38 ⌗ Casi, casi... ¡casi! ೃ࿔

Taehyung miraba a través del gran telón del teatro, buscando con la mirada a cierto muchachito que muy poco había visto en la semana. Hizo una mueca cuando visualizó a Jimin y a Hoseok, sin la compañía de Jungkook. En su interior, anhelaba que este estuviera presente en su primera obra de teatro, queriendo mostrarle lo mucho que se esforzaba y que la distancia entre ambos tenía una razón justificable. Sin embargo, no se daría por vencido ni se deprimiría, Jungkook podía llegar tiempo después.

Durante la semana no había hablado con él, el teñido parecía evitarlo y no solo a él, sino que sus amigos parecían estar metidos dentro del paquete, y eso le entristecía de cierto modo. Ni Hoseok ni Jimin deberían pagar por algo que solo los incluía a ellos dos. Lo veía de lejos, y tan pronto terminaban las clases Jungkook salía del instituto directamente a su casa. ¿Había pasado algo? La curiosidad lo carcomía, pero se sentía cohibido de siquiera preguntarle. ¿Desde cuándo Taehyung no podía preguntarle algo a Jungkook? Antes se contaban todo sin siquiera preguntar, y ahora le daba algo de corte indagar más allá.

—¿Nervioso, bonito? —Taehyung miró a su costado, encontrando a Bogum—. Lo harás increíble, lo aseguro.

Sonrió de lado, mirando a su mayor. El presidente estaba vestido para interpretar su papel protagónico en la obra. Lucía elegante, con una ligera capa de maquillaje en su rostro y su cabello peinado de forma estilizada y fuera de su frente.

—Gracias, hyung. Solo estoy esperando por alguien que aún no llega... —volvió a mirar por el espacio entreabierto que le dejaba ver el público—, pero vendrá.

Bogum alzó un poco la ceja, notando el tono desesperado en las palabras de Taehyung. Podía darse una idea de quién era esa persona que su menor esperaba con tanto anhelo; aquel jovencito soez que parecía encaprichado con Taehyung. Era alguien visual, y muy analítico, y una corta interacción con el contrario le había dado la oportunidad de entender la situación entre esos dos. A Taehyung le gustaba ese niño, le gustaba tanto que le afectaba el estar separados. Ahora, la pregunta era; ¿le gustaba Taehyung a ese chico o, como lo denominaba él, solo era capricho?

Le gustaría saberlo. Esa duda le carcomía desde que se habían encontrado. De conocer la respuesta, muchas cosas tendrían sentido.

—Si eres importante para esa persona, claro que vendrá —aseguró, y Taehyung lo miró ilusionado—. Yo iría a verte a todos lados y eso que te conozco de hace poco. Imagínate si lo hiciera de años.

Con la poca luz que se dejaba ver, Bogum admiró el sonrojo en las mejillas de Taehyung, y la sonrisa que le siguió fue la guinda del pastel. Taehyung era tan precioso a sus ojos, que se sentía complacido cuando lograba que su ánimo subiera ya que traía una linda expresión.

—Vendrá, lo sé —afirmó más entusiasmado, e hizo una pequeña reverencia al mayor para ir con sus otros compañeros a practicar.

Bogum lo miró con curiosidad, y luego negó con la cabeza, sonriendo de lado. Hacía mucho tiempo que alguien no le interesaba tanto como el pequeño Kim, y sabía que eso no terminaba en nada bueno. Giró su rostro y se acercó hasta Eunwoo, quien estaba concentrado revisando que todo el equipo estuviera bajo control. Para esa ocasión, el vicepresidente no participaría en la obra, puesto que se había encontrado más tranquilo mirando todo desde afuera, asegurándose que las cosas salieran como se habían planificado. Tzuyu, quien se encarga de todo aquello, había enfermado y por ello, en su carácter de vicepresidente, Eunwoo decidió tomar el lugar él.

—¿Todo bien? —preguntó, mirando lo mismo que miraba Eunwoo.

El chico asintió, y miró a Bogum unos instantes, para luego alzar una ceja. —Suéltalo.

—¡Ahg! ¿¡por qué siempre asumes que tengo algo!? —se quejó cual niño pequeño, pero Eunwoo no se inmutó—. Estoy perfectamente bien; soy guapo y talentoso.

