29 ⌗ ¡Fiesta! ೃ࿔

Namjoon sabía que algo había en el cuarto, pero estaba tan somnoliento que no tenía ganas de abrir los ojos para descubrir de qué se trataba.

Aunque claro, él era inteligente, ya podía darse una idea de los intrusos en su dormitorio, así que simplemente esperó.

Igual, era lo mismo todos los años.

—¡Yo le quiero poner el gorrito! —medio susurró, medio gritó Taehyung, y Namjoon tuvo que apretar los labios para no reír cuando sus padres lo mandaron a callar, no siendo tan silenciosos como deberían serlo.

Luego de aquella frase, sintió los deditos de su hermano colocar en su cabeza aquel gorro cónico que nunca faltaba, y dejando debajo de su barbilla la liga que traía. Finalmente, dejó un beso en su mejilla, y el corazón de Namjoon se derritió con tan bonita acción.

—Como lo ensayamos. A la cuenta de tres... —habló ahora Hwasa, y Namjoon se preparó, debía hacerlo—. Uno... dos... ¡Tres!

—¡¡Cumpleaños feliz!! —exclamó Seojoon, tomando por los hombros a Namjoon, sarandeándolo de un lado a otro, terminando por despertarlo.

—¡¡Feliz, feliz!! —se unió Taehyung, saltando en la cama muy cerca de su hermano.

—¡¡Te deseamos a ti!! —cantó/gritó Hwasa, moviendo una pandereta sin ritmo alguno, solo para hacer ruido, y que Namjoon desconocía su existencia.

Cada año se superaban. 

—¡¡A ti, a ti!! —Seojoon cantó con voz graciosa, haciendo reír a Namjoon, quien a penas podía quedarse quieto por los saltos de Taehyung a su lado.

—¡¡Cumpleaños, Namie hyung!! —el niño dejó sus saltos para tirarse encima de Namjoon, abrazándose a él.

—¡¡Que los cumplas feliz!! —corearon los tres a un mismo son, terminando por hacer una montaña sobre Namjoon, recibiendo el primer abrazo familiar del día.

Namjoon sonrió en grande, sacando sus brazos para así abrazar en lo posible a todos. —Los amo mucho... gracias.

—¡Veintiún años, hyung! ¡Está viejo!

Hwasa y Seojoon comenzaron a reír a carcajadas cuando Namjoon arrugó la cara, mirando a Taehyung con indignación, mientras que el niño sonreía como si nada.

—Ay, mi primer hombrecito está tan grande... —Hwasa acarició la mejilla de Namjoon, sus ojos aguandose un poco—. Guapo, inteligente y de bonitos sentimientos, estoy tan orgullosa de ti, cariño.

—Salió igualito a su padre —el hombre infló su pecho lleno de orgullo.

—Me parezco a mamá —habló Namjoon, riendo cuando su padre lo miró mal.

—Por eso mi favorito es Taehyungie... —chasqueó la lengua.

Hwasa apretó la mejilla de su esposo, y volvió su vista a Namjoon. —¿Ya tienes todo planeado para esta noche?

—¿Qué hay en la noche? —Taehyung ladeó su cabeza con curiosidad.

—Mi fiesta de cumpleaños, pulga.

Los ojitos del niño se abrieron con emoción, y se bajó de la cama con rapidez, acercándose hasta el interruptor de luz, comenzando a encenderlo y a apagarlo, logrando que la luz titilara cual efecto de algún club. —¡Fiesta, fiesta, esta noche hay fiesta! ¡Fiesta, fiesta, esta noche hay fiesta!

Seojoon se tiró en la cama, no pudiendo soportar la risa de ver a Taehyung saltando al tiempo en que controlaba la luz de la habitación.

—¡Tae, quemarás la luz! —regañó Hwasa, siendo ignorada por el niño, quien estaba más concentrado en bailar y cantar, celebrando por la fiesta de esa noche.

Namjoon rodó los ojos, y se levantó de la cama, quitándose el gorrito de cumpleaños en el camino, para tomar a Taehyung y cargarlo, dejando así que el bombillo de su cuarto por fin estuviera en paz. —Aplácate, pulga loca.

—¡Fiesta! ¡Esta noche hay fiesta! —exclamó, alzando sus bracitos.

—Sí, esta noche hay fiesta, pero no estarás aquí —la sonrisa en el rostro de Taehyung se borró de inmediato—. Solo vendrán mis amigos, ni mis padres estarán aquí.

—Pero... hyung, a mí me gustan mucho las fiestas —el puchero en sus labios tentó a Namjoon a niveles que no podía concebir.

