36 ⌗ No te alejes ೃ࿔

Movía su cabeza al ritmo de la música que se escuchaba por todo el lugar, mientras analizaba si los acordes empleados eran los correctos. Y aún en caso de que así fuese, sabía que volvería a cambiar un par de cosas antes de entregar la pieza definitiva. Él era así, siempre había sido así, y aunque muchos le trataran de "obsesivo" por su forma tan religiosa de trabajar, no le importaba realmente, puesto que el fruto de todo aquel perfeccionismo lograba visualizarlo con creces en los Charts y en lo números que crecían en su cuenta bancaria.

Era un maldito genio, lo sabía; él, la empresa, los artistas con los que decidía trabajar, —ya que solo lo hacía con los mejores, se ganó el privilegio de escoger— e incluso el mundo entero. Min Yoongi era el Albert Einstein de la música.

Claro, si está donde está fue por su trabajo duro. Yoongi se esforzó en cimentar su camino con las manos, y patentar su nombre con orgullo para ser reconocido como uno de los productores más codiciados en el gremio. Igual no esperaba menos, es decir, siempre fue así; altanero, egocéntrico y con una confianza que lo hacía darse cuenta de lo que merecía. Y ser lo que era hoy en día era lo que se merece.

Hizo una mueca cuando una de las melodías dejó de sonarle tan genial como lo hizo en un inicio y tomó nota mentalmente para cambiarlo después. Unos sonidos extra lo hicieron alzar una ceja, puesto que no estaban dentro de la melodía que él había creado exclusivamente para aquella pieza. Fastidiado por su "incompetencia", pausó la música con enfado, sabiendo que algo como aquello jamás saldría de su estudio.

Inmerso en su auto-reprimenda, no advirtió el ataque a sus costados por dos torbellinos llenos de energía que, —claramente— él no poseía. Quedó pasmado un par de segundos, para luego reír por la inesperada pero grata visita. El sonido que no parecía concordar no era más que la clave siendo colocada en la puerta de su estudio por aquel par de mocosos ya no tan mocosos. Muy pocas personas conocían su contraseña, y ese par entraba en el reducido grupo.

—Yoonie hyung, lo extrañé muchísimo... —recitó Hoseok con emoción latente, abrazándose al mayor y ocultando su rostro en el cuello del contrario. No saldría de ahí pronto, Yoongi lo sabía de sobra. Hoseok era tan cariñoso que una muy poca ración de afecto no le era basto para saciar sus emociones.

Jimin, por otro lado, era más efusivo al momento de expresar sus emociones, justo como lo hacía en aquel momento, besando su mejilla y restregando la suya en la misma zona. —¡Pero qué hyung tan guapo! ¡lindo, lindo, lindo gatito! ¡le quiero morder un cachete y arrancarlo!

—¡Minnie!

—¡No lo haré, Hobi!

Yoongi volvió a reír. No habían cambiado, y si lo hicieron, Yoongi creció  con ellos así que no lo notó.

—¿Qué hacen aquí, par de pubertos? —inquirió. Jimin tomó asiento en el posabrazos de la silla, mientras Hoseok tomaba asiento en las piernas de Yoongi, aún con su cara oculta en el cuello de este—. ¿Cómo va la escuela?

—Bien, siempre tenemos buenas notas. Todos nos aman —presumió Jimin.

—Tendremos un solo nuevamente en el club de danza —anunció Hoseok, suspirando en cuanto Yoongi jugó con sus cabellitos.

—Mis pequeños siempre siendo lo mejores —sonrió, y apretó una mejilla de Jimin—. Sigan así, ¿ok? No quiero quejas de ninguno.

—¡Sí, Yoonie hyung! —corearon al mismo tiempo.

Con el pasar de los años, la relación de esos tres no hizo más que fortalecerse, y Yoongi no hacía más que adorarlos, sabiendo que aquello era mutuo. Por un momento pensó, mirando los cambios abruptos de Jungkook para con todos, que Hoseok y Jimin irían por el mismo camino, pero por suerte no fue así, teniendo aún consigo a esos dos niños que lo seguían cual patitos a su madre por todos lados. Eran encantadores, incluso cuando no podían verse por largas temporadas, a su celular personal aún llegaban mensajes deseándole mucha suerte y exigiéndole que se mantuviera sano. De igual modo Yoongi les escribía para desearles buenos días y que se portaran bien.

