37 ⌗ Gritos contra la almohada ೃ࿔
Jimin paseaba sus ojos de extremo a extremo, mirando a sus dos amigos tan lejanos que parecía extraño. Además de eso, la tensión se podía sentir, y realmente no le gustaba. Por un lado tenía a un desanimado Taehyung que no hacía más que pellizcar su comida y probarla sin muchas ganas, y por otro lado estaba Jungkook, quien comía con una mueca fastidiada en el rostro. Hoseok, quien estaba a su lado, sorbía de su bebida con incomodidad, y es que, aunque el problema no sea con él, indirectamente le afectaba por igual.
—Y... ¿cómo te va en el club, Tae?
Un gruñido por parte de Jungkook se escuchó en la mesa, pero Jimin lo ignoró, más Taehyung no pudo hacerlo, dedicándole una triste mirada. Jimin frunció el ceño, pero no dijo nada.
Taehyung suspiró, y sonrió leve. —Me está yendo bien, Chim.
Silencio nuevamente. Hoseok miró a Jimin con duda. El de mejillas grandes resopló, pero no se dió por vencido. —¿Tú, Kook? ¿cómo estás?
El teñido alzó la mirada un segundo, y antes de bajarla otra vez a su comida respondió: —Bien.
—¡Oh, vamos! ¿qué mierda pasa con ustedes? —explotó por fin Jimin, mirando a ambos con enfado—. Si solo están aquí para incomodarnos con su pésimo estado de ánimo, entonces se largan.
—No lo digas dos veces que Taehyung sí te hace caso y se va con otras personas, ¿no?
El nombrado miró a Jungkook con una mueca. —Jungkookie...
Jungkook rodó los ojos y se enfocó nuevamente en comer. Jimin estiró su mano y golpeó la cabeza de Jungkook para luego golpear la de Taehyung, recibiendo quejas por parte de ambos por el arrebato. Sabía por dónde iban los tiros, y le parecía una completa estupidez la razón por la que ambos estaban enfadados con el otro.
—Venga, Jungkook, que Taehyung no va a pasar toda su vida pegado a tu costilla porque si. Él tiene una vida aparte y puede hacer con su tiempo libre lo que le venga en gana —Jungkook iba a reclamar, pero Jimin lo mandó a callar con una mirada poco amistosa—. Las amistades no son simplemente para pasarla bien, sino también para apoyarnos en todo. Sabes lo mucho que Taehyung soñó para estar en el club de teatro, y que ahora lo esté logrando y le esté yendo tan bien es algo que deberías de celebrarlo, no volviéndote un niño caprichoso que le han robado su juguete favorito.
El rostro de Jungkook se volvió en una mueca totalmente molesta, y resopló con disgusto de que le estuvieran reprendiendo.
—Jimin, déjalo —Taehyung movió su mano, intentando dejar la situación en paz.
—Y tú también, Taehyung —retomó el regaño ahora dirigido al chico—. También tienes culpa en todo esto si sigues defendiendo a Jungkook en todo. Lo has seguido desde que tengo memoria, y mal acostumbraste a este idiota a tenerte siempre a su lado. Por primera vez ponte como prioridad. ¿Te gusta el club? Genial, sigue en el y esfuérzate siempre. Algún día Jungkook aprenderá a superarlo, pero jamás lo va a hacer si tú sigues queriendo que todo sea a su completo gusto.
Taehyung bajó la cabeza, derrotado por las palabras de Jimin. El ambiente, que desde un principio estuvo tenso, se volvió aún más insoportable cuando las verdades fueron dichas a la cara de cada uno. Sabía que no siempre podía complacer a Jungkook, aunque igual terminaba haciéndolo, sin embargo, siendo esa la primera vez en que realmente estaba haciendo algo por él sin tomar en cuenta la opinión de Jungkook, aparecía la eminente presencia de un chico que parecía cubrir todas sus faltas. El terror de ser cambiado por alguien más de la vida de Jungkook lo tenía aterrado, y con el corazón temblando en completo pavor.
¿Lo perdería sin siquiera decirle lo que sentía? Dolía aún más de solo pensarlo.
—Uh... ¿l-llego en mal momento?
