46 ⌗ Novias ೃ࿔
Namjoon caminó por los pasillos de la cabaña hasta dar con la puerta de la habitación en la que se había alojado Yoongi. Escucha ruido adentro, por lo que tocó un par de veces la puerta sabiendo que el contrario estaba despierto. Un flojo "pase" fue lo que le dió el permiso para entrar al cuarto, encontrando a Yoongi tirado en la cama, con su celular girado de forma horizontal y moviendo sus dedos de un lado a otro; estaba jugando algo.
—No traje condones, y en caso de que los haya traído tampoco te los iba a dar —soltó sin mirar al contrario.
Chasqueó la lengua. —No vine por condones, imbécil, solo necesito hablar contigo.
Yoongi despegó sus ojos por un instante de su celular para posarlos en Namjoon, y poco después ya estaba colocando en pausa su juego. Sabía lo que se venía; algo estaba aturdiendo en la gran cabezota del moreno, y por eso acudía a él, porque a pesar de ser más inteligente en distintos aspectos, —cosa que solo iba a decir tan tranquilamente entre pensamientos y nunca en voz alta— todo lo referente al sentir de las personas era algo que lo cohibía por el mero hecho de querer provocar el menor daño posible a las personas involucradas, mientras que él solo actuaba sin pensarlo tanto, es decir, si había daños colaterales se debían asumir y punto.
Namjoon necesitaba de ese desprendimiento para poder tomar una mejor decisión.
Además de ello, le encantaba el chisme, y sabía de sobra que esto que Namjoon venía a consultar tenía que ver con un par de adolescentes que no sabían qué hacer con su vida. Vamos, que está en esto desde que los pequeños tenían diez años, si no se enteraba lo que estaba aconteciendo sería como dejar de ver de repente su serie favorita. Por ley, había que que terminarla.
—Siéntate, ¿qué pasó? —modo serio, Yoongi, todo sea por el chisme—. ¿Nuevo problema entre los chicos? Me preocupó ver a Tae decaído en la tarde, pero no pregunté ya que se supone que no estoy al tanto de nada.
El contrario hizo caso al pedido, tomando asiento en la cama. Estaban uno al lado del otro, apoyando sus espaldas contra el espaldar. —Tae está bien... solo que ya no sabe qué hacer con todo los sentimientos que ha reprimido. Desde que se decidió tener algo con Jungkook todo ha sido más intenso para él, y los celos son parte de eso.
—¿Eran celos lo que lo tenía de ese modo? —Namjoon asintió—. Imagino que eran por este nuevo amigo de Jungkook, ¿no? —recibió otro asentimiento—. Es normal que se sienta así, pero debe tener cuidado con lo mucho que le afecta y cómo esto repercute en Jungkook. Quizás le caiga mal que su amigo de toda la vida de un momento a otro se moleste con él y que tampoco quiera acercarse a su nueva amistad.
—Le dije algo similar. Entendió y se calmó un poco. Ve que fueron a la parte de arriba los cuatro muy tranquilos y con ganas de desvelarse haciendo cosas de adolescentes —miró el techo unos instantes—, aunque no los escucho, quizás ya se durmieron.
—¿Entonces cuál es el problema ahora?
Namjoon respiró profundo, cruzando sus brazos detrás de su cabeza. —No quiero que Seokjin se entere de esto... o al menos hasta que las cosas ya sean definitivas en cualquiera de los casos.
Okey, esto era algo nuevo y que tomó desprevenido a Yoongi. —¿Por qué lo dices?
—No digo que Seokjin no los vaya a aceptar, o haga dramas, es solo que lo conozco, y sé que querrá involucrarse y todo se saldrá de control. Taehyung ha estado últimamente muy meloso con Jungkook, y temo que alguna de estas acciones le den indicios a Seokjin de lo que está sucediendo.
—Tienes un punto —estuvo de acuerdo Yoongi—. Conozco a Seokjin, y querrá tomar cartas en el asunto para que todo sea perfecto. Y sobre Taehyung, déjalo ser, es su forma de ir cambiando su relación con Jungkook.
—Eso lo entiendo, pero es muy obvio —rodó los ojos, y soltó una pequeña risa—. Si lo hubieses visto en el coche, se acostó sobre Jungkook y lo abrazó tiernamente para dormir parte de la mañana. En su rostro se notaba que estaba disfrutando de todo ese momento, y alguien con el suficiente raciocinio se daría cuenta del aura enamorada que tenía esa pulga descarada.
