Jess no podía expresar sus deseos porque se preocupaba demasiado por los demás. No porque Kate pensara que era fría, para nada... Sabía muy bien que su brujita estaba muy lejos de eso, sino porque a la pelirroja le gustaba tanto dar la imagen de arrogancia, que cuando recordaba que no lo era. No siempre es así, era casi perturbador.
Es inquietante ver cuánto puede cambiar una persona con el tiempo y con las cosas que le suceden.
—Fui una adolescente imprudente—continúa Jess, y Kate no puede evitar notar la forma nerviosa en la que la bruja jugaba con los anillos—Ya me hicieron lastimar a demasiadas personas, no quería lastimar a Skye también... Entonces encontré una manera de encontrarme camino a una de nuestras reuniones.
—Jess..
—Idiota, lo sé—dice soltando una risa incrédula, haciendo que la morena quiera abrazarla—Eso lo lamento hasta el día de hoy, porque sí, resolví mi "problema", ya no tenía forma de correr lejos para encontrarla... Pero no pensé que le afectaría a ella también, o tal vez sí, pero la idea de volver a apegarme emocionalmente a alguien me asustó tanto que lo ignoré...
Después de sus hermanos, Stefan, las personas a las que tuvo que matar... Jess no podía lidiar con la posibilidad de tener otra persona en su vida y perderla nuevamente. No hasta Kate... Pero la arquera no era nada de eso, era inevitable.
—Mis acciones me hicieron perder a la única amiga que me quedaba en ese lugar, nunca te lo conté porque, la verdad, con el tiempo comencé a olvidarla. Bueno... Hasta hoy—una lágrima corrió por su mejilla—Pero de forma distorsionada, creo que fue bueno... Enamorarse hubiera sido tan, tan malo, arquera...
—Te enamoraste de mí—murmura, llamando la atención de Jess, quien se encuentra por primera vez con la inmensidad azul en esta confesión.
—Kate... Eres una situación totalmente diferente—afirma con calma, sintiendo sus labios querer moverse en una sonrisa—Y créeme, traté de evitarlo... Pero te infiltraste en mí de una manera que nadie otra persona nunca lo ha hecho antes. Creíste que había bondad en mí cuando yo misma no lo creía, me diste la oportunidad de ser yo misma una vez más, me hiciste ver que todavía podía amar a alguien y que a cambio podía ser amada... Kate. Eres la primera persona de la que me enamoré, y pretendo que sea la última... Sabía que te amaría desde esa terraza. .
—¿Cuándo te disparé?—pregunta entrecerrando los ojos al ver que la pelirroja también hace este movimiento con los suyos.
—A veces el amor duele mucho—esa respuesta hace reír a Kate, sorprendida de sentirse tan bien después de tanto tiempo.
Se reía, o mejor dicho, se reía de Jess... A la bruja casi le había encantado el sonido de su risa, pero ahora que lo redescubrió, juro que podría escucharlo por siempre y nunca cansarme de él.
Porque Kate nació para esto, para brillar y ser feliz... Y Jess estaba más que feliz de hacer todo lo que estuviera en su poder para convertir en arquera todo eso, y a quien se interpusiera en su camino.
—Dile eso a ese entonces—bromeó, murmurando mientras se recuperaba, escuchando a Jess reírse de eso.
Después de todo, era la primera vez que la pelirroja realmente se reía, y Kate no pudo evitar que su cuerpo hormigueara ante el sonido y la sensación de verla brillar así una vez más.
—Dios mío, Katherine... Logras ponerte aún más celosa de lo que ya estabas—murmura recuperándose.
—¿Qué hacías en ese lugar de todos modos?—cuestiona sabiendo muy bien que a la pelirroja no le gustaba beber y mucho menos emborracharse. Sin embargo, la presencia de Yelena a su lado no podía significar otra cosa que alcohol.
—Han pasado muchas cosas últimamente, Lena pensó que sería bueno salir y relajarse—se encoge de hombros, apoyando su cuerpo en el mostrador—Y entonces era muy probable que te llamara borracha y me declarara—esto provoca una risa inesperada por parte de la pelinegra.
—¿Para eso bebes? ¿Para decir cosas que no tienes el coraje sobrio de hacer?—provoca, sintiendo su cuerpo congelarse en el momento exacto en el que una peligrosa sonrisa de reojo aparece en el rostro de la pelirroja con su interrogatorio.
