49 ⌗ Confesiones ೃ࿔
Miró por la ventana y sonrió al mirar la carpa al frente de la cabaña, sabiendo que posiblemente dentro estarían los chicos desparramados durmiendo como si sus vidas dependieran de ello. El reloj marcaba las ocho de la mañana, y él se había levantado hace rato dispuesto a recibirlos con un buen desayuno en compensación por su falta la noche anterior. Sonrió mientras picaba los alimentos, recordando en la noche. Dejar las cosas claras con Namjoon era algo que realmente necesitaba; eliminar aquellos pensamientos erróneos lo había dejado con una sensación de paz en su ser, y la forma en que terminó todo fue la guinda del pastel.
Sabía que eso último era innecesario, y más aún inadecuado encontrándose en ese lugar con los chicos cerca, pero se dejó ir, y no iba a negar que había disfrutado de todo. Sus mejillas se sonrojaron, y una sonrisa boba salió de sus labios involuntariamente. Había dejado a Namjoon dormir otro poco, y él, con el reloj biológico que tenía, se había levantado listo para empezar el día.
La puerta de la entrada se escuchó abrir, y dirigió su vista hacia el lugar, mirando con gracia a Yoongi que venía rascando su ojo y con claros signos de que acababa de despertar. El pálido entró a la cocina, directamente al refrigerador para tomar la botella con jugo de naranja y beber de la misma.
—Yoongi, para eso hay vasos. Todos vamos a beber de tu saliva ahora —reclamó sin mucho afán, volviendo a concentrarse en lo suyo. El recién nombrado dió un último trago, y miró a Seokjin con una ceja en alto. Dejó el frasco dentro de la nevera, y no lo pensó mucho cuando levantó su pierna, dando una patada en el trasero de Seokjin—. ¡¡Ah!! ¿¡qué te pasa!?
—¡Son unos malditos! —gruñó, ahora soltando un puño en el brazo de Seokjin—. ¡Se ponen a coger y me dejan a los niños a mí, par de sinvergüenzas!
Seokjin se sonrojó de inmediato, y se cubrió para evitar los otros golpes que estaban llegando a él. No eran fuertes, Yoongi jamás lo lastimaría, pero estaba siendo constante y ya comenzaba a fastidiarlo. —¡N-no se suponía que haríamos nada! Simplemente se dió...
—Ay, simplemente se dió... —Yoongi detuvo sus golpes, mirando con lástima a Seokjin. Una que duró muy poco y acompañada de un nuevo golpe—. ¿¡Y acaso no podías negarte!? ¿¡te domina el culo o qué!?
Para este punto Seokjin solo comenzó a reír, tapándose de los golpes que aún recibía de Yoongi acompañados de indignados "y encima te ríes, desgraciado". Cuando la energía del más bajo acabó, y los golpes obviamente habían acabado, se dedicó a mirar con reproche desde su asiento encima de la mesa a Seokjin hacer el desayuno. Había notado el bajo ánimo de su amigo los últimos días, y parecía que todo estaba mejor ahora, y se sentía feliz por eso, lo admitía, pero lo que no iba a tolerar era a esos dos idiotas cogiendo en ese lugar mientras él estaba en completa sequía y cuidando a los mocosos. Ese era un viaje para descansar, no para ser niñera de los puertos mientras esos dos hormonales estaban de luna de miel.
—¿Los chicos siguen allá afuera? —inquirió, al tiempo en que le ofrecía una mandarina.
—Subieron a su habitación desde temprano —respondió, tomando la fruta—. Como desde las seis están allá arriba. Les entró algo de frío y los mandé a entrar.
—¿Y qué hicieron?
—Creéme que coger no.
Seokjin lo miró mal. —Ya déjalo.
—Oblígame —entrecerró los ojos—. Hablar, jugar y comer, ¿qué más?
—Espero que se hayan divertido... que estén divirtiéndose en general.
—Lo están haciendo. Solo se necesitan a ellos para ser felices. Fue una buena decisión venir acá, incluso nosotros necesitábamos este tiempo libre.
Seokjin sonrió, estando de acuerdo con eso. Se sintió melancólico de momento, conocer a los chicos de niños y ahora verlos de adolescentes era algo que apreciaba. Todos habían crecido, inclusive ellos lo hicieron, y aún así mantenían la estrecha amistad de siempre. La añoranza se asentó en él, sabiendo que cuando menos se diera cuenta, irían a la universidad, harían sus vidas e... ¿iba a llorar? No lo creía. Mejor dejaba sus pensamientos y se concentraba en sus cosas.