—Namjoon, tú eras así —se burló Yoongi. El moreno lo miró con atisbos de incredulidad, y el contrario solo le golpeó la cabeza—. Cuando aceptaste tus sentimientos por Seokjin comenzaste a ser tan ridículamente empalagoso que dabas vergüenza; parecías un perro callejero necesitado de afecto. Y el otro idiota, que no sabía de su clara orientación sexual, no hacía más que sentirse feliz de recibir afecto masculino. Me daban tanta pena ajena que por eso los separaba.
Namjoon apretó sus labios, avergonzado de mil formas, y desvió la mirada cuando sintió sus mejillas calentarse. Entiéndanlo; se había enamorado de un chico sumamente hermoso y popular que tenía tras suyo a toda la universidad, un chico que además de ser bello físicamente, su personalidad era lo que terminaba de completarlo como ideal. Para Namjoon las posibilidades de estar con Seokjin eran nulas, y tal como decía Yoongi, aceptaba estar necesitado de su afecto para mitigar su desánimo de saber que no podía estar con él.
Por suerte no fue así, por suerte fue correspondido, por suerte era novio de Jeon Seokjin, por suerte era amado de vuelta. Sonrió sin poder evitarlo; era tan afortunado de tener a ese increíble ser con él.
—¿Viniste acá por un consejo, no? —Yoongi llamó su atención—. Pues es este; no te metas tú.
—¿Ah?
—Seokjin ve a los chicos como los mejores amigos del mundo, así que para él no hay nada de raro, incluso puede ver a Taehyung ser tan meloso como dices y pensará en lo mucho que se quieren por ser amigos de tanto tiempo. Despreocúpate; deja que los chicos resuelvan sus cosas, deja que Taehyung actúe como sea que quiera, deja que saque sus sentimientos reprimidos, déjalo ser. Si algo sale mal, o viene a por ti por un consejo, perfecto, se lo das, pero del resto mantente a parte y que ellos mismos decidan qué hacer.
Namjoon pensó en sus palabras, pero no le dió tantas vueltas como antes lo hacía. —Entiendo.
Accedió sin más. Por eso siempre venía a con Yoongi cuando estaba pensando demás las cosas, porque el pálido tenía la capacidad de simplificar lo que parecía enorme, y en casos como ese era perfecto. Se rodó en la cama, y se acostó en ella, recibiendo un bufido por parte de Yoongi.
—Hey, hey, no te acomodes —le reclamó.
—Solo un momento —no le dió importancia—, jugar con los chicos toda la tarde me dejó algo agotado. Necesito descansar la espalda.
—Sonaste como un maldito viejo, Namjoon, y apenas estamos en nuestros veinticinco.
—Es que la comida de ahora no es la misma de antes. A nuestros abuelos y padres los criaban con leche de vaca, y a nosotros con químicos. Es lógico que a esta edad ya nos truenen las rodillas.
Yoongi frunció el ceño, pero decidió no decir nada al respecto. Tomó su celular y retomó el juego que tenía, solo que bajándole el sonido. —¿Y qué tal todo con Choi Yeonjun?
El del bufido ahora fue Namjoon.
—Intenso, exasperante, y jodidamente bueno en todo. Llega un punto en que te torna ridículo que todo lo haga bien.
—Suena como alguien con quien se trabajaría muy bien —comentó con su mirada fija en los gráficos.
—Sí lo es, ¿no quieres quedártelo?
—Nah... si trabaja conmigo, o se vuelve más insoportablemente egocéntrico, o lo mando a comer mierda a la primera —Yoongi se encogió de hombros—. El jefe te lo ha puesto a ti por dos razones; porque haz hecho increíble trabajo con los demás grupos, y porque quiere encaminar al muchacho. Eres el productor favorito de Choi, así que usa eso a tu favor. El chico te admira, y eso es mucho tomando en cuenta lo mucho que se ama a sí mismo, así que ayúdalo en vez de detestarlo tanto.
Namjoon hizo una mueca. —Yo no lo detesto, supongo que algo de aprecio le tengo, pero tiene una personalidad bastante fuerte y me desespera. Me estuvo reclamando que no lo había traído conmigo y que le contestara sus mensajes y llamadas —rodó los ojos—, estoy de vacaciones y él es trabajo.
—Seguro se siente solo —comentó Yoongi a la ligera, y Namjoon lo miró—. Por lo que sé, todos lo han abandonado; sus posibles compañeros de grupo, entre otros profesores. A parte de eso, no tiene amigos, y su vida se basa en entrenar para debutar. Eres con quien más ha compartido, así que se ha apegado a ti.
