30 ⌗ Celoso Joonie ೃ࿔
El miedo de Seokjin por conocer a los amigos de Namjoon se había esfumado casi de forma instantánea al compatir con los demás chicos. Lograban hacerlo reír un montón, al igual que lo incluían al grupo como si lo conocieran de años. Inclusive Soojin era amigable con él y con Yoongi, pero Seokjin no podía terminar de confiar en ella por aquella actitud tan cercana a Namjoon.
Sentía que no era necesario tanto toqueteo o tanto acercamiento entre ambos, pero prefería simplemente beber de su vaso y tratar de ignorar la situación. Además de eso, la chica tenía algo que no lo hacía estar totalmente tranquilo. Lo que lo mantenía al margen era la mano de Namjoon entrelazada con la suya, una que otra mirada cargada de afecto, y los besos esporádicos que se posaban en cualquier lugar de su rostro.
—Lo hubieses visto, Seokjin, ¡estaba a punto de mearse en sus pantalones! —rió alto Momo, burlándose de Jackson quien no hacía más que mirarla mal, al tiempo en que los demás acompañaban la historia con igual humor.
—Oh, ni le hables a él de eso —Yoongi negó—. Seokjin es una gallina más.
—¡Cállate, imbécil! —reclamó el recién nombrado, golpeando el brazo de Yoongi—. Te recuerdo que en la casa de terror noqueaste a uno de los trabajadores que estaba disfrazado de zombie.
—¡Mark también hizo lo mismo pero con uno de fantasma! —se le unió Jackson.
Yoongi estiró su mano y la juntó con la de Mark, ambos con una expresión seria y al mismo tiempo orgullosos por su respuestas involuntarias ante esas ocasiones.
—Un hombre hace lo que debe hacer —declaró Mark con solemnidad, causando las risas de los demás.
—La vez que entré a la casa de terror fue Namjoonie quien tuvo que sacarme de ahí —comentó Soojin con humor—. La mujer que intentaba asustarme se asustó más cuando yo grité.
Namjoon soltó una carcajada por el recuerdo. —Todavía me debes medio tímpano por eso.
Seokjin los miró reírse entre ellos, —acompañados de los demás, claro está— y no pudo evitar hacer una mueca. Era tan, tan, tan incómodo. Estiró su mano, tomando su vaso y dando dos enormes tragos sin pensarlo.
—¡Ahg! —cerró sus ojos con fuerza, y sintió como el vaso en su mano se le era arrebatado. El calor en su cuerpo subió con rapidez, y el amargo sabor se hizo presente en cada parte de él. Abrió sus ojos, algo llorosos por el fuerte sabor, y se encontró con la mirada perpleja de Yoongi sobre él—. ¿E-eso...?
—Mi trago, sí —asintió, y su expresión cambió a una preocupada—. ¿Estás bien?
—¿Estás tomando gasolina o qué, Yoongi? —carraspeó, queriendo deshacerse de la horrible sensación y sabor de la bebida de su amigo. Acostumbrado al dulzor de su propio trago, el whiskey con soda que bebía el contrario era una directa patada a su estómago. Sentía que su cuerpo había ascendido varios grados de temperatura en unos simples segundos—. Quiero agua.
Yoongi miró levantarse a Seokjin, y estuvo tentado de ir tras él, pero cierta persona tiraba un poco de su suéter para llamar su atención.
—Quiero ir al baño, oppa —susurró avergonzada Jieun—. Solo dígame en dónde está y voy sol-
—No, yo te espero afuera —declaró.
Se llevó una mano a la frente, suspirando cansino. La idea principal de una fiesta es simple; disfrutar. Pero Yoongi no la estaba cumpliendo al cien porciento, y aunque lo estaba intentando era imposible. Es decir, sí, se llevaba bien con los amigos de Namjoon y estaba pasando un rato agradable, pero su atención estaba en otras cosas. Por un lado estaba al pendiente de Seokjin, de su bebida y que no se volviera mierda tan rápido. Eso estaba yendo bien, pero viendo que se había bebido más de la mitad de su vaso de una sola vez ya no creía que todo seguía bajo control.
Por otro lado estaba bajo su cuidado una adolescente de dieciocho años sumamente hermosa. ¿Qué significa eso? Exacto, peligro. Ya había captado con la mirada a más de uno pendiente de la jovencita a su lado, y aunque para él Jieun no representaba nada más que la vecina de su amigo, no se iba a quedar tranquilo si no sabía que la menor estaba sana y salva. Jodido Namjoon, ¿¡cómo se le ocurre invitarla!? Y lo peor de todo, ¡ni él estaba al pendiente de Jieun! Juraba que lo golpearía en cuanto tuviera oportunidad.
Sumándole a todo eso, Dahyun. La chica le había enviado una que otra mirada y sonrisa que había recibido con diligencia, y él, siendo como es, ya hubiese hecho algo al respecto, ¡pero no podía si tenía a su cuidado a su amigo y a la vecina de este interrumpiendo sus planes! Dahyun era preciosa en todo el sentido de la palabra, y estaba que se arrancaba los cabellos de no poder hacer sus maravillosas jugadas para conseguir algo más que un tonto coqueteo a lo lejos.
—Oppa...
—Oh, sí, sí —espabiló—. Vamos.
Maldito Namjoon, maldito Seokjin... Jieun y Dahyun se salvaban de su malhumor por sus preciosos rostros.
『 🐰 』
El agua bajando por su garganta daba la sensación de alivio más satisfactoria de su vida. El sabor amargo de la bebida ya se había ido por completo, aunque el calor que recorría su cuerpo estaba muy presente para el gusto de Seokjin. Se sentía levemente mareado, y solo esperaba que aquella desagradable sensación se fuese rápido.
—Hey, ¿estás bien?