—¿Hyung, podemos seguir escuchando lo de antes?

—Mierda, sí, eso se oía genial.

Yoongi alzó una ceja, y tiró de un mechón de cabello de Jimin, ganándose una queja de su parte. —Vuelves a decir una grosería y te irá mal.

El chico abultó sus labios, más no dijo nada. Yoongi igual abrazó su cintura para que no se sintiera tan mal. Eran adolescentes, sabía que dirían malas palabras todo el tiempo, pero mientras esté presente era mejor no escucharlas.

—No está terminada, le falta aún.

Hoseok alzó la cabeza y miró a Yoongi con anhelo. —Solo un poquito, hyung.

Rodó los ojos y le indicó a Jimin que colocara nuevamente la pieza. El chico hizo caso al pedido y volvió a su posición, apoyado de Yoongi y este rodeando su cintura. Hoseok también volvió a su lugar, abrazándose ahora al estómago del mayor. La música era R&B, un estilo no muy usado por Yoongi, pero que de alguna u otra forma lo hizo suyo. Los tres se tomaron el tiempo de escuchar la melodía, más los dos menores que Yoongi, quien ya estaba decidido a cambiarle un par de cosas a la producción. La pieza llegó a su fin, y el silencio lo acompañó nuevamente.

—Aún no está terminada, pienso cambiarl-

—Hyung, solo le falta la voz —interrumpió Jimin—. Algo así como... —lo pensó un poco para luego comenzar a tararear una tonada dulce y fina.

—También un rap —habló ahora Hoseok, mirando a ambos—. Uno suave, casi como si estuviera recitando un poema. Así —y pronto estuvo tarareando a un ritmo más rápido que Jimin, pero con voz suave, casi un susurro.

—¡Oh, y en la parte donde se escucha más fuerte un rap más agresivo! —apuntó Jimin.

—¡Y que esté acompañado por el cantante! —le siguió Hoseok—. ¡Que se escuche la diferencia de voces!

—Esperen, esperen, esperen —Yoongi les cortó el rollo artístico y los miró con incredulidad—. ¿En qué momento se les ocurrió todo eso?

Los menores se miraron y alzaron lo hombros. —Ahora mismo —respondió Jimin y Hoseok asintió sin entender.

Yoongi intercaló su mirada entre ambos, para luego levantarse de su asiento, sentando a Hoseok en el lugar, y tomar una hoja algo arrugada que estaba dentro de algunas de sus carpetas. La analizó por un par de segundos para luego extenderla hacia los chicos, siendo tomada por Jimin, y revisada por ambos.

—Escribí esa canción hace días, pero no he trabajado con ella —mordió su labio—. Es similar a lo que ustedes acaban de proponer. Vamos a grabarla.

Yoongi definitivamente necesitó lentes de Sol en cuanto soltó aquello, puesto que los ojos de los chicos brillaron de una forma poco humana.

『 🐰 』

Seokjin miró por la ventana, suspirando con tranquilidad, volviendo poco después su vista hacia Namjoon, quien conducía su auto con toda la calma del mundo. Luego de un despertar juntos, un desayuno algo tarde por sus pocas ganas de levantarse de la cama, y la atmósfera tan linda y cálida que habían creado, el moreno llevaba a Seokjin hasta su trabajo. Ese día por suerte empezaba a las dos de la tarde, así que les dio chance a ambos de disfrutar el tiempo juntos.

—Cuando me miras mucho tiempo me intimidas —confesó Namjoon, riendo con nervios.

—Es que te amo mucho —soltó, sonriendo—. ¿Te irás hoy?

Namjoon negó. —Me quedaré hoy y ya mañana a trabajar. Tengo que aprovechar cada momento a tu lado.

—Deberías mudarte conmigo... —susurró con leves tintes de súplica. Tanto Seokjin como Namjoon sabían con claridad todo lo que debían conseguir antes de establecerse en una misma casa, sin embargo, en momentos como aquel, donde simplemente quieren tenerse cada segundo posible, alguno de lo dos se sentía frustrado por no poder cumplir con sus metas rápidamente. En esta ocasión era Seokjin.