Siseó molesto cuando perdió. En lo que cargaba nuevamente el juego miró a Namjoon. »Eres su modelo a seguir, te admira mucho, y aunque no lo diga, estar contigo debe ser genial para él. Yeonjun aparenta ser muy fuerte, y quizás lo sea, pero también es débil, y por todo lo que ha pasado lo ha llevado a necesitar de alguien para ya no estar solo. No seas tan rudo con él, creo que te funcionará mejor para corregir su carácter.
Bien, ahora Namjoon sentía muchísima culpa. Había visto a Yeonjun desde un punto de vista muy superficial; el chico egocéntrico y fastidioso que no lo dejaba en paz. Sin embargo, no se había puesto a analizarlo a tanta profundidad y por eso no se había percatado de su notable apego con él.
—¿Has compartido con él?
—No, solo que el jefe ya me había comentado del chico, y me mostró uno que otro vídeo de él. Mucho potencial, su debut será una mina de oro, pero si no cambia ese carácter la gloria le durará muy poco.
No iba a confesar que fue él mismo quien había enviado a Yeonjun con Namjoon, puesto que todo había sido por una causa justificable. Su jefe sí le había hablado de Yeonjun, pero no para simplemente mostrarle al chico, sino para pedir ayuda. Choi Yeonjun era una estrella donde se parara, y la empresa necesitaba de talentos así para llevarlos al público. ¿El problema? No sabían qué hacer con el mal carácter del chico. Tal como había dicho, una vez debutado Yeonjun, la fama caería en él en un segundo puesto que era visual y talentoso, pero si el público se enterara de la pésima personalidad de Choi no dudarían en acribillarlo y dejarlo en el olvido, tachándolo con una gran equis roja para truncarle todas las posibilidades.
Su jefe estaba desesperado, por un lado sabía que debía hacer debutar a Yeonjun por todo el tiempo que ya llevaba en la empresa, se lo merecía, pero por otro no podía dejarlo sin un cambio significativo a su personalidad. Para Yoongi fue fácil, escuchar del mismo hombre que al chico le gustaban justamente todas las canciones que había compuesto su amigo, y reafirmarlo viendo sus videos de baile donde siempre tenía de pista alguna producción de Namjoon, fue como tener la respuesta justo al frente de sus ojos. Podía parecer una maldad de su parte, ya saben, enviar con Namjoon a un joven con tan complicada personalidad, pero era justo lo que se necesitaba.
—Deja que Namjoon se encargue de él —dijo luego de un rato, pensando en todas las posibilidades—. Con la solista y el debut del grupo le fue muy bien, y no solo eso, las ayudó a tener más confianza en sí mismas. Yeonjun por lo que veo no necesita de seguridad, pero necesita controlar a esa bestia que tiene dentro, y Namjoon puede hacerlo, es decir, ya lo hizo antes.
Si pudo con Jungkook, podía con todo el mundo.
—¿Crees que sea buena idea? Realmente Yeonjun es alguien fuerte.
—Admira a Namjoon, será cosa de tiempo para que esté tras suyo como un cachorrito. Le hará caso, y Namjoon tiene esta particularidad decir lo justo en el momento ideal. Cuando menos se de cuenta, tendrá a un Yeonjun domado, con una producción increíble, y su debut será el dolor de cabeza de muchos idols.
Si bien esa era una de las razones, la otra prefería no decirla en voz alta. Namjoon era un genio para la música, pero su jefe aún no caía en cuenta. Siendo sincero, le molestaba que su amigo no tuviera el reconocimiento que merecía. No es como si Namjoon fuera invisible dentro de la empresa, todo lo contrario, se había ganado su buena fama en el lugar, pero necesita un plus, y Yoongi se lo iba a dar gracias a Yeonjun. Sabía que sería un éxito, sabía que Namjoon haría un excelente trabajo, y sabía además que aquello le traería una buena remuneración, además de una subida de puesto significativa.
Lo hacía por él, Yoongi haría todo por sus amigos.
—Tienes razón. Hablaré con Namjoon —accedió su jefe, y Yoongi reprimió la enorme sonrisa Cheshire* que quería tomar dominio de su rostro.
Una parte de su plan estaba lista, y cuando Namjoon le notificó sobre su plática con su jefe y el nuevo trainee que estaba a su cargo, Yoongi celebró internamente. Pero parecía que Yeonjun le estaba dando más problemas y frustraciones a Namjoon de lo que le gustaría, por eso debía seguir poniendo de su parte para que el moreno no desistiera y perdiera la gran oportunidad que le había conseguido.
—Intentaré ser más amigable con él —dijo Namjoon luego de un rato—. Supongo que no le he dado oportunidad alguna y por eso me molesta tanto. Es un buen chico, y se merece debutar.