Los cuatro pares de ojos pararon en la recién llegada del menor, quien lucía nervioso por el ambiente tan tenso que había en la mesa, apretando los bordes de la bandeja con sus manos en un intento de drenar la incertidumbre. Jimin se relajó, sonriendo hacia él. Hoseok hizo algo similar, sacudiendo su mano a modo de saludo. Lo que menos querían eran hacer sentir mal a Taehyun, mucho menos cuando este no tenía nada que ver en todo el embrollo de Taehyung y Jungkook. Les caía bien, así que tenerlo con ellos no era problema alguno.
—¿Por qué tardaste tanto? Te esperábamos —comentó Jungkook, sonriendo de lado, y arrimando la silla para que se sentara ahí—. ¿Por qué el profesor te detuvo tanto tiempo?
Taehyun tomó asiento en la silla que Jungkook había movido para él, dejando su bandeja en la mesa. El tener la mirada de todos en él le cohibía un poco, pero Jungkook le había dicho que debía acostumbrarse a que le prestaran atención.
—Hola, hyungs —saludó tímido, y miró a Jungkook—. Tardé porque el profesor me estaba comentando sobre dar... tutorías —finalizó con una mueca.
—Woah, eso es genial, Taehyun —Hoseok lo miró con interés—. Solo dan tutorías los mejores de la clase, así que el profesor te consideró como tal.
—Es que Taehyun es un cerebrito —presumió Jungkook, despeinabdo los cabellos del menor—. Mira que está en nuestra clase siendo un año menor.
—Yah, hyung... —se quejó con las mejillas ruborizadas—. Ustedes también son buenos en clases.
Jungkook movió su mano, restándole importancia. —Estamos hablando de ti. Eres muy inteligente y eso es genial. Ahora bien, ¿por qué parece tan malo dar tutorías? Vi la mueca que hiciste.
Todos asintieron, y el menor se encogió en su puesto, avergonzado por tanta atención. Taehyung miraba la escena, y apretó sus labios con tristeza. Jungkook parecía tan interesado en el menor, que pudo percatarse del mínimo cambio en su rostro por comentar algo. ¿Por qué no se daba cuenta de lo mal que él lo estaba pasando? ¿de lo doloroso que era el estar enfadados?
—Es que... —lo pensó un poco, pero sus hyungs parecían realmente esperar su respuesta. Miró a Jungkook, y los ojos oscuros y profundos de este, llenos de genuino interés le revolvieron el estómago. Jamás se acostumbraría a tanta atención, menos la de su hyung—. Ya he dado tutorías, y n-no terminaron tan bien que digamos.
—¿Te hicieron algo? —preguntó Jimin, y Taehyun asintió avergonzado. Jungkook les había comentado muy superficialmente lo que había vivido el menor, así que no necesitó de muchas explicaciones para entender a qué se refería. Tampoco quería forzarlo a contar y recordar esos momentos—. Pues fue un idiota quien lo hizo. Aunque no debes preocuparte esta vez, nada te pasará.
—¿P-por qué lo dice?
—Porque nos tienes a nosotros, Tae —Jungkook pasó su brazo por encima de sus hombros y lo miró directamente, siendo serio en sus palabras—, y quién se atreva a meterse contigo lo hará con nosotros.
Taehyun respiró profundo, sintiendo su corazón latir con fuerza. Desvió la mirada hacia los demás, quienes asintieron en concordancia con lo que había dicho Jungkook. Todos menos Taehyung, aquel chico que parecía hacerlo de lado y que no le agradaba su presencia. Apretó sus labios, y asintió una sola vez, sintiendo cálido su pecho en cuanto todos sonrieron hacia él.
—Jimin y Jungkook se agarran a puños con todos... más Jungkook que Jimin, pero igual ellos te protegen —sonrió Hoseok—. Yo solo doy apoyo moral.
Taehyun rió. —Está bien, hyungs. Gracias.
—¿Y sabes a quién le darás tutorías?
—No me dijeron, hyung —miró a Jimin—. Lo conoceré hoy después de clases.
—¿Ah? Pero hoy tendría mi revancha en Mario Kart —se quejó Jungkook.
—¿Revancha en Mario Kart? —preguntó Hoseok.
Las mejillas de Taehyun volvieron a calentarse, y sonrió emocionado. —Ayer mi hyung se quedó en c-casa y jugamos.
—Taehyun es muy bueno —enfatizó, y miró al menor con decepción—. Quedamos en que hoy volvería a ir a tu casa pero me sales con que darás tutorías.
—Hyung, s-solo será una hora. Espere por mi y jugaremos.