—Sabes que me encantaría vivir juntos, príncipe, pero aún no puedo —lo miró cortamente, extendiendo su mano para tomar la contraria—. Cuando mi padre logre establecerse nuevamente podré pensar en irme de la casa, pero sabes que no estamos en una buena etapa y debo apoyar con los gastos. Mamá no trabaja, y tampoco quiero que lo haga, mucho menos Taehyung. Hace poco entró al club de teatro, y tenía muchas ganas de hacerlo, no quiero que deje su juventud de lado solo porque hay gastos que atender. Mi padre y yo estamos solventando todo. Solo... dame tiempo.

Seokjin hizo una mueca, y llevó la mano de Namjoon hasta su mejilla. —Lo siento, no quería presionarte. Sé lo que está pasando y aún así te pido más. Fui egoísta.

—No, amor —Namjoon estacionó justo al frente del trabajo de Seokjin, y se giró para verlo de frente, acariciando el rostro de su dulce novio con adoración—. Te entiendo. Muchas veces solo quiero tomar mis cosas y estar contigo, pero sé que hay cosas que debo hacer antes. Cuando mi familia esté bien podré pensar en algo más. Podré comprar los equipos que necesito y buscar un lindo departamento en donde podamos vivir juntos.

—¿Con un lindo balcón?

—Con un lindo y precioso balcón solo para ti.

—Y tres habitaciones —siguió Seokjin, y Namjoon sonrió—. La nuestra, una de visitas y tu estudio.

—No te olvides de la cocina grande y espaciosa para que practiques los platillos para tu restaurante —los ojos de Seokjin brillaron—. Tuve que estudiar arquitectura y así construir la casa de tus sueños.

—Bobo... —rió y acercó su rostro al de Namjoon para acariciar sus narices juntas—, tú ya eres el hogar de mis sueños.

Namjoon sonrió y besó los labios de Seokjin tan suavemente que se sentía como una caricia directa al corazón. El futuro era tan incierto para ambos, que la única certeza que tenían era el saber con firmeza que estarían juntos por muchísimos años. Lo sabían.

—Avísame cuando salgas. Te recogeré e iremos a cenar afuera.

—¿Y por qué no vuelves a cocinar tú? Me gustó la cena de ayer.

Namjoon abultó sus labios. —Es que es lo único que sé hacer y no quiero arruinarlo.

Seokjin rió y besó cortamente los labios de su novio. —Llevaré de cena algo que haga aquí. Realmente no quiero salir, y me gusta más cuando estamos solos.

—Está bien —accedió—. Si tú lo quieres así, entonces así será.

Otro beso fue depositado en sus labios, y fue Seokjin quien se percató de un personaje a las afueras del restaurante una vez se separaron. Sonrió en grande y miró a Namjoon con emoción. —Joon, ese chico es Soobin.

Su auto tenía los vidrios polarizados, por lo que era imposible que el jovencito los mirara, sin embargo ellos a él sí podían verlo. Namjoon fijó sus ojos en el susodicho, y no pudo evitar sonreír porque, efectivamente, el menor parecía una mezcla entre ambos; lindo y suave como Seokjin, pero con cierto porte y aspecto similar a Namjoon. El chico estaba parado, parecía esperar a que llegara alguien y abriera el local. Ese día le tocaba a Seokjin ser quien abriera las puertas.

—Te lo voy a presentar —anunció Seokjin.

—¿No sería raro?

—Solo si le llamas hijo o algo similar —rodó los ojos—. Venga, es mi pasante, te lo presentaré como tal.

—¿Y no crees que debamos evitarlo? Es decir, no decirle que somos pareja —Seokjin ladeó su cabeza y Namjoon apretó sus labios antes de seguir—. No sabes si el chico se sentirá cómodo sabiendo que tienes pareja, específicamente un hombre. Serán meses a tu lado, no creo que sea conveniente que ambos pasen un mal rato por ello.

Seokjin frunció un poco el ceño y volvió su vista a Soobin. En su trabajo no había informado de su relación, sin embargo tampoco ocultaba que estaba con alguien, mucho menos de su mismo sexo. Cuando le habían preguntado si estaba con alguien, él solo respondió que sí, y agregó que tenía muchos años con él. Fue una declaración directa y por suerte nadie la tomó mal. Tampoco fue como si le preguntaron al respecto o se interesaron en su vida. Todo quedó ahí. Namjoon de igual modo lo recogía en ocasiones, siendo esta una prueba clara de su relación.

