35 ⌗ Hijo ೃ࿔
Seokjin sacudió sus manos, secando el agua que había en ellas con una toalla que estaba cerca. Estiró su espalda, tronando algunos de sus huesos que necesitaban movilidad, soltando un suspiro de alivio por sus músculos destensados. El día no estaba particularmente ajetreado como otras veces, pero tenía cansancio acumulado y le estaba cobrando factura. Aprovechó de beber agua y tomar un pequeño descanso. Había adelantado varias de sus tareas, y solo quedaba supervisar que el trabajo siguiera su curso.
—Seokjin —el nombrado giró su rostro, mirando a su jefe caminar hacia él. Dió la vuelta completa, estando ahora de frente al contrario, haciendo una reverencia a su superior—. ¿Todo bien?
—Sí, solo descansaba. El día ha estado tranquilo, jefe.
—Espero se mantenga así —rogó el mayor, y Seokjin se sintió identificado por el suplicio—. Lamento venir a molestarte cuando estás descansando, pero te tengo un nuevo trabajo y eres el indicado para ello. Prometo que no es nada forzado.
Seokjin negó. —No se preocupe. Es mi trabajo.
Choi Siwon sonrió complacido ante la respuesta de Seokjin. El joven era estupendo en el trabajo, haciendo algo impecable y eficaz. A pesar de su poco tiempo en el mundo laboral, Jeon había demostrado ser un cocinero competente, y por eso no dudó ni un segundo en ascenderlo, tomando una decisión acertada al ver que el contrario se desenvolvía con diligencia en el nuevo puesto. No tenía quejas de él, solo cumplidos. Además de ello, la personalidad humilde y cálida de Seokjin creaba armonía en la cocina, logrando que un día estresante pueda culminar con calma gracias a él que se encargaba de manejar a los integrantes de la cocina para que el trabajo saliera con facilidad. Por ello, sabía que Seokjin era el indicado para guiar al chico que había traído sus papeles al restaurante.
—Un joven se postuló para hacer sus pasantías aquí. Revisando sus papeles noté que estudia en la misma universidad en la que te graduaste —comenzó a explicar, teniendo toda la atención de Seokjin—. Tiene excelentes notas, también un buen promedio. Me gustaría que fueses tú su tutor industrial, y el que lo guíe dentro de la cocina.
Las cejas de Seokjin se alzaron, y en su pecho burbujeó una sensación de orgullo mezclada con emoción. Sabía que su jefe estaba encantado con él, pero hacerlo tutor industrial de un estudiante era hacerle saber de frente que lo creía capaz de guiar a alguien más de manera profesional.
—No habría ningún problema, jefe. Con gusto ayudaré al chico —sonrió sin mostrar sus dientes—. Gracias por la confianza.
—Bah, eres el único que le confiaría algo así —Siwon palmeó su hombro—. Sé que serás un excelente tutor y guía. Y para que veas que todo esfuerzo tiene su recompensa, aumentaré un poco más tu sueldo.
—Muchas gracias —volvió a reverenciar, con la alegría vibrando en cada espacio de su ser. Un ingreso extra no le caía nada mal.
—Vamos a conocer a tu nuevo pupilo —bromeó el hombre, saliendo del pequeño cuarto de descanso para los trabajadores, siendo seguido por Seokjin.
Caminaron por los pasillos del restaurante en dirección a la oficina del mayor. Seokjin pasó sus manos por sobre su uniforme, y acomodó sus mangas, queriendo dar una excelente primera impresión. Su cabello estaba en orden, puesto que antes ya lo había arreglado al encontrar mechones fuera de su lugar cuando se quitó su sombrero. Entraron a la oficina, y el chico que se encontraba dentro se levantó de su asiento, mirando a los recién llegados, sus ojitos llenos de nervios y timidez. Seokjin encontró aquello adorable, y se dedicó a detallar mejor al contrario.
Su pasante era un chico alto, casi tanto como él o incluso más, con su cabello tinturado de un azul que lo hizo sentir lleno de añoranza al recordar a Namjoon en aquellos tiempos. Tenía una piel bastante pálida, y unas mejillas que concordaban por completo con aquella aura tan dulce. No sabía si era por la emoción, pero Seokjin quedó encantado con el chiquillo.