Pero fue fuerte. —Ya está decidido, pequeño.

Seojoon, quien se había levantado, tomó a Taehyung en brazos, besando su mejilla. —Namjoon quiere un fiesta para divertirse con sus amigos, así que ese es uno de sus regalos de cumpleaños, amor.

—Sí, bebé, tú también te divertirás hoy —Hwasa le guiñó el ojo, más Taehyung se cruzó de brazos, refunfuñando.

—¿Qué puede ser más divertido que una fiesta? —se quejó.

Namjoon lo tomó de sus mejillas, apretándolas levemente, y sonriéndole con cariño. —Mhm... no lo sé, ¿una pijamada con Jungkook puede ser?

—¿P-pijamada...? —balbuceó, y Namjoon asintió, riendo por su cara y soltándola en el proceso—. ¿¡Dormiré hoy con Jungkookie!?

—Claro, ya está decidido y todo —se encogió de hombros—. A menos de que quieras venir a mi fiesta esta noch-

—¿Quién quiere ir a tu tonta fiesta? ¡Una pijamada con Jungkookie es mil veces mejor! —Namjoon jadeó, y Taehyung se removió entre los brazos de su papá—. ¡Déjame ir! ¡Debo arreglar todo para esta noche!

Miraron al niño correr hacia su habitación, y Namjoon negó. —Llamó tonta a mi fiesta —puchereó.

—Oh, mi vida~

Pronto el moreno estaba entre los brazos de su bajita madre, y alrededor de ambos, los brazos de Seojoon. Los cumpleaños de Namjoon siempre empezaban de aquella manera, y él los amaba por completo.

La petición para hacer una fiesta aquella noche había salido de la nada, y por suerte sus padres habían aceptado, confiando plenamente en él. A Namjoon le gustaban las fiestas, no de aquellas en donde las personas se vuelven locas, pero si donde la música estaba un poco más alta de lo aceptable y las personas pasaban un rato agradable. Era la primera vez que hacía algo como aquello, pero creía que veintiún años era una edad perfecta para intentar aquello.

Se lo había comentado a Seokjin, y fue él quien le dio la idea de dejar a Taehyung en su casa con Jungkook, y sus padres, suponía él, se irían a algún hotel en aquella ocasión.

No iba ni a preguntar qué harían esa noche fuera de casa y libre de hijos.

Los señores Jeon también habían aceptado a cuidar del pequeño Taehyung, quien no daba lidia y le haría compañía a Jungkook, logrando que el pequeño pelinegro ignorara que su adorado hyung no pasaría esa noche en casa.

Oh, el tema de Seokjin. Su precioso novio le había comentado que sus padres parecían algo reacios a aceptar que pasara la noche afuera, pero ya después accedieron luego de que el joven les dijese una vez tras otra que todo estaría bien. A Namjoon le causaba ternura aquello, y era consciente de que su pareja jamás había asistido a una fiesta, así que él también estaba algo entusiasmado de tenerle a su lado.

Sonrió de solo pensar en él.

En aquel momento estaban almorzando. Hwasa se había dedicado a realizar un Kalguksu para Namjoon, —sabiendo lo mucho que le gusta— además de la típica sopa de algas por ser su cumpleaños.

—Creo que es momento de los regalos —la mujer le ofreció a Namjoon un sobre rojo, el cual el joven, luego de limpiar sus manos y boca, tomó con cuidado.

Abrió el papel, leyendo lo que parecía ser un cupón, aunque cuando supo de qué se trataba, no pudo evitar sonreír en grande, mostrando aquellos preciosos hoyuelos que tanto caracterizaban a Namjoon; un cupón de diez libros en su librería favorita.

—Mamá, esto es increíble —rió alegre—. Me gusta mucho, gracias.

—Sabía que te gustaría, cariño —sonrió, mirando a su esposo y luego volviendo su vista a Namjoon—. Tu padre y yo lo conseguimos para ti.

—Además de la nueva bicicleta que está en el garage —agregó Seojoon, y Namjoon levantó las cejas con asombro—. La otra estaba algo desgastada, así que una nueva no te vendría mal, campeón.

—Muchas gracias, papás. Los quiero un montón.

La sonrisa en los labios de Namjoon, y sus ojos brillantes fueron recompensa suficiente para ambos adultos, conformes de sus regalos.

—Hyung, mi regalo está en su habitación —Taehyung llamó su atención—. Lo acomodé ahí cuando ya estaba aquí.

—¿En serio? Voy a verlo ya mismo.

Namjoon se levantó, siendo seguido desde atrás por los demás integrantes, quienes estaban intrigados por la reacción del moreno al ver el regalo que había realizado Taehyung para él.