Estaba en una etapa de su vida en que, no iba ventilando su privacidad, pero tampoco ocultaba quien era. Estaba orgulloso de estar con Namjoon, ¿por qué iba a mantenerlo en secreto? Incluso su familia sabía de su relación, aunque aquello era otro tema que prefería ni acordarse.

—Soobin dijo que me conocía de la universidad, debe saber que salí contigo. Todos lo sabían —volvió su vista a Namjoon—, y si no lo sabe o le molesta, será algo triste, pero no voy a ocultar quien soy y quien eres tú. De igual modo, está aquí para aprender y de eso me encargaré aún si no se siente cómodo con mis gustos. Hay que separar lo personal con lo laboral, ¿no crees?

Namjoon asintió quedito, y sonrió de lado al final sin mostrar los dientes. —Lo lamento, pensé que no querías quedar en mal con el chico. Tienes razón, no podemos ocultarnos siempre para no incomodar a los demás y terminar incómodos nosotros.

—Exacto.

—¿En qué momento te volviste tan confianzudo, eh? Extraño al Seokjin que se volvía nervioso con todo.

Seokjin sonrió. —Cinco años no pasan en vano.

Abrió la puerta del vehículo y salió de el, sonriendo hacia Soobin, quien se había parado derecho en cuanto lo miró. Una vez cerca, sacudió sus cabellos, alzando un poco sus brazos ya que el chico era bastante alto, ahora podía admitir que un poco más que Namjoon.

—B-buenas tardes, Seokjin sunbaenim —reverenció Soobin, sus mejillas sonrosadas—. Estaba esperando por usted.

—Lo sé, Soobin, te ví desde el auto —señaló con su pulgar—. ¿Listo para tu primer día?

El chico asintió emocionado, logrando que sus cabellitos azules bailaran sobre su cabeza. —¡Listo! Estoy ansioso. Espero ser de mucha ayuda para usted y aprender todo lo que me enseñe.

—Eres verdaderamente adorable —rió, y el sonido de la puerta siendo cerrada llamó su atención. Giró su cabeza mirando a Namjoon y volvió su vista a Soobin—. Quisiera presentarte a al-

—¿Aún es pareja de Kim Namjoon sunbaenim? —inquirió sin dejar de mirar al recién llegado.

—¡Oh! ¿Sabes quién es? —jadeó feliz Seokjin, y se abrazó al brazo de Namjoon quien justamente llegaba a su lado—. Sí, Nam y yo aún estamos juntos.

—Mucho gusto, Soobin. Seokjin me comentó de su nuevo pasante —sonrió el moreno con educación—. Muchos éxitos. Te ha tocado el mejor tutor de todos.

Soobin parpadeó un par de veces antes de hacer una enorme reverencia hacia Namjoon. —¡Mucho gusto, Namjoon sunbaenim! ¡Gracias por cuidar de Seokjin sunbaenim todos estos años!

Ambos mayores miraron al muchacho con asombro y luego se miraron, coincidiendo mentalmente en lo adorable que era Choi Soobin. De cerca, Namjoon solo pudo corroborar lo similar que era a ambos, y aquel tono azulado de su pelo solo lo hizo sentir añoranza de sus años de universidad.

—¿Qué tal si dejamos ese sunbaenim de lado y lo cambiamos por hyung? —comentó Seokjin, y Soobin alzó sus cejas.

—¿Puedo llamarlos hyungs? —preguntó asombrado, y ambos mayores asintieron. El chico sonrió, mostrando sus hoyuelos—. G-gracias, hyungs.

Namjoon sonrió de igual modo. Seokjin tenía razón, el chico era un completo encanto.

『 🐰 』

Jungkook bebió de su jugo con una sonrisa en los labios escuchando a Taehyun parlotear con ganas. La salida juntos había servido para que el menor tuviera más confianza a su lado, y ahora podía mantener una conversación sin estar tan tímido.

Estaban detrás de la escuela. Se suponía que debían estar en sus casas, puesto que ninguno estaba en un club, sin embargo, se quedaron hablando para pasar el rato. No tenían tareas, y tiempo libre les sobraba. Aquel día no había almorzado con sus amigos, sino que se había quedado con Taehyun vagando por los pasillos. Ignoró todo tipo de llamada o mensajes recibido preguntando por su paradero. Aún se encontraba enfadado, y era mejor evitarlo de ese modo para no soltar una que otra palabra hiriente de la que luego se arrepentiría.