—Jeon Seokjin será tu tutor industrial y quien te ayudará durante tu pasantía —presentó Siwon al chico, y luego miró a Seokjin—. Choi Soobin; el pasante de quien estarás a cargo.
—Mucho gusto, Soobin —sonrió Seokjin, y el contrario solo atinó a hacer una reverencia torpe que le causó gracia.
—Los dejo solos para que se conozcan mejor. Soobin empezará desde mañana. Ya su horario y su fecha de inicio y culminación está determinada —anunció Siwon, y Seokjin asintió.
El mayor salió de la oficina, y Seokjin le indicó con la mano a Soobin que tomara asiento, él haciendo lo mismo en la silla que se encontraba al frente de él. Desde su lugar, Seokjin podía notar como facilidad lo nervioso que estaba el menor, y se le apretó el corazón por ello.
—No debes estar tan tenso, ¿sí? —habló con suavidad, mirando al contrario con calma—. Estás aquí para aprender y hacer tus prácticas profesionales para saber lo que te espera una vez te gradúes. Todos seremos cordiales contigo y verás que el trabajo saldrá muy bien.
Soobin asintió quedito. —Gracias...
—Y bien, ¿alguna razón por la cual decidiste hacer tu pasantía aquí?
Las mejillas del menor se volvieron rosas, y Seokjin ladeó la cabeza por ello, no dejando de pensar en lo diminuto que se veía el chico de esa manera. Era tan... pequeño, que supo de inmediato que debía ser suave con Soobin. No iba a hacerle las cosas fáciles, pero no iba a apabullarlo hasta que se acostumbrara al nuevo ambiente y se sienta más cómodo. Sabía el miedo irracional que era entrar en el mundo laboral de tu carrera, temiendo no ser suficiente, pero Seokjin se encargaría de hacer de esta experiencia algo fructífero para Soobin.
—Uh... yo lo conocía de la universidad, y me enteré que estaba trabajando en este lugar —habló Soobin con voz bajita, pero que Seokjin podía escuchar—. Siempre admiré su trabajo en la universidad, así que trabajar a la par de usted es un sueño y una meta —tragó saliva, pero miró a Seokjin con decisión—. Quiero aprender del mejor, y ese es usted.
Los labios de Seokjin se abrieron levemente por la información recibida, y no mentirá al decir que sus mejillas no se calentaron un poco por ello. Sabía que en la universidad muchos sabían de él, pero inspirar y hacer que alguien se postule en el lugar donde trabajaba solo para aprender de él era una sensación que no podía expresar fácilmente.
—Vaya... estoy sin palabras —confesó, pero sonrió—. Espero entonces ser el tutor que te mereces. Yo también daré lo mejor de mi para que aprendas todo lo que sé y crezcas mucho profesionalmente, Soobin. Gracias por tu confianza.
Soobin abrió los ojos, y comenzó a negar con énfasis. —¡N-no! ¡Soy yo quien le da las gracias por aceptar!
El mayor comenzó a reír. —¡Qué va! Si estoy muy halagado por ti. Seremos un buen equipo, Soobin.
—Un equipo... —balbuceó, y luego sonrió en grande—. ¡Prometo no defraudarlo!
Ante aquella acción, Seokjin pudo notar los hoyuelos que se marcaban en las suaves mejillas del chico. El corazón de Seokjin de alborotó por aquel detalle, volviendo a pensar en su novio. Y es que Soobin tenía mucha similitud con Namjoon; ambos altos, adorables, con hoyuelos y ese color de cabello que, aunque Namjoon ya no lo poseía, jamás se iría de su memoria. Lo único que se diferenciaban era en que su cuerpo no era musculoso, sino más bien fino, como el suyo, al igual que el color de su piel.
Soobin parece hijo de ambos, pensó y se regañó a sí mismo por tan tonto pensamiento que no hizo más que acelerar su bobo corazón. De igual modo le diría a Namjoon que había encontrado a un chico que era la mezcla perfecta entre ambos.
『 🐰 』
Miró el reloj, y respiró aliviado. A esa hora ya todos estaban en sus clubes o en casa, logrando que las probabilidades de encontrarse con alguien más fuesen nulas. Sabía que tenía una conversación pendiente con Taehyung, pero la dejará para después. Tomó su bolso y lo colgó sobre uno de sus hombros, saliendo del vacío salón con calma y la guardia baja.