—Creo que ya he demostrado que eso no es cierto, te dije muchas cosas hoy—comienza con calma, acercándose lentamente hasta quedar frente a la mujer—Y tampoco necesito beber para decirte eso. Cada vez que te veo, quiero arrodillarme—sus ojos recorren todo el cuerpo de Kate, volviendo a los nervios azules de la chica en el último segundo, y por un momento Bishop jura que ve un destello de escarlata en ellos.
Jess siente que su sonrisa se amplía ante la energía ansiosa que emana del arquero mientras Kate intenta encontrar algo que replicar. Pero lo cierto es que su cabeza dio un cortocircuito en el momento en que la pelirroja se acercó a ella.
—Interesante—murmura Jess, rozando sus dedos contra la palma de la mano de la morena que estaba apoyada en el mostrador—Es bueno ver que a pesar de todo, todavía sé cómo hacer que te tiemblen las rodillas.
Bruja desgraciada.
Kate traga con fuerza, sintiendo su mano arder bajo el toque de Jess. Por un momento la arquera casi lanza todo al aire y rompe esa distancia entre ellas, sintiendo la necesidad de saborearla una vez más, casi tanto como ella necesitaba aire para respirar.
Pero Bishop sabía que se estarían moviendo demasiado rápido si hacían eso, ella acaba de terminar una relación hoy, necesitaba asimilar y volver a encarrilar su vida antes de traer a Jess con ella una vez más.
—Rompí con Annie hoy—finalmente habla, sintiendo un enorme peso deslizarse de sus hombros. Así como también siente que su corazón se acelera cuando Jess aleja su mano de la suya, cambiando cualquier atisbo de provocación en su mirada—Por eso estábamos en el quiosco.
Jess no lo negaría, esta era la mejor noticia que había recibido desde que regresó al mundo. Pero la bruja no sería egoísta, aunque era consciente de que Kate también sabía que estaba feliz por esto, a Jess le gustaría priorizar lo que el arquero estaba sintiendo en estos momentos.
—¿Cómo estás?—había sido una pregunta sincera, tal vez no le gustara nada su relación, pero Maximoff amaba a Kate. Entonces le importaba la situación de la morena.
—¿Honestamente? Aliviada—ambas dejaron escapar una sonrisa sincronizada con eso—No creo que sea una mala persona, solo una mala compañera... Nuestra relación no era sana, eso lo puedo aceptar ahora.
—Me alegra que estés encarrilando tu vida, arquera.
—Tú eres parte de esto—se arma de valor al ver un brillo llegar a los ojos claros que tanto amaba.
Kate nunca se cansaría de admirarlos, los ojos de Jess eran una mezcla perfecta de azul y verde. Como si fueran cielo y tierra al mismo tiempo... Eso tenía sentido, ella era todo su mundo.
—Quiero reconstruir lo que tenemos, retomar donde lo dejamos—afirma mordiéndose el interior de la mejilla con nerviosismo—Pero quiero hacer esto con calma, paso a paso... Obviamente, eso si quieres, porque entonces, claro que lo entenderé, si no quieres esperarme, ¿Me dolerá? Lo será, más que nada, pero lo entiendo, porque... Ya sabes, es tu elección y la respeto, aunque...
—¡Arquera!—interrumpe la pelirroja haciendo contacto con sus manos una vez más. Pero ahora no era un cariño peligroso, sino más bien un toque reconfortante—Te esperaré todo el tiempo que necesites... Días, meses, años... Te esperaré—continúa Jess. sus ojos en los de Kate, al ver el destello que podía jurar que había alivio en ellos—Te esperaría toda mi vida, si fuera necesario.
—Pero eso es mucho tiempo, te voy a extrañar—murmura al ver a Jess cerrar los ojos mientras sonríe.
—Entonces esperaré todo el tiempo que necesites, el tiempo suficiente.
—Sí, sí... Creo que está bien—dice asintiendo mientras una sonrisa de satisfacción aparece en su rostro.
Y antes de que pueda registrar algo, sus brazos se mueven, envolviendo a la pelirroja en un fuerte abrazo que sintió que necesitaba en ese momento.
Jess no duda ni un segundo en corresponder, sintiendo que su cuerpo entra en cortocircuito en el momento en que choca con el de Kate. Su calor mezclándose con el de ella de una manera embriagadora.