De igual forma, Taehyung ahora mismo se encontraría en su estúpido club, así que no le importaba en dónde estaba él.

—Eres bastante hablador —soltó luego de un rato, interrumpiendo a Taehyun.

El menor sintió sus mejillas quemar, y se encogió de hombros. —Te debo estar aburriendo, lo siento.

—¿Qué? No lo decía a mal —le quitó los lentes y los miró con detalle. Estaba acostado sobre el suelo con su cabeza sobre las piernas de Taehyun que permanecía sentado a su lado—. Tienes cosas muy interesantes por decir, y puedo escucharte sin problemas. Me gusta que hables más y no solo te quedes callado por pena. Significa que te sientes cómodo.

Taehyun tragó saliva, y parpadeó, tratando de enfocar mejor a Jungkook debajo de él. No se había percatado de que estaba hablando mucho hasta que él contrario lo sacó a colación. Jamás había tenido a alguien interesado en sus historias, —sin contar a sus padres, claro está— así que saber que Jungkook se entretenía con sus palabras eran gratificante. Era como decía; se sentía cómodo al lado del mayor.

En su salida de ayer habían caminado de un lado a otro, y Taehyun nunca fue consciente del momento en que empezó a soltarse al lado de Jungkook, comentando y riendo de todo lo que veían. Era una experiencia tan nueva, que se sentía como un sueño.

—Tienen mucho aumento... —murmuró Jungkook, llamando su atención. Se colocó los lentes y rió—. ¿Cómo me veo?

Taehyun se encogió de hombros. —No lo sé... no te veo.

—Oh, lo siento —se quitó los lentes mientras reía, y se los colocó a Taehyun. El menor se los terminó arreglando ya que quedaron algo chuecos—. ¿Y ahora cómo me veo?

—Uh... bien.

—¿Solo bien?

Taehyun apretó sus labios, en su mente llegando muchos más adjetivos que podían describir a la perfección a Jungkook. —Luces bien, hyung —terminó por decir.

—Bah, yo sé que soy genial —chasqueó la lengua y cerró sus ojos, aunque abrió uno de ellos para ver a Taehyun—. Tú luces adorable como el típico chico que nunca hace nada malo. Justo como eres.

Volvió a sentir su rostro caliente, y Jungkook rió por ello, ahora sí cerrando definitivamente sus ojos para descansar. Taehyun miró el rostro relajado de Jungkook, y se preguntó cómo alguien de facciones tan dulces podría ser tan rebelde como lo era él. No coincidía su personalidad con su apariencia. Sin embargo, sentía que toda aquella actitud altanera no era más que una fachada, y que el verdadero Jungkook era aquel que se encargaba de ofrecerle su amistad y compañía.

Detalló cada porción de rostro, notando detalles que antes no había visto, como su lunar o la marca en su mejilla. Aún así, ¿era posible que lucieran tan bien? Taehyun era tan... simple. Tenía un rostro simple, un peinado simple, y una personalidad simple. Mientras que Jungkook era todo lo contrario.

Cuando se percató que estaba mirando demás a Jungkook, desvió la mirada a otro lado, chocando sus ojos con los de alguien más, quien no parecía muy feliz por su presencia. Se sintió intimidado de sobremanera, y bajó su mirada, nuevamente al rostro de Jungkook.

—¿Hyung...? —Jungkook no dijo palabra alguna, solo emitió un sonido que le indicaba que estaba siendo escuchado—. Su amigo, creo que viene hacia acá.

—¿Jimin o Hoseok?

—Taehyung —aquello no fue dicho por el menor, sino por el mismísimo Taehyung que los miraba a ambos desde arriba. Jungkook abrió sus ojos, mirando con flojera al recién llegado—. ¿Vas a seguir molesto?

—¿No deberías estar en tu club? —replicó sin muchas ganas.

—No puedo creer que sigas con lo mismo —frunció el ceño—. Estuvimos esperándote en el almuerzo y jamás llegaste. Te llamamos y te escribimos y tampoco contestabas. ¿También va a pagar Jimin y Hoseok por tu enfado?

—Me la pasé con Taehyun —respondió sin más, levantándose de su lugar para sentarse—. ¿Está bien que estés aquí afuera? No vaya a ser que el idiota de tu presidente se moleste por no tenerte en sus idiotas clases.