Para el vicepresidente, Bogum era un caso extraño. Tenía un don natural para las artes y la sociedad. Podía interpretar cualquier personaje, y lograr que las personas se sintieran cómodas a su lado. El puesto de presidente, en su momento, estaba entre ellos dos, más Eunwoo declinó mucho antes de la elección, sabiendo que el carisma de Bogum lograría que las personas les gustara el ambiente en el club y los animaría a participar. Sin embargo, los rasgos, infantiles por decirlo así, que poseía el contrario, eran unos de sus defectos cuyos Eunwoo debía respirar profundo para soportarlos.

—Solo te acercas a mi cuando quieres decirme algo.

Bogum jadeó sumamente indignado. —¡Mentiroso! Eres mi mejor amigo, siempre me acerco a ti.

—Bogum...

—Bien —se cruzó de brazos—. Puede que sí esté pasando algo, pero no necesariamente debo decírtelo, ¿o sí?

—Tienes razón, no es necesario —se encogió de hombros.

Bogum volvió a indignarse. —¿¡Acaso te importo tan poquito como para que no me supliques que te cuente!? ¡Me dueles, Woonie!

Muchos de sus compañeros los miraron con curiosidad cuando el presidente comenzó a llorar falsamente, mientras Eunwoo lo miraba completamente fastidiado. Mina, quien se había enfocado en practicar el baile que se presentaría durante la obra, miró a Eunwoo, pero este solo le hizo señas para que se despreocupara.

—Bogum, desde que te acercaste te pregunté qué sucedía, ¿no es señal suficiente de que me importas? —el contrario lo miró con un ligero puchero, y Eunwoo abrió sus brazos, invitándolo a abrazarlo—. Desahógate.

Haciendo caso a la indicación, Bogum se abrazó a Eunwoo y permaneció unos instantes. El chico era completamente cariñoso, y las muestras de afecto física le encantaban. Se separó tiempo después y suspiró. —Es Taehyung...

Eunwoo lo miró con leve preocupación. —¿Todo bien con él? ¿va a participar?

—Oh, sí. Por ese lado perfecto, incluso se fue a ensayar. Es un chico increíble y muy talentoso.

Asintiendo aliviado, Eunwoo inquirió: —¿Entonces qué sucede?

Bogum volvió a abultar sus labios.

—Es que siento que me estoy encariñando mucho con él, y quiero que esté bien...

El vicepresidente alzó las cejas, entendiendo a dónde quería llegar su amigo. Se había dado cuenta de la debilidad de Bogum por Taehyung, aunque pensaba que solo era meramente momentánea, es decir, el menor cautivó a todos desde su llegaba, así que supuso que algo similar le sucedía a Bogum. Como reacción apriorística, estuvo a nada de regañarlo, pero si Bogum le estaba comentando esto era porque él mismo se había dado cuenta y no quería arruinar nada como en el pasado. 

Posó una mano sobre su hombro y le sonrió. —Está bien querer a las personas, pero recuerda que no debes meterte donde no te llaman, y no hacer cosas cuando no te las piden directa o indirectamente.

—¿Y si alguien lo está haciendo sufrir y quiero ayudar?

—Aplica lo mismo. Si Taehyung te pide ayuda, lo haces, pero del resto solo queda apoyarlo de afuera, ¿entendido?

—Sí, papá Eunwoo... —resopló.

Eunwoo volvió a sonreír, pero sin la misma calidez que antes. —Vuelves a llamarme así y te juro que te reviento la cara a golpes.

No se necesitó de dos amenazas para que Bogum corriera lejos del alcance de Eunwoo.

『 🐰 』

Taehyung estaba siendo apresado entre los brazos de Hoseok y Jimin, quienes no paraban de felicitarlo por su increíble actuación en el escenario. Sus amigos habían quedado boquiabiertos al verlo actuar, cantar y bailar, con un desempeño digno de un profesional. Su papel no era principal, pero cumplía un rol importante, y sin quererlo, atrajo la atención del público a su persona; un jovencito de sonrisa radiante que deslumbraba por sí solo.

—¡Hobi lloró tanto al verte!

—¡Minnie también lloró, no le creas!

El chico rió, y abrazó más a sus amigos. —Gracias por venir a verme... ¿lo hice bien?

—¿¡Que si lo hiciste bien!? ¡Lo hiciste más que increíble! —exclamó Jimin con total euforia y orgullo—. ¡Fuiste la estrella en el escenario!