No le quedó más de otra que aceptar, y Taehyun sonrió sin mostrar los dientes. Jamás alguien había suplicado por su compañía, así que ver a Jungkook tan desesperado por seguir jugando con él le emocionaba mucho. Taehyung miraba atento la forma en que los ojos de Taehyun brillaban con solo ver a Jungkook, y en su estómago se desató una mala sensación que le desagradó por completo.
Sin nada de apetito, y con el ánimo por los suelos, tomó su mochila y sacó de ahí el póster que con mucha emoción había recibido. Había trabajado mucho por ello, y estaba eufórico de solo comentárselo a sus amigos. Aunque ahora no estaba tan seguro de hacerlo, colocó el papel sobre la mesa, llamando la atención de todos.
—Yo... mhm. Tendré mi primera obra el viernes —pensó sus palabras, pero ya le daba igual, levantándose de la mesa—. Me dieron un papel a pesar de ser nuevo... si quieren, vayan a verme.
Y sin esperar palabras, se encaminó a la salida, no teniendo ganas de más nada. La mesa volvió a quedar en completo silencio, y fue Jimin quien encaró a Jungkook nuevamente, dedicándole una mirada que decía todo lo malo que estaba haciendo.
—Jungkook, estás haciendo sentir muy mal a Taehyung con tu indiferencia —frunció el ceño con disgusto—. Te recuerdo que han sido amigos durante todos estos años, y no ha habido situación alguna en la que Taehyung no ha estado a tu lado. ¿Por qué tú no puedes apoyarlo de igual forma? ¿por qué tiene que comentar algo tan triste cuando sabes lo feliz que pudo estar cuando se enteró que estaría en la obra? No seas egoísta, mucho menos con Tae cuando te ha dado todo y sin pedir nada a cambio.
—Minnie tiene razón, Kook —Hoseok estaba triste, pues no le gustaba que sus amigos estuvieran de esa manera—. Taehyung también merece que estés para él de la misma forma en la que él siempre ha estado para ti. Sé que echar las cosas en cara no es muy agradable, pero algunas veces es bueno recordar lo que otras personas han hecho por ti para saber qué tan mal estamos actuando.
—Él simplemente se alejó, ya no tiempo tiene para nosotros. Es un milagro que siquiera haya venido a almorzar —replicó, cruzándose de brazos y desviando la mirada a un costado.
—Estás muy malcriado, piensas que Taehyung solo debe dedicarte atención a ti y eso está mal —Jimin resopló, pero intentó mantener la calma—. Tae también tiene una vida, ¿sabes? Tiene metas y sueños que cumplir. Que quiera hacer algo en donde no estés incluído no significa que ya no te quiera en su vida.
—Pero ya no va a pasar tanto tiempo conmigo por culpa del estúpido club —insistió.
—En algún momento tenía que suceder, no siempre estarán juntos —la leve mueca de miedo que atravesó el rostro de Jungkook le dio a entender a Jimin que el contrario solo temía por perder a Taehyung, algo que jamás iba a suceder—. Piénsalo de esta forma. Mientras menos se vean, más disfrutarás los momentos a su lado.
—Yo disfruto siempre que estoy con Taehyung. Incluso si lo veo a cada hora del día, yo seré feliz por eso.
—Hyung... —llamó Taehyun, y el mayor le prestó atención—. Jimin hyung solo intenta decirle que, a pesar de no pasar tanto tiempo juntos, no significa que se alejen para siempre. Debería hablar con Taehyung-ah y arreglar las cosas.
—Un par de horas separados jamás podrá con su fuerte lazo —opinó Hoseok—. Son inseparables, así que no tengas miedo de perder a Tae porque jamás sucederá algo así, pero actuar como lo haces ahora, tan indiferente y odioso, eso sí puede lograr que se alejen.
Jungkook apretó sus labios, pero no dijo nada. Las palabras de sus amigos hacían fiesta en su cabeza, pero por alguna extraña razón no podía moverse. Quizás Jimin tenía razón, estaba tan acostumbrado a tener a Taehyung siempre con él que saber que este tenía otras ocupaciones lo fastidiaba. ¿Acaso era él el único que se sentía de esa forma? ¿Taehyung podía estar sin él con tanta facilidad? Porque aunque Jungkook pretendiera no hacerlo, su corazón estaba sufriendo con el solo hecho de estar lejos de su mejor amigo.
¿Solo él tenía la necesidad de estar a su lado siempre?