—El único idiota ahora mismo eres tú, Jungkook.

Jungkook abrió la boca, y miró a Taehyung con incredulidad, levantándose del suelo para estar a la par del contrario. —¿Yo soy el idiota? ¿entonces qué haces aquí buscando a este idiota?

—N-no discutan, por favor...

—No te metas, ¿sí? —Taehyung miró al menor que permanecía sentado—. Esto es algo entre Jungkook y yo.

—Hey, ¿qué te sucede? —Jungkook lo miró aún más molesto—. Ni se te ocurra hablarle así a Taehyun.

—Jungkook...

—Jungkook nada —zanjó, y le tendió una mano a Taehyun para ayudarlo a levantarse—. Hablamos, te dije cómo me sentía y aún así te fuiste. Vete a tu club y déjame estar molesto. Cuando se me pase volveré a hablarte.

Y sin darle chance a decir algo más, salió de ahí junto con el menor. Taehyung apretó sus manos en puños, mirando como los dos se alejaban de él. Sabía que Jungkook en días de absoluta flojera se quedaba horas demás en la escuela, así que dirigirse hacia su zona de confort era algo que había hecho muchas veces, sin embargo, encontrarlo junto a ese chico había caído como una patada en su estómago.

Su corazón dolía, por no poder arreglar las cosas con Jungkook, y por verlo junto a alguien más. Por primera vez en mucho tiempo tenía miedo. Acostumbrado de ser uno solo con Jungkook, jamás imaginó que la llegada de alguien más ponía en riesgo todo lo que habían vivido por años.

Y realmente quiso llorar.

『 🐰 』

—¿Y si hacemos un grupo? —comentó luego de beber de su botella de agua, y miró a los otros tres—. Yo canto, y ustedes dos rapean. Aunque Hobi también tiene una voz igual de linda que su carita.

Las mejillas del nombrado se volvieron rosas, y se encogió en su lugar completamente avergonzado. No sabía cómo reaccionar ante los halagos, así que prefería ignorarlos.

Yoongi rodó los ojos y negó. —Tienen quince. Ocúpense en estudiar.

—¡Pero, hyung! ¡Lo de hoy ha salido estupendo! —se quejó Jimin, dejando su agua en el bolso y acercándose hasta Yoongi—. ¡Hasta usted piensa que lo que hemos hecho es increíble!

Y no mentía. Yoongi estaba sumamente complacido con el resultado del trabajo realizado. Las voces de Jimin y Hoseok fueron un plus a una melodía que aún parecía no convencerle. Eran tonos tan bonitos, que se encontró a sí mismo disfrutando de la grabación. Había quedado tan bien, que tenía problemas al saber que no encontraría otras voces que pudieran calzar tanto como la de los chicos. Y habían cantantes mejores, con muchos más años de práctica y experiencia, pero la naturalidad de las voces de sus chicos era única y les gustaba tal cual eran.

Dejaría la canción ahí, sin entregársela a nadie más. Era de ellos, y ninguna otra voz reemplazaría lo que habían logrado.

—No me harás cambiar de opinión, pollito —sonrió de lado en cuanto miró los labios abultados del menor—. Enfóquense en estudiar y ya luego, si quieren dedicarse a la música, yo seré su padrino.

—¿Y trabajaremos con usted? —preguntó Hobi interesado.

—Solo conmigo —alzó una ceja—. Ni crean que los dejaré irse con otro productor. ¿O es que acaso quieren irse con alguien más? Díganmelo ahora para ponerme a llorar.

Tanto Hoseok como Jimin abrieron sus ojos y negaron rápidamente, corriendo hasta la silla de Yoongi para lanzarse sobre el mismo, repitiendo una vez tras otra que jamás lo iban a abandonar. Leves toques en la puerta los hizo salir de su mundo, y Yoongi se levantó de su asiento para mirar por la pantalla de quién se trataba, abriendo poco después y revelando a una jovencita que había crecido junto con el tiempo.

Su pelo negro largo ahora estaba corto sobre sus hombros, y lucía tan bonita como siempre lo había sido. Sonrió en cuanto miró a Yoongi, e hizo una reverencia a modo de saludo. —Buenas tardes, Yoongi oppa.