Abrió la puerta de su habitación, descubriendo sobre su cama una lámina cuadrada de un metro de longitud en todos sus lados. Su corazón volvió a derretirse por segunda vez en el día gracias a Taehyung, y es que la lámina estaba repleta de fotos de él, en diferentes lugares y con diferentes expresiones, llenando por completo el cartón, a excepción de la esquina inferior derecha, la cual dejaba un pequeño escrito con letras algo desprolijas, pero que demostraban que eran escritas por la manito de Taehyung.

❛❛ Un año entero de mi hyung, y estoy feliz de tenerlo conmigo. Por favor, Namie hyung, siga a mi lado por muchos más años. Lo quiero mucho.

Atentamente, su pulga, Taehyung❜❜

Miró con atención todas las fotos, sabiendo de sobra que todas y cada una de ellas las había tomado Taehyung con su cámara. Habían algunas con él, otras con sus padres, incluso con Seokjin y Jungkook. Todas eran tan hermosas, todas calaban profundo en su corazón. Ni siquiera estaba seguro cuándo se las había tomado, y es que en la mayoría ni era consciente de que era fotografiado, pero Taehyung se había encargado de encontrar su mejor lado, logrando que las fotos quedaran increíbles.

—¿Hyung, le ha gustado? —Taehyung se acercó, abrazándose a Namjoon—. Lo hice yo solito, hyung.

—Esto es hermoso, Taehyung —Namjoon lo tomó en brazos, abrazándolo fuerte—. Quiero llorar.

—¡Hyung, no llore o lloraré yo también!

Namjoon rió, apoyando su cabeza sobre el pecho de Taehyung, escuchando el latir de su corazón, mirando la cartelera de fotos que le habían obsequiado. Era tan afortunado...

—Lo colocaré ahí —señaló el espacio sobre el espaldar de su cama—. Quiero verlo siempre, saber que mi hermanito es un pequeño artista.

Taehyung rió, con sus mejillas rojas, y abrazándose más a Namjoon. —No más que Namie hyung.

Tanto Hwasa como Seojoon miraron el intercambio entre sus hijos, enternecidos por completo al verlos ser tan unidos.

『 🐰 』

—¿Qué tal esta?

—Como las otras veinte anteriores... te queda bien.

—¡No estás ayudando! —Seokjin se quejó, mirando a Yoongi con desespero, sintiéndose aún más frustrado al verlo desparramado en su cama mirando su celular, es decir, ni lo había visto a él—. ¡Yoon, esto es serio!

El pálido rodó los ojos, bloqueó su teléfono y lo lanzó sobre la cama, mirando a Seokjin con una ceja alzada. —A ver, muñequito, solo es una fiesta, no es un desfile de modas. Ponte algo con lo que te sientas cómodo, maquíllate un poco y péinate bien. Eso es todo.

—¡No es tan fácil! —bufó, mirándose al espejo de cuerpo completo que había en su habitación—. Quiero verme bonito, muy guapo.

—Eres Jeon Seokjin, ¿cuándo no luces bonito? ¿o guapo? ¿o ambas cosas?

Seokjin giró a verlo con asombro, sonriendo poquito. —¿Eso es un halago?

—Eso es un "deja de ser tan ridículo", idiota.

—Ya sabía yo que no me podía esperar nada bueno de ti —lo miró mal, pero poco le duró la expresión, sentándose a su lado en la cama con algo de duda en el rostro—. Namjoon me comentó que irían sus amigos... y yo no los conozco.

—¿Por qué no conoces a sus amigos? —frunció el ceño.

—No me causaba interés realmente —se encogió de hombros—, además que la mayoría serán de su antigua secundaria, y Namjoon parece que los ve poco, aunque mantienen contacto. La cosa es que Namjoon me presentará... y quiero causar buena impresión.

Seokjin no era de numerosas amistades ni andar en multitudes. Era popular, sí, y la mayoría de las personas en la universidad lo conocían, pero cercanos a él solo Yoongi y Namjoon. Se llevaba bien con sus compañeros, incluso llevaba una relación amistosas con ellos, pero llegaba hasta ahí, fuera de la universidad no eran más que colegas.

Incluso en la secundaria, —recordaba Yoongi— su amigo era solicitado por todos, más el Seokjin adolescente de aquel entonces declinaba amablemente sus propuestas a almorzar, prefirieron la tranquilidad que le transmitía el comer con Yoongi en una de las mesas más apartadas.