Giró su rostro, encontrándose con Soojin. Asintió sin más, aún apoyado sobre la encimera de la cocina. El lugar estaba vacío por suerte, y se sentía más tranquilo de ese modo. La miró tomar una botella y combinarla con otras bebidas hasta hacer su trago. Le sorprendió ver que, a comparación de él, Soojin bebía una gran cantidad de alcohol y no parecía afectada en lo absoluto, mientras él ya comenzaba a sentirse extraño.
—¿Quieres que te prepare algo?
Negó. —Yoongi es quien prepara mi bebida, no te preocupes.
Soojin asintió, y se acercó a Seokjin hasta posar su mano sobre sus mejillas y frente, congelándolo en su sitio.
—Tu cara está muy roja, ¿seguro estás bien? —ladeó la cabeza, mirándolo con atención.
—U-uh, sí, estoy bien.
—Te creeré —sonrió, aún sin alejarse de Seokjin—. Es un poco raro conocerte después de todo. Namjoonie siempre nos hablaba de tí y nos mostraba fotos. Por un momento pensábamos que eras falso y las imágenes las conseguía en algún Instagram.
—Oh, bueno, sí soy real —rascó su nuca con nerviosismo—. Joon me habló de ustedes, pero muy poco.
—Ese tonto... siempre olvidándonos.
—¡No tan así! —movió sus manos, no queriendo que Soojin pensara mal de Namjoon—. Ha estado muy inmerso en la universidad, así que supongo y no ha tenido cabeza para más nada.
—Yah, no es para que te preocupes demás —rió, golpeando con suavidad su hombro—. Eres bastante tierno, Jin.
Las mejillas del chico se volvieron más rojas de lo que ya estaban a causa del comentario. »Aún no puedo creer que Namjoonie te haya conseguido, ¡en más de una ocasión le pregunté si eras un ulzzang! Ya que tu rostro es bastante atractivo, y ahora resulta que tienes una personalidad muy linda.
—Y-yo... mhm, gracias.
Bien, en aquel punto Seokjin tenía un manojo de pensamiento y emociones encontradas que no sabía cómo canalizar. De lo que sí estaba seguro era de que si Soojin solo lo halagaba e intentaba ser agradable con él para ser más cercano a Namjoon entonces no le iba a servir de nada. Aún desconfiaba de ella, independientemente de su amigable personalidad.
Es que había algo, Seokjin lo sabía.
—Y dime, Jin, ¿eres gay o has salido con chicas antes? —los ojos de Seokjin se abrieron como platos, y Soojin no pudo evitar reír—. Lamento si fui algo directa. Otro defecto en mí. Y si lo piensas, no estoy juzgándote.
Las pequeñas risas de Soojin iban de aquí para allá, pero Seokjin se sentía un poco perdido. Mierda, la bebida de Yoongi era fuerte...
—Joonie es mi primer novio —confesó sin saber, las palabras saliendo de su boca con total libertad—, supongo que soy gay.
—¿Y no te ha gustado alguna chica antes? —Seokjin negó. Soojin tomó un mechón de su largo cabello negro, y lo enrolló alrededor de su dedo índice—. Vaya, entonces sí, eres gay... aunque no deberías cerrarte, es decir, deberías probar y así poder definirte, ¿no lo crees? —le sonrió.
Viéndola de aquella forma, Soojin era una chica muy bonita, y el labial rojo en sus labios le quedaba estupendo. Llegaba un poco más abajo de su barbilla, y su cuerpo tenía las curvas exactas en los lugares precisos. No es como si Seokjin no pueda pensar que una mujer es atractiva, porque no tenía problemas en aceptar que Soojin era una, pero de ahí no pasaba.
Lo pensó, con la cabeza ida y el cuerpo un poco más liviano que antes. Sonrió al llegar a la conclusión. —Solo Joonie. Lo amo mucho.
Soojin sonrió ante la respuesta, y tomó del brazo a Seokjin para arrastrarlo con ella hasta la sala, en donde las personas jugaban diferentes actividades comunes en fiestas para pasar el rato. Se detuvieron en la mesa que tenía varios vasos sobre ella, Seokjin mirando con curiosidad. La había visto al llegar, pero no sabía de qué se trataba.
—¿Alguna vez haz jugado beer pong, Jin?
—Nop —hizo incapié en la 'p', abultando sus labios en un adorable puchero. Soojin rió por tal acción, encontrándola encantadora.
—Pues lo jugaremos ahora, ¡seamos equipo! —la chica aplaudió—. Solo debes lanzar la pelota y beber.
Seokjin sonrió y accedió. Quizás Soojin no era tan mala.
『 🐰 』
—¿Y Seokjin? —le preguntó Namjoon a Yoongi una vez regresó a su silla junto a Jieun.
El pálido frunció el ceño. —Conmigo no fue, y en el camino no me lo encontré. Había ido a beber agua.
Ambos se miraron unos instantes para luego ponerse de pie casi al mismo tiempo.
—Pensé que ibas por él.
—Pensé que lo buscarías al no tenerlo a tu lado —replicó Yoongi. Miró a Jieun y luego al grupo de tres chicas que conversaban entre ellas—. Hey, ¿podrían estar al pendiente de ella en lo que vuelvo? Prometo no tardar nada.
—Claro, ve tranquilo —dijo Chaeyoung, haciéndose a un lado para colocar una silla entre ella y Momo—. Ven, bonita, siéntate con nosotras —se dirigió a Jieun con dulzura.
La adolescente hizo caso, sentándose en donde le habían indicado, sintiéndose cómoda entre las féminas que no tardaron en hacerla parte de ellas.
—No la pierdan de vista —avisó Yoongi.
—Ya vete, Yoon, a ella nadie la toca. Ve con confianza —Dahyun le guiñó un ojo.