—El jefe confió en ti, y solo en ti. Debe ser por algo, ¿no? Así que no lo defraudes.
—Sí, lo haré —cerró sus ojos—. Ayudaré a Yeonjun... gracias, yoon, eres un amigo increíble
Yoongi asintió y sonrió. Se entretuvo tanto en el juego, que no se percató cuando el reloj marcó las dos de la mañana. Ya el sueño comenzaba a pegarle, así que apagó su celular y bostezó con flojera. Miró a su lado, encontrando a Namjoon completamente dormido. Rodó lo ojos, pero no lo despertó, apagando la luz de la lámpara que tenía a su lado, y acostándose él también para dormir. La cama era matrimonial, así que cabían los dos perfectamente. Estaba cayendo ya en el mundo de los sueños cuando el cuerpo a su lado se giró y pronto estaba siendo abrazado por Namjoon. Maldijo en voz baja, e intentó quitárselo de encima, pero por el peso fue imposible.
—Debí echarte en cuanto tocaste la puerta, maldito Kim Namjoon —masculló entre dientes, resignado a dormir en aquella forma.
『 🐰 』
Eran las siete de la mañana cuando Seokjin ya había despertado. En medio de la inconsciencia, palpó el lado izquierdo de la cama, pero al sentirlo vacío se sentó correctamente y miró la zona, notando que Namjoon no había regresado la noche anterior. Hizo una mueca, puesto que su pareja le había prometido volver pronto, pero no lo había hecho. Se levantó de la cama, y comenzó a ordenarla, teniendo en su mente un cúmulo de pensamientos no tan positivos que le estaban desanimando la mañana.
—Tranquilo, Seokjin —se dijo a sí mismo—, hablarán y aclararán todo.
Ese día saldrían al pueblo, por lo que no perdió mucho tiempo y entró al baño a asearse y se arregló tiempo después. El día estaba fresco, y parecía que seguiría así, por lo que se decidió por unas prendas ligeras que no le causaran calor. Miró la hora en su celular, siendo ya las ocho de la mañana.
—Debería ir a despertar a todos —murmuró, pero cuando iba a levantarse para ir a las otras habitaciones, el sonido de su celular lo detuvo. Miró el remitente de la llamada, y sonrió de lado, contestando—. Buenos días, Soo.
—¡Buenos días, hyung! Disculpe que lo llame sin haber avisado, pero quería saber de usted.
Seokjin sonrió aún más grande. —No te preocupes, Soobin. Puedes llamarme siempre que quieras. Estoy bien, ayer llegamos y hoy saldremos al pueblo. ¿Cómo estás tú? ¿estás siendo un buen pasante?
—Eso suena genial. Y sí, todo está bien por aquí. Mis otros hyungs me están ayudando, y he cumplido con todo mi trabajo... aunque se siente diferente el restaurante sin usted, hyung.
—Sigue así, cielo. Hazle caso a tus mayores. Sé que eres un excelente ayudante, así que estoy seguro que nadie tendrá quejas de ti —ladeó la cabeza—, y no te sientas así, ya el viernes me tendrás allá. Hoy es martes, falta poco.
Escuchó un suave murmullo, y sabía de sobra que Soobin tenía sus labios levantados en un inconforme puchero, pero que no se quejaría más. Era completamente adorable.
—¿Y cómo está, hyung? ¿es bonito el lugar en donde están?
—Oh, sí, es muy bonito. Algún día te traeré para que lo conozcas.
—¿¡En serio!?
Seokjin rió. —Claro que sí, cariño.
—¡Eso sería increíble! Un viaje con hyung debe ser la mejor experiencia del mundo.
—Bah, no es para tanto —negó divertido.
—Hyung sí lo es —hizo una pequeña pausa—. ¿Y Namjoon hyung?
—Oh... él está por ahí —apretó los labios inconforme.
La línea quedó un rato en silencio cuando Soobin volvió a hablar. —¿Sucedió algo, hyung? Sabe que puede hablar conmigo.
Seokjin suspiró, y se encogió en su lugar. Miró el celular de Namjoon, —el cual había apagado luego de que el dueño saliera— y la conversación leída volvió a su mente. La confianza y el descaro de ese chico lo tenía mal, y Namjoon respondiendo sus mensajes era algo que también le perturbaba.
—A Nam le llegaron unos mensajes de un chico menor que él, y la forma en que se dirigía a Namjoon era como si tuviese mucha confianza. Le reclamaba por no contestarle, o no haberlo traído con él al viaje —recordar aquello le ponía mal—, y Namjoon solo le decía cosas como que dejara de escribirle y que cuando estuviera allá hablarían todo lo que quisiera.