—Entiendo —Yoongi se levantó de la cama, siendo seguido por la mirada de Seokjin cuando se dirigió a su clóset, sacando algunas prendas y guardando otras—. Los amigos de tu pareja son algo que pone nervioso a todos, es decir, son personas importantes para Namjoon y quieres caerles bien.

—Sí, supongo —le dio la razón.

—Sin embargo —detuvo sus movimientos, mirando a Seokjin con seriedad—. No tienes que esforzarte en agradarles porque eso sencillamente se verá falso. Eres un chico genial, Seokjin, solo debes ser tú mismo. Me tienes a mi, y tienes a Namjoon, así que deja tus nervios y solo disfruta de este día que es tan importante para Nam.

Tiró algunas prendas a la cara del contrario, volviendo a acostarse en la cama. »Deja que las cosas fluyan y será mejor. Igual si a alguno de sus amigos no le caes bien, solo ignóralo.

—Gracias, Yoon —sonrió de lado—. No mentiré, si iba con la intención de agradarle a todos.

—Yo te conozco, por eso mi comentario. ¿Qué harías sin mi? Exacto, nada.

Seokjin rió, y miró la ropa que Yoongi había escogido para él. Una camisa rosa algo holgada, bastante sencilla, en conjunto con unos pantalones negros que le quedaban ajustados a sus piernas y que estaban rotos en sus rodillas.

—¿Solo... esto? —preguntó dudoso.

—Claro, ya el resto son accesorios. Tus tennis blancos, y esa gorra rosa que poco te pones. Maquíllate sencillo, y arregla tu cabello. Ah, y no olvides colocarte aretes geniales. Parece poca cosa, pero ya verás que estarás bien.

—Okay... —no le dio más vueltas al asunto, y miró a Yoongi con curiosidad—. ¿Y tú irás así?

—Obvio no, traje algo más —se levantó de la cama—. A todas estas, ¿dónde está el conejo diabólico?

Jungkook está en su habitación —enfatizó el nombre de su hermano, odiando aquel sobrenombre que tenía su mejor amigo para con su pequeño hermanito, cosa que al pálido poco le importaba.

—Iré a fastidiarlo un poco —sonrió con malicia.

—Deberíamos comenzar a arreglarnos, se hará la hora de la fiesta y nosotros aquí —regañó.

—Seokjin, mi querido e inocente amigo —Yoongi lo miró burlón—. A las fiestas no se llega a la hora. Si Namjoon dijo que en su casa a las ocho es una clara señal de que debemos ir a las diez. Relájate un poco, ¿sí? Me voy con Kookoo.

Yoongi salió de la habitación de Seokjin, riendo cuando el contrario lo había insultado por tratarlo de "estúpido". Se encaminó hasta la habitación de al lado, tocando la puerta antes de entrar, encontrando a Jungkook sentado al frente de su escritorio, bastante concentrado. En su computadora se reproducía una música baja para no molestar, y acercándose al sitio, lo miró escribir en una libreta.

Posó su mano sobre su negros cabellos, y se sentó en la cama, mirando al niño hacer sus cosas.

—¿Tareas?

—Ya estoy terminando —respondió bajito.

Asintió. Miró por la habitación, encontrando todo en perfecto orden, tal como le gustaba al niño, y el aroma a chocolate del ambientador era bastante agradable. Una nueva canción comenzó, la cual Yoongi desconocía completamente, aunque el escuchar la voz que interpretaba la letra le dijo con rapidez de quien se trataba.

Miró a Jungkook tararear la letra, y se dedicó a escuchar con atención la composición, disfrutándola por completo. No era su estilo, no estaba ni cerca, pero eso no significaba que no era una gran pieza, y que calzaba perfectamente con la fina voz de Jungkook.

Euforia, eh...

Cuando la canción terminó, y empezó una nueva, ya Yoongi no le prestaba atención, y Jungkook en aquel momento cerraba su cuaderno, dando por terminada su tarea.

—¿Esa es la canción que te compuso Namjoon? —el niño asintió, con sus mejillas sonrojadas—. Les ha quedado increíble. Tu voz suena preciosa.

Jungkook sonrió tímido, jugando con sus deditos. —A mi también me gustó mucho.

—¿Más que las mías? —lo miró gracia.

—Uh... está cerca, hyung —admitió, pero luego sacudió su mano—, pero las de hyung siempre serán mejores.

Yoongi rió conforme, palmeando un lado de la cama, llamando a Jungkook a sentarse junto a él. Acción que el niño cumplió de inmediato. Las ganas de fastidiarlo habían quedado a un lado, ahora solo quería pasar el rato con el pequeño Jungkook. Eran de esas pocas veces en las que no tenían ganas de ser odiosos y se llevaban realmente bien.