Las demás asintieron, teniendo a Jieun entre ellas como un tesoro, dispuestas a defenderla y cuidarla con el alma. Yoongi en verdad amaba a las mujeres.
Más calmados al tener seguros a Jieun, ambos se encaminaron dentro de la casa en búsqueda de Seokjin. Entraron primero a la cocina, encontrándola con una que otra persona bebiendo, pero sin rastro de Seokjin.
—Es tu novio, ¿por qué no estás al pendiente de él? —reclamó Yoongi, mirando a Namjoon con molestia.
—Sí estoy al pendiente de él, pero como te vi pararte después de Seokjin pensé que irías a buscarlo —resopló Namjoon, llevando su pelo hacia atrás.
Una nueva tanta de gritos y celebración se escuchó en el lugar, todo desde la sala, y ambos miraron hacia el lugar sin mucho interés. Les tomó alrededor de cinco segundos para que sus neuronas dieran el choque correspondiente y hacerlos caminar apresurados hasta el lugar. Se abrieron paso entre las personas, escuchando nuevamente la ovación y aplausos para alguien en específico.
En este caso; a un par.
Seokjin y Soojin tenían sus brazos entrelazandos, bebiendo un vasito de algún tipo de alcohol que tanto Namjoon como Yoongi desconocían, luciendo un poco contentos y tambaleantes, —Seokjin más que Soojin— dispuestos a cumplir con la penitencia. El equipo de juego dejó sobre la mesa los vasos en lo que acababan de beber, gruñendo y quejándose por el amargo sabor del alcohol, pero al instante comenzaron a reírse con ganas por casi hacer los mismos gestos. Soojin se ventilaba un poco el rostro, luciendo sus mejillas rosadas por el calor, mientras que Seokjin peinaba sus cabellos, colocando la gorra al revés, con la visera hacia atrás, revelando aquella expresión chispeante de lo que posiblemente era un estado alto de ebriedad.
—¡Vuelve a jugar, Minsoo! —le grito Seokjin—. ¡El dúo Jin no te tiene miedo!
Todos volvieron a gritar y reír por el espectáculo. Estaban disfrutando de los cuatro jugadores que estaban en la mesa. Con esa partida, ya era la segunda de Seokjin y Soojin. La primera ganada, obviamente, pero habían consumido su cantidad considerable de alcohol como para estar de esa forma. Soojin sonrió, abrazándose a Seokjin y pasando el brazo de este por su cintura. El chico no estaba muy pendiente de lo que su compañera hacía, más interesado en que su lado de la mesa tenía dos vasos demás y que por el momento iban ganando.
Yoongi por supuesto que sí se percató de la actitud de Soojin, y la mezcla de incredulidad y gracia que le ocasionó todo aquello fue inmensa. Irónicamente había pensado que la pelinegra estaba detrás de Namjoon. Es decir, era lo obvio por su forma de actuar, pero para su sorpresa, aquella mirada que la chica le había dado una vez se conocieron iba con otras intenciones, unas que estaba llevando a cabo con muchísima facilidad.
Miró de reojo a Namjoon, dispuesto a decirle algo para detener aquello, más la mirada sombría del moreno sobre aquel par lo hizo detener. Quiso reír, y con demasiadas ganas, y para qué mentir, lo hizo sin importar nada, disfrutando de la desgracia ajena. Yoongi siempre se las cobraba, y podía ser que aquello era un pago suficiente por hacerlo estar al pendiente de dos personas cuando fácilmente podía ser libre y disfrutar él también.
—¡Dúo Jin! ¡dúo Jin! ¡dúo Jin! —comenzó a corear, ganándose una fea mirada por parte de Namjoon, y pronto los demás presentes le siguieron el juego.
Seokjin en aquel momento apuntaba con ojo crítico el último vaso del equipo contrario, y tiró de la pelota de ping pong con la fuerza necesaria para que esta entrara a su objetivo, reavivando los gritos de celebración cuando volvieron a ganar por segunda vez. Soojin alzó los brazos, lanzándose hacia Seokjin con emoción, siendo recibida por éste, quien no hacía más que gritar y celebrar que había ganado.
Una mano sobre su cabeza lo hizo echarse para atrás, y cuando se percató de quién era no reparó en sonreír y lanzarse sobre aquel musculoso cuerpo. —¡Mi amor! ¿¡viste que gané!? ¿¡me viste, me viste!?
—Sí, Seokjin, te vi —rodó los ojos, sosteniendo por la cintura al contrario. Soojin los miró unos instantes antes de girarse y celebrar con las demás personas.
—¿¡Ah, cómo que "Seokjin"!? —lo miró incrédulo—. ¡Soy tu príncipe, tu amor, tu bebé! ¡trátame bien!
Un puchero prominente adornaba los labios de Seokjin, y Namjoon sintió la vena de su frente hincharse. Su novio estaba demasiado ebrio para lo que realmente le gustaría, y si era sincero, le preocupaba. El sentimiento de culpa lo estaba atacando, y no es que Seokjin estuviera mal, al parecer su alter ego borracho era extrovertido, coqueto y demandante de atención, pero no era su idea principal que terminara de esa forma.
Oh, los señores Jeon lo matarían. ¡Jungkook lo odiaría si a Seokjin le pasaba algo!
—Príncipe, vamos a la cocina a que te tome-
—Sí, príncipe me gusta más —cortó sus palabras, sonriendo como un tonto, dejando un beso sobre los labios de Namjoon—. Me gusta cuando me llamas así, Joonie. Te amo.
—Debes tomarte algo par-
—¿Por qué no me dices que me amas?
Namjoon suspiró, acunando el rostro de Seokjin entre su mano derecha y lo miró con seriedad. —También te amo, príncipe. Ahora vamos a que te bebas algo, ¿sí?