Sería sincero, sabía que se había excedido con la manera en que se había dirigido a su mejor amigo, pero la molestia de aquel entonces habló por él. ¡Estaba siendo abandonado! ¿¡acaso Taehyung no veía aquello!? Bufó de solo recordarlo, volviendo a su cara una mueca disgustada por la nueva rutina del contrario en la cual él ya no estaba incluida.
—¿A dónde crees que vas?
Los pasos de Jungkook se detuvieron en seco, y miró a su lado con los ojos abiertos de par en par, encontrando a Taehyung apoyado en la pared cercana a la salida. —¿¡No deberías estar en el club!?
—Te dije que hablaríamos en la salida —alzó una ceja—. Si pensabas que me iría al no encontrarte entonces no me conoces.
—Bueno, has cambiado mucho —desvió la mirada—. Prefieres un tonto club que a mí.
Taehyung rodó los ojos, y se acercó hasta Jungkook, tirando de su mejilla. —¿En serio estás molesto por eso?
—¡Claro que lo estoy! —se quejó sobando el costado de su cara—. ¡Dejarás de pasar tiempo conmigo para irte con los de tu club!
—Jungkook, no seas dramático. El único momento del día en que no estamos juntos es a la hora de dormir, y ni tanto porque siempre te quedas en mi casa o yo en la tuya.
—¿Y eso qué? A mí me gusta estar contigo. El tiempo a tu lado es el mejor y no me importa verte siempre. Saber que nuestros momentos juntos se acortarán no me agrada.
Taehyung apretó sus labios, reprimiendo las ganas de tomar a Jungkook entre sus brazos y besar todo su rostro, más aún aquel puchero berrinchudo que solo salía cuando estaba con él, ya que, a palabras del contrario, tenía una reputación de chico rebelde que mantener. Cosa que Taehyung consideraba innecesaria, más aún cuando conocía el verdadero Jungkook; ese chico caprichoso y mimado que le gustaba la atención y que lo consientan. A veces se preguntaba si Jungkook soltaba aquellas cosas de la forma en que él quería escucharlas. Una confesión disimulada. Sin embargo, sabía de sobra que Jungkook las decía del lado amistoso.
Y dolía.
—A mi también me gusta estar a tu lado, Jungkookie... —soltó de vuelta, queriendo hacerle saber al despistado de su amigo que sus palabras tenían un trasfondo sentimental que creció con el pasar de los años.
Jungkook sonrió complacido, abrazándose a Taehyung, ocultando su rostro en su cuello. —No me dejes solo, Taehyungie. Debemos estar juntos siempre.
Taehyungie, Taehyungie, Taehyungie. ¿Jungkook sabrá lo emocionado que se pone su corazón cada vez que lo llama de aquella forma? Aún recuerda cuando lo hizo por primera vez, luego de su fiesta de cumpleaños. Había estado tan triste y molesto por la llegada de la vecina de, en aquel entonces pelinegro, que solo tenía ganas de llorar. Estuvo a nada de decirle a sus padres que no quería quedarse, pero Taehyung es un chico de promesas, y prometió dormir en casa de Jungkook aquella vez. Su yo de ese momento había estado tan celoso de ver a Jungkook interesado en alguien más, y su yo del presente solo podía entenderlo, sabiendo que duele ver a la persona que te gusta con alguien más.
¿Desde cuándo tenía esos sentimientos por Jungkook? Ni él lo sabía. Solo estaban ahí, creciendo día con día.
Apretó al contrario entre sus brazos, dejando un beso en su cabeza. Lo quería tanto que abrumaba. Jungkook, ¿me querrás igual? ¿aún sabiendo que te miro de otra forma?
—¿Podemos ir a jugar play a la casa?
Taehyung hizo una mueca. —Debo ir al club, Kookie. Es mi primer día, no puedo faltar.
El contrario se alejó, mirando a Taehyung con enfado. —¿Acabo de decirte todo lo que te dije para que sigas prefiriendo ir al club?
—Jungkook...
—¡Jungkook nada! ¿Prefieres el club o yo?
—Hey, estás siendo egoísta —frunció el ceño—. Sí, amo pasar tiempo contigo, pero siempre he querido ir al club de teatro. Entiéndeme, por favor.
—¡Ven conmigo, no vayas al club!
Taehyung intentaba razonar con el contrario, más Jungkook solo se dedicaba a ignorarlo, implorando que dejara su club por estar con él.