—Buenos días —la llegada de un adormilado Namjoon hizo acto de presencia en la cocina. El moreno fue directo a su pareja para tomarlo por la espalda y abrazarse a su cintura, dejando antes un beso en su cuello.
Yoongi rodó los ojos con desagrado. —Ya llegó el otro desvergonzado asqueroso. Kim Namjoon, ojalá y no se te pare más nunca.
—Teniendo a Seokjin de novio eso jamás va a pasar —dejó otro beso en el cuello del nombrado, y se alejó para estirarse—. ¿No has visto lo precioso que es ese hombre? Ubícate, Yoongi.
El pálido le mostró el dedo del medio, y Seokjin solo pudo obtener un fuerte color rojo en sus mejillas. Namjoon sonrió con gracia por la situación, y tomó asiento en unos de los taburetes del lugar.
—Ve a ponerte ropa, Nam —le pidió Seokjin.
Namjoon miró su pecho desnudo, con flojera de volver a la habitación para colocarse algo. Había despertado y palpado su costado en busca del calor del cuerpo contrario, más sorprendido quedó cuando no encontró a nadie. Se levantó, entre dormido y despierto, se colocó el primer short que encontró en el camino y salió en busca de su novio. Namjoon podría ser grande, bastante maduro y serio la mayor parte del tiempo, pero si había algo que sin duda contrastaba con su masculina figura, era su fascinación por permanecer abrazado a Seokjin luego de hacerle el amor. Le gustaban los mimos y las caricias luego de una noche íntima, despertar y abrazarse a ese delgado pero estilizado cuerpo, hundir su nariz en el cuello contrario y llenarse de su aroma. Suponía que no había despertado bien porque le faltaba su dosis de atenciones especiales por parte de su bonito chico.
Seokjin miró a su novio, que no se había movido a ningún lado, más dormido que despierto y apretó sus labios. —El desayuno ya va a estar listo, vayan a lavarse la cara y los dientes y despiertan a los chicos para que vengan.
Rodó los ojos al ver a los dos caminar como almas en pena a realizar lo que había pedido. Se giró para seguir en lo suyo, cuando sintió nuevamente los musculosos brazos de Namjoon rodearlo, y un sonoro beso fue depositado en su mejilla. Ladeó su cabeza para mirarlo con curiosidad de porqué venía aquello, para solo quedar embelesado con la linda sonrisa de hoyuelos de Namjoon dirigida hacia él.
—Te amo, príncipe —dijo y besó sus labios dulcemente, para así volver a irse a donde Seokjin lo había enviado. El mayor de los Jeon parpadeó en su sitio, pero finalmente sonrió con el corazón hinchado de amor.
『 🐰 』
Jungkook buscó por todos lados a Taehyung pero no lo veía en ningún lugar. Lo había notado desde temprano algo distraído y pensativo, incluso cuando le hablaban había que repetirle las cosas para que pudiera entender, como si en primera instancia no te prestara completa atención. La duda y la curiosidad estuvo carcomiendo su ser, ¿estaría así por lo que debía decirle ese día? ¿qué tan malo podría ser? Independiente a como se sintiera, iba decirle todo a Jungkook, lo había prometido.
Bajó las escaleras, y miró a todos sentados en el sofá de la sala, pero sin rastro de Taehyung. Frunció el ceño nuevamente, ¿acaso era el único que le interesaba el paradero de Taehyung?
—Kook, bajas a tiempo —Jimin lo apuntó con el dedo—. Estaba diciendo para ir a bañarnos al río.
El chico abrió los ojos, y negó de inmediato. —Ni loco. Vayan ustedes sin mi.
—¿Y eso? —Yoongi lo miró curioso—. Será divertido, la idea es ir todos.
Jungkook volvió a negar, y sintió un brazo sobre sus hombros. El chico miró a su lado, encontrando a su hermano. —Kookie es talasofóbico, por eso no le gusta bañarse en el río.
—¿Y qué tiene que ver la tala en todo esto? Vamos a nadar, no a cortar árboles, duh —dijo Jimin obvio, no viendo la gravedad del asunto.