La línea volvió a quedar en silencio hasta que Soobin habló. —Vaya, hyung... no sé qué decir. Eso es muy... obvio.
El estómago de Seokjin pesó, y tragó saliva comenzando a asustarse. —Igual debo hablar con Namjoon. Puede que esté malinterpretado las cosas, ¿no? —habló, dándose ánimos a sí mismo.
—No lo sé, hyung, ese tipo de mensajes son muy obvios. Yo nunca le hablaría así a usted a menos que me haya dado la suficiente confianza... y por lo que veo, Namjoon hyung se la ha dado a ese chico.
Bien, una nueva inseguridad ha sido desbloqueada para Seokjin. —¿Realmente crees eso?
—Sí, hyung. No es por querer hacerlo sentir peor, pero a una prima le sucedió algo similar; su pareja comenzó a salir con una compañera de trabajo menor a él. Nadie podía creerlo porque tenían muchos años juntos, pero supongo que llega un punto donde alguno de los dos se aburre... ya sabe, la cotidianidad muchas veces no es para todas las personas.
—P-pero... no he notado que hemos caído en la monotonía.
Seokjin sintió su corazón latir temeroso e inseguro. Para él, todo estaba perfecto en su relación, y se sentía igual de enamorado que el primer día, incluso, aún se seguía emocionando cuando se veían luego de varios días sin hacerlo. ¿Namjoon sentirá igual? ¿seguirá sintiendo la misma emoción del inicio? Ya no eran los jóvenes que empezaron, tampoco es como si hayan pasado muchísimos años juntos, pero habían crecido, habían madurado, y no se veían tanto como solían hacerlo antes. ¿Y si para Namjoon su amor ya se había enfriado? ¡Eso sería terrible! Sentía su alma despedazarse de solo pensar en Namjoon dejando de quererlo.
—Quizás usted no lo vea, ¿pero qué hay de Namjoon hyung?
—Yo... no lo sé —confesó, su corazón doliendo por la mera idea.
—Será mejor que hablen, hyung. Ya casi entro al restaurante, así que debo irme. Lo quiero, hyung, cuídese y no dude en hablar conmigo si lo necesita.
Seokjin asintió. —Sí, cariño. Gracias por escucharme... ten buen día, y sé un buen chico.
—¡Sí, hyung!
Soobin cortó la llamada, y Seokjin se quedó sentado en el borde de la cama con un pesar en su cuerpo. Jamás se había puesto a pensar en cómo estaba su relación con Namjoon, puesto que para él todo estaba en orden, pero ahora sentía curiosidad de saber cómo era desde la perspectiva de Namjoon.
Pasos se escucharon, y pronto la puerta fue abierta por el dueño de todos sus pensamientos últimamente, quien aún tenía puesta su ropa con la que se había ido a dormir, y con su cabello corto algo despeinado.
—Buenos días, Jin —saludó con una suave sonrisa que dejaba ver sus hoyuelos—. Ya desperté a los chicos, deben estar turnándose para tomar una ducha, y Yoongi también se está arreglando.
Seokjin tarareó sin mucho afán. —Buenos días... ¿por qué no viniste anoche?
—Me quedé dormido en la cama de Yoongi —rascó su cuello, tomó su maleta de la esquina del cuarto y la colocó sobre la cama—. Sé que te prometí volver, pero estaba tan cansado y no lo sabía. Me acosté un momento y sin darme cuenta ya era de mañana.
—¿Seguro?
Namjoon alzó una ceja, y dejó de buscar en su maleta la ropa que usaría ese día. Miró sin entender a Seokjin y asintió. —Sí, fue por eso. ¿Por qué preguntas?
—No es nada —negó. No sabía cómo tocar el tema, y parecía que Namjoon había olvidado por completo que ayer le pidió hablar. Sentía que si abría su boca soltaría tantas cosas al mismo tiempo que no tendrían coherencia alguna, y realmente necesitaba ser entendido, no soltarse a llorar por una terrible corazonada que le estaba destrozando la vida—. Nam...
—¿Sí?
—¿Me amas?
Namjoon, que estaba tomando su toalla y estaba encaminándose al baño, detuvo sus pasos y miró a Seokjin. —Por supuesto —respondió de inmediato.
—Ya, pero... ¿seguro que me amas? O sea, ¿estás seguro que lo que sientes por mi es amor? Porque existen muchos sentimientos similares que a veces pueden confundir.