—Algún día te enseñaré a rapear —aseguró.

—¿En serio, hyung?

El niño parecía realmente entusiasmado, enterneciendo a Yoongi. —Sí, niño. Serás el mejor porque te enseñará el mejor rapero del mundo, o sea, yo —le guiñó un ojo—. A todas estas, ¿fuiste bueno con Namjoon?

Jungkook asintió. —Solo lo llamé tonto una vez... pero fue porque dijo algo tonto. También lo llamé bola azul, y creo que cabeza de pitufo, pero del resto fui un niño bueno, hyung.

Yoongi volvió a reír, contagiando a Jungkook.

—¿Aún sigues receloso con él? Namjoon puede ser torpe, pero es alguien bueno.

—No lo acepto por completo —mordió su labio—, pero no lo odio... y ya no creo que sea tan malo.

Aquello sorprendió a Yoongi gratamente, pero se lo esperaba, es decir, podía notarlo, ya Jungkook no era tan agresivo como al inicio. Aunque a veces parecía ser odioso con Namjoon, era más como costumbre que por realmente quererlo. Incluso Namjoon parecía notar que aquellos "desprecios" por parte del niño eran una simple broma, no tomando nada a pecho.

—Hey, eso bueno —sacudió su cabellitos—. Aunque admito que era divertido verte insultarlo.

—¿Cuándo dije que dejaría de hacerlo, Yoongi hyung?

—Oh... —ambos se miraron divertidos y Yoongi asintió—. Ya sabía yo que no era en vano llamarte conejito diabólico.

Volvieron a reír cómplices. La relación de ambos era así; se fastidiaban el uno al otro, pero también eran un hermano mayor que pasaba tiempo de calidad con su pequeño hermanito. Yoongi recordaba cuando a penas comenzaba a frecuentar la casa de los Jeon. Siendo un adolescente de quince, queriendo visitar a su mejor amigo, y siendo amenazado por un pequeño niño de cinco años que no hacía más que lanzarle peluches y decirle una vez tras otra que su hermano era de él.

Al principio Yoongi no lo soportaba. Vamos, que Jungkook era un pequeño llorón que no los dejaba en paz, pero Seokjin de alguna u otra forma lo hizo tomarle cariño al demostrarle que, cuando Jungkook se sentía cómodo, era un niño realmente dulce.

Ya tiempo después ambos eran más cercanos, y Jungkook dejó de verlo como una amenaza al verse acostumbrado a su presencia. Cuando el niño lo llamó "hyung" por primera vez, o cuando le dio un abrazo sincero, Yoongi sintió una calidez jamás vivida en su ser. Siendo hijo único, la compañía de un hermano, menos uno menor, era algo que desconocía, y gracias a los Jeon la había vivido.

—Seokjin me comentó que vendrá Taehyung a quedarse esta noche, ¿estás emocionado?

—¡Sí, hyung! —los ojitos de Jungkook brillaron de una forma muy bonita, y Yoongi sonrió por eso—. Tengo muchas cosas planeadas para hacer con Taehyungie. Estoy feliz de que venga a quedarse.

—¿Ya son amigos? —el niño asintió contenta—. Tae es muy agradable, sí. A todos les cae bien.

—A mi al principio no me agradaba. Era un niño ruidoso y algo descuidado, y siempre se me pegaba por demás. Era fastidioso —pensó un poco antes de sonreír—, pero ahora pienso que sería aburrido si Taehyungie no fuese como es. Hyung, yo no soy tan divertido como él, así que creo que tiene energía por los dos. ¿Se entiende?

—Te entiendo —secundó—, y me parece increíble que se hayan vuelto amigos. No te molesto más, ya creo que debería ir a arreglarme.

Dejó un beso en su frente a modo de despedida, y salió finalmente de la habitación del niño. Aquel rato con Jungkook le había hecho el día, ya se sentía feliz.

Bostezó con flojera, y se adentró a la habitación de Seokjin, encontrándolo con toda su atención en su celular. Se tiró a su lado en la cama, mirando también lo que veía Seokjin, rodando los ojos al verlo buscar maquillajes para hacerse en Pinterest. —Dime que es una broma...

Seokjin abultó sus labios y balbuceó: —Te dije que quiero estar bonito.

—Ya eres bonito, idiota.

—¡Pero quiero verme mucho más bonito! —se quejó, aunque luego miró a Yoongi con una sonrisa de lado—. Gracias por decir que soy bonito. Tú no estás nada mal, eh.

Yoongi se decidió por ignorarlo. Él no era bonito, él era guapo e increíble.