—Parece que alguien está llegando tarde a algún lugar... —los ojos de Taehyung se abrieron y miró a su costado, encontrándose con un par de ojos divertidos y juguetones dirigidos hacia él. Abrió y cerró su boca cual pez, pero antes de decir algo, Bogum comenzó a reír, y despeinó sus cabellos con gracia—. ¡No te asustes, niño bonito! Yo también voy tarde así que hablaré por ambos.
—Presidente, yo-
—¡Ah, ah, ah! —Bogum negó—. Te dije que me llames "hyung".
—¿Y éste quién es? —intervino Jungkook, mirando a Bogum con recelo. Jamás lo había visto, pero le caía mal. Muy mal.
—Jungkookie, Bogum sunbaenim es el presidente del club de teatro —presentó Taehyung, alejándose de Bogum, fallando en el proceso al tener pronto el brazo del contrario sobre sus hombros.
—¿Y éste pequeño quién es? —sonrió el mayor.
—Pequeño tu pene, idiota —masculló entre dientes.
—¡Jungkook! —jadeó Taehyung.
—Y groserito... —murmuró Bogum al final.
—¡Lo siento tanto, presidente! Jungkook no es muy sociable que digamos —se disculpó totalmente apenado, y luego miró a Jungkook con reproche—. Nuevamente estás siendo desagradable. Hablaremos después.
—¿Después? —inquirió—. O sea, que sí te irás a tu estúpido club.
Bogum abultó sus labios. —El club de teatro no es estúpido...
Jungkook iba a soltar otro comentario ácido, pero Taehyung lo detuvo al mirarlo con advertencia. —Ya basta.
El pequeño Jeon rió sin ganas, y se dió media vuelta para salir de ahí echando humo por la orejas de la cólera que traía encima. Es que era increíble que Taehyung, después de todo lo que dijo, de todo lo que confesó decidiera ir a su club en vez de estar con él. Y ese tipo, el presidente, ganas no le faltaron de romperle la cara por lo idiota que era. ¿Sunbaenim? Jungkook posiblemente tenga más neuronas que ese idiota que sonreía a cada rato. Idiota, idiota, idiota...
—¡Idiota! ¡jodido y estúpido idiota! —gruñó fúrico, pateando el basurero que estaba a las afueras del instituto—. ¡Idiota, idiota, idio-
—¿Hyung...?
—¿¡Qué!? —exclamó con fuerza, mirando con una expresión fuerte a la persona que se había atrevido a tocar su hombro, más cuando el rostro de Taehyun lleno de pánico y terror fue lo primero que se encontró, sintió como todo el enojo se había esfumado casi al instante, siendo cubierto ahora por una capa de culpa y arrepentimiento que lo ahogó. Tragó saliva, y miró al contrario con atención, no gustándole que el menor se viera tan aterrado. No cuando justamente él quería evitar que Taehyun se sintiera de esa forma con alguien más—. Tae...
—D-disculpe si lo molesto, pero estuve esperando por usted y cuando lo ví salir se veía mal... —balbuceó, rehuyendo la mirada—. M-me preocupé, lo siento por m-molestar.
—Taehyun, no... —negó, sus ojos preocupados—. Soy yo quien lo siente. No debí tratarte de esa forma.
El menor lo miró dudoso, sus ojos llenos de nervios detrás de aquellos lentes. —¿No molesto...?
—Por supuesto que no.
Asintió, y bajó la cabeza. —Igual lo siento.
—No lo hagas. Fui yo quien hizo mal —hizo una mueca—. Dijiste que me estabas esperando. ¿Necesitas algo?
—Mejor otro día —Taehyun se encogió de hombros—, hyung no se siente bien, no quiero molestar.
—Venga, que no molestas —tomó la barbilla de Taehyun, alzando su rostro—. ¿Somos amigos, no? Jamás molestarías, tonto.
Las mejlllas del chico se calentaron con rapidez, y se alejó de Jungkook al instante, logrando hacer reír al mayor. Quiso golpearse a sí mismo por actuar de mala forma con Taehyun. Mucho más cuando este no se merecía un maltrato de su parte.
—Lo esperaba para pedirle que me ayudara a conocer los lugares más concurridos de aquí —rascó su brazo con vergüenza—. Me mudé hace poco, así que no conozco nada. Igual si no puede lo entenderé. Se ve que no está pasando por un buen momento y no quiero ser una carg-
—Vamos.