Aquello era completamente extraño para Namjoon, quien se acercó a Seokjin aún sentando en la cama. Se posicionó al frente, y lo miró sin duda. —Estoy completamente seguro que lo que siento por ti es amor, incluso todos esos sentimientos que dices llegan a confundir también los siento por tí; ya sabes, admiración, aprecio, confianza... todo eso y más es lo que provocas en mi.
—¿Segur-
—Mil porciento seguro —cortó sus palabras—. ¿Qué hay de tí? ¿también me amas?
—Claro que sí —respondió al instante, como si la pregunta de cierta manera le ofendiera.
Namjoon sonrió, y bajó lo suficiente para dejar un beso en su frente, uno en cada una de sus mejillas, y finalmente uno más prolongado en sus labios. —Entonces nos amamos. ¿No es eso genial? —susurró sobre su boca.
Seokjin sonrió de igual forma, y besó también a Namjoon. —Sí, es muy genial...
Dejando otro fugaz beso, Namjoon se retiró finalmente al baño para poder asearse y arreglarse para salir ese día. Seokjin miró nuevamente su celular, y desechó un poco las ideas que pronto tenía, sintiéndose calmado luego de ese momento tan lindo con su pareja. De igual modo debían hablar y aclarar todo aquello que le estaba haciendo ruido.
『 🐰 』
—¿Vas a desayunar hamburguesa? —preguntó Seokjin algo dudoso.
Habían salido de la cabaña a las nueve en punto, y decidieron desayunar antes de caminar por el lugar. Escogieron una lindo restaurante bastante cálido y familiar, y unieron dos mesas para que los siete pudieran estar juntos. El pueblo no era tan concurrido, pero los turistas, ya sean del mismo país o extranjeros, no dejaban de venir, por lo que se mantenía vivo el lugar. Yoongi tenía a cada lado a sus dos chicos, seguido de Hoseok estaba Taehyung, a su lado Jungkook, seguía él y finalmente estaba Namjoon.
—Definitivamente, luce increíble, mira —señaló Jungkook, enseñando el plato que salía en el menú. Iba a volver a cuestionar su decisión para desayuno, pero decidió dejarlo con su idea.
—Está bien, pídela, Kookie.
El chico sonrió en grande, y Seokjin más atrás le siguió, contento de ver a su hermanito feliz. Namjoon se había decidido por unos sandwiches, mientras que él prefería comida tradicional coreana. Igual, comería sandwich y Namjoon comería tteokbokki, era un regla no dicha.
—¿Puedo yo pedir también hamburguesa? —preguntó Taehyung, y Namjoon asintió permisivo.
—Yo quiero waffles con chocolate —pidió Hoseok.
—Yo waffles pero con miel —le siguió Jimin.
—Procuren tener un baño cerca luego de que coman tanto azúcar —Yoongi los miró a cada uno, pero sin negarles el pedido. Taehyung y Jungkook iban a tener su insumo de colesterol, sus chicos iban por el camino de la diabetes—. Me pido un tazón de arroz con mariscos y vegetales.
Namjoon arrugó la cara. —La mesa olerá mal por tu culpa.
—Ay, mira cómo me importa —se quejó Yoongi sarcástico.
—No comiencen —les llamó la atención Seokjin, y ambos guardaron silencio. Los cuatro menores se vieron entre ellos, y comenzaron a reír por la sumisión de sus dos hyungs.
El local poseía enormes ventanales, por lo que la luz entraba libremente, además que dejaba ver lo que sucedía del lado afuera. Taehyung miraba las personas pasar, cuando un puesto ya conocido llamó su atención, y palmeó la pierna de Jungkook para llamar su atención. —Mira, Jungkookie, ahí fue donde compramos los animales tallados —sonrió y miró al contrario—. Aún tengo el osito que me obsequiaste. Le tengo mucho aprecio.
—Yo también tengo el conejito que me diste tú, Taehyungie —sonrió—. Recuerdo lo mucho que me insististe en que querías una figura también.
—Le habías comprado una Jimin, claro que quería una.
—En ese tiempo era un niño muy insistente —rodó lo ojos divertido.
Taehyung entrecerró sus ojos. —¿Y ahora?
—Ahora solo eres lo mejor que me ha pasado —se encogió de hombros, y tomó la mano de Taehyung para entrelazar sus dedos y darle más énfasis a sus palabras.
Sin permiso alguno, las mejillas de Taehyung se calentaron, tomando un precioso tono rosado que revelaba cuánto le habían gustado esas palabras dichas por Jungkook. Yoongi miró discretamente a los chicos, y sonrió de lado, disfrutando de lo lindo y puro que lucía aquel naciente amor. El pálido no fue el único, a excepción de Seokjin, los otros tres también miraban cómplices a la adorable pareja que se encontraban perdidos en la mirada del otro, celebrando internamente de la buena pinta que tenía aquello.