Las manos de la pelinegra se aferran a su chaqueta como si la necesitara para sobrevivir, y Jess está feliz de dejarla así, aprovechando para disfrutar el contacto de sus manos en la espalda de Kate.
—Hay una cosa más que necesito decirte—murmura la ojiazul, sintiendo la voz de Jess reverberar contra su cuerpo cuando la pelirroja le dice que hable.
Se aleja lo suficiente para poder mirarla a los ojos, sintiendo su mejilla calentarse cuando la pelirroja aparta un mechón de cabello que cae sobre su rostro.
—Siempre supe que me amabas más que a Starbucks—su declaración pareció dejar a Jess en shock por un momento, razonando lo que eso significaba mientras Kate tenía una sonrisa cálida y nostálgica en su rostro.
Ella finalmente escuchó el mensaje...
ᗢ
Después de que Jess se escapó con Kate, Yelena no se quedó mucho más tiempo. Simplemente intercambió números con Skye, pues la chica dijo que tenía cosas importantes que aclarar con la pelirroja.
Lo interesante es que Yelena vino todo el camino a casa riéndose de la situación. La actitud de Kate siempre fue impagable en estas situaciones, al igual que el miedo de Jess hacia su esposa.
Nunca se cansaría de lo caótica que podía ser su dinámica.
Nada más llegar a casa, la rubia cuelga las llaves del coche antes de agacharse para acariciar a los dos perros que vinieron a recibirla en la entrada.
La casa estaba en silencio, lo que le hace llegar a la conclusión de que todos deben estar durmiendo o de lo contrario Stefan y Peter también se fueron, ya que la pareja siempre solía ver películas hasta tarde.
Natasha seguramente estaba durmiendo, esa mujer tenía alma de mujer de noventa años... No, una mujer mayor es más sociable que Romanoff.
Yelena, apurada, sube las escaleras en busca de su ruso. Se vieron antes de que la rubia se fuera con Jess, pero eso no significaba que Belova no la estuviera extrañando ya.
Durante los años que estuvieron construyendo su relación, Kyra se convirtió en su refugio seguro. Esto era un poco irónico si pensabas en cómo empezaron las cosas, pero a Yelena le gustaba clasificarlos como los clásicos haters to lovers.
Está bastante segura de que nunca olvidará el día en que Kyra la llevó a un picnic a un parque para perros con Fanny, sabiendo que estar cerca de estos animales era una de las actividades favoritas de Yelena, y allí le pidió que fuera su novia. Recuerda hasta el día de hoy la expresión nerviosa que Galkin tenía en su rostro mientras esperaba la respuesta.
Este fue definitivamente uno de los mejores días de tu vida.
Cuando abre la puerta del dormitorio, una sonrisa aparece en su rostro al ver a Kyra enredada en las mantas mientras ve Modern Family en la televisión.
Esta serie se había convertido en su favorita, Yelena sabía que era porque el caos de aquella familia le recordaba cómo era la de ellos.
—¿Ya llegaste?—pregunta retóricamente, pausando la serie para sentarse en el colchón con los ojos enfocados en su novia.
—No vas a creer lo que pasó, dorogaya—Yelena comienza a sonreír, tirándose sobre el colchón junto a la morena—¿Puedes creer que encontramos a Kate y Annie allí?
—No...—una sonrisa de incredulidad se formó en el rostro de la morena, y Belova supo que Kyra estaba conteniendo la risa porque no le gustaba reírse de las atrocidades de otras personas.
—Esa ni siquiera es la peor parte—los ojos marrones que estaban sobre ella se abren, y la rubia siente que su sonrisa se amplía.—Nos topamos con una de las ex de Jess, creo.
—¿Con Kate allí?—cuestiona al escuchar una fuerte carcajada de su novia.
—Debiste ver el caos que era, por un momento pensé que Bishop iba a sacar un arco y dispararle a Skye en la cara—dijo entre risas, viendo a Kyra cerrar los ojos en concentración—La mejor parte fue la de Jess y su cara desesperación.
—Nunca me he arrepentido de no haber salido tanto a beber—bromea apoyando la espalda en la cabecera.
Ambas sabían que esto era mentira, Kyra no se llevaría un sorbo de alcohol a la boca. Las razones de esto eran obvias para todos los que vivían en esta casa.
—Ni siquiera terminamos bebiendo, Kate no quería quedarse allí y su perro mascota corrió tras ella—Nunca perdería su gracia para Yelena llamar a su mejor amiga cosas que sabía que enojarían a la pelirroja.