—¿Ah? —Taehyun lo miró sorprendido.
—Dije "vamos" —sonrió de lado—. ¿Cómo crees que no ayudaré a mi pequeño dongsaeng? Hasta me sirve para distraerme.
—¿En serio irá conmigo, hyung?
La manera en que los ojos de Taehyun brillaron fue una clara señal de que el chico jamás había salido con amigos, y el corazón de Jungkook sufrió por eso. Taehyun era tímido, sí, pero lo poco que había convivido con él le daba la suficiente base para decir que era alguien agradable. ¿Por qué dejarlo de lado?
—Por supuesto, Tae —posó brazo por sobre su hombro y comenzó a caminar, llevándolo consigo—. Incluso iremos a almorzar. Yo invito.
—¡E-eso no es necesario!
—Ya dije que invitaré —insistió—, y si te sientes mal, entonces pagas la próxima vez.
Taehyun detuvo su pasos, mirando a Jungkook incrédulo. —¿Habrá próxima vez?
—Claro, eso hacen los amigos. Salen por ahí y pasan el rato juntos.
En el rostro del menor se formó una adorable sonrisa ilusionada. —S-sí, eso hacen los amigos...
Nuevamente el corazón de Jungkook se hizo pequeño, y justo en aquel momento se prometió a sí mismo darle a Taehyun momentos para recordar, enseñándole lo que era tener un amigo.
『 🐰 』
Se quitó los zapatos en la entrada, siendo más agotamiento que persona. Su espalda dolía, y sus pies punzaban por todo el rato que estuvo caminando de un lado a otro. Dejó su bolso en el armario que ahí se encontraba, colocándose unas pantuflas y entrando a su sala. El sonido de algo moviéndose en la cocina lo puso alerta, así que sigilosamente se acercó hasta la zona, encontrando una imagen que derritió su corazón por lo dulce y hogareña que era.
Namjoon limpiaba el borde de un plato con un pañuelo, su frente arrugada y la punta de su lengua se asomaba por la concentración que empleaba para dejar aquel platillo de pasta con salsa impecable. La mesa estaba adornada con unas cuantas velas, y un ramo de flores por demás de preciosas, además de una botella de vino y dos copas. El moreno vestía una formal camisa azul cielo junto a uno pantalones de mezclilla, y su corto pelo estaba bien arreglado. Al terminar su labor, sonrió complacido al ver que había quedado bien y fue ahí que se percató de la presencia de Seokjin, sonriendo aún más grande al verlo.
—Bienvenido a casa, amor —saludó.
La calidez de aquellas palabras cubrieron de tal forma a Seokjin, que todo cansancio se desvaneció al instante, su alma siendo renovada por la presencia de su adorada pareja. Se acercó hasta el contrario, fundiéndose ambos en un abrazo que decía sin palabras cuánto se habían extrañado. Sus horarios coincidían poco, así que eran contadas las veces en las que podían estar juntos, sin embargo, la lejanía solo hacía que aquellos encuentros se vuelvan entrañables y únicos.
—Dios, quiero esto cada vez que llegue de trabajar... —suspiró el aroma del cuello de Namjoon, llenándose de su escencia que permanecía con el tiempo.
—Pronto, ya verás.
Seokjin alzó la vista, y sonrió, uniendo sus labios con los de Namjoon. Cinco años no pasaban en vano, pero ellos sentían que tenían toda una vida juntos, queriéndose justo como el primer día. La etapa de luna de miel parecía ser eterna en su caso, y solo anhelaban más del otro. Namjoon se dedicó a dejar pequeños besos por todo su rostro, mientras Seokjin se reía por las cosquillas. Se adoraban tanto, que amor les sobraba.
—Huele estupendo —Seokjin miró los alimentos, mientras Namjoon movía su silla para que tomara asiento—. ¿Lo hiciste todo tú?
—Yo solito —dijo orgulloso, tomando asiento ahora él—. Sin ayuda.
Seokjin sonrió por lo adorable que lucía Namjoon, y tomó el tenedor, comenzando a enrollar los spaghettis. —De seguro sabe delicioso.
—Esperemos que sí —lo miró ansioso—, y si no te gusta no me critiques mucho porque lloro.