Yoongi no tardó nada en echarse a reír por la respuesta de Jimin, ganándose una mirada confundida por parte de este. Hoseok ni opinó, ya que tampoco entendía bien la fobia que al parecer padecía Jungkook.
—La talasofobia es el miedo a los grandes cuerpos de aguas —comentó Namjoon que en ese momento venía saliendo de la cocina con un vaso lleno de refresco—. A Jungkook le asusta lo que puede encontrar ahí, por eso es que le aterra el entrar en estos lugares —hizo una mueca—. Eso lo aprendí de la peor manera posible...
Jungkook lo miró con pánico, y Namjoon entendió en ese momento que se le había salido algo que jamás tuvo que comentar.
—Cuando dices "la peor manera", ¿exactamente a qué te refieres, Namjoon? —Seokjin alzó una ceja, y luego miró a Jungkook—. ¿Kook?
—No es nada, hyung, déjelo así —movió su mano restándole importancia.
—Ah, nada de dejarlo así —negó Yoongi—. A mí me cuenta la historia completa.
—Yoongi, cállate un siglo, ¿sí?
Seokjin apretó sus labios y se cruzó de brazos, mirando a Namjoon. —Habla ahora.
Jungkook palmeó su frente con su mano, sabiendo lo que se vendría a continuación. Ese acontecimiento había quedado como secreto de Estado por parte de ambos, —Namjoon y él— y no podía creer que cinco años después iba a ser revelado solo por la bocota del idiota del novio de su hermano.
—¿Recuerdas cuando vinimos para acá la primera vez? Ya sabes, las dos familias —comenzó Namjoon, teniendo toda la atención de Seokjin sobre él—. Esa vez que estábamos arreglando todo para acampar esa noche, y yo me encargaba de montar la tienda, escuché algo caer al agua. Recordé que me habías comentado de la fobia de Kook, así que salí corriendo y lo encontré dentro del agua... —Seokjin palideció y Namjoon se alarmó—. ¡Pero no sucedió nada! Llegué justo a tiempo y ayudé a Kookie. Me encargué de cuidarlo, y prometimos no decir nada de lo que había ocurrido.
—P-pero... —Seokjin se cubrió la boca con ambas manos, y miró a Jungkook—. Tuviste que estar aterrado en ese momento... —el chico solo se encogió de hombros, pero asintió. Era un recuerdo desagradable por completo, y la simple sensación del agua alrededor y su cuerpo paralizado había sido una de sus pesadillas más recurrente en aquellos tiempos. Si no hubiese sido por Namjoon, la historia sería diferente, y aunque ya no digan nada al respecto, seguía sintiéndose agradecido con con el mayor—. Kookie...
Fue apresado entre los brazos del mayor, y lo dejó ser porque sabía lo preocupado que se sentía a pesar de que eso haya sucedido hace muchos años atrás. Miró a Namjoon con enfado, y el contrario solo le dedicó una sonrisa a modo de disculpa.
—Creo que era mejor no saber eso... —Yoongi hizo una mueca, sintiéndose preocupado. ¿Si Namjoon no lo encontraba, entonces...? Mierda, su corazón estaba latiendo fuerte en aquel momento.
Un sollozo llamó la atención de todos, y pronto Hoseok se había unido al abrazo de los hermanos, con las lágrimas corriendo por las mejillas por la mera idea de que aquel momento hubiese terminado diferente. Jungkook rodó los ojos, pero también consoló a Hobi, que no hacía más que llorar y aferrarse a él. Jimin no se acercó, pero claramente se le veía afectado, y Yoongi tuvo que tomarlo en un abrazo para calmarlo.
—Oigan, ¿no creen que están exagerando? —cuestionó Namjoon, y Seokjin lo miró mal—. Hey, Kook está bien. Él realmente no se ahogó, solo se quedó paralizado en el agua. Yo lo saqué y lo ayudé. Estuve todo momento a su lado.
—Namjoon, mi hermanito debió estar aterrado.
—¿Crees que no lo sé? Estuve ahí.
Seokjin iba a reclamar, pero Jungkook intervino. —Hyung, tiene razón. Están exagerando. Estoy bien, y él en verdad me ayudó.