『 🐰 』

La música que se escuchaba dentro de la ya conocida casa estaba algo fuerte, tanto que el retumbar del bajo se sentía en sus pechos. Seokjin mordió su labio, mirando a las personas entrar y salir del lugar con libertad, y agradeció mentalmente a Yoongi por haber escogido un atuendo sencillo pero que le lucía, ya que aquellas personas no tenían ropas tan llamativas como él pensaba usar. 

Los pantalones se ceñían bastante bien a sus largas y finas piernas, y aunque no estaba acostumbrado a usar ropa pegada al cuerpo, la camisa levemente suelta le ayudaba a contrarrestar. Se había maquillado leve, solo resaltando algunas partes de su rostro, el cual estaba en todo su esplendor al tener su cabello cubierto por la gorra. Le gustaba como se veía, se sentía bien.

Yoongi a su lado tampoco estaba mal, optando por unos jeans negros, unos zapatos del mismo color, un suéter bastante grande de color azul marino, y un poco de maquillaje que él mismo lo había obligado a usar.

—¿Entramos? Ya me está pegando el frío de la noche —Yoongi pasó sus manos por sus brazos, y miró a Seokjin—. ¿Los regalos?

—Aquí —alzó su mano derecha en donde sostenía la bolsa.

Yoongi asintió y se encaminó al interior de la casa, no sin antes tomar del brazo a Seokjin quien parecía anclado en su sitio, incapaz de moverse. Dentro de lugar, el ambiente era animado. No había una cantidad exhuberante de personas, pero si la necesaria para llenar la sala. Algunos estaban sentados en los sofás, otros hablaban, y otros jugaban algo que Seokjin desconocía sobre la mesa que se supone debería ir en el comedor.

Había luces de todos colores, y la música animaba bastante el lugar. Era un mundo nuevo para Seokjin.

—¡Conozco a algunos de la universidad, y los otros supongo son amigos de la secundaria de Namjoon! —alzó la voz Yoongi para ser escuchado por sobre la música, y Seokjin asintió, reconociendo de igual modo a algunos.

—¡Busquemos a Nam! —exclamó de vuelta.

Caminaron por el lugar, tropezando con algunas personas y buscando con la mirada al anfitrión. Salieron hasta el patio trasero, en donde había otro grupo de personas en lo que parecía ser una pista de baile, además de los típicos alejados que solo se dedicaban a hablar y a beber.

Al no encontrar a Namjoon, regresaron al interior, entrando ahora a la cocina en donde sí se encontraba en cumpleañero del día, sirviendo algunos tragos y conversando con otras personas. La presencia de los recién llegados fue notada de inmediato, y le moreno dejó todo lo que hacía para acercarse a ambos, con una sonrisa de oreja a oreja en su rostro al verlos.

—Los estaba esperando —los miró a ambos, deteniendo sus ojos en su novio—. Te ves precioso, príncipe.

Las mejillas de Seokjin se sonrojaron, y también sonrió, extendiéndole el regalo que le había traído. —Feliz cumpleaños, Joonie. Tú también luces muy bien.

Y no mentía, porque aquel jogger negro, más la camisa blanca y aquella chaqueta de jean lograban un atuendo que le sentaba de maravilla a su novio.

—Feliz cumpleaños, hermano —felicitó Yoongi, chocando los puños con Namjoon—. Tu regalo es mi presencia, apréciala.

Seokjin rodó los ojos. —Su regalo está ahí dentro. Los dos están en la misma bolsa.

Namjoon rió, y asintió. —Gracias a ambos. Dejaré esto en mi habitación y bajo, pueden servirse lo que quieran. Ya regreso.

El moreno dejó un beso sobre la mejilla de Seokjin, y salió de la cocina con dirección a su habitación, dejando a los mejores amigos a solas.

—¿Te preparo algo? —preguntó Yoongi—. Una bebida dulce y baja en alcohol.

—Nunca he bebido —hizo una mueca.

—Por eso. Te haré una que casi no tenga alcohol.

Seokjin dudó un poco, pero asintió. —Está bien.

Miró a Yoongi acercarse hasta la barra, tomando dos vasos rojos para preparar las bebidas. Sabía que su amigo sí bebía, así que podía confiar en que no le daría algo que lo noqueara al instante. Solo para principiantes como él.

Paseó su vista por la sala, sintiéndose algo fuera de lugar. Estaba emocionado por estar ahí, pero al ser su primera vez lo tenía algo nervioso. No sabía qué hacer o cómo actuar, a demás del hecho que tendría que conocer a los amigos de Namjoon. Aún el miedo de no agradarles estaba presente, pero mientras tuviese a Yoongi a su lado al igual que a Namjoon podía ignorar ese tipo de cosas.