—Hablando de beber... tengo algo que decirte—el repentino tono serio de Kyra inmediatamente desmonta la sonrisa en el rostro de la rubia, quien se sienta, ajustando su postura.
—¿Pasó algo?—pregunta centrando su mirada en la expresión del ruso, Kyra jugando nerviosamente con la manta.
—Hoy temprano recibí una llamada de Rusia—comienza a explicar, y Yelena siente que un suspiro de cansancio la llega tan pronto como se da cuenta de qué se trata.
—¿Qué quería?
—No fue él... Fue el hospital—aclara levantando los ojos para ver el ceño de Yelena antes de bajarlo una vez más en sus propias manos—Le dejé mi número de emergencia al portero por si pasaba algo, él debe haberlo pasado a los paramédicos.
—Eso no es tu responsabilidad, Kyra—afirma sabiendo exactamente hacia dónde se dirigía esa conversación. Era así cada vez que hablaban del progenitor de la rusa.
—Le diagnosticaron cirrosis—un silencio ensordecedor se instala en el lugar antes de que el moreno continúe—Ya es una etapa avanzada, hay tratamiento, pero solo si coopera.
A Yelena le gustaría decir "bien hecho", o que esto era lo menos que le podía pasar a ese hombre por lo que le hizo a Kyra. Pero no lo haría, era obvio que no lo haría.
Hace un año y medio tuvieron una discusión similar a esta, cuando Kyra decidió ir tras su padre para saber qué estaba haciendo el hombre, si estaba vivo... Cosa que lamentablemente descubrieron que sí.
Sin embargo, estaba completamente cubierto de deudas en las que se metió al gastar todo su dinero en bebidas.
Kyra era demasiado buena, eso a veces volvía loca a Yelena. Porque al ver al hombre en esa situación, la morena decidió cubrir los gastos básicos para que aún tuviera un techo y sus necesidades estuvieran cubiertas.
La morena sabía muy bien que esto era un reflejo vicioso de su pasado, que incluso después de todo lo que había pasado, todavía sentía que tenía la obligación de mantenerlo. Esto se estaba abordando en terapia, pero todavía era un tema delicado.
—Dijeron que no creía en el diagnóstico y se fue—continúa Kyra, sonriendo con incredulidad por lo mucho que esto sonaba como algo que él haría—Los médicos no pueden obligarlo a someterse a un tratamiento, así que me llamaron para ver si era todo lo que necesitaba.
—No—dice inmediatamente Yelen—De ninguna manera, dorogaya.
—Yelena, él es mi padre... ¡No puedo abandonarlo así!
—¡Kyra, te vendió!—replica enojada, no con su novia. Pero viendo cómo ella todavía estaba afectada por todo, no tienes la obligación de intentar convencerlo de que reciba tratamiento.
Ni siquiera debería soportar los gastos de esa criatura, pero la rubia ya había entendido que era un proceso para Kyra, y que podría pasar mucho tiempo hasta que la niña pudiera deshacerse de él.
—Mañana a última hora de la tarde me voy a Rusia—afirma sin querer prolongar una discusión.
—¿En serio?—su pregunta suena casi burlona, aunque no lo es.
Era solo que Yelena no sabía cómo lidiar con esta situación de otra manera, la idea de que Kyra entrara en contacto con ese hombre nuevamente la perturbaba. La idea de que la morena tuviera un retroceso en su tratamiento... Sólo Belova sabía cuántas noches pasó su novia llorando después de una sesión de terapia.
—¿Vas conmigo o no?—pregunta tragando secamente, aún sin mantener contacto visual.
—Que tengas un buen viaje—Eso es todo lo que dice antes de salir de la habitación, tal vez dormir con Natasha sería una mejor opción esta noche.
Era probable que hablaran más sobre ello mañana, cuando hubieran digerido mejor la situación. Al menos eso pensó Yelena cuando cerró la puerta del dormitorio.
No sabía que cuando despertara, Kyra ya no estaría en casa.
ᗢ
Después de la conversación que tuvo con Kate anoche, Jess decidió encontrar el coraje para hacer lo mismo que su esposa... Volver a encarrilar su vida. Bueno, al menos hasta el punto en que todavía pudiera hacerlo.