Seokjin lo miró unos segundos, sin expresión alguna, para luego volver a sonreír, apoyándose sobre la mano de Namjoon. —Me dijiste te amo...
Escuchó las risas atrás de él, y Namjoon no tenía que ser adivino para saber de quién se trataba. Sostuvo bien a Seokjin contra su pecho, y es que podía sentir como la estabilidad de su novio no estaba muy bien que digamos, y analizó lo que debía hacer. Lo primero era bajar aquel estado de ebriedad a Seokjin, eso podía conseguirlo con un poco de café. Sí, eso era lo primordial. Con su objetivo en mente comenzó a caminar con dirección a la coci-
—¡Ven, JinJin, vamos a bailar!
La voz de Soojin se escuchó alto, y sin él darse cuenta ya le habían arrebatado de las manos a Seokjin, con este último yendo de la mano de la chica con total confianza. Abrió la boca, y nuevamente las risas de antes de escucharon, aunque esta vez sí se giró a hacerles frente.
—¿¡Puedes dejar de reírte en algún momento!?
Yoongi sostuvo su estómago, y se echó aire a la cara. —Mierda, qué bueno todo esto...
—¡Seokjin está mal, idiota!
—Créeme, ya me di cuenta —volvió a reírse, esquivando los golpes que le enviaba Namjoon—. Ya, imbécil, vamos por tu princesita alcohólica que te la están intentando robar.
Namjoon gruñó, esta vez sí atinándole un golpe a Yoongi. —Seokjin no es una princesita y no me lo van a robar.
El pálido sobó la zona herida, pero no opinó más nada. Se encaminaron hasta el patio trasero, y Namjoon realmente sintió que la sangre se le iba de todo rincón de su cuerpo cuando miró a Seokjin agacharse en el piso y recorrer sus piernas con sus manos mientras subía lentamente al ritmo de aquella popular canción de Jay Park; mommae.
Yoongi silbó a su lado. —Pero qué atrevido, eh. Pendiente que desconozco al muñequito.
—Cállate, mierda con patas. Tú no vas a desconocer a nadie —amenazó Namjoon, y Yoongi alzó sus manos a modo de rendición.
Sus amigos también estaban en la pista, y bailaban todos en grupo, pero así como estaban ellos, también habían compañeros de la universidad que no hacían más que mirar entretenidos los movimientos coquetos de Seokjin al momento de bailar. Es que Namjoon lo veía, pero no lo creía. Jamás se imaginó a Seokjin moviendo sus caderas al ritmo de la canción, ¡se suponía que no sabía bailar! Pero ahí estaba el mayor de los Jeon, bailando el coro justo como lo hacía el cantante en sus presentaciones.
Estaba anclado en su lugar, mirando la escena con total incredulidad, aunque cuando Soojin estuvo al frente de su novio, sosteniéndo su cuello, y Ken, un compañero de clases se colocó atrás para bailar los tres juntos con las manos en las caderas de su novio, apegándose a Seokjin con confianza, fue suficiente para despertarlo de su estado de shock e ir a buscar al inocente Seokjin que no sabía lo que estaba pasando.
—¡Hey, hey, hey! ¡tres metros de distancia! ¡me lo sueltan ya mismo!
Yoongi miró divertido la escena de Namjoon espantando a todo aquel que mirara a Seokjin un segundo demás, mientras que su amigo solo se abrazaba al moreno sin enterarse de nada. Le hubiese gustado seguir disfrutando de la vista, pero el reloj marcaba las tres de la mañana y sería un adulto responsable. Ya era domingo, y mañana todos tendrían clases, incluso ella.
—Jieun, te llevaré a casa —le avisó a la menor, quien asintió de inmediato.
Habían llevado el auto de la madre de Seokjin, y estaba en óptimas condiciones para llevar a la chica a su hogar. Quitó el seguro del vehículo, y la dejó subir en los asientos traseros, para luego cerrar la puerta y volver a ponerle los seguros. Aún debía hacer algo. Guiado por la sensación de dejar un pendiente, volvió hasta el jardín, y se acercó hasta el grupo de chicas que no se habían percatado de su presencia, tomando de la mano a aquella rubia de piel de porcelana que tanto había llamado su atención. Los guío a ambos hacia una zona apartada, y cuando ya no estaban a la vista de nadie juntó sus labios contra los de Dahyun, moviéndolos con experiencia y sintiendo a la contraria corresponderle con una sonrisa satisfecha.
El beso duró unos cuantos segundos más, antes de separarse, ambos mirándose con clara atracción. Yoongi sacó su celular de su bolsillo, tendiéndoselo a Dahyun. —Tu número.
—Pensé que no lo pedirías —sonrió, comenzando a escribir los números y guardando posteriormente el contacto—. Espero que me escribas.
—Lo haré, tenlo por seguro —recibió su móvil para guardarlo.
Le dedicó un guiño, y salió finalmente del lugar, encaminándose hasta el auto con mucha más tranquilidad que antes. La fiesta no había sido en vano, y ahora tenía el número de una linda chica que besaba increíble en su teléfono. Grande, Yoongi, el puto amo.
—¿Oppa, por qué tardó? —preguntó al verlo subir al auto.
—Resolviendo asuntos pendientes —respondió, sonriendo complacido.
Jieun hizo una mueca, y se cruzó de brazos, mirando por la ventana en cuanto el auto comenzó a avanzar. —De seguro fue con Dahyun unnie... me di cuenta de cómo lo miraba.
Yoongi la miró por el espejo retrovisor, pero no dijo nada, tentado de chasquear la lengua. ¿Por qué siempre le tocaba aguantar mocosos celosos? A este paso comenzaría a montar una guardería.