—Volví.

La voz de Namjoon llamó su atención, y sonrió sin mostrar los dientes al verlo al frente de él. —Volviste.

Ambos rieron por aquel tonto intercambio de palabras.

—¿Qué tal se ve todo, eh?

—Mhm... parece divertido —asintió—. Reconozco a algunos, a otros no. ¿Son todos amigos tuyos?

—Entre amigos y conocidos —respondió—. Mis amigos están en el patio, iremos allá para presentarte con ellos. Están curiosos de por fin conocer a mi novio —sonrió.

Seokjin parpadeó. —¿Saben de mí?

—Por supuesto, hasta les he enseñado un par de fotos tuyas. Me gusta presumirte, amor.

La cara de Seokjin se volvió roja, y Namjoon encontró aquello sumamente adorable.

Yoongi se les unió al momento, llevando consigo dos vasos, de los cuales uno le entregó a Seokjin y el otro se lo quedó él, dándole un sorbo.

—¿Qué tiene? —Seokjin miró el interior con curiosidad.

—Jugo de naranja y Smirnoff, aunque un noventa porciento es jugo.

Seokjin probó la bebida con algo de miedo, pero no había nada de malo en ella. Sabía a jugo, con un toque amargo del vodka, pero más que todo era dulce así que no le disgustó en nada.

—Cuando se te acabe le pides a Yoongi o me pides a mi que te recarguemos el vaso, ¿sí? —avisó Namjoon, cuidando que Seokjin bebiera más alcohol de lo que podía soportar. No era necesario que le dijesen que su novio no había bebido con anterioridad.

Seokjin asintió, y se alejó un poco para conseguir una cerveza que era lo que estaba tomando. »¿Tú qué bebes?

—Soda y whiskey —sonrió complacido—. Aparté la botella del resto. La reclamé como mía.

El moreno rió por ello. Mirando nuevamente a Seokjin. —Salgamos, ya quiero que mis amigos te conozcan, bonito.

—C-claro —accedió y comenzaron a caminar hasta la salida.

Dio un enorme trago a su vaso, preso de los nervios, cuando sintió una mano en su hombro, girando a mirar y encontrándose con Yoongi. —Recuerda lo que te dije. Todo estará bien, me tienes a mi y tienes a Namjoon.

—Y-yo... está bien.

—Y no bebas tanto así —hizo una mueca—. No sé qué tan tolerante al alcohol eres y no quiero averiguarlo.

Dando por terminada la conversación, el aire del patio llegó a sus rostros, y pronto se estaban acercando a un grupo de chicos y chicas que hablaban y bromeaban entre ellos. Seokjin respiró hondo, sólo debía ser él mismo y dejar que las cosas fluyan.

—¡Nam, ya estás aquí! —uno de los chicos del grupo había alzado su mano a modo de saludo y llamando la atención de los demás hacia ellos.

Seokjin sintió nervios al tener la mirada de todos sobre él, así que el tomar la mano de Namjoon y apegarse a él fue por puro instinto.

—Les presento a Yoongi, un amigo, y a Seokjin, mi novio —sonrió Namjoon, entrelazando sus dedos con los de Seokjin en una clara señal de apoyo.

—Mucho gusto —hizo una leve reverencia, totalmente intimidado.

—Mucho gusto igual —habló Yoongi, sacudiendo su mano sin mucho afán.

—El gusto es nuestro —respondió el mismo chico de antes, sonriéndole a ambos—. Soy Jackson. Namjoon nos habló de ambos, es genial conocerlos finalmente.

—Nam, tu novio es más lindo en persona —una de las chicas sonrió y movió su mano—. Soy Chaeyoung.

La chica que acababa de hablar le sonreía con tanta familiaridad a Seokjin, que se sintió aliviado por ello.

—Chae tiene razón, Seokjin es muy lindo. Y su amigo muy guapo —habló la chica que se encontraba al lado de Chaeyoung, mirando coqueta al pálido.

Yoongi alzó su vaso, sonriendo de lado.

—Ya vas a empezar, Dahyun —Jackson rodó los ojos—. Discúlpala, está en su temporada de apareamiento.

—¡Tú cállate, maldito chino!

Namjoon rodó los ojos cuando aquellos dos comenzaron a discutir, y se acercó hasta Seokjin y Yoongi. —Son estúpidos, así que no les presten atención. Ya conocen a Jackson, Chaeyoung y Dahyun. Él es Mark —señaló a un pelirrojo que los saludó al tener las miradas puestas en él—, y a su lado está Jinyoung, y la última que queda es Momo.

