31 ⌗ ¿Para qué son los besos? ೃ࿔
No lo volvería a hacer en su vida. Primera y última vez. Era la experiencia más desagradable que haya vivido, y solo le bastaba aquella ocasión para saber que no era lo suyo. Se acomodó mejor sus lentes de Sol, unos que llamaban mucho la atención ya que estaba dentro de la institución, y caminó como alma en pena por los pasillos de la universidad con un aura un poco deprimente.
Quienes lo veían, no podían creer que aquel muchacho que siempre andaba de punta en blanco luciera como lo hacía en aquel momento. Claro, Seokjin no es que estuviera vestido cual vagabundo carente de discernimiento, pero no era común verlo vestir tan... sencillo. Tampoco es como si fuese a la universidad con atuendos dignos de pasarela, pero siempre estaba presentable. El simple hecho de verlo caminar usando un enorme hoodie rosa de unas tallas más grandes, unos jeans rasgados que parecían ser los primeros que encontró y unas converse altas era como ver una faceta del chico más juvenil. Como si no fuese el popular Jeon Seokjin que todos admiraban.
E incluso vestido de esa forma, luciendo como lucía, seguía llamando la atención, y justo ese día Seokjin no quería que fuese de esa forma. Porque Seokjin estaba viviendo la consecuencia de sus actos; una enorme y fastidiosa resaca que parecía comérselo vivo y no dejarlo hasta que pidiera clemencia.
Recapitulemos.
Dos días atrás, siendo sábado, se había llevado a cabo la fiesta de Namjoon. Si era sincero consigo mismo, la mayor parte de la celebración se sentía difusa en su mente, y no estaba realmente seguro si lo que su mente intentaba recrear era algo que sí había pasado. Pero esa es otra historia. Al día siguiente, —domingo— despertó muy tarde, con la sed secando su cuerpo, y con un malestar general que lo hizo reconsiderar si era necesario levantarse de la cama de Namjoon. Su cabeza palpitaba como si de martillazos se tratara, y su cuerpo estaba tan entumecido como si hubiese corrido una maratón. Pero la sed realmente iba a acabar con él, así que salió a duras penas, ignorando su entorno, y tomando una botella de agua de la nevera para empinársela y saciar aquella necesidad exasperante de líquido.
—Reviviste —comentó Namjoon, mirándolo desde el marco de la puerta con expresión divertida.
—No hables, por favor... —balbuceó, cerrando sus ojos con fuerza—, mi cabeza va a estallar.
El moreno reprimió la carcajada que quería salir desde lo más profundo de su garganta, y se acercó hasta uno de los gabinetes de la cocina, sacando de ahí un paquete de pastillas y entregándole una a Seokjin. —Ten, te ayudará con el malestar.
Bebió la pastilla con más agua de la necesaria, y se dejó caer contra Namjoon, no teniendo ni fuerzas para mantenerse de pie. La sensación de cansancio, combinada con el dolor en su cuerpo lo hacían querer dormir por una eternidad, así que cuando Namjoon lo cargó no hizo más que rodear la cintura de su novio con sus piernas, y reposar su cabeza contra su hombro.
Frunció el ceño, sintiendo sus mejillas quemar. —N-no me toques el trasero...
—Es el método de pago —y dio un respingo cuando sintió un leve apretón en la zona—. Deberías dormir otro poco. Podrías quedarte esta noche, ya hablé con tus padres.
—¿Qué le dijiste?
—Que su hijo les salió alcohólico y que se bebió hasta el agua de los floreros.
Seokjin mordió el hombro de Namjoon cuando lo escuchó reírse. —Mañana hay clases.
—Te llevaré a tu casa para que te cambies rápido.
Asintió y ahí murió la conversación, siendo llevado por Namjoon hasta su habitación nuevamente, y descansando hasta que le llevó algo de comida. Ser consentido por su novio fue lo único bueno de aquella oportunidad, y es que Namjoon eran tan dedicado con él que Seokjin deseó que nunca se acabara lo que restaba de día.
—Tengo frío —se abrazo a sí mismo—. ¿Me prestas algo?
Solo llevaba puesto aquel pijama que Namjoon le había prestado. Se había bañado ya, pero volvió a colocarse la misma ropa por mera flojera.
Kim asintió, y se adentró en su clóset sacando de ahí un hoodie rosa que hizo que los ojos de Seokjin brillaran cual estrellas. Obviamente Namjoon fue consciente de ello.
—Ah, ah, ah —lo miró con advertencia—. Te lo estoy prestando. Pres-tan-do.
—Yo no he dicho nada —admitió con fingida inocente, aún sin quitar la vista de la prenda.