Había cosas, eventos, personas que nunca volverían a ella... Pero eso no significaba que Maximoff tuviera que darle la espalda a todo.
Todavía había algo que no había hecho desde que regresé, ya sea por falta de tiempo debido a los días difíciles, o incluso porque estaba asustada y avergonzada... Sabía que no debía, no había manera de que pudiera hacerlo. hacerse daño al hacer eso, no al menos físicamente.
Pero tan pronto como estaciona el auto y mira dónde terminó, Jess puede estar segura de que esto dolería mucho más que las muchas palizas que recibió en su vida.
La bruja se toma unos segundos para respirar profundamente, mirando vacilante las flores que compró para traer. Podía crearlos con su magia, pero le parecía incorrecto involucrarlo en cualquier parte de su corrupta vida.
Entonces Jessica prefirió ir a la floristería y comprarlas, en cierto modo le parecía más simbólico... Al menos en su mente así era.
Jess se anima, salta del vehículo y cruza las puertas. Aquí hubo muchos nombres famosos, personas memorables y algunos desconocidos... Cada uno con su importancia.
No le tomó mucho tiempo encontrar a quién estaba buscando, eso fue porque sabía exactamente a dónde ir. Después de todo, ella solía venir aquí varias veces antes de que todo esto sucediera... Esto era algo que pocas personas sabían, probablemente solo Kate, Yelena y Natasha.
Pero era increíble, no importaba cuantas veces viniera aquí, ver el nombre de su hermano escrito en una lápida siempre le quitaría un pedazo de su alma.
Mordiéndose el labio, la pelirroja comienza a quitar las hojas muertas que habían caído debajo de la tumba, para luego quitar las flores viejas y agregar las nuevas que trajo.
—Me parece que se han estado olvidando de ti, perdedor—bromea escondiendo su mano en los bolsillos de su chaqueta mientras centra su atención en la lápida—Al menos tenemos algo en común, se olvidaron de ti y a mi también.
Ella deja escapar una risa angustiada ante su propio intento de no llorar. Si Pietro pudiera saber cuánto lo extrañaban, cuánto ella todavía lo necesitaba...
Puede que Jess no hablara mucho de su hermano, pero el chico siempre estaba en sus pensamientos. Últimamente más de lo habitual, probablemente por todo lo que le ha estado pasando a la familia destrozada que compartían.
—Sabes... no creo que alguna vez pueda aceptar que te hayas ido—piensa en voz alta, sintiendo la brisa fría golpear sus mejillas calientes—Eras el mejor de los tres... Con tus chistes totalmente carentes de gracia y hasta tu cabello, que estaba más seco que nada.
A su mente llegan recuerdos de cuando el chico les pidió a ella y a Wanda que le blanquearan el cabello. Estas tardes siempre se convertían en un caos, incluso hubo una vez en la que Pietro decoloró parte del cabello de Wanda para burlarse de ella... Jess cree que nunca había visto a su hermana tan furiosa hasta ese día.
—Necesitaba abrazarte tanto en este momento, Pietro—podía sentir sus labios temblar mientras intentaba mantenerse contenido —Sólo desearía poder disculparme contigo...
Una cansada bocanada de aire se le escapa mientras la pelirroja cierra los ojos, sintiendo las lágrimas cortar su piel a medida que fluyen.
—Perdóname por destruir a nuestra familia—susurra—Perdóname por no poder evitar todo esto, perdóname por no poder evitar que Wanda se perdiera, perdóname por el día que te teñí el pelo de azul porque tú habías blanqueado el de nuestra hermana, perdóname por todas las veces que peleé contigo, perdóname... Por favor, Pietro... Perdóname por tener que matar a nuestra Wanda.
En ese momento, las lágrimas brotaron incontrolablemente. Decir esto era sentir como quitarse toneladas de encima, aunque sabía que no habría respuesta, que Pietro nunca respondería... Que nunca volvería.
—Realmente intenté... intenté con todas mis fuerzas evitar todo esto—dice agarrando con fuerza el objeto que estaba en su bolsillo—Pero parece que lo único que logré fue empeorar las cosas.
Nada ayudó... Maldita sea, había sacrificado su propia vida para que Wanda tuviera la oportunidad de vivir la suya. Aun así, era una maldición, por mucho que intentara evitarla, llegaría un momento en que sería inevitable.