Taehyun miraba con atención cómo el rostro de Jungkook se convertía en una enorme mueca de preocupación y temor. ¿Tan importante era Taehyung para su hyung? Por lo que había escuchado, eran amigos de muchísimos años, así que verlo tan afectado por la discusión solo le daba a entender que eran muy importantes para el otro.
Volvió su vista a la comida, y tomó un gran bocado, queriendo desviar los malos sentimientos que estaba sintiendo. Quería ayudar a su hyung, y si juntarlo nuevamente con Taehyung arreglaría sus problemas entonces ayudaría, aún cuando en su pecho se revolviera una sensación desagradable que no quería sentir.
¿Algún día seré yo igual de importante para mi hyung?
『 🐰 』
Dejaba sus cosas en su casillero, intercambiando por otras que usaría para sus clases en el club. Su estado de ánimo no era el mejor, pero era responsable y debía practicar para la obra. El simple hecho de ser tomado en cuenta ya era un logro para él, y debía dar todo de sí para que sus mayores no se sintieran decepcionados por haberlo escogido entre sus otros compañeros con más tiempo.
Esperaba de todo corazón que sus amigos fueran, en especial Jungkook. Quería que lo viera actuando, haciendo lo que más le gustaba, quería recibir sus felicitaciones, y verlo presumir que su amigo estuvo en el escenario. Quería verlo ahí, en una de las sillas del público, aplaudiendo y ovacionado su desempeño.
—Es un completo crimen que tu precioso rostro tenga esa mueca tan triste —Taehyung alzó la vista, enfocándola en el rostro de su presidente. Bogum se apoyó en los casilleros, mirando al menor con atención—. ¿Estás bien, niño bonito?
—Y-yo... estoy bien —asintió, y sonrió sin mostrar sus dientes.
Bogum entrecerró los ojos. —No mientas. Conmigo puedes hablar lo que quieras, ¿sí? También puedo ser tu confidente.
—Le prometo que estoy bien, hyung. Justo estaba tomando mis cosas para ir a ensayar. Debo esforzarme mucho más ahora que tengo un papel en la obra.
El mayor dejó pasar el tema. Si Taehyung no quería hablar de ello, entonces no lo presionaría. A cambio, sonrió grande, motivado a hacer sentir mejor a su adorable dongsaeng.
—Oh, y muy bien merecido. Sé que lo harás increíble, bonito —le guiñó el ojo—. Te lo advierto, te volverás muy popular cuando te vean en el escenario.
—Aún no puedo creer que fui seleccionado —suspiró con emoción—. Hay compañeros mucho más experimentados que yo, y aún así fui uno de los que participará. Gracias por la oportunidad, hyung, le prometo que no lo defraudaré.
—Hey, yo sé que no lo harás —acarició sus esponjosos cabellos rizados—, y sobre la experiencia... si fuiste escogido es porque demostraste ser muy bueno, Taehyung. Tienes el don natural para la actuación, y cautivaste a todos tus mayores con tu encanto. Además... —se acercó al menor, susurrando en su oído—, puede que tenga una debilidad contigo, niño bonito, pero no vayas a decir nada que es poco ético de mi parte.
—¡Hyung! —se quejó Taehyung, sintiendo sus mejillas quemar, pero al mismo tiempo riendo con gracia.
Bogum sonrió de lado, aliviado que la mala expresión de Taehyung había desaparecido por completo. No le había gustado que se mirara tan triste. Como presidente, le gustaba velar por el bienestar de su equipo. Llevaba una buena relación con cada integrante y los trataba de la forma más cercana posible, de ese modo al momento de trabajar, lo hacían mucho más coordinados, sabiendo que tenían la libertad de expresar y opinar lo que querían, todo bajo el debido respeto a sus mayores.
Además, no mentía al decir que tenía cierta debilidad por el nuevo integrante, y sabía que no solo era él. Eunwoo, Mina, en incluso la seria y reservada Tzuyu parecían encantados con el menor, quien parecía hecho para estar en el club de teatro. Incluso sus compañeros habían aceptado a Taehyung muy rápidamente.
—Venga, toma tus cosas y vamos al club —posó su brazo por encima de los hombros del menor—. Todo debe salir perfecto el día de tu debut.
—Estoy muy nervioso y emocionado...
—Eso es bueno. El día en que no te sientas nervioso antes de subir a un escenario, será el día en que ya no sirvas para ello —Taehyung lo miró con atención—. Si no sientes emociones, es porque ya tu amor por la actuación murió. Los nervios son indicio de que amas lo que haces y quieres esforzarte por más.