Namjoon lo miró con ojos entrecerrados, pero le entregó el hoodie a Seokjin, dudando de hacerlo al verlo colocárselo con muchísima emoción, aunque el hecho de que le quedara tan grande lo hacía ver tierno, y le gustó la imagen. Se adentró a la cama junto a él, y lo abrazó a sí mismo, buscando darle la calidez que necesitaba en aquel momento. Un par de minutos después, tenía a Seokjin durmiendo plácidamente contra su pecho, y dejando un beso sobre su frente se adentró también al mundo de los sueños.
Volviendo a la actualidad, Seokjin bufó. Era obvio que no le iba a devolver el hoodie. Ya era de él, lo había reclamado como suyo. Siguiendo con lo anterior, los efectos secundarios de su primera vez bebiendo alcohol aún estaban presentes en él. Su cuerpo ya no dolía, pero su cabeza aún tenía ese retumbar que lo estaba sacando de quicio, unido a esto, el Sol que pegaba directamente a sus ojos solo lograba que el dolor en su cabeza aumentara. Por eso los lentes oscuros.
Cuando llegó a su casa solo se dio una ducha rápida, se cambió con lo primero que encontró, ignoró las burlas de su padre, y salió de nuevo para ir a la universidad junto a Namjoon. La primera clase vista había sido una odisea, su mente no estaba para la clase de nutrición que le estaban dando, pero de todas formas hizo lo que pudo para anotar apuntes que le servirían después.
—Te ves fatal.
—Y me siento igual —sonrió levemente, y miró a Jihyo que se encontraba a su lado—. Me duele la cabeza, ¿tienes alguna pastilla que me regales?
—Creo que tengo... —buscó en su bolso, sacando un blíster de pastillas rosadas, cortando una sola y entregándosela a Seokjin aún dentro del empaque—. Son las que uso cuando estoy en mis días, creo que te pueden servir.
—Gracias, Ji —sonrió, guardando la pastilla en el bolsillo del hoodie. Debía pasar comprando una botella de agua.
—¿Por qué no vas a la enfermería? Realmente luces enfermo —inquirió preocupada.
Negó. —Solo es resaca.
—Oh, ¿primera vez? —Seokjin asintió—. Ya con el tiempo te acostumbras.
—No, yo por ahí no paso. Primera y última —sentenció solemne, haciendo reír a Jihyo por su forma de hablar.
Se despidieron, y Seokjin se encaminó hasta una de las máquinas expendedoras de la universidad, con el ceño fruncido por el bullicio que había en el pasillo. No había tanto escándalo, pero para su delicada cabeza estaba siendo un total martirio. Subió sus lentes sobre su cabeza, y se masajeó los ojos para tratar de acostumbrarse al reluciente lugar.
Su cara estaba al desnudo, puesto que no se había colocado ni una gota de maquillaje, y las personas que pasaban por ahí lo notaron con rapidez. Seokjin sabía que no se veía mal, pero igual le daba vergüenza que lo miraran tanto.
Tomó la pastilla que le entregó Jihyo, y botó el plástico en el cesto de basura que ahí se encontraba. Se dio la vuelta para irse, más chocó con algo, o más bien alguien que se interponía en su camino.
—Uh, lo siento, no te vi.
—No te preocupes, no es nada —el chico le sonrió con amabilidad.
Se le hacía levemente familiar, pero supuso que lo había visto alguna vez por los pasillos.
—Yah... —asintió y dio un paso para irse por el otro lado, pero el mismo chico también lo dio, volviendo a obstruirle el paso—. Mhm, ¿me puedes dar un permiso...?
—Soy Jaehwan, aunque mis amigos me llaman Ken.
Seokjin alzó una ceja, y miró a todos lados, certificando que era con él todo aquello. Relamió sus labios, y asintió. —Muchos gusto, Jaehwan. Si me disculpas necesito ir-
—Creo que no te acuerdas de mí —cortó el contrario, riendo poquito—. Nos conocimos el sábado en la fiesta de Kim.
—¿Sí? No lo recuerdo, lo siento —apretó sus labios en una línea—. ¿Necesitas algo?
—Vaya, volviste a ser el Seokjin de siempre.
—¿Ah?
Jaehwan asintió sin parecer molesto, todo lo contrario, en su rostro había una expresión divertida. Apoyó su brazo izquierdo contra la máquina expendedora, estando más cerca de Seokjin, quien se encogió en su lugar por el atrevimiento del chico.
—Sí, ya sabes, el mismo Seokjin que vemos todos. El tranquilo, correcto y siempre perfecto Seokjin, incluso si no estás vistiendo como antes, o si tu rostro está libre de maquillaje, sigues siendo el mismo Jeon Seokjin que llama la atención —Jaehwan bajó un poco la cabeza, nivelándola con la estatura del contrario—. Aunque andas de boca en boca en la facultad de música.
Seokjin parpadeó. —¿Q-qué?