O Jess por Wanda ahora, o en el futuro la que tendría que ser detenida sería ella... La bruja sabía que llegaría un momento en el que ya no podría controlarse, y sólo pensaría en lo que quería. podría ser si eso sucediera... Definitivamente no, fue bueno.
—No sé si entenderías mi lado o no... De hecho, creo que terminarías volviéndote loco si todavía estuvieras aquí.
Con calma, saca del bolsillo el objeto que trajo para finalmente devolvérselo a quien fuera. El anillo por el que mató a muchas personas, una última pieza de su hermano que aún tenía.
—Pero ya no puedo pensar en eso, no puedo aferrarme al pasado y culparme por algo de lo que no soy responsable—dice acercándose a la lápida—No puedo aferrarme a ti si voy a hacer lo que tengo que hacer.
Deja un beso en la joya, un último adiós antes de dejarla delante de la imagen de su hermano fallecido, creando una protección alrededor del anillo para que se conserve para siempre, como el recuerdo de Pietro...
Porque eso es lo que era ahora, sólo recuerdos. Pietro fue la razón por la que Jess encontró el amor de su vida, fue por ese anillo que conoció a Kate en esa terraza, fue por ese anillo que encontró el coraje para iniciar su venganza contra las personas que la lastimaron en el pasado... Todo para poder devolvérselo a Pietro algún día, cuando estuviera lista.
Ya estaba, la joya finalmente estaba con su dueño. Ya no con Jess como balsa salvavidas, porque ya no lo necesitaba... Lo estaba dejando ir, por última vez.
Tal como lo haría con Wanda.
Jess necesitaba dejarlos ir si quería, no, no quería... Si iba a completar lo que la profecía imponía en su vida. Y no había manera de que pudiera hacerlo si seguía aferrándose a su antiguo yo.
A una vida que nunca podría tener con sus hermanos, a un "qué pasaría si" que permanecería para siempre sólo en sus sueños más bellos, o en sus pesadillas más profundas... Porque cuando despertara, la realidad la alcanzaría y entonces tendría que lidiar con el hecho de que él nunca podría ser feliz con las dos personas que significaban tanto en su vida.
Una parte de ella siempre amaría a Wanda, sin importar lo que hiciera la mujer, eso parecía una maldición... Jess nunca podría dejar ir el fantasma de lo que una vez fue su hermana mayor para ella.
Pero la chica ya no podía cargar con ese peso, no podía ser tan cruel consigo misma. Jess no tenía la culpa de tener que hacer algo que no quería hacer, así que no se culparía a sí misma.
O al menos lo intentaría... Lo importante era que la pelirroja ya no llevaría consigo a Wanda de ahora en adelante.
Pero para poder hacer eso, necesitaba dejar ir a Pietro también.
Respirando profundamente, la pelirroja cierra los ojos mientras extiende sus manos frente a ella, sonriendo al escuchar su magia comenzar a trabajar en lo que imaginaba.
Sabía que cuando viniera aquí, planeaba no mezclar a Pietro con ese lado de su vida. Pero la verdad era que Jess era realmente así y no había ninguna razón para que ella lo ocultara o se avergonzara de ello.
Cuando abre los ojos, la pelirroja se toma un momento para ver el campo de flores que creó alrededor de la tumba de su hermano, hermosas flores que decoraban lo que quedó de lo que alguna vez fue una hermosa persona.
Pietro era hermoso, pero ya no estaba aquí... Jess estaba, Kate estaba, Yelena estaba, Natasha, Stefan, Kyra, Peter, Lucky... Estaban aquí, eran su familia, y eso era lo que Maximoff haría para concentrarse ahora.
En su familia.
—Te amo, Pietro—eso es lo último que dice, saliendo de ese lugar.
Quién sabe, tal vez algún día podría aceptar una vez más este lado de su vida, volver aquí cuando todo hubiera terminado, cuando pudiera sonreír y no querer llorar porque era feliz...
Bueno, sólo el futuro lo dirá. Porque en ese momento, lo único en lo que Jess puede pensar es en su futuro, ya no en quién era o quién debería ser, sino en quién era y quería ser.
Y quería ser la esposa de Kate, la mejor amiga de Yelena, la hija de Natasha, la molesta hermana pequeña de Stefan... Quería estar en sus vidas y que ellos estuvieran en la de ella.
Entonces, cuando la pelirroja se seca una última lágrima de su mejilla, Jess se siente libre, aliviada... Porque ahora ya no se siente culpable.
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