Taehyung asintió y sonrió. —Supongo que tiene razón. Hyung es muy sabio.
—¡Pues claro que soy sabio! ¿crees que soy presidente solo por mi innegable hermosura y mi irremediable encanto? ¿y cómo que supones que tengo razón? ¡Estos niños de ahora no respetan a sus mayores!
Mientras Bogum soltaba cuanta cantidad de quejas exageradas, Taehyung reía con ganas, aún con el brazo del mayor sobre sus hombros, ambos caminando con destino al salón en donde practicaban. El pesar que sentía antes estaba siendo olvidado por las ocurrencias de su hyung, y le agradeció eso. Aunque a ojos de Jungkook, aquello parecía la mayor de las traiciones.
Había dicho que saldría al baño, una mentira para encubrir que buscaría a Taehyung, más encontrarlo de esa forma con el idiota de su presidente solo lo hizo darse cuenta que estaba demás el hablar. Se había creído el cuento de que jamás sería reemplazado por Taehyung, pero parecía una completa mentira al verlo tan a gusto con su mayor. Chasqueó la lengua con disgusto, y tomó su celular para enviar un mensaje a Taehyun, avisándole que no iría hoy a su casa, y saliendo del instituto con las orejas calientes de la molestia.
Solo quería estar solo por un rato. Olvidar todos sus problemas.
『 🐰 』
Taehyun hizo una mueca en cuanto leyó el mensaje, y suspiró desanimado. Estaba emocionado por pasar otro rato con Jungkook en su casa, así que ver que sus planes estaban siendo cancelados lo decepcionó. Sus padres adoraron a Jungkook, y estaban igual de emocionados que él por la visita del chico. Era la primera vez que llevaba a alguien a casa, los Kang solo podía sonreír de felicidad.
—Espero y sea otra cosa por lo que estás cancelando y no por sentirte mal por él... —murmuró, y luego negó ante sus propias palabras—. No seas tonto, Taehyun.
Estaba siendo egoísta, y se sentía avergonzado por ello. No debía ser así, Jungkook tenía mucha más historia con sus amigos que con él; un chico que apenas conocía y que ya se le había pegado como lapa. Abultó sus labios sin realmente quererlo, ¿por qué no podía ser un chico normal? Se sentía tan inútil por querer más de Jungkook cuando sintió que este le daba un poco de atención. Era tan deprimente ser dependiente de atención, pero es que al no tenerla nunca, recibirla por primera vez se sentía como beber agua después de pasar mucha sed.
Pasó toda su vida en soledad, siendo acorralado por chicos y chicas que se creían más que él, siendo repudiado por simplemente existir, y ahora llegaba este chico, con buenas notas, buenos amigos, divertido, y muy diferente a todo lo que él era, diciéndole que era agradable y ofreciéndole una amistad. Taehyun sentía que era un sueño, y le aterraba despertar. Sentirse acompañado y bien recibido era mucho mejor que estar alejado de todos porque no toleran tu presencia.
Taehyun no quería volver a esos días.
Sacudió la cabeza, desviando todos aquellos malos pensamientos, y se encaminó hasta el salón 5-B, en donde su profesor le había dicho que daría sus tutorías. Cuando escuchó el salón, se extrañó, siendo este los de último año, pero supuso que era uno de los pocos que estaba vacío a esas horas. No mentiría, estaba nervioso por lo que se podía encontrar. La última vez que dió tutorías había sido obligado a hacer las tareas del chico al que se suponía debía ayudar, así que era comprensible que reaccionara de esa forma. De igual modo, sabía que no estaba solo, sus hyungs se lo habían dicho, y eso le daba un poco de fuerzas para asumir el reto.
Caminó por los solitarios pasillos, y llegó hasta su destino, tocando la puerta antes de abrirla. Pensó que su profesor estaría ahí, pero solo se encontraba un chico de piel pálida, mucho más grande que él, con el pelo negro azabache y largo hasta sus mejillas. El chico lo miró con ojos serios, y la cara llena de aburrimiento, y Taehyun sintió unas inminentes ganas de correr lejos de ahí. Apretó las correas de su mochila, y quedó estático en su lugar.
—Oye —llamó el chico con voz grave y fastidio—. ¿Eres Kang Taehyun? —el recién nombrado asintió quedito—. ¿Qué edad tienes?