—Venga, que todos saben de tu relación con Namjoon. Tu novio y tu mejor amigo son populares entre sus compañeros, así que conocer que estaba emparejado con un muchachito de cara bonita y reputación perfecta fue la comidilla en su momento —susurró, mirando fijamente a Seokjin—. Y aunque desde un principio tenías las miradas de todos, verte el sábado solo fue un incentivo para que te hicieras más popular.
»Ahora el muchachito no solo era una cara bonita con buena reputación, sino que tenía un lado oculto en donde se volvía completamente sexy. Mira que bailar de la manera en la que bailaste... woah, dejaste a muchos con ganas de más. Incluyéndome.
Las mejillas de Seokjin se encendieron con furor, y sus ojos estaban abierto de par en par, con la vergüenza comiéndolo vivo. Tragó saliva, e intentó alejarse de Jaehwan, pero el chico lo tomó de la cadera con la mano derecha, no dejando que se moviera. —N-no sé de qué hablas, déjame ir.
—¿No sabes de lo que hablo? —ladeó la cabeza, acercándose más a Seokjin, sosteniéndolo con firmeza para que no se alejara—. Mira, si estábamos así. Aunque realmente estabas de espalda a mi, restregándote, ¿realmente no lo recuerdas? Eres un pequeño coqueto que hace sus jugadas y luego finge demencia. Eso no es muy lindo de tu parte, Jeon.
—E-estaba tomado, no recuerdo n-nada. Suéltame.
—Oh, pero si quieres yo te hago memoria, precioso.
—Te está diciendo que lo sueltes.
Seokjin desvió la mirada, encontrándose con un fúrico Namjoon, que tenía sus brazos cruzados, y su mandíbula apretada con fuerza. Jaehwan soltó a Seokjin, y se giró a ver a Namjoon, aún manteniendo una sonrisa en su rostro como si nada.
—Venga, Kim, solo estábamos hablando, ¿no es cierto, Seokjin? O qué, ¿eres de esos novio que controla hasta la vida social de su pareja?
Namjoon deshizo el agarre de sus brazos, y tomó del cuello a Jaehwan, estampándolo contra la máquina expendedora en un ruido seco. Era más alto que el contrario por unos cuantos centímetros, pero la diferencia abismal entre la musculatura de sus cuerpos lo hacía ver mucho más grande de lo que realmente era. La sonrisa en el rostro de Jaehwan se deshizo con rapidez, y miraba a Namjoon con notable miedo.
—Vuelves a acercarte a mi novio como lo acabas de hacer y terminas con un ojo morado.
—¿Me estás amenazando?
—Te estoy advirtiendo —respondió, cerrando más el agarre en el cuello contrario—. Y a quien sea que se le acerque a Seokjin para estos motivos, ponlos sobre aviso. Mi novio podrá ser muy popular, y soy consciente de que muchos lo ven, pero que se quede de esa forma; mirándolo de lejos. ¿Entendido?
—S-sí...
—Bien, ahora esfúmate.
Una vez fue soltado, Jaehwan no tardó ni un segundo en correr de ahí, dejando a la pareja a solas. Namjoon iba a decir algo cuando Seokjin se lanzó a abrazarlo, y le correspondió de inmediato. Estaba junto con Yoongi en una de las mesas que se encontraban en el jardín de la universidad. Seokjin sabía que se reunirían ahí, así que cuando no llegó Namjoon no dudó en buscar a su novio, encontrando la escena de ese tipo con las manos encima. La mente se le nubló, pero tuvo el autocontrol suficiente para no haberle partido la cara. Ese día estaba más tenso de lo normal, y es que a sus oídos habían llegado comentarios con respecto a Seokjin que simplemente preferencia no escuchar. Solo se dedicaba a enviar miradas llenas de odio para hacer callar a las personas que se daban el lujo de hablar sobre lo atractivo que lucía Seokjin el sábado.
Yoongi no se quedaba atrás, el pálido tampoco estaba muy a gusto con los comentarios sobre su amigo, así que también estaba a la defensiva.
—Gracias por venir —la voz de Seokjin sonó amortiguada sobre el hombro de Namjoon—. Tenía miedo.
Gruñó, y apretó más a Seokjin contra él. —Ese idiota... para la próxima golpéalo fuerte en la nariz.
—Hey —Seokjin alzó la vista, con sus labios abultados en un adorable puchero—. No quiero golpear a nadie.
—Bien, no lo hagas. Yo me encargo de hacerlo por ti.
Seokjin negó con algo de gracia, y unió sus labios con los de Namjoon en un intento de hacerlo calmarse. Cosa que logró de inmediato, sintiendo a su novio destensar sus brazos para tomarlo con más suavidad.
En medio de un suspiro se alejó, con mejor estado de ánimo. —¿Ya se pasó tu furia, celoso Joonie?