『 🐰 』
—Quiero seguir bailando.
—¿Y qué estamos haciendo?
—¡Nos abrazamos mientras nos movemos de un lado a otro!
—Eso es bailar.
—¡Namjoon!
El moreno suspiró, pero no soltó a Seokjin de su agarre, renuente de dejarles en bandeja de plata a su precioso novio a aquellos infelices. Sintió los brazos de Seokjin intentando empujarlo, pero lo apretó aún más para evitar que se fuera. Todos parecían estar en sus mundos, pero de igual forma no quería dejar a Seokjin solo. Soojin incluso se entretenía bailando con Ken, pero no quería arriesgarse a que aquella pareja volviera a tomar a su príncipe con total descaro.
Gruñó furioso de solo recordar a su novio entre esos dos como si se tratara de un sándwich.
—Joonie... —la voz de Seokjin volvió a llamar su atención, teniendo ahora su vista en el bonito puchero del chico—. Quiero bailar, hazlo conmigo.
—Pero si estamos bailando, mira —movió su caderas de un lado a otro de forma mecánica, sin mover los pies del suelo—. Bailarines profesionales.
Seokjin negó. —Así no, Joonie.
Tomó una larga respiración, no muy dispuesto a hacerle caso a Seokjin.
—Deberías dejarlo bailar —Jinyoung le habló cuando se acercó a ellos, percatándose del estado de Seokjin y la sobreprotección de Namjoon para con él—. De esa forma sudará el alcohol y se recuperará más rápido. Nosotros también estamos al pendiente, así que no te preocupes.
Tragó saliva, pero accedió, soltando de a poco a Seokjin de su agarre. En aquel momento la música cambió, y Namjoon quiso gritar de la frustración cuando Mía de Drake con aquel cantante latino sonaba por las bocinas. ¿¡Qué no había canciones más suaves!? ¿¡por qué todas parecían ir directas a Seokjin y sus ganas de moverse como jamás se movía!? Lo miró volver a su grupo de amigos, que no hacían más que motivarlo y seguirle la corriente, bailando sanamente entre todos. Jinyoung tenía razón, estaban cuidando a Seokjin, y eso incluía el no dejarlo solo junto a Soojin y Ken.
Oh, hablando de Soojin.
Se acercó hasta la chica para tomarla del brazo y alejarla para poder conversar seriamente con ella. Se detuvo, cruzándose de brazos y mirándola de manera inquisitiva, a lo que Soojin solo apoyó su peso en su pierna derecha, al tiempo en que ponía sus manos sobre sus caderas.
—Suéltalo —movió su mano sin mucho importancia.
—¿Se puede saber qué fue todo eso con Seokjin?
—¿Celoso?
—Mucho.
Soojin rió. —¡Nunca te había visto así! Siempre decías "no, yo no soy celoso" —se burló haciendo voz grave—, y mírate ahora.
—Estás siendo una pésima amiga justo ahora —le recriminó serio.
—Hey, no te vayas tan lejos —lo apuntó con su dedo índice—. Sí, Jin es un chico muy lindo en todo el sentido de la palabra, y admito que me fue imposible no coquetearle poquito —Namjoon bufó—. ¡Pero! Es tu novio, y eso lo tengo muy claro. Me estaba divirtiendo con él, y tú deberías hacer lo mismo. El chico no la está pasando mal, y me dijo que era su primera fiesta, ¿por qué intentas reprimirlo? En todo caso, deberías disfrutar con él sin dejar de cuidarlo. Sé parte de la experiencia, eso les queda a futuro.
»Seokjin no la está pasando mal, mientras tú andas todo histérico porque ha bebido demás, ¿y eso qué? Todos en algún punto hemos estado igual, y no recuerdo que te hayamos prohibido subirte a la mesa de ese club cuando teníamos dieciocho, Kim Namjoon.
—Es diferente —resopló.
—No, Namjoonie, tú haces que sea diferente —Soojin sonrió, picando la mejilla del contrario—. Solo ve con tu novio y disfruta de esto juntos. Bailen, beban y diviértanse. Mira que varios están detrás de él y yo soy una de ese grupo.
—Te voy a echar de mi casa, bruja.
Soojin rió por la expresión de Namjoon, pero poco le importó tomarlo de la mano y regresarlo al grupo, bailando al ritmo de la canción mientras avanzaba. Namjoon miró a Seokjin, y sonrió de lado al verlo reír mientras Dahyun y Jackson competían en hacer los pasos más ridículos. Las palabras de Soojin tenían lógica en su mente, y se reprendió a sí mismo por su forma de actuar. Seokjin no era un niño, y quizás el que sea tan ajeno a cosas que la mayoría de su edad sabía o había vivido lograba que Namjoon quisiera protegerlo de todo. Pero realmente no tenía porqué, y menos si está a su lado.
Se abrió paso entre el círculo formado, quedando en el centro y a la expectativas de todos, comenzando a mover sus brazos como si de una onda se tratara. Pero una muy mal hecha y horrible de ver. ¿Era competencia de bailes horribles? Joder, Namjoon tenía un repertorio.
Las risas no se hicieron esperar, y pronto Seokjin se le unía, imitando sus pasos, no sabiendo si los mejoraba o los empeoraba, pero hey, todo era por la diversión y ellos la estaban pasando bien.
『 🐰 』
Taehyung miraba por la ventana del cuarto de Jungkook, notando un auto detenerse en la casa de al lado. Jieun salía del vehículo, y se despedía de la persona que aún se encontraba dentro. Si no se equivocaba, ya había visto ese carro antes, pero no le dió importancia, y ya se había ido.