—P-podríamos hablar con el señor y ver si nos hace un osito y un conejito juntos —propuso Taehyung, envuelto en una nube rosa.
—Me gusta la idea —accedió Jungkook—, antes éramos un osito y un conejito separados, ahora estamos unidos.
Taehyung sonrió aún más grande, encantado con lo dicho. Apretó el agarre de sus manos, y volvió a mirar por la ventana, intentando reprimir las inmensas ganas de gritar y reír feliz.
—Buenos días, bienvenidos —la presencia de una linda jovencita llamó su atención. Llevaba puesta una camisa blanca, en conjunto con una falda lisa de color rosa, y unos tenis del mismo color de su prenda superior. Su castaño cabello largo estaba adornado por lindos broches, y sonreía dejando ver una adorable sonrisa de conejito. Lucía tan fresca y animada, que transmitía su ánimo a los comensales—. Soy Im Nayeon, y tomaré su pedido.
Los tres mayores sonrieron, totalmente encantados con la joven que irradiaba alegría.
—Qué chica tan bonita, aunque luces joven, ¿no deberías estar en la escuela ahora? —Yoongi fue el primero en indagar. Había quedado cautivado por la chica, pero de una forma nada romántica. Su aura era bonita, a Yoongi le gustaban las personas así, y como ejemplo de ello tenía a Jimin y a Hoseok.
—Gracias, oppa —hizo una reverencia, sonriendo adorable y sonrojándose por el halago—, y sí, debería estar en la escuela, pero hoy hubieron algunos problemas y por eso estuvo cerrada, pero ya mañana iré nuevamente. Por eso decidí ayudar a mis padres hoy.
—Ah, eres una buena chica entonces —sonrió Yoongi.
Jimin alzó una ceja, y lo miró con reclamo, al mismo tiempo en que Hoseok abultaba sus labios en aquel adorable triángulo que denotaba que algo no le estaba gustando. ¿Cómo que mucha atención a la mesera, no?
—¿Y qué edad tienes, Nayeon-ssi? —inquirió ahora Namjoon.
—Dieciséis, oppa.
—Oh, los chicos aquí tienen quince todos —comentó Seokjin—. Son contemporáneos entre todos.
A Jungkook ya le estaba aburriendo la conversación. Tenía hambre. —¿Podemos pedir ya?
Nayeon giró hacia la voz de quien había hablado, sintiendo sus mejillas quemar con más fuerza al ver al chico. Apretó sus libreta rosa con stickers de corazones contra su pecho, y de manera nerviosa sacó su portaminas para tomar nota. —U-uh, sí. ¿Ya decidieron qué van a desayunar?
Eso no había sido nada discreto para nadie en la mesa, y Taehyung alzó la ceja con molestia, apretando inconscientemente su mano con la de Jungkook. Se había alejado de Taehyun, y ahora le tocaba una chica que notoriamente estaba interesada en su Jungkookie. ¿Es que acaso no podía tener un momento en paz? Hace unos instantes estaba teniendo una conversación de lo más linda con Jungkook, ¿¡y ahora esto!? ¡Denle un respiro!
—Serían dos hamburguesas, dos sandwiches, un tazón de tteokbokki, unos waffles con chocolate y otros con miel, y un tazón de arroz acompañado de mariscos y vegetales —dictaba Seokjin con diligencia, al tiempo en que Nayeon anotaba todos los platos—. De bebida dos gaseosas, una jarra de jugo de naranja, una de agua y tres cafés.
—... tres cafés —murmuró y sonrió al finalizar—. Listo, en un momento será traída su orden.
—Gracias, Nayeonie-ssi bonita —agradeció Seokjin, y miró a la jovencita irse. Esperó a que entrara por la puerta a dar el pedido, y fue ahí cuando miró a Jungkook con emoción—. ¡Le gustaste a Nayeon!
La mesa quedó en completo silencio, y la tensión se sintió de inmediato, aunque claro, para ambos Jeon aquello no fue percibido de ningún modo. En cuanto aquellas palabras fueron dichas por Seokjin, Namjoon abrió los ojos, y miró a su pareja con sorpresa. El trío, por otro lado, miraba directamente a Taehyung, y este último se dedicó a mirar en primer asiento cómo las mejillas de Jungkook se coloreaban por lo dicho.
Vaya...
—M-mentira... —balbuceó avergonzado Jungkook, bajando la mirada.