—¿Por qué no me lo dijiste? Pude ayudarte igual, abrazarte y mimarte hasta que estuvieras tranquilo —Seokjin lucía muy afectado por todo, reprochándose a sí mismo el no haber podido estar para su hermano—. ¿Por eso es que te escabullías a mi habitación en las noches? ¿aún tenías miedo? Sabía que algo te asustaba, pero estaba esperando que me lo dijeras tú mismo.
Jungkook se sorprendió al saber que Seokjin sabía que tenía algo, y aún así no insistió, esperando por él. Lo cuidaba, y lo dejaba dormir a su lado, pero jamás lo presionó para hablar. Sonrió de lado, sintiendo más amor hacia su hyung.
—Kookie siguió teniendo miedo —berreó Hoseok, y Yoongi le hizo señas para que se acercara a él y abrazarlo de igual modo.
—Hyung... —llamó Jungkook a su hermano—. Le juro que estoy bien. Si no se lo habíamos dicho era para no preocuparlo. Sí, pasé un tiempo teniendo pesadillas con eso, pero siempre estaba ahí para recibirme en su cama y protegerme.
—Debías decirme... —insistió inconforme.
Rodó los ojos. —Pasó hace un montón de tiempo, además, debería estar feliz de que algo así pasó porque desde ese momento comencé a querer a Namjoon.
La sala quedó en completo silencio, incluso el llanto de Hoseok se cortó de golpe cuando las palabras habían salido involuntariamente de la boca de Jungkook. Las mejillas del mismo tomaron un fuerte color rojo, que se expandió hasta su cuello y mejillas, y se maldijo a sí mismo una y otra vez por lo estúpido que había sido al soltar tal cosa que había mantenido en secreto. Cuando Namjoon lo salvó, y cuidó de él, su percepción de la pareja de su hermano había cambiado completamente. Dejó de ser el "idiota que quería robarle a su ejemplo a seguir" a ser el "idiota que no era tan malo y que lo salvó" para tiempo después convertirse en el "idiota que no es tan idiota y que, voy a admitirlo, le tengo aprecio".
No sabía en qué momento comenzó a quererlo, pero si podía dar un inicio fue ese. Se sintió protegido, cuidado, Namjoon se aseguró de que estuviera bien y le hizo ver que no era la amenaza que había sentido la primera vez que lo vio.
—Jungkook... —jadeó Namjoon, llevándose una mano al pecho—. ¿Me quieres?
—¿A mil kilómetros? Por supuesto —respondió, y se miró las uñas desinteresadamente—. Por cierto, ¿dónde está Taehyung?
—El conejito diabólico acaba de confesar que quiere a Namjoon —comentó al aire Yoongi—. Este día hay que anotarlo y celebrarlo.
—Este día es uno de los más felices de mi vida —dijo Namjoon sonriendo en grande. Jungkook lo miró con enfado, sintiendo pena ajena por ese tonto—. Jungkook, yo también te quiero. Siempre lo he hecho, incluso cuando me odiabas.
—¿Y qué te hace pensar que ya no te odio, cosa fea? —habló a la defensiva.
—Jin, me dijo "cosa fea", como en los viejos tiempos —la voz de Namjoon salió soñadora, y Seokjin lo miró con ternura.
Jungkook bufó, y se dió media vuelta, saliendo de la cabaña e ignorando los gritos de Namjoon y Seokjin para que se quedara. Apretó sus puños y gruñó, ¿¡cómo se me ocurre soltar tal cosa!? ¡tonto, tonto y más tonto! Dejó el tema hasta ahí, y se encaminó hasta su guarida secreta. Era el único lugar en el que no había revisado y posiblemente Taehyung estaba ahí. Caminó por entre los árboles, siguiendo de memoria aquel familiar camino que lo llevaba a su sitio seguro, su lugar secreto, y el único en el mundo que solo compartía con Taehyung; nadie más que él.
Subió una corta colina, y pronto se encontraba en el sitio, aliviado de que, efectivamente, ahí estaba Taehyung. Le molestó el hecho de que no se haya dado cuenta de su llegada, no porque debía hacerlo, sino porque significaba que aún tenía su cabeza en otro lugar y no ahí con él, y el verlo así, caminando de un lugar a otro era un claro signo que estaba dándole vueltas al asunto.
—¡Taehyung! —llamó, y en nombrado dió un pequeño salto en su lugar, sorprendido por la llegada de Jungkook. Caminó el espacio que los separaba, deteniéndose hasta estar justo al frente. Jungkook lo escaneó con los ojos, y finalmente arrugó su frente—. Habla.