La pijamada en casa de los Jeon era todo un sueño, y no sabía realmente si era porque todo lo que habían hecho era divertido, o porque iba de la compañía del pequeño pelinegro de sonrisa de conejito. Taehyung sonrió de solo recordarlo. Jisoo había preparado pizzas para todos los presentes, unas que quedaron tan deliciosas que tanto Gong-Yoo como los niños repitieron más de un trozo.
Luego de la cena, en la habitación de Jungkook estaban preparada una tienda no tan grande en la que ambos niños entraban con facilidad. La tablet de Jungkook tenía descargado Netflix y Disney Plus, por lo que podían ver las películas y series que quisieran. Por tratarse de una ocasión especial, los Jeon no tuvieron reparo alguno en dejarles a los niños una cantidad considerable de dulces y snacks para que picaran durante la noche, y estos no desaprovecharon la oportunidad, comiendo dulces mientras veían la saga de Hotel Transilvania.
Taehyung se arrepintió un millón de veces de no haber traído su cámara instantánea, y es que ver a Jungkook con las mejillas rojas a causa de la risa por ver a Drac balbucear en un fallido intento de hablar con la Capitana Erika, y vistiendo una pijama de ositos era algo que merecía una fotografía. Igual la imagen en su mente jamás se iría, pero retratar el momento no estaba demás.
—¿Taehyungie, me escuchas? Cambio.
El niño dio un salto en su lugar por la sorpresa de escuchar la voz de Jungkook; uno que no estaba en ese momento dentro de la habitación. Se levantó del marco de la ventana en donde se encontraba sentado, y miró a su alrededor, intentando encontrar el origen del sonido.
—Aquí Jungkookie, ¿me escuchas, Taehyungie? Cambio.
Entró a la tienda, dónde el sonido se hacía más presente, y buscó entre las almohadas, encontrando lo que parecía ser un walkie-talkie. ¿En qué momento había aparecido ahí? No recordaba haberlo visto. Presionó el botón que creía era el indicado, y habló: —¿Jungkookie?
Silencio.
Hizo una mueca, volviendo a presionar el botón. —¿Jungkookie, me escuchas tú a mí? No sé si lo estoy haciendo bien.
Nuevamente, silencio.
Miró el aparato con ojo crítico, y sí, el botón que presionaba era el indicado ya que los demás eran para subir el volumen, y encenderlo o a pagarlo. ¿Entonces por qué...?
Oh, era tonto.
—Cambio.
—¡Ahora sí, Taehyungie! —las risas por el walkie-talkie fue lo que le siguió—. No puedo responder si no me dices "cambio". Cambio.
—¿Desde cuándo esto estaba aquí? No lo noté en ningún momento —se acomodó en la tienda, acurrucado entre las almohadas. La línea volvió a quedar en silencio y supo lo que debía hacer—. Cambio.
—Lo coloqué justo antes de salir. Cambio.
—¿Y dónde estás ahora? Cambio —ya le estaba agarrando la vuelta.
—En la habitación de Jinnie hyung. Cambio.
Taehyung asintió, pero abultó sus labios. —Ya vuelve, no estés tan lejos. Cambio.
—Si estoy en el mismo lugar, entonces no tendría sentido usar los walkies, Taehyungie —dijo con obviedad, y Taehyung le dio la razón, aunque todavía le disgustaba que Jungkook estuviera lejos de él—. Esta es la primera vez que los uso con alguien más. Cambio.
Aquello llamó la atención de Taehyung.
—¿Y con Chimin? Cambio.
—A Minnie lo veo todos los días, así que no es necesario usar los walkies. El que estás usando ahora siempre estuvo en su caja, ¡es la primera vez que se usa! Cambio.
—¿En serio? —una pequeña sonrisa se formó en los labios de Taehyung, quien tomó el aparato para mirarlo con adoración. El primero en ir de viaje con Jungkookie a su cabaña, el primero en conocer su guarida secreta y ahora el primero en usar el walkie-talkie, ¡le emocionaba cuando habían cosas que solo eran de ellos dos!—. Cambio.
Jungkook tarareó una respuesta afirmativa. —Sí, Taehyungie. Estás estrenando el walkie-talkie. ¡Y ahora es tuyo! Cambio.
—¿Ah? ¿por qué sería mío? Cambio.
—Porque te lo estoy obsequiando. No nos vemos tan seguido, así que podemos hablar por el walkie-talkie y así no estar tan alejados. Dijiste que seríamos inseparables, entonces hablando por aquí sería una buena forma de lograrlo, ¿no lo crees, Taehyungie? Cambio.
Los latidos del corazón de Taehyung fueron tan cálidos y apremiantes, que no dudó ni un segundo en abrazarse al walkie-talkie con alegría. —¿Jungkookie? Cambio.
—¿Sí? Cambio.
—Te quiero mucho. Cambio.
La respuesta llegó unos minutos más tarde, pero llegó.
—Yo también, Taehyungie. Cambio.
—¿Jungkookie? Cambio.
—Te escucho. Cambio.
—Ya quiero dormir y no lo haré si no te estoy abrazando, así que vuelve ya mismo. Cambio.
La respuesta no le llegó por medio del walkie-talkie, sino que vino cuando la puerta del cuarto se abrió y por ella entró Jungkook, tomando lugar a un lado de Taehyung y quien pronto lo estaba envolviendo entre sus brazos y piernas, dispuesto a dormir con cero espacio personal entre ambos. De igual modo, a Jungkook no le importaba estar de ese modo, encontrando cómodo el hecho de ser abrazado al dormir. Él también pasó un brazo por encima de Taehyung, y así fue como ambos cayeron dormidos profundamente.