Rió por aquello y probó la comida, degustándola con calma. Los spaghettis estaban pasados un poco, estando más blandos de lo que deberían, y a la salsa le faltaba sal, sin embargo, para Seokjin esa cena le supo a gloria, comiendo bocado tras bocado con júbilo. No sabía si era porque era preparado por Namjoon, o por lo cálido que se sentía que alguien le hiciese comida luego de pasar todo el día cocinando para otras personas, o si en realidad era una combinación de ambas, pero Seokjin disfrutó de la comida como si se tratara de un banquete celestial.
Namjoon lo miró comer, y sonrió emocionado por ello. Tomando la botella de vino y abriéndola para servirle en su copa, comenzando a comer después. No platicaron mucho, pero eso poco le importó, siendo feliz con solo ver a su novio comer lo que con tanto amor había preparado para él. Sabía que su príncipe no la estaba pasando bien del todo, y aunque no le dijera lo que sucedía, podía darse una idea. Solo necesitaba que Seokjin supiera que podía contar con él en todo momento, y que siempre lo apoyaría y estaría ahí para él.
—No sabías que tenías el día libre —comentó lavando los platos, mientras Namjoon los secaba.
Habían terminado de cenar hace un par de minutos, y luego de una disputa por quién limpiaría lo sucio, se hallaban ambos compartiendo las tareas. Igual no era mucho ya que Namjoon se encargó de lavar todo lo que había ensuciado.
—Hoy no es mi día libre, será mañana. En cuanto terminé de trabajar vine hasta acá para preparar todo.
Seokjin detuvo sus movimientos, mirando a Namjoon con culpa. —Debes estar agotado...
—No realmente —sonrió, dejando un beso sobre la frente del contrario que se había arrugado un poco por la angustiosa expresión—. Estoy entregando a penas una idea para el comeback de una solista de la compañía. Hoy solo finiquitamos detalles. Por eso pedí libre el día de mañana, porque sé que cuando nos tengamos que dedicar a ese álbum estaré muy ocupado.
—Igual debías descansar —los labios de Seokjin se abultaron inconscientemente, y Namjoon se vio tentando por tan preciosa imagen—. No lo sé, dormir y darle energía a tu cuerpo para prepararlo para el próximo trabajo.
—Jeon Seokjin, ¿crees que quiero dormir cuando sé que puedo estar con mi hermoso príncipe? —alzó una ceja divertido—. Ni mil horas de sueño se comparan con lo alivianador que es ver tu rostro y estar contigo. Aún si sea por solo un instante, tu sola presencia me anima por completo, así que estoy aprovechando muy bien mi día libre al pasarlo con el amor de mi vida.
Habían cosas que nunca cambiaban con el tiempo, y que las mejillas de Seokjin se colorearan de aquella forma tan tímida y avergonzada era un claro ejemplo de que, aún con tantos años juntos, seguía siendo afectado por las muestras de amor tan directas de Namjoon para con él. Bajó la cabeza para que el contrario no mirara directamente su rostro, aunque no fue de mucha ayuda puesto que Namjoon lo abrazó por la espalda, dejando un beso sobre su mejilla, bajando por su cuello, y por último uno en su hombro, apoyando su barbilla ahí mismo.
—Gracias, Joonie... —susurró, secando sus manos con lentitud—. Tú también me animas y me renuevas las energías. Soy feliz con tenerte a mi lado.
—¿Me amas?
—Demasiado.
—Es bueno saberlo —rió cuando Seokjin bufó.
—¿Cómo no saberlo a estas alturas de la vida?
—Solo... es bueno saberlo, príncipe.
Seokjin se giró en su lugar, apoyándose del borde del fregadero, quedando ahora frente a frente a Namjoon, las manos de este sobre sus caderas. —Te amo, Namjoon.
—Te amo, Seokjin.
Sonrieron de forma tonta, uniendo sus labios poco después. Todo era tan cálido, tan hermoso, que quisieron que el tiempo se detuviera justo ahí, que perdurara todo lo posible.
Mientras Seokjin tomaba un baño, Namjoon acomodó unos cobertores y almohadas sobre el sofá de la sala, conectando el Netflix en la TV que ahí se encontraba. Buscó dulces y demás para compartir, además de un par de bebidas para ambos. La película solo era un "por si acaso" prefiriendo hablar de lo que habían hecho últimamente, aunque eso ya lo sabían, puesto que hablaban todos los días y se mantenía al tanto. Ya se había cambiado por un suéter y un par de shorts ya que, si bien no hacía calor, el clima estaba bastante fresco.