—¿Eh? ¿sobre qué?
—¿Cómo que "sobre qué"? —cuestionó frustrado—. Estás todo ansioso y pensativo. ¿Qué te tiene así? ¿es por lo que ibas a decirme? Pues suéltalo de una vez y no lo pienses más.
Taehyung tragó saliva, y desvió la mirada. Soltarlo de una vez, podría hacerlo, era solo decir "Jungkook, estoy enamorado de tí" y ver qué pasaba. Ayer se sentía seguro, inspirado y con muchísimas ganas de revelar sus sentimientos, y aunque aún quería hacerlo, acabar con la agonía, las palabras no querían salir tan fácil de él. No quería solo decir que estaba enamorado, quería decirle lo que le hace sentir. Confesar sus miedos y sueños. Confesar lo que realmente era Jungkook para él.
—No es fácil hablar.
—Prometiste decirme todo hoy —Jungkook lo miró mal—. Una promesa es una promesa.
—Y eso lo sé, te diré todo, Jungkook... —sus ojos lucieron suplicantes, y el contrario bajó sus ansias—, pero no es fácil, las palabras no quieren salir, y quiero que mi mensaje sea perfecto. Quiero que entiendas todo de la mejor manera posible, que me entiendas a mí, a lo que me estoy enfrentando.
Jungkook hizo una mueca, pero no volvió a insistir. Taehyung le diria, ya estaba decidido, pero una parte de él se preocupaba, ¿qué era eso que lo tenía tan asustado? Jungkook daría su vida entera para que Taehyung no sufriera. Era su amigo, su alma gemela, eran inseparables, ¿no estaba fallando si Taehyung sufría y él no podía hacer nada al respecto?
—Jamás me alejaré de tí —dijo, y Taehyung lo miró curioso—. Y-yo no sé qué es lo que pasa por tu mente, no sé qué es eso que quieres decirme y te aterra. No tengo la menor idea a lo que te estás enfrentando, pero si sirve de algo, quiero decirte que nunca me voy a alejar de tí, y que si necesitas un lugar donde descansar de todo, mis brazos siempre estarán abiertos para recibirte.
»Siento que no he sido un buen amigo, ¿de sí serlo, ya me habrías dicho tu secreto? Desde ayer me estoy cuestionando a cerca de todo esto. Lamento si te he hecho sentir solo, o incomprendido, me cuesta muchas veces saber qué sienten los demás, o cómo afectan mis acciones, y eso no quiere decir que no los quiera o no me importen solo... —suspiró—, solo quiero que sepas, Taehyung, que puedes confiar en mí porque eres importante para mí, y puedo dar mi vida ciegamente solo para hacerte feliz.
Taehyung lo miraba con intensidad, y Jungkook se encogió de hombros, sonriendo de lado. »¿Mis palabras fueron de ayuda? ¿son suficientes para hacerte confiar? Solo quiero ayudarte, dejar de ver esa expresión preocupada en tu rostro.
—Jungkook, yo... —no hay marcha atrás, es ahora—. La primera vez que te vi, pensé que eras un niño pequeño, porque hyung me había comentado que eras de mi edad, pero eras delgado y bajito, eso llamó mi atención. Siempre te escondías detrás de tus padres y tu hermano, y cuando mi mirada chocaba con la tuya, volvías a esconderte, como si fuese un peligro.
Jungkook se sonrojó. —No soy bueno conociendo personas...
—Aún así, quería acercarme a ti —siguió—. Hablamos, jugamos, y aunque ese día no terminó muy bien, todavía quería conocerte más. Jungkook, la primera vez que te vi, pensé que eras un niño pequeño, tímido, que siempre huía de mi mirada y que posiblemente no le caí bien, pero yo solo tenía un deseo; ser tu amigo.
—Fuiste insistente... —sonrió imperceptible.
—Pasaron los días, y compartimos más. Al principio era mucho para tí, y me desanimaba, sabía que no me querías a tu lado, pero no me di por vencido —Jungkook lo miró con pena, sabiendo ahora que sus desplantes lastimaban a Taehyung—. Por suerte no lo hice, y pude ver cómo poco a poco te ibas a acostumbrando a mi presencia. Jungkook, cuando llegué aquí, y este lugar se convirtió en nuestro lugar supe que había comenzado a quererte.