—No, necesito más besos, dame más besos... y no me llames así que me da penita.
Seokjin rió mientras Namjoon comenzaba a dejar sonoros besos por todo su rostro, y abrazándolo con adoración. El dolor de cabeza de había esfumado casi por completo, pero el cariño de su novio era mucho mejor que la medicina.
—Te queda bien el hoodie.
—¿Verdad que sí? —lo miró emocionado, ambos caminando de la mano en dirección al patio en donde se encontraba Yoongi.
—Sí, pero me lo tienes que devolver.
—Algún día, en un futuro lejano...
—Seokjin —lo miró de reojo y carraspeó—. Ese hoodie fue un regalo de mi ex novia.
La razón por la que confesaba aquello era simple; conseguir que Seokjin le devolviera la prenda y no se adueñara de ella. En su vida, Namjoon había dado por perdido dos camisas, una chaqueta y una bufanda. Todos a causa de sus ex parejas. No es que le molestara que Seokjin se uniera al club, pero le gustaría más si se adueñara de otra prenda que no fuese un regalo.
Contra todo pronóstico, Seokjin sonrió.
—Ahora sí no te lo voy a devolver —se encogió de hombros y miró a Namjoon con arrogancia—. Será mío. No dejaré que lo uses. Además, ¿no crees que me queda muy lindo? El rosa es mi color.
Namjoon detuvo sus pasos, y miró a Seokjin de arriba a abajo. Bien, su idea principal no había funcionado en nada.
—Claro que te queda lindo. Todo tú eres lindo —accedió sin más, sonriendo al ver como Seokjin hacía un pequeño baile de victoria—. Venga, vamos con Yoongi.
Con una sonrisa satisfecha en el rostro, Seokjin se abrazó a Namjoon, caminando de esa forma por los pasillos. Al inicio de su relación le causaba un poco de timidez que las personas lo miraran de aquella forma con su novio, pero ya con el tiempo se fue acostumbrando, además que un parte de él se sentía feliz de hacerle saber a los demás que estaba de pareja con aquel chico de cabellera azul brillante y de bonitos hoyuelos.
—Uhg —se quejó, volviendo a ponerse los lentes de Sol cuando salieron, y chasqueó la lengua cuando escuchó a Namjoon reírse de él—. Déjame, ¿sí? Mis ojos están sensibles, y hasta hace nada tenía dolor de cabeza. Si no fuese por Jihyo estaría en estado decadente.
—¿No quieres otra partidita de Beer pong? ¿vodka, whiskey, ron? ¿una cervecita?
—Estás siendo un mal novio.
Namjoon volvió a reírse con ganas, y los guió a ambos hasta donde se encontraba Yoongi, quien no hacía más que escribir en su celular. Cuando el pálido levantó la vista, se unió a las anteriores risas de Namjoon al ver a su enfurruñado amigo dejarse caer a su lado con unos ridículos lentes de Sol y con letras gigantes pintadas en su frente que gritaban: "¡No vuelvo a beber en mi vida!". Ya se sabía toda la historia de cómo había terminado la fiesta luego de irse, puesto que Namjoon se encargó de relatarle los hechos con humor. Sabía del descontrol de su amigo y después su resucitación muchas horas después con una resaca que parecía consumirlo.
Una que, por lo que veía, aún hacía estragos en él.
—Pero si no es nada más ni nada menos que mi amigo el bebedor —comentó jocoso, ganándose una mala mirada a través de los lentes por parte de Seokjin—. ¿Te pongo mommae para que llegues hasta el piso? No sabía de tus habilidades culinarias.
—Eres un imbécil.
—Debo admitir que me dejaste impresionado —asintió—. Yo soy hetero, pero en ese momento te desconocía. Ya aquí el simio de tu novio me prohibió la reforzada de amistad.
—Y te la sigo prohibiendo —apuntó Namjoon, más divertido por las bromas.
—Es broma, hermano —le dijo a Namjoon, más luego miró a Seokjin con picardía—, pero si quieres no es broma, muñequito.
—Oh, Dios, cállense los dos —gruñó Seokjin cuando ambos estudiantes de música y producción se habían echado a reír por la sarta de tonterías de Yoongi—. ¿Y tú dónde se supone que estabas? Te llevaste hasta el auto de mi mamá.
—Y lo llevé el domingo. Cuando ya se hizo tarde dejé a Jieun a su casa y me fui a la mía.
—Qué lindo, malévolo cucarachón es todo un caballero con las jovencitas —se burló Namjoon.
—¿Te gusta Jieun? —inquirió Seokjin, sacando de su bolso una bolsa con el desayuno que su madre le había dado antes de irse. Sacó la comida, encontrando al fondo un papel doblado. Lo tomó y abrió, sonriendo en cuanto leyó un "te quiero mucho, hyung" por parte de Jungkook. El niño no se encontraba cuando había llegado, así que no había podido verlo.