—C-catorce...
El chico frunció el ceño. —¿Y estás en tercero? —Taehyun volvió a asentir—. ¿Con cuánto llevas física?
—La n-nota máxima.
—Me sirve —se encogió de hombros, y se cruzó de brazos. Esperó por Taehyun, pero este nunca se acercó, permaneciendo en su lugar. Rodó los ojos ante eso—. ¿Te vas a acercar o te tengo que buscar yo? Se supone que vienes a darme tutorías.
A Taehyun no le quedó de otra que cerrar la puerta y pasar al salón, tomando asiento a un lado del chico que ahí se encontraba. Sacó sus libros y cuadernos, además de todo lo que utilizaría para explicarle al contrario, teniendo la mirada de este fija en cada uno de sus movimientos. Estaba intimidado, sabía que era alguien mucho mayor que él y le aterraba siquiera estar en un espacio a solas.
—¿Sólo sería física de t-tercero? —susurró, a lo que el chico asintió—. Debo explicarte m-matemática de tercero... ¿no te molesta?
El mayor miró a Taehyun por unos segundos, antes de cruzarse de brazos. —Tú solo logra que pueda pasar la materia. Usa los métodos que quieras. Necesito graduarme de una vez por todas.
Aquello llamó la atención de Taehyun y miró al contrario con atención. —¿Está por graduarse?
—Estoy en último año —chasqueó la lengua—, pero llevo física desde tercero. Si no logro pasarla este año no me gradúo.
Último año. Le dará tutorías a un chico de último año. Alguien entre diecisiete y dieciocho años. Tragó saliva, sintiéndose aún más nervioso. Si el chico a quien le había dado tutorías anteriormente había hecho de él lo que se le vino en gana y solo era un año mayor, el que se encontraba a su lado solo podía hacerlo trizas.
Le diría al profesor que no podía, es decir, le inventaría que tenía clases extracurriculares y las tutorías intervenía en ellas por lo que debía declinar la propuesta. Diría que sus padres le negaron dar tutorías y que lo querían en casa a más tardar un minuto de terminada su jornada estudiantil. Se inventaría cualquier excusa, todo con tal de no quedarse a solas con este chico de aspecto rudo que podía aprovecharse de él y-
—Sonará vergonzoso lo que diré, pero gracias por aceptar darme las tutorías —la voz del contrario llamó su atención y lo sacó de sus pensamientos. Lo miró, encontrando una expresión tímida, aún cuando su aspecto era de alguien que jamás sabría lo que era la timidez—. Estar en mi último año y aún tener pendiente una materia de tercero es algo que me da pena, más aún cuando todos parecen saberlo y siempre se niegan a ayudarme. Eres mi última oportunidad, Taehyun, te prometo que daré todo de mi para salir bien.
De la larga lista de cosas que Taehyun odiaba de sí mismo, entraba el hecho de que, a pesar de todo lo que ha vivido, todavía tiene un corazón muy noble.
—C-creo que si no te ha ido bien con otras tutorías, es porque no te enseñaron bien... —se encogió de hombros—, si tú prometes que te esforzarás, e-entonces yo prometo que te explicaré hasta que entiendas.
Y por primera vez en el día, una leve sonrisa se plasmó en el rostro del mayor, dejando atrás aquella expresión llena de aburrimiento. Extendió su mano hasta Taehyun, y este la estrechó con suavidad.
—Choi Beomgyu, gracias por ayudarme.
Taehyun asintió, y sonrió poco también. —Un gusto, B-Beomgyu.
『 🐰 』
Jisoo soltó el plato que lavaba con susto cuando oyó la puerta de la casa ser tirada con fuerza. Secó sus manos con uno de los paños de la cocina, y salió a la sala, encontrando a Jungkook tirar su mochila con molestia, y quitándose sus zapatos sin cuidado alguno.
—Jungkook, ¿qué son esas formas de llegar?
—No quiero hablar, déjame en paz.
—Respeta —frunció el ceño—. Soy tu madre, no tienes porqué contestarme de esa forma.
Jungkook rodó los ojos. —Hablamos después, por ahora déjame solo, de verdad.
—Me preocupa porque vienes de esa forma tan enfadada —Jungkook iba a irse, pero Jisoo lo tomó del brazo—. Hey, estoy hablando contigo.