『 🐰 』
Cuando el reloj marcó las cinco de la mañana, la casa de los Kim estaba despejada completamente. Namjoon hizo un escaneo de reconocimiento por el lugar, buscando de algo que requiera su total atención, pero nada. Todo estaba bajo control. Solo habían botellas y vasos que recoger, además de ordenar los muebles a su sitio y limpiar, nada fuera de lo común. Eso lo haría más tarde, ya que sus padres volverían el lunes junto a Taehyung, porque aprovecharían de ir a visitar a la abuela y, como quedaba un poco lejos, se quedarían por allá.
Se encaminó hasta su habitación, la cual se encontraba en penumbras, con los primeros rayos del Sol haciendo presencia por entre las cortinas de su ventana. Miró hacia la cama, sonriendo en cuanto encontró a Seokjin dormir con total entrega. En cierto punto de la fiesta, las baterías del chico se acabaron, y pronto se estaba durmiendo sobre los brazos de su novio, quien dejándole la supervisión a Chaeyoung, Jinyoung y Mark, —quienes eran los más responsables y cuerdos del grupo— para que ya echaran a las personas, se fue hasta su habitación para atender a Seokjin, quien estaba ebrio como una cuba, pero consiente de sí mismo, por lo que enviarlo a bañar no requirió de su ayuda.
Le prestó algunas de sus prendas, y lo dejó reposar en su cama. En su experiencia, Seokjin era el mejor borracho que había cuidado en su vida; no daba lidia, y si quería dormir, a eso iba. No hubo vómitos, escenas raras, ni mucho menos alguien malcriado. Hasta en eso su novio era perfecto, y agradecía su calma en todo momento.
Al momento en que salió ya sus amigos eran los únicos que quedaban, y se despidió de ellos, recibiendo buenos comentarios con respecto a Seokjin, y la petición de que, para las próximas salidas y encuentros lo llevara con él. Namjoon solo pudo sonreír satisfecho de saber que Seokjin había sido tan bien recibido entre su grupo.
Tomó un baño, quitándose el sudor y despejando un poco su mente. A penas el alcohol estaba haciendo efecto en él, y es que el estar bailando y haciendo el tonto como hace unas horas había servido para que no se le subiera nada a la cabeza. Se colocó unos shorts simples, dejando su pecho al aire y salió del baño de su habitación, encontrando a Seokjin sentado en la cama, con expresión confundida.
—¿Te sientes mal? ¿quieres ir al baño? —le preguntó con suavidad, sentándose a su lado.
Seokjin negó, bostezando. —Estoy bien... solo no estabas conmigo.
—Ven aquí, príncipe.
Los brazos abiertos de Namjoon fueron la invitación suficiente para que Seokjin se acercara hasta él, sentándose entre sus piernas, manteniendo las suyas a un lado, y abrazándose al moreno con cariño. Reposó su cabeza sobre su hombro, oliendo el jabón y shampoo en el cuello del contrario. Sintió las manos de Namjoon rodear su cintura, y la sensación fue tan cálida que podía volver a dormirse estando así.
—Estoy ebrio.
Namjoon rió, adentrando su mano por debajo de la camisa que le había prestado a Seokjin para acariciar la piel de su espalda. —Sí, amor, estás muy ebrio.
—Lo siento —hizo un puchero.
—Hey, no, está bien. Te divertiste y es lo importante. Pasamos un rato agradable —hizo una pausa—. ¿Sí recuerdas lo que hiciste, no?
—Sí, recuerdo todo... aunque algunas cosas parecen como si fuese un sueño, pero creo que sí sucedieron —suspiró, acurrucándose aún más contra Namjoon—. Desde que comencé a jugar beer pong todo se siente difuso. ¿Sí estaba bailando mommae con Soojin y ese chico que no conozco?
Namjoon chasqueó la lengua. —Uh, sí. Te pusiste a mover las caderas de esa forma y todos te estaban viendo. ¡Tuve que espantar a esos cuervos que estaban pendientes de ti! Eras un coqueto sin remedio, y yo ahí, luchando para que nadie te llevara. Oh, y jugando con Soojin, ¿qué es eso de "dúo Jin", ah? Si hubiese sabido que mi novio iba a acaparar la atención de todos no hubiese hecho una fiesta.
Mientras Namjoon refunfuñaba sobre lo de él siendo codiciado por los invitados, Seokjin había alejado su rostro de su hombro para mirarlo, sonriendo sin ganas al escucharlo parlotear sin parar.
—Y Ken... oh, juro que jamás en mi vida le hablaré, ¿cómo se atreve a tomarte de esa manera? Se las verá conmigo mañana. Atrevido...
—¿Estás celoso? —Jin cuestionó, deteniendo a Namjoon, y mirándolo con una mezcla de incredulidad y gracia—. Una vez me dijiste que jamás lo estabas, pero ahora luces como si estuvieras muy celoso.
Namjoon abultó sus labios, y se abrazó nuevamente a Seokjin, apoyando su frente contra el pecho del contrario. Seokjin paseó sus manos por la piel desnuda de la espalda de Namjoon. Quizás en otra ocasión, aquella situación le resultaría vergonzosa, pero supuso que el alcohol hacía que le diera igual que su novio estuviera sin nada de las caderas para arriba.
Tampoco es como si se quejara, pero se entiende su punto.
—Sí, estoy muy celoso... —confesó apenado—. Es que ver a tantas personas detrás de ti no fue agradable, y no es como si no llamas la atención de por sí, porque a donde vayas eres el centro de atención, pero no lo sé... simplemente esta vez creo que fue más, esta vez sí hicieron algo por acercarse a ti en vez de solo mirarte de lejos. ¿Estoy siendo un tonto, cierto?
—Mhm, un poco... —Namjoon se quejó, mirando a Seokjin a los ojos, más el contrario sonrió—, pero más que un tonto, estás siendo un celoso Joonie muy adorable.
—Yo no soy adorable... —desvió la mirada.