—¿Por qué preguntas eso?
Seokjin lo miró mal cuando le robó un Nugget. —Lo digo porque eres muy considerado con ella.
—Bueno, ¿cuándo he sido yo desconsiderado con alguna chica? —le preguntó, y Seokjin le dio la razón—. Y no, no me gusta. Es una niña.
Namjoon frunció el ceño, robando ahora él un Nugget a Seokjin. —Solo es tres años menor que tú.
—Una niña al fin —repitó—. Además, tengo en la mira a alguien más.
—La rubia de la fiesta, ¿Dahyun, no? Te vi pendiente de ella.
—¿Te gusta Dahyun? —Namjoon abrió sus ojos sorprendido.
—No me gusta, me atrae —aclaró, tomando otro Nugget—. Es preciosa, agradable y tenemos cosas en común. Hemos estado hablando.
—Vaya, nunca se me pasó por la mente ustedes dos —comentó Namjoon, masticando el nuevo Nugget robado—. Ambos son mis amigos, así que mientras ninguno salga herido acepto todo. Son adultos, saben lo que hacen.
—Siguen robando mi comida y les juro que Dahyun se queda sin amigo y sin futuro novio —sentenció Seokjin con tono sombrío, apuntando a ambos chicos con sus palillos chinos.
Yoongi hizo una mueca. —El Seokjin borracho me cae mejor.
Y terminó con un ojo rojo cuando este fue puyado por Seokjin.
『 🐰 』
—¿Tanto así me extrañaste?
El niño asintió, emitiendo un bajito sonido de afirmación, y Seokjin no pudo evitar sonreír, abrazándolo más. Había salido de la universidad y fue junto a Namjoon a pasar a buscar a los niños, primero a Taehyung y luego a Jungkook. Este último al ver a su hyung no dudó en correr con emoción, saltando a los brazos del mayor como si no lo hubiese visto en años, aunque en realidad fueron dos días, pero para Jungkook se sentía una eternidad.
Nunca habían estado separados por tanto tiempo, y aunque la compañía de Taehyung fue agradable, tanto así que no pensó en su hermano durante toda la velada, el estar solo al día siguiente sí fue algo insoportable. Salió con sus padres, y estuvo entretenido, pero sin la presencia de su hyung no era lo mismo.
—No te vuelvas a ir por tanto tiempo, hyung, lo extrañé muchísimo —susurró, alejando su rostro para mirar a Seokjin a los ojos—. ¿Podemos dormir juntos hoy?
—Claro que sí, mi niño —dejó un beso sonoro sobre su mejilla, volviéndola rosa—. Todo lo que mi bebé pida.
Namjoon miraba la escena con cariño, y no pudo evitar acercarse hasta los Jeon, sacudiendo los cabellitos de Jungkook. —Hola, kook.
—Hola —respondió y entrecerró sus ojos—. No vuelva a llevarse a mi hyung tanto tiempo. Me tiene que pedir permiso y es obvio que no te lo daré, mora azul.
Seokjin comenzó a reír, mientras que Namjoon alzaba sus manos a modo de disculpa. —Tienes razón, lo siento. No volverá a pasar.
Jungkook masculló un "más te vale" y fue bajado de los brazos de Seokjin para acercarse a Taehyung y Jimin, específicamente al primero para abrazarse a él a modo de saludo, siendo correspondido al instante. Tenían poco de verse, pero igual le emocionaba pasar más tiempo con Taehyung. Además, gracias a los walkie-talkies compartidos, ambos niños habían estado conversando durante el resto del domingo, y parte de la mañana del lunes antes de salir a sus respectivas clases.
Seokjin los llamó, despidiéndose todos del pequeño Jimin, quien se ganó unos cuantos besos y cariños por parte de los mayores antes de irse definitivamente a la casa de los Jeon. Durante el viaje, Taehyung y Jungkook comentaban todo lo que hicieron en su pijamada, la cual parecía haber sido bastante entretenida, y también lo que habían hecho en la mañana de clases, descubriendo que Jungkook volvía a ser el mejor promedio de su clase, y Taehyung había sido seleccionado para recitar un poema ante toda su escuela.
—Yo siempre era a quien escogían siempre para esas ocasiones —dijo Seokjin, mirando al niño con una sonrisa en el rostro.
—Y yo siempre obtenía el mejor promedio de mi clase —habló ahora Namjoon, mirando por el espejo retrovisor a Jungkook.
El pequeño pelinegro lo miró unos instantes, más luego desvió la mirada, conversando ahora con Taehyung sobre el nuevo videojuego que quería. Namjoon sonrió de lado, no dándole importancia. De igual forma, el Jungkook de antes hubiese hecho un drama por tener una similitud con él, así que verlo tomarlo con calma, incluso no dándole tantas vuelvas lo aliviaba un poco. Eran avances, pequeños pero muy significativos.