—¡Y yo te estoy diciendo que no quiero hablar! —exclamó el chico ya alterado, soltándose del agarre de su madre—. ¡Déjame en paz! ¡no todo te lo voy a decir! ¡no me molestes, no seas fastidiosa!
Jisoo jadeó. —¿Estoy siendo fastidiosa?
—Mierda, sí, lo estás siendo. Te estoy diciendo que me dejes en paz y sigues. No seas tan metiche y déjame ir.
La respiración del chico estaba acelerada, y miraba a su madre con total molestia. Solo quería estar solo, ¿por qué debía meterse?
—Bien, si piensas que soy fastidiosa y metiche, ahora lo pensarás más. Estás castigado lo que resta de semana —sentenció molesta ahora ella de igual forma—. No salidas, no invitaciones, nada. De la escuela te regresas a la casa, y te juro, Jeon Jungkook, ni te atrevas a contradecirme porque yo misma te busco y te hago pasar pena al frente de todos.
—¿Qué? No puedes castigarme.
Jisoo rió sin mucho humor. —¿No puedo? Lo estoy haciendo. Estás castigado.
—No, mamá, en serio no puedes. Tengo algo que hacer esta semana —dijo angustiado. Si bien no había dado respuesta, y aún estaba enfadado, el viernes era la presentación de Taehyung e iba a ir. No podía perderse su primera obra aún cuando estaban separados—. No saldré en toda la semana, pero el viernes ya tengo un compromiso y debo ir.
—No me importa, estás castigado —se dio la vuelta, y se encaminó a la cocina—. Me hablas mal, me faltas el respeto, ¿y aún así debo tener consideración contigo? No, Jungkook, debes aprender de tus errores.
—Mamá, por favor, todos los días menos el viern-
—No, Jungkook —se giró, mirándolo seria—. Estás castigado. Vete a tu habitación.
El chico apretó sus manos en puños, mirando a su madre con cólera. —¡Te odio! ¡ojalá tuviera otra mamá y no tú!
Jisoo abrió su boca, y miró a Jungkook correr escaleras arriba hacia su habitación, escuchando poco después como la puerta era tirada, dejando la casa en completo silencio. La mujer permaneció en su sitio, sintiendo frío en sus mejillas por las lágrimas que descendían de sus ojos. Jamás en su vida había sentido el dolor tan grande que estaba sintiendo en su corazón, y las palabras de Jungkook eran dagas que se clavaban una vez tras otras, repitiéndose en su mente como una letanía.
Sabía que lo dicho por su hijo no era cierto, que lo había dicho por la calentura del momento, que en realidad la amaba y mucho, pero incluso sabiendo eso, no dejaba de dolerle el alma como lo estaba haciendo. Sorbió su nariz, y secó sus mejillas con las mangas de su camisa, sentándose en uno de los taburetes de la cocina. Ojalá Seokjin hubiese sido parecido a Jungkook en su adolescencia, quizás de esa forma podía actuar con más experiencia, pero todo con Jungkook era nuevo, y no sabía qué hacer para que su adorado hijo estuviera bien. Se cuestionaba como madre, ¿realmente estaba haciendo todo bien?
El sonido del teléfono de la casa interrumpió su pesar, y sin muchas ganas descolgó el aparato llevándoselo a la oreja. —¿B-bueno?
—¿Por qué suenas tan triste? No me gusta escucharte de esa forma. ¿Sucedió algo?
Jisoo sonrió sin mostrar los dientes. —Nada... cosas con Jungkook.
—¿Quieres venir a la casa? ¿o tomar un café? O mucho mejor, ¿ir a la panadería a ver a Wonho golpear la masa de los panes con sus fuertes brazos? Dios, ese hombre cada vez está más grande y guapo.
Rió por las palabras de Hwasa, sintiéndose solo un poco mejor. —Sus panes son muy suaves por como deja la masa.
—¿Verdad que sí? Yo quiero que me golpee a ver.
—¡Hwasa!
—Es solo para fines meramente científicos —rió por la angustia de Jisoo—. Ven un rato a la casa, ¿sí? Hablemos un poco.
—No quiero dejar a Jungkook solo...
—Estará bien, Soo. Dale su espacio y él solo se acercará nuevamente a ti.
Jisoo suspiró, pero asintió. —Está bien. En un rato estoy allá.