—Sí lo eres, Joonie —rió, abrazándose a su cuello, dejando sus rostros más cerca—. Eres —beso en su mejilla—, el chico —beso en su otra mejilla—, más adorable y hermoso —beso sobre su nariz—, que he conocido en mi vida —finalizó besando sus labios.
Namjoon sonrió, y volvió a unir sus labios con los de Seokjin, en un beso un poco más prolongado. —Te amo.
—También te amo —secundó, dejando un último beso—. ¿Ya miraste mi regalo?
—No, está ahí —señaló su mesita de noche.
Seokjin se levantó, tambaleándose un poco cuando estuvo de pie, y siendo sostenido por Namjoon cuando creyó que caería. Por un momento se le había olvidado que Seokjin estaba ebrio hasta el tuétano, pero verlo tan consciente de todo era engañoso. Lo miró tomar la bolsa que había traído, para volver a sentarse sobre las piernas de Namjoon.
—Aquí hay cuatro regalos, y cada uno tiene el nombre de quien te lo envía.
Namjoon tomó la bolsa y sin mirar, metió la mano para sacar lo primero que tocara, siendo esta una libreta, o más bien, una agenda con cubierta de cuero negro. Alzó las cejas en cuanto la miró, reconociéndola de inmediato puesto que la había visto en una de sus muchas salidas con Seokjin al centro comercial.
—Dijiste que te gustaba, y ya es hora de que escribas las maravillosas letras de tu canciones en un lugar apropiado y no en cualquier hoja que encuentres.
—Jinnie... —abrió la agenda, encantándole lo elegante que lucía, y encontrando una nota en la primera página con letra fina y pulida.
❛❛ Tus pensamientos, canciones, ideales, poesía o simples frases; todo lo que proviene de tu mente es el más puro arte. Llena cada página de esta agenda con una parte de tu corazón plasmado en cada una de las letras que uses. Estoy seguro que lo que sea que escribas, será un oasis en medio del desierto.
Con amor, Kim Seokjin. ❜❜
—Te amo tanto... —sonrió, abrazándose a Seokjin con adoración.
—No es nada, amor. Venga, escoje otro.
Dejando un beso sobre la mejilla de Seokjin, hizo caso al pedido, metiendo una mano dentro de la bolsa tomando ahora una caja alargada. La miró con curiosidad, y cuando la abrió, jadeó sorprendido al encontrarse una pluma negra con detalles en dorados, y con su nombre grabado en ella con una caligrafía sumamente exquisita.
—Uh, esa no tiene remitente —se encogió de hombros—, pero es de parte de mis padres. Quisieron ir a juego con mi regalo, así que ya tienes con qué escribir en tu nueva agenda.
—E-esto... ¿no es muy costoso?
—No pienses en eso —regañó sutilmente—. Mis padres te compraron el bolígrafo con todo el aprecio que te tienen.
—Vaya, estoy... sorprendido —miró el obsequio con detalle—. Es hermoso, me ha encantado.
No tardó mucho en volver a meter su mano dentro de la bolsa, tomando ahora un CD. Yoongi, sabía que era de él. Abrió la carcasa y de ella cayó una pequeña nota en donde la letra del pálido se notó con claridad. Seokjin se acercó, puesto que no sabía qué le había escrito su amigo a su novio.
❛❛ Desde que estás con Seokjin solo haces canciones románticas, ¿acaso el amor te vuelve idiota? Parece que se te olvidó que también rapeas, así que te aclararé la mente con esta pista que he creado para tí.
Soy genial, lo sé, y tú un afortunado por tener la dicha de tener algo hecho por mi.
Te quiero, hermano. Ya déjate de cursilerías y manda a los haters a comer mierda. ❜❜
—¡Es un idiota! —gruñó Seokjin, mientras Namjoon reía con ganas—. A mí me gustan tus canciones.
—La escucharé luego —negó divertido—. La verdad es que estoy emocionado por esto. Yoongi es muy bueno en lo suyo, así que tener una pista hecha por él es un buen regalo.
Con tres regalos afuera, metió su mano tomando ahora un papel doblado un par de veces. Ladeó su cabeza con curiosidad, y Seokjin rió. —Debes soplar por ese agujero.
Con duda, Namjoon sopló donde le indicó Seokjin, y pronto el papel se infló, formando una especie de cajita. Frunció el ceño, mirando el origami, no encontrando mucho más que una caja blanca. Se atrevió a mirar dentro del agujero por donde había soplado, y todo cobró sentido cuando encontró la frase "Feliz cumpleaños, Namjoon" con dibujos de cangrejos alrededor. Todo bajo la firma de un tal 'JK'.
Estaba sin habla, y no podía dejar de mirar el interior de la cajita.
—Creo que Taehyung le dijo sobre tu amor por los cangrejitos —sonrió—. ¿Te gusta?
Asintió, aún sin poder encontrar la voz suficiente para decir algo. Pensaba que el niño no le daría nada, pero aquello iba como una flecha directa a su corazón. Volvió a doblar la cajita, y metió todo con cuidado de nuevo a la bolsa, dejándola a un lado de la cama, para luego echarse hacia atrás, llevándose a Seokjin con él, acostado sobre su pecho.
—Me ha gustado todo... —acarició su mejilla con delicadeza—. Gracias por estar conmigo. A tus padres por aceptarme... a Jungkook por su presente. Soy feliz de tenerlos en mi vida a todos.
—Nosotros también estamos felices contigo, Joonie —un bostezo se escapó de sus labios y apoyó su mejilla sobre el pecho de Namjoon, siendo abrazado por este—. Ahora, quiero dormir. Aún estoy mareado.
—Lo que mi príncipe pida.
Se acomodó en la cama, con Seokjin entre sus brazos, cayendo ambos en el mundo de los sueños.
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