—Lucías como un ángel, te veías estupendo, Tae, de verdad que el arte es completamente lo tuyo —halagó Hobi, con un cariño desbordante a su amigo de años.

Las mejillas de Taehyung tomaron los tonos rosas más bonitos, y se abrazó al ramo de flores que sus amigos le habían entregado. Miró a los lados, sin encontrar lo que buscaba, más no perdía las esperanzas. —¿Jungkook se fue?

Jimin y Hoseok se miraron con curiosidad, y fue el de mejillas grandes quien ladeó su cabeza sin entender. —¿Siquiera vino?

Oh... aquello fue un golpe directo al corazón y ánimo de Taehyung. Bajó la cabeza, completamente entristecido, pero luego sonrió de lado sin muchas ganas. —Mhm, no... solo preguntaba. No lo ví en el público.

Los dos contrarios fueron invadidos por el aura desanimada de Taehyung. Le habían escrito un par de mensajes a Jungkook, diciéndole que la función estaba por empezar, creyendo ciegamente que el chico dejaría su orgullo de lado y vendría a ver a Taehyung, pero este nunca contestó y mucho menos se apareció en el lugar.

—¡Taehyung bonito! —la animada voz de Bogum se hizo presente entre el pesado silencio que había entre los tres, y pronto el mayor estaba abrazando a Taehyung con total cariño—. ¡Lo haz hecho de maravilla! ¡no sabes cuántas personas se han acercado a preguntar por el lindo chico de rulos!

Sonrió y miró el rostro del menor, frunciendo un poco su frente al encontrarlo no tan feliz como debería. Miró a su costado, encontrando a dos chicos de la edad de Taehyung, y entendió de inmediato cuando cierta persona no estaba presente. No vino a verlo.

Le molestó aquello, y más aún porque afectaba de sobremanera a su adorable dongsaeng, pero recordando las palabras de Eunwoo, se tragó lo que realmente quería soltar, despotricando contra el chico, y se enfocó en traer de vuelta la alegría de Taehyung. »Aigoo, ¿y por qué esas caras largas? Presenciamos el nacimiento de una estrella, ¡un evento glorioso!

—¡Es cierto! Taetae lo hizo tan bien que se robó todas las miradas —aseguró Jimin, captando de inmediato la idea del recién llegado de animar nuevamente a Taehyung.

—Tampoco fue para tanto... —sonrió sin muchas ganas Taehyung.

—Tata, yo no miento, de verdad lo hiciste muy bien —le sonrió Hobi.

—Tus amigos tienes razón, hasta yo lo admito, te miraron más a ti que a mí —Bogum se llevó una mano al pecho—, y mira que soy lo bastante guapo como para que me dejen de ver.

Taehyung rió avergonzado. Los halagos siempre lo volvían tímido, más aún cuando eran por algo que le gustaba mucho. Le hubiese gustado que Jungkook también estuviera ahí, diciendo que lo había hecho bien, y que estaba orgulloso de él.

—Esto se merece una celebración —intervino Bogum, atrayendo la mirada de los tres menores—. Vamos a comer, yo invito.

—¿Podemos comer hamburguesas y Sprite, hyung? —pidió Hoseok con ojitos brillantes, y mirando al mayor con anhelo.

Jimin rodó los ojos. —Hay que comer lo que quiera Taeh-

—Hamburguesas y Sprite será —respondió Bogum de inmediato—. Tengo debilidad por los niños bonitos que me dicen hyung. ¿No hay problema, Taehyung?

Hoseok lo miró ahora a él con ruego, y Taehyung negó divertido. —Me gustan las hamburguesas —se encogió de hombros, y pronto Hoseok se había lanzado a abrazarlo.

Jimin iba a opinar, pero prefirió no hacerlo. Mientras estuviera distraído de la falta de Jungkook, lo demás era irrelevante. Miró al mayor, e hizo una reverencia hacia él. —Park Jimin.

—¡Somos familia! —sonrió encantado—. Soy Park Bogum, presidente del club de teatro. También dime hyung, ¿sí?

El chico se negó. —Muy pronto.

—¡Ahg! ¡a mí me gusta! —se quejó.

Pronto una disputa entre los dos empezó mientras caminaban hacia la salida del teatro con dirección a la tienda donde comprarían la comida de celebración.