『 🐰 』
Jungkook estaba acostado en su cama, mirando el techo sin muchas ganas. Se sentía pésimo; el estar molesto con Taehyung y explotar de esa forma con su madre no era algo que realmente le gustara. Se sentía un idiota, y todo se acumulaba para incrementar la experiencia. Solo quería volver el tiempo atrás, estar bien con Tae y no decirle la sarta de tonterías que le soltó a su mamá. ¡Lo pero es que eran todas mentiras! ¿cómo iba a odiarla, a desear otra madre? Es que solo tenía ganas de desaparecer del mundo terrenal y aparecer en el reino de los cielos.
Tomó su almohada, colocándola sobre su rostro. Frustrado consigo mismo.
La puerta de su cuarto fue abierta, y miró rápidamente en su dirección, encontrando a su madre. Se sentó derecho, mirándola con atención.
—Saldré un momento. Tu comida está en el microondas. Come, por favor.
Jungkook la miró regresarse, y aquello lo alertó. —¡Espera! —Jisoo se regresó, mirándolo con atención. Tragó saliva y bajó la cabeza—. Lo siento mucho, mamá. No debí decirte esas cosas ni mucho menos tratarte así. No estoy pasando un buen momento y las pagué contigo. De verdad lo lamento.
—No te preocupes, hijo. Yo sé que no era verdad —sonrió leve e intentó volver a salir, siendo detenido por Jungkook.
—¡Mamá! —Jisoo volvió a verlo—. Te amo, ¿sí? Lo siento mucho.
Jisoo lo miró unos segundos, antes de volver a sonreír. —También te amo, cariño. No te olvides de comer. Vuelvo en un rato.
El menor asintió, mirando a su madre salir y al rato escuchar como la puerta principal era abierta y cerrada con posterioridad. Resopló frustrado, volviendo a caer sobre las almohadas. Había lastimado a su mamá, y un simple "lo siento" de su parte no iba a remediar el daño que había causado.
Tomó su celular, llamando a la única persona con la que sentía que podía confíar. Colocó el altavoz, y dejó el aparato sobre su estómago, mirando el techo en lo que tomaban la llamada.
—¡Hola, Kookie! ¿cómo estás, cielo? ¿todo bien?
Sonrió cuando oyó la voz de su hyung. Hubiese deseado tenerlo con él, abrazarlo hasta que su malestar pasara y recibir un par de consejos. Extrañaba tanto su compañía en momentos como esos.
—Está todo bien, hyung —no le apetecía hablar de sus cosas por teléfono. Le diría a su hyung que lo visitara para hablar personalmente—. ¿Usted cómo está?
—Todo bien. El trabajo cansón como siempre, pero va bien. Me han aumentado el sueldo y ahora soy el tutor de un adorable chico.
Aquello llamó la atención de Jungkook, quien se sentó en la cama y tomó el celular para colocarlo cerca de su boca. —¿Sí? Me alegro que le hayan aumentado el sueldo, hyung. Se lo merece. ¿Y ahora es tutor? ¿cómo es eso?
—Oh sí, un chico que estudia en la universidad donde me gradué está haciendo sus pasantías aquí en el restaurante, ¡Y el jefe me escogió para ser su tutor industrial! No cualquiera puede ser tutor, y aún así me han escogido a mí.
—Hyung es el mejor, obvio que te escogerían —sonrió, feliz por su hermano.
—Gracias, Kookie. Me haces acordar a Soobin.
Alzó una ceja. —¿Soobin?
—¡Mi pasante! Realmente es un chico encantador. Es bastante educado, y muy lindo. También es muy talentoso, y aprende muy rápido. ¿Sabías que está haciendo la pasantía en el restaurante solo porque yo estoy ahí? Me conoce de la universidad y quiere seguir mis pasos, ¡es tan adorable!
—Vaya... sí suena como un gran chico —masculló entre dientes.
—Lo es, Kookie. Hasta Joonie ha quedado encantado con él. Lo hemos adoptado, es nuestro hijo solo que no lo sabe —el mayor rió por su propio comentario.
Jungkook apretó sus labios, y carraspeó. —Ya debo irme, tengo cosas que hacer. Hablamos después.
Y sin darle chance a Seokjin para que respondiera, corto la llamada y tiró su celular lejos. Volvió a tomar la almohada y la apretó contra su rostro, gritando fuerte para drenar todo el enfado que sentía.
Taehyung, el idiota del presidente, su madre, y ahora un tal Soobin, ¿¡Cuánto más debía aguantar Jungkook!? ¿¡cuál fue el mal que hizo!?
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