Una vez llegados al sitio, todos bajaron del auto, y Taehyung corrió tras Seokjin, sabiendo que este comenzaría a cocinar y el niño era su fan con respecto a sus habilidades en la cocina. Namjoon iba a tomar asiento en el sofá de la sala, sabiendo que su presencia en la cocina solo sería de estorbo, más sintió un agarre en el borde de su camisa. Se giró, encontrándose con los ojitos de Jungkook sobre él, más contra todo pronóstico el niño se abrazó a sus caderas, ocultando su rostro a su costado.
Se quedó paralizado en su sitio por unos instantes, pero regresó en sí a tiempo para tomar al pequeño y levantarlo hasta abrazarlo él de igual modo.
—¿Y esto? —preguntó con la curiosidad carcomiendo sus entrañas.
—Prometí que lo abrazaría para saludarlo —respondió simple, apoyándose del hombro de Namjoon—. Hola, Namjoon.
El moreno sonrió, pasando su mano por la espalda de Jungkook. —Hola, Kook. ¿Tienes tarea que hacer? Puedo ayudarte.
—Uh, sí... es de inglés.
—Pues pongámonos a hacerla. Eres un niño muy inteligente y sé que entenderás todo a la perfección.
Jungkook sonrió y fue bajado al suelo, tomando su mochila y guiando a ambos hasta la mesa ratona de la sala para hacer ahí sus deberes. El niño tampoco era muy útil en la cocina, y sabía que su hyung no se molestaría si se quedaba a hacer tareas en vez de ayudarlo.
Aunque claro, Taehyung no es como si fuese de mucha ayuda, solo permaneciendo sentado sobre la encimera, mirando a Seokjin yendo de un lado a otro, y comiendo todo lo que el mayor le proporcionaba, pero era tranquilo y le hacía compañía a Seokjin y eso era más que suficiente para el mayor. De todas las parejas que había tenido Namjoon, su hyung era el mejor y al que más quería, así que disfrutaba de pasar un rato con él. Además, Seokjin adoraba de igual modo a Taehyung, por lo que el estar solos era más que agradable.
—¿Ese hoodie no es de mi hermano? —inquirió Taehyung masticando un trocito de Zanahoria cruda, mirando la prenda sobre Seokjin.
—Sí, pero ahora es mía —sonrió con algo de maldad—. Se la robé.
Taehyung abrió sus ojitos, pero luego asintió. —Está bien, hyung. Igual no me gustaba cuando Namie hyung lo usaba porque se lo regaló su ex novia y ella me caía mal. Igual a usted le queda mejor porque es muy bonito.
—¿Estás llamando feo a Namjoon? —alzó una ceja divertido.
—No feo —negó, pensando su respuesta—. Pero son diferentes. Hyung no es feo, pero no es tan bonito como usted. Seokjinnie hyung tiene ojos bonitos, labios bonitos, mejillas bonitas, pelo bonito, ¡todo hyung es bonito! Mientras que Namie hyung es... no sé cómo explicarlo.
Seokjin se daba una idea de lo que intentaba decir Taehyung, y es que era bastante obvio. Las facciones de Namjoon eran más marcadas y endurecidas, mientras que las de él eran más suaves. No es que pareciera una mujer, claro que no, pero si podía aceptar que sus rasgos eran finos, todos heredados de su mamá. Por esa razón era que Yoongi lo había apodado "muñequito", por su semejanza a las muñecas de porcelana.
—Namjoon es guapo —ayudó y Taehyung lo miró interesado—. Es fuerte, algo rudo, muy torpe y divertido. Su rostro es más duro que el mío, ¿a eso te refieres?
—¡Sí! Seokjinnie hyung es bonito y Namie hyung es guapo —asintió feliz al poder por fin darle respuesta a sus palabras—. Jungkookie también es muy bonito, al igual que Chimin y Hobi. Yoonie hyung es una combinación de ambos, porque tiene un rostro bonito, pero su aspecto y forma de ser son de una persona guapa. ¡Qué genial poder ser los dos!
Seokjin rió. —Sí, Yoongi es de los dos tipos. Y tú entras en la categoría de bonito, precioso, lindo, hermoso... —decía al tiempo en que le hacía cosquillas al niño—. Ustedes cuatro son los niños más bonitos, pero aún les queda un largo tramo por crecer, y sus rostros cambiarán.
—¿Cambiaremos mucho?
—No tanto, pero en sus rostros se notará que han crecido. Estas hermosas mejillas probablemente desaparecerán —dijo, acariciando la zona en el rostro de Taehyung—. Aunque puede que no. Mírame a mí, mis mejillas jamás se fueron aunque sí se hicieron un poco más pequeñas.