『 🐰 』

Se sintió como un dejavú estar frente a la casa de dos pisos. Su mente viajó a la vez que había ido en busca de Jungkook y se enteró que este había dormido en casa de Taehyun. Hizo una mueca, apretando entre sus manos el ramo de flores que le habían obsequiado, y la bolsa en donde traía un par de hamburguesas y gaseosas para compartir. Llámenlo tonto, pero fue inevitable no pensar en que a Jungkook le hubiesen gustado y las compró para él.

La tarde había sido grata, y la compañía que tuvo la hizo aún mejor. Se rió, habló hasta cansarse, y disfrutó de cada momento, pero aún así su mente le traía de vuelta el pensamiento de que su pequeño mejor amigo no había asistido.

Con desconfianza, subió los escalones que había en la entrada y tocó el timbre. Eran las ocho de la noche, pero como era viernes posiblemente estaban despiertos todos. Su tío Gong-Yoo llegaba tarde, y su tía Jisoo acostumbraba a esperarlo ya que llegaba más temprano. Justamente la puerta fue abierta por la mujer, quien le sonrió de forma maternal, haciéndose a un lado para dejarlo pasar.

—¿Cómo estás, cariño? Dime que tomaste un bus para venir y no lo hiciste caminando —reprendió con suavidad, y abrazó al chico en cuanto este terminó de descalzarse—. Mi pequeño niño, estás tan guapo y grande.

—¿Tía Soo, está Jungkookie? —preguntó con algo de temor.

—Oh, sí. Está en su habitación. Castigado.

Taehyung alzó una ceja, y la miró sin entender. —¿Castigado? ¿y eso por qué?

—Un problema entre ambos —se encogió de hombros sin muchas ganas de hablar sobre el tema—. Pero ya todo está bien. Supongo que el tiempo encerrado le ha dado chance para pensar y bajar sus humos. ¿No te lo comentó? Desde el martes no ha salido a ningún lado que no sea a la escuela.

Jungkook estaba castigado, por eso se iba inmediatamente que salía de clases, y quizás por ello no fue a su evento el día de hoy. Una pequeña parte de él se alegró por saber ello, es decir, el chico no había ido porque no quería, sino porque no podía asistir.

—¿Arreglaron las cosas entre ustedes? —inquirió Jisoo—. La última vez parecía que estaban en malos términos.

—Aún no... justo venía a intentarlo otra vez —alzó la mano en donde traía las hamburguesas—. No me gusta estar distanciados.

—Quizás Jungkook no lo diga porque es un pequeño terco orgulloso, pero a él tampoco le gusta. Le hará feliz verte, incluso puedes quedarte, ya no hace falta el castigo —sonrió de lado, y miró con curiosidad el ramo de flores—. ¿Son para Jungkook?

—¿Ah? —Taehyung miró en la misma dirección—. ¡No! Son mías. Hoy tuve mi primera presentación en el club de teatro y los chicos me obsequiaron un ramo.

—¿En serio? Eso es estupendo. Déjame ponerlas en agua para ti —Taehyung accedió, entregándole el ramo. La mujer recordó algo rápidamente, y miró a Taehyung con arrepentimiento—. Ay, cariño, lamento tanto haber castigado a Jungkook y que no pudiera asistir.

—No se preocupe, tía, usted no lo sabía —le restó importancia.

—Es que Jungkook me dijo que tenía que hacer algo el viernes, y yo le dije que igual estaba castigado —hizo una mueca, sintiéndose mal—. Él quería ir, pero yo no lo escuché.

El corazón de Taehyung se emocionó por lo que escuchó, y las esperanzas perdidas renacieron cuando escuchó que Jungkook sí iría a su presentación aún cuando estaban un poco alejados. Volvió a abrazar a su tía, siendo correspondida por este. —No importa, con saber que su intención era ir me conformo. Y sé que si lo castigó fue porque actuó mal, así que tampoco se disculpe por eso.

—Si tú lo dices, lo creeré —dejó un beso en sus preciosos rizos—. Ahora ve con él y diviértanse. Su castigo era hasta hoy, y qué mejor forma de terminarlo que estando contigo.