Se había sonrojado y ahora lucía tímido; eso fue suficiente para Taehyung, quien de manera suave alejó su mano del agarre que tenía con el contrario. La plática con su hyung estaba presente, no debía abrumar a Jungkook con sus cosas, pero el malestar de celos que sentía en esa ocasión lo hacía sentir triste y no enojado como el día de ayer. ¿Acaso eran señales? ¿debía desistir de una vez por todas?
—¿Cómo dices eso? Si cuando te vio se sonrojó de inmediato —continuó Seokjin emocionado. Jamás había escuchado de alguna historia de su hermanito con alguna chica, por lo que estar presente en ese momento le hacía feliz—. Kookie, eres un niño muy bonito, es normal que le gustes a las chicas.
Jungkook apretó sus labios, y miró a Seokjin con muchísima súplica de que ya se detuviera. Le avergonzaba y le incomodaba aquel tema. Se sentía tímido con las chicas y no sentía la necesidad de tenerlas cercas. Mientras más lejos, mejor.
—Yo creo que se sonrojó de la pena —intervino Jimin, queriendo salvar el día, puesto que ver a Taehyung decaído por completo era algo que no podía aceptar—. Jungkook básicamente habló para decir indirectamente que hiciera su trabajo y ya.
—Opino lo mismo —asintió Hoseok, entendiendo de inmediato lo que quería hacer Jimin.
Pero Seokjin negó. —No sean tercos, sé lo que ví. A la linda Nayeonie-ssi le gustó Kookie, ¡wah~ qué afortunado!
—Creo que deberías parar, Jungkook no luce cómodo —opinó Namjoon en un bajo susurro que solo escuchó Seokjin.
—Pero es completamente normal —respondió de vuelta, no viendo la gravedad del asunto, ni tampoco susurrando como lo había hecho Namjoon—. Jungkook tiene quince, pronto comenzará a tener novias. No está incómodo, solo se puso tímido porque una chica linda demostró interés en él.
Aquello fue como una estaca directa al corazón de Taehyung. Pronto Jungkook comenzaría a tener novias, su hyung lo había dicho con tanta convicción que parecía decir una verdad absoluta. ¿Qué pasaba con él? ¿todo era en vano? ¿conseguiría algo siquiera? Sintió sus ojos picar, pero apretó sus manos en puños, queriendo evitar que sus inmensas ganas de llorar salieran a la luz.
—Kookie, cuando vuelva Nayeon debes hacerle un cumplido —dijo Seokjin, y el nombrado lo miró con pavor.
—No quiero —se negó de inmediato.
—Oh, vamos, solo debes decirle que luce bonita —insistió Seokjin.
Jungkook volvió a negar.
—Déjalo, Seokjin, no quiere —Namjoon estaba preocupado por el aura tan deprimente de Taehyung.
—¡Solo está tímido! Ya verás que cuando lo hagas no tendrás más miedo y-
—¡Seokjin, ya basta! ¡déjalo en paz!
La voz de Namjoon sonando autoritaria fue suficiente para que el contrario dejara el tema hasta ahí. Miró a su pareja con incredulidad, pero Namjoon ni siquiera tenía sus ojos puestos en él, sino en los chicos. Tragó saliva, sintiéndose pésimo, más aún cuando posa su vista en Jungkook, y lo encuentra jugando con sus dedos en un claro signo de ansiedad. Creyó estar haciendo una gracia, pero estaba arruinando todo el momento. Iba a pedir disculpas, cuando una débil voz lo interrumpió.
—Hyung, quiero irme a casa —dijo Taehyung directamente a Namjoon, sus ojos llenos de lágrimas.
—¿Taehyungie? —inquirió preocupado Jungkook, mirando al chico, pero este no le devolvía la mirada, sus ojos fijos en Namjoon.
—Tae y yo volveremos a la cabaña —dictaminó Namjoon levantándose de su lugar, y más atrás lo siguió Taehyung. Todos miraban la escena, sintiendo como el alegre ambiente que tenían en un principio estaba siendo destruido—. Continúen con el paseo, no se preocupen.
Sin más nada que agregar, los hermanos Kim salieron del lugar sin mirar atrás, pero con la vista de los cinco puestas en ellos, preocupados a más no poder, y sin las mismas ganas de disfrutar el día como cuando habían salido del hogar. En el camino, Taehyung no lo soportó más, rompiendo en llanto y siendo consolado por Namjoon, quien no dejaba de repetirle una y otra vez que todo estaría bien.
¿Pero por qué Taehyung no sentía que así sería?
Cheshire*: nombre del gato de Alicia en el País de las Maravillas.
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