Seokjin entró poco después, secando su cabello con una toalla, vistiendo un adorable pijama de alpacas. Se tiró sobre el sofá, —en donde ya estaba Namjoon— y se acurrucó sobre su pecho. El mueble no era muy grande, pero eso no era inconveniente, puesto que al moreno no le importaba ser usado como cama para su novio. Lo abrazó, paseando sus manos por su espalda en un débil arrullo.
—Ya te dije lo que hice hoy, ¿qué hiciste tú?
—Mhm... mi jefe me designó como tutor industrial de un nuevo pasante.
Namjoon abrió los ojos y se giró en su sitio, ahora ambos acostados frente a frente, pero sin dejar de abrazarse. —¿En serio? Eso es genial. Solo pueden ser tutores personas con muchísima experiencia.
—Lo sé, yo también me sorprendí cuando me lo dijo —sonrió, subiendo su mano para comenzar a acariciar la mejilla de Namjoon. Apretó sus labios, y rió avergonzado—, igual no es todo.
—¿Ah, no?
—Dime que no te reirás de mi —pidió.
Namjoon alzó una ceja divertido, pero asintió. —No me reiré de ti —y selló su promesa con un beso.
—Bueno... —sus mejillas se sonrojaron un poco, y Namjoon lo notó aún cuando la luz solo venía desde la ventana, sintiéndose curioso—. El chico que será mi pasante me conoce desde la universidad. Se postuló en el restaurante porque se enteró que yo trabajaba ahí ya que, pues, me admira.
—Eso es adorable —Namjoon sonrió—. Eras muy popular en la universidad. Imagino lo lindo que te habrás sentido.
Seokjin asintió, sus ojos demostrando su emoción. —Y no solo eso... él es un chico muy lindo. Estaba todo nervioso y lucía tímido. Me dio tanta ternura. Se me hizo tan parecido a ti.
—¿A mí? —inquirió.
—Joonie, las similitudes son tantas que me asombraron. Ambos son altos, adorables y lindos, tienen hoyuelos, una sonrisa preciosa y, es que no me lo puedo creer, Soobin tiene el mismo tono de azul que tenías tú cuando te conocí —habló entusiasmado—. En cuanto lo ví solo pude pensar en ti.
—Vaya, es una gran coincidencia —sonrió imaginando lo sorprendido de su novio al ver a su nuevo pasante—. ¿Y por qué me iba a reír de tí? Me causa más ternura que gracia.
—Es que Soobin se parece a ti —relamió sus labios—, pero también se parece a mi. Es como una mezcla perfecta entre ambos... fue como ver un hijo de los dos.
Namjoon abrió los ojos. —¿Un... hijo?
—Sí, Joonie —Seokjin rió avergonzado—. Mi pasante parece nuestro hijo. Oh, es que si lo vieras pensarías lo mismo. Me provoca cuidarlo mucho. Es muy lindo.
—Un hijo... —repitió, riendo también—. ¿Sabes cómo está mi corazón ahora? Creo que me ilusioné.
Seokjin lo miró anhelante. —¿En serio te gustaría tener un hijo? En nuestro caso no sería fácil, pero tampoco imposible, es decir, tus tías adoptaron a Rosé.
—Príncipe, ya no veo mi vida sin tí. Cuando por fin estemos estables, tú y yo nos casaremos, y adoptaremos tiempo después. Empecemos con un par de perros, o quizás unos gatos, serían nuestros primeros hijos.
—Namjoon... —susurró, y se abrazó más al contrario—. Ahora mi corazón también está ilusionado.
El moreno rió, y bajó su cabeza hasta el cuello de Seokjin, comenzando a repartir suaves besos por toda la extensión. Aquello relajó a Seokjin de forma inmediata, disfrutando de la sensación. Estaba agotado, y un par de mimos solo lograban que poco a poco fuera cayendo dormido. Además de la calidez del cuerpo de Namjoon era un plus para su descanso. Sin embargo, cuando a aquellos inocentes besos se les unió una traviesa lengua con unas cuantas mordidas, todo el sueño se esfumó de su sistema.
Bien, quizás no estaba tan cansado y tampoco tenía tanto sueño.
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