Taehyung asintió y se alejó de la mujer para correr escaleras arriba en dirección a esa habitación que tanto conocía y que le pertenecía a su apreciado Jungkook. Se detuvo al frente, y tocó despacio, pero nadie respondió. Tomó el pomo de la puerta, y la abrió con cuidado, revelando la habitación a oscuras, siendo alumbrada únicamente con la lámpara que se encontraba a un lado de la cama y la luz de la luna que entraba por la ventana, y a Jungkook sentado sobre la cama, concentrado en un vídeo que veía desde su celular. Si no había respondido a sus toques, era porque tenía los audífonos puestos.

Apretó sus labios, con los nervios jugando en su estómago. Cerró la puerta con cuidado, y dió golpes suaves a la cama, llamando así la atención de Jungkook. El chico lo miró con ojos grandes, sorprendido por su presencia, y se quitó los auriculares, bloqueando la pantalla del teléfono en el momento. Ambos se miraron unos segundos que parecieron una eternidad, con tantas palabras que decir pero sin soltar ninguna.

¿Cuándo habían llegado a ese punto? Taehyung se lo preguntaba a diario.

—Hola... —murmuró Tae luego de mucho—. Traje hamburguesas para compartir.

—Uh... —Jungkook se encogió en su lugar, abrazando sus piernas y bajando la mirada—. ¿Qué haces aquí?

El contrario hizo una mueca, pero se atrevió a acercarse para tomar asiento en la cama, dejando la bolsa sobre la mesa. —Quería estar contigo. ¿Tú no? —al ver que Jungkook no decía nada, intentó nuevamente—. ¿Podemos hablar?

—Estoy castigado, no deberías de estar aquí.

—Tu mamá dijo que tu castigo era hasta hoy, así que no es excusa —apretó sus labios, y miró hacia la ventana, notando que la luna estaba llena, y lucía hermosa—. Jungkookie, eres muy importante para mí. No quiero seguir distanciados.

—Hyung dice lo mismo y aún así se fue.

Taehyung volvió su mirada a Jungkook, con su frente fruncida. —Seokjin hyung no se fue porque quería alejarse de ti, lo hizo porque quería cumplir sus sueños.

—¿Y los sueños siempre se cumplen lejos de quienes más quieres? —esta vez Jungkook lo miró—. ¿Tú también te irás de mi lado para cumplir tus sueños?

—Jungkook...

—Pues no lo quiero —cortó las palabras de Taehyung, mirándolo con frustración—. Busca otro sueño, uno que no te aleje de mi. Ya se fue mi hermano, no soportaré que te vayas tú también.

La garganta de Taehyung se cerró por completo, y miró con dolor cómo los ojitos de Jungkook lucían cristalinos por las lágrimas, y pudo entender una parte de lo que pensaba el contrario. Para nadie era un secreto lo importante que era Seokjin para Jungkook, y aunque estaba superando poco a poco su partida, el miedo aún estaba presente. Siempre fue lo mismo; a Jungkook le aterraba la idea de estar solo, de ser alejado de quienes más quería.

—Yo jamás me alejaré de ti, Jungkook... —soltó con un hilo de voz, sintiendo su corazón hecho pedazos.

Ahí, abrazado a sus piernas, no estaba el adolescente rebelde y contestón que siempre se salía con la suya, sino que estaba el niño de diez años que se aferraba con anhelo a sus seres queridos porque no quería estar solo. Estaba el Jungkook que se sentía vulnerable con la presencia de Namjoon, estaba el Jungkook que no sabía cómo entablar una amistad y lo alejaba una y otra vez... estaba el Jungkook que le prometió ser inseparables, y que finalmente lo aceptó en su vida.

—T-te estás alejando —aseguró—. Ya no pasas tiempo conmigo, prefieres el club, incluso está ese presidente idiota que te trata con demasiada confianza. Llegará el día en que simplemente te aburras de mi, que ya no pasemos tiempo juntos, que te irás y me d-dejarás...

La última palabra salió entrecortada, y Taehyung se movió rápido para apresar a Jungkook entre sus brazos cuando esté se soltó a llorar con demasiada tristeza y angustia encima. Sintió sus propios ojos nublarse por las lágrimas, y movió sus manos por toda la extensión de la espalda de Jungkook para hacerle sentir que estaba con él, que no estaba solo, que jamás lo dejaría como tanto teme.

—P-prometo ser mejor, Taehyung, pero no me dejes.

—Estoy aquí, nunca te dejaré, Jungkookie. Te lo prometí y lo prometimos, somos inseparables y eso es para siempre —respondió, y estrechó aún más a Jungkook contra él—. Siempre me tendrás, siempre estaré a tu lado, y aún cuando no estemos en el mismo lugar, en tu corazón estaré presente así como tú siempre lo estás en el mío.