—Woah... ya quiero crecer para saber cómo será mi rostro, ¡quiero saber si seré bonito o guapo!
—No cabe duda que serás hermoso, Taetae —Seokjin picó su nariz—. No tanto por tu rostro, sino por esto —apuntó el pechito del niño, específicamente su corazón—. Por tus lindos sentimientos y tu forma de ser. Eso te hace hermoso, mi pequeño Tae.
Las mejillas de Taehyung de calentaron, y no dudó en abrazarse a Seokjin, aún estando sobre la encimera. El mayor correspondió el abrazo, besando aquellos ricitos chocolates que tanto adoraba del niño.
—Hyung, lo quiero muchísimo, por favor, nunca deje a mi hermano, y si algún día deben terminar, por favor, siga queriéndome mucho porque yo lo querré a usted aunque ya no seamos familia.
—Oh, bebé... —el corazón de Seokjin se derritió cual helado en pleno verano—. Sea cual sea la relación entre tu hermano y yo, el cariño tan inmenso que siento yo por ti jamás cambiará. Eres mi pequeño niño, y lo serás siempre.
Ambos se sonrieron, y se separaron para que Seokjin volviera a enfocarse en el almuerzo.
—Taehyung... —llamó Seokjin luego de un rato—. La ex novia de Namjoon, ¿por qué te caía mal?
—Sentía que era mala —abultó sus labios—. Cuando iba a casa solo le interesaba hablar con Namie hyung. Ni siquiera con mis papás fue cercana. Yo se lo dije a hyung, que ella no me gustaba, pero hyung solo dijo que debía conocerla. ¿Por qué querría conocer a alguien así?
Para aquel entonces, la novia de Namjoon era una joven bonita, Taehyung podía admitirlo, pero nunca hablaba con sus papás, solo lo justo y necesario. Era un "hola" "adiós" y luego toda su atención se dirigía a Namjoon. Del mismo modo era con él. Lo ignoraba, y seguía hablando con Namjoon.
—¿Te trataba mal?
—No, ella no trataba mal a nadie, pero se notaba que no le importaba que estuviéramos ahí, así que yo también comencé a actuar así. Cuando iba a casa no la saludaba, no la veía, y las pocas veces que me hablaba yo la ignoraba. Creo que eso le molestó ya que Namie hyung me dijo que no podía ser así, pero no le hice caso y seguí tratándola de igual modo.
Imaginar a Taehyung actuar de la manera en la que decía haber actuado era algo que no entraba en la cabeza de Seokjin. El niño era una dulzura, y cuando lo había conocido se había aferrado a él como si lo conociese de años, así que pensar en Taehyung tan apático con alguien más era algo que no asimilaba correctamente.
—Debiste al menos responder sus saludos, Taehyung. En la vida te encontrarás a muchas personas que no serán de tu agrado, pero debemos aprender a convivir.
Taehyung abultó sus labios. —Pero ella hacía lo mismo.
—Pero tú eres mejor que ella —Seokjin sonrió—. Tú tienes mejor educación, mejores sentimientos. No digo que tenías que tratarla siempre, pero al menos seguirle la corriente y pasar de ella.
—Está bien —asintió, entendiendo el punto de su hyung—. Igual terminaron poco tiempo después, y fui muy feliz cuando sucedió eso. ¿Soy malo?
—Imposible que exista maldad en tí, ángel —rió. Quiso preguntar el porqué de la ruptura, pero eso sería imprudente de su parte. De igual modo, la información obtenida le había dado una perspectiva mucho más amplia—. Ahora mucho menos para regresar el hoodie.
—Sí, hyung. Que Namie hyung no use algo que le dio esa bruja.
Fue imposible no echarse a reír en aquel momento, y Taehyung también se unió a las risas del mayor.
—Vaya, pero qué almuerzo tan más divertido —comentó Namjoon entrando a la cocina por un vaso de agua. Había dejado a Jungkook realizando unos ejercicios de matemáticas cuando la tarea de inglés estuvo lista. Se acercó a Seokjin, abrazándolo y besando su mejilla—. ¿Qué cocinas?
—Comida.
—Ah, claro. Tenía la duda si íbamos a almorzar metal o ácido sulfúrico —Namjoon chasqueó la lengua, logrando hacer reír a Seokjin, quien le regresó el beso en la mejilla.
—Es sorpresa, luego sabrás, Joonie.
—Da igual. Amaré lo que sea que hagas.
Seokjin besó sus labios cortamente, mientras mezclaba lo que tenía en la cocina. Taehyung los miró compatir uno que otro beso, ya sea en sus bocas o en sus mejillas. Besos pequeños, pero que no podían parar de dárselos cada cierto tiempo.
—¿Para qué son los besos? —preguntó luego de un rato, llamando la atención de los mayores.