»No había día que no pensara en ti, en lo feliz que era por ser tu amigo, porque habías dejado de huir de mi mirada, para unirla y reírnos de todo. Jungkook, eres tan importante para mí, que si pienso un momento en el que no estás, siento que perdería mi rumbo.
—No te dejaré, ya te lo he dicho —afirmó Jungkook, queriendo dejar muy en claro su punto—. Así como te sientes tú, también me siento yo.
Taehyung negó. —Es... complicado.
—¿Por qué lo dices? —preguntó con duda.
—La primera vez que me sentí amenazado fue en tu cumpleaños, cuando ví toda tu admiración hacia tu Noona —siguió su relato —. Quizás pasó hace mucho tiempo, y fue cosas de niños, pero es algo que me afectó. Te ví ser con ella todo lo que yo había luchado para que fueses conmigo. En la noche, cuando arreglamos todo, en ese momento no lo entendí, era un niño, pero ahora sí puedo decirlo; ese día, en tu cumpleaños número once, me di cuenta que te amaba.
Jungkook parpadeó, sus mejillas luciendo un adorable tono rosa. Aún así, Taehyung siguió. »Hemos estado con el otro todos estos años, y no veo un futuro en el que no estamos con el otro. Tienes una parte de mi en tí, Jungkook, así como yo tengo una parte de tí en mí. Podremos alejarnos, cambiar de estado, zona, incluso país, y me seguirás llevando contigo.
—Taehyung, yo-
—La segunda vez que me sentí a la defensiva fue gracias a la llegada de Taehyun —ignoró sus palabras, siguiendo su relato—. Yo soporté tus desplantes, que me ignoraras, tus ojos hastiados de mi presencia, y todas las veces en la que dejabas en claro que no me querías cerca... todo con el fin de tenerte a mi lado. ¿Y él? ¿qué tuvo que soportar él? ¿que hizo para ganarse tus sonrisas? ¿tu compañía? ¿sus miradas cruzadas? Dímelo, Jungkook, ¿qué hizo él que yo no para haber conseguido tan fácil por lo que yo tuve que luchar?
Los ojos de Taehyung brillaban a causa de las lágrimas, y Jungkook sintió la culpa caer fuerte sobre él. Estiró su mano, posándola sobre la mejilla de Taehyung, y el movimiento en la piel logró que una primera lágrima cayera. —Lamento tanto todo lo que hice que te lastimó de esta forma... —confesó arrepentido—. Si pudiera volver el tiempo atrás, desearía ser tu amigo desde la primera vez que nos vimos.
—No es necesario —sonrió—, no cambiaría nada de lo que vivimos. Fue gracias a eso que estamos así, que estamos aquí, tú, yo, y esto que me pesa en todo el cuerpo.
—Taehyung, no entiendo nada... —susurró confundido, y desesperado.
Taehyung sonrió, posando su mano sobre la de Jungkook que estaba en su mejilla. —¿Qué no entiendes, tonto? Está ahí, lo he dejado al aire.
—Y-yo, yo no...
—Jungkook, aquí, en nuestro lugar secreto, ya no voy a ocultarlo más; estoy enamorado de tí —confesó finalmente, ganándose un jadeo por parte del contrario—. Mi corazón, mi alma, y mi vida entera te pertenecen. Te amo, como amigo y como la persona que quiero a mi lado por el resto de mis días. Te amo tanto, que ya no puedo soportar otro día más sin decírtelo. He estado guardando esto tanto tiempo, aterrado de que decidas alejarte de mí, pero incluso si así sucede, no me voy a arrepentir de habértelo dicho, porque si de algo estoy seguro y feliz, es el hecho de haberle entregado mi corazón al que siempre he considerado como el niño más bonito del mundo.
Su corazón bombeaba sangre aceleradamente, y si estuviera más débil quizás se habría caído. Pero ahí estaba, de pie, mirando directo a los ojos de Jungkook, aquellos ojos que lo miraban con sorpresa, y se notaba paralizado. Relamió sus labios, sin ninguna pizca de arrepentimiento en su ser. Soltó la mano de Jungkook, y se estiró firme. »Sólo... solo dime qué opinas al respecto. Sea cual sea tu respuesta, la respetaré. Así que no temas, y solo sé sincero para mí.
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