Taehyung lo dejó llorar libremente, queriendo que soltara con soltura todo el mal rato que se estaba reprimiendo y lo dejaba soltar en indiferencia. Jungkook era así, guardaba y guardaba tanto, que cuando ya no había espacio para más simplemente dejaba ir todo. Estuvo ahí, acariciando su espalda y sus cabellos, meciéndolo y arrullándolo con cariño, haciéndole saber que estaba ahí, que en momentos donde se derrumbaba era él quien lo sostenía.

Los minutos pasaron, y las lágrimas de Jungkook finalmente fueron mermando, dejando la habitación es silencio, donde solo era acompañado por los hipidos que inconscientemente salían de sus labios. Taehyung en ningún momento lo soltó, y Jungkook sin darse cuenta también se había abrazado al contrario, acurrucándose más contra el cuerpo de Taehyung en busca de su calor.

—¿Te sientes mejor? —susurró con suavidad, y Jungkook simplemente asintió. Sonrió, dejando un beso en la coronilla del contrario—. Eres un tonto por pensar que me alejaría de ti cuando sabes perfectamente que desde que te conocí no he querido hacerlo.

—Taehyung... —balbuceó avergonzado y se alejó para mirarlo a los ojos.

Kim secó sus mejillas, retirando todas aquellas lágrimas que entristecían el bonito rostro de Jungkook. Le pareció adorable la forma en que las mejillas y nariz del chico estuvieran rojas, y sus pestañas aún estuvieran húmedas. Para Taehyung, Jungkook era hermoso aún cuando no debía serlo.

—¿Sabes que es lo que más me duele? —dijo, al tiempo en que seguía secando con cuidado la carita de Jungkook—. Que dudes de todo el amor que te tengo. Que pienses que me alejaré de ti cuando te he demostrado que no hay momento en mi vida que no te quiera a mi lado... que tengas miedo cuando sabes que yo te protegeré de todo.

Jungkook bajó la cabeza. —Lo siento...

—Debemos aprender a estar solos —los ojitos de Jungkook lo miraron asustado—. No hablo de estar completamente solos. Hablo de aprender a estar con nosotros mismos sabiendo que tenemos a alguien más. Jungkook, aunque hyung ya no esté aquí contigo, y aunque yo no pueda pasar tanto tiempo a tu lado, no significa que estés solo, porque si llegas a necesitarnos, estaremos aquí para tí, y eso no es estar solo.

»Estar solo es... no tener a nadie. Dime, ¿estás solo, Jungkook?

Las palabras poco a poco fueron tomando forma en su cabeza, analizando lo que Taehyung quería decirle. Sabía que si llamaba a su hyung por un problema, este no dudaría en estar a su lado. Sabía que si necesitaba de Taehyung, este tampoco tardaría en acompañarlo. Sus padres, Minnie, Hobi, Yoongi, sus tíos e incluso Namjoon, o su más recién amistad, Taehyun; si los necesitaba, ellos estarían ahí. Verlo de esa forma solo podía indicar que...

—... no estoy solo —afirmó en un murmullo.

Taehyung sonrió y tomó sus mejillas para mirarlo directamente a los ojos. —Entonces, ¿a qué le temes? Mientras nos tengas, jamás estarás solo.

Jungkook miró a Taehyung, su corazón latiendo desbocado, y todo su ser hormigueando por la presencia del contrario. Justo en aquel momento, era tan feliz; verlo, sentirlo, tenerlo junto a él, Jungkook se sentía dichoso, y su rostro lo demostraba, porque se iluminaba con solo tener a Taehyung con él. El contrario notó eso, quedando atraído por cómo los ojitos de Jungkook, que guardan galaxias enteras, parecían mostrar un espectáculo para él. Sintió su boca seca, siendo incapaz de dejar de admirar tan bonito espectáculo. Se acercó lentamente, acortando la distancia entre ambos rostros, Jungkook no parecía darse cuenta de ello, más concentrado en admirar el rostro que tanta felicidad le daba. La dopamina en el sistema de Taehyung estaba siendo segregada con fluidez, y a tan simples centímetros del rostro de Jungkook, sentía que ya estaba entrando al cielo.