—Hola, Jieun —se hizo a un lado—. Pasa, ¿muy pesada la universidad?

Negó. —Lo normal. Puedo con ella, aún no estoy en temporada de exámenes —rió y al mirar al interior se percató de la presencia de los dos chicos—. Oh, hola, Jimin y Hoseok.

—Hola, noona —saludó Hoseok y Jimin solo movió su mano—. ¿También viene a visitar a Yoongi hyung?

—Sí, siempre que puedo vengo con oppa, así también lo ayudo. 

—Iré a buscar un par de cosas, ya vuelvo —avisó Yoongi.

—Está bien, hyung, aquí lo esperamos —sonrió Jimin y Yoongi finalmente salió. Pasaron al rededor de veinte segundos cuando la farsa acabó y el verdadero caos empezó—. ¿Qué haces aquí, marrana?

Jieun rodó los ojos. —¿Eres sordo o qué, niñato? Vengo a ayudar a oppa.

—"Vengo a ayudar a oppa" —repitió con voz burlona, y Jieun lo miró mal—. Pues para tu información ya Hobi y yo lo ayudamos, ¿y qué crees? Amó todo lo que hicimos.

Hoseok infló sus mejillas, sintiéndose avergonzado, ¿por qué aquello sonaba tan mal? Era como si hablara de otra cosa que no fuese música.

—Pues no lo "amó" del todo cuando me tiene aquí a mi —hizo comillas con sus dedos, y Jimin bufó—, y ya cállate, Jimin, que por eso es que caes mal. Sé más como Hoseok; tranquilo y educado.

Jimin jadeó. —A Hoseok no lo metas. Si no te dice nada es porque es un solecito, pero no creas que las ganas de decirte lo bruja que eres no le faltan, ¿verdad, Hobi?

El nombrado solo asintió y se escondió detrás de Jimin.

—De verdad que no sé cómo Yoongi oppa los soporta —Jieun los miró mal, especialmente a Jimin—. A ti más que nadie.

—Desearías ser igual de importante que nosotros, bruja —sonrió soberbio.

—¿Igual de importante? —rió—. Te recuerdo que cuando salió con Dahyun los hizo a un lado.

Aquello fue un golpe bajo para ambos. Recordar cuando Yoongi llegó de la mano con aquella chica bonita fue un suceso que los marcó notoriamente. Y no fue como si su hyung los haya olvidado, solo que Dahyun estaba presente siempre y era... estresante para ellos, más aún porque Dahyun era realmente dulce y simplemente no pudieron odiarla. Es más, podían admitir que le tenían cierto aprecio.

Por cosas del destino, a Dahyun le tocó irse de Corea a Japón, y la relación había finalizado ahí. Aquello tuvo que ser alivianador, sin embargo, aquella experiencia solo les hizo ver a los chicos que Yoongi los veía de ese modo; dos chicos, dos niños, dos críos. Yoongi tampoco volvió a tener una relación seria desde la chica de piel de porcelana, pero Jimin y Hoseok no eran tontos, no era necesario estar emparejado para salir y disfrutar con alguien más. Yoongi era un adulto, ellos sabían que podía hacer lo que quisiera.

—Volví... ¿todo bien? —Yoongi alzó una ceja curioso cuando notó el ambiente algo tenso.

Jieun lo miró y se encogió de hombros. —Recibieron una llamada.

—Tae nos avisó de una tarea pendiente —habló Hoseok, mientras Jimin parecía permanecer en su mundo—. Queríamos pasar más tiempo con hyung.

Yoongi suspiró aliviado, y sonrió, acercándose para tomarlos en un abrazo a ambos. —Venga, no se pongan así. Saben que pueden venir en otra ocasión. Cuando salgan de vacaciones haremos algo juntos, ¿sí? —ninguno respondió, y Yoongi los dejó ser, dejando un beso en la frente de cada uno.

Los miró tomar sus cosas y salir del estudio. Hizo una mueca, él también quería pasar más tiempo con los chicos, pero debían atender sus responsabilidades.

Hoseok y Jimin caminaban por los pasillos de la empresa, cuando el de mejillas grandes se detuvo.

—¿Sucede algo...? —Hobi lo miró curioso.

—Voy a matar a esa bruja —masculló, y Hoseok abrió lo ojos—. ¿¡Qué se cree, ah!?

—N-no, Jimin...