—¿Son todos?

—Falta una amiga más —vio a Namjoon dudar un poco, pero después negó—. Creo que llegará dentro de poco.

—Ni tan dentro de poco... —murmuró Yoongi, señalando con la barbilla a la entrada del lugar—. Alguien se acerca.

Los tres se giraron hacia esa dirección, encontrándose con una chica de pelo negro y largo hasta la cintura, con un bonito vestido negro entallado a su curvilíneo cuerpo, y que caminaba hacia ellos con la mirada fija en Namjoon y con una sonrisa en sus labios pintados de un fuerte rojo. Era hermosa, no había duda de ello.

Seokjin frunció el ceño, pero no dijo nada, curioso de la actitud y expresión de la recién llegada.

—Namjoonie, feliz cumpleaños —habló la chica, abrazándose al nombrado con cariño, y siendo correspondida por este.

—Soo, qué bueno que llegaste —dijo al separarse—. Ya todos están aquí.

—La puntualidad no es mi fuerte —rió, y miró a su lado, encontrándose con la mirada de Seokjin sobre ella. Sonrió de lado, y paseó sus ojos por todo el cuerpo del chico—. Tú debes ser el famoso Seokjin... Namjoonie nos ha hablado mucho de ti. Soy Soojin.

A comparación de los demás amigos de Namjoon, Soojin no transmitía la misma energía positiva que tanto había le había agradado, y aquel escaneo de cuerpo completo le disgustó de sobre manera.

Sintió un brazo cruzar sobre su cintura, y pronto Namjoon lo estaba apegando a él, sonriendo orgulloso. —Sí, este es mi novio, Seokjin —dejó un beso sobre su sien—, también te presento a Yoongi, un amigo en común.

—Vaya, es un placer conocerlos —sonrió a ambos.

—Igualmente —respondió Yoongi, y la chica asintió, siguiendo su camino para saludar a los demás del grupo.

—Iré a traerle algo de beber a Soojin —avisó Namjoon—. Espéreme aquí.

Yoongi y Seokjin lo miraron irse, y pronto el pálido ya se estaba acercando para hablarle a su amigo más de cerca. —Como media sospechosa la amiga de Namjoon...

—Pienso lo mismo —masculló, y giró un poco su cabeza, mirando de reojo a Soojin, quien reía y conversaba con los demás libremente—. Espero no sea nada malo.

De verdad que había algo en ella que le causaba intriga, pero lo que menos quería era llenarse de una mala impresión sobre Soojin. Quizás y sólo eran cosas suyas.

—¿Jieun?

Seokjin giró el rostro para mirar a Yoongi, quien tenía el ceño fruncido y miraba un punto en específico. Desvió los ojos hasta ese lugar, alzando las cejas cuando se percató de la presencia de su vecina en el lugar, caminando hasta ellos de manera tímida.

Lucía tan pequeña en aquella fiesta, y su vestido blanco más su cabello recogido en una media cola le daban un aspecto demasiado angelical como para estar ahí.

—Seokjin oppa, Yoongi oppa, qué bueno encontrarlos —saludó, sonriendo dulcemente.

—Jieun, hola —Seokjin ladeó su cabeza—. No esperaba encontrarte aquí...

—Se supone que no deberías estar aquí —opinó Yoongi, mirando a la adolescente con seriedad—. Estás muy pequeña para ir a fiestas.

Las mejillas de Jieun se sonrojaron fuertemente, y mordió su labio con nerviosismo. —Me había encontrado a Namjoon oppa hace algunos días, él fue quien me invitó. Dijo que no sería una fiesta mala, y que ustedes estarían.

—¿Y tus padres aceptaron dejarte venir?

Los Lee no eran muy permisivos, Seokjin sabía de eso.

—Bueno... confían en tí, así que al decirle que estarías me dieron permiso —confesó ya arrepentida.

Yoongi chasqueó la lengua, y golpeó la frente de la joven con su dedo medio, impulsado por el pulgar, haciéndola saltar en su lugar por tal acción. —No te alejes de nosotros, ¿sí? Si quieres ir a algún otro lugar nos dices, y si quieres beber jugo o refresco me dices a mi y yo lo consigo. Nada de aceptar bebidas de alguien más y mucho menos irte con quien no conoces. ¿Entendido?

—¡S-sí, Yoongi oppa! —Jieun asintió de inmediato.

—Ya, tampoco la asustes —regañó Seokjin, y le sonrió a la menor—. Disfrutemos esta noche.

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