Solo uno... los besos son para demostrar cariño, así que, Jungkook, déjame demostrarte cuánto te amo.

Siguió guiando su rostro hacia al frente, sabiendo que Jungkook era ignorante a lo que planeaba hacer. Sus manos temblaban en las mejillas contrarias, pero se negaba rotundamente a quitarlas de ahí. La lentitud con la que acercaba sus rostros era desquiciante, pero no daba para simplemente chocar sus labios en un rápido movimiento, porque quería que tan magno evento fuese la colisión de dos mundos completamente distintos, pero que se pertenecen desde su creación.

Porque así eran ellos dos; la diferencia y la cercanía más hermosa.

Casi.

Casi, casi...

—¡Kookie, Tae, vengan a tomar de las galletas que les preparé!

La mención de las "galletas" espabiló por completo a Jungkook, quien se levantó como un resorte y con una sonrisa de oreja a oreja. —¡Taehyungie, mamá preparó galletas! —dijo emocionado, y salió de la habitación.

¡Casi!

Taehyung se desplomó en la cama y tomó una almohada para posarla en su rostro y gritar lleno de frustración.

『 🐰 』

La manera en que las mejillas de Jungkook estaban abultadas por la comida fue una imagen entrañable. Bebió de su gaseosa, esperando a que el contrario terminara de tragar el bocado que tenía. Tomó una de las galletas que preparó su tía, mirándola con algo de resentimiento, pero comiéndola finalmente. Estaban buenas, pero podía asegurar firmemente que un beso de Jungkook sabría muchísimo mejor.

—¿Seguro que no quieres? —preguntó por tercera vez Jungkook, ofreciendo la mitad de su hamburguesa. Ya se había comido una y media, y quedaba solo ese pedazo.

Negó. —Ya comí, termínala tú. Se nota que te gustaron mucho.

—Están exquisitas —jadeó, tomando un gran bocado de la comida, casi exagerado—, llévame a comer ahí otro día.

Taehyung sonrió, y limpió con una servilleta el costado de la boca de Jungkook que se había llenado de salsa. —Te llevaré ahí cuando quieras.

Complacido, el celular de Jungkook avisó la entrada de un nuevo mensaje. El dueño miró, pero rodó los ojos al ver de quien se trataba, ignorando el hecho de responder.

—¿Quién era?

—Seokjin hyung —rodó los ojos.

—¿Y por qué no le respondes? —inquirió sin entender.

—¿Para que me venga a presumir de lo increíble, adorable y no sé qué cosas más del chico que hace pasantías? No, gracias.

—¿Pasantías? —se sentó derecho en la cama—. ¿Seokjin hyung es el tutor de alguien más? —Jungkook asintió—. Eso es muy bueno.

—Claro que es bueno, pero lo que no es bueno es que me hable tanto de ese tal Soobin como si fuese la octava maravilla del mundo —volvió a rodar los ojos, hablando con tono quejumbroso—. Si le escribo es para saber de él, no para que me hable de alguien más.

Arrugó la envoltura de la hamburguesa y limpió sus manos con servilletas, alzando una ceja cuando escuchó a Taehyung reír. Lo miró sin entender. »¿Y ahora qué?

—Pensé que era una etapa de niño, pero sigues siendo el mismo celoso Kookie que conocí —y se rió con más gusto.

Jungkook abultó sus labios, sintiendo sus mejillas quemar de la vergüenza, y tomó su almohada para estamparla contra la cara de Taehyung que no paraba de reír. Bufó enfadado, y se levantó del lugar para ir hasta el baño de su habitación para botar la basura y lavar sus dientes. Taehyung era un idiota, ¡cómo iba a estar celoso de un idiota que se la pasaba con su hermano y que le había caído de maravilla a este! Era algo ilógico, además, él siempre sería el preferido de su hyung, así que era aún más ilógico que se sintiera celoso de alguien que jamás estaría a su nivel. Como lo había dicho, si le escribía a su hyung era porque quería saber de él, no de alguien más, por eso le molestaba, no por celos. Qué tontería más grande y absurda hacía soltado Taehyung.

Cepilló sus dientes, y lavó sus manos y rostro para luego volver, encontrando a Taehyung con una sonrisa divertida. Volvió a bufar, apretando sus manos en puños. —¡Ya déjame en paz!