Y Hoseok tuvo que batallar para evitar que Jimin se devolviera a tomar de los cabellos a Jieun.

『 🐰 』

Movió su pie sobre el asfalto, al tiempo en que jugaba con sus dedos nerviosamente. Había estado pensando en lo sucedido, y solo llegó a una conclusión; odiaba estar enfadado con Jungkook. Eran amigos de toda la vida, no podían simplemente dejar de hablarse por una tontería. Además, el miedo de temprano solo había incrementado, y su cabeza solo podía repetirle un millón de veces que Jungkook lo reemplazaría por alguien más.

Aquello solo lo hizo sentir peor.

Una brisa helada lo hizo temblar en su lugar, y se abrazó a sí mismo, protegiéndose de la fría noche. No podía dejar que Jungkook se fuera de su lado, no cuando habían prometido ser inseparables, no cuando tenían tanta historia juntos, no cuando aún no había tenido el valor de decirle lo que sentía por él todo ese tiempo.

Tragó saliva, y subió los pocos escalones de la casa de Jungkook, para tocar el timbre y esperar a que alguien le abriera. Por suerte fue pronto, y quien se encargó de ello fue Jisoo, quien miró al jovencito con genuina adoración.

—Tae, mi niño, ¿qué haces aquí tan tarde? Pasa, por favor, el clima está helado.

—Buenas noches, tía —saludó y se abrazó cortamente a la mujer, quien correspondió de inmediato. Entró, descalzándose, y se detuvo en la sala, mirando por la escalera—. ¿Puedo ver a Jungkook?

Jisoo ladeó la cabeza. —Hijo, Jungkook no está aquí.

—¿Qué? ¿no ha llegado? —preguntó preocupado.

—Oh, no, no. Él llegó hace rato, pero se fue. Va a quedarse esta noche en casa de un amigo. Pensé que hablaba de ti, pero resultó ser otro chico.

Taehyun, va a quedarse en su casa esta noche. Su corazón se oprimió de tal forma, que se sintió perdido. El miedo, la angustia, todo parecía envolverlo. Jungkook, Jungkook, no te alejes tan rápido de mi.

—¿Cariño, estás bien? —Jisoo posó su mano en su hombro con cautela. La expresión adolorida de Taehyung la alarmó—. ¿Sucedió algo?

El chico bajó la cabeza. —Es solo que... quería hablar con Jungkook.

—¿Discutieron? —Taehyung asintió. Jisoo suspiró, y abrazó al menor, sonriendo de lado cuando este simplemente se acurrucó en su pecho en busca de consuelo—. Supongo que no ha sido nada fácil. Jungkook tiene un carácter bastante fuerte.

—Yo solo no quiero estar más alejados... —susurró.

—Cariño, no te sientas de esa forma. Ustedes son almas gemelas, así que en menos de que te des cuenta, volverán a ser los de antes. Todos discutimos alguna vez en nuestra vida con alguien que realmente nos importa, pero siempre volvemos a ser de la misma forma porque nos queremos demasiado. Ya verás que pronto Kookie y tú estarán haciendo de las suyas y siendo los mejores amigos de siempre.

—¿Y si Jungkook ya no quiere estar conmigo? Ahora se la pasa con ese chico.

Jisoo rió y se separó de Taehyung para mirarlo a lo ojos. —Hey, celosito, es normal conseguir nuevas amistades, pero recuerda que lo que ustedes tienen nadie lo va a reemplazar.

—¿Lo dice en serio? No quiero que Jungkookie me cambie, yo lo quiero mucho —balbuceó, con sus labios abultados en un puchero.

—Claro que hablo en serio, cariño. Tú solito lograste que ese niño pelinegro y testarudo abriera su corazón para ti, créeme que no será fácil dejarte ir. Quizás ahora estén distanciados, pero para Jungkook tu eres una parte fundamental en su vida, y jamás querrá que te vayas de su lado —acarició la mejilla del chico—. Ahora bien, Gong-Yoo salió de viaje y estoy sola. Porqué no mejor te quedas a cenar y preparamos ese pie de manzana que tanto te gusta.

Los ojitos de Taehyung brillaron y Jisoo se sintió aliviada de ayudar al chico. No sabía con exactitud lo que sucedía entre ambos menores, pero esperaba que lo solucionaran lo más rápido posible.

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