—Para demostrar cariño —respondió Namjoon, dejando uno nuevo sobre la mejilla de Seokjin—. Cuando quieres mucho a una persona, le das besos para demostrar lo que sientes.
La punta de las orejas de Seokjin de volvieron rojizas, y Namjoon adoró aquel efecto en su lindo novio.
Ladeó la cabeza. —Pero a Seokjin le das más besos que a mí o a mis papás.
—¿No me digas que esta pulga está celosa? —jugó Namjoon, acercándose al niño—. Eso lo arreglamos ya mismo.
La lluvia de besos que cayó sobre el rostro de Taehyung fue suficiente para hacerlo reír con ganas.
—¡Yah, hyung! ¡no estoy celoso! —rió, alejando al mayor—. Solo que no lo entiendo, ¿quieres más a Seokjin que a nosotros?
—¿Eh? Por supuesto que no, pulga. A todos los quiero.
—¿Entonces?
—Tae, existen muchas formas de querer —intervino Seokjin, acercándose a los hermanos—. La manera en que quieres a tus papás no es la misma con la que quieres a tus amigos. Sin embargo, eso no significa que quieras a uno más que al otro.
—¿Y cómo lo quiere Namie hyung a usted?
—Buena pregunta, Namjoon, ¿cómo me quieres? —Seokjin lo miró.
—A Seokjin lo quiero porque es mi pareja —empezó Namjoon, buscando las palabras más sencillas para que Taehyung entendiera—. Lo quiero porque me gusta estar con él, porque compartimos buenos momentos, porque me entiende y me apoya siempre, y porque quiero pasar el resto de mi vida a su lado. Quiero a Seokjin de la misma manera en que papá quiere a mamá.
—O sea que hyung se quiere casar y tener hijos con Seokjinnie hyung.
Seokjin jadeó, y sus mejillas se volvieron rojas. —C-creo que es muy pronto para eso.
—Sí, es muy pronto para algo así, pero es la idea —opinó Namjoon, mirando a Seokjin con cariño—. Si en el futuro se da la oportunidad, me gustaría formar una familia con Seokjin.
Ambos mayores de miraron con intensidad, más Seokjin fue el primero en desviar la mirada, ocultando aquella sonrisa boba que hacía presencia en sus labios. Namjoon no dudó en acercarse para abrazarlo por la espalda, dejando besos en sus anchos hombros.
Con la idea en la mente, Taehyung bajó de la encimera y se dirigió a la sala, encontrando a Jungkook enfrascado en su cuaderno cuadriculado. Siempre le daba besos a Hobi, puesto que su amigo era muy bonito y sentía que merecía todos los besos del mundo, incluso a Chimin le había besado un par de veces sus rechonchas mejillas porque sentía que eran grandes exactamente para eso, para recibir todos los besos que le dieran. A Jungkook solo le había dado un beso en todo el tiempo que lo conocía, y fue justamente en su cumpleaños, luego de aquella pequeña discusión entre ambos, desde esa ocasión, jamás había besado nuevamente a Jungkook.
Y eso era malo, porque no le estaba demostrando lo mucho que lo quería.
Se acercó al niño, sentándose a su lado, y besó su mejilla prolongadamente, para luego mirarlo con atención, teniendo aquellos redondeados ojillos que siempre brillaban encima de él. Las mejillas del pelinegro se volvieron rosas, y Taehyung volvió a dejar otro beso para él.
—¿Por qué me besas? —cuestionó Jungkook sin entender aquel arrebato, sintiendo su rostro caliente y las cosquillas en su estómago fastidiándolo un poco.
—Porque te quiero —respondió simple, dejando un beso sobre la naricita del contrario—, y te lo estoy demostrando.
—Oh, ya... —Jungkook apretó sus labios, y se concentró nuevamente en sus tareas.
Taehyung frunció el ceño ante aquel acto. —¿Tú no me quieres a mi, Jungkookie?
—Claro que sí lo hago —respondió volviendo a verlo.
—¿Entonces por qué no me besas igual?
El niño abrió sus labios, pero luego los cerró. Sintiéndose muy tímido de repente. Se acercó a Taehyung, y posó sus labios levemente sobre la mejilla del contrario, dejando ahí un pequeño beso que fue más que suficiente para que un sinfín de sensaciones y emociones viajaran a través del cuerpo de Taehyung. Jungkook lo miró atento. —¿Mejor?
—Mucho mejor —susurró, sonriendo complacido.
Ambos niños se dedicaron sonrisas tímidas, y luego desviaron la mirada, Jungkook enfrascado en sus tareas, y Taehyung en sus manitos, queriendo saber qué era aquella emoción que hacía sentir su pecho tan cálido y bonito, y más aún, las ganas tan grandes de que Jungkook volviera a besarlo para demostrarle que lo quería.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top