Taehyung volvió a reír, y se lanzó sobre Jungkook cuando este se había acostado nuevamente. El menor de los Jeon desvió su rostro con dignidad, y Taehyung aprovechó para proporcionarle un sonoro beso en la mejilla. —Deja el berrinche y mejor abrázame, ¿sí? Sabes que me gusta dormir así.

—No estoy celoso —afirmó.

—Y yo no soy guapo.

—Eso fue sarcasmo —frunció el ceño.

—¿Ah, no estábamos diciendo mentiras?

—¡Kim Taehyung!

Volvió a reír, al tiempo en que Jungkook intentaba escapar de su agarre, fracasando totalmente cuando Taehyung lo apresó entre sus brazos. —Ya, quédate tranquilo. Es cierto, no estás celoso. Es ilógico que te sientas celoso de alguien que ni siquiera conoces pero aparentemente tu hermano sí y que le cae muy bien.

—¡Exacto, es ilógico!

—Sí, muy ilógico —le dió la razón, dejando el tema hasta ahí. Era más que obvio que su conejito se moría de celos cuando se trataba de Seokjin. Se preguntaba si también sería así con él. Se acomodó mejor en la cama, atrayendo a Jungkook para acostarlo sobre su pecho. El celular de Jungkook volvió a sonar, y Taehyung se lo pasó—. Ten, contéstale a hyung.

—No quiero.

—Jungkook...

—Uhg —se quejó y revisó el teléfono, relajando la expresión cuando se dió cuenta que no era Seokjin en ese momento—. Oh, es Taehyun. Olvidé decirle que hoy terminaba mi castigo.

Taehyung frunció el ceño, y miró al contrario responder rápidamente y dejando su celular en la mesita de noche. —¿Taehyun sabía que estabas castigado? —Jungkook asintió, mirándolo sin entender—. ¿Y por qué no nos habías dicho a nosotros?

—No quería hablar del tema.

—Pero sí con Taehyun.

—Debí decirles, lo siento.

Kim hizo una mueca. —No te disculpes, solo que me hubiese gustado saberlo. Hoy tuve mi primera presentación y quería que estuvieras ahí, y de saber que estabas castigado habría entendido tu ausencia.

Jungkook se sintió pésimo por ello, y abrazándose aún más a Taehyung. —Yo quería ir, pero mamá no me dejó... de igual modo yo ví tu presentación.

—¿La viste? —lo miró incrédulo.

El chico asintió. —Justo estaba mirando cuando estaban agradeciendo cuando llegaste. Minnie me envió el vídeo.

—Oh... —Taehyung estaba sin habla.

—Lo hiciste increíble, Taehyungie, me gustó mucho verte. Aunque no entendí muy bien la obra, debo verla otra vez.

—¿Por qué no la entendiste?

—Porque estaba más concentrado en mirarte a ti. Solo te veía a ti, mis ojos siempre estaban en ti, y cuando te perdía de vista, me concentraba en buscarte.

Taehyung volvió a quedarse sin palabras, así que solo atinó a girarse y abrazar fuertemente a Jungkook, con el pavor de que este escuchara sus fuertes latidos. Jungkook actuaba inconscientemente, decía cosas que salían de su corazón, sin saber que hasta la más mínima palabra calaba profundo en Taehyung. Cuando pensaba que no podía enamorarse más del chico, Jungkook le demostraba mil y una manera que había un nivel más alto de amor.

Y solo esperaba que al finalizar el juego, la recompensa fuese la más grata de todas.

Nota: como se pudieron dar cuenta, la razón por la cual Jungkook actúa del modo en que actúa es por el miedo a ser abandonado. La partida de Seokjin fue un impacto en su vida, y aunque poco a poco lo vaya asimilando, quedan secuelas. Por eso, cuando se desahoga con Taehyung, promete que será mejor solo para que este no se vaya, situación similar al momento en las cabañas, cuando un pequeño Jungkook le promete a Seokjin entre lágrimas que se portará bien, todo con tal de que no deje de quererlo. En un modo de no perder nada, ve como alternativa cambiar todo de sí para que las cosas sigan igual.

No busco justificarlo, solo explicar que su comportamiento, —sea bueno o malo— tiene una razón, y que este existe desde que es pequeño. Jungkook siempre ha temido estar solo, y es porque como es tan apegado a los suyos, le aterra el día en que simplemente deje de tenerlos cerca.

Gracias por seguir apoyando